Love me like you do


You're the fear, I don't care

'Cause I've never been so high

Follow me throug the dark

Let me take you past our satellites

You can see the world you brought to life.

So love me like you do


Harry acomodó a London en su camita… La pequeña se había quedado dormida en el camino de vuelta al departamento. Hermione la cubrió con el edredón, y le retiró el gorro de nutria con cuidado para no despertarla. Ambos se quedaron observándola dormir por unos instantes... Hasta que sus miradas se encontraron cuando alzaron sus rostros al mismo tiempo, entonces un repentino e incómodo silencio se instaló entre ellos.

Harry miraba fijamente aquellas pupilas marrones mientras el corazón le latía de una forma inverosímil; estaba acelerado pero a la vez se sentía como si quisiera detenerse. Todo porque Hermione se encontraba ahí, y ahora sabía que él la amaba, como debió saberlo desde hacía seis años atrás.

Hermione se veía en aquellos ojos esmeraldas, que durante tanto tiempo deseó que la miraran justo como la miraban en ese momento, con amor. Y ahora era real, muy real… Pero tan extraño a la vez.

— Yo… —balbuceó la castaña, desviando nerviosa la mirada.

— ¡Quédate! —exclamó precipitado y con la voz temblándole Harry.

—…Creo que debería irme —dijo ella al mismo tiempo, y al escucharlo decir aquello volteó a verlo nuevamente a los ojos. Los cuales se dilataron al igual que los de él por el hecho de que sus palabras se superpusieron.

— Por favor… Quédate —repitió el ojiverde, esta vez más despacio y con firmeza. Hermione contuvo la respiración y sus pupilas se dilataron aún más.

— No huyas de nuevo… Te prometo que no intentaré nada —añadió solemne Harry. Rodeando la cama caminaba hacia ella, pero por las prisas se tropezaba y llegaba a su lado trastabillando. Hermione había fruncido el entrecejo por lo primero que escuchó decirle, aunque debía reconocer que tenía razón porque siempre reaccionaba así, huyendo de él; y era exactamente lo que parecía estar haciendo. No obstante, cuando Harry llegó a su lado le sonrió divertida, le causó gracia ver que él estaba tan nervioso como se sentía ella. Además le agradecía sus palabras, era lindo de su parte tratar de tranquilizar el miedo que ella pudiera tener por el hecho de haberse quedado prácticamente solos. Y no era precisamente que tuviera miedo de que Harry intentara ir más allá, sino miedo de lo que ella misma sentía que podía ser capaz de hacer.

Bien, definitivamente era hora de averiguar lo que su corazón deseaba.

Harry se rascaba la nuca y le sonreía apenado, quería decir algo menos torpe… En eso fue sorprendido por Hermione quien le tendió su mano y lo miró indicándole que la tomara. El ojiverde boquiabierto pero fascinado la tomó, la castaña se giró y lo condujo para salir al pasillo. Harry la seguía en silencio, y sin esperarse que Hermione en vez de regresar a la sala lo dirigiera hacia su propia habitación.

Estando ahí él le sonrió extrañado, honestamente no sabía cómo actuar… Pero antes de que dijera algo los castaños cabellos de Hermione cubrieron su visión cuando ella lo abrazó como solía hacer en sus tiempos de Hogwarts. Y enseguida lo tomó por ambas mejillas besándolo de una forma muy intensa.

— Espera Hermione… ¿Qué? —le dijo Harry con la respiración agitada cuando se detuvieron para tomar aire, viéndola con desconcierto.

— Oh, yo lo siento… Pero esto se siente raro ¿verdad? —exclamó Hermione separándose bruscamente de él, sintiendo que sus mejillas estaban muy acaloradas.

Harry se apuró a negar y la tomaba de la muñeca, todavía temía que ella saliera corriendo. — No… ¡De hecho me encanta! —. Una radiante sonrisa iluminaba su rostro demostrando que decía la verdad. La castaña lo miró con un sarcasmo divertido.

— De acuerdo… Sí es extraño. Pero en serio me encanta —admitió ante esa expresión de Hermione. Ella soltó una risita como si repentinamente se sintiera avergonzada.

— No, perdón… Pero yo siento como si intentara aprovecharme de ti —dijo sin dejar de reírse nerviosa, soltándose de su agarre y alejándose unos pasos de él.

— ¿Cómo? —inquirió confundido el ojiverde, caminando hacia ella los mismos pasos que los hicieran volver a acercarse, pero sin tocarla.

— Es que se siente como si estuviera con alguien… inocente —terció Hermione soltando una nueva risita, esta vez con un sentido burlón.

— Cuando dices inocente… Te refieres a alguien ¿virgen? —señaló Harry riéndose, y pese a que su expresión era como si le hubiese causado gracia el comentario, la verdad es que en su fuero interno le pareció algo irónico; para colmo sus mejillas se encendieron como si hubiese sido descubierto su más profundo secreto.

— Suena chistoso si lo dices así —rió la castaña. — Aunque eso es imposible porque tú…

— Porque dejé de serlo cuando estuve contigo —subrayó Harry.

Los ojos marrones de Hermione se abrieron desmesurados, sólo que de inmediato ella disimuló su reacción.

— Y has tenido novia todo este tiempo —añadió soltando una risilla que pretendía ser bromista, y sin embargo terminó sonando sarcástica. La castaña se sonrojó al darse cuenta que el punzón de celos que sintió al decir aquello había quedado en evidencia. Celos absurdos que contrastaban al júbilo pretensioso que también había sentido ante el hecho de que él declarara que su primera vez había sido con ella.

— Eso no cuenta, porque yo… Jamás he estado de esa manera con nadie que no seas tú —confesó Harry, sintiendo que el rostro le ardía. Y sin embargo se atrevió a tomar las manos de Hermione, sosteniéndolas con seguridad.

— Estás bromeando —soltó la castaña, mirándolo incrédula.

— ¿Suena como si fuera broma?… Sí, lo sé… Suena realmente patético ¿no? —terció el ojiverde, soltándola y riendo irónico.

— Harry lo siento, yo… No pretendía burlarme —titubeó Hermione.

Harry hizo un mohín.

— ¡Es sólo que vaya…! Ahora me siento culpable —expuso la castaña mordiéndose el labio inferior, tratando de asimilarlo.

— ¿Por burlarte de mi inocencia? —comentó con un tono fingidamente dramático Harry, intentando aligerar la situación.

— Es que el hecho de que tú no… —balbuceó ella, sin poder repetirlo.

— No fuera capaz de estar con ninguna otra mujer que no fueras tú —reiteró Harry. Hermione asintió mirándolo tan fijamente que de pronto sintió que sus ojos se irritaban; pero quizás es que esas lágrimas eran porque en su interior ocurrían un montón de emociones por esta revelación.

— Lo intenté… Sobre todo porque quería vengarme de ti —confesó Harry, la castaña abrió la boca con sorpresa y cierta indignación.

— Y suena estúpido, lo sé... ¡Pero no pude! —añadió con un amago de sonrisa el ojiverde. — ¿Y es que cómo estar con alguien más si mi corazón seguía perteneciéndote? — Al decirlo se atrevió a abrazarla por la cintura e intentaba besarla, pero Hermione lo detuvo separándose de él, desconcertándolo. Y nuevamente lo asaltó el temor de que ella huyera.

— Perdóname Harry… Porque yo sí pude estar con alguien más — Hermione agachaba la mirada mientras se acariciaba el vientre.

Los ojos esmeraldas de Harry se abrieron impactados mientras la observaba hacer aquel gesto, y no supo por qué pero en vez de sentir los celos que siempre solían atacarlo cuando pensaba que Hermione había tenido una hija, y esperaba un bebé de Draco Malfoy; estaba siendo invadido por una sensación de ternura, y deseos de proteger al ser indefenso que crecía en el vientre de la castaña.

— Hermione, no mentía cuando te dije que no intentaría nada… —declaró Harry, colocando inesperadamente su mano sobre la de ella, que en ese momento continuaba acariciando su vientre. La castaña se estremeció en cuanto su piel entró en contacto con la del ojiverde.

— Harry… —pronunció su nombre, casi como un sollozo.

— A pesar de que me muero por hacerte el amor… Quiero que esta vez las cosas se den más despacio, más normal — añadió él, besándola en la sien.

— Harry, entre nosotros nunca nada ha sido normal —exclamó Hermione con una risita entre las lágrimas que habían comenzado a resbalar por sus mejillas.

— Bueno, eres mi novia ahora… Así es como se supone que debe comenzar — señaló Harry, jugando con sus manos.

— Ah, ¿En serio soy tu novia? No recuerdo que me lo hayas pedido —dijo la castaña, recuperando sus manos y alzando su rostro como si estuviese ofendida. Harry la miró con los ojos muy abiertos, inmediatamente se dejó caer de rodillas frente a ella haciendo que se sobresaltara.

— Hermione Jean Granger, tú… ¡¿Aceptas ser mi novia?! —exclamó tomándola una vez más de las manos.

Hermione entre conmovida y soltando una risita, asintió. — ¡Por supuesto que sí, tonto! —. Y allí, todavía hincado frente a ella, lo besó.

— Harry —murmuró unos segundos después.

— ¿Sí? —respondió él a milímetros de sus labios.

— Mañana hablaremos con ellos… —dijo Hermione, con un dejo de preocupación en la voz.

— Mañana —terció Harry poniéndose de pie, le limpiaba las lágrimas que seguían en la tersa piel de sus mejillas; que habían sido derramadas por ansiedad, alegría, emoción y también tristeza. Hermione cerró los ojos y se refugió entre sus brazos, Harry buscó nuevamente unir sus labios.


Canción en la que se inspira este capítulo: Love me like you do –Ellie Goulding


Lo siento, lo siento. He tenido un 2019 bastante extraño, comenzó de una forma alarmante y esa misma noche pasó algo a lo que yo llamo verdadero milagro. Para marzo volvió a sucederme, y creo que a los sustos y a los milagros les encanta jugar conmigo porque me han ocurrido a menudo. Y no es justificación, pero en serio estos meses han sido una montaña rusa para mí.

Quiero aclarar que pretendo terminar esta historia. Y si llegaron hasta aquí, mil gracias por leer.

Anyeli Hazel Potter Granger.

13/Julio/2019