Agradecería leer mi pequeña introducción personal para aclarar ciertas cosas.
Hello ~ tantos años 3 –literalmente- lo siento mucho… Por cosas de tiempo, de salud y muchos motivos más que no mencionaré, he debido ausentarme. Pero he vuelto a revivir de las cenizas, y como algunas personas muy lindas me pidieron, aquí les traigo un buen lemon entre éste sexy mayordomo y el lindo Ciel~ yey~! Si no saben que es lemon o la clasificación ''M'', les dejaré de inmediato claro que se trata de un contenido explícito sexual y/o violencia . (en este caso, es la primera advertencia). Es algo cortito... me hubiese gustado escribir más, pero quiero saber primero qué es lo que opinan.
Y por supuesto, esto no será tan sólo un regreso, sino que un nuevo comienzo. Si les gusta como he evolucionado en términos de escritura (pueden comparar entre el oneshot o ''capítulo'' anterior de Sweet night) estoy abierta a recibir humildemente sus comentarios, agradecérselos de corazón, y si alguna por ahí lo desea, regalarles un fic de la temática que deseen, como compensa para quienes aún recuerden a ''0.0Lala-chan0.0'' (Mi apodo anterior y nickname antiguo de esta cuenta, en donde también poseía otros fics, pero, tomé la decisión de eliminarlos ya que la musa nunca más regresó. ¡Prometo traer nuevo material!).
KUROSHITSUJI no me pertenece y realizo esto con un fin neto de diversión. Probablemente Ciel difiera ligeramente de lo que es su personaje pero, como han de saber~ es un niño pequeño, travieso y malvado que hay que domar ;3
Disfruten dears!
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Ya es media noche... ¿Desea un bocadillo?
Silencio, frío y una oscuridad que sólo la luz de la luna era capaz de penetrar. Así se encontraba la mansión. Tan sólo un lugar mantenía calidez, y era por supuesto la habitación principal, en donde Ciel esperaba impacientemente la visita nocturna de su mayordomo. Ya era una costumbre, él quería comer su dulce así que nada podría irrumpir su deseo.
Dentro de la espera y silencio, mientras estaba recostado sobre su cama, sus ojos se fueron cerrando de a poco. La ropa de cama lo mecía con su comodidad y después de todo, es un niño, esos factores lo invitan al sueño, así que no escuchó cuando el demonio sigilosamente ingresó a la habitación y se reclinó en la cama para poder observarle.
Su sonrisa depredadora inmediatamente hizo acto de presencia, el ver lo inocente e indefenso que su Bocchan lucía dormido le causaba dos sensaciones muy opuestas: ganas de protegerlo a toda costa, y, devorarlo en todo sentido. Lentamente se recostó a su lado y dio un suave beso en su cuello. Su tersa y blanquecina piel lo volvían loco, le hacía querer devorarlo, le incitaba, y esta noche por supuesto se daría su gusto. El menor sintió el contacto e inconscientemente suspiró, apareciendo su ya bien conocido sonrojo en su rostro de niño. Ciel abrió sus ojos con pereza, sin poseer claras nociones de su ambiente dado su estado somnoliento.
- Sebas… -no terminó de pronunciar el nombre del mayor ya que éste atrapó sus labios. Un beso, que en sus primeros segundos fue nada más que un mero y tierno contacto, pero que luego fue evolucionando. Lentos movimientos que sugerían que el resto de la noche no sería para dormir.
El pequeño, que la mayor parte del tiempo se dejó hacer simplemente, ya empezaba a responder como es debido. Su sonrojo aumentó y el deseo humano de respirar se hizo presente mientras el demonio lo besaba con lujuria, sin miramientos, explorando su pequeña cavidad bucal y encantándose con su dulce sabor. Finalmente se separó dejándole respirar.
Ciel ya poseía un ritmo agitado, respiraba en forma irregular mientras fijaba la vista de sus ojos (sí, incluido aquel en donde se revela su pacto) y no se dio a rogar más. Amarró sus delgados y delicados brazos alrededor del cuello del más alto mientras regresaba el contacto de sus labios. Sebastian no pudo evitar sonreír con sorna ante ello mientras sus manos comenzaban a subir el camisón del menor, rozando a consciencia sus dedos contra la piel joven, causando escalofríos ante la diferencia entre la calidez del cuerpo infantil y la frialdad del mayor. ¿Para qué esperar más?.
A una velocidad casi inhumana, el demonio dejó tendido al pequeño boca abajo, arrebató sus pijamas y le dejó completamente desnudo. Él, por su parte, sólo desabrochó su pantalón y abrió su uniforme, chaleco y camisa para dejar parte de su torso al aire. Con suerte el pequeño pudo asumir la nueva posición. Se removió molesto- ¡¿P-pero qué demonios haces?! -le gritó más sonrojado aún, si es que era posible, a lo que el mayor le respondió con su clásica sonrisa- Shh... Tranquilo, Bocchan... -se acercó a su oído para lamer delicadamente su lóbulo y luego morder. Siguió un camino con su lengua a través del níveo cuello mientras con una mano sujetaba los brazos del menor por sobre su cabeza y con la otra, que estaba bajo el cuerpo infantil, comenzó a rozar su bajo abdomen, hasta llegar a su intimidad. Ciel jadeaba, desesperado por la posición, al tiempo en que gozaba del placer prematuro que le causaban las caricias de su mayordomo.
Sebastian repartió prolongados besos por toda la espalda del pequeño hasta llegar a sus glúteos, los cuales lamió sin vergüenza, sintiendo como Ciel se estremecía y maldecía por lo bajo. Esto causó una muy suave pero profunda riza, que apenas pudo ser escuchada, pero que para el pequeño sonó clara. Soltó las manos del menor para tomarlo con firmeza de la cadera, tan estrecha y delicada como todo su cuerpo, y de esa forma, lo elevó un poco hasta dejar su trasero a la altura de su imponente miembro en comparación al del pre-adolescente. Comenzó a frotar su masculinidad entre los glúteos de su querido Bocchan, escuchando completamente gustoso los gemidos, cada vez más elevados, de su pequeño.
- S-Sebas...cchan... ¡POR FAVOR! -gritó/chilló prácticamente el último de los Phantomhive. Lo único que deseaba era sentirle, aun así tuviese que rogar para conseguir su objetivo. El mayordomo gimió profundo, pareció ser casi un gruñido, mientras lamía dos de sus dedos y los llevaba a la estrecha entrada del menor, introduciendo directamente sus dedos y volvía a besar la espalda del menor. Apenas sintió la cadera de su amo moverse contra sus dedos, los retiró y en su lugar, sin meditar ni esperar, lo penetró. Ciel ahogó un grito de dolor, de sus ojos escurrían un par de lágrimas mientras sentía las manos del demonio acariciar delicadamente su piel mientras lamía su cuello y lóbulo al tiempo en que le susurraba palabras ''cálidas''. Bastaron unos cuantos segundos para que el demonio considerase suficiente calma y empezó a moverse en forma lenta, dando certeras y fuertes estocadas, reprimiendo la necesidad de destrozar el pequeño cuerpo que tanto adoraba.
Ciel gimió cada vez más fuerte, ahogando aquellos vergonzosos sonidos en su almohada o mordiendo desesperado las sábanas de fina tela. No fue sino hasta que el mayor tocó ese punto instintivamente arqueó su espalda, de tal forma que el mayor tuvo acceso a parte de su cuello nuevamente, al cual le dio una mordida, que si bien no tenía la fuerza para provocar herida, sí que dejaría una marca, todo sea por reclamar a su Bocchan.
El ambiente cada vez se sentía más caliente. El sudor de ambos cuerpos perlaba deliciosamente las pieles mientras el ritmo de las embestidas eran tan frenéticos como los gritos y sollozos de placer de Ciel. Sabían que estaban cerca del final, pues el amo y señor de la mansión, al ser todavía un niño, no lograba controlarse para que el momento perdurase, por lo que se corrió sin previo aviso, manchando su propio abdomen y parte de las sábanas por su posición. Gritó fuertemente el nombre de su mayordomo mientras Sebastian deliraba ante la exquisita estrechez del chico, concentrándose en acabar, y así lo hizo, llenando por completo el interior de su amante.
Intentaron calmar sus respiraciones por varios segundos, hasta que sin previo aviso Sebastian abandonó el interior del menor y lo volteó, dejándole recostado de espaldas sobre la cama y él sobre el pequeño. Sonrió felinamente al observar el abdomen bajo y sexo de su amo, cubiertos de esa sustancia blanquecina que tanto adora pues es su dulce recompensa. Se acercó y perezosamente lamió todo rastro de semen sobre la joven piel, luego se dirigió a su intimidad, haciendo suspirar al pequeño, que estando tan cansado por el orgasmo, se dejó hacer a pesar de su vergüenza, cerrando los ojos. No pudo ver al mayordomo ascender hacia sí, pero sintió apenas dejó de otorgarle ese placentero gesto. Sebastian besó cálidamente sus labios, un beso simple, sin ir más allá. Mañana podría cambiar las ropas de la cama, único testigo junto a las paredes y la luna de aquella entrega sexual y amorosa que compartían muy seguido por las noches, por ahora acomodó a su pequeño, recostándose a su lado.
Sebastian no durmió, no tenía la necesidad, así que disfrutó del resto de la obscura velada observando a Ciel. A tiempos se removía un poco, a veces suspiraba o decía cosas inentendibles, él sólo besaba su frente y acariciaba cuidadosamente sus facciones. Ver su delicadeza, lo frágil que era, realmente lo tentaba, pero a pesar del brillo de sus pupilas, que delataban su estado demoníaco, no se permitía tocarle un solo cabello, no hasta terminar con el trato y... quizás dar un vuelco distinto al final pre-escrito de esta historia.
Fin~
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Así que... ¿qué les ha parecido?
Lo sé, lo sé... está cortito pero les aseguro que lo que venga será bien extenso, con todo el detalle que se merezca. No sé si podría continuar esta especie de historia, puesto que desde un principio no lo era, y creo que ha quedado bien hasta donde está. Lo que sí puedo hacer, es iniciar con toda una nueva aventura, esta vez actualizándome a lo que es la segunda temporada. ¿Qué opinan?. Pero debo figurar una buena trama.
¡Muchas gracias por leer!