¿Qué es mas shockeante que anypotter actualizando finalmente What if? El final de este capítulo de What if. Disfruten
Justo comenzaba a caminar lejos del comedor cuando una voz los detuvo a ambos. Una voz falsamente melosa y chillona.
-¿Ese es su sobrino, no… Sra. Dursley?-
-¡Harry!- llamó la mujer.
...Solo con la verdad...
El Potter no se atrevió a girarse. Conocía perfectamente esa voz.Ese mismo tono que era usado verano tras verano y año tras año cuando todavía no entraba a Hogwarts. Su tía Petunia llamándolo para cumplir con algún tipo de estúpida orden para la que en un principio no era apto, pero dado que era un requerimiento cumplir con cualquier cosa que los Dursley pidieran para poder permanecer en esa casa, había aprendido a hacer.
Se quedó congelado en donde estaba, pensando en la mejor posibilidad dada la situación. Incluso Tonks parecía vacía de ideas creativas para ayudarlo. ¿No se supone que ella lo iba a sacar de ese aprieto?
-Harry- llamó de nuevo la mujer, para sorpresa del ojiverde ahora se escuchaba mucho más cerca.
Quizás la voz de Voldemort ya no infringía tantas emociones en el joven Gryffindor como al principio, pero esta voz era muy diferente en cuanto a la parte que jugaba dentro de la vida de Harry. Su supuesta familiaera uno de los temas más delicados que se podían tratar con él, y el hecho de tener a los Dursley en Hogwarts era abrumador. Cuando se supone que esosmuggles precisamente, tienen un cierto odio a la magia que le habían hecho notar en más de varias ocasiones.
Se giró, resignado.
Petunia Dursley esperaba con una bien fingida calma, especialmente por el auror que todavía la acompañaba y justamente salía el resto de la familia por las puertas del comedor. Vernon tratando de mantenerse serio y Duddley demasiado ocupado observando su alrededor como para darse cuenta de la verdadera situación.
Harry sintió como Tonks se apartaba de su lado, y sabía que no era porque le daría tiempo para charlar con su familia.Quizás había ido a pedir apoyo, con más suerte, había ido por Sirius. Solo esperaba que llegara antes de que usara el beneficio de poder usar magia dentro de la escuela. Merlín sabía que tenía que cobrarse ciertas cosas.
El auror se retiró, habiendo cumplido su trabajo. Era curioso como el pasillo se había quedado completamente solo a excepción de ellos y cómo ninguno de los fantasmas del castillo rondaba por las cercanías. Le ahorrarían tiempo si perdían la consciencia y el caminaba tranquilo lejos de la escena.Pero de nuevo, no tenía tanta suerte y los Dursley seguían de pié a pocos metros de él, tratando de penetrarlo con sus miradas, como si esto fuera culpa suya.
De hecho, lo deberían de estar pensando.
-¿Y?-
Harry volvió su atención a la familia con algo de incredulidad. Si tío se encontraba parado de manera incómoda sabiendo en el suelo de quién estaba. Arqueó una ceja.
-¿Y…? -cuestionó de regreso el Potter, ¿Qué más podrían esperar de él, ahí?
Una venita pareció saltar de la frente del hombre mayor a medida que daba unos pasos temerosos hacia su sobrino.
-¡No te quieras hacer el listo, muchacho! Esa gente se apareció en nuestra casa y nos obligaron a venir acá por sabe qué tonterías- reclamó el hombre con la cara poniéndosele roja por segundo.
-¿Los obligaron?- cuestionó el Gryffindor con incredulidad –Escuché que pagarán el tiempo que tengan que permanecer aquí, el cual espero que no sea demasiado-
Demonios.¿Dijo eso último, o solo lo pensó?
La cara de Vernon se convertía en una gran masa arrugada y roja. Mientras que Petunia le mandaba una de sus más venenosas miradas. Duddley seguía perdido en su entorno.
-Si lo dije-
El hombre se acercó y lo tomó del brazo fuertemente. Harry reprimió el instinto de tomar su varita, aunque lo deseara, él no podría rebajarse al nivel de ellos y tratarlos de la misma manera. Aún si se lo merecían, aún si lo orillaban.
-Me vas a escuchar, Potter- sentenció el hombre, sacudiéndolo del brazo –Más vale que te encargues, de que esos anormalesno nos hagan nada, o te las verás conmigo-
Amenaza implícita o no, Harry estaba seguro de que no necesitaba más de la protección que ofrecía Privet Drive y mejor dicho, ni siquiera servía ahora. Así que no tenía motivo alguno para seguir soportando sus palabras y obligadas tareas en casa, mucho menos permitir esta situación.
¿Quién dijo que no podía usar su varita?
Aunque realmente la suerte no estaba de su lado. Todo lo contrario. Los Dursley debían de haber entrado al mundo mágico con un tipo de protector a sus espaldas para que todo les estuviera saliendo más o menos bien y a él le impidieran ganar siquiera una partida al día.
Snape había vuelto a aparecer, lo supo por el carraspeo a su espalda. El hombre podía tener tacto según la situación. Así que detuvo su mano que buscaba la varita dentro de su túnica, y se quedó completamente en silencio, inmóvil. Esperando el siguiente movimiento de quien sea pues apostaba a que sería interesante.
La aparición de su maestro de pociones había sido un giro afortunado para la familia, pero así mismo sabía que se retendrían de hacer o seguir diciendo cosas que pudieran dejar en dicho su reputación, aún cuando estuvieran en el mundo mágico.
-Sr. Vernon Dursley, me permito preguntar ¿Qué está haciendo?– cuestionó Snape con su característica fría voz.
El hombre todavía tenía al Gryffindor por el brazo de una manera poco placentera y cuando se dio cuenta de la posición tan comprometedora en la que estaba, lo soltó inmediatamente, con una expresión de no comprender por qué del cuestionamiento del otro mago.
Harry se movió por motivos estratégicos a lado de su maestro, mientras veía a su tío tratando de apaciguar la situación.
-No sé a lo que se refiere, Fen…Señor- contestó, apenas y corrigiéndose a tiempo.
Harry pensó divertido, -¿Estaba a punto de llamarlo "Fenómeno"?¿A SNAPE?-Sin duda hubiera sido más que divertido la consecuencia de eso.
Pero se mantuvo apacible, mientras que el maestro de pociones había arqueado una ceja a manera de burla hacia el hombre gordo. Dudando que realmente lo estuvieran subestimando hasta el punto de creerse eso. Severus Snape podía decir que el hombre de esa familia no lo conocía y tampoco sabía de lo que era capaz. Aunque no lo demostraría frente a Potter.Pero Petunia Dursley lo conocía desde algún tiempo y dudaba que lo hubiera olvidado.
Su vista ahora se fijaba en ella. Esperando que hiciera algo.
La mujer no duró mucho bajo su mirada.
-¿Qué?- explotó en menos de un minuto, realmente incómoda.
El Gryffindor presente solo sonrió en sus adentros. Aunque no entendía del todo la familiaridad con la que su tía se dirigió a su maestro de pociones. Si algo sabía era que esa mujer era cautelosa en cuanto a los magos se trataba, incluso con Dumbledore. Pero parecía que el jefe de la casa de Slytherin había tocado algún nervio o sabía algo que él no.
-¿Qué estás haciendo túaquí?- volvió a cuestionar la mujer.
Harry frunció el entrecejo mirando entre su maestro y su tía. ¿Realmente se conocían? Según lo que él sabía, eso era imposible. Las únicas personas que su tía conocía con sangre mágica habían sido sus padres, y fuera de eso con las visitas de la Orden a Privet Drive o incluso del profesor Dumbledore, Snape no había puesto un solo pié en esa casa. A menos que…
-Trabajo aquí, Petunia- regresó el hombre con una sonrisa que decía que disfrutaba la situación. La mujer abrió la boca un par de veces pero no salió palabra alguna, al principio.
-¿Tú le enseñas… a mi sobrino?-
Harry estaba seguro de que si Snape quería seguir ridiculizándolo de por vida, esta era su oportunidad perfecta. Decir todo lo que pensaba, cosas que eran ciertas y que no lo eran frente a los seres que podrían utilizarlas en su contra. O por lo menos que podrían haber utilizado en su contra. Ya era mayor de edad como para dejar que Dumbledore volviera a meterlo en Privet Drive.
Snape solo asintió casi imperceptible para su sorpresa, no agregando nada más. Pero su tía parecía tener otra cosa en mente.
-Hay algo que no puedo entender…- comenzó, una expresión de falsa duda en su rostro. Todos estaban en silencio, esperando. –Tú la amabas-
Esas tres palabras resonaron en el pasillo. Vernon y Duddley guardaron silencio, no entendiendo para nada. Pero por parte de los dos magos presentes, Harry seguía sin comprender cómo era que estas dos personas se conocían y a qué se había referido su tía con esa última declaración. ¿A quién amaba?Incluso escuchó a su maestro de pociones gruñir bajo.
-Potter, ve a buscar a tu padrino, ahora- ordenó el hombre sin darle tiempo de preguntar.
No podía dejarlo seguir escuchando. No todavía, no era el momento.
Pero el ojiverde no entendía el porqué de la urgencia en su voz. Y aunque quisiera saberlo, en ese momento solo se conformaría con escapar de los Dursley. Esa era su salida.
Solo se giró, no tenía por qué darle explicaciones a nadie. Pero cuando empezó a caminar, la nueva declaración de su tía lo detuvo.
-No sé por qué si tú la amabas, su hijo terminó en la puerta de mi casa-
¿Qué había dicho?
Severus estaba más que contrariado con la mujer. Desde hacía 16años. Minerva McGonagall había mencionado por 10 años la clase de muggles que eran y sobre lo errada que había sido la decisión de Dumbledore al dejar a Harry Potter con ellos. Pero él lo sabía de primera mano.Él había tenido el placer de conocer al menos a la hermana de Lily.
Era increíble el contraste de ambas.
Y ahora que había visto que el tiempo no la había favorecido en nada, sentía que era una enorme falta de respeto a la memoria de su hermana que no trataran bien a su hijo.
Solo por Lily. Harry Potter no tenía nada que ver en esto, solo era por Lily.
Siempre había sido por ella.
Los Dursley, eran la peor clase de muggles con los que se podía encontrar. Una pseudo-familia a la que Potter había sido obligado a respetar a pesar de que ellos no hicieran lo mismo por él. Lo suficiente para que cuando los vio, en las fechas en las que se supone ni se acuerda de ellos, tratara de huir de los tres como si fueran tres magos tenebrosos.
Enfrentarse con Petunia significaba hablar del pasado, un pasado del cual no estaba orgulloso pero tampoco quería que se enterara el Gryffindor, pero ella se había adelantado a sus acciones.
-No sé por qué si tú la amabas, su Harry terminó en la puerta de mi casa-
De reojo vio como Potter se detuvo, completamente incrédulo. Al parecer no le tomó más de unos segundos comenzar a unir ciertas piezas y hechos. Había heredado eso de Lily, para su desgracia. Más no se movió un solo centímetro de donde estaba. Tampoco se giró o hizo comentario alguno. Parecía seguir procesando ese pedazo de información.
Él por su parte, deseaba taladrar a Petunia con la mirada. ¡¿Cómo se atrevía…?
-¿Por qué Potter terminó en mi casa y no contigo o cualquier otra persona?- continuó, una sonrisa en su rostro –Tú amabas a mi hermana, desde siempre lo supe-
El silencio que se hizo después de eso último era abrumador.
Severus Snape deseaba silenciar por siempre a esa mujer por su falta de tacto y rudeza para estas cosas. Deseaba más que nada poder hechizarla y no permitir que siguiera arruinando esto. Por lo que tanto había pagado y sufrido. No tenía derecho alguno a quitarle eso. Y el único que podía detenerlo a lanzar un hechizo era el otro mago presente que seguía sin moverse, y que estaba seguro no se opondría.
Escuchó a Petunia Evans dar un grito de terror cuando en un movimiento sacó su varita por debajo de su túnica, incluso la gran masa que tenía como esposo se había encogido.
Pagarían todo junto.
-Detente, Severus-
Maldijo mentalmente a la tan calmada voz que se atrevía a actuar como su consciencia. El viejo mago siempre se aparecía cuando no debía, y ahora no estaba tan seguro de querer escucharlo.
Su voz había sonado lejos pero ahora sabía que lo tenía justo detrás, muy cerca del Gryffindor.
Encontró el valor para girarse y dejar al hombre ver lo frustrado que estaba con la situación, pero no mucho después de eso, ambos vieron como Harry decidió no seguir tomando parte de esa improvisada reunión y se fue rápidamente.
-Harry- incluso la calmada llamada del director no tuvo el efecto deseado. El maestro de pociones sabía por qué, y era porque Potter siempre era el último en enterarse de estas cosas.
Ahora se debatía en si maldecir a Petunia o pensar en la mejor manera de solucionar esto. No era una decisión tan difícil, de hecho. Acomodaba de nuevo su varita cuando la vieja y experimentada mano del otro mago se posicionó en su hombro. Evitó que lo maldición se pudiera ver en sus ojos cuando enfrentó cara a cara a Dumbledore.
-Las barreras aún no están listas- comentó.
¿Estaba sugiriendo lo que él creía que sugería?
El anciano decrépito que siempre le pedía tanto solo meneó levemente la cabeza hacia donde había desaparecido el Gryffindor.
¿Estaba bromeando?
-Alguien podría entrar- advirtió de nuevo el de mirada azul penetrante.
El maestro de pociones podía traducirlo como "No quiero que desquites tu frustración en esta familia, por más que lo merezcan. Ve y busca a Harry antes de que pueda pasar algo malo. Ambos sabemos lo fácil que ese muchacho atrae los problemas"
Pero eso no significaba que no podría tomar venganza después.
Guardó la varita, ahora tendría que hacer de niñera. A menos de que encontrara a Black primero.
Snape… enamorado de su madre.
SNAPE… enamorado de su MADRE.
¡SNAPE ENAMORADO DE SU MADRE!
Claro que no podía culpar a nadie por eso. Demonios.Ni siquiera podría desquitar algo de su confusión con alguien, culparlo a un nombre o rostro. Eso no era culpa de nadie, y claro que el hecho de su madre escogiendo a su padre era la prueba más sólida de dónde yacían las preferencias de Lily Potter. Incluso él era la misma prueba viviente de la unión de ellos dos.
O eso quería creer.
No… No es tiempo de dudar.
Quería golpear algo, quería destruí algo. ¿Porqué las cosas tenían que descubrirse de esa manera?
La posibilidad de que su madre y Snape siquiera fueran amigos se veía tan vaga. No parecía algo real, después de la forma en que lo merodeadores habían ido tras el hombre. Según información de viejas memorias.
Pero no debía importarle tanto, después de todo él no tenía que ver en eso y dudaba que su profesor también quisiera aclarar su posición. Era bizarro que entre ellos dos pudiera haber una conversación decente.
Sin darse cuenta encontró la manera de salir del castillo. Mejor dicho, había hecho una rápida escala en la torre de Gryffindor para recoger su capa de invisibilidad y poder pasar desapercibido entre tanta gente. No deseaba hablar con nadie hasta que la información se asimilara.
Así que los aurores no lo detectaron, tampoco las barreras del Colegio pues apenas estaban siendo puestas y pasó justo a pocos metros de la Orden quienes no se inmutaron en lo absoluto. Sirius incluso daba vuelvas perezosamente en el césped con las cuatro patas al aire. Disfrutando de su no marcada vida, o por lo menos no marcada como la de su ahijado.
Era tan difícil comprender el pasado como enfrentarlo en el presente, en su opinión. Había demasiadas cosas que poco a poco comenzaban a cobrar un poco de sentido y otras que se hacían más confusas. Porque nunca tenía la información completa.Pero ahora, podría comprender solo un poco mejor la actitud de su padre y su padrino contra Snape. La actitud de los merodeadores en si.Y no era que los apoyara con este nuevo descubrimiento, sino que podía ver mejor el motivo por el cual actuaban de esa manera, no correcto, pero esa era la forma en que lo interpretaban.
En su cabeza no era tan difícil de concebir la imagen de su madre o su padre enamorados de alguien más, o con más pretendientes que ellos mismos. Demonios, hasta Ron había tenido más de un par de relaciones ya. Pero en ningún momento se cruzó por su mente que Snape,el profesor de Hogwarts que más lo odiaba, si no era el único, podría haber estado enamorado de su madre.
¿Y ella? ¿Era un sentimiento recíproco? ¿Solo unilateral?
No es que pudiera preguntarle, o que en el pasado hubieran podido hablar de eso. Esa era la maldición de su vida, pero la información que su tía, vilmente le había soltado había sido algo sorprendente, si no increíble de no ser porque Snape no lo negó y que Dumbledore parecía más que enterado de eso. ¿Qué más cosas de su pasado ignoraba, del pasado de sus padres? Eso por lo menos explicaba el odio del Maestro de Pociones, si estaba tan enamorado de su madre, entonces ¿Por qué querría estar en presencia del hijo del hombre que le había quitado esa oportunidad? Demonios, ni siquiera podía tomar un bando. Quizás el bando de su madre. Porque todos merecían amar y ser amados, sin importar qué. Las decisiones de cada quién y el destino eran otros factores muy distintos, que podrían hacer una mala jugada.
¿Porqué la vida tenía que ser tan difícil? Corrección ¿Por qué su vida tenía que ser tan difícil?
-¡Potter!-
Y luego se daban este tipo de coincidencias. Un momento estás peleando por tu vida, en otro te enteras de unos de los viejos amores de tu madre y ahora dicho amor se encontraba tras su espalda. Una explicación, al menos Snape no le intentaría dar una explicación. ¿Pero qué más podía decirle?
El ojiverde se giró reticente, había llegado a las orillas del lago, tan rápido.Y no sabía cómo pero el profesor lo había encontrado. Se quitó la capa de invisibilidad sin más remedio, el hombre que lo miraba por primera vez parecía un ser completamente diferente frente a él. Desde su punto de vista.
Severus no se movió de su lugar, pero sí tenía preparadas algunas palabras desde la imprudencia de Petunia. Palabras que no esperaba salieran más allá de los árboles que los rodeaban.
-Antes de sacar conclusiones apresuradas, Potter. O hacer que te maten saliendo de las barreras del castillo…- Harry rodó los ojos exasperado y Snape endureció un poco más la mirada -…deberías preguntar a tu madre al respecto-
Ese era el único consejo que podía darle, porque al menos él no era capaz de explicar algo tan delicado. No con ese muchacho. No después de hacer jurar a Dumbledore que no lo diría, se supone que ese era un secreto que se llevaría a la tumba.
Pero Harry se negaba a aceptar esa opción que se le había presentado. Suficiente con evitar preguntas de su vida, para intentar cuestionar la de su madre que apenas conocía. Suponía que ella sacaría ventaja de la situación y ambos terminarían hablando. Algo fuera de su itinerario. Reprimió un escalofrío y negó lentamente.
-Desechado- comentó para sí mismo.
-¿Qué dijiste, Potter?- amenazó Snape inmediatamente. Había perdido algo de temor su tono, en opinión de Harry.
-Nada- se apresuró a responder, pero justo cuando se disponía a regresar al castillo, sintió algo tras su espalda.
La presencia de alguien. Cuando levantó su vista y vio a su profesor parado en el mismo sitio, sus esperanzas disminuyeron. Cuando la expresión del hombre cambió a un poco de sorpresa, supo lo que era.
-¿Pettigrew?- preguntó Harry casualmente. El olor característico del hombre y su forma de respirar le eran familiares. Había estado en sus pesadillas más de un puñado de veces. Hasta ahora incluso se sentía acostumbrado a sus apariciones e intentos de asesinarlo a él o a su familia. –Tanto tiempo- suspiró.
Finalmente sintió una varita posicionarse en su espalda baja. Nada de eso eran uevo.
-Quizás crees que me conoces, muchacho, pero yo realmente no soy quien crees- entonces Harry se hubiera girado completamente para confirmarlo, pero Pettigrew lo tomó del brazo y su cabeza fue lo único que lo ayudó en su siguiente sospecha.
-Tú eres el que pronto los traicionará- escupió venenosamente.
El viejo Pettigrew no lo había honrado con su presencia. Sin embargo, este gozaba del mismo pecado. El cual en sí todavía no era la traición, pero sí mentir a sus padres y por ende llevarlos a la muerte. Aunque nuca fue partidario de juzgar a alguien por lo que no ha hecho, esto era una ocasión de excepción.
-Vendrás conmigo, muchacho- susurró el animago apretando la varita a manera de amenaza. Pero Harry comenzaba a planear sus salidas.
¿Snape contaba como una salida?
-Me preguntaba cuándo intentarías esto de nuevo, Peter. Parece que el Señor Tenebroso te ha amenazado con cumplir esta vez con tu cometido- intercedió el hombre, dando unos pasos hacia adelante sin titubear. Harry comenzaba a dudar del bando de Snape.
-¿Y qué haces tú aquí, Severus? ¿Por qué estabas con Potter?- ese Peter parecía tener más libertad de expresión que el viejo, notó Harry. Año scon Voldemort lo habían convertido en un ser más sumiso.
-¿Eres estúpido? Mantengo mi máscara, ante el director- contestó Severus con total calma.
Harry se removió molesto en el agarre de Peter, ¿Cómo el hombre podía estar diciendo eso con tanta calma? ¿Frente a él? Acaso era que…
-Y ahora que lo dije frente a Potter, solo hay una opción- continuó, se cruzó de brazos ondeando su negra capa alrededor. Harry sintió que ese era su fin, que no había forma de escapar de dos magos adultos, en una pieza, y luego poder llegar hasta el director o siquiera a la orden para alertarlos de esta confirmada sospecha.
-No tienes de que preocuparte, Severus. Potter esta vez llegará ante el Señor Tenebroso, y no tendrás testigos- Peter ya jalaba a Harry para incitarlo a caminar, mas una risa no esperada lo detuvo.
Una risa oscura y fría, una que ninguno de los dos había escuchado antes y en caso de ambos, inesperada. Peter se detuvo y se giró temerosamente a donde Snape, el hombre tenía media sonrisa en el rostro que era de temer. Incluso había cierto brillo de reto en sus ojos que no pasaba por desapercibido.
-Peter, ¿Acaso yo dije, que la única salida de esto era desaparecer y entregar a Harry Potter?-
Esa era una gran confesión.
Snape sabía que eso podía ser lo último que diría. Que a partir de que la última palabra había dejado su boca, no… desde su risa, había declarado abiertamente cuál era su verdadero motivo y por fin podía romper una de sus múltiples cadenas. Algo que había esperado demasiado tiempo, pero que hoy era un triunfo amargo. Una gran ironía de hecho. Estaba eligiendo el bando que tenía más que perder, pero que esta vez, protegería lo que quería. Así fuera para un fatídico final después. El protegerla con su vida de ser necesario, el proteger al hijo de ella de ser necesario con su vida, sería lo único que podría hacer bien.
Y esto.
Los ojos de Pettigrew se agrandaron mientras daba un paso hacia atrás, quitando la varita de la espalda de Harry apuntándola temblorosamente hacia Snape.
-¡Esto es traición!- gritó, Severus sonrió más -¡NO PUEDES HACER ESTO, SEVERUS! ¡ESTÁS TRAICIONANDO AL SEÑOR TENEBROSO!-
El maestro de pociones dio un par de paso más hacia adelante. Lo estaba disfrutando.
-Ahora sabrás donde reside mi verdadera lealtad, Peter- los ojos del animago parecían saltar de su cráneo cuando la varita del hombre se alzó -¡Sabrás el costo, de haber traicionado a Lily desde el inicio!-
Lily.
-¡Avada Ked…!-
-¡Expelliarmus!-
Sorprendido, el Slytherin vio como su varita voló lejos antes de completar el hechizo, no por causa de Pettigrew. Ni nadie más. Pero por Potter…
Tanto él como el animago estaban sorprendidos por el movimiento, pero en ojos de Harry todo era un movimiento ya pensado. No podía dejar que se cometiera un error como ese.
Snape sin embargo estaba furioso, y no sabía ya si era con Peter o contra Harry. Podía ver tantas cosas estúpidas en un día, ¿Cómo se atrevía él a…?
-¡¿Sabes bien lo que ese hombre hizo?- gritó. Ya se había descubierto como espía, ¿Por qué no terminar con todo de una vez?-¡La oportunidad de tener lo que siempre quisiste está frente a ti! ¡¿Por qué?- ¿Por qué abandonar a Lily? ¿Por qué seguir las órdenes de Dumbledore? ¿Por qué traicionarla de nuevo?
Harry sin embargo no titubeó al mirarlo de frente, cuando su vista se encontró con la del otro hombre, algo de entendimiento parecía entrar en él.
-¿Por qué?- respondió el ojiverde, la respuesta era simple -¿Mi madre lo hubiera querido así?-
Esa era la pregunta que atormentaba a Snape en cada decisión que tomaba. ¿Lily estaría orgullosa? ¿Lo aprobaría? ¿Lo perdonaría?
Sabía muy en su interior que matar a Pettigrew no era una de las cosas que ella hubiera hecho, aún sabiendo que eso ayudaría a su futuro y prolongaría su vida. Aún cuando podría convivir con su hijo y James Potter. Pero no, ella no valoraba su vida por encima de la de otros, a menos de que fuera por el bien de su hijo.
Definitivamente ella no mataría a Peter.
El animago sin embargo tomó ese momento de distracción para hacer lo que se le había ordenado, en caso de que esta vez no hubiera éxito en lo planeado.
Era la última oportunidad.
Con un rápido movimiento lanzó chispas al cielo. Los ojos de Snape y Harry siguieron la señal con impotencia. Malas noticias.
Peter comenzó a retroceder en el bosque olvidando por completo a Harry. Era el último movimiento por hacer, ¿No era así? Lo demás, ya no quedaba en sus manos, así lo había declarado Voldemort.
Los altos pinos del bosque prohibido comenzaron a temblar. El suelo retumbaba a cada paso de enormes criaturas que se acercaban y los pájaros comenzaron a volar para encontrar un lugar seguro. Se podía sentir la presencia de algo grande acercándose. Conociendo a Voldemort y sus rudimentarias tácticas, Harry pensó, esto era el último movimiento.
Comenzó a retroceder caminando, primero. Cuando el sonido se hizo más fuerte, se giró por completo y comenzó a correr seguido de cerca por su maestro de pociones.
-Mira lo que has hecho, Potter- no pudo evitar susurrar el hombre mientras corrían.
Los patios de Hogwarts fueron divisados de inmediato, mientras aurores y maestros que se encargaban de las nuevas barreras del castillo miraban con temor la bengala lanzada. Con un temor muy bien dirigido. Sirius se había levantado del césped y corría en dirección de su ahijado.
-¡Ya vienen!- gritó Harry a lo lejos, se detuvo por un momento, pensando en lo que realmente venía y se giró hacia el bosque. –Ya vienen- musitó.
¿Ese era el final?
-No es momento de pensar, Potter- reasumió su carrera al colegio. Solo que entre los presentes, había aparecido Dumbledore y observaba con gran seriedad hacia la amenaza que se acercaba.
Las barreras comenzaron a ser reforzadas de inmediato, vibraban de diferentes colores a medida que los hechizos se unían a la gran burbuja invisible que protegería a Hogwarts solo por un poco de tiempo.
Cuando Harry y Snape alcanzaron el terreno dentro, todo estaba decidido.
El sol caía de la mitad del día, pero no por mucho tiempo. Voldemort no era una persona vista a la luz del día de ser posible, y la noche sería su mejor aliado.
Dumbledore puso una mano en el hombro de su alumno y lo incitó a seguir dentro, Sirius cerca de sus tobillos y Remus en su otro flanco. Una vez fuera del campo de audición, el director se giró a su espía. Podía decir que había algo diferente en él y no era el descubrimiento que había hecho Petunia respecto a su pasado.
-Soy de aquí, completamente- declaró Snape. Solo ellos sabrían lo que significaba. El viejo lo palmeó un par de veces en el hombro.
-Es hora de demostrar tu arrepentimiento, Severus-
Ya saben qué se viene ¿Cierto? Lo siento, lo siento.. realmente nunca tengo planeado un final, pero este se acaba de iluminar para el siguien capítulo. Hagamos honor a la batalla de Hogwarts, pero qué cambia con Dumbledore vivo. ¿Qué cambia con los Potter? ¿Con Snape?
¿Qué pasa con los horrcruxes? Todo en un solo paquete, y es el próximo. Lamento la tardanza, pero realmente creo que el final será lo mejor que se puede presentar. Claro, que depende de la longitud, quizás tendría que cortarlo, aunque quiero un GRAN capítulo de final. Esperen con ansias.
Gracias por no rendirse hasta aquí jiji n.n"
Review! Y sabré si todavía siguen vivos, o si posiblemente los mate con el final :D
any