Disclameir: Todo lo que se reconozca pertenece a J.K Rowling.
Es una de esas noches, donde mientras cae la tormentosa lluvia, tú fingiendo estar dormido, oyes los gemidos de tú mejor amiga, de tú hermana, maldices a tú amigo, porque a pesar, sigue siendo tú amigo, pero no tenia derecho a hacerle daño ni a ella ni a ti.
Es cuando te das cuenta de que él tal vez fue consiente, que actuó lógicamente, tú no puedes hacer esto solo, ni siquiera con tú hermana y tú hermano, simplemente la misión que tienes es una carga muy grande, tanto que ya te duele la espalda por la cantidad de años que la llevas encima.
En ese momento te rindes, quieres simplemente abandonar, porque a pesar de todos los que te rodean y aprecias, sabes que no tienes fuerzas, las fuerzas suficientes para seguir.
Sabes que huir no podrías y rogar tampoco, Morir, Esa palabra que te aterra pero que a la vez le tienes tanto respeto.
Piensas en ese mentor, en que era lo que te había metido, porque todo era tan difícil, es cuando regresas a tu punto, porque el simplemente echo de que no puedes con esta misión que Dumbledore te dejo, gritas en tu fuero interno: ¡Me rindo, mátame de una vez! a una persona que sabes como te dijo hace mucho tiempo, cumpliría tu suplica. En eso la oyes.
—¿Cual es el deseo mas grande de tu corazón, Harry?— Te susurra una voz que por alguna extraña razón sabes que reconocerías en cualquier parte. Te das cuenta de que es ella, aquella mujer que te hubiera gustado conocer y decirle: Mama, Te Amo. Mil y un veces, y aunque sabes que puedes decírselo ahorita, sientes la necesidad de responderle.
—No lo se.— susurras, rogando porque tú amiga no te oiga.
—Acuérdate.— Te ordena ella, te pones a pensar, hace mucho que no piensas en lo que en realidad deseas, pero en eso recuerdas, los recuerdas a ella, a tú padre y a ti, juntos, esa memoria te llena de alegría, ese sentimiento que también se te había olvidado tener y disfrutar.
—A ti.— respondes, de nuevo susurrando, pero con una felicidad renovada.
—Bien, entonces sabes que un día estaremos juntos, por eso te pido que no te rindas, tú sabes que puedes.— Sonríes, porque a pesar de esas rocas en el camino, todo va a estar bien, solo te queda decirle:
—Te amo, a ti y a mi padre.— Sientes que ella sonríe y que antes de desaparecer de tu conciencia te dice:
—Yo igual hijo, y tu padre te envía saludos, solo recuerda, algún día estaremos juntos.
Miras a hacia debajo de tu litera y ves a Hermione allí, sentada, bastante quieta, tal vez sintió tu presencia, por ello bajas y la abrazas, le recuerdas como hace un momento a ti alguien lo hizo, susurrándole:
—Recuerda Hermione algún día, todo va a estar bien.