Tres son compañía
Derechos: Los personajes pertenecen a Capcom.
N/A: ¡Espero que os guste! ¡Por favor, dejadme reviews si queréis que la continúe! :)
Capítulo 1: Una proposición indecente
El centro de detención. Paredes grises, mobiliario escaso, cámaras y guardias de seguridad. Prácticamente, su tercer hogar, junto con su oficina y su casa (ésta última, de manera más nominal que efectiva). Tras dar el nombre de la persona a quien venía a ver, le indicaron la cabina correspondiente y se acercó a ella. Gracias a ser quien era, no tendría que esperar mucho. Se sentó frente al cristal, preguntándose para qué querría verle a él. Mientras aguardaba, alisó las mínimas arrugas que se formaron en su traje, metódicamente, hasta que quedó de nuevo impecable. A los pocos minutos, una joven morena vestida de rosa se sentó frente a él.
- Buenos días, señorita Iris- la saludó amablemente.
- ¡Señor Edgeworth!- su cálida sonrisa demostraba la sincera alegría que sentía al verle-. Muchas gracias por aceptar venir.
- No hay de qué- el fiscal apartó la vista, nervioso-. Puede contar conmigo para ayudarla, si está en mi mano.
La joven bajó la mirada, un poco sonrojada.
- Está en su mano, pero la cuestión es si querrá hacerlo… Lo que quiero pedirle es bastante embarazoso.
Edgeworth parpadeó. Cuando recibió la llamada de teléfono de Iris para que acudiera a visitarla, no pensó que se tratara de nada verdaderamente importante, ya que en ese caso sin duda habría llamado a otra persona con quien tuviera más confianza. Pensaba en una persona muy concreta. Sin embargo, al oír estas palabras se planteó que quizá sí iba a contarle algo relevante. A pesar de todo, mantuvo su apariencia calmada y trató de animarla a continuar.
- No se preocupe. Estoy acostumbrado a todo tipo de confesiones y situaciones extravagantes, así que no creo que me sorprenda.
Ella levantó el rostro y le miró a los ojos.
- Bien, en ese caso… En primer lugar, tengo que decirle que es acerca de Feenie.
Vaya… Eso sí que no se lo esperaba. ¿Le había llamado para hablar de Wright, precisamente a él? La persona que menos interesada estaba en hablar de él con nadie. Edgeworth notó que ella estudiaba su reacción y se esforzó por controlar sus emociones.
- ¿De Wright?- acertó a decir, tratando de mantener un tono normal, casi displicente.
- Oh, disculpe, yo siempre le llamo así- sonrió-. Sí, me refiero a Phoenix.
Tras unos momentos de silencio, Edgeworth se vio obligado a tomar la palabra.
- Señorita Iris, entiendo que le cueste expresar su petición, pero ¿podría preguntarle qué es lo que le gustaría pedirme que esté relacionado con Wright? Estoy bastante ocupado y… bueno, no quiero decir que no esté dispuesto a ayudarle si se encuentra en problemas, por supuesto que puede contar conmigo, pero si se trata de otra cuestión, quizá no sea la persona correcta para ayudarla.
Iris tomó aire y comenzó a hablar.
- No se preocupe, señor Edgeworth. No dudo ni por un momento de que está dispuesto a ayudar a Feenie si lo necesita. Ya lo ha demostrado con creces. Y lamento hacerle perder el tiempo viniendo hasta aquí. Es cierto que no se trata de ayudar a Feenie con algún problema, al menos no en un sentido estricto. En realidad, le estoy pidiendo que me ayude a mí. Pero también a él…- volvió a enrojecer-. Trataré de explicarme mejor. Durante todo este tiempo, he seguido pensando en Feenie. No he sido capaz de olvidar los momentos que pasamos juntos. De hecho, fueron los mejores de toda mi vida. Nuestro reencuentro no ha hecho más que reforzar los sentimientos que he guardado hacia él a lo largo de estos años. Y… bueno, no estoy segura, pero es posible que Feenie quizá siga sintiendo algo por mí también…
Edgeworth escuchó pacientemente sin dejar que las emociones asomaran a su rostro, pero lo que más deseaba en ese momento era largarse de inmediato. Escuchar a Iris abrir su corazón sobre sus sentimientos hacia Phoenix tan tranquilamente le molestó más de lo que estaba dispuesto a admitir. Cuando Phoenix le pidió que le ayudara tras su caída del Puente Oscuro, estaba tan agradecido porque se encontrara bien que habría aceptado cualquier cosa que le pidiera. No tuvo tiempo de pensar demasiado en la mujer, aunque cuando tuvo ocasión de verla, tuvo que reconocer que Wright tenía buen gusto. Iris era realmente guapa. Ahora, mientras le contaba esto, al verla tan dulce, con el mismo brillo en sus ojos que el que se podía ver en los de Wright, de alguien con un corazón sincero y honesto, no pudo evitar resignarse a que fuera ella la elegida por Phoenix. Al menos, era alguien que le merecía. Más de lo que podía decir de sí mismo, que ni siquiera tenía el valor suficiente para admitir lo que sentía por él. Intentó decir algo amable sin dejar que su voz le delatara.
- Ya entiendo qué es lo que desea de mí. La ayudaré en lo que quiera, pero, sinceramente, no creo que haya ninguna necesidad, porque estoy seguro de que Wright sigue albergando sentimientos hacia usted. Sería mejor que hablara directamente con él, no tenga ningún miedo de ser rechazada. Wright será muy feliz con una chica tan hermosa y buena como usted a su lado. Me alegro por usted, Iris. Por los dos, realmente.
Cuando terminó de hablar, Iris sonrió amablemente, pero sacudió la cabeza. Edgeworth la miró, confuso.
- Oh, no le estoy pidiendo que interceda por mí ante Feenie. No es eso.
- ¿Entonces?
- Estoy convencida de que una parte de usted es sincera y cree realmente en lo que ha dicho. Pero también creo que otra parte se da cuenta de que no es así. Feenie podría ser feliz conmigo, pero no lo sería completamente.
- No sé a qué se refiere… Usted es la persona que ha escogido Wright y no tengo por qué pensar que no sería feliz con usted.
- Quizá le gustaría que Feenie le escogiera a usted.
Edgeworth se quedó sin palabras. Enarcó las cejas, mirando fijamente a Iris, que se mostraba tan tranquila como siempre.
- No he podido evitar fijarme en lo que sucede cuando están juntos. Es como si… se atrajeran sin querer.
Edgeworth trató de disimular lo mejor que pudo.
- No sé a qué refiere. Wright y yo somos compañeros de trabajo y amigos, incluso. Nos conocemos desde hace mucho y, bueno… él ha sido una influencia muy importante en mi vida, eso es obvio.
- Y usted en la suya.
- Eso creo. Pero no entiendo que quiera llevar las cosas más allá de eso.
- ¿De verdad piensa que me voy a creer que no siente por Feenie algo más que amistad?
- Claro que no siento más que amistad- sentenció fríamente Edgeworth.
Iris titubeó.
- B-bueno, si lo dice tan convencido… Quizá me he precipitado, pero Maya me lo ha contado todo sobre los dos y… para mí está muy claro que hay una relación especial entre ustedes.
Cuando oyó el nombre de Maya, Edgeworth palideció. Oh, no… No pudo evitar perder la compostura.
- ¿Se puede saber qué tonterías le ha contado Maya?- exclamó, golpeando la mesa con la mano.
Iris se sobresaltó con el golpe. Luego se rió al ver la expresión del fiscal.
- Acaba de confirmarme que tengo razón. Por un momento he dudado, pero está clarísimo que Feenie le provoca sentimientos… intensos. Lo que me ha contado Maya es cómo se comportan cuando están juntos. Y las reacciones de Feenie cuando se despiden. Cómo se reencontraron en el juzgado tras estar años in verse y después de que él se convirtiera en abogado con la esperanza de volverle a ver. Cómo le derrotó. Cómo le defendió cuando nadie creía en usted. Cómo huyó usted en lugar de enfrentarse a sus miedos. Cómo actuó Feenie ante su marcha, su rabia y su dolor. Cómo regresó y tuvo que ganarse de nuevo su confianza. Y todo lo que hicieron ambos por ayudarme. Cómo voló horas para ver si estaba bien cuando se cayó del Puente Oscuro. Cómo contó con usted y cómo le prestó su ayuda incondicionalmente, a pesar de que sabía que estaba ayudando a una persona con quien había tenido una relación. En fin, lo que suele ser una amistad normal, según usted, señor Edgeworth.
El fiscal frunció el ceño. No sabía qué decir. Derrotado por esa joven que no perdía su dulce sonrisa por nada.
No podía creer que estuvieran manteniendo esta conversación. ¿De verdad era tan evidente para Iris que existía un vínculo especial entre ellos? No podía negar que existiera tal vínculo, pero de la naturaleza que ella defendía, tenía claro que era tan solo por su parte. Wright nunca se fijaría en él de esa forma. Recordó cómo se fue dando cuenta, o más bien dejando de negar, que amaba a Wright. Comenzó por admitir que disfrutaba de su compañía, por más que se esforzara en aparentar lo contrario, y que le echaba de menos cuando no estaba. Admitió que pensaba en él en muchas ocasiones al cabo del día, porque muchas cosas le recordaban a él y se preguntaba qué le respondería si se lo comentara. Pero eso no significaba nada… ¿verdad? Quizá se estaba engañando a sí mismo… Maldita sea, se estaba engañando por completo. Disfrutaba con su presencia, en efecto, pero también… cuando Wright estaba cerca de él, se ponía nervioso. Y si analizaba a qué se debía, tenía que admitir que era porque deseaba agradarle y temía decepcionarle, y eso le colocaba en tal estado de tensión que terminaba por optar por el camino opuesto, fingir indiferencia e incluso rechazo. Era una manera de protegerse. Le importaba tanto la opinión de Wright que fingía no interesarse por ella. Le daba tanto miedo que pensase que era idiota que acababa actuando como un idiota haciendo que no le interesaba. Le echaba de menos, sí, pero la sensación era prácticamente de dolor físico, como si le faltara algo que formara parte de él. La ausencia de Wright le provocaba ansiedad por volver a verle, un vacío enorme, una angustia devoradora. Recordó los periodos de tiempo en los que había estado sin verle… En fin, podía seguir negándolo, pero le pareció mal engañar a la joven. Al fin y al cabo, ella había ganado y él perdía, ¿qué más daba contárselo? Ahora entendía por qué quería hablar con él.
- Es absurdo negarlo- terminó por reconocer- Siento algo por él. Pero, créame, es algo unidireccional. Wright sería incapaz de sentir hacia mí algo más que amistad. Así pues, si era eso lo que le preocupaba y la cuestión acerca de la que quería hablar conmigo, le aseguro que no tiene nada de qué preocuparse: Wright está enamorado de usted, no hay peligro de que se vuelva loco y se fije en mí, y yo siento algo hacia él pero de ninguna manera voy a interferir en su relación, ni me voy a declarar, ni le voy a pedir que la deje para fugarse conmigo, ni absolutamente ninguna de las historias que pueda haberse imaginado. Ahora bien, le rogaría que me ahorrara la vergüenza de contarle mis sentimientos a él cuando sean pareja y no haya secretos entre ustedes. Me parece justo, ¿no cree?
Edgeworth se detuvo para respirar y vio que Iris se reía suavemente.
¿Pero de qué demonios se ríe? pensó el fiscal.
- Creo que lo que acabo de decir no tiene nada de gracioso- dijo, ofendido.
Iris dejó de reír al momento, pero seguía sonriendo beatíficamente.
- Así que está convencido de que Feenie no se fijaría en usted. Es demasiado duro consigo mismo. Por lo que sé de usted, siempre se fija solo en lo que hace mal, pero no se da cuenta de todas las cosas buenas que ha hecho y de todas las cualidades positivas que posee.
Edgeworth se revolvió en su asiento, incómodo.
- Preferiría no hablar de este tema. Además, por muy bueno que yo fuera, sé que Wright no se fijaría en mí, porque no le gustan los hombres, simplemente.
- ¿Y a usted le gustan los hombres?- preguntó Iris, como si nada.
El fiscal enrojeció.
- En realidad, no- respondió tras una breve pausa-. Solo me ha pasado esto con Wright.
- ¡Entonces, también a Feenie le puede suceder lo mismo con usted!
Esto era bastante extraño. Iris primero le contaba que seguía enamorada de Wright, pero luego le daba esperanzas para que pensara que le gustaba él. ¿Qué quería, torturarle?
- Señorita Iris, estoy un poco confuso. Si no quiere que le diga a algo a Wright de su parte, ni quiere quedarse tranquila respecto a que no siente nada hacia mí, ¿para qué estoy aquí, entonces? ¿Simplemente para confiarle mis secretos más inconfesables?
- Señor Edgeworth, tan solo quería confirmar que usted siente por Feenie lo mismo que yo. Como le he dicho, es la impresión que tenía y que los comentarios de Maya me confirmaban. Ahora ya estoy segura de que estaba en lo cierto. Pero cuando le he dicho que estoy convencida de que existe una relación especial entre ustedes, me refería tanto por su parte, como por la de Feenie. Es decir que, por mucho que piense lo contrario, creo firmemente que Feenie también está enamorado de usted.
Edgeworth suspiró y sonrió despectivamente, como si no se creyera ni una palabra de lo que decía. Cruzó los brazos y la miró a los ojos.
- Por fin lo entiendo. Entonces, según su teoría, Wright nos ama a los dos. Y, lógicamente, lo que quiere darme a entender es que me aparte de su camino o que, por decirlo de alguna manera, compitamos por su amor, ¿no es así?- sonrió, triunfante.
Iris lo miraba con los ojos muy abiertos.
- ¿Competir por su amor? ¡Claro que no! Se trata de todo lo contrario.
¿Todo lo contrario? Oh, Dios… pero ¿a qué se refiere con eso?
- Umm…¿perdón? ¿Acaso está sugiriendo que…?
Iris abandonó su sonrisa y le miró intensamente.
- Ya le he dicho que creo que Feenie no sería totalmente feliz si estuviera conmigo, porque también le quiere a usted. Y si fuera al revés, pasaría lo mismo. Así que solo hay una solución.
Edgeworth se sintió mareado. No podía creer lo que le estaba diciendo. Iris observó que empalidecía.
- ¡Escuche, señor Edgeworth, no hay nada de malo en lo que le estoy proponiendo!- exclamó-. Feenie nos quiere a ambos y, si eligiera a cualquiera de los dos, el otro sufriría y también él.
Edgeworth negó con la cabeza.
- Pero ¡estamos hablando tan tranquilos de compartir a Wright! Es de locos… Necesito tiempo para asimilar todo esto… Para usted es obvio que Wright siente lo mismo por los dos, pero yo no estoy tan seguro de que sea así…- Edgeworth comenzó a hacer lo que mejor sabía, esto es, aplicar la lógica- Además, incluso si dejamos ese "pequeño" detalle aparte, pongamos que llevamos adelante su idea: ¿no ha pensado que existiría un problema de muy difícil solución? Me refiero a los celos. Quizá al principio no surgieran problemas, pero tarde o temprano uno de los dos terminaría sintiendo que el otro pasa más tiempo con él, o que le gusta más, ese tipo de cosas.
Iris puso cara de preocupación.
- Bien, al fin hemos llegado a la parte más complicada…
- ¿Más complicada? Esta ha sido la conversación más complicada que he mantenido nunca desde la primera frase.
Iris volvió a sonreír.
- Creo que deberíamos dejar de tratarnos de usted, ¿no te parece, Miles?
- ¿Eh?- Edgeworth estaba con la guardia baja-. Oh, claro, como prefiera. Quiero decir, como prefieras.
Iris se inclinó hacia delante, como para tratar de convencerle mejor.
- Mira, Miles, esos problemas de celos no tienen por qué darse… si los dos pasamos el tiempo con Feenie… a la vez.
Efectivamente, parecía que habían llegado a la parte más complicada.
- ¿Perdón?- el fiscal parpadeó.
- Si los dos le amamos y él nos ama a nosotros, solo faltaría que… yo le amase a usted y usted a mí.
Edgeworth creyó que se ahogaba.
- Iris, ¿me estás diciendo que…?- dijo cuando se recuperó-. ¿Lo que tratas de decir es…? ¿Te refieres a que… estuviéramos juntos… los tres?
- Sí.
La palabra resonó por toda la sala y se grabó a fuego en la mente de Edgeworth. Sí. Eso es a lo que se refiere. No, no la has entendido mal.