Soul Eater no me pertenece aún.

Pero lo seguiré intentandolo.


Maka se arregló un poco el pelo antes de llamar a la puerta. Volvía a llegar un poco tarde. En realidad, llegaba muy tarde. Ese día era el cumpleaños de su novio, quedarían para dar una vuelta por el parque, ver a los amigos y luego tener una cena romántica en su apartamento. No llegaba a tiempo siquiera para cenar. Lo más seguro era que ya estuviera acostado, pero no tenía llaves y quería verlo para poder disculparse. No le quedaba más remedio que llamar. Tocó suavemente. La madera sonó antes los golpes de sus nudillos. Golpes secos. Suspiró mientras pasaban los segundos interminables sin respuesta. Levantó la mano para volver a intentarlo. Seguramente sabía que era ella y no querría verla. Su cumpleaños y no le había dicho nada. Desapareció de repente. No golpeó la puerta. No tenía el valor para hacerlo. Tampoco era la primera vez que le hacia algo así. Si por lo menos supiera lo que ella era, todo sería mucho más fácil. Sin embargo, la dificultad de su relación residía en ese pequeño secreto. Respiró hondo con dificultad. Su relación debía de ser la más difícil de todas y no lograba entender porque tenía que ser la suya. Se dio la vuelta y se fue. No podía estar allí. Un nudo se formó en su pecho y no la dejaba respirar.

- Maka.

Una voz. Una voz que conocía y ansiaba escuchar todos los días. Lentamente, temiendo lo que podía encontrar, se dio la vuelta. Allí estaba. Apoyado contra la puerta, se encontraba el chico más guapo que Maka había visto en su vida. Una camiseta gris y sus pantalones del pijama, eso era todo lo que llevaba. Tuvo que recordarse a si misma que debía respirar. Aun teniendo el ceño fruncido, seguía pareciendo un dios. Maka cogió aire para mantenerse cuerda. Lo más seguro era que la dejara. Se saltaba los días más importantes por razones que no le podía decir.

- Maka.

Volvió a ser un susurro. Su voz estaba llena de tristeza. Maka luchó por no soltar ni una sola lágrima. No lloraría delante de él. No se lo pondría difícil. Pero cada vez era más complicado. ¿Por qué no la decía ya que no quería volver a verla? ¿Por qué tenia que esperar tanto? Dolería pero al ser más rápido, pasaría antes. ¿Pasaría? No, es imposible que esa herida pudiera llegar a cicatrizar algún día. Cerró los ojos. El dolor era cada vez mayor. "Dilo de una vez. Déjame ya, deja que me vaya a casa a llorar tranquila." Sintió que se caía. Sus piernas no podrían con su peso y acabaría cayendo. Una mano se posó en su hombro. Soul suspiró.

- No te vayas. – susurró otra vez – quédate.

Maka levantó la cabeza para encontrar unos ojos rojo carmesí que la miraban con cariño. En ese momento no pudo aguantarlo más. A pesar de lo que le había ocultado desde que empezaron, él seguía queriendo que estuviera con él. La seguía perdonando. Las lágrimas cayeron libremente por su rostro. No podía detenerlas. Lágrimas de felicidad y tristeza se fusionaban indistintamente. Era tan bueno con ella, tan bueno. No se lo merecía. Dejó caer la bolsa que llevaba, incapaz de sostener nada. Soul la abrazó tiernamente apegándola a su cuerpo todo lo que pudo. Maka se aferró a su cuello como si fuera un salvavidas. No supieron con exactitud cuanto tiempo estuvieron así. No les importó. Lo llevaban ansiando desde el principio de ese día. Al cabo de unos minutos, Soul la cogió en brazos y la metió en el piso.

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Soul veia la tele sentado en el sofá. Maka estaba sentada sobre su regazo. Ella no prestaba atención al programa que había puesto su novio. Le estaba haciendo más caso a él. Tenía la cara apoyada en su cuello y con la mano derecha le acariciaba el pecho. Ya había cenado lo que quedaba. Soul no la decía nada acerca de la razón por la que había llegado extremadamente tarde. Nunca lo hacía. La acariciaba la espalda con una mano y la otra la tenía apoyada en una de sus rodillas.

- ¿Has visto esta película, Maka?

- Te quiero. – contestó ella contra su cuello.

- Es muy divertida.

- Lo siento. Tendría que haberte llamado.

- Yo ya la he visto, pero no me importa si la quieres ver.

- Soul….

Soul cogió la otra mano de Maka. La besó en la cabeza.

- No me importa. Además, creo que ya hemos tenido una conversación acerca de tus extrañas desapariciones. No quiero volver a enfadarme y menos aún contigo.

Maka levantó la cabeza y se miraron a los ojos. Verde y rojo. Extraña combinación, pero funcionaba. Su relación funcionaba. Maka sonrió levemente. No podía decirle la verdad. Así lo querría, pero no podía. Era demasiado oscura. No podía decirle que la verdad es que los vampiros son tan reales como cualquier otro ser vivo. Ni que ella se dedicaba a cazarlos. Maka Albarn de 23 años de edad era una caza-vampiros e intentaba llevar una vida normal a pesar de ser casi imposible. La primera razón, no podía compartir ese secreto con nadie, al no ser que sea también un inmortal. Sin embargo, su relación parecía funcionar, lo que tampoco era bueno. Soul era mortal, acabará muriendo y eso la matará a ella también, pero hasta entonces pensaba disfrutarlo. Con una mano, le quitó el pelo blanco que le caía por la cara. Los ojos de Soul brillaban con lujuria, deseo. Sabía perfectamente lo que la iba pedir y también sabía que no podría negarse. Era incapaz. Siempre accedía. Antes de que abriera la boca, le besó dulcemente. Si no queria enfadarse con ella, no sacaría el tema otra vez. Lo último que queria era verle sufrir. Se separaron y Maka se levantó. Soul sonrió al ver que la tristeza había quedado atrás.

- Aún no te ha dado mi regalo.

Parecía una niña pequeña. Soul se levantó y fue con ella a la cocina donde estaba la bolsa que había traído. Maka sacó una camisa azul celeste de manga corta. La colocó delante de ella.

- ¿Te gusta?

- Tú me gustas más.

Maka se sonrojó ante el comentario y sonrió. Siempre estaba halagándola y aún no se había acostumbrado a ello. Soul se acercó a ella y cogió la camisa. La miró unos segundos y la dejó en la mesa de la cocina. Después cogió a Maka por la cintura para besarla apasionadamente. La televisión seguía encendida pero ya no la escuchaban. Eran solo Maka y Soul. Éste levantó a su novia y la sentó en la mesa sin dejar en ningún momento de besarla. Ella no podía respirar casi. No se quejó porque tampoco quería soltarle. Rápidamente se olvidaron del mundo. Se necesitaban. Soul la empezó a empujar suavemente para tumbarla en la mesa y así subirse él encima. Sin embargo Maka no tenía muchas ganas de hacerlo encima de la camisa que le había regalado. Antes tendría que estrenarla por lo menos. Colocó una mano en la mesa, detrás de ella, para no caer. Tocó un extraño bulto. Suavemente rompió el beso. Soul aún la abrazaba. Había tocado un reloj. No lo reconocía. Seria nuevo. Se lo habrían regalado. Sim embergo, ese tipo de reloj era muy caro. Ni ella podría regalarle uno así. Ninguno de sus amigos tampoco, si lo hubieran hecho, hubieran tirado el dinero.

- ¿Quién te lo ha regalado?

Soul no respondió enseguida.

- ¿Importa?

- A mí, sí.

- No te va a gustar.

En ese momento, Maka podía imaginarse quien era. Tan solo había una persona que le podría haber hecho un regalo tan caro, pero no quería pensar en ella.

- ¿Quién es?

- Kim – susurró.

Maka sintió como le hervía la sangre. Esa perra no dejaba de ir detrás de Soul desde hacía un año. Incluso se atrevía a decirle a Maka a la cara que no se lo merecía, que él era demasiado bueno para ella. Una cosa es que se lo dijera a sí misma y otra muy distinta era cuando se te acercaba la zorra que perseguía a tu novio y te lo decía. Respiró hondo varias veces para tranquilizarse. Su corazón bombeaba más fuerte y la adrenalina se extendía por todo su cuerpo. Por un momento sintió que estaba de caza. Podría llegar a casa de Kim en unos segundos y amenazarla, meterla miedo sin dificultad. No cazaba humanos, pero seguro que eran más fáciles que los vampiros. ¿Cómo se atrevía a hacerle un regalo tan caro? ¿Cómo se atrevía mostrar lo que buscaba tan abiertamente? Nada de eso hubiera pasado si no se hubiera ido. "Maldito vampiro. Precisamente hoy tenia que obligarme a matarlo"

- Relájate. Es a ti a quien quiero. ¿Es que lo dudas?

- No. Pero me molesta mucho, que me diga…

- Soy yo quien no te merece a ti.

Maka no contestó. Suspiró. Localizó el cubo de la basura con la mirada y tiró el reloj. Cayó dentro. No quería verlo.

- ¿Te dijo algo cuando te lo dio?

- Eso no te lo voy a decir.

- Estoy relajada. Además será peor si me lo imagino.

- Que esta disponible para cuando quiera. – respondió después de un rato.

Maka tuvo que recurrir a todo su autocontrol para no ir a matarla. Soul era suyo, cuántas veces tendría que decírselo. Volvió a respirar hondo. Quizas lo mejor era irse a la cama y olvidarse de todo. eso parecía lo mejor. Tan solo queria dormir y olvidarse de todo.

- No me puedo creer que te haya dicho eso - murmuró con odio contenido. Suspiró - Estoy un poco cansada.

- ¿Dormirás conmigo?

Maka asintió. Sabía que si lo hacía no dormiría en ese momento. tampoco le importaba esperar una placentera hora. No se equivocó.


Eso es todo por hoy. Espero que haya gustado.