Y Aquí les traigo el capítulo número 11 titulado "Fin de semana libre: planificando". Espero que lo disfruten y que les agrade, lamento mucho no haberlo subido antes y muchísimas gracias por todos sus comentarios, me alientan muchísimo a continuar la historia! Al final del capítulo resolveré algunas dudas ^^. Más adelante se van a venir introduciendo otras parejas a parte del Sasusaku, y a las que les guste en Nejiten, no desesperen, sólo faltan algunos capítulos más para que comience a desarrollarse. Por ahora nos centramos en el Sasusaku y el ¡Naruhina está por empezar!
-Nota: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra de Masashi Kishimoto.
-Advertencia: Deben saber que hay un OoC en la personalidad de Hinata, en este fic será más extrovertida, pero no dejará de ser tímida cerca de Naruto.
Élite adolescente
Capítulo 11
Fin de semana libre: planificando.
—¿Me va a decir de una buena vez por qué me tiene esperando aquí o qué? —Altanera como siempre, allí se encontraba ella:
¿Nanami Adachi a primera hora en la dirección? Tengan por seguro que no era por su propia voluntad.
—Debería moderar su comportamiento, señorita Adachi.
—No, pues, si no me va a expulsar que mas da, ¿no? —dijo de forma sarcástica a la vez que le sonreía con ironía. Ella no era tonta, sabía muy bien que su tía había metido sus manos en la dirección para que no la expulsaran. De repente se preguntó cuanto le habría ofrecido su tía a la directora, con cuanto había sobornado a la vieja...
Tsunade le observó de forma desafiante. Si algo caracterizaba a la nueva directora eran los retos, y definitivamente esa chica era un reto de los más difíciles, no tiraría la toalla tan rápido antes de destituirla.
Alguien llamó a la puerta interrumpiendo sus pensamientos.
—¿Me llamó para algo? —se escuchó una voz seria mientras la puerta se abría.
—"Esa voz" —Nanami reconoció de inmediato esa voz, y por ello le dio algo de miedo. No hubiera esperado que esa voz se le grabara tan bien. Se volteó inmediatamente para ver de quien se trataba y no le sorprendió nada saber que había dado en el blanco.
—Bebé de mamila —sonrió de forma sarcástica, mientras esa sonrisa se iba cambiando a una mirada envenenada.
—¿Tú? —preguntó Gaara con cierta frialdad, sin comprender de qué se trataba aquello.
—Muy bien, antes de que se pongan a gritar y a hacer algún berrinche les recuerdo a ambos que no les conviene —habló Tsunade con un tono amenazante.
Y era verdad, ambos sabían perfectamente que Gaara no quería ser expulsado y que Nanami no quería tener más horas de castigo.
—Muy bien, siéntese por favor, señor Sabaku —le invitó la profesora.
Nanami tuvo que presenciar como el niño riquito se sentaba con su perfecto uniforme y su perfecto peinadito, a su lado. Aunque le diera asco aceptarlo, no había podido olvidar aquel beso que le había dado el pelirrojo en la fiesta.
—"Está bueno, pero es un niño de mami" —pensó entonces y luego se golpeó el rostro para borrar esos pensamientos estúpidos.
—Bien, ¿puedo preguntar cómo le fue conociendo el instituto, señorita Adachi? —preguntó entonces Tsunade— Ya que, si no recuerdo bien, le encargué esa tarea al señor Sabaku la semana pasada.
Nanami sonrió y luego se mordió el labio. Gaara le observó de forma desafiante y luego tosió un poco…
—Bueno…
—El señor Sabaku no me ha mostrado absolutamente nada —respondió ella con una sonrisa condescendiente, observando únicamente al pelirrojo con una mirada que decía: venganza.
—¿Con que sí, no? —preguntó entonces Tsunade.
Gaara se mantuvo al margen, sin intervenir en la conversación, aún así no pudo evitar rodar los ojos ante el comentario de Nanami.
—Sí, de hecho sólo ha pasado la semana entera molestándome con su noviecita… ¡ah! ¿Cómo es que se llamaba? —se preguntó ella de forma sarcástica mientras tocaba su barbilla— ¡Ah, sí! Ino Yamanaka, o Barbie barata de oferta, como yo prefiero llamarle —concluyó con una sonrisa.
Tsunade suspiró y Gaara fulminó con la mirada a Nanami. Esa chiquilla estaba empezando a sacarla de sus cacillas.
—¿Es eso verdad, señor Sabaku? —preguntó entonces Tsunade.
—No —se limitó a decir Gaara con frialdad.
—¡Ja! ¿Me vas a decir que no me llevaste a recorrer nada?
—Pues, hubiera sido más sencillo si te hubieras dejado —respondió Gaara perdiendo el control por primera vez.
—¿Dejado? Oh, sí, disculpa, estaba ocupada tratando de esquivar a tus amiguitos que fueron enviados por tu noviecita.
—¿Sabes? Lo lamento por ti, pero que seas la nueva busca problemas no es mi culpa.
—¡Basta! —gritó entonces Tsunade.
Ambos se callaron y se fulminaron con la mirada. Gaara estaba estupefacto, nunca antes nadie le había hecho perder tanto la cordura, nadie, ni siquiera su propia novia que era una de las mujeres más insoportables que había conocido.
Tsunade les observó directamente a los ojos. Tenía un buen plan para ellos, y si tenía que lograr que Nanami se integrara más al grupo y se llevara bien con sus compañeros, debía comenzar por el que más odiaba. La directora podría ser rubia pero era más astuta que cualquier director que hubiera tenido el internado Konoha en un pasado. Se preocupaba realmente por sus alumnos, y les daba un trato especial a cada uno, sobre todo a los que los necesitaban con urgencia.
—Muy bien, les diré por qué los he llamado aquí.
Instintivamente Gaara y Nanami se fulminaron con la mirada de reojo. Más ninguno abrió la boca.
—Hoy hablé con la señora Sabaku —soltó entonces dirigiendo su mirada a Gaara—, luego de hablar con la señora Adachi —agregó entonces observando a Nanami.
Sabía que aquello tenía algo que ver con el acontecimiento pasado…
Aquel día cuando Nanami e Ino se tomaron por los cabellos en el salón, no había quien las detuviera, así que Gaara tuvo que tomar cartas en el asunto y quitarle de encima a su novia. Tal vez todo hubiera sido más sencillo si Tsunade no hubiera llegado justo cuando ambos estaban peleando como animales…
Lo demás fue historia.
—Pensé que ya habíamos recibido un castigo —opinó el pelirrojo con seriedad, leyendo el pensamiento de Nanami.
—No, lo que les voy a dar no es un castigo, pero es obligatorio…—dijo Tsunade uniendo sus manos sobre la mesa— son ordenes directas de sus tutores.
—¿Entonces? Suelte la sopa —chilló Nanami irrespetuosamente, mientras mascaba aquel chicle que no había querido soltar.
—Bueno, hablé con vuestra tía y ella coincide en que dado que eres nueva en la ciudad, deberías conocerla y hacer nuevos amigos…
Silencio.
—¿Y? —preguntó Nanami.
—Dado que el señor Sabaku posee una bueno posición social en esta ciudad…—continuó la directora y Gaara levantó una ceja interrogante.
"¿Bueno posición social?" Sin duda esa directora sabía más cosas que sus notas reprobatorias del año pasado.
—Creí que sería de gran ayuda que usted, alumno Sabaku, sacara a pasear a la señorita Nanami esta tarde por la ciudad, ya que es el fin de semana libre. Y pues, así logramos fortalecer su amistad y también que la señori….
Todo aquello fue interrumpido por las fuertes risas sarcásticas de ambos chicos, las de Nanami un poco exageradas y las de Gaara silenciosas pero sin duda irónicas. Ambos se encontraban divertidos por ese asunto.
Tsunade les fulminó con la peor de sus miradas.
—¿Enserio cree que el colegio puede obligarme a sacar a pasear a ésta? —dijo un divertido Gaara.
—"Ésta", tiene nombre, idiota —respondió Nanami dejando de reír y fulminándole con la mirada.
—Como sea…
—De hecho, sí, señor Sabaku —respondió entonces Tsunade—. Tal vez la institución no, pero vuestros padres, sí.
—¿De qué está hablando? —preguntó Gaara algo desconcertado.
—Hablé con su madre por teléfono ayer, le planteé lo que había sucedido y le pedí su consentimiento para esta tarea —Nanami empezó a hacer una bomba con su chicle algo tranquila, puesto que sabía que no la podían obligar a salir con ese idiota—. Y la señora Sabaku estaba encantada, dijo que sacarías a Nanami como unas "disculpas" por la institución al haberte colado en esa fiesta.
La bomba de chicle de Nanami explotó.
—¿Qué? —casi gritó ésta.
—Así es, saldrán juntos esta tarde, si tú no quieres tener más castigos en la biblioteca —agregó Tsunade señalando a Nanami— y si tú no quieres ser expulsado de aquí.
Gaara contuvo las ganas de no gritarle a la directora. ¿De verdad tendría que salir con aquella loca depravada por la tarde?
Nanami rió.
—¿Está bromeando, no?
—En lo absoluto, señorita Adachi —dijo ella con una sonrisa—. Ahora salgan de aquí, y asegúrense de divertirse.
Está de más narrar que ambos empezaron a protestar por ese asunto, pero, como era de esperarse fueron expulsados de la dirección tan rápido como comenzaron a protestar.
Cuando estuvieron afuera Nanami no contuvo la rabia y gritó con fuerza:
—¡Odio esta cárcel!
Un grito que sin duda se escuchó en todo el edificio directivo y tal vez en todo el internado.
Hinata se adentró rápidamente a su habitación y luego se sorprendió un poco de ver a Sakura allí, almorzando sobre su cama, y al parecer con los ojos un poco rojos.
—¡Sakura! —exclamó— No esperaba encontrarte aquí, es la hora del almuerzo y…—se cortó un poco al ver sus ojos levemente rojos. Al parecer había estado llorando—. Hey… Sakura… ¿te encuentras bien? —se acercó a ella y se sentó a su lado en la cama.
—Este, sí… sí, por supuesto —respondió ella de forma tímida—, es sólo que… se me ha atorado algo en el ojo y pues…
Hinata le sonrió. Sabía muy bien que no se trataba nada de eso, lo más seguro es que fuera sobre un chico. Ella misma conocía ese tipo de lágrimas silenciosa que no quería que fueran descubiertas por nadie.
—Sakura… —Ella le miró compareciente y luego le abrazó con fuerza. La pelirrosa se echó a llorar.
La verdad era que había estado llorando durante toda la semana, y también comiendo sola en su habitación durante la hora del almuerzo. Prefería estar allí, sola, sin tener que soportar ver a Sasuke sonreír mientras un montón de admiradoras lo alababan y también soportar como Ino y su grupo la molestaban durante las horas libres. Era mejor estar allí, sola… sólo que no se esperaba que Hinata llegara a su habitación a esa hora.
Hinata recibió un mensaje y tuvo que soltarla sólo por un momento, luego observó el mensaje y miró a Sakura.
—Escucha, Sakura… ahora no puedo hablar pero me gustaría ayudarte luego, ¿sí? —sugirió con compasión mientras limpiaba una lágrima de su angelical rostro.
Sakura asintió en silencio, Hinata se había convertido en una buena amiga en la semana de infierno que había pasado, porque hasta Tenten se había desaparecido del mapa; estaba extremadamente ocupada preparándose para las audiciones de porristas que serían el próximo lunes.
—Mira…—susurró la pelinegra mientras acomodaba un mechón de su cabello rosado— ahorita tengo que buscar un vestido en mi armario para una estúpida cena, pero ¿qué tal si mientras busco uno te limpias un poco la cara y vamos a nuestra clase de mates?
Sakura se irguió un poco ante ese comentario, casi lo había olvidado, la clase a la que menos quería asistir, pero la cual era obligatoria si no quería perder el curso. Suspiró, puesto que la clase pasada había sido un infierno.
No le quedó otra opción que asentir en silencio y adentrarse al baño.
Hinata observó con preocupación a su amiga y luego se dirigió a la su armario con desesperación. Estaba estresada, primero: ¿cómo diablos era que Sasuke la mandaba a buscar un vestido formal a última hora porque iban a tener una cena con gente importante en la casa al mediodía?
Tomó un respiro e intentó calmarse. Luego tomó el primer vestido que consiguió y dejó encargada a una de las sirvientas del colegio que lo plancharan para que estuviera listo para la tarde.
Tomó aire antes de entrar al salón de matemáticas, por lo menos, Hinata estaba a su lado y no entraría sola, por lo menos. Pero todos esos pensamientos se esfumaron al verlo allí, en el puesto que les correspondía a ambos, sentado bien tranquilo mientras observaba a través de la ventana. Sintió como su corazón latía precipitadamente mientras le observaba, y quiso con todas sus ansias salir corriendo de allí.
—"Es tan bello" —fue lo único que pasó por su mente.
Sasuke era sin duda un ser de otro mundo, su belleza era innata, como la de un ángel.
Vio como Hinata se acercaba hasta él para decirle algo en el oído, mientras ella seguía allí observándole, puesto que no podía observar a nadie más. Fue entonces que Sasuke volteó en su dirección y sus miradas se cruzaron tan sólo por un segundo, ya que la rompieron volteando a ver a otro lado.
Ella se acercó lentamente, muy lentamente y se sentó a su lado, lo más separada posible para no tener ningún rose con su cuerpo. Fueron las dos horas de sufrimiento más largas y terribles de su vida.
Sólo lograba verlo de reojo.
Sasuke frunció el ceño.
—"Estuvo llorando" —pensó el Uchiha. Su enorme ego sólo lo llevaba a que obviamente estuvo llorando por su causa, pero también, otra parte de sus emociones lo hicieron sentirse terriblemente culpable. Intentó apartar esos pensamientos, continuó apretando fuertemente el lápiz e intentó concentrarse en su trabajo.
—Muy bien, muchachos, como ya no queda tiempo les asignaré una tarea en parejas….
Sakura y Sasuke se sobresaltaron de inmediato, el Uchiha frunciendo el ceño y la Haruno con sus mejillas coloradas.
—Y no, Haruno, no hay cambio de pareja —susurró el profesor mientras dejaba la página con el trabajo en su mesa.
Instintivamente ambos observaron la hoja que yacía sobre la mesa, y luego se observaron de reojo con una mirada desafiante. Sasuke la tomó en sus manos.
—Yo la haré —declaró de forma fría e intimidante.
Le observó detenidamente tomar la página. ¿Acaso quería humillarle por segunda vez? ¿O es que creía que siempre que fuera a dar un a orden las personas dirían "amen" sin más?
—"Estoy harta" —pensó entonces. Estaba harta de que todos en ese colegio la humillaran, estaba harta de todo ello, pero si había algo que no iba a permitir, era que Sasuke Uchiha la humillara una vez más, no lo permitiría. Le demostraría de una buena vez que el mundo no estaba bajo sus pies, bueno, que por lo menos ella no lo estaba.
Tomó la página en sus manos antes de que pudiera guardarla en su mochila, sin embargo el Uchiha no la soltó en lo más mínimo.
—¿Qué haces? —susurró el azabache y luego le dedicó una mirada envenenada.
—Yo haré la tarea —respondió sin más, observándole con severidad.
—¿Escuchaste mal o qué? Te he dicho que la haré yo —respondió.
—Y yo te digo que la haré yo, igual no eres nadie para darme ordenes… —le respondió Sakura enojada. Sabía que lo que estaba diciendo no tenía mucho sentido, ya que la palabra "Nadie" no combinaba muy bien con el nombre "Sasuke Uchiha".
—Se te está olvidando con quien estás hablando —expuso Sasuke con frialdad— los últimos días he sido condescendiente, pero ya no lo seré mucho si no dejas de molestarme.
—¿Disculpa? ¿Molestarte? ¿Quien es el que me persiguió hasta tarde anteayer en la fiesta?
—Te dije que estaba pasado de copas, igual no tengo porqué darle explicaciones a nadie, y menos a alguien como tú.
—Pues, yo tampoco, seas Sasuke Uchiha, seas quien seas, yo ya tomé mi decisión y yo haré la tarea —casi grito la Haruno y luego le arrancó la página de las manos.
Muchos se sorprendieron, la mayoría se levantaron de sus asientos algo sorprendidos y observaron.
—No sabes con quien te estás metiendo, Haruno —respondió Sasuke con severidad—. A mí nadie me desobedece —susurró muy cerca de su rostro.
Sakura sintió su respiración muy cerca de ella, un escalofríos recorrió todo su cuerpo. No supo cómo, pero cada vez que estaba cerca de él sacaba valor de alguna parte para ponerle en su lugar.
—Bueno…—susurró muy cerca de él— lo siento por ti, Uchiha, pero yo…. ya lo hice —dijo, y sin más se fue de allí con la página, y haciendo su típica salida de la clase de matemáticas.
Sasuke le dedicó una mirada envenenada a todos y luego salió de allí con su mochila, dándole un fuerte portazo y dejando a todos en shock.
Hinata recogió sus cosas rápidamente y luego salió de allí a perseguir a su hermano.
—¿Acaso esto va a ser durante todas las clases? —preguntó algo tedioso Kakashi mientras masajeaba su rostro.
—¡Sasuke! ¡Sasuke, espera! —gritó Hinata mientras intentaba alcanzar a su hermano entre la multitud de personas.
Él se detuvo a mitad de un pasillo donde se encontraba su casillero, metió sus libros y luego observó a Hinata. Respiró profundamente y recostó su rostro sobre él.
—¿Qué sucede?
Sasuke no respondió a su pregunta, cerró los ojos para intentar calmarse.
—"¿Por qué?" —se preguntó—."Nunca…. nunca, en toda mi vida una mujer me había levantado la voz y mucho menos desafiado… ¿quién es realmente Sakura? ¿Por qué es tan diferente a las demás? ¿Y por qué me preocupa tanto todo lo que tiene que ver con ella?" —pensó.
Hinata se quedó algo interrogante. Ella no era tonta, sabía que algo estaba pasando entre Sakura y su hermano, llevaban más de una pelea acumuladas en todas las clases de matemáticas, Sakura era la única mujer en todo el mundo que odiaba ser compañera de Sasuke Uchiha. De repente se preguntó por qué, ¿qué le había hecho su hermano? ¿Había algo que ella no supiera?
—¿Tú y Sakura no se llevan muy bien, cierto? —preguntó Hinata acercándose un poco a él de forma descuidada.
—Hinata, cierra la boca, ¿quieres? —respondió Sasuke de la forma más hostil con la que hubiera tratado a Hinata nunca antes. Ella se sorprendió y justo cuando estuvo a punto de recriminarle Sasuke cerró con fuerza el casillero y se encaminó hacia el pasillo.
—¿Tiene esto algo que ver con que Sakura estuviera llorando hoy en la mañana? —gritó la pelinegra antes de que él pudiera desaparecer por el pasillo.
Sasuke se quedó quieto, tieso ante ese comentario. Apretó los puños. Entonces era cierto….
Alejó todos sus pensamientos con respecto a la escuincla y se alejó de allí lo más que pudo. No quería discutir con nadie sobre eso.
Tuvo que tomar aire y limpiarse el rostro un par de veces en el baño, por suerte, no había nadie en aquel baño, ya que nadie nunca iba allí porque afirmaban que un fantasma asustaba en esa zona, pero Sakura no creía en esas historias de fantasma, en su opinión eran pura ficción y falsos rumores.
Suspiró. ¿Por qué hacía eso? ¿Siempre escondiéndose de la gente? ¿Qué iba a lograr con eso? Nada….
Sasuke era un idiota, y lo había comprobado en los últimos días. Primero la humillaba, luego le salvaba la vida, luego le pedían que fueran amigos, y al siguiente día la humillaba una vez más. No le entendía para nada, sin duda era el chico más cambiante y bipolar que había conocido nunca. ¿Cómo una persona un día podía comportarse de una forma tan madura y amable y al siguiente se comportaba como un engreído, ególatra, idiota que sólo sabe hacer daño?
Ella no entendía nada, pero una cosa si era segura, no se escondería más. Tomó aire por última vez y decidió ir a comer en el comedor, decidió que comenzaría por dejar de esconderse de los populares y los aduladores y todos los que la molestaban día a día.
Por otro lado en el Living Room del Instituto Konoha se encontraban dos buenos amigos tomando unos refrescos y disfrutando de su fin de semana recién comenzado. Muchos de los estudiantes se arremolinaban para tomar puestos en las lujosas sillas y pedir refrescos y dulces, otros jugaban juegos de mesa, fútbol de mesa y pool. Era el sitio más habitado por los estudiantes de cuarto y quinto año durante las horas libres, ya que a los alumnos menores aún no se les permitía el paso.
—¡De verdad estás loco si piensas que haré eso! —casi gritó el Uzumaki cuando escuchó el sutil reto que le había propuesto su amigo.
Sus manos temblaron un poco ante esa proposición, algunas chicas que estaban cerca le sonrieron de forma coqueta al Uzumaki, éste se las devolvió con un guiño en el ojo.
Kiba rodó los ojos.
—¿Qué? ¿Acaso tienes miedo, Naruto? —preguntó con diversión Kiba— ¿O es que te gusta enserio Hinata? —preguntó esto último con algo de asco.
Kiba odiaba a los hombres que se enamoraban, sólo se arrastraban por el suelo y se humillaban ante alguna mujer. Él siempre había sido en extremo machista, al igual que su padre opinaba que los hombres siempre deberían tener el control.
Naruto se irguió un poco ante ese comentario, y luego sin poder evitarlo puso una expresión chulesca que se le había pegado de su mejor amigo. Sabía que la única forma de escapar de una situación así era el orgullo.
—Sí, claro… —fingió—. ¿Yo? ¿Enamorado? Por favor…
—¿Entonces…? —retó Kiba con diversión. Si ese reto se llevaba a cabo, se la iba a pasar bastante bien aquella noche.
Por otro lado…
Una chica que estaba saliendo de los baños de mujeres no pudo evitar escuchar la conversación que aquellos chicos se traían entre manos, no es como si ella fuera una chismosa, no, pero no pudo evitar quedarse allí parada, debido al comentario que había hecho el rubio:
—¿Quieres que bese a Hinata hoy en "La Cripta"? —susurró Naruto levantando una ceja. Kiba no tenía idea de cómo él deseaba hacer aquello, pero no precisamente bajo una apuesta.
—Exacto, si la besas y ella te corresponde al beso ganas mil dólares, y si te rechaza, los mil dolares son para mí —sonrió Kiba y Naruto le dio un coscorrón. Su amigo se las iba a pagar por ponerle en una situación tan difícil.
Mientras ambos chicos peleaban divertidos como niños pequeños a Tente casi se le cae la mochila de las manos.
—"¡¿Mil dolares? Estos niños apuestan la cantidad de dinero que mi mamá se gana en el año" —pensó Tenten algo incrédula.
Naruto rió con su mejor amigo, pero por dentro estaba más nervioso que nunca. Que debía hacer: ¿confesarle a Kiba que estaba enamorado de su ex-novia y terminar su amistad con él y Sasuke por siempre? O, ¿fingir que no le importaba la pelinegra y aceptar la apuesta? Después de todo, ni Sasuke ni Hinata tenían porque enterarse de que era una apuesta…
Naruto suspiró pausadamente y luego sonrió con inocencia.
—Muy bien. ¡Ya verás! ¡Vas a perder, idiota! —gritó Naruto aceptando la apuesta.
No era tan malo, después de todo ya había hecho muchas apuestas parecidas antes, sólo que no con ella. Ambos chicos rieron y llamaron la atención y las sonrisas de más de una en el Living Room.
La castaña sintió algo de pena por Hinata, aunque no le diría nada, no era su asunto. Decidió desaparecer de allí antes de que le vieran.
Sakura no pudo evitar morderse el labio al llegar al comedor. Llevaba exactamente una semana sin presentarse en él, por lo que tuvo algo de miedo cuando entró. Estaba repleto de personas y algunos le miraban sorpresivamente, otros con miradas malignas, y la mayoría ni siquiera notó su presencia. Al parecer las personas no habían superado el horrible artículo que habían publicado sobre ella hace una semana, sobretodo porque su repentina asistencia al cumpleaños de Sasuke no hacía más que sustanciar dicha mentira.
Suspiró, hizo una larga cola para tomar su comida.
—"Al menos nadie se mete conmigo" —pensó ella mientras tomaba su comida.
Hasta ahora algunos sólo la ignoraban y otros hablaban a sus espaldas de una forma poco disimulada. Suspiró, la cafetería estaba llena, había llegado demasiado tarde y no había alguna mesa que estuviera sola.
Trató de no desviar la mirada hacia la mesa de la Élite, lo menos que quería en ese momento era ver el rostro de Sasuke. Intentó centrar su mirada en algún lugar donde pudiera sentarse. Le estaba haciendo mucha falta Tenten, ya que con sus nuevas compañeras de habitación y su afición por formar parte del equipo de porristas la estaba alejando un poco de ella.
—"Tal vez fue una mala idea venir al comedor" —pensó.
Entonces reparó en una mesa que sólo era ocupada por un chico: y allí lo vio. Sabía que lo conocía, ya que Sakura no olvidaba un rostro, ése era el chico que había conocido en la clase de matemáticas.
Su nombre era… ¿Shikamaru? ¿No?
—"¡Correcto!" —gritó su Inner.
—"¿Como puedes estar segura?" —se preguntó ella.
—"¡Yo que sé, sólo siéntate con él! A ver si dejamos de ser tan rechazadas" —reclamó su Inner.
Sakura suspiró y se dirigió a donde se encontraba el chico, le observó dudando y luego sin pena se sentó con cuidado a su lado.
—Shikamaru, ¿no? —preguntó ella sentándose a su lado—. ¿Puedo sentarme?
El chico levantó su mirada percatándose de su presencia y luego asintió con una leve sonrisa. Sabía quien era la chica, la reconocía por ser la extraña chica de cabello rosado que volvía sus clases de matemáticas menos aburridas e insoportables de lo que ya eran. Como odiaba que su padre le obligara a tomar esa clase, era tan problemática y fastidiosa….
—Tú eres… ¿Sakura? —preguntó él mientras comía su almuerzo y le observaba.
Sakura levantó el rostro sorprendida de que recordara su nombre. Se sonrojó un poco y se atragantó con la comida, nunca hubiera pensado que el chico le recordara…
—S-sí…
—¡Shikamaru! —se escuchó un fuerte grito por todo el comedor que desconcertó a ambos chicos. Los dos voltearon al ver de quien se trataba, Sakura se sorprendió un poco de ver a Temari allí.
—¿Temari-san? —preguntó ella cuando la rubia se sentó a su lado, entonces ésta quitó su atención del pelinegro, quien había tomado una actitud tediosa, y observó a Sakura.
—¡Sakura-chan! —gritó ésta cuando le vio— ¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido? Por cierto… ¡Me enteré de lo del periódico! ¡Y lo de la fiesta! ¿Cómo conseguiste una invitación? Te dije que salir de la cueva sería divertido, ¿eh? —le guiñó ésta y habló rápidamente dejando a Sakura algo asustada.
—S-sí… —rió Sakura con pena mientras rascaba su nuca—… es que… fue, fue un accidente.
—¡Ay, no te hagas! ¿Trabajo en el periódico, recuerdas? ¡Los chismes vuelan como nunca! Me han llegado algunos de que conoces a Sasuke Uchiha, ¿eh? Vaya, eso es una gran paso, ni yo he cruzado palabra con él —Sakura bajó un poco la mirada ante ese comentario.
Sintió dolor al recordar a Sasuke, y tuvo unas ganas inmensas de voltear a verle en su mesa, pero por miedo decidió mantener la vista baja.
—Eh… fastidiosa, déjala en paz… —interrumpió Shikamaru con fastidio, rodando los ojos.
—¡Oh! ¡Tú ni hables! Mira que estoy muy enojada… —gritó Temari— ¿cómo fuiste capaz de dejarme plantada ayer en la plaza oeste? Dijiste que haríamos el trabajo a la…
—Ya no estamos juntos…
Un silencio embriagador surcó entonces en la mesa. Sakura notó que Temari se había desconcertado un poco ante su comentario y se mantuvo en silencio e intentó comer tratando de ignorarlos para no incomodarlos.
—¿Ah? ¿A qué te refieres? —preguntó Temari sobresaltada.
—A que no estamos juntos en el trabajo de biología, ni en ese, ni en ningún otro –respondió Shikamaru con algo de brusquedad en sus ojos.
—¿Qué? Pero… ¿por qué? —La expresión de tristeza de Temari no pasó desapercibida ni para Sakura ni mucho menos para Shikamaru, aunque éste último prefirió ignorarlo.
—Porque no quiero —respondió él.
Temari le observó incrédula por lo que había dicho. Parecía estar molesto, enojado. Aún así sus palabras le hicieron comprender que no le quería cerca. La rubia bajó la mirada.
—Bien, entonces, en ese caso… mejor me voy… —susurró la chica y luego volteó a ver a Sakura con una sonrisa nostálgica—. Nos vemos, Sakura —respondió y luego desapareció de allí.
Un inmenso silencio inundó la mesa cuando Temari desapareció, Sakura no sabía si preguntarle a Shikamaru que pasaba, o si simplemente quedar en silencio. Por la expresión de Shikamaru supo que algo andaba mal. Con algo de pena se decidió a preguntarle:
—¿Estás bien? —preguntó. El chico volteó a verla y cuando estuvo a punto de hablar repicó fuertemente el sonido de un celular.
Sakura se sobresaltó al darse cuenta de que sonaba su celular. Un Nokia sencillo que le había comprado su madre el año pasado. Se emocionó un poco al darse cuenta de que era Emi y lo respondió rápidamente.
—¿Alo? —susurró con el móvil en su oído.
—¡Sakura!
La chica sonrió de oreja a orejea, tal como lo pensaba, era su vecina querida: Emi. Sonrió ampliamente y rogó porque le hubiera conseguido trabajo para aquel fin de semana libre.
—¡Emi! ¡Dime por favor que tienes buenas noticias y me has conseguido un trabajo! —dijo ella con una enorme sonrisa.
—¡Sí! Para eso te llamaba, ¡nos pagarán una buena, Sakura! ¡Pero es ya! —gritó. Sonreí de oreja a oreja. ¡Al fin una buena noticia en toda la semana por Dios!—. Te paso buscando ahora mismo a tu internado, ¡sal a las afueras y date prisa!
—¡Sí! Iré corriendo, y mil gracias, Emi —respondió con una enorme sonrisa de felicidad. Si reunía el dinero suficiente, podría pagarle aquella operación en un año.
Shikamaru la observó con una interrogante. Tosió un poco y luego le observó.
—Oye… no es que sea entrometido ni nada, pero, ¿escuché bien cuando dijiste "trabajo"? —preguntó el azabache con cierta curiosidad. ¿Cómo podía trabajar si vivía en un internado?
Sakura se percató entonces de que estaba sentada con el azabache, había olvidado por un minuto que no estaba sola, no era por que el chico fuera invisible sino porque la mayor parte del tiempo ella siempre comía sola.
—Oh, no, no es eso… —respondió ella sonriendo— es sólo un trabajo de un día, la vecina de mi casa suele conseguirme algunos los fines de semana libre… —se explicó ella con dulzura al Nara.
—Oh…—respondió el algo sorprendido y luego le sonrió. Por todo lo que le contó pudo deducir que la chica era becada, y que tenía un bajo presupuesto. Por un momento se preguntó si ella misma era la que pagaba sus estudios.
—Bueno, ya me tengo que ir… —respondió ella y se levantó de la silla. Luego observó al chico—. Oye, sé que no somos muy amigos pero si de algo te sirve… puedes contar conmigo para conversar —dijo ella tratando de hacerse entender.
Shikamaru sonrió levemente y asintió. Sabía perfectamente a qué se refería con aquello, la pequeña era algo torpe pero bastante perceptiva, se había dado cuenta de que se sentía algo mal con lo que había sucedido con respecto a Temari.
—Lo mismo te digo…—respondió él y luego le picó el ojo. No era tonto, sabía que esa niña de cabellos rosados tenía más problemas encima de los que él llegaría a tener. Se mantenía alejado de los chismes y esas cosas, pero incluso una persona tranquila y que le gustaba pasar desapercibido en el internado, se enteraba de las cosas sin que ni siquiera buscar enterarse.
Sakura asintió y luego salió corriendo, estaba realmente apurada y no quería perder aquel trabajo que era una buena oportunidad. Se preguntó a donde la pondrían a trabajar.
En mitad de la plaza principal se daba el espectáculo más grandioso del fin de semana. "La pareja del año" Ino y Gaara, estaban dándose el beso más apasionado y romántico que se hubiera podido presenciar en aquel internado.
Gaara sonrió mientras besaba a su chica y luego se despegó un poco de ella para tomar aire. Ambos se observaron a los ojos, hacía muchísimo tiempo que no se besaban de esa forma. Ino sonrió de forma dulce. Era verdad que siempre había soñado con llegar a ser novia de Sasuke, pero muy dentro de ella, no estaba con Gaara simplemente por popularidad. Al igual que él, llevaban siendo novios desde muy pequeños, se conocían bastante, y se querían de una forma muy extraña, pero se querían.
—¿Qué te pasa? —preguntó Gaara frunciendo el ceño, ya que el celular de Ino había sonado y ésta había fruncido el ceño.
—No… es mi padre, dice que me tengo que arreglar para una cena esta tarde —susurró ella desconcertada. Se suponía que aquella tarde saldría con Gaara. Odiaba que sus padres arruinaran sus salidas sociales para integrarlas en alguna otra cena social de su mundo, no el de ella.
—"De seguro habrán puros viejos hablando de negocios, ¡puah!" —pensó la rubia con fastidio.
—Creo que vamos a tener que posponer nuestra salida —susurró ella.
Gaara se desconcertó un poco al escucharle. La salida, casi había olvidado que irían a cenar en un restaurante de lujo. De inmediato se acordó del insoportable castigo que le habían dado para aquella tarde.
—Hablando de eso, yo también tengo un proble…
—¡Ay, lo lamento! —gritó entonces Nanami luego de empujar "accidentalmente" a la pareja y sonreír de forma macabra.
Ino la fulminó con la mirada. Estaba empezando a hartarse del poco respeto que les tenía esta chica, y si seguía así no iba aguantarse.
—Oh, pensándolo mejor… —rectificó la castaña observándoles—… no, no lo lamento.
—Mira, niña, ¡tú me vas a escuchar!
Gaara posó una mano para evitar que Ino se adelantara más a la chica de ojos grises. Miró detenidamente a Nanami. Iba vestida de una forma muy peculiar: una falda negra con una franela blanca y un suéter de tela negro. También era la primera vez que le veía el cabello suelto. No le sorprendió mucho lo despeinada que estaba, de lo muy poco que la conocía había notado lo irresponsable, desastrosa y desagradable que era.
—¿Qué quieres? —preguntó amargo observándole.
Nanami sonrió. Sabía muy bien lo que quería, bueno, al menos desde esa tarde había tomado una decisión de lo que quería. Como decía la frase: "Si no puedes con ellos, úneteles". Si ellos querían jugar, muy bien, iban a jugar y también la iban a conocer.
Si no la iban a expulsar de ese maldito lugar le iba a hacer la vida imposible a todos, a cada uno de ellos hasta que rogaran su expulsión. Y por supuesto iba a comenzar por la parejita que más odiaba de esa pocilga. Observó al pelirrojo con una sonrisa irónica.
—A ti, obviamente —respondió ella con una sonrisa de oreja a oreja. Ambos parecieron desconcertarse un poco ante la afirmación de la chica.
—¿Qué? —casi gritó Ino al escuchar lo que dijo. ¡No podía ser! ¡Aquello era el colmo!—. Oye zarrapastrosa, perdóname pero discúlpame, por si no lo recuerdas que Gaara es MI novi…
—¿A qué rayos juegas? —dijo el pelirrojo desconcertado. Sabía que se traía algo entre manos y lo iba a parar antes de que comenzara.
Nanami dejó de sonreír al ver la respuesta del chico de ojos Jade, lo observó con seriedad y luego volvió a sonreír con sarcasmo.
—Sólo vine para que hagamos nuestra salida del año, ¿o no me digas que prefieres ser expulsado a salir conmigo? —ironizó con una sonrisa.
—¡¿Qué? ¿Vas a salir con ella?
—Sí, pero es un castigo del instituto…
—¿Qué? ¿Y porque rayos no me dijiste nada?
—Lo olvidé.
—¿Lo olvidé? ¡¿Lo olvidé? ¿Sabes qué, Gaara? Eso es todo por hoy —dijo Ino con cierto orgullo, no permitiría que su propio novio le jodiera el orgullo frente a esa perdedora así que decidió irse. Igual estaba llegando tarde a la cena que su padre le había programado. Al parecer la salida con Gaara estaba muerta mucho antes de que le obligaran a ir a esa ridícula cena.
Aún así, no olvidaría lo que esa ridícula le había hecho, pronto pensaría como vengarse de ella.
Gaara observó como Ino se iba. Siempre era así, se molestaba por algo y le dejaba allí con las hormonas a mil. Jodidas mujeres, a veces eran demasiado dramáticas para su gusto.
—Uh… —susurró Nanami con una sonrisa sarcástica.
—¿Contenta? —preguntó el pelirrojo con fastidio y luego caminó con aburrimiento hacia el aparcamiento. Ella le siguió divertida. Probaría al pelirrojo, vería que tan lujosa y emocionante podría llegar a ser un fin de semana de una crío de Élite.
Pues, no fue mucho, ya que sólo habían caminado unas dos cuadras hasta el aparcamiento y ya se había quedado corta. Abrió los ojos como platos, allí, en e aparcamiento, había….había…
—"OMG ¿WTF? ¡NO PUEDE SER, ES UN RAYO 9200!" —pensó la castaña a punto de tener un paro cardiaco. ¡No podía ser que uno de los carros más rápidos y geniales del mundo estuviera allí mismo! ¡En el aparcamiento de la cárcel! Y que él idiota pelirrojo se estuviera acercando a él como si nada, con una llave en la mano.
—¿Qué esperas? —respondió el pelirrojo secamente volteando a verla, pero ella aún seguía en estado de shock— ¿Adachi? —preguntó Gaara observándole: la chica estaba petrificada, no se movía, parecía una estatua.
—"¿Y a esta loca ahora que diablos le pasa?" —se preguntó mentalmente el pelirrojo mientras contenía las ganas de no hacer un escándalo allí, estaba empezando a perder la paciencia con esa cría insoportable.
—Tú…—susurró la chica aún petrificada— tú…—Y entonces se desmayó.
—¡¿Qué diablos? —gritó Gaara mientras corría hasta ella. ¿Qué? ¿Cómo demonios se había desmayado? — ¡Adachi! ¡Adachi! ¡Ey!
Sasuke y Hinata habían partido para la mansión Uchiha, y en menos tiempo habían llegado a ella en su limosina de lujo. La mansión Uchiha se encontraba en la cima de las "Villas del Oro" la cual era la zona en donde se encontraban las más grandes mansiones de los multimillonarios en Japón, y por supuesto, la de los Uchiha era una de las más grandes de aquella zona.
El Uchiha se arreglaba con algo de fastidio el traje, estaba enjuiciado con los planes de su padre, por un lado no quería hacerle el más mínimo caso, pero por el otro, sabía perfectamente lo importante que era la empresa Uchiha para su familia, y lo importante que sería aquel negocio para su padre y para él, aquel negocio que debía cerrar con la familia Yamanaka. Si bien, a él no le preocupaba en lo más mínimo estar con Ino, siempre había sabido que terminaría comprometido con una guapa y refinada mujer de la Élite, como lo era Ino, nunca se había esperado sentir amor o algo por el estilo.
Lo que en verdad le preocupaba era su mejor amigo, Gaara. ¿Cómo se tomaría él toda aquella relación? Después de todo él e Ino habían sido novios durante mucho tiempo…
Salió fuera de su habitación sin la chaqueta, se vistió únicamente con la franela formal ya que nunca acostumbraba a usarla. Entró a la mansión y luego se dirigió al despacho de su padre, tocó la puerta y luego de escuchar un seco "adelante" abrió la misma…
—Buenos días, padre… —dijo no muy animado.
—Sasuke, hijo… —dijo Fugaku levantándose de su mesa y yendo a saludarlo con un abrazo, se notaba lo feliz que se encontraba gracias a aquel negocio que se cerraría ese mismo día—Te has vestido presentable, de seguro Ino se encantará con tu presencia…
—Sí, sobre eso…—Sasuke suspiró y luego le observó con seriedad—… ¿tiene que ser hoy?
Fugaku frunció el ceño con enojo y luego salió del despacho.
—Ya hablamos de esto Sasuke... —respondió con fastidio—. Hoy estarán comprometidos, si quieres que el imperio Uchiha progrese como lo hubiera deseado tu madre.
El Uchiha observó de forma inexpresiva a su padre, sabía que muchas veces usaba a su madre como excusa para que él hiciera lo que quisiera.
—Más te vale que la conquistes como debe ser, y que la trates bien. Los padres de Ino me hicieron saber que el compromiso no se cerraría si Ino no estaba de acuerdo, quiere decir que debes convencerle a como de lugar, ¿Entendido? Y nada de nombrarle el acuerdo entre familias, ella no debe saber ni hoy ni nunca… —declaró el padre Uchiha con el ceño bien fruncido y luego cerró la puerta del despacho.
Sasuke suspiró con amargue.
—Entendido… —susurró con indiferencia.
De alguna forma sabía que todo terminaría así, y es que le molestaba, en lo absoluto, así era su mundo, de engaños, hipocresía y demás, por eso había comprendido que había sido una locura pedirle a esa escuincla que fuera su amiga, ella no formaba parte de su mundo y mucho menos podía formar parte de su círculo, tenía que olvidarse de semejante ridiculez de una buena vez.
Pensó en lo que le diría a Ino. Bueno, no es como si fuera algo muy difícil. Simplemente le diría algunas tonterías y en un segundo la tendría en sus pies. Si bien Sasuke nunca era muy romántico, pero cuando quería serlo y conquistar a alguna en especifico, siempre terminaban besando el piso que el tocaba e Ino no sería la excepción.
—Ya… dime, Emi, ¿cuál es el trabajo? —preguntó emocionada Sakura, tal vez por quinta vez en todo el transcurso que llevaban en el taxi. El taxi se había empezado a movilizar por zonas de Tokio que Sakura no conocía muy bien.
—Bueno, trabajaremos de meseras… pero lo demás, ¡es una sorpresa! Ya verás, Sakurita, te sorprenderás… —exclamó su vecina Emi. Sakura hizo un puchero, pues Emi llevaba ocultándole en donde trabajarían y eso le molestaba un poco, ¿debería prepararse para saber en donde iba trabajar, no?
Fue entonces que algo no le agradó para nada, el taxi empezó a entrar en las "Villas de Oro" la cual Sakura conocía bastante bien. No le gustaba aquello, en cualquiera de esas Villas podría vivir un estudiante de la Élite del internado, de seguro la molestaría….
Pero sus pequeñas preocupaciones se volvieron nada cuanto el taxi comenzó a subir cada vez más, y a lo lejos vio una mansión, muy a lo lejos, la que estaba en la punto de la cima, y ella sabía perfectamente de quien era….
—¡Sorpresa! Sakura Haruno, hoy conocerás la famosa mansión Uchiha… —susurró Emi en medio de su shock.
—"Oh, no… por favor que esto sea una pesadilla…" —rogó ella en su conciente interno.
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Continuará….
Bueno, ¡espero les haya gustado! ¡Nos vemos en el próximo capítulo! =D
Resolviendo algunas dudas:
R.O-UchihaHaruno: Me impresionó mucho de que te hayas creado una cuenta para sólo comentar mi fic, eso habla muy bien de ti como lectora. Disculpa que no tenga esto "activado" para que me comenten en anónimo, el problema es que no tengo ni idea de cómo configurarlo para que puedan comentar sin cuenta. Si sabes cómo, sólo dime. Gracias por comentar, espero que te haya gustado el capítulo, nos leemos =D.
hiimee-sama: Por supuesto que puedes llamarme Sensei =D. Me alegra de que te guste mucho mi historia, y espero que te haya gustado este capítulo!
nUzaKU: Hola, oye, lamento mucho haberte dejado picada la otra vez, de seguro fue cuando publiqué el fic en y no pude continuarlo, bueno, espero que estés disfrutando del fic. Aunque me cuesta un poco actualizarlo haré lo mejor que pueda para continuarlo, nos leemos =D.
haruno-fan: Hola, me alentó mucho tu comentario ^^. Espero hayas disfrutado de este capítulo. Con respecto al error, sí, es uno que tengo constantemente y a veces se me hace difícil identificar cuando estoy corrigiendo. De todos modos ahorita mismo me pondré a hacer una re-corrección de los capítulos únicamente para corregir esas palabritas repetidas. Muchas gracias por recordármelo! Nos leemos ^^