Buscando a Mamá es un fic mio, y que cuyos personajes por desgracia no me pertenecen. Asi que me tengo que aguantar.
Espero que les guste. Este fic es nuevo por lo que les pido que tenga piedad XD, por favor, leanlo y si les gustó o intrigó, pues haganmelo saber con un comentario XD. Si no les gusto... pues tambien diganmelo.
-Dialogos...
"Pensamientos"
Flash back...
Buscando a Mamá.
-Prologo.-
Con un pasó sigiloso se adentró en las sombras de esas paredes. Sin importarle si estuviera bien o mal, se adentró con un cuidado especial. Caminó seguro una vez que había pasado la ventaba abierta a la noche y se acercó a una cama.
En esa cama yacía dormida una mujer. La miró escrutadoramente. Se encaminó a ella. Con cuidado de no hacer ruido se quitó los zapatos, levantó las sabanas y acostó su cuerpo en el cómodo colchón. Respiró tranquilo. Se movió hasta quedar frente a ella. Todavía seguía dormida. Pasó su brazo por la cintura de la mujer y la atrajo a su pecho.
El rostro de ella quedó clavado en el torso de Sasuke. Sintió como ella se movía un tanto somnolienta y tras unos minutos sus manos comenzaban a palparlo con curiosidad. Entonces abrió los ojos y se encontró con los rojos de Sasuke.
—Sasuke… - musitó. —¿Qué haces aquí? – le preguntó ella, mientras metía la cabeza en su pecho, respirando con tranquilidad.
—Vine a dormir con mi mujer. – le sonó algo autoritario, mas Sakura le ignoró el tono.
—Seguro, pero sabes que es muy peligroso, ¿Y si te vieron? – se alarmó de sólo pensarlo.
—Cálmate, no lo hicieron. – le posó las manos en la cintura y luego comenzó a acariciarle la espalda. —Sólo quería ver con estabas. – le susurró, su aliento chocaban con los cabellos de ella. —¿Estás bien? – le preguntó curioso.
—Sí… - le extrañó la pregunta.
—¿Y él? – sonó muy quedito, pero Sakura pudo escucharlo.
—Sí, también… - le dijo tranquila.
—¿Ningún antojo o malestar?
—Pocos…
—¿Malestares? – se alarmó.
—No, antojos…
—Oh, que bueno. – Sasuke la separo un poco para verla a los ojos. Ahora sus jades chocaban con sus piedras carbónicas. —Recuerda que tienes que cuidarte por dos…
—Dios, eso lo sé, no soy tan irresponsable. – le reprochó Sakura, haciendo mohines con la boca.
—Es sólo para asegurar. – le sonrió de lado Sasuke.
—Como digas…
Ella se movió en la cama, recostándose boca arriba, tomando aire fresco que entraba por la ventana. Cerró los ojos un momento y al siguiente los abrió con preocupación.
—Al siguiente mes se comenzara a notar… - le dijo, melancólica.
—Ya pensaremos en algo para que nadie sospeche.
—Sí… pero Sasuke. – giró la cabeza hacia él. —¿Y si se presenta una emergencia?
—¿Cómo que? – le preguntó, mientras con su mano le quitaba unos mechones de cabellos del rostro.
—Como una… guerra.
Sasuke no respiró un segundo. Sakura decía la verdad. Tenían una guerra a cuestas… estar en esas condiciones era peligroso, no podría pelear estando… embarazada de tres meses. Sasuke la miró, ella estaba intranquila. Sabía que le preocupaba esto. Estaba muy nerviosa, y no sólo por el hecho de pelear con un bebé en el vientre, sino porque ese bebé era su hijo.
De Uchiha Sasuke.
El traidor, el Akatsuki y asesino de rango S.
Y todos en el mundo sabían lo mucho que el nuevo Hokage odiaba a los Uchihas. Mataría a Sakura sin pensarlo, mataría a su hijo y lo haría de la manera más cruel.
Toda su relación estaba prohibida, pero aun así, Sasuke y Sakura se había arriesgado, dieron rienda suelta a su amor desbocado y los resultados fueron muy claros.
—Entonces vendrás conmigo. – sentencio Sasuke, perturbado por los pensamientos recientes de saber a Sakura y su hijo muertos.
—Pero, te perseguirían… y no descansarían hasta que… - no quiso continuar. Movió la cabeza al otro lado, intentando no ver a Sasuke. Las lágrimas se agolparon en sus ojos, no quería llorar.
—No moriré… te lo prometo. – se acercó a ella y con un ágil movimiento se colocó encima. Con cuidado de no dañarle, le tomó la barbilla e hizo que lo mirara. —Confía en mí.
—Yo confió, Sasuke, de veras… pero… - estaba comenzando a llorar.
—Shh… - la interrumpió. —No te angusties... relájate, ¿Si?
Colocó la cabeza en su vientre y besó con amor.
—Danzou no te hará nada… no le dejare, primero muerto.- y luego, se acercó a ella para sellar esa promesa con un beso.
—Te amo. – le confesó la pelirrosa.
—Yo también. – se acercó al vientre de ella y colocó su oído en éste.
—No escucharas nada. – le dijo Sakura, recuperando la voz tranquila y relajada de antes.
—Ya lo sé.-Sasuke se acercó a ella y le besó la frente. —Tranquila… duerme un poco.
Ella asintió y comenzó a caer en el sueño.
Sasuke hacia lo mismo, poco a poco los parpados se hicieron pesador y entonces… los cerró.
Pero no se esperaba nada de lo siguiente.
Una tremenda explosión los despertó. Sakura se abrazó a él con miedo. Le acaricio la espalda para calmarla.
Otra explosión removió a la tierra. Como si fuera el apocalipsis, una lluvia de fuego comenzó a caer.
—¡Sasuke! – Sakura lo llamó, tenía el cuerpo amarrado con cadenas.
—¡Sakura! – iba a ayudarle a quitárselas, pero una serpiente plateada se le enrolló en la muñeca y otras más alrededor de sus extremidades.
—¡Sasuke-kun! – las cadenas la alzaron, obligándola a ponerse de pie. La estaban lastimando. Sasuke pudo ver como las cadenas hacían presión en su vientre, soltando ondas de dolor y gemidos por parte de Sakura.
—¡No, Sakura! – forcejeo contra las serpientes. Comenzaron a arrastrarle hacia la ventana. Las explosiones y la lluvia de fuego se intensificaron. —¡No! – sintió que lo sacaban del cuarto.
Sakura gemía de dolor y lloraba mientras las cadenas le destrozaban los huesos.
—¡Sakura!
—Sasuke… - esta vez musitó. Cerró los ojos y comenzó a ponerse pálida.
—¡No, Sakura, despierta, abre los ojos!- desgarró su garganta. Las serpientes comenzaban a arrástralo. —¡Sakura! – gritó, desesperado. El cuerpo inerte de ella caía una vez que las cadenas la soltaban.
—Y así… es como los Uchihas se extinguieron. – una voz malvada, de dejes ancianos le colmó los oídos de sartas tonterías a Sasuke. Se volteo y miró a Danzou, con una sonrisa complacida. —Creíste que no podría matarla.
—¡Maldito infeliz! – se removió con violencia entre las serpientes que loa prestaban cada vez más. —¡Hijo de puta! – vociferó, cuando miró que se acercaba a él. —¿A dónde vas? – cuestionó cuando pasó de él.
Miró para su pánico que se acercaba a Sakura. Sacó un kunai de su manga y tomó el cuerpo pálido de ella. La agarró de los cabellos y le alzó la cabeza.
No…
—¡No te atrevas! – gritó con fuerza, contemplando como el kunai se acercaba al cuello de Sakura. —¡No! – se sacudió las serpientes, pero nada pasaba. —¡Sakura! – Danzou hizo presión en su cuello. Un hilo de sangre emergió.
—Umm, no, no es en el cuello donde pienso encajarle este kunai.
Pánico, miedo…
Sasuke nunca había tenido tanto miedo… sólo se asemejaba a la vez que Itachi mató a sus padres.
Observó con los ojos bien abiertos y totalmente desencajados, como Danzou se acercaba al vientre de ella.
No… no podía hacerlo.
Y lo hizo… Danzou clavó el kunai.
—¡Sakura! – sintió un temblor poseerle el cuerpo. Sintió tambalearse y caer. Estaba cayendo del árbol en donde había decidido dormir. Dio una voltereta en el aire y cayó de pie.
Sacudió la cabeza, todo había sido tan real…
Realmente podía sentir el ardor en los ojos. Si esto hubiera seguido posiblemente hubiera despertado llorando.
Sacudió al cabeza, se sintió estúpido.
El jamás lloraría, eso era para débiles. Él era fuerte… el debía ser fuerte. La guerra había dejado secuelas en su mente y en su herido corazón.
—Sakura…
El viento le meció los cabellos. Suspiró con fuerza. Las pesadillas lo atormentaban siempre que podían, eran como una insaciable fuerza que lo arrastraba a recordar un pasado lleno de dolor y dicha al mismo tiempo.
Infame destino para aquellos que quieres ser felices. Cruel linaje de dolor que atormenta el ser más herido.
Sasuke sacudió la cabeza y luego caminó silencioso en medio de ese bosque.
Ya había pasado mucho tiempo…
Los años se había encargado de hacer lo ocurrido algo pasajero. Algo que no era más que un simple recuerdo que lo atentaría todos los años de su vida. Por que a él, a Uchiha Sasuke le dolía en lo más profundo de su alma y si era así, entonces el dolor jamás desaparecería.
Caminó tranquilamente y llegó a tres cruces que estaban posadas sobre montículos de tierra. Se acercó a un pilar de rocas que parecían recién removidas. Metió la mano y sacó de entre la grieta una botella de licor. Sonrió de lado. Siempre era bueno tomar un poco para despejar la mente.
Miró el cielo. Eran aproximadamente las cinco de la tarde, era muy tarde para Sasuke, pues, cuando solía dormitar después de haber almorzado en mediodía, por lo general se levantaba a no más tardar a las tres de la tarde o máximo a las cuatro.
Dio el primer sorbo a su sake y a continuación sonrió de manera burlona mientras se regocijaba sentado frente a las tumbas el amargo sabor de aquel alcohol.
—Hn. – balbució mientras escupía saliva agria que se le solía juntar en el labio cuando bebía. —Maldita sea. – maldijo y se empinó la botella. —Débiles idiotas. – dijo, mirando de frente a las tumbas. —No soportaron nada. – volvió a burlarse y después, quebró la botella contra el suelo al saberla vacía.
Escupió una vez más y luego se recostó al rayo del sol otoñal. Cerró los ojos y respiró hondo para calmar ansias. No quería volver a dormir por que sabía que tendría pesadillas. Pero, su cuerpo se lo pedía, había estado entrenándose mucho últimamente, tanto como para hacer su cuerpo explotar.
—Tsk. – ladeo la cabeza, pues el vientecillo elevaba la tierra y le entraba en los ojos y la boca. —Maldita sea. – maldijo de nuevo.
—¡Corre, no mires atrás! – gritó su tío mientras contenía a la cantidad de Anbu que los perseguían.
—Pero…
—¡Vete ya!
—¿Y que pasara contigo? – un kunai le rozó la mejilla. Retrocedió ante la amenaza.
—¡Vete! – ordenó, molesto y luego emitió un juego de su boca cubierta por tela. — ¡Obedece!
Y el pequeño corrió desesperado. Las lagrimas se apoderaron de su rostro, mientras la vaga imagen de su tío se perdía entre las ramas de los arboles.
Corrió tanto como sus piernitas le permitieron, saltó obstáculos y se limpio la tierra y sudor de sus raspones al tropezar y levantarse. Apresurado se metió en un cueva y ahí se escondió. Respiró apresuradamente intentando tranquilizar su pulso. Sobó su pecho con suavidad, ya que le ardía de tanta energía y sangre que había transitado por ahí.
Le dolía por las bruscas respiraciones. Ciertamente lo había instruido para aprender a manejar el chakra, ya que, al ser hijo de una brillante ninja, era su prioridad aprender a manejar el chakra como su madre o cualquiera de los amigos de ella.
Su rostro entristeció…
Si tan solo pudiera estar con ella. Era lo único que pedía.
Se sentó en la grama y abrazo sus piernas, escondió su cara entre sus rodillas y respiró al vaivén de las lagrimas.
—Mamá… - musitó al aire, esperando a que lo pudiera escuchar. A que ella acudiera a él, a que le llenara la cara de besos y le dijera que todo estaría bien. Que sin importar lo gris que el cielo se viera volvería a ser azul.
Pero cada vez que pensaba en ello su garganta se agolpaba de ganas de gritar, que llorar hasta que se quedara afónico y que por fin, después de tantas suplicas su madre emergiera de sus más vividos sueños y le acariciara la cara con una dulzura eterna. Que le besara la frente y que lo cobijara con sus gentiles brazos para mecerlo y quedar, finalmente, dormido.
Un ruido lo sacó de sus pensamientos. Miró a todos lados, mientras se limpiaba las lagrimas con solemnidad. Suspiró y se levantó, retrocediendo lentamente.
Se sintió chocar contra algo vivo. Pues emitía cierto calor. Comenzó a voltear con una lentitud enfadosa para la persona detrás de él. Sus ojos se abrieron en pánico al ver a un hombre con mascara de animal.
Escuchó una pequeña carcajada burlesca provenir de él. Sin más, el pequeño recurrió a lo mejor que pudo. Pateo en la pierna al Anbu y salió corriendo sin ver atrás. El Anbu sólo sonrió, esto era muy sencillo, tanto, que no necesitaría apresurarse.
El pequeño huyó entre el bosque sin mirar atrás. El Anbu que lo perseguía no parecía estar muy apresurado. Total, era sólo un niño, en cualquier momento lo atraparía. Ahora que no contaba con su guardaespaldas sería todo más sencillo.
—¿Y el niño? – la voz de su compañero lo distrajo.
—Más adelante. Corre rápido para ser tan pequeño. – bosquejó.
—Deja de decir eso. Tómalo más en cuenta, sí, tal vez sea un niño pero sabes que es muy importante.
—Seguro. – aceleraron el paso.
…
Mientras el pequeño aceleró el paso. Sus piernas que dolían, no soportaba la incertidumbre de ser perseguido como un animal; y lo peor del caso era que sus victimarios no le tomaban mucha importancia. Lo subestimaban debido a su edad e inexperiencia, sin embargo, usando su tan inteligente mente, ideo el escapar lo más apresuradamente que pudiera.
Aceleró de un momento a otro con gran rapidez. Estaba usando el chakra, era normal para él, quien había sido criado por ninjas que eran perfectos en manejar el chakra, ya fueran chakras demoniacos, chakras exóticos y hasta chakras de un limpio control, sus características le permitían controlarlo a la perfección.
Sus perseguidores se dieron cuenta del cambio de velocidad. Aumentaron el paso considerablemente. El pequeño se trepó a su árbol y se desplazó por ellos. Corrió tan rápido como pudo. Pero algo lo alertó.
Un kunai le rozó el hombro, perdió la concentración y cayó al suelo. Se levantó jadeando y con raspones por todo el cuerpo. Sintió cerca a los ninjas y comenzó a correr hacia delante con los ojos cerrados y dejándose guiar por su instinto.
Sintió que chocó con algo. Cayó de sentón al suelo y elevó la mirada. Sus pequeños ojitos se toparon con un hombre de ojos negros, piel blanca y aspecto temerario.
Los Anbu llegaron a la escena de un solo saltó y el silencio se apoderó de la atmosfera. Las miradas cargadas de tensión volaron sobre el niño y se posaron en el hombre que estaba enfrente de ellos.
Uchiha Sasuke.
Continuara…
Bien, hasta aqui los dejare, este es una entrada de lo que pronto vendra. Gracias por leer.
¿Merece un comentario?
Yume no Kaze.