Disclaimer: Harry Potter no me pertenece y no estoy sacando ningún beneficio de esto.
Nota del Autor: La historia se ubica después de los acontecimientos de GoF. Tomen nota de que se trata de un AU. Por ello no es conveniente que lo lean menores de edad, porque habrá menciones explícitas de sexo, abuso y escenas gráficas a lo largo de la historia, es sólo para lectores maduros. Disfrútenla.
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Further Author´s note: we owe this translation to Loreley Takarai (http : // www . fanfiction . net / u / 1829539 / Loreley_Takarai - just remove the blank spaces), many thanks to you again!
I don´t speak Spanish myself, but I love the idea to see this in a different language!
Enjoy!
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WICKED (MALO)
CAPÍTULO 1
SORPRESA
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Draco parecía mal herido. Fue el primer pensamiento que cruzó la mente de Harry, incluso antes de que se preguntara qué hacía Malfoy en la puerta de su casa.
El rubio estaba agachado, recargado en el umbral de Privet Drive No. 4. Tenía el cabello revuelto y su piel, más pálida de lo que Harry podía recordar.
"Malfoy", dijo, alzando su varita, sintiendo que el odio se apoderaba de él al pensar en el atrevimiento que tenía Malfoy al presentarse ahí. Su semblante cambió de inmediato al mirarlo más de cerca.
Había contusiones en el ojo izquierdo de Draco y en su rostro. Harry se dio cuenta de que su ropa estaba rasgada en algunas partes y que su archienemigo temblaba violentamente.
Rápidamente, Harry se arrodilló frente a él, sintiendo un escalofrío cuando los ojos de Draco finalmente se cruzaron con los suyos: parecía devastado, su mirada inestable y vacía.
"Draco", susurró Harry, inclinándose para alcanzarlo. "¿Qué sucedió?".
Draco retrocedió al sentir la mano de Harry, pero al menos parecía que había salido de su trance. "P-Potter", tartamudeó con voz baja. "N-Necesito esconderme… N-no sabía… a dónde ir…".
"Shshshsh", le dijo Harry tratando de calmarlo. "Está bien… Vayamos adentro ahora, después me explicarás".
Draco retrocedió de nuevo cuando Harry intentó ayudarlo a levantarse. Sus manos estaban frías y parecía no poder sujetarse de Harry con firmeza para ponerse de pie por sí mismo. Harry volteó hacia abajo y se dio cuenta de que sus manos no sólo estaban frías sino que además sangraban.
"¿Tus manos están heridas?", preguntó, angustiado. Draco sacudió su cabeza negativamente. Sin embargo eso no lo tranquilizó, puesto que la sangre provenía entonces de otras heridas.
Harry lo sujetó con más fuerza, consiguiendo que Draco se pusiera finalmente de pie. El chico gimió. Un charco de sangre se había formado en donde el rubio estaba sentado. Harry se estremeció pero no tenía tiempo para ocuparse de eso ahora, porque Draco temblaba recargándose pesadamente sobre él. Los ojos del rubio parpadeaban intentando mantenerse consciente, pero sus rodillas lo traicionaron.
Harry abrió la puerta, casi cargando a Draco, más que jalándolo hacia adentro, dirigiéndose directamente a las escaleras, usando todas sus fuerzas, jadeando y tratando de no pensar en el rastro de sangre que estaban dejando detrás o en qué haría su tía Petunia si lo descubriera.
Apenas Harry abrió la puerta de su recámara, Draco se derrumbó. Harry hizo como pudo para llevarlo hasta su cama. Lo recostó cuidadosamente sobre ella. Definitivamente, Malfoy no era su persona favorita en el mundo, pero esto era aterrador.
Imágenes de Cedric desfilaron en la mente de Harry, quien parpadeó para librarse de ellas. No tenía idea de qué hacer: Ahí estaba Draco Malfoy, acostado e inconsciente en su cama, sangrando por alguna o quizás varias heridas, luciendo como si acabara de salir del infierno.
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Harry luchaba con sus pensamientos. ¿Qué se suponía que tenía qué hacer? No sabía nada sobre medicina y mucho menos sobre cómo detener una hemorragia.
Se llevó las manos a la cabeza, vacilando. Estaba por su cuenta, no había nadie más. Tenía qué detener la hemorragia, eso era lo primero en su mente. Se había olvidado por completo del rastro de sangre, se había olvidado de todo lo demás, dada la situación.
Se acercó al borde de la cama. Primero tenía qué averiguar de dónde provenía la sangre.
Estaba fijándose en donde Draco tenía desgarrada la ropa cuando sonó el timbre. Harry se congeló. El timbre sonó de nuevo, más insistente esta vez.
Maldiciendo, Harry tomó su varita y corrió escaleras abajo. Sus tíos iban a matarlo cuando regresaran de sus compras y se encontraran con esto. ¿Qué tal si era un vecino que se había topado con la sangre, o peor aún, que había visto a Malfoy?
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Cuando Harry abrió la puerta, con la varita escondida tras su espalda, se encontró con se trataba de la Sra. Figg.
"Harry", chilló ella. "¿Te encuentras bien?". Harry la miraba sin saber qué hacer. "No te quedes ahí, muchacho", le ordenó la Sra. Figg. "Sé que algo pasó y este charco de sangre lo prueba".
Desesperado por encontrar una excusa, Harry abrió su boca para hablar, pero la Sra. Figg lo interrumpió: "¿Tienes tu varita?".
"¿Mi varita?", preguntó mostrándole la mano con que la sujetaba.
"Bien", murmuró la anciana, con un aire de impaciencia. "No hay tiempo de explicar", le dijo al notar la expresión confundida de Harry. "Será mejor que me digas lo que está pasando. Quisiera saber en dónde está ese Mundungus Fletcher. Debería estar aquí ahora".
"Mun…"
"En su turno, si tuviera sentido de responsabilidad se hubiera dado cuenta. Afortunadamente tengo al Sr. Tibbles en servicio. Él me informó que algo no andaba bien", agregó llevando a Harry hacia adentro, en donde sus ojos se posaron de inmediato en el rastro de sangre. Comenzó a subir las escaleras con mirada decidida. ¿Has perdido tu voz, Harry?, le preguntó.
"No… Yo… Cómo… ¿Es usted una bruja?", le preguntó Harry, siguiéndola de cerca, aún perplejo.
"Soy una Squib, por eso temo no ser de gran ayuda. Pero ya habrá tiempo para preguntas, querido", contestó la anciana, entrando al dormitorio.
Draco seguía igual que antes, inconsciente. La señora Figg caminó hacia la cama y se acercó a él. "Merlín, necesitamos ayuda querido Harry, sé bueno y espera afuera. Mundungus debe aparecer en cualquier momento. Más vale que venga lo más pronto posible", murmuró.
Harry apenas había abierto la puerta principal una vez más cuando un sonido parecido a CRACK se escuchó y un hombre pequeño, de aspecto lastimoso, apareció en la entrada.
Parecía que había estado bebiendo. "Ah, Potter", dijo como si se conocieran desde años. "¿Dónde está Figgy?".
Harry se hubiera reído si la situación no fuera tan seria. "Arriba, dijo dispuesto a hacerse a un lado, cuando un pensamiento asaltó su mente. "Señor Fletcher, usted podría… Mi tía, usted verá", añadió señalando el charco de sangre.
"Por supuesto que sí", dijo Fletcher jovialmente y con un chispazo de su varita, el líquido rojo desapareció. Entonces se dio la vuelta para entrar en la casa.
Harry arrugó su nariz, podía oler el alcohol en su cuerpo. Lo siguió escaleras arriba, esperando que ningún vecino lo hubiese visto aparecer. Harry notó que Fletcher cargaba un bulto de tela que le recordó a su propia capa de invisibilidad. ¿Acaso lo estaban vigilando?
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La pregunta salió de su mente apenas llegaron al dormitorio. La señora Figg comenzó a gritarle a Fletcher, acusándolo de olvidar sus deberes, antes de darle instrucciones para conseguir ayuda. Siguiendo sus órdenes, Fletcher desapareció de inmediato. "Hombre insoportable, nunca se da cuenta de nada. Y se supone que debe vigilarte".
Harry iba a preguntarle porque nunca le había dicho que ella era una Squib, pero un quejido proveniente de la cama lo distrajo. Volteó hacia allá. Draco había comenzado a moverse lentamente, resguardándose en sus propios brazos. Estaba temblando. Con ayuda de la señora Figg, Harry sacó la sábana que estaba debajo de él y lo cubrió con ella para mantenerlo caliente. Draco abrió los ojos y volteó hacia Harry con mirada penetrante. "Por favor… quédate", murmuró antes de quedar inconsciente una vez más. Harry se viró hacia la señora Figg. "Pobre criatura", susurró ella.
Harry no sabía cómo responder a eso. Usualmente, Draco Malfoy estaba muy lejos de necesitar compasión, pero por supuesto, la señora Figg no tenía idea de que era hijo de un Mortífago.
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Harry se sobresaltó cuando un nuevo CRACK acompañó la llegada de otras tres personas, haciendo que su cuarto pareciera aún más pequeño de lo que era. Harry se encontró cara a cara con Remus Lupin, Albus Dumbledore y Madam Pomfrey, quien inmediatamente se acercó a la cama.
Harry les miró fijamente. La situación debía ser peor de lo que pensaba si el director de Hogwarts en persona había sentido la obligación de aparecer allí.
Los brillantes ojos del anciano parecían endurecerse mientras analizaban la situación."Es un gran lío en el que te has metido, Harry", le dijo a manera de saludo. "Y parece que el Sr. Malfoy también".
"¿Te encuentras bien, Harry?, le preguntó Lupin reservadamente, cuando Dumbledore se dio la vuelta hacia la señora Figg. Harry asintió, con evidente confusión en su rostro. "No sé qué le pasó", dijo. "Estaba terriblemente mal cuando lo encontré, dijo que necesitaba esconderse y que no sabía a dónde más ir".
Ambos voltearon hacia la cama, pero sólo podían ver la espalda de Madam Pomfrey.
Lupin asintió y le sonrió a Harry. "Me alegra verte de todos modos".
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Justo después, el abrirse de la puerta principal se escuchó desde arriba, seguido de ruido de gente que entraba. Un segundo después, la voz chillona de la tía Petunia se escuchó: "¿Qué es lo que ese chico ha hecho ahora? Hay sangre por toda la alfombra. ¡HARRY!".
Harry miró alarmado a los otros. Dumbledore levantó una ceja al escuchar que la mujer se preocupaba más por la sangre en la alfombra que por el propio Harry. "Iré a hablar con ella. ¿Lupin?". Remus asintió para después acompañarlo.
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La señora Figg frunció la nariz. "Harry, querido, lamento tanto que tengas que aguantar a esta gente tan horrible. Por supuesto, no podía decirte nada en todos estos años y es por eso que tenía que hacer que te desagradara estar en mi casa, ellos podrían haber sospechado", le explicó.
Harry asintió, aún confundido. La señora Figg ladeó la cabeza. "Me iré a casa ahora. Dumbledore te dirá todo lo que necesitas saber".
"Está bien", contestó el moreno, observándola marcharse. Después se volvió hacia Madam Pomfrey. "¿Cómo está?", le preguntó.
"Aún no puedo decirlo", contestó la enfermera. Madam Pomfrey removió mágicamente la ropa de Malfoy y descubrió que no llevaba nada debajo. Ahora estaba prácticamente desnudo, excepto por un paño doblado que Madam Pomfrey le puso encima para cubrir sus partes privadas.
Usó un hechizo de levitación para mantenerlo a unas cuantas pulgadas sobre el colchón. Parecía como si su cuerpo hubiese sido utilizado como un maniquí para pruebas de choque, estaba todo cubierto de contusiones, algunas de ellas nuevas, otras, aparentemente, más antiguas. Sus muñecas y tobillos estaban malheridos y sangraban, profundamente desgarrados en algunas partes. Harry tragó saliva, parecía que lo habían encadenado. Había otras marcas alrededor de su cuello también, y no quería saber de dónde venían, pero parecía como si alguien lo hubiese estrangulado.
Malfoy abrió los ojos cuando Madam Pomfrey tocó su cabeza, gimiendo calladamente y retrocediendo a su contacto. Harry se arrodilló a su lado, pensando que al menos podía intentar calmarlo. "Shshshsh, tranquilízate Draco. Estás a salvo aquí. Madam Pomfrey te está revisando, es la enfermera de Hogwarts, ¿recuerdas?".
Al escucharlo, Malfoy se calmó. Madam Pomfrey le dio a Harry una mirada aprobatoria y continuó examinando a Draco. Eventualmente levantó su varita. "Debo pedirte que salgas del cuarto ahora para poder revisar apropiadamente a mi paciente", le dijo.
Ante esto, Draco protestó a pesar de su debilidad. "No... Por favor... H-Harry... quédate", suplicó.
Harry se acercó a él rápidamente, tentado a poner su mano sobre el hombro del rubio. Madam Pomfrey miró a uno y a otro y suspiró. "Muy bien, entonces, al menos tu presencia parece calmarlo".
Ella se acercó, alzando un poco la tela. Después levantó cuidadosamente las piernas de Draco y las separó. El rubio sollozó cuando la enfermera comenzó a revisar sus partes privadas. Harry se volteó hacia otro lado ante la embarazosa situación.
"Tranquilo, querido, terminaré pronto", le dijo Madam Pomfrey mientras usaba otro hechizo de levitación para levantar sus caderas un poco más.
Draco se removió, respirando agitadamente. Harry se descubrió a sí mismo acariciando el cabello del otro muchacho. Esta situación parecía demasiado irreal, sin importar que él fuera la última persona a la que hubiera imaginado tratar así.
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Harry podía escuchar a su tío Vernon gritando en el piso de abajo, luego pareció que lo callaban, porque el silencio regresó repentinamente.
Harry suspiró prestando atención nuevamente a Madam Pomfrey, quien suavemente bajaba de nuevo las piernas de Draco. "Voy a ponerte boca abajo, querido", le dijo. A Harry le pareció que su voz temblaba al decirlo, no podía asegurarlo, pero Madam Pomfrey sonaba extrañamente consternada.
Draco gimió apagadamente mientras lo volteaban hacia abajo. Harry tragó saliva. El reverso del cuerpo del rubio también tenía contusiones, pero además había verdugones rojos por toda su pálida piel.
Madam Pomfrey accionó su varita al ver que Draco comenzaba a respirar agitadamente. Al principio, a Harry le pareció que Draco se aterraba por alguna razón. Entonces el rubio murmuró: "Náusea".
Harry se puso de pie, buscando algo que pudiera utilizar. Madam Pomfrey estaba acostumbrada a este tipo de incidentes, por lo que tranquilamente convocó un pequeño recipiente de su bolsa y lo agrandó. Apenas si Harry lo colocó debajo de su barbilla, Draco empezó a vomitar. Harry sostuvo el recipiente y con su otra mano le ayudó a Draco a levantar la cabeza. El cuerpo de Draco temblaba violentamente, pero sólo vomitó un poco, casi puro líquido.
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Una vez que depuso, Draco pareció recuperarse un poco y Harry puso el recipiente a un lado.
"Muy bien", dijo Madam Pomfrey, dándole a Harry un pequeño paño para que lo limpiara. Después, con voz suave, le habló a Draco de nuevo. "Te volveré a voltear en un minuto. Respira profundamente mientras tanto. Eso es, eres un buen muchacho".
Harry limpió con torpeza la boca y barbilla de Draco. El rubio se sacudía con fuerza pero no protestó.
Madam Pomfrey puso varias capas de ungüento sobre la espalda de Draco y en otras partes de su cuerpo. Después lo cubrió con gasas, lo puso de nuevo boca arriba, terminando el hechizo de levitación y lo colocó suavemente sobre la cama. Conjuró un cojín y lo puso bajo su cadera, después uso otro hechizo para aparecer un pijama en el cuerpo del muchacho.
Usó un encantamiento de limpieza sobre la cama y después cubrió a Draco con una manta. "¿Tienes otra, querido?", le preguntó a Harry, quien había estado observando todo con cada vez más preocupación.
"Er-no", contestó él aturdido. Madam Pomfrey asintió y extrajo una segunda manta de su bolso, extendiéndola sobre la anterior. "Necesitamos mantenerlo caliente", añadió.
Extrajo también varios frascos de pociones curativas que hizo beber a Draco. Después de tomar la última poción, los ojos del rubio se volvieron a cerrar, su respiración se tranquilizó y se quedó dormido.
Harry observaba el pálido rostro de Draco, después a Madam pomfrey, pero ella no sintió su mirada, simplemente comenzó a guardar sus cosas con quijada firme.
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Dumbledore volvió a la habitación. Su mirada se detuvo en Draco un momento antes de dirigirse a la enfermera. "¿Y bien, Poppy?", preguntó con voz grave.
Madam Pomfrey se encogió de hombros. "Quizá Potter no deba escuchar esto, Albus", dijo con voz temblorosa.
Para sorpresa de Harry, sin embargo, una sonrisa triste se instaló en el rostro del director. "Me temo que debe hacerlo, Poppy", inquirió suavemente. "Necesita entender lo que está pasando, especialmente después de su propia experiencia".
Poppy le miró, dudosa. Después suspiró. "Que así sea, entonces. Parece que el señor Malfoy ha sido torturado por al menos una semana...".
"¿Una semana?", preguntó Harry sin darse cuenta de que jadeaba.
Madam Pomfrey continuó hablando con la mirada fija en alguna parte de la pared, como si no se diera cuenta de lo que estaba diciendo hasta que ya había salido de su boca.
"Parece que fue sometido a la maldición Cruciatus varias veces, juzgando el estado en que se encuentra, en su cuerpo hay señas de golpes y maltrato, además de desnutrición y deshidratación. Hay heridas abiertas y contusiones en sus tobillos, muñecas y caderas, causadas por hierro. Además… parece que fue violado en varias ocasiones y con fuerza brutal".
Madam Pomfrey guardó silencio. Estaba tan pálida e impresionada como Harry y el propio Dumbledore.
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Ninguno de ellos habló por un buen rato.
El director fue el primero en recobrar la compostura. "Tenemos que asegurarnos de que esté seguro. Su voz sonaba inusualmente vieja y cansada. Luego se volvió hacia Harry. "Sé que esto es pedirte demasiado, pero en verdad quisiera que se quedara aquí. No podemos llevarlo con nosotros".
"Pero Albus", lo interrumpió Madam Pomfrey. "Si lo llevamos a Grim… a nuestro cuartel, puedo atenderlo apropiadamente".
"Poppy". La voz de Dumbledore sonaba triste, como si sus propias palabras lo afligieran. "A pesar de lo que ha sucedido, sigue siendo hijo de Lucius Malfoy. No podemos arriesgarnos a llevarlo a nuestro cuartel, vería y escucharía demasiado".
El silencio que siguió era más ensordecedor que cualquier otro sonido que Harry hubiera escuchado antes. No tenía idea de a cuál "cuartel" se referían, pero Dumbledore tenía razón, incluso si eso parecía ridículo, en vista del estado en que Draco se encontraba.
"Mientras esté aquí, podemos vigilarlos a ambos, que es lo que haríamos de todos modos". Dumbledore continuó hablando, dirigiéndose luego a Harry. "Lamento imponerte esto. Sé que tú y el señor Malfoy nunca han estado en buenos términos y estoy consciente de que has tenido… problemas con su padre".
Sus ojos centellearon al decir esto. "Creo que el joven Malfoy, aquí presente, ha sufrido a manos de los mortífagos, pero mientras no estemos seguros si su padre también intervino, creo que lo mejor es esconderlo aquí, contigo. No creo que a Lucius se le ocurra buscar a su hijo en la casa de los parientes de Harry Potter".
El profesor Dumbledore captó la mirada dudosa de Harry y comprendió que lo que le preocupaba al moreno era la opinión de sus tíos sobre esto.
"He hablado con ellos", dijo. Sus ojos centelleaban una vez más. "No interferirán, incluso hemos acordado que tu tía Petunia los ayude si es necesario".
Harry lo miraba con incredulidad en el rostro. ¿Su tía, ayudándole? Ella siempre lo había hecho a regañadientes, incluso aquella vez, cuando era más chico y estuvo enfermo. No podía sino preguntarse cómo hubiera sido su vida antes de Hogwarts si Dumbledore hubiera intervenido más a menudo.
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Sus pensamientos se interrumpieron cuando Remus entró en la habitación con humor positivo y alegre, algo que Harry nunca había visto en él. "No te darán ningún problema, Harry", le dijo. Y al chico le dio la impresión de que Lupin estaba suprimiendo el impulso de apretar las manos.
"Harry", lo llamó Dumbledore. "Te estaremos vigilando todo el tiempo. Si algo malo sucede sólo tienes que lanzar algunas chispas hacia arriba con tu varita".
"¿No está prohibido que use magia?", preguntó Harry.
"Sólo hazlo si es necesario", contestó gentilmente el director. "Ahora bien, me parece que debemos hacer algunos cambios". Alzó su varita y agrandó la cama lo suficiente para que dos personas cupieran en ella. Luego se volvió a la ventana y agitó su varita suavemente.
Harry no vio que pasara nada, pero supuso que era un hechizo de protección.
"Así nadie podrá ver hacia adentro, explicó Dumbledore.
Madam Pomfrey, que había seguido vigilando a Draco, le entregó a Harry una caja con suministros de medicamentos y pociones, dándole instrucciones sobre qué hacer. Después de eso, los tres desaparecieron.
Las palabras de la enfermera todavía resonaban en sus oídos cuando se sentó en la cama. El señor Malfoy ha estado bajo una prueba terrible, querido. Necesita mucho consuelo, pero no le preguntes qué le pasó. Si él decide decírtelo, lo hará a su tiempo".
Harry miró de nuevo a su archienemigo, aún en el sueño al que había sido sometido para que su cuerpo encontrara descanso, lucía bastante tenso.
El moreno suspiró. Parecía que este iba a ser un largo verano.