Sin palabras por la tardanza...


-¿Tratas de decirme que soy un extraño fenómeno semi vampírico?- exclamó una exaltada Cuddy mientras se paraba de su mesa. Carlisle y Edward le habían contado toda la historia acerca del origen de ella y su familia y desde luego, no lo podía creer. Además el plan Vulturi tampoco resultaba de lo más verosímil.

-Sé que es difícil de creer Lisa- le explicaba el doctor vampiro- Pero es verdad. Y por tu propia seguridad debes venir con nosotros.

-¿Estas mal de la cabeza?- exclamó House mientras rodaba su bastón entre las manos- No irá a ningún lado con el par de locos con mas cirugías plásticas de la historia. El enano de Taub debería tomar clases con su cirujano.

-Por supuesto que no voy a ningún lado. Carlisle, Edward lo siento, pero decididamente no les puedo creer… -dijo Cuddy mientras se alejaba acompañada de House que le hacía caras. Los Cullen solo podían mirarla con expresión preocupada.

-¿Qué haremos ahora?- dijo Carlisle.

-No temas. Aunque piensa que estamos locos y somos muy raros, aun hay duda en su mente. En cuanto vea algo raro nos buscará, solo hay que permanecer alertas. Alice nos avisará.- tranquilizó Edward a su padre, mientras podía percibir la tibia piel de ella, aun a la distancia.

-De esto ni una sola palabra a nadie House- le pidió Cuddy mientras se sentaba en su despacho.

-¡Arruinas mi diversión! Esto sería la comidilla del Hospital. Además yo preferiría que dijeran que soy vampiro a transexual.

-Por favor- repitió, mientras lo miraba fijamente.

-De acuerdo- nadie podía resistir esa mirada-pero de ahora en adelante el rumor de que eres transexual saldrá en todos los medios- le dijo mientras salía.

Esa noche Cuddy no pudo dormir. Daba vueltas en su cama, mientras pensaba en como aparecieron de la nada unas personas a las cuales hacia tiempo no veía, el modo en que el tiempo se detenía en ellos, la increíble historia de su ascendencia, y la más increíble historia del plan de destrucción del mundo.

-Definitivamente soy de una mente impresionable fácilmente- se dijo a si misma mientras tomaba una infusión relajante, lo que eventualmente la llevó a dormir.

Y dormir llevaba a soñar. Soñaba que caminaba de la mano de House por un bosque cálido, aunque con cierto aire de terror. Repentinamente House era arrebatado y llevado tan velozmente que ella no podía distinguir hacia donde, ni quien se lo llevaba, mientras ella con cara de terror se quedaba parada sin saber qué hacer.

Después la misma Lisa era desmayada y transportada hacia solo Dios sabía dónde. despertar, estaba en un extraño palacio medieval, atada con las muñecas encima de su cabeza y los tobillos en una especie de potro de tortura. Quiso gritar, pero el terror era tanto que se lo impedía. Al girar la cabeza vio a House, amarrado en la misma posición que ella, en un potro junto al de ella. Parecía haber sido golpeado fuertemente y una cantidad enorme de personas con capuchas y capas negras los custodiaban.

Una de las capas se acercó a ella y a través de la tela que cubría su cara la olfateaba. Un dedo helado recorría toda su silueta. Finalmente, al llegar a su cuello el dedo se detuvo, sacó un pequeñísimo bisturí e hizo un corte que apenas abrió su piel, pero que dejaba escapar una pequeña gota de sangre.

La capucha se corrió y vio la cara de Aro que la miraba con placer. Lamio la gota de sangre que hizo un largo camino en su cuello, y tuvo que contenerse para no terminar de absorberla toda. Se inclino sobre su cara y le susurró:

-Ahora sí, mi pequeña Lisa, eres toda mía.- y la besaba del modo más rudo que jamás había sentido. Después comenzó a sentir frio. Mucho frio.

Al despertar sobresaltada vio a Edward al pie de su cama. Apenas había abierto la boca para gritar, cuando él la tomó en los brazos y salió corriendo por la ventana.