Capítulo XVI
La Justicia. El castigo. El amor
Quema…
Cuando crees que ya puedes descansar…
Quema…
Era la tortura de la gota. Era el dolor focalizado. Punto a punto sentí como se me iba desfigurando el rostro, aguja a aguja se iban introduciendo con lentitud en la piel, la angustia llegó en el momento en que caí en cuenta de que ni mi boca ni mis ojos existían, solo mi pensamiento y aquel terrible dolor físico que me decía que existía, que sentía. Cuando el dolor no se puede gritar, se enjaula, se mueve desesperadamente intentando escapar como si se tratara de una hormiga siendo quemada con una lupa, aquel grito retumba por la cabeza creando grietas abismales en el cráneo, parecía que mi cabeza iba a estallar, alguien intentaba abrirla con un cincel …Ayuda…el tiempo desfasado, todo lo que ocurría tenía su equivalente minutos después y no había nada más allá, no existía nada más que un puto silencio negro que me estaba devorando…y ese puto dolor indescriptible, que se iba y que volvía, que se iba dejando esperanzas y volvía aniquilándolas.
Quema…
Al señor Daisuke Motomiya se le juzga hoy por:
Envidiar y boicotear a quien se atreve a llamar "compañero"…
"R-E-C-H-A-Z-A-D-O...ajajajajaja, hombre…Claro, claro. Viejo, no seas idiota y preocúpate más de alguien a quien jamás hostigaras: TU NOVIA"
Arriesgar a su compañero digimon por intereses personales…
"RAPIDMON , ¡A X-VEMON ,YA!, ESTA VEZ NO SERÉ TAN BENÉVOLO, ICHIJOUJI…"
Manipular los sentimientos de una chica para su propia conveniencia, tomar ventaja de su vulnerabilidad…
"Lo siento, pero no entiendo porque tengo que controlar esas palabras, es lo que siento por ti y lo grito todos los días. No me avergüenza quererte, eres una mujer impresionante y..."
Poner en riesgo a todo un equipo humano meramente por querer lucirse ante una mundana mujer…
Incontables ocasiones de alarde recubiertas por orgullosas llamadas de atención.
¿Alguna defensa?
Nada de lo que la voz me decía era cierto, lo juro…o al menos no como estaba dispuesto en aquel monótono y tenebroso discurso. Yo nunca quise que se interpretara así y nunca pensé en sacar provecho de la vulnerabilidad de Kari, yo la amo…pero no puedo hablar, no siento mis labios moverse, ni siquiera sé donde están, intenté gritar, intenté, realmente intenté, pero nada...hasta que el dolor se derramó de golpe en fracciones específicas de mi cuerpo, se estaba quemando, se estaba derritiendo, era ácido sobre heridas frescas y rojas…
¿Qué dices? ¡Dilo más alto! ¿Qué quieres una segunda oportunidad?...Oh...señor Motomiya, verá...mmm...Las segundas oportunidades no existen, las oportunidades se dan tan solo una vez en la vida, si las pierdes, si te equivocas por más que pidas perdón...no se dan de nuevo, todos dicen lo mismo "Yo no quería" "No fue mi intención" "Me obligaron" "No lo volveré a hacer nunca más" "Errar es humano"...patrañas, al final los errores se pueden evitar, si algo de verdad te importa deberías velar por ese algo, si no velas por ese algo es que realmente no te importa, así es como realmente funcionan las cosas, nada nunca vuelve a ser igual y es de mediocres pensar que nada es perfecto, que todos se equivocan...Tú dices vivir por tus amigos y tu familia, sin embargo eres un cínico...eres tan cínico como el elegido de la esperanza. Manipulas a las personas protegiéndote en esa falsa torpeza, siendo gracioso, utilizando la simpatía para ocultar tu podrida esencia…matarías por ser tú quien tumbe de un solo puñetazo al señor Takaishi en el suelo...Ni siquiera ahora has renunciado a la idea de que esa mujer no es tuya sin darte cuenta de que en ella reside tu locura, ella saca tu peor lado, ella te convierte en un PERRO y ella NO TE AMA, NO TE AMA NI NUNCA TE AMARÁ. DAISUKE MOTOMIYA, ERES UN HORRIBLE SER HUMANO QUE SERÁ JUZGADO EN ESTE PRECISO INSTANTE.
No podría describir lo siguió. Existe una palabra para esa sensación… "Inefable". Puto dolor inefable, inhumano…no lo pude soportar, no tenía un tope, seguía y seguía creciendo y no iba a parar, él iba a implotar, ¿Cómo se vive si de lo único que se tiene conciencia es del dolor que se está sintiendo? No se puede vivir, que pare, que pare; por favor que pare…QUE PARE, por favor que pare, piedad, que pare… que pare…por favor, que pare…fueron 10 años de dolor, fueron 10 minutos de dolor, no lo sé, el dolor no discrimina, ni distingue ni clasifica, es animal.
1 millón de imágenes desfilaron frente a él, una tras otra, mostrando lo peor de él, sus mentiras, sus envidias, su arrogancia, su estupidez…paso a paso, desde que era un niño…
SEGUNDO ELEGIDO DEL VALOR… ¿Quieres acabar con tu dolor?
SI.
ENTONCES ACABARÁ…PERO LA PRÓXIMA VEZ QUE OIGAS MI VOZ, SERÁ PORQUE QUERRAS MATAR TODO LO QUE ALGUNA VEZ AMASTE… ¿LO QUIERES ASÍ?
SI.
El olor a estofado sacó a Tai de su estupefacción con las gotas de lluvia que caían por la ventana, volteó a mirar entusiasta y vio como Agumon ya tenía todo el hocico cubierto por caldo, sonrió y suspiró. Era difícil entender ese mundo, de por sí ya era difícil entender el digimundo, no tenía una lógica respecto al clima, al día y a la noche, a las proporciones… a nada; de pronto, mientras caminaban, la noche había caído sin sutileza alguna, como si alguien hubiese apagado el cielo con un interruptor. No se detuvieron, lograron encontrarse a Joe y Yolei, quienes con mal rostro les explicaron cómo era que Davis había dejado tirado su bolso y había salido disparado en Rapidmon sin explicación alguna, entonces el cielo se nubló paulatinamente y Yolei les guió a todos a algo que parecía ser una preparatoria abandonada que ella y Joe habían visto de camino, una línea de tren oxidada pasaba frente a esta, al parecer recorría gran parte del mar oscuro. Minutos después de que se hubiesen refugiado en el edificio, una torrencial lluvia se dejó caer…era lluvia negra.
―Me pregunto si para mañana ya habrá parado de llover…van como 3 horas…―dijo Mimi mientras acariciaba a Palmon, quien dormía en su regazo.
―Yo me pregunto si Davis estará bien…―dijo Yolei mientras Matt le servía estofado en su plato.
―Desde hace 10 minutos activé un reloj que nos guiará, no nos podemos fiar de los amaneceres y anocheceres de este lugar, así que comeremos cada 4 horas y dormiremos como mínimo 6 horas. Sé que les parecerá demasiado estructurado, pero…no vamos a flaquear en rendimiento, no podemos perder por cansancio. Tenemos comida real para 3 semanas, más una reserva de 4 días bajo esa distribución. En cuanto a los mapas, tengo escaneado todo este sector, al parecer, este mundo tiene una especie de cuadrícula un tanto irregular dividida en pentágonos de 20 km de diámetro, nos encontramos a 10 km del próximo cuadrante, donde…al parecer, existe una especie de ciudad―soltó Izzy de sopetón mientras tecleaba en un pequeño notebook.
― ¿Ciudad? ―cuestionó la tamer de Palmon.
―Eh…bueno, un grupo de edificios juntos con un par de caminos uniéndoles, Mimi, Ciudad…edificios, como este, ya sabes; a veces siento que no me tomas atenci…―Izzy se calló, Mimi había arqueado las cejas más allá de lo que normalmente lo hacía cuando alguien intentaba tratarla de tonta― Uhm… ¿Te referías a por qué hay ciudades aquí? ―Mimí asintió con la cabeza un tanto ofendida―Bueno, no lo tengo claro aún, pero tomando en cuenta que este lugar es la "papelera de reciclaje" del digimundo…estas han de ser escombros del digimundo que llegaron aquí por diversas puertas, no sé, puede ser…aún estoy afinando detalles…
―Chicos, afuera está lloviendo agua negra y no sabemos dónde demonios esta Davis…
― También he pensado en eso, Yolei, no está en este cuadrante…si no deja de llover en 30 minutos más yo iré personalmente a la frontera con el cuadrante más próximo, dudo que haya avanzado más allá de eso.
― ¿Y cómo carajos pretendes taparte, Kochiro? ―preguntó Matt dejando el plato del informático justo frente a sus pies.
―Con tu escudo…jeje―dijo Izzy riendo nervioso.
―No te lo voy a prestar
―Pretendía que fueras conmigo…
―Bueno…¿Quién se supone que cocinará? Porque te advierto que a Tai se le quema hasta el agua y Mimi probablemente jamás ha sostenido una olla en su vida…
Una zapatilla morada casi le vuela el cuello al rubio, Tai la atrapó por reflejo y amablemente se la colocó de vuelta en el tobillo a Mimi.
―Izzy, nos debes un par de explicaciones…¿Cómo rayos fue que logramos llegar hasta acá? No has mencionado ni pito de eso…―dijo Tai mirándole con determinación.
Si tenía suerte…probablemente no se habría quebrado la espalda, pero del dolor no lo iba a salvar nadie. Debía confesar que el hecho de que la chica estuviera semi desnuda no dejaba de ponerle nervioso, más que mal, tenía 17 años y la chica con suerte y alcanzaba a cubrirse con su chaqueta. Tuvo que correr con ella en brazos, en el momento en que la levantó del suelo aquel gran halo de luz que rodeaba a la castaña desapareció, la escena era muy distinta a como le había dejado, ni los lobos ni Davis estaban…pero un trueno mandó al diablo su período de observación y sin previo aviso un cúmulo de nubes amenazó con soltar un salvaje temporal…
Corrió. Nada le iba a pasar, el diablo jamás les iba alcanzar.
La abrazó. Nadie se la iba a arrebatar, ni el imán cargado de mayor desgracia les iba a separar.
Saltó. Ni una sola gota de esa sucia agua iba a ensuciar la piel tersa de esa bailarina. Ni el techo más endeble iba a desistir ante esa tormenta mientras él le sostuviese.
El último par de días habían sido realmente adrenalínicos, la razón, la lógica establecida de la vida no había tenido ni arte ni parte en nada de lo que había acontecido. El chico comenzó a correr desesperado en busca de algo que pudiese cubrirlos, no podía llegar hasta ahí solo para ser devorado por la lluvia, sintió una pequeña gota corriéndole por la frente, le quemó como la envidia y se apresuró a sacarse la remera que llevaba, le cubrió improvisadamente el rostro a la chica e intentó seguir, al menos Patamon se encontraba totalmente a salvo, corrió a entonces a pecho descubierto mientras poco a poco comenzaban a caer gotas, el chico desesperó enrabiado, pero antes de soltarlo todo en una maldición vio la profunda entrada de un subterráneo a unos 10 metros, se rajó los tendones mientras las nubes soltaron sin más contención una llamarada de gotas que tocaban y destruían. No pudo amortiguar bien su salto, evitó rodar por los escalones y prestó su espalda para evitar cualquier daño que pudiesen hacerse Kari, Salamon o su digihuevo…podía mover todo su cuerpo, de suerte no se había dañado la espalda, porque la caída había sido de por lo menos unos 7 metros. Lentamente logró enderezarse, algunos de sus huesos tronaron y las cicatrices de los cadenazos de Angemon le ardieron, más de alguna se habría abierto. El escándalo de una tormenta se hizo presente y una fuerte ráfaga de viento entró por el subterráneo, el chico perdió el equilibrio y se abalanzó sobre su protegida, sintió un profundo e hiriente aullido proveniente desde el exterior y el miedo volvió a inflarle los pulmones. Sin tregua y con la espalda sudando dolor, tomó a la chica y corrió hasta el último vagón del tren que alojaba el subterráneo, de una patada cerró las puertas y se dejó caer en un rincón, puso a la chica entre sus piernas y la abrazó mirando atento el exterior mediante las ventanas del vagón. Un trueno camufló el sonido de la inminente llegada de la sangrienta manada de lobos blancos que invadieron la estación, T.K. sintió sus pasos y detuvo su respiración, escuchó atento como era que las narices de aquellos monstruos raspaban la suciedad del suelo de aquella abandonada estación de metro, apegó la chica a su torso, su chaqueta cubría apropiadamente gran parte del cuerpo de ella, sin embargo, ésta última había comenzado a bajar su temperatura y estaba más pálida, en cuanto a él, los lugares donde la lluvia había alcanzado a morderle se encontraban de color gris y ardían más que sus cicatrices de la espalda. El chico soltó lenta y sigilosamente su respiración…
―¡DIGICOREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE EEE! ―gritó a coro un rabioso número de lobos que torpemente intentaban atravesar las ventanas del vagón al mismo tiempo.
Los vidrios saltaron dejando todo el suelo como un peligroso campo minado. El chico se exaltó, no se lo esperaba…en realidad ya no sabía que esperarse…Las embestidas de los más desesperados comenzaron a deformar escandalosamente el metal de los muros del vagón, el rubio se apresuró a ponerse de pie y de un solo golpe arrancó una barra de metal oxidada de uno de los asientos, con ella intentó espantar azarosamente a las bestias…Fierro, golpe, ojo, sangre, aullido, rabia…y en menos de 10 segundos, tenía un lobo furioso por su arremetida intentando colarse aún más desesperadamente… Un último trueno aterrizó en la antena que conectaba la superficie con el subterráneo, enmudeció a la turba de lobos y activó de golpe la energía del vagón, el cual instantáneamente empezó a andar haciendo que uno a uno los lobos fuesen cayendo, sin embargo, aquella bestia a la que le había reventado el ojo seguía con los colmillos hundidos al máximo en el marco de uno de los ventanales, el chico estaba determinado a que él y Hikari saldrían vivos de ese lugar, tuviese que hacer lo que tuviese que hacer. Sujetó el fierro con más fuerza y arremetió contra el último de los Sangloupmon, pero el lobo logró entrar antes que T.K. lograra darle, pasó del chico a gran velocidad y rabioso, dejando restos de baba por todo el vagón y se arrojó sobre la chica y su compañera digimon, en pleno salto fue detenido por T.K. quien solo había alcanzado a cogerle la cola, torpemente intentó escalar en la bestia, pero esta se sacudió violentamente arrojando al chico contra uno de los asientos, el rubio no perdió tiempo en quejas y arremetió instantáneamente con el fierro, logrando captar la atención del lobo; Sangloupmon respiraba agitado, estaba excitado y furioso, avanzó lentamente frente al chico, dándole la espalda a la inconsciente Hikari.
―Nunca voy a perdonar…ni a entender... lo asqueroso de tu sistema de alimentación, te comes el alma de los digimon, de tu raza…eres un asqueroso canival, un carroñero…
Este digimon no era como el primero que vio al llegar al mar negro, no hablaba, era solo una bestia sedienta…
―DIGICORE... ―murmuró el lobo mientras su pupila se dilataba paulatinamente. T.K. sentía como si aquella bestia estuviese mirando a través de él, no había caso, la excitación tenía totalmente embriagado al lobo, nada es más asqueroso que una bestia borracha y violenta, con aliento a cadáver.
El rubio se apoyó en las puertas del vagón, apenas y podía sostenerse, sentía que la espalda estaba agrietándosele, el tren estaba bajando su ritmo…lo último que necesitaba era que se quedaran estancados, así no tendría siquiera oportunidad de huir con Kari en sus hombros, el lobo comenzó a poner los pelos de punta y soltó un feroz gruñido que alertó al rubio cuando este estaba por voltearse a arremeter contra la castaña y sus compañeros digimon, T.K. atinó a patear algunos de los trozos de vidrios que habían quedado dispersos en el suelo, de suerte le dio de lleno en el rostro a aquel monstruo que aulló de dolor y rabia, la sangre de sus ojos se juntaba con la sangre de sus encías, la ira le hizo hervir y su cerebro se cocinó, salió disparado contra el rubio, el cual se agachó en el momento preciso…
―Estación Shibuya, combinación línea verde 6D―dijo una agotada voz grabada.
Simultáneamente las puertas del vagón se abrieron y el lobo rodó por el suelo del andén, T.K., que no había dejado de estar alerta en ningún instante, se apresuró a forzar el cierre de las puertas y trabó el fierro oxidado para que estas no pudiesen volver a abrirse, si él no podría escaparse con Kari en su espalda, entonces sería el maldito lobo el que los dejara en paz, se puso de pie al momento en que el tren comenzó a moverse nuevamente, miró a través de los vidrios rotos como era que su mortal enemigo lloraba sangre…estaba ciego y su nariz llena de vidrios… Nunca había hecho algo tan carnicero, miró el vagón y un escalofrío le subió vertebra por vertebra, sangre y vidrios por todos lados… ese no era un lugar para que Kari despertase y él no se había reconocido…pero Hikari estaba viva, eso era lo único importante; el chico la tomó en brazos con delicadeza e introdujo a Salamon en su bolsón de cuero, justo al lado de su digihuevo. Tenían que llegar al vagón del conductor para lograr manejar el tren… bien, la parte heróica había pasado… pero no tenía ni la más mínima idea de cómo salir de ahí ni a donde ir. Logró pasar al siguiente vagón, eran todos iguales, era una perfecta copia del clásico tren bala japonés, entonces las luces comenzaron a parpadear, el chico calmó sus pasos serenamente y puso atención a los sonidos, parecía que otro tren iba acercándosele con gran velocidad, en un parpadeo el tren ya estaba a su lado y el rubio se arrojó bruscamente al suelo, dejando a la castaña sobre sus piernas, la abrazó sosteniendo con fuerza su cabeza mientras que con la otra mano presionaba su frágil torso contra su cuerpo, el vagón se detuvo definitivamente y el ruido del tren de al lado lo ensordeció, no podía sonar de otra manera, eran vías de acero oxidado; cerró los ojos para no encandilarse con las fuertes luces del otro tren, apretó los dientes, el sonido era realmente insoportable… Y entonces sintió una cálida y dulce sensación en la boca, movió sus labios con sutileza, con ritmo amable, lentamente cayó en cuenta de qué estaba sucediendo, abrió los ojos paulatinamente, tren de al lado había terminado de pasar, todo estaba oscuro, no veía nada, ni la más mínima insinuación de silueta... Los fluorescentes titilaron una vez más y antes de entender si quiera que era lo que había ocurrido, se encontró de lleno con dos gigantes ojos de miel adornando una calma sonrisa de niña somnolienta…
―Soy tan fuerte como el primer rayo de luz… ¿No? ―dijo la castaña pestañeando lentamente, parecía que en cualquier momento volvería a quedarse dormida.
T.K. estaba en shock, subió sus manos hasta el rostro de la chica y lo tomó con fuerza, no podía creer que ahí estaba ella… que esa era su voz, que sus pestañas se mecían con la ternura de un recién nacido, que sus labios dibujaban una suave curva llena de paz… ella estaba ahí, el chico acarició su rostro incrédulo, confirmando que cada perfecto detalle en ella fuera real, que ella fuera la real… y entonces sonrió.
― Así de fuerte, así de única… y así de hermosa…―dijo el rubio besándole la frente para luego esconder su barbilla en el largo y terso cuello de la castaña, tuvo paciencia y se embriagó con el olor de sus cabellos― Kari… nunca más me vuelvas a abandonar... yo… estuve muerto… perdóname, por favor perdóname…yo… yo …
―Tengo mucho sueño, T.K. ―dijo la chica con los ojos a medio morir y se acurrucó en el pecho del rubio.
―Te amo…