Disclamer: Todos los personajes pertenecen a Meyer, yo sólo juego con ellos.
Sé que ha pasado bastante tiempo desde la última actualización, pero ahora que ya todo esta volviendo a su cause puedo tener algo de tiempo adicional para concentrarme en los fics que tengo pendientes. A estos outtakes solamente le falta uno y cerraré con el patriarca de la familia.
EPOV
EDWARD ES MÍO
Regresaba de cazar después de haber esperado más de dos semanas para ello y venia corriendo tan rápido que mis pies no parecían tocar el piso ya que estaba ansioso de regresar donde mi pequeña Bella.
Pensé que con el paso del tiempo la separación sería más fácil pero fue todo lo contrario, no tenía ni dos horas de haberla dejado y ya estaba ansioso por volverla a tener entre mis brazos.
—¡Eward!—chilló en cuento me vio entrar por el ventanal de la sala.
Corrió hacia mí lo más rápido que sus cortas piernitas la dejaban.
La levanté en cuanto estuvo a mi alcance y besé sus mejillas.
—Qué bueno que regresaste, hermano. Babitas tiene horas volviéndonos locos—se quejó Emmett exagerando ya que no me había ausentado ni siquiera una hora.
—¡Mío!—chilló envolviendo sus bracitos en mi cuello cuando Emmett me palmeó la espalda.
—Tiene rato así. Todo empezó porque Alice dijo que tú eras su hermano favorito… como si eso tuviera que decirlo en voz alta. La cosa fue que para molestarla le dije que eras el mío y ella me respondió que eras suyo—rodó los ojos —¿quieres ver?
Su mente evocó el momento en que él y Alice tenían su tonta pelea. Bella solamente se les quedó mirando hasta que pareció aburrirse y se levantó para tomar una de las fotografías en donde yo aparecía sujetándola contra su pecho y gritando que yo era suyo.
No pude evitar que una infecciosa sonrisa se curvara en mi rostro mientras me sentaba con ella en mi regazo dejándola mostrar toda la posesividad que había desarrollado en ese momento.
Así pasaron los días, pensé que todo había sido algo del momento pero hasta ahora nadie había podido acercarse a mí sin que Bella se pusiera en guardia y terminara parada sobre mis piernas con sus manos envueltas en mi cuello.
—¿El perrito guardián está dormido?—dijo Emmett ganándose un golpe de Rose y un siseó de todos los que lo escuchamos. Rodó sus ojos, poco afectado como siempre ante cualquier reprimenda.—No me lo van a negar, solamente le falta morder y orinarse por allí marcando su territorio.
Lo ignoré, pero empezó a recordar que últimamente la pequeña se me aferraba de la pierna y se sentaba en mi pie haciendo que tuviese que caminar con ella guindando de mí como si fuese un bebé koala y yo simulaba que no podía con su peso por lo que caminaba arrastrando mi pies como si fuese un humano en esa situación, sólo para escuchar sus risas.
—Mío—murmuró entre sueños, su pequeña manita sujetó mi camisa mientras se acomodaba en mi pecho y seguía dormida.
Sí, la pequeña Bella tenía razón: Yo era irrevocablemente suyo.
Espero que les haya gustado. Feliz día del trabajo