Aquí está la parte final, la gran batalla y la resolución de la historia.
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El primero: última parte.
Su desesperado ataque logró atravesar por el centro el disparo del cañón partiendo el tiro en dos explotando a sus laterales mientras él caía al suelo agotado. Por la explosión saltaron más pedazos de nave dando uno en la espalda de Momoka estropeando su traje y haciéndola caer inconsciente. El golpe que debería haber sido fuerte no llegó a suceder, Koyuki y Dororo evitaron que se estrellasen recogiéndolos en el aire mientras por el agujero que había abierto antes Tamama aparecían Natsumi y Giroro disparando para alejar aún más al enemigo, que aunque les devolvió el ataque, Mutsumi creó unas barreras con sus dibujos que les salvaron temporalmente.
-Mu… ¡Mutsumi!- Se emocionó Natsumi de ver a su ídolo.
-¡Kururu!- Llamó Giroro. -¿Tienes listo ya el cañón?
-Eres un impaciente, colega, ku, ku, ku, entretenle un poco más ahora te lo envío.- Hizo una pausa. –Mutsumi, necesito que me ayudes, sal de ahí.
-¿Estás preocupado por mí?- Rió entre dientes Mutsumi.
-¿Aún más?- Agitó la cabeza robótica X. -¿Cómo pueden seguir apareciendo, cómo pueden seguir oponiendo resistencia?
-Estamos… ¿todos?- Tragó saliva Fuyuki.
Fue como unas décimas de segundo, lo primero que hizo fue encerrar al que creaba las barreras en una burbuja irrompible desde la que no se le oía ni gritar, golpeó velozmente a Natsumi cuando intentó ayudarle, se deshizo del cabreado Giroro dejándole inconsciente y metiéndolo en otra barrera con forma de burbuja brillante, golpeó contra una columna a Dororo clavándole su propio cuchillo en un hombro dejándole enganchado recubierto por otra burbuja, esquivó la técnica de Koyuki y la lanzó contra una pared, que la intervención de Natsumi evitó que fuese fatal y ambas quedaron dentro de una misma burbuja. Se acercaba, se seguía acercando, Fuyuki veía cómo poco a poco la historia del futuro se hacía real, se levantó a pesar de su herida y salió corriendo a por aquel cañón del caporal intentando usarlo, pero X hizo un gesto con la mano y el arma dejó de funcionar en manos de pokopenses. Ya le tenía casi encima y vio a Keroro saltar a su altura para ponerse en medio.
-¡Sargento!
-¡Tamama Impact!
Desde el suelo, Tamama lanzó su ataque que rozó levemente a Keroro dejándole el pelo a lo afro pero logró su objetivo de llamarle la atención.
-¡Recluta, que casi me matas a mí!- Se quejó el sargento. –Ojalá hubiese podido venir Doña Mois… ella venció al último que se nos apareció sin problemas.
-Esa niñata pija…- Empezó a envolver a Tamama un aura oscura. -¡Bola de pelusa!
Su más mortífero ataque fue lanzado hacia aquel autómata que se dirigía hacia él, el cual a su vez disparó con su cañón viendo cómo aquella bola de oscuridad se tragaba enterito el tiro y seguía desplazándose hacia él sin poder evitarlo.
-Por algo soy la mejor baza de la tropa.- Intentó mantener la consciencia Tamama.
Los daños no fueron fatales para X, pero joderle le jodió, su barrera fue destruida, sus sistemas se hicieron algo inestables y en cierta forma le hizo el efecto enloquecedor pues por un momento olvidó su objetivo y siguió avanzando hacia el recluta que por fin había logrado ponerse en pie. Cuando llegó a su altura intentó agarrar con sus manos las de X trasformadas en lanzas y retenerle.
-¡Deja a mis ranas!- Declaró el sargento cogiendo el arma que Fuyuki no había podido usar.
Pero a duras penas podía mantenerla en pie, vio cómo Tamama desfallecía y X le agarraba por el cuello echándole a un lado.
-¡Quieto ahí!- Le volvió a gritar Keroro.
Se detuvo un momento, pero dio un par de pasos hacia Tamama y puso su pie en la cabeza del renacuajo apretando intentando aplastarle la cabeza.
Fuyuki cogió al sargento y el arma a la vez para mantenerle en posición y que el sargento pudiese usar el arma, sin embargo cuando disparó fue bastante decepcionante, el tiro fue de energía y fue flojucho.
-¡Kururu! ¿Qué mierda de arma es esta?- Se quejó por el trasmisor Keroro.
-Es un arma que convierte la energía del usuario en fuerza de ataque, se supone que debe usarla el caporal, ku, ku…- Explicó Kururu con aquellos goterones de sudor en su sien. –Yo hago los inventos como me los piden, no es mi culpa si luego no los podéis usar.
Pero todos ya estaban muy débiles para usar un cañón de ese tipo, casi rió y todo X al ver su intento frustrado por salvar al recluta, así que se elevó y trasformó su brazo en el cañón. Estaba mirando hacia ellos aunque apuntaba a Tamama cuando disparó. Giroro logró romper la burbuja en la que estaba aprisionado aprovechando que se había debilitado por el estado de X y a pesar de sus heridas intentó correr hacia el recluta.
-¡Tama-chan!- Gritó Nishizawa al despertarse notando que le había llamado Tamama en su pensamiento.
Su rayo se estrelló creando una humareda, sin embargo al desaparecer el humo no había agujero en el suelo ni bajas, al contrario, había alguien más.
-Siento no haber intervenido antes.- Se giró hacia ellos Kichiro con Tamama en brazos. –Me había dado un ataque de pánico.
-¡Don Kichiro! ¿Cómo ha llegado hasta aquí?- Preguntó Keroro sorprendido.
-He estado con Fuyuki y contigo todo el rato, os seguí cuando subisteis a la nave, me aparté cuando la batalla comenzó, pero de repente lo entendí todo.- Sonrió Kichiro.
X-5.6. no pareció alegrarse tanto como el niño de que estuviese ahí, así que disparó, pero así como lo hizo esa energía fue repelida, como una barrera alrededor de Kichiro que repelía cualquier ataque.
-Pensaba que Kururu me había enviado aquí con su máquina para salvarme del futuro, pero es verdad que eso no va con él.- Se acercó a Momoka y le dio a Tamama. –Sé que sobrevivirá, incluso sin que yo le ayudase, pero no quería seguir de brazos cruzados.- Miro hacia Giroro. –Y quería evitarte perder un ojo por salvarle.
Siguió hablando mientras X intentaba atacarles sin éxito, ya que la barrera de Kichiro era mucho más potente que su armamento.
-Mi anti-barrera es más moderna y más poderosa, no sólo me oculta sino que me protege.- Cerró un momento los ojos. –Kururu dijo que cuando nací comenzó a crear la máquina de viajar en el tiempo, pero ¿cómo iba a saber lo que iba a hacer Fuyuki?
-Ku, ku, ku, la energía que se necesita para activar una máquina de esas características es la equivalente a un armageddon.- Sonó Kururu por el trasmisor.
-Exacto.- Asintió Kichiro abriendo los ojos. –Tú le fabricaste esa máquina a Fuyuki, esperaste hasta que se decidió a destruir el mundo sólo para mandarme al pasado.
Tamama abrió los ojos y miró hacia Kichiro.
-El entrenamiento para usar mi energía que me enseñó el maestro Tama.
Dororo se desclavó el cuchillo.
-Aprender a apaciguar mi espíritu en los momentos difíciles.
Giroro intentó liberar a Natsumi y Koyuki de su prisión.
-Que la única arma que me enseñaste a usar en el futuro fuese justamente ésta.- Miró hacia Giroro. –Todo fue preparado durante años para hoy.- Estiró su mano hacia Fuyuki y Keroro para que le diesen el arma. –Y que ahora mismo sólo los keronenses puedan usar esta arma.
Se bajó el gorro y vieron que era como el del sargento pero en su emblema había una calavera sonriente. Cerró los ojos y al volver a abrirlos los tenía negros completamente, como un keronense.
-Porque soy "el primero", aquel nacido de la unión de keronenses y pokopenses.
Giroro miró hacia él quedándose helado mientras que Natsumi no se enteró mucho de lo que había dicho por estar dentro de la burbuja.
-¡Kichiro Impact!- Gritó disparando.
Y aquel tiro fue tan poderoso que no sólo X-5.6. se desintegró sino parte de la nave. Las burbujas explotaron y dejaron libres a sus cautivos.
-¡Hemos llegado!
Sobre ellos vieron por el agujero que había hecho Kichiro la gran nave de Garuru llegando como refuerzo, como había dicho con antelación Kichiro, llegaron tarde, pero esta vez era diferente, porque esta vez había sido todo preparado para su victoria, un plan desarrollado durante años en las que todas las piezas se unieron en el primer híbrido.
-Ay… me duelen las ancas.- Se quejó Tamama porque con las manos vendadas no podía coger la cuchara para comerse el flan.
-Qué tontito.- Rió Nishizawa cogiendo la cuchara ella. –Venga, abre la boca.
-Mochi…- Le miró con los ojitos brillantes.
-Tengo que cuidar de mi mascota.- Sonrió ella.
Koyuki acabó de preparar el té.
-¿Qué tal tu hombro?- Le ofreció una taza a Dororo.
-Presto recuperándose.- Cogió con el brazo bueno la taza. –Sumo agradecido me hallo, vos que me recogisteis cuando mis camaradas ya partían sin mí… [modo trauma on]
En la casa de los Hinata por fin desaparecieron las nubes.
-¡Adelante, fiel compañera!- Gritó Keroro montando la aspiradora. -¡Invadiremos Pokopen!
-Sargento, no deberías hacer esfuerzos.- Se preocupó Fuyuki.
-Quite, Don Fuyuki, las palizas de la monstruosa Doña Natsumi son mucho peores que esto…- Sintió una presencia oscura detrás. -¿Gero?
-¡Ranuchaaa!- Le dio un capón. –Y tú, Fuyuki, debes guardar reposo.
Hizo que Fuyuki se sentara, aún tenía una venda en la cabeza por aquel golpe que le dio X, mientras que Keroro cabalgaba vendado de cabeza a pies sobre la aspiradora. Natsumi tenía algunos rasguños con tiritas pero nada más. Agitó la cabeza y salió al patio donde tenía la tienda Giroro, se acercó y se agachó hasta la entrada.
-Giroro, sal que te cambie las vendas.- Le llamó.
-No hace falta que te compadezcas de mí.- Gruñó Giroro limpiando una de sus armas.
-No seas testarudo, entraré yo.- Se acercó Natsumi.
-¡Esto es la tienda de un militar, no una sala de té!- Se agitó Giroro.
-Mira que eres quejica…- Natsumi se fijó en el cinturón que llevaba, aún roto. –Necesitarás uno nuevo.
-No… no necesito otro, éste aún va bien.- Se ruborizó.
Ella sonrió porque le hacía gracia aquel cinturón roto unido por sus lazos.
-Oh… ¿necesitas que te devuelva tus lazos?- Tartamudeó Giroro.
-Quédatelos, así tendrás un recuerdo de la batalla, además…- Se quedó en silencio un momento. –Gracias por protegerme siempre.
-¡No sé por qué me das las gracias!- Se giró dándole la espalda.
Estaba apoyado en la pared mirando hacia la tienda de Giroro, de nuevo llevaba el gorro doblado ocultando su símbolo y sus ojos habían vuelto a ser azules.
-He hablado con Kururu.- Dijo Mutsumi sentado sobre el muro de piedra. –Dice que te has negado a ayudarle a crear una máquina para devolverte al futuro.
-¿Qué futuro?- Dijo Kichiro sin mirarle. –El futuro del que yo vengo no existe y si voy al que hemos creado… ¿realmente existiré?- Se quitó el gorro y miró su insignia. –Mi madre sólo se acercó a él porque estaba destrozado al perder a su mejor amigo.
-No creo que fuese eso.- Rió un poco Mutsumi. –Las relaciones son mucho más complicadas, aún eres muy pequeño para entenderlo.
Puede que no lo entendiese, pero le daba pánico pensar que podría simplemente desaparecer, por eso no quería irse, aunque ahora sabía para qué había venido, quizá aún no era el momento de marcharse.
-Me quedaré una temporada a ver cómo marchan las cosas, al fin y al cabo estoy de vacaciones.- Sonrió Kichiro.
-Me parece bien, además, hay algo que aún ha quedado suelto.- Le llamó la atención y esperó hasta que le miró. –Dijiste que quien quería matar a Keroro era alguien de la comandancia, pero en aquella nave sólo había un autómata loco.
-Bueno, alguien debió programarle ¿cómo llegó hasta aquí sin que ellos se enterasen?- Tras eso corrió dentro de la casa junto a Keroro y Fuyuki.
-Vaya, vaya, así que el pequeño híbrido va a velar por todos hasta que encuentren al renegado.- Añadió Mutsumi.
De alguna manera, ese día sonrió, sus gentes sonrieron, todo el planeta en sí se llenó de sonrisas por los sueños unidos de los corazones que habían trabajado duro para lograr que algo bueno pasase.
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Notas de la autora:
-"Ojalá hubiese podido venir Doña Mois… ella venció al último que se nos apareció sin problemas": Lo que dice Keroro es verdad, cuando apareció el X-5.5. fue Mois con un Armageddon Navideño que le venció al final del capítulo.
Y bueno, éste es el fin de la historia, puede que un día haga una secuela, pero esperaré a tener más tomos de Keroro :D Un saludo! espero hayáis disfrutado de la historia.