Los personajes no me pertenecen.
Advertencias: Spoiler del séptimo libro.
N/A: No me maten, por favor. Aún soy muy joven.
Entre las paredes de San Mungo
Fred no había muerto, claro que no. Fred siempre estaba ahí, podía verlo cada segundo. Podía sentirlo, e incluso podía oírlo hablar.
―George…
Fred estaba en las gotas cuando llovía. Fred era el empañe en los cristales. Fred era lo que veía en todo lugar.
―Basta, George.
¿Quién dijo que había muerto? Era una blasfemia total. Porque él seguía vivo, ¡y que no le dijeran que no! Que no intentaran calmarlo porque no había nada qué ocultar. Definitivamente Fred Weasley seguía vivo. Cada vez que su piel se estremecía, sabía que era su hermano el que estaba haciéndole cosquillas. Escuchaba su voz a todo momento, diciéndole lo que el quería oír. Sentía sus manos, escuchaba su risa, y miraba sus ojos.
―Por favor… No sigas con esto.
Lo veía ahí, en el espejo, y lo veía en los charcos de agua. Estaba escondido en su reflejo. No era él… No era George, era Fred y nadie podía entenderlo. ¿Por qué te escondes? Le preguntaba. Pero era sólo un eco, porque no le contestaba. Sólo simulaba sus acciones y hacía todo lo que él hacia.
―Cariño, por favor…
¿Por qué huyes, Fred? Gritaba a veces. Era entonces cuando más de un par de brazos tenían que acorralarlo para que su cuerpo dejara de luchar contra el vacío.
―¡Eres tú George, Fred se ha ido y no volverá! ¡Eres tú! ¡Tú y tu reflejo!
La voz de su madre lo regresaba a la Tierra.
Sí.
Ahora estaba seguro de que había sido su imaginación. Porque Fred murió con dos orejas.
Cuando todo terminaba y la realidad le caía encima como un balde de agua helada, miraba a Molly y a Arthur pidiéndoles perdón. Pero no era algo que él controlara. Su mente se burlaba de él, y la cordura había muerto tal y como lo había hecho su gemelo. Pero la locura, descarada y cruel volvía siempre. Regresaba después deun rato y cada vez lo hacía de la peor manera.
Si tan sólo pudiera distinguir de la fantasía y la vida real, hacía años que habría salido de San Mungo.