-di algo.- me había quedado callada durante algunos segundos, quizá minutos.

Su abrazo se hizo más fuerte, al mismo tiempo me giro para quedar enfrente de él.

-qué pasa.- pregunto angustiado.

-es que la idea de que tú no estés en este mundo me parece…- sus brazos me rodearon y me acercaron a su pecho.

-no te apures por esas cosas, nunca tendrás que preocuparte por mí, te lo prometo, siempre será al revés, porque con esa suerte y ese equilibrio, soy yo y seré el único que se preocupe en esta relación, ocúpate de tus cosas humanas y yo de lo demás.-

Trato de suavizar un poco sus anteriores palabras, y me consolaron la sus palabras, pero ahora sabía de qué era capaz de hacer Edward si algo me llegara a pasar. Y yo hacía falta prometerlo, pero mejoraría yo también, para alivianarle la carga a Edward. Me le quede viendo directo a los ojos y deje salir un largo suspiro, podría decirse que solloce.

- Bella yo te amo, y si es necesario protegerme para protegerte, lo hare sin dudar.- relaje mi mirada y postura, sabía que lo cumpliría.

-te amo- le di un beso en el cuello y me aleje de él- creo que es tiempo de irnos, tengo que prepararle la comida a Charly.

Confiaba en sus palabras, tanto en las buenas como en las malas, y ahora me preocupaba saber que si yo dejaba de existir no dudaría en seguirme y aun no descifraba si eso era algo medianamente bueno, le amaba tanto pero tampoco podía ser tan egoísta, pensé en su familia y entonces supe que era demasiado que pensar en una tarde.

Finalmente dejamos el santuario y Edward me llevo a mi casa, llegue a tiempo para hacerle la comida a Charlie. Edward se había quedado conmigo el resto del día y espero a que llegara Charlie. Inocentemente no pensé sobre el por qué. Pero después de que vi que Edward se había parado y formalmente le saludo a papá entendí el porqué.

-Charlie, Bella me dice que ayer te comento algo sobre…- Charlie no tenía buena cara, pero después de que vio a Edward se aliviano un poco.

-algo me dijo-

-quería pedirte permiso… o más bien tu consentimiento-

-creo que el consentimiento más importante ya lo tienes, a mí me parece bien, mientras ella este de acuerdo y feliz. Esa es mi única condición- le dijo dándole un codazo en la panza en señal de "compas".

-gracias señor, no los defraudare-

Mientras ellos hablaban yo me estaba deshaciendo de los nervios.

-Bella ya está la cena- se pasó a la cocina y dejo sus cosas.

Edward, Charlie y yo "cenamos" mientras mi padre nos contaba como seguía el asunto de los homicidios y hablaba mucho de una nueva detective. Nada resulto desastroso como usualmente me sucede, la noche termino bien, Charlie y Edward se hicieron amigos, vieron juntos un partido y en cuanto se terminó Edward se fue.

Así paso la semana, todo el día Edward estaba conmigo, y por las noches se volvía el hijo de Charlie. Eso era algo que me gustaba, mi papá no podía hablar conmigo de deportes y de las cosas que le gustan y en eso creo que Edward lo entendía así que se volvió su amigo. No podía pedir nada más. O quizá sí, que esta perfección que había en mi casa la hubiera también en casa de Edward. El temido sábado llego y mis nervios no me dejaban hacer nada bien. No tenía miedo de ir a una casa llena de vampiros, eso no es lo que nadie piensa cuando va a conocer a sus suegros. Mis sentimientos eran más normales que nunca, pero no para Edward.

No es mucho pero es un pequeño adelanto. Espero tener el tiempo suficiente para terminarlo. Gracias por los comentarios ¡saludos!