Mis pequeños demonios

Capitulo 18: La boda

Una ocasión como la de hoy no se repite normalmente, ni siquiera aunque vivas cientos y cientos de años. Hoy se casan dos de mis hijos con dos de mis hijas. Fuera de contexto tal vez alguien se escandalizaría, pero los Cullen somos así.

-¿Qué tal estoy? –me preguntó mi marido. Le miré quedándome sin respiración.

-Estás insultante –le dije. Carlisle abrió los ojos y se volvió hacia el espejo para mirarse otra vez.- Me refiero a que estás insultantemente sexy. Todos te van a mirar a ti, en vez de a los novios.

Mi marido me sonrió y se acercó a mí.

-Sabes que eso solo lo piensas tú –me dijo subiéndome la cremallera del vestido.

-Se lo preguntaré a Edward –le digo con una risita.- ¿Y yo que tal estoy?

Para la ocasión había decidido ponerme un vestido azul turquesa con un escote palabra de honor. El vestido era ceñido al pecho y luego se ampliaba en las caderas con unos volantes muy vaporosos. Además era un vestido largo hasta los pies cosa que no me obligó a ponerme tacones. Para el maquillaje había escogido unos tonos lilas muy claros y un rosa pálido para los labios.

En cuando al cabello me lo había recogido un poco y lo había adornado con una diadema, aunque varios mechones de pelo me caían sobre los hombros.

-Estás… -me dijo Carlisle- estás envidiable. Todos me tendrán envidia cuando me vean aparecer contigo. ¡Pobres novias!

-Eres un exagerado –le dije abrazándole. Él, tan radiante como siempre, llevaba un esmoquin gris de verano con una corbata turquesa como mi vestido. Aspiré su aroma que era como una droga para mí.

-Puede que se lo pregunte a Edward –me contraatacó riendo y abrazándome. Acercó su rostro al mío y me besó con dulzura. Yo le correspondí el beso aferrándome más a su cuerpo.

-Debería ir a ayudar a mis hijos –me dijo Carlisle apoyando su frente en mi pelo.

-Yo debería ir a calmar a mis hijas –le dije- por muchas veces que te cases siempre estás nerviosa…

-Uhhmm… pero también puedo quedarme aquí contigo –dijo Carlisle picarón besándome con más pasión.

-Es una oferta interesante –le dije perdiendo la noción del tiempo atrapada en el hechizo de sus labios. Hasta que llamaron a la puerta, claro.

-Creía que ibas a venir a ayudarnos –dijo Emmett sonriendo desde la puerta. Detrás de él apareció Jasper sonriente.

Ambos estaban guapísimos. Emmett llevaba unos pantalones negros de tela vaporosa y una camisa muy elegante, además de una corbata negra con una perla gris. Se había puesto una rosa roja en el bolsillo de la camisa, la flor preferida de Rosalie.

Jasper también estaba muy guapo, además de muy buen humor, una euforia que contagiaba a todos gracias a su don. Para la ocasión se había ondulado suavemente su cabello rubio. Al igual que Emmett llevaba una camisa preciosa pero no llevaba corbata y, sus pantalones eran grises en vez del negro formal.

-¿Qué hacéis paseándoos por la casa? –les riñó Esme- ¿Y si os ven Rose y Alice?

-Como si no nos hubiera visto –rió Jasper.- Alice eligió nuestra ropa.

-Menudos novios más irresponsables –dijo Edward llegando hasta donde ellos de la mano con Bella.

Edward llevaba un traje clásico muy elegante con una camisa muy moderna. No llevaba corbata pero también llevaba una rosa en la solapa de su esmoquin. Bella iba tras él con un vestido lila de satén muy vaporoso que le llegaba hasta las rodillas. Era un vestido de tirantes y le hacía un escote precioso. Se había recogido el pelo en una coleta con unos lazos lilas muy largos.

-¡Que pasa, Ed! –gritó Emmett golpeando la espalda de su hermano.

-Venga –dijo Edward- están llegando los primeros invitados.

-Será mejor que bajemos –dijo Carlisle cerrando la puerta de su habitación.

-Iré a ver a las chicas –dijo Esme comenzando a subir las escaleras hasta la habitación de Rosalie.

Tocó a la puerta y Alice le abrió en seguida.

-Mamá –le riñó Alice- llegas tarde.

-Estáis preciosas –exclamó Esme incrédula.

-¿De verdad te gusta? –inquirió Rosalie mirándose una y otra vez en el espejo.

-Es perfecto –dijo Esme mirando otra vez de arriba abajo el atuendo de sus hijas.

Rosalie iba vestida de novia tradicional. Llevaba un vestido largo hasta los pies de color blanco con un generoso escote palabra de honor. En la larga falda la pedrería hacia unos dibujos preciosos que caían con gracia sobre la tela blanca. El vestido iba a juego con unos guantes blancos larguísimos y delicados. Además se había recogido el pelo en dos largas trenzas que se había sujetado a la cabeza como si fueran una corona.

Alice nunca había sido muy tradicional, así que, como tampoco lo iba Jasper, ella llevaba un vestido blanco roto hasta las rodillas. El vestido era de tirantes y un gran lazo gris se ataba desde debajo del pecho a la espalda. Se había alisado el corto y rebelde pelo y llevaba una corona de diamantes. Para disimular un poco su corta estatura llevaba unos tacones de espanto.

-Os he traído los ramos de flores –dijo Esme sacándolos de una caja cercana. Le tendió un ramo de rosas rojas a Rose y uno simple con margaritas naranjas y amarillas a Alice.

-¿Ya es la hora? –preguntó Rosalie.

-Casi –dijo Alice sonriente saltando de alegría.

Llamaron a la puerta y entró Nessie que era la dama de honor de las dos novias.

-Nessie, justo a tiempo –la riñó Alice.- ¿Tienes la almohada con las alianzas?

-Si –contestó Nessie- Lo que no tengo son las alianzas.

Rose y Alice se miraron y rompieron a reír. Ambas se quitaron sus anillos y se los dieron a Nessie.

-Todas las veces que me he casado lo he hecho con el mismo anillo –comentó Rose con nostalgia.

-Nessie, mi vida –dijo Esme- Estás realmente preciosa.

Nessie sonrió ante el cumplido de su abuela. La joven llevaba un vestido de tirantes muy fino de color marrón muy corto. El pelo dorado lo llevaba sujeto con un moño en el cual se había puesto unos lazos amarillos del mismo tono que sus zapatos planos.

Bella entró en la habitación.

-Ya están todos –dijo mirando a las novias- ¿Le digo a Edward que empiece a tocar el piano ya?

-Dos minutos –pidió Esme y bajó con las demás. Cuando llegaron abajo Esme fue a sentarse junto a Carlisle y entrelazaron las manos.

Edward comenzó a tocar el piano cuando Nessie entró la primera en la gran sala donde celebraban la boda. A su paso iba lanzando pétalos de rosa entre los asistentes.

Detrás iban Rose y Alice sonrientes y hermosísimas. Al llegar al lado de sus maridos la reacción de las dos fue muy diferente. Rose besó apasionadamente a Emmett. Emmett, por su parte, le colocó la rosa de su solapa en el pelo.

Alice cuando vio a Alice se limitó a mirarle a los ojos y a tomarle de la mano.

La ceremonia fue muy rápida y emotiva. Muy intima. Si Esme hubiera podido llorar, lo habría hecho desde el principio hasta el fin. Ventajas de ser vampiro.

La fiesta llegó pronto y con ella los momentos de diversión.

-Edward –dijo Emmett por encima de los invitados –Toca algo bonito.

Y sacó a bailar a Rosalie. La novia con su esbelta figura y su cuerpo deprimió a todas las chicas de la sala. Alice bailaba de puntitas y apoyaba su rostro en el pecho de Jasper. Todos les miraban ya que Alice era tan buena bailarina como parecía con sus andares.

-Vamos a bailar –dijo Edward estirando a Bella.

Bella desde que era vampira tenía mucha más gracia moviéndose que no antes. Por suerte Reneesme había heredado la gracia de su padre, pero estaba sentada esperando a Jacob.

-¿Bailamos? –le preguntó Carlisle a Esme

-¿Contigo? -le pidió Esme- No sé yo. Mi marido es muy celoso.

-¿Ah, sí? –le siguió el juego Carlisle- ¿Y cómo es él?

-Es simplemente perfecto –contestó Esme mientras tomaba la mano de Carlisle y se iban a la pista de baile.-No solo es guapísimo, sino que también es muy bueno.

-¿Y besa bien? –le preguntó Carlisle en un susurro.

-Pues ahora mismo no me acuerdo –respondió Esme aproximando su rostro al de su marido. Comenzaron a besarse al ritmo de un vals muy lento, perdiendo la noción de donde estaban.

Se separaron cuando Jacob que había vuelto y bailaba muy aferrado con Nessie, pisó a Carlisle.

-Lo siento, doc –dijo Jacob con una sonrisita mientras ponía las manos en el trasero de Nessie.

-Jacob –le advirtió Esme al ver las muestras afectuosas en público que mostraban- Bella está aquí al lado.

-No me importa –contestó Jacob con una gran sonrisa.

-Bueno –contestó Carlisle- es tu integridad física.

-No me importa porque le he pedido a Nessie que se case conmigo –contestó Jacob mostrando un anillo sencillo que ya estaba en el dedo de su amada.

-¡Enhorabuena! –dijo Carlisle con la máxima sinceridad- Pero no se lo digáis hoy a Rose, dejad que pase una buena boda.

La orquestra siguió tocando composiciones lentas y Esme y Carlisle siguieron bailando hasta que tocó el intercambio de parejas.

-¡Mamá! –gritó Emmett –te toca bailar conmigo –dijo mientras tomaba a Esme de entre los brazos de Carlisle.

Carlisle se fue a bailar con Rose mientras que Alice bailaba con Edward y Bella con Jasper.

-¿Qué raro es esto, verdad? –preguntó Emmett

-Bailar contigo siempre es raro –contestó Esme- eres mucho más alto que los demás.

-Me refería a que aún no me he acostumbrado a esto –se sinceró Emmett- A ser yo otra vez. A tener a Rose conmigo de nuevo y a todos mis hermanos. Tampoco creo que vaya a acostumbrarme a no depender de ti.

-Gracias Emmett –le contestó Esme- Me lo tomaré como un cumplido.

-Es un cumplido mamá –le dijo su hijo- Tengo la certeza absoluta de que eres la mejor madre del mundo.

-Oh, venga Emmett –se rio Esme- si pudieras me tendrías colorada.

-Hablo en serio –contestó riéndose- Fui un pequeño demonio. No paraba quieto un solo instante y me metía en muchos líos.

-Son cosas de niños Emmett –se excusó Esme- Ha sido una bonita experiencia.

-Si –contestó Emmett- Gracias por todo, mamá.

Y le espetó un sonoro beso en la mejilla.

-¡Ahora conmigo! –gritó Jasper tomando a Esme y empezando a bailar con ella. Emmett fue a bailar con Alice mientras que Carlisle bailaba con Bella y Edward con Rose.

-Reconócelo –dijo Jasper a media pieza- Reconoce que fui mejor hijo que Emmett

-Reconozco que el pelo así te queda muy bonito –Jasper empezó a reír con sus blancos dientes perfectos.- Pero ambos fuisteis buenos hijos. Solo erais diferentes.

-Yo no me vestía de tortuga ni tiraba comida a la gente en las fiestas. Además, tampoco robaba la ropa interior de Carlisle –se quejó Jasper.

-Ya lo sé -sonrió Esme bailando con su hijo- Solo adoptaste un conejo naranja y sin dientes.

-Técnicamente –replicó Jasper- tenia dientes cuando lo adopté y tampoco era naranja. Son las cosas que pasan si vives con los Cullen.

-Cierto –dijo Esme dando la vuelta sobre sí misma.

-Me alegro de volver a ser yo mismo –reconoció Jasper.

-Y yo –contestó Esme.

-Te quiero mucho, mamá –dijo Jasper cuando empezaba a bailar con Bella.

-Ahora te toca bailar conmigo –dijo Edward.

Bailar con Edward era un privilegio. Mientras que Emmett era demasiado grande y Jasper bailaba como un autentico sureño con sus pasos cortos imposibles de seguir, con Edward era todo diferente.

-Creo que tendrías que reconocerlo –dijo Edward.

-¿El qué? –contestó Esme asombrada.

-Que soy tu hijo preferido. –contestó Edward en un aire de autosuficiencia burlona.

-Edward –le contestó Esme- Fuiste el primero de mis hijos, pero yo os quiero a todos igual.

Siguieron bailando al ritmo lento de la música.

-Supongo que ya sabes que todos te quieren muchísimo –le confesó Edward- Incluso Bella ya te considera su madre.

Esme no contestó, simplemente sonrió al contemplar su gran familia.

-Creo que es hora de recuperarte –dijo Carlisle tomando a su mujer por la espalda. Empezaron a bailar juntos de nuevo.

-¿Sabes que pronto será tu cumpleaños? –le preguntó el doctor a su siempre joven esposa.

-Lo recuerdo –contestó Esme haciendo una mueca.

-Aún recuerdo el del año pasado con mucha claridad –confesó Carlisle- Llegar a casa y encontrarte a todos tus hijos como niños.

-Debió ser duro para ti –dijo Esme.

-Para mí sí –confesó Carlisle- Para ti no. En seguida supiste que tenías que hacer y te convertiste en la mejor madre que podían tener.

-¡YA BASTA DE CHARLA! –gritó Emmett subido sobre una mesa- Que empiece la fiesta.

Y la orquesta ser retiró dando paso a un grupo de cantantes de rock. Todo el público empezó a bailar sin control perdiéndose en las pegadizas melodías.

-¡Menudo fiestón! –gritó Jacob quitándose la camisa y subiendo a bailar al escenario.

-Jacob, baja –gritaba Nessie desde abajo. Jacob tomó a su prometida de la mano y la subió a bailar con él sobre el escenario.

-Dejadme hablar –dijo Jacob acercándose al micro y haciendo callar a los músicos- ¡Hola amigos! –dijo Jacob dirigiéndose al público- Os voy a anunciar el acontecimiento del siglo. Aquí esta hermosa joven –señaló a Nessie que se puso colorada- ha accedido a casarse conmigo.

El público aplaudió mientras que Nessie y Jacob se besaron apasionadamente de manera indebida sobre el escenario.

-¡TU! –gritó Bella sacando chispas por los ojos.

-¡Venga suegra! –dijo Jacob- Tienes que empezar a admitirlo.

-Empieza a correr –gritó Bella mientras mostraba sus colmillos y se abalanzaba sobre Jacob.

-Siempre están igual –comentó Alice.

-Bella –dijo Edward tomando a su esposa por los hombros e inmovilizándola- Tenemos que empezar a vivir con ello. Nuestra Nessie ha crecido.

-Eh –dijo Jacob levantando las manos y sonriendo- Si Edward está de acuerdo, tú deberías estarlo, Bella.

-Oh, mamá –dijo Nessie- deja de pelearte con Jake.

-Está bien, está bien –dijo Bella mientras que su marido la soltaba- Pero nada de besos en público.

-Gracias suegra –dijo Jacob mientras tomaba a Bella por la cintura y la levantaba por encima de su cabeza.

-Venga, esto es una fiesta –dijo Emmett sobre el escenario con un brillante collar de flores alrededor de la cabeza- ¡Bailemos una conga!

Y así los Cullen siguieron con la fiesta que duró toda la noche hasta que salió el sol y tuvieron que retirarse.

-Justamente tenía que hacer hoy un día soleado –se quejaba Emmett mientras subía a su habitación.

-Bueno –dijo Rose- A mi no me decepciona.

Y se fundieron en un beso lleno de pasión. Emmett agarró a su mujer y la llevó en volandas a su habitación donde… en fin, son Emmett y Rosalie. Seguramente al mediodía ya habrán roto la pared de la habitación.

-¿Me acompaña a dar un pequeño paseo? –le dijo Jasper a Alice tomándola del brazo.

-¿Cómo de largo? –preguntó Alice sonriente. Jasper se inclinó sobre su oreja y le dijo una serie de palabras inteligibles. Alice se rió pícaramente y le dio a Jasper un tierno beso en los labios mientras le tomaba de la mano y se dirigían a su habitación.

-¿Y Edward y Bella? –pidió Esme.

-Hace tiempo que se fueron a la cabaña –comentó Carlisle.

-¿Y Nessie y Jacob? –preguntó Esme sonriendo.

-En la reserva, anunciando su compromiso a los quileute –contestó Carlisle contagiándose del ánimo de su esposa. Al igual que Emmett hizo antes con Rose, Carlisle tomó a su mujer en volandas y la llevó a su dormitorio.

-¿Y esto? –preguntó Esme cuando entraron en su habitación que estaba irreconocible. Había pétalos de rosa por todas partes y miles de velas encendidas. Unas grandes cortinas tapaban las vidrieras e impedían el paso del sol creciente.

-¿Has sido tú? –le preguntó a su marido.

-No –confesó Carlisle- Pero creo que los autores han dejado su nota.

Encima de la cama había una carta.

Queridos papá y mamá:

Gracias por todo lo que habéis hecho por nosotros durante este tiempo. Sabemos que no ha sido fácil buscar el antídoto y cuidar de nosotros a la vez pero estamos muy contentos de teneros como padres ya que, sin duda, sois los mejores.

En muestra de nuestro agradecimiento os hemos dejado un poco de intimidad. Alice dijo que os gustaría. Prometemos no interrumpir. Con cariño de vuestros pequeños demonios,

Alice, Jasper, Rose, Emmett, Edward y Bella.

-¿Sabes que tenemos los mejores hijos del mundo? –comentó Carlisle abrazando a su esposa.

-Y yo el mejor marido –dijo ella acariciándole el cabello

-¿Pues aprovechemos la sorpresa, no? –preguntó Carlisle encontrando los labios de Esme.

-Aprovechémosla antes que se olviden que han prometido no interrumpir. –contestó Ese juguetona tumbando a su marido sobre la cama.

-Se hace raro que todo vuelva a ser normal. –dijo Carlisle acomodando a Esme sobre él.

-No te preocupes, mi vida. –le contestó su mujer- Somos los Cullen. Aquí nada es normal.

-¿Crees que pronto viviremos otra emocionante aventura? –pidió Carlisle tomando entre sus dedos un mechón de su mujer.

-Estoy segura –contestó Esme- Pero me conformo con la aventura de pasar contigo toda la eternidad.

Y se besaron para iniciar un día largo en el que no existiría nada más que ellos dos.

Fin

¡Se acabó!

Todo vuelve a la normalidad en la familia Cullen. Ahora toca agradeceros a todas vosotras vuestro apoyo incondicional.

Gracias por leer este fic y por darme siempre ánimos ya que gracias a vosotras he seguido escribiendo. Gracias por los reviews y gracias a las 167 personas que tienen este fic como historia preferida y a las 70 que la tienen en alerta.

Miles de gracias a todas las que me habéis mostrado vuestro apoyo día tras día. Millones de gracias por leer y por llegar tan lejos con esta historia. Gracias de corazón. Está historia no hubiera sido posible sin vuestro apoyo.

Espero que os haya gustado y que disfrutéis del final. Nos seguimos leyendo en fics como Mamá en huelga.

Un gran beso y, otra vez, gracias.

¡Hasta otra!