Disclaimer. Elementos y personajes de propiedad de J K Rowling



Por su ámbito de constelaciones y puntos estelares



Hay días en los que Rose Weasley cree, casi simulando a las más candentes heroínas de la literatura clásica muggle, que si no besa los labios de Scorpius Malfoy, si no intenta accidentalmente posar su mano sobre su muslo, rozar su mano cuando se sientan en la biblioteca, si no lo obliga - sin recurrir a la retórica, sin articular palabra alguna - a mirarla un par de minutos más de lo acostumbrado cuando se encuentra con él en un rincón oscuro del castillo, se volverá completamente loca en breves segundos porque su corazón terminará por romperse en mil pedazos y se ahogará en sus propios deseos secretos y en una agonía fulgurante que parecerá eterna.

Hay días en que Rose cree que, ciertamente, esto parece un juego absurdo del destino y las galaxias lejanas que tienen el poder de atraparla y no soltarla nunca más y que invocan cada noche el Malfoy justo después de su nombre.

Porque Rose cree que continuará agonizando por él (incluso ante el evidente desajuste familiar que implicaría esta agonía), agonizando desenfrenadamente por su olor a aceite de menta verde y fresca, por su ámbito de constelaciones, puntos estelares y diseños verdeplateados. Y seguirá agonizando por él todos los días de su vida, ante su aparente inconsciencia y desconocimiento, hasta el remoto día de otoño en el que, camino a la Torre de Astronomía, la apriete firmemente contra la pared y la bese así como le gusta, porque la deja sin aliento, sin oxigeno, sin las esperanzas de retomar sus secretos deseos, la agonía que resultaba eterna y todo aquello que hacía antes de la irrupción de Scorpius Malfoy en su vida.


Notas de la autora. Prefiero pensar en una Rose apasionada – desesperada no. Jamás desesperada –, desbordante y un tanto al límite a los diez y algo, que una idéntica a Hermione.

Besos grandes y gracias :)