Tan solo tres meses.

Aclaraciones: Los personajes de Twilight pertenecen a Stephanie Meyer, y esta hermosa historia pertenece a Katys Camui.

Se que les habia dicho que publicaria el viernes pero con una historia tan bella como esta debia publicar el dia de los enamorados :) Donde El Eterno Amor florece cada dia mas... trayendo (a todos menos a mi :S ) a su media naranja, pues a su Edward personal jeje LAS QUIERO MUCHO

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Capitulo 14.- Juntos en la Eternidad

Habían pasado tres días agrios y crueles donde Bella no había dejado de retorcerse de forma dolorosa… sus gemidos llenaban el silencioso lugar la mayor parte del tiempo.

Ahora, su respirar era extremadamente lento, sonoro y profundo. Bella estaba durmiendo con el sudor cubriendo su piel en una fina capa brillante, sus cabellos desordenados cayendo por toda la almohada en aquella cama matrimonial.

El padre de Edward aun que no se llevaba de lo mejor con él le había regalado una casa para el matrimonio y ahí habían estado ambos viviendo desde la boda.

Ahora él estaba recostado a un lado de la gran cama observando el perfil demacrado de Bella con el flequillo pegado a la frente.

La madre de la muchacha estaba con Charlie en la habitación del lado dándole unas pastillas para tranquilizarlo ya que se había alterado al ver el estado de Bella y había sufrido una descompensación y la presión se le había subido, Emmett naturalmente estaba con ellos también.

Alice y Jasper se encontraban en la cocina preparando té.

Edward daba gracias de poder estar un momento con Bella a solas, dado que apenas habían salido del hospital y habían llegado a la casa tanto sus amigos como la familia de la joven no se despegaban de la casa. Y él lo entendía y comprendía, sólo asumía que era un maldito cerdo egoísta que solo quería estar con ella todo el tiempo a solas por su inherente necesidad de pertenencia que la joven le lograba producir.

Ella pareció despertar y abrió los ojos un poco desorientada.

- Bella - le susurró a su lado incorporándose un poco para poder verle completamente a la cara – Hola - le sonrió.

- A… gua - musitó débil viéndolo a los ojos con una extrema adoración.

Edward depositó un beso en la frente de Bella y tomo el vaso de agua que había sobre el velador. Ayudó a Bella a sentarse un poco y le puso el borde del vaso en los labios dándole muy poquito para que no se ahogara por su estado.

- ¿Quieres más? - Ella negó lentamente.

- Gracias - Dijo tan suavecito que casi Edward no la escucha, ella trató de darle una sonrisa amable y él se la correspondió.

Suspiró algo aliviado de que hubiera despertado, realmente cada ves que la veía perderse en sus profundos sueños sentía un terrible miedo de que no volviera a despertar… la sola idea le horrorizaba… ¿Pero cómo podía tenerlo espantado algo tan evidente? Y eso que Bella le había ayudado a tomárselo de una forma más calmada, aun así el dolor seguía ahí empujándolo a ese precipicio de emociones que no quería sentir y que de una u otra forma llegaban con más fuerza e intensidad.

Bella miró el techo blanquecino por unos largos segundos acostumbrando sus ojos a la luz… no sabía cuánto había dormido, suponía que bastante pero aun así seguía sintiendo su cuerpo pesado y cansado.

Desvió sus ojos a los dos hermosos soles de Edward que la contemplaba conteniendo el aliento.

- Si no respiras te ahogaras - Bella musito despacito y casi sin aire, como pudo se movió quedando de lado para verlo directamente.

Oh si, Edward seguía tan hermoso y radiante como siempre, con su perfecta boca masculina y su cuerpo emanando protección, su olor también estaba presente y ella cerró los ojos y aspiró lo más profundo que pudo para sentir aquel delicioso aroma a menta que le llenó cada parte de su ser.

- Delicioso - Susurró entre abriendo los ojos y acercándose más a la cara de él – Bésame - le pidió moviendo su mano que estaba sobre las sabanas torpemente hacía la mejilla de él y acariciándola.

- Con gusto - le respondió y redujo la precaria distancia entre ellos uniendo los labios con los de ella.

Bella se dio cuenta que la forma de besar de Edward había cambiado, era extremadamente lenta y como si estuviera tanteando el terreno para no hacerle daño.

¿Acaso le temblaban también los labios?

Ella se enojó un poco, quería sentir los labios firmes y pasionales de él, y se esmeró en demostrárselo pasando su mano de la mejilla a los cabellos de la nuca del joven de forma que así pudiera presionarlo contra ella de manera más intensa, entonces abrió más su boca y deseosa buscó la lengua de él, la suya propia se movió torpemente y cuando la encontró pudo alcanzar su objetivo, Edward había comenzado a responderle con el misma ímpetu.

No se dio cuenta cuando sucedió pero de pronto Edward estaba sobre ella sin cargar su peso en su pequeño y débil cuerpo besándola con tanto deseo, pasión y necesidad que perdió la cabeza y comenzó a volar ignorando el fuerte dolor que la atravesó.

Él le mordió el labio inferior y luego repitió el gesto con el superior, no conforme con ello los succionó y después volvió a besarla para buscar la lengua femenina y entonces comenzar una loca danza donde el oxígeno estaba escaseando.

Edward recuperó levemente la cordura, no podía hacerle el amor así… no como estaba… Lentamente separó su boca de la de ella y contemplo con adoración aquellos labios hinchados que tanto le encantaban.

Extrañaría su sabor.

Se inclinó nuevamente y les dio un leve rose con los suyos de forma dulce, tierna y amorosa.

- Edward - Suspiró suavecito mientras su pecho subía y bajaba a una velocidad dolorosa, no se había dado cuenta que había dejado de respirar hasta que él le sonrió de forma deslumbrante.

- ¿Estás bien? - Le preguntó jadeando volviendo a su lugar, recostándose nuevamente de lado apoyando su cabeza en la almohada para dedicarse a mirarla con extrema ternura mientras entrelazaba su mano con la de ella y la mantenía a la altura de su pecho para que ella se diera cuenta de lo alocado que estaba su corazón.

Bella solo asintió, aun se sentía flotando y una satisfacción le rodeaba el cuerpo al haber obtenido lo que quería, sin embargo el estúpido malestar seguía retumbando en su cabeza, reprimió un gemido de dolor.

- Te amo - Le dijo ella dándole una sonrisa.

- Lo sé - Le respondió Edward con aire arrogante.

Ella frunció las cejas fingiendo estar enfadada.

- Edward - Sonó más el nombre de él con diversión que con reproche.

- Ya sabes - Besó la mano entrelazada - Yo también te amo - Le sonrió cálidamente.

- Estoy feliz - Susurró respirando dificultosamente.

- ¿Por qué? - Edward la miró con más aprensión cuando vio que parecía tener problemas en respirar.

- Ver tu rostro… me hace feliz - Dijo aspirando una buena bocanada.

- ¿Estás bien? - Volvió a preguntarle sintiéndose algo alterado. Bella parecía a punto de desmayarse y su piel se estaba poniendo más pálida de lo que se encontraba al igual que la temperatura de su cuerpo parecía descender más - ¡¡Bella!! - Le llamó preocupado, casi gritando.

- Bien… - Ella le apretó la mano para tratar de tranquilizarlo – A… gua - volvió a pedir, sentía la garganta extremadamente seca al igual que los labios, y la lengua se seguía moviendo algo torpe. Aun que eso no la había detenido recién.

- En seguida - Edward se volteó dándole la espalda y tomó el mismo vaso que había dejado sobre el velador para poder darle un poco.

Ella bebió muy despacito.

Entonces entró la señora Swan seguida por Emmett y la mujer apenas la vio despierta casi corrió a su lado.

- Bella… hija ¿Estás bien? - Bella puso los ojos en blanco, esa era la pregunta que le hacían a cada rato y le llegaba a fastidiar, pero comprendía también. Se limitó a asentir - Me alegro - La abrazó cálidamente.

Emmett le sonrió desde los pies de la cama y ella le correspondió.

El dolor en su cabeza se estaba volviendo mucho más fuerte, tanto que parecía que le iba a estallar, sentía la palpitación en sus oídos acompañándole un fuerte pitido, a la vez que un frío increíble le rodeaba el cuerpo.

El dolor se intensificaba de forma envolvente y pronto su cuerpo también recibió aquel tormentoso y agudo dolor, era como si le estuvieran partiendo el cráneo y separándole la cabeza del cuerpo a la ves.

Se fuerte…

Bella tragó saliva y cerró sus ojos unos momentos, no quería demostrarse así de herida… quería que estuvieran todos tranquilos.

Se fuerte…

Bella fijó su vista en el hermoso rostro de Edward de forma apresurada, si esto estaba dando indicios de que pronto todo terminaría no quería perderse por ningún motivo la cara de su amado Edward, sus ojos que eran soles de vida para ella, su boca que le llenaba cuando tenía sed, su cuerpo que la abrigaba, su forma de ser que le daba calidez a su corazón, su vida que le daba vida a la suya.

Edward…

- Emmett… ve a buscar a Alice y Jasper, también a Charlie - Dijo de pronto la Señora Swan mirando a Bella con cierta agonía y una severa expresión.

El pequeño inmediatamente salió del cuarto en busca de los demás ante el tono de voz que empleó su madre para decirlo.

- Bella - Edward le acarició los cabellos con lentitud y no despego sus ojos de los de ella, en donde se veía reflejado tan claramente tras esas espesas pestañas – Bella - Repitió comprendiendo entonces lo que estaba comenzando a ocurrir - No me dejes… - Su voz se quebró y en remplazo casi un gemido salió de sus labios - No todavía… - Apretó la mano que tenía enlazada aun con ella y la besó cerrando sus ojos fuertemente.

- Edward - Salió débil y casi inaudible, pero él abrió los ojos apenas escuchó su nombre - Todo… estará bien - Le sonrió de forma preciosa y él sintió su pecho oprimirse de forma tormentosa y sus pulmones le ardieron, contuvo la respiración para no llorar.

Los hombres no lloran se dijo para sí.

¿Podía alguien NO llorar al ver que la persona que más quería se iba sin poder buscarla ni encontrarla en ningún lugar?

¿Podía alguien NO llorar al darse cuenta que jamás podría volver a abrazar ni sentir la caricia o ver la sonrisa de la persona que más quería?

¿Podía alguien ser tan insensible?

De pronto se dio cuenta que en su interior estaba totalmente desesperado.

No vería más a Bella.

No la tocaría nunca más.

No volvería a ver aquella sonrisa.

No volvería a sentir su cálido y agradable cuerpo junto al suyo.

No escucharía nunca más decir su nombre de aquellos labios que tanto adoraba.

No escucharía más su voz ni el 'Te amo' en ellos.

Y como si ella estuviera leyendo sus pensamientos le sonrió.

- Te amo - Le dijo despacito casi en un respiró y entonces su pecho subió y bajo más lento de lo que había estado antes.

La joven fue vagamente consciente de que Alice entró con Jasper y Charlie seguidos por Emmett.

Desvió un poco sus ojos para ver a los demás pero no por demasiado tiempo…. No quería perderse demasiado de admirar el rostro de su amado Edward.

La señora Swan tenía las manos a la altura de su pecho cerca del corazón presionando esa zona como si así se fuera a aliviar la tristeza que estaba sintiendo, así mismo sus ojos tenían un brillo intenso y se habían vuelto algo rojizos por las ganas de llorar.

Alice tenía la cien recargada en el hombro de Jasper y estaba firmemente abrazada a él, la contemplaba cerca de la puerta, su expresión era casi la misma que su madre, sólo que Alice no se había contenido y las lágrimas corrían por sus mejillas en un cómplice silencio que había llenado todo el lugar.

Jasper la observaba con el mismo gesto de tristeza pero a la vez con una calidez que sólo él sabía dar.

- No llores - Le dijo a su mejor amiga casi en un susurro, Alice le dio una sonrisa con lágrimas adornadas y ella pensó que así era mucho mejor, ella se la devolvió como pudo.

Charlie estaba junto a Emmett al lado de la ventana, parecía tranquilo gracias a las pastillas que le había dado la Señora Swan… Emmett estaba abrazado a Charlie y la miraba fijamente irradiándole que la quería. Ella trató de corresponder con la misma intensidad a su pequeño hermano menor.

No pudo evitar casi gritar cuando una punzada le atravesó el cerebro de forma inesperada y grave.

- ¡Bella! - Gritaron casi al unisonó todos.

Ella se puso a respirar más fuerte cuando se percató que aquello le estaba costando demasiado, volvió su rostro al de Edward quien la contemplaba de forma dolorosa, triste, ausente, dolida, tortuosa, y a la vez también le traspasaba con aquella potente mirada aquellos sentimientos dulces, amorosos, tiernos, y de una increíble adoración.

Edward lo siento…

Pensó al momento que otras punzadas mucho más fuerte que la anterior llegaban a su cerebro haciéndola retorcerse involuntariamente.

Respiró rápido.

- Bella - Murmuró él con los ojos llenos de lágrimas.

- Prométeme algo - susurró.

- Bella lo que sea… - le dijo de forma incondicional - PERO resiste… -

- Tienes que seguir… con tú vida… - Murmuró con esfuerzo y él tuvo que ponerse más cerca de lo que ya estaba para escucharle bien - Tienes que amar… y… tener… familia… - Bella respiró más hondo de lo normal – Prométemelo - Exigió con una seria expresión en su rostro agónico.

Edward la miró incrédulo ¿Cómo podía ser capaz de pediré aquello? ¿Cómo?

Si toda su vida era ella, si no quería compartir su vida con nadie si no fuera ella.

¿Cómo podría amar a otra persona?

Si desde que la conoció sólo la amo incondicionalmente a ella.

- Bella - comenzó él tratando de no sentirse enojado con ella por pedirle aquella locura.

- Prométemelo… - Insistió, la vio tan determinada en lo que le estaba pidiendo que no tuvo más alternativa.

- Esta bien… - Suspiró sintiéndose desamparado. Apretó más la mano de ella entre la suya.

- Gracias - murmuró. Frunció las cejas, un nuevo golpe en su cabeza había llegado, pestañeó y vio puntitos negros rodeándola, cerró los ojos un momento y cuando los abrió pudo ver algo borroso pero aun seguía ahí el rostro perfecto y hermoso de Edward - Yo… a cambio… te prometo que… - inspiró un poco más de aire - Te estaré esperando -

Eso estaba bien, ver su rostro hasta el último momento era lo único que había deseado, lo único que realmente le importaba.

- Te amo - volvió a decir con un tono tan feliz que él se acercó y le beso los labios muy suavecito.

- Te amo - Le dijo él con una sonrisa… las lágrimas habían comenzado a rodar por sus mejilla sin su permiso, y lo peor es que ya no había como detenerlas.

- Lo sé - Repuso ella con cierto humor y se retorció nuevamente ante otro grave dolor…

Todo estaba comenzando a girar, todo perdía claridad, una y otra ves aquellas agujas, no, mejor dicho aquellas espadas atravesaban su cerebro sin remordimiento, aquel dolor se extendía por cada parte de su cuerpo y ella quería gritar para desaparecerlo y de hecho lo intentó, pero por más que trató nada salió de su cuerpo. Sentía que era jalada hacia algún lugar extraño y que no podía zafarse de aquellas manos que la llevaban a otro lado.

- Bella - Edward advirtió que él rostro de ella comenzaba a volverse ausente - Bella ¡No me dejes aun! - le gritó para tratar de volverla.

La muchacha escuchó a lo lejos su voz, ya todo estaba perdiendo claridad, volvió a ser jalada bruscamente, parecía que la habían dejado ver por una última vez el rostro de su amado Edward y entonces todo se oscureció con un suave suspiro de ella y un te amo muy bajito que casi no existió.

- Bella… - Edward se enderezó y gentilmente la movió poniendo su mano en el hombro de ella - Bella - subió el volumen de su voz y esta vez la movió más brusco - ¡Bella NO! ¡Bella vuelve! ¡Me enojaré contigo! - Le gritó al cuerpo inerte, a lo lejos y muy poco consciente de ello escuchó a los demás gemir y sollozar, no se percató de que muchos sollozos y gemidos venían de sus labios - MALDICIÓN Bella REGRESA, VUELVE -Grito desesperado moviendo el cuerpo inerte… - Por favor… no me dejes SOLO - Pidió a la nada llorando con tanta fuerza como nunca lo había echo en su vida. Los ojos sin vida de Bella habían quedado entre abiertos y se vio reflejados en ellos sin la luz que siempre veía ahí…

- Hijo… - La señora Swan le toco el hombro suavemente - Bella ya esta bien - le dijo tratando de sonar tranquila… tratando de convencerse a si misma de ese hecho - Bella ya esta… bien - Su voz se quebró.

- Bella… - Edward apoyó su mejilla en el pecho de la joven y con una mano le cerró los ojos por completo - Mi Bella… - Murmuró para sí…

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Cincuenta años después…

El hombre estaba rodeado por muchas personas a su alrededor, se encontraba tendido en aquella cama esperando lo inminente, la muerte estaba llegando a él… Edward la esperaba con una tranquilidad única que a todos les sorprendía…

Edward había estado deseoso de aquello desde que la razón de su existencia había desaparecido del mundo en el cual él vivía…

Los primeros años habían sido tormentosamente dolorosos, cada noche recordaba cada momento vivido con ella y la tristeza descendía sin dejarlo respirar.

En el día trataba de concentrarse al máximo para no pensar en ella y poder superarlo pero al mismo tiempo no quería olvidarla en lo absoluto, sentía que si lo hacía estaría traicionándose así mismo.

Terminó la universidad con impecables notas por lo mismo, apenas recordaba esos años en la que su ser había estado ausente de todo.

A veces había ido a visitar a la Señora Swan… pero cada ves que iba a aquella casa los recuerdos le mareaban y terminó por desistir de ir a verla… los años pasaron y se enteró que Charlie falleció, así como más tarde también la Señora Swan.

La leí de la vida…

Emmett en ese año se fue a Inglaterra como estudiante de intercambio, Alice y Jasper entonces se fueron también a Italia por un trabajo que le salió haya a Jasper.

La vida continuaba, y vaya que le costó entender eso…

Más años pasaron y entonces en su trabajo llego una enfermera con un semblante parecido al de Bella pero bastante reservada, ella demostró interés en él el suficiente para que decidiera darle una oportunidad, aunque lo que sentía por aquella mujer no era ni la mitad de lo que sintió por su Bella, ni siquiera podía considerarse la mitad.

Pero le había hecho una promesa a Bella, y Dios, solo él sabía cómo le costó decidir formar una familia, se sentía traicionero e infiel… infiel al recuerdo que tanto había añorado.

Tuvo una familia feliz si se puede decir así, aun que siempre supo que su mujer a veces sufría por aquel dejo de ausencia que él no podía controlar.

Y ahora estaba ahí rodeado de sus tres hijos, su esposa, y sus nietos también…

Él solo quería que luego llegara su momento, él quería estar con ella, él sabia que de una u otra forma ella lo estaba esperando, apenas era consiente de algunos llantos a su alrededor, eso realmente y de forma egoísta no le importaba, sólo quería llegar con ella lo más pronto posible…

Creyó que no podía respirar, y en efecto así fue, de pronto por más que trataba de inspirar aire no podía, y sus pulmones comenzaron a arder de forma dolorosa, sentía su cuerpo quemarse por dentro aballasadoramente.

Todo oscureció.

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- Has demorado demasiado - Reclamo una voz juvenil y familiar a lo lejos.

Él caminó por aquel oscuro sendero hacia la luz con tonos violáceos y amarillos que se encontraba al final de camino, sin darse cuenta se encontró corriendo hacia la silueta que estaba ahí.

Cuando llegó al final le vio su rostro y su sonrisa se extendió a tal grado que sintió tirante sus mejillas.

- Te he esperado demasiado - La muchacha tenía una expresión traviesa, y se vio en el espejo de sus ojos.

¡Estaba joven otra vez!

- ¿Te has quedado mudo… Edward? - Ella le sonrió para darle confianza.

- No sabes cuánto he deseado esto - Soltó al fin y la abrazo apretándola contra su cuerpo - Dime que no estoy soñando, por favor - Le dijo con tono desesperado apretándola aun más, si era posible hacia él.

- CLARO que no, te dije que te esperaría… y eso hice. -

- Bella - Edward la miró directo a los ojos y entonces todo volvió a encajar de forma perfecta en su lugar.

- Ahora estamos juntos… en la Eternidad - Ella le sonrió y se acercó a sus labios para besarlo…

Más allá de una vida juntos era toda la eternidad… ¿Podía existir algo mejor que eso?... Definitivamente NO.

Para siempre y por siempre.

FIN.

Dios cuanto sufrí con este capitulo!! u.u y es el FIN de Tan Solo Tres Meses… quiero darles las Gracias a TODO el mundo que apoyo este finc, a cada uno que se dio su tiempo para leerlo y comentarlo y también a los que lo agregaron a sus favoritos tanto a la historia como a mí. Por supuesto también darle las gracias a la autora Katys Camui por darme la oportunidad de adaptar su hermosa creación.

Cada uno sufrió con los capítulos pero no me cansare de agradecerles por cada comentario lindo, que me dieron ya que este fue la primera historia publicada.

Mil besos bye-bye

**Kyuketsuki**