Crepúsculo y sus personajes no me pertenecen.


Capítulo III.

Nunca estuve en el cuadro de honor

Odio las reglas, eso dije

School Days — the Runaways

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Aparque mi motocicleta en el espacio que estaba a un lado de donde comenzaba el bosque. Tenía como media hora de retraso. Lo bueno de llegar tarde a la escuela es que todo el estacionamiento y los pasillos se encontraban solitarios y no había millones de voces chillonas a tu alrededor, como dije, no me gusta la gente.

Apenas y pude poner un pie dentro de la escuela y lo vi con su ya típico ceño fruncido. ¡Genial comienzo para mi día!

—Llegas tarde. — ¡No me digas!

—Que linda bienvenida. —Le dije rodando los ojos.

— ¿Dónde estabas?

—Uhh… En mi cama. —Bueno, no era mentira. Alzo sus perfectas cejas y torció los labios.

—Estuve a punto de ir a tu casa y arrástratele a la escuela. —Más le valiera que nunca hiciera eso o alguien terminaría sin dignidad.

—Si… no lo hagas. —Suspiré y me dirigí a mi casillero.

Edward rodó los ojos y me siguió. —Aún no sé porque me toco esto a mí. —Se quejo.

—Sabes, es lo mismo que yo pienso. — Dije con una sonrisa sarcástica.

Llegué a mi casillero y coloque mis libros ahí, solo cargando los de la siguiente hora.

—Genial, —Dijo Edward con sarcasmo. —Ahora sólo faltan cinco minutos de la primera hora, es mejor esperar la siguiente.

Mi cerebro dio un click. —Y tú, ¿Por qué te has saltado esta hora? Parece que no eres tan perfecto como fanfarroneas. —Sonreí.

Edward puso los ojos en blanco. —No soy perfecto y no fanfarroneo. Y para contestar tu pregunta el profesor me ha dicho que tengo que entrar a todas mis clases contigo. —Sí, bueno sería más un sueño imaginándome a Edward saltándose clases por sí mismo.

— ¿Por qué llegaste tarde? —Preguntó de repente, entrecerrando los ojos.

—Uh…Me quede dormida. —Dije sin darle importancia.

— ¿Tomaste?

—Poco. —Me encogí de hombros.

—Bien, Desde ahora queda prohibida la bebida y los cigarrillos. —Dijo. Mis ojos se abrieron de sorpresa, sabía que podía vivir sin alcohol, pero aún así el no me diría que hacer.

—Claro que no. ¿Por qué demonios te haría caso? —

—Porque, desde ayer estas a mi cargo. —Dijo con voz dura.

Alcé las cejas. — ¿Y esto tiene que repercutir en mi?

Edward rodó los ojos. —Escucha, a mí tampoco me agrada la idea de estar todo el día contigo, pero así es y no puedo cambiarlo. Lo menos que puedes hacer es aceptarlo y superarlo.

Woow.

—No, no lo aceptare. Si sigues con esa mentalidad ¿Cómo carajo vas a triunfar en la vida? Yo no puedo simplemente aceptarlo y superarlo.

Edward se quedó pensando y estuvimos en silencio unos minutos hasta que el habló. —Tienes razón, pero aun así tendrás que obedecerme. Sería muy hipócrita.

—Yo no soy hipócrita. —Me defendí.

—Entonces porque hablas de triunfar en la vida cuando tu estas desperdiciando la tuya. Es hipócrita. —Me miró a los ojos profundamente, tuve que apartar mi mirada.

El timbre sonó… Salvada por la campana.

Me tomó desprevenidamente del brazo y me "arrastro" al salón de clases. Me jalo aun lado de su asiento.

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—Hey, Bella, ¿Qué hay? —Preguntó Alice tan enfermamente sonriente. Esperándome ansiosamente aun lado de mi motocicleta.

Pero no me molesto, yo también está feliz.

—Nada, solo que ¡NADA!, no encargaron nada de tarea para este fin de semana. Lo que significa ¡Bye, bye, Edward, y hola diversión!

Edward, quien estaba a mi lado, rodó los ojos y sonrió levemente.

—Al menos un poco de paz en la casa. —Dijo Edward, entregándome mi mochila.

La sonrisa de Alice desapareció rápidamente, transformándolo en un puchero. — ¿Eso significa que no vendrás a mi casa este fin de semana?

Me mordí el labio. No quería decepcionar a Alice, pero no desperdiciaría un fin de semana sola.

—Lo siento Alice, pero tengo… un compromiso.

Alice suspiro.

—Que, por supuesto espero no tenga nada que ver con alcohol, cigarros o desorden en la comunidad, ¿verdad, Bella? —Interrumpió Edward.

Rodé los ojos y me subí a mi motocicleta, John.

—Estás hablando conmigo, Edward. —Me burlé.

—Por eso mismo.

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Estacione a John en medio del bosque y tome otro trago del brandy de Charlie. Rápidamente la bebida bajo por mi garganta quemándome y dándome calidez, como si le hubiera dado un trago a un rayo de Sol.

¿Qué sabe Edward acerca de la vida? El no vive, probablemente ahora este en su casa contando sus calcetines o estudiando para que no se arruine su promedio perfecto.

Yo no desperdicio la vida, Edward. Yo trato de vivir y enfrento mis problemas, pero de una manera diferente a la tuya.

Me senté en el frio suelo rocoso y recargué mi cuerpo en un árbol, las lágrimas que fluían desde mis ojos me indicaron que estaba ebria, al parecer mis lágrimas solo aparecen cuando hay un índice alto de alcohol en mi sangre. Sin embargo, la noche era fría y no había traído mi suéter, le di otro trago al brandy.

¿Quién le dio el jodido derecho a Edward Cullen de decirme hipócrita? ¿Quién carajo le había dado permiso a opinar que es lo que hago y no lo hago? Edward Cullen solo era un hijito de personas ricas, una persona aseguro no sabe nada a tener problemas reales. Después de todo el lo tiene todo, dinero y una reputación. Eso es solo lo que le importa a las personas.

Edward Cullen solo era un idiota.

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Después de alejar mis pensamientos ofensivos hacia Edward, proceder con mi teoría de que era Gay y cantar amenamente una canción de Joan Jett mi cuerpo ya no podía más (O el alcohol ya era mucho) y mis ojos se cerraban lentamente, esperando un sueño profundo.

Hasta que alguien me zarandeo abruptamente y accidentalmente golpeé mi cabeza con el tronco del árbol.

—Isabella, Isabella, ¿Estás bien? —Me preguntó la voz de un chico.

—Es Bella…, Bella…

—Creo muy, muy ebria, Edward. —Oh, conocía esa voz.

— ¡Alice, Alice! —Grité, parándome dificultosamente hacia llegar a ella. —No le digas al pendejo de tu hermano, por favor.

La risa de Alice resonó por el bosque. —Pues yo no le diré. Pero, Bella, estate quieta ¡pesas más que yo!

Me carcajee al oír la voz de gracia de Alice, ¡Ella era tan graciosa! —Pero, —risa. —No, p-p-puedo… —risa. —Pararme…

Alice me regalo una sonrisa, de nuevo, y dijo: —Espera, deja te ayudamos.

En eso los brazos de Alice me tomaron, cargándome igual que un bebé, y haciendo sentir unas terribles nauseas.

Una sonrisa grande creció en mi cara. —Wow, Alice ¡Eres tan fuerte!

—A que si, verdad. —Contestó.

—Si aunque… ¡Espera, espera! ¿Y John?

— ¿John? —Preguntó una voz.

—Si, duuu… mi moto ¿Dónde está?

—Descuida Bella, le diré a Emmett que la estacione en tu puerta. John estará sano y salvo. —Me aseguró.

—Bien, porque planeaba casarme con él en los próximos meses.

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La molesta sensación de nauseas volvió a mí, y forzosamente tuve que abrir mis ojos.

— ¿Bella? —Preguntó Alice.

Las nauseas volvieron a mí, y aumentaba hacia mi garganta.

—Yo… creo que voy a…

Y todo lo que tenía en mi estomago salió por mi boca. Y el gritito de Alice fue la melodía del momento.

—Vomitar… Aunque me siento mejor.

—Eso. Es. Asqueroso.

Sonreí. — ¿Qué puedo decir? Soy muy sucia…


N/A: Lo sé capitulo corto y tardío. Les diría que tengo mucha tarea y todo eso, pero no quiero echarles tanto rollo, ya que aquí lo importante es la historia. Me han mandado correos de chicas preocupadas de donde me he metido, así que tranquilas chicas no estoy muerta ni planeo dejar historias. Sin embargo hay una nota importante en mi perfil a las que leen otras de mis historias (Que tampoco dejare).

Sé que me tardo mucho, pero aquí esta y espero que lo disfruten.

Bites&Edward's

Meriba