Disclaimer:Ouran no me pertenece, no hago esto con fines de lucro, mh, y eso.
Categoría: M, porque me gustan las emes, y quizás por el lemon, la violencia, y las palabras soeces.
Notas
Me doy el gusto de escribir ésta idea rancia, corta, extraña y (pegue aquí lo que se le antoje). La pareja Kyouya/Kaoru siempre me atrajo.
Posiblemente es lo último que escriba de Ouran.
El que quiera leer, que lea.
NAVAJA DE OCCAM
«Lo que necesitas, existe»
PREFACIO
Él siempre estuvo tras los pasos de mi hermano mayor.
A pesar de que Hikaru y yo éramos hermanos gemelos, siempre existió una brecha imposible de traspasar entre nosotros. Nuestras personalidades eran diametralmente distintas, como polos opuestos que se atraen, pero permanecen separados.
Hikaru siempre fue extrovertido, dinámico, divertido y popular, el centro de atención y el invitado estrella en todas las fiestas; chicas y chicos gustaban de él, y la cantidad de parejas que había tenido en su corta vida eran de asombrarse. Yo, a diferencia de él, resulté ser tímido, aburrido y sumergido en los libros y la soledad que éstos regalan.
Él era el mejor amigo de mi hermano mayor.
En nuestros mundos separados por años luz, Hikaru siempre fue un joven sin miedo a la muerte, bueno para el alcohol, el cigarrillo, las drogas y el sexo. Gustaba de usar pantalones de mezclilla hechos jirones, poleras ajustadas y chaquetas de cuero negro. Tenía la oreja izquierda repleta en aretes, un piercing en el labio, otro en la lengua y otro más en la ceja. Coloreaba su cabello según la ocasión y, según él, el ánimo del día en que estuviese viviendo.
Pero a él le gustaba el colorín natural de mi hermano mayor.
Yo amaba a mi hermano, amo a mi hermano, lo amaré toda la vida. Hikaru siempre protegía mis torpezas, defendía mi timidez ante las humillaciones, me rescataba de la soledad en que yo me sumergía. Mi hermano era el sol que iluminaba mis días con su sonrisa, con su luz propia y brillante. Él era sol, yo era luna en eclipse.
Pero había algo más que yo amaba.
Cuando Hikaru sonreía, mi mundo colapsaba en un acto de destellos y fuegos artificiales efímeros, pero intensos. ¿Cómo puedo describir el secreto entero de su existencia en mi vida?
Pero había alguien más que causaba una explosión nuclear en mí.
Mi hermano murió. La madrugada de un día viernes, el exceso de LSD afectó sus neuronas consumidas, una curva en el camino hizo resbalar las ruedas de su moto, la chica que iba con él, Fujioka Haruhi, iba protegida con el casco de Hikaru. Ella sobrevivió, milagrosamente, mi hermano murió aplastado contra la barra de contención.
Estoy seguro de que Hikaru amaba por primera vez en su vida, y amó a esa chica. Cuando la ambulancia los auxilió, mi hermano aún abrazaba a Fujioka Haruhi, protegiéndola.
Y estoy seguro también, que él amaba a mi hermano secretamente.
El sol que iluminaba mis días desapareció abruptamente; mi hermano gemelo se encontraba muerto, lejos de mí y lejos de él, su mejor amigo, el amigo que estoy seguro le amaba con un amor más evolucionado que una simple amistad.
Y así como él amaba a mi hermano, yo le amaba a él, a Ootori Kyouya.
Kyouya era el complemento de mi hermano, y a pesar de que eran de pensamientos opuestos y formas de vida distintas, congeniaban perfectamente. Ootori Kyouya era un chico serio, de mirada penetrante y misteriosa. Él cuidaba a mi hermano, y lo protegía de los peligros en que él mismo se dejaba caer. Cuando mi hermano murió, Kyouya no asistió al funeral, y pude enterarme de que se encerró en su habitación cerca de una semana. Estoy seguro de que entre su tristeza y dolor, se sentía culpable.
Yo me enamoré de él con el paso lento de los años; me enamoré de la forma en la que miraba a mi hermano, de sus sentimientos puros y a la vez tan dolorosos como lo son ahora los míos. Me enamoré de la forma en la que sus brazos protegían a mi hermano, de la forma en la que sus ojos seguían a Hikaru.
Me percaté de su amor por mi hermano un día en que ambos se encontraban en la habitación de Hikaru haciendo un trabajo. Mamá me envió con una charola con refrescos y galletas para ambos, y cuando me incliné para verlos por el marco de la puerta, vi como mi hermano se había quedado dormido encima de la cama, y luego, como Kyouya se deslizaba lentamente hasta él, terminando por besarlo fugazmente en los labios. Desde aquel entonces, no pude dejar de observar a Kyouya, y él nunca dejó de observar a mi hermano.
Lo sé, y aún más ahora. Kyouya ama a mi hermano.