-Nunca duermas en la cama de un extraño-

Disclaimer: Los personajes y todos los elementos de Twilight pertenecen a Stephenie Meyer. La historia es propiedad exclusiva de WndrngY, yo sólo me adjudico la traducción. Queda prohibido publicarla o postearla, en ninguno de los dos idiomas, sin el expreso consentimiento de la autora.

Este capítulo no tiene beteo. Igualmente agradezco a Sowelu, que aún después de tantos años sigue siendo mi Pepe Grillo.

Capítulo Treinta y Seis
Epílogo

Nunca duermas en la cama de un extraño

18 años después

Edward & Bella Swan Cullen

Edward Anthony Cullen Jr. (Tony): 16 años

Brandon Carlisle Cullen (Brand): 16 años

Jessamine Renee Cullen (Jessa): 14 años

Emmett & Rosalie Hale Swan

Charles Hale Swan (Charlie): 18 años

William Emmett Swan (Will): 16 años

Elaine Susan Swan (Lainey): 14 años

Benjamin Michael Swan (Benji): 6 años

Jasper & Alice Brandon Whitlock

Delilah Isabella Whitlock (Lila): 19 años

David Cullen Whitlock (Dave): 16 años

Garret & Kate Cullen McCaffrey

Edward Jasper McCaffrey (E.J.): 29 años

Molly Kate McCaffrey (Molly Kate): 21 años

Bella POV

"No."

"Edward—"

"No."

"Papá—"

"Olvídalo. Tienes catorce años. Tiene catorce, Bella. No."

Edward todavía no estaba al tanto ni de la mitad del asunto y ya se negaba rotundamente. Yo había estado esperando este momento con cierto temor, durante tres años. Le había rogado a Jessa que lo hiciera y ya, pero ella conocía a su padre y había logrado evitar lo inevitable por un tiempo.

Jessa había sido invitada por primera vez a una cita, a la fiesta de bienvenida de la escuela secundaria. ¿Qué cuál es el problema? Jessa todavía no estaba en la secundaria. Tenía catorce y sólo estaba en el octavo grado. Primero ella vino a mí, pidiéndome que interfiriera con Edward, pero yo misma no estaba demasiado cómoda con la idea. Lo gracioso era que la parte del asunto que yo estaba considerando era justamente lo que haría que Edward la encerrara en su cuarto hasta que cumpliera los dieciocho.

"Edward, cariño, tienes que escuchar. Entiendo tu postura, pero debes al menos dejarla terminar una oración." Tiré de sus brazos cruzados hasta que los descruzó y tomó mi mano, con un profundo suspiro.

Prometió que escucharía, pero su expresión aún decía 'Ni lo sueñes'.

"Um, bueno, es sólo un baile, ¿sabes?, en la escuela. Y no es tan… quiero decir, él no es un extraño ni nada." Jessa dejó de hablar y me miró a mí, suplicante, y luego a Edward.

"¿Conozco al chico?" preguntó Edward. Había aflojado su tono de voz y su expresión. Para mí nunca dejaba de ser increíble verlos interactuar como padre e hija. Jessamine, llamada así por la abuela paterna de Edward, era muy parecida a él. Desde sus brillantes ojos verdes hasta el pelo, que era del mismo color, y hasta sus gestos; era como estar mirando la imagen femenina de Edward en un espejo. Ella era más parecida a él que los mellizos, Brand y Tony.

"Sí. Quiero decir, sí, papá."

Ahora Edward parecía estar perdiendo la batalla contra una sonrisa. Él ya sabía que Jessa estaba intentando ablandarlo. Simplemente se limitó a alzar una ceja y esperar.

"Es David, papi." Finalmente escupió Jessa.

"¿David?" Edward pareció estrujarse el cerebro por un momento, pero no hizo la conexión.

"David, cariño. Dave Whitlock," susurré gentilmente.

Si Jessa no hubiera estado tan nerviosa, me habría reído de la expresión de mi esposo. Se veía como si lo hubieran golpeado con un martillo en la cabeza, en el instante anterior a desmayarse.

Nuestra hija más pequeña, nuestra única hija mujer, había sido invitada a una cita por David Whitlock, el hijo de dieciséis años de Alice y Jasper. No creo que Edward haya visto esto venir… nuestros niños habían sido criados como primos, y nosotros nos habíamos olvidado de que en verdad no hay lazos de sangre que uniera a los nuestros con los de Jasper y Alice. Pero en los últimos meses yo me había dado cuenta de que David y Jessa estaban muy conscientes de eso, y también muy agradecidos.

Había pasado un rato y Edward todavía no había dicho nada, aunque ya debería haber dicho algo. En ese momento decidí meterme y sacarlos a los dos de su miseria, al menos temporalmente.

"Jessa, deja que tu papá y yo hablemos un poco sobre esto, y te daremos una respuesta por la mañana. ¿Sí?"

Ella frunció el ceño, pero asintió. "Está bien. ¿Aún me puedo quedar a dormir en casa de Lainey?"

"Seguro, ve. Te veremos en la mañana." Lainey era la hija de Rose y Emmett, también de catorce años. Vivían a cuatro casas sobre la misma calle.

Caminé con Jessa hasta la puerta y le di un gran abrazo, prometiéndole que lo pensaríamos bien.

Me recosté sobre mi espalda, mirando el rostro todavía hermoso de mi marido. Había envejecido, por supuesto. Después de todo, nos habíamos casado hacía diecisiete años, pero el tiempo no parecía haber afectado el encanto de Edward. Parecía incluso más guapo. A veces me encontraba suspirando por el trato injusto que nos dio la edad a ambos.

Edward estaba recostado de lado junto a mí, con una mano sosteniendo su cabeza y la otra apoyada sobre mi estómago.

"No puedo creer que la bebé que tú llevaste aquí, quiera salir ahora en una cita," dijo. "¡Con el hijo de Jasper! ¿En qué momento pasó tanto tiempo, Bella?"

Sacudí la cabeza, sonriendo. A veces estábamos tan ocupados que podíamos pasar semanas enteras sin hablar, los dos solos, sobre nuestras cosas. Por períodos nos limitábamos a comentarnos qué se necesitaba de la tienda, qué estaba pasando con los chicos o qué había sucedido ese día en el trabajo. Cuando teníamos estos momentos de verdadera conexión, todavía me abrumaba. Edward tampoco había perdido su capacidad de hacerme suspirar.

"¿Cómo puedes ser lo suficientemente vieja como para tener una hija de catorce años, ni hablar de tener dos de dieciséis? Aún te ves como te veías aquella primera noche en que te encontré en mi cama, Sugar."

Resoplé, incluso a pesar de que mi estómago se dio vuelta con su cumplido. Tres hijos y dieciocho años después, no me veía exactamente igual que en ese entonces. No es que pensara que me veía mal, pero tenía cuarenta y cinco años. Los llevaba con estilo, modestia aparte; pero aún así tenía cuarenta y cinco.

"Todavía eres encantador," dije. "Y si tuviera que hacerlo todo otra vez, yo te saltaría encima a ti en esa primera noche."

"Si tuviera que hacerlo de nuevo, no te detendría. Esa noche me perdí la oportunidad de hacerte el amor. Por eso nunca más dejé pasar una oportunidad."

Mientras me reía, pensaba en que este hombre aún tenía la capacidad de hacerme sonrojar y reírme como una colegiala. Puse mi mano en su mejilla y él giró la cabeza para darme un beso en la palma.

"No creas que puedes evitar lidiar con este problema, porque no se va a ir solo. Creo que este asunto entre David y Jessa recién está empezando."

"Bah, tú sí que sabes cambiar de tema, Señora Cullen." Se giró para quedar de espaldas, mirando el techo.

"No quiero ponerte de malas, sólo pienso que se lo debemos a Jessa. Tenemos que pensarlo, tomar una decisión y contestarle en la mañana."

"No hay problema, la respuesta es no."

"Edward…"

"Deja de hacer eso. No estoy siendo irracional. Tiene catorce años, es demasiado joven para estar saliendo con alguien y Dave es muy grande para ella…"

"Él sólo tiene dieciséis." Me senté en la cama y lo miré. "¿No te importaría tanto si ella tuviera dieciséis y él dieciocho, o sí?"

"Sí, me importaría. Es que es… raro. Son familia. Jasper es como mi hermano; ellos son básicamente primos hermanos." Él me vio sacudir la cabeza y resopló. "No me digas que no, ¡porque lo son! ¿No crees que es raro?"

Me encogí de hombros. "No importa si para nosotros es un poco raro. Ellos no están emparentados de ninguna forma. Y tu pensaste que era graciosísimo cuando te enteraste que Charlie estaba fascinado con Lila." Charlie era el mayor de los hijos de Emmett y Rose, apenas once meses más pequeño que Delilah, la hija de Jasper y Alice.

"Sí, pero eso pasó sin que hubiera citas ni intercambios de saliva."

"Hasta donde nosotros sabemos."

"¡Oh, Dios! Eww. Tenemos que abrir el círculo social de estos chicos. En serio."

"¿Preferirías que Jessa saliera con un chico que no conocemos? Dave es un gran chico, Edward."

"Preferiría que Jessa no saliera con nadie hasta que yo me muera. ¿Es demasiado pedir?"

"A menos que estés planeando en morirte pronto –cosa que espero que no estés planeando– sí, es demasiado pedir. Puedes decir que no a esta cita, porque es verdad que ella aún es joven. Pero tarde o temprano ella va a tener que empezar a salir. Y la verdad es que no me imagino un chico más bueno que Dave para que ella tenga su primera cita oficial."

Edward se cubrió la cara con las manos y gruñó de frustración. "Odio que seas tan razonable y progresista. ¿Por qué ya no puedo comportarme como un troglodita, como en los viejos tiempos?"

Me acerqué para ubicarme encima de él y lo besé cuando sacó las manos de su rostro para apoyarlas en mi cintura. "Es porque evolucionaste, mi amor. Lo lamento." Lo besé de nuevo en los labios y luego en el cuello. "Además, de esta forma sabrás dónde encontrar al chico si se pasa de la raya."

En ese momento escuchamos la puerta de la casa abrirse y cerrarse, seguido por una horda de elefantes, que en verdad eran sólo Brand y Tony volviendo a casa, justo dos minutos antes de su toque de queda. Los dos pasaron por la puerta de la habitación y golpearon una vez, gritando buenas noches antes de seguir su camino. Con los años les habíamos enseñando que no abrieran la puerta de nuestra habitación (o del baño) a menos que hayan sido expresamente invitados a hacerlo. Les gritamos buenas noches desde adentro y nos miramos, ambos poniendo los ojos en blanco con exasperación. Esos dos eran demasiado ruidosos. Era como criar a dos Emmett.

Edward me acercó un poco más y acarició mi cuello con la nariz. Podía sentir su sonrisa contra mi piel mientras me besaba. "Supongo que será divertido meterle algo de miedo a Dave antes del baile."

Suspiré internamente. Pobre Dave. Si Jessa le gustaba lo suficiente como para soportar lo que Edward planeara para él, entonces se merecía llevarla a su primera cita.

Edward POV

Todos los reuníamos a cenar en casa de mamá todos los domingos a menos que tuvieran una excusa aprobada por ella para no asistir. El restaurante, Isabella's, que con el tiempo se había convertido en una verdadera institución de la Isla, cerraba los domingos y los lunes y Bella amaba que en casa de mamá se cocinara para ella. Ayudaba a mamá si se lo podía, pero si no, simplemente se relajaba y disfrutaba.

Si los hombres empezábamos a hablar de negocios alguna de nuestras mujeres nos pellizcaba (Alice), nos pateaba las espinillas (Rosalie) o amenazaba con daños físicos severos (Bella). Esta era la manera en que nos arreglábamos para dejar de ser compañeros de trabajo y volver a ser tan sólo una familia.

Esta tradición era muy necesaria y había surgido desde que Emmett y yo tuvimos una discusión laboral que casi termina a los golpes durante una de estas reuniones familiares. Era nuestro primer año trabajando juntos en Cullen Projects y mi error fue confundir la personalidad relajada e indolente de Emmett, creyendo que sería también un socio flexible. Otras personas me han dicho que tiendo a avasallar a la gente para obtener lo que quiero, y he intentado hacerlo con Emmett en relación a la estructura de precios para nuestros presupuestos. Esa fue la última vez que intenté hacer algo relacionado al trabajo por mi cuenta, sin escuchar la opinión de quienes estaban involucrados en el asunto.

Y esta noche no iba a hablar de negocios. Pero sí iba a hablar con Jasper acerca de la cita que tenían nuestros hijos. Papá, Emmett y las mujeres estaban jugando Dominion –un juego nuevo con el que se habían obsesionado– sentados a la mesa, y los niños estaban por ahí haciendo cosas de niños. Jasper estaba tirado en uno de los sillones de la sala de estar, disfrutando de una breve siesta cuando me senté en la silla más cercana. (N/T: Dominion es un juego de mesa que se juega con cartas)

"Así queee… ¿cómo es eso de que uno de tus niños quiere salir con uno de los míos?"

Jasper abrió los ojos y miró alrededor con cara de confundido. "¿Quién? ¿Lilah?"

"No, Dave."

"¿Dave invitó a salir a alguien? ¿…A Jessa?" Inquirió, irguiéndose y pasándose la mano por la parte posterior del cuello y la nuca. Hacía eso todo el tiempo desde que se había cortado el pelo.

"Sí, Jessa. La invitó al baile de la escuela," dije. Para entonces me di cuenta de que Jasper no sabía nada sobre lo que estaba pasando entre nuestros hijos.

"Pero Jessa es sólo una niña."

"Lo sé. Pero ella no piensa lo mismo y Bella me está obligando a dejarla ir."

"No me gusta," replicó Jasper.

La reacción de Jasper me tomó por sorpresa. Esperaba que se tomara el asunto con su característica impasibilidad. "¿En serio?" pregunté, porque no se me ocurrió nada mejor para decir.

"Ellos son prácticamente primos, ¿no? Quiero decir, ¿a ti no te parece un poco raro?"

"Pero claro, ¡eso mismo le decía yo a Bella! Pero no me escuchó. ¿Qué pasará si se pelean y luego terminan odiándose?"

"¿Y qué pasaría si no se pelean y terminan casándose? Los invitados a la boda estarían todos del lado del novio y de la novia."

En ese momento me reí un poco, no pude evitarlo. "Eso reforzaría el estereotipo sureño."

"Gracias a Dios nunca me cambié el apellido a Cullen."

A esas alturas ya tenía un ataque de risa que parecía tener vida propia. Probablemente sólo se debía al alivio de saber que alguien pensaba igual que yo, que Dave y Jessa salieran juntos estaba sencillamente mal.

"Ustedes dos son ridículos," dijo Alice desde la entrada a la sala de estar.

"¿Cuánto tiempo estuviste parada ahí, corazón?" preguntó Jasper, tratando de no reírse.

"Lo suficiente para saber que son dos idiotas," respondió ella, aunque sonreía. Entró a la sala y se sentó junto a Jasper. "Ellos planean salir una vez y ustedes ya están suponiendo que van a quebrar la familia o tener una boda al estilo hillbilly." (N/T: Hillbilly es un término peyorativo que refiere a los campesinos de Estados Unidos, los que viven en zonas rurales o montañosas, generalmente alejados de la cultura dominante)

Jasper y yo intentamos mantenernos serios, pero la fachada no duró mucho y volvimos a estallar en carcajadas.

"¿Tú sabías que Dave iba a pedirle a Jessa que salieran juntos?" preguntó Jasper.

"Sí, él me pidió consejo a mí."

"¿Qué le dijiste?"

"Que fuera amable al invitarla y que aceptara la respuesta, sin importar cuál fuera, con tranquilidad" dijo, como si fuera algo obvio. "Y que no te lo dijera."

Jasper dejó de reírse abruptamente. "¿Qué? ¿Por qué?"

Alice sonrió con malicia y nos señaló a ambos. "¿Hace falta que conteste?"

Eso hizo que Jasper volviera a reírse, lo que provocó que yo también me riera, lo que atrajo a Bella desde el comedor. "Déjenme adivinar… están hablando sobre el baile."

"Jasper coincide conmigo y también piensa que es desagradable," dije con suficiencia.

"Qué raro," dijo Bella, poniendo los ojos en blanco. "Jasper está de acuerdo contigo. Jasper y tu comparten la misma forma de pensar. Así que no me sorprende que esté de acuerdo contigo."

"Oh, vamos Bella. No me puedes decir que no te parece ni un poquito raro. ¡Tenemos fotos de ambos desnudos en la misma bañadera, por el amor de Dios!"

Escuché un extraño sonido como de asfixia y cuando miré a Jasper me di cuenta de que estaba haciendo un esfuerzo tan grande para no reír que su cara se había puesto roja. Eso me hizo reír, lo que lo hizo reír a él también. A esta altura me dolían las mejillas y los costados de tanto reír, pero no podía detenerme.

Bella se acercó y se sentó en mi regazo, con un brazo rodeándome los hombros. "Detente ahora, antes de que te escuchen," me dijo en voz baja. Eso ayudó. Una vez que estuve bajo control, siguió hablando. "Nunca dije que no fuera un poco… sorprendente, pero tampoco es algo horrible. Ellos en realidad no tienen un parentesco y además es sólo un baile."

"Y si con el tiempo se convierte en algo más, nos acostumbraremos," agregó Alice.

Bella asintió. "¿Qué otra cosa podríamos hacer? ¿De verdad quieres arruinar la primera cita de Jessa por reírte de ella y de Dave?"

"No," asumí, un poco avergonzado. "Es sólo que yo no estoy listo para esto. Incluso si no hubiera sido Dave no estaría listo."

"Hey, detente ahí. ¡Es mi hijo de quien estás hablando!" replicó Jasper, quien ya no se reía.

"No es eso lo que quise decir, para nada," me apresuré en responder. "Me refiero al hecho de que ellos fueron criados juntos, ¿comprendes? Dave es un gran chico, uno de mis favoritos, de hecho. Bella dijo que Jessa tenía suerte de tener a Dave como primera cita. Y yo estoy de acuerdo, por supuesto."

Alice puso su mano sobre el corazón y le dirigió a Bella una mirada sentimental. Jasper lo vió y me miró, poniendo los ojos en blanco. "Está bien," asintió con una sonrisa.

"Sabes que pensamos lo mismo sobre Jessa," dijo Alice. Dio un salto, luego Bella dio un salto también, y ambas se encontraron a medio camino y se abrazaron. Mujeres.

EPOV

Al día siguiente fui a visitar la casa de los Whitlock y pedí hablar con Dave en privado. Jasper sacudió la cabeza con una sonrisa cómplice y me indicó el camino hacia la habitación de Dave.

Dave respondió al segundo llamado a la puerta con un par de auriculares colgando del cuello.

"¿Te molesta si tenemos una pequeña charla?" pregunté, y sin esperar una respuesta entré en la habitación y me senté en su cama. Le di una palmadita al colchón a mi lado, y él se sentó despacio, con la mirada de quien está pensando en que pronto tendrá que dar un salto y echarse a correr.

"Así que, ¿vas a llevar a Jessa al baile de la escuela?"

"Sí, señor. Ella dijo que usted le había dado permiso."

"Bella le dio permiso," corregí. "Yo todavía no estoy seguro."

Me levanté y me giré para mirarlo. Se veía tan joven con sus piernas desgarbadas y su cabello desarreglado. Mirarlo me recordaba mucho a Jasper a esa edad, aunque su sonrisa era idéntica a la de su madre. Amaba a este niño tanto como a los míos propios, aunque necesitaba dejarle las cosas claras.

Caminé hacia un cuadro en la pared junto a la puerta y lo señalé con el dedo. "¿Has leído esto últimamente?" Pregunté. Era una copia de "El verdadero caballero" de escrita por John Walter Wayland en 1899. (N/T: Hubo más referencias sobre este escrito en capítulos anteriores, pero en pocas palabras "El verdadero caballero" –The True Gentleman en inglés– es el credo de una fraternidad americana que habla sobre cómo debe comportarse un verdadero caballero).

Por el impacto que ese ensayo había tenido en Jasper y en mí cuando éramos jóvenes adolescentes, habíamos enmarcado una copia para regalarle a Kate y Garrett cuando E.J. nació. Después, cuando nació el primer hijo de Rosalie y Emmett, Charlie, hicimos lo mismo para él. Al final se convirtió en una tradición: lo repetimos con mis mellizos, Brand y Tony, para los hijos más jóvenes de Emmett, Will y Benji, y para el hijo de Jasper, David, que ahora me estaba mirando con cara de presa a punto de ser cazada.

"Me gusta particularmente ésta línea," dije, señalándola. "Un hombre para quien el honor es sagrado y la virtud segura."

Dave se veía horrorizado. "Jesús, no haría nada de eso. No soy así."

"Eres un hombre. Todos somos así. Sólo se trata de saber cuándo es aceptable y cuándo no lo es. Y no lo es con mi hija."

"Um, sí, lo sé… Tío Edward, tú sabes que amo a Jessa." Sus ojos se abrieron de par en par cuando se dio cuenta de lo que había dicho, y luego quiso remendarlo. "No, quiero decir, no la amo de amarla. Quiero decir, como persona, como familia… no, eso suena…"

"Un poco extraño, ¿verdad?" Lo interrumpí, para sacarlo del apuro.

"Un poco, sí." Se encogió de hombros con la vista clavada en la alfombra. "Pero no tanto."

"Ella vale la pena, ¿verdad?"

Levantó la vista y me dirigió una sonrisa grande y atontada, asintiendo.

"Está bien." Lo empujé con el brazo. Quizás puse un poco más de fuerza de la necesaria, ya que se tambaleó lejos de la cama y tuvo que apoyarse en la silla de su escritorio para no perder el equilibrio. Me preparé para irme, dándole una palmadita en la espalda, esta vez con más suavidad. un poco raro?"sy la nuca. i queridos.s.

"Está bien," dije, mirándolo a los ojos. "Está bien. Eso es todo lo que tengo para decir al respecto." Salí de la habitación, pero me di vuelta en el último segundo. "Por ahora," agregué con severidad.

Dave se rió nerviosamente. "Entiendo."

Volví a señalar el cuadro antes de salir del cuarto. "Léelo otra vez."

"Lo haré," me dijo.

Cuando llegué a casa, entré al cuarto de los chicos y yo mismo volví a leerlo:

"El verdadero caballero es el hombre cuya conducta es el producto de la buena voluntad y un agudo sentido de la decencia, y cuyo dominio de sí mismo es igual a todas las emergencias; que no hace que el pobre sea consciente de su pobreza, el inconspicuo de su oscuridad, o cualquier hombre de su inferioridad o deformidad; que se humilla a sí mismo si la necesidad lo obliga a humillar a otro; que no halaga la riqueza, tiembla ante el poder, o alardea de sus posesiones o logros; que habla con franqueza, pero siempre con sinceridad y simpatía; cuyos actos siguen a su palabra; que piensa en los derechos y los sentimientos de los demás antes que en los suyos; y que se comporta adecuadamente con cualquier compañía, un hombre para quien el honor es sagrado y la virtud segura. "

John Walter Wayland (Virginia 1899)

Y comprobé que sí, aún me hacía querer esforzarme en ser un mejor hombre."

BPOV

Más tarde en la semana, volviendo a casa de un viaje a la tienda, estacioné en el garaje y me quedé sentada por un momento muy largo detrás del volante de mi coche. Realmente odiaba ir de compras al almacén y me parecía un verdadero insulto tener que arrastrar todas las pesadas bolsas hasta la casa y luego tener que guardar toda la comida en su lugar. Era como tener que pagarle al dentista una pequeña fortuna para que te haga cosas que en realidad no querías que te hiciera.

Salí del auto cuando sentí que ya llevaba demasiado tiempo lamentándome de mi desgracia, agarré cuantas bolsas podía cargar y me arrastré con ellas hasta la casa, por el pasillo y hasta la cocina. Escuché el familiar sonido del Halo en mi sala de estar y me asomé para ver a Brand y a Tony echados en el sofá con la mirada fija en la pantalla mientras sus manos manejaban los controles de manera frenética.

"¿Chicos? ¿Hola? ¿Me pueden ayudar?"

Los dos inclinaron la cabeza hacia mí sin dejar de mirar la pantalla. Tony murmuró "Seguro, danos un minuto." Y Brand sólo asintió.

Esperé todo un minuto sin ver ningún movimiento de parte de ellos. "¡Brand! ¡Tony! Traigan el resto de la compra de mi auto. ¡AHORA!"

Pausaron el juego y saltaron de sus lugares.

"Dios, ma. Sólo tenías que pedírnoslo," dijo Brand, sonriendo y esquivándome cuando intenté patearle la pierna.

Mis dos grandes, fuertes y fornidos hijos de dieciséis años trajeron todas las bolsas en un solo viaje. A veces eran útiles. Los muchachos eran gemelos fraternales, pero aún así se parecían mucho. Por suerte, no se parecían tanto como para no distinguirlos. Brand medía 1,88 metros, igual que su padre, tenía el pelo castaño rojizo y mis ojos. Tony era un poquito más bajo, 1,83 metros, tenía el mismo color de cabello, pero los ojos eran únicos, de un color avellana claro y llamativo. Tony terminó de diferenciarse de su hermano a los doce años, cuando se cayó de una bicicleta haciéndose una cicatriz pequeña justo debajo del ojo izquierdo. Cuando sus hermanos o sus primos querían burlarse de él lo llamaban Harry Potter. (N/T: Los gemelos fraternales –mellizos– se diferencian de los gemelos idénticos –o simplemente gemelos– porque éstos últimos son producto de un embrión formado de un espermatozoide y un óvulo que se divide en dos durante la fecundación; mientras que los mellizos se fecundan con dos óvulos y dos espermatozoides diferentes. A los gemelos se los llama "idénticos" porque por lo general, tienen rasgos físicos muy parecidos, no así los mellizos).

Tony apoyó las últimas bolsas sobre la mesada y empezó a revolver en su interior. "¿Por qué tardaste tanto? Estamos hambrientos."

"El supermercado estaba repleto de gente y además tuve que pasar a buscar el vestido de tu hermana, monstruo desagradecido."

"¿Vestido? ¿La vas a hacer lucir un vestido para algo?" Brand se veía escéptico.

"Dave va a llevar a Jessa al baile de la secundaria," comenté, tratando de actuar como si no fuera gran cosa.

"¿Eh?" Brand me dirigió una mirada en blanco, pero yo ya sabía que me había oído y entendido perfectamente; así que sólo le dirigí una mirada y empecé a guardar la comida en su lugar.

"Eso no está bien. Voy a tener una charla con nuestro amigo Dave." La cara de Tony estaba roja.

"Creo que tu papá se encargará de eso."

"Lo ayudaré."

Tony era como una cruza inquietante entre Edward y Emmett. Jessa iba a tener problemas para salir con cualquiera teniéndolo a él como hermano. Brand también era protector, pero de una manera más razonable. Brand y Jessa se trataban como iguales –a veces como amigos, a veces como enemigos–, pero siempre como iguales. Tony, por otro lado, se veía a sí mismo como una figura de autoridad sobre su hermana, una línea de defensa secundaria detrás de Edward y yo.

"Hablando de Roma," dijo Tony mientras Jessa bajaba corriendo las escaleras, saltando los últimos tres escalones y cayendo sobre sus pies con un fuerte golpe.

"Hola ma, ¿dónde está mi vestido? ¿Y de qué estabas hablando, hermano querido?"

"De ti. ¿Por qué no me dijiste que Dave te invitó a salir?"

El rostro de Jessa en seguida se encendió en un firme y enojado sonrojo. "No tengo por qué decirte nada. Con quien salgo no es asunto tuyo."

"Y un caraj–"

"¡Tony!"

"Oh, por favor mamá. Tengo dieciséis años, creo que puedo decir carajo."

"Claro, porque dieciséis es muy adulto. ¡Él dice cosas mucho peores que esas cuando no estás escuchando, mamá!"

"No cambies de tema," replicó Tony, parándose justo delante de su hermana.

Mi hija de 1,65 metros se puso de puntitas y se plantó frente a su hermano, mucho más alto. "El tema es que estás metiendo tu gorda nariz donde no debes. ¡Voy a ir al baile de la escuela con David y no hay nada que puedas hacer al respecto!"

Dicho eso, volvió a subir las escaleras como un rayo y dio tal portazo en su cuarto que las ventanas vibraron.

Tony me miró con enojo, como si esperara que me enojara también por la forma en que había actuado Jessa. Yo me encogí de hombros y le di una palmadita en el hombro. "Tiene razón, Tone. No hay nada que puedas hacer al respecto, así que déjalo ya." Él siguió echando humos, así que yo seguí guardando las compras a su alrededor, tratando de mejorarle el humor. "Dale alas, déjala libre, déjala volar. Supéralo."

Finalmente se cansó de despotricar y volvió a echarse en el sillón de la sala para jugar al Halo.

La noche del baile todos se comportaron tan bien como era esperable. Yo temía que Jessa y David terminarían ciegos por todas las cámaras de fotos y los flashes, pero eventualmente se escaparon sin daños mayores. Nos habíamos reunido todos en la casa de Carlisle y Esme porque era un terreno más bien neutral, aunque aún así había sido un poco incómodo. Sobre todo cuando Tony trató de insistir con que Jessa y Dave debían ir al baile en el mismo auto en que iba él, Brand y Will.

"¿Por qué motivo o razón crees que deberías ir otro auto? ¿Es que no te importa el medio ambiente?" Preguntó a modo de broma cuando Jessa y Dave se opusieron.

Por fortuna, Edward ya se había adaptado a la idea lo bastante como para llevarse a Tony a un rincón y pedirle que los dejara en paz.

De hecho, Edward había hecho un trabajo admirable al pretender que todo estaba bien hasta que las luces del Mustang del '65 recuperado de David desaparecieron de la entrada de la casa. En ese momento, cuando todos los demás entraron a la casa, él colapsó en la entrada, luciendo abatido.

"Odié a forma en que lo miraba. Como que me rompió el corazón," me dijo en cuanto estuvimos solos. Tenía la cabeza gacha y la mirada fija en sus propias manos, apoyadas en sus rodillas.

Jessa apenas había quitado los ojos de encima del chico, mientras que Dave había tratado –y fallado– de fingir indiferencia, mirando furtivamente a mi hermosa hija y sonriendo como un bobo cada vez que ella le sonreía.

Tenía miedo de romper ese momento de claridad emocional si decía algo, así que nos quedamos sentados en silencio, escuchando el lejano chirrido de la hamaca del porche mientras nos movíamos gentilmente hacia delante y atrás.

Finalmente él rompió el silencio, "Sé que sólo son niños. Pero es el primer paso que ella da sola, deja de ser mi pequeña niña. Va a crecer y a enamorarse y a tener su propia vida."

"En realidad, eso es algo bueno. Sé que es duro, pero es lo que debe suceder. Y tenerte a ti como padre significa que tendrá unos estándares bastante altos cuando busque al hombre indicado."

Él giró la cabeza hacia mí y me puso los ojos en blanco, pero la sonrisa en su cara me decía que le había gustado el cumplido. Se acomodó poniendo su brazo sobre mis hombros y suspiró. "Ya no va a necesitarme más."

No era fácil tratar de ser razonable en esta situación. Ya había sido bastante difícil ver a mis hijos despegarse de mi falda cuando empezaron a ponerse grandes. Jessa era mi bebé y no me gustaba la idea de que ella tuviera citas, empezara la escuela secundaria; mucho menos pensar en la universidad o en que hiciera su propia vida lejos de casa, pero yo sabía que eso era lo correcto. La otra alternativa era un adulto con problemas emocionales viviendo con nosotros para siempre.

De pronto mi mente se llenó de pensamientos sobre mi propio padre. En ese momento deseé tenerlo cerca para decirle que ahora lo entendía; que ahora sabía qué tan difícil había sido para él y mi mamá dejarme ir. Ya habían pasado casi dos años desde que el ataque al corazón se lo llevó, pero su ausencia me dolía más que nunca cuando me golpeaban estos momentos de emoción. Decidí llamar a mi mamá en cuanto llegáramos y volví al presente.

Le dije a mi dulce marido lo mismo que intentaba decirme a mí misma. "Tus niños siempre van a necesitarte, Edward. Sólo que de diferente manera."

Esta vez él no me puso los ojos en blanco, simplemente se acomodó contra mí, descansando su cabeza sobre la mía.

"Te amo, hermosa Bella."

"Yo también te amo, Edward. Siempre."

En las notas finales, la autora nos dice acerca del nombre de la historia: "Yo quería que el énfasis estuviera en dormir: como que debes hacer otras cosas en la cama de un extraño. Es mi sentido del humor particular, no una sugerencia." También dice que Jessa es un nombre de su familia y a ella le gusta aunque el marido no le haya permitido ponerle así a su hija; que mató a Charlie para que no todo parezca tan perfecto en la vida de Bella y Edward, y que iba intentar escribir otros epílogos similares con momentos de la vida de Emmett y Rosalie y Alice y Jasper, aunque nunca lo hizo y la historia termina acá.

Tengo mil excusas por haberme ausentado por tanto tiempo, pero sé que no les interesa saberlas, ni a mí enumerarlas. El hecho es que este es el final de la historia y también un final para mí, porque no planeo volver a publicar nada. Así que simplemente me despido con un buena suerte y ¡muchas gracias! Ha sido un placer compartir esta traducción con ustedes.