Tema: Drama, romance, infidelidad y obviamente MÍA, sé original y NO copies.
Personajes: Sakura Haruno & Sasuke Uchiha
Personajes inventados: Yuki y Miyu (hermanos gemelos de Sakura) y otros.
Contenido: Lemon, lenguaje obsceno, fuerte OCC en algunos personajes.
Disclaimer: Los personajes NO me pertenecen si no al gran Masashi Kishimoto.
Edad mínima (lectores): 18+
NOTA DEL AUTOR:
Una chica estará en la necesidad de ser una bailarina exótica, por mantener a sus dos pequeños hermanitos y poder afrontar los gastos que implicaba en el tratamiento de su madre.
Y un tipo que serán sus últimos días de soltero, donde su vida podría dar un giro radical, muy radical.
Bueno primeramente debo disculparme por no avisar…hace tiempo ya había subido el segundo capítulo, pero empecé recibir ciertas sugerencias por parte de algunos lectores, que la lectura no estaba cómoda con negrita y cursiva constante.
Entonces tomé muy en cuenta las sugerencias y tuve que cambiar toda la narración de primera a tercera persona, le agregué más narración y más sentido a ciertas cosas. La verdad si, tenían razón jajaja era poco estético, quizás posteriormente en los siguientes capítulos haya narración en primera persona, advirtiendo claro está para evitar confusiones en la lectura.
Y bueno pues que más decirles, gracias por su apoyo, no pensé que esta historia tendría tanto público, tampoco será muy larga o dramática, así que relax no haré sufrir mucho a los personajes o eso creo. xD
PD: [...] con corchetes y puntos suspensivos, se dará a entender los cambios de escenas (no hallé otra forma, pues se borra en el editor de la web) tengo entendido que los puntos suspensivos y los paréntesis da entender que se ha suprimido una parte del texto, pero en este caso no es así...simplemente lo estoy usando para separar y dar entender los cambios de escenas y tiempos en la historia. Gracias por entender.
Recuerdos y/o pensamientos de los personajes: "CURSIVA"
"Dulce tentación"
By
MoonBlue24
Capítulo I: Dos perfectos desconocidos
Japón – Yokohama; 5:30 am.
Sentía los ojos demasiado pesados, realmente se sentía fastidiado y cabreado, intentó ignorar el molesto ruido tanto del timbre de su apartamento como del vibrador de su móvil, pero le fue imposible. El chico rubio ese al que llamaba mejor amigo, era muy insistente, lo conocía a la perfección, pues eran amigos desde la infancia. Dio un largo suspiro de resignación, no había dormido casi nada, quizás apenas dos o tres horas. La noche anterior la había pasado en vela, avanzando los balances de los ingresos y gastos de la empresa que su hermano mayor le había encargado, era jodidamente agotador, pues era tarea difícil hacer cuadrar las cuentas, las sumas, etc.
Muy a su pesar se levantó de la cama y fue en dirección de la entrada, maldiciendo mentalmente, ya suficiente estrés tenía con el trabajo, su relación y su vida. Naruto era la cerecita que adornaba el pastel – ya voy, ya voy – refunfuñó.
Al abrir la puerta pudo notar que a esas horas de la madrugada se encontraban en el umbral de la puerta sus amigos, liderados por el ruidoso e hiperactivo rubio de ojos azules – hasta que por fin te dignas en abrirnos – exclamó resentido – yo que me doy la molestia de visitar a mi mejor amigo, a mi hermano del alma hip.
- La gente normal, no hace visitas a estas horas – respondió fastidiado al ver a sus amigos pasados de copas, no le quedó más remedio que dejarlos entrar al living o empezarían hacer ruido, lo cual no sería nada agradable para sus vecinos.
- Aguafiestas como siempre – respondió con sorna. Semanas atrás Naruto había sido insistente una y otra vez con lo mismo "su despedida de soltero" pero solo recibía negativas, él no era de ese tipo de hombres, que veía a las mujeres como un pedazo de carne (hasta ahora). No era de la idea de irse algún club nocturno y emborracharse hasta perder tanto la consciencia como la noción del tiempo, como cierto rubio.
Tanto el olor a licor como el humillo del cigarro, se hacía cada vez más presente, él se cruzó de brazos y habló - ¿y bien, a qué se debe su digna visita? – dijo sarcásticamente, ya que desde las cinco de la mañana, vibraba su móvil, tenía como 35 llamadas perdidas.
Bostezó y empezó a fijar su vista en cada uno de sus visitantes, unos más ebrios que otros, se habían dado el lujo de venir a joderle el sueño. A él, el gran Sasuke Uchiha – pues lo mismo de siempre, siempre te invitamos a nuestras salidas y nunca aceptas, vives encerrado en esa oficina – tomó un trago de la licorera de bolsillo que llevaba en el interior de su traje.
- Es verdad – intervino Kiba, apagó la colilla en la cigarrera que se encontraba en la mesita de centro – al menos esta noche sal con nosotros, después de todo es tu última noche de soltero, hay que aprovecharla.
- Hmp, no – respondió cortantemente – ¿eso es todo? Porque realmente necesito dormir.
Naruto puso los ojos en blanco - pareces un viejo amargado – se burló – ¿esta es tu noche y no piensas aprovecharla?
El gran Sasuke Uchiha, heredero de una de las familias más poderosas, influyentes y antiguas de Japón, a sus 25 años había podido lograr muchas cosas y aún aspiraba a más, era ambicioso, aspecto que lo hacía popular. El soltero más codiciado en el país nipón se casaba y nada más y nada menos que con Karin, hija de otro empresario influyente.
La chica era guapa y en partes si le atraía, ¿la amaba? La quería y apreciaba, pues ella había sido muy paciente con él y su carácter difícil de manejar, siempre espantando a las chicas molestas que intentaban coquetearle. Siempre con ese aire imponente, frío y altanero, cualquiera que lo viera podría afirmar que él se quedaría solo, que ninguna mujer podría ser capaz de soportar semejante tipejo.
Pero más allá del aprecio y cariño, no sentía más, no había podido provocar esas sensaciones ciertamente inhumanas cuando te enamoras, esas sensaciones que hacen desconocerse a uno. Amar y querer son cosas totalmente diferentes. Llevaban casi tres años y medio de novios y habían decidido comprometerse.
¿Y por qué no divertirse aunque sea solo por una noche?, refutaba su mente, Naruto tenía razón era la última noche, que sería conocido como un gran empresario soltero. El último día que le quedaba, una noche que probablemente su vida pudiera dar un giro de 180 grados.
Dio un suspiro – ¡vamos teme, anímate!, o te llevo a rastras – Sasuke bufó, realmente quería dormir y esos borrachines no iban a dejar de insistir, no lo dejarían tranquilo en lo que restaba del día.
- Quisiera verlo – su azuleja mirada retadora, le dio a entender que no desistiría de su propuesta, si era posible echaría raíces en la alfombra del living.
- Vas a ir ¿sí o no?, mira que tenemos una linda sorpresita para ti – habló con cierta picardía, Kiba tenía la intención de encender otro cigarrillo pero Sasuke lo interrumpió.
- Hmp, está bien – resignado aceptó la invitación, no le quedaba de otra o ellos nunca se largarían de su apartamento, ni lo dejarían en paz – ahora largo.
Naruto tenía una sonrisa de oreja a oreja, satisfecho de haber conseguido lo que quería, se encargaría de que Sasuke la pasara bien, prepararía la mejor noche de su vida, una noche que sin querer cambiaría de por vida a su mejor amigo sea para bien o para mal…
[…]
Japón – Yokohama; 9:30 pm
Entre abrió la vista un par de veces, la ligera brisa que se había filtrado por la ventana de aquel cuarto de hospital la había despertado, dio un pequeño bostezo y vio el reloj de muñeca, eran más de las nueve de la noche. Ella ya debería estar en el trabajo.
- Mierda…- exclamó, estiró un poco los brazos porque no había dormido en una postura muy cómoda que digamos - se me hizo tarde, él me matará…me volví a dormir.
Rápidamente se adentró al baño del cuarto de hospital, se enjuagó el rostro, en el reflejo podía verse esa larga cabellera rosa que llamaba la atención de la gente, esos grandes ojos verdes que brillaban como un par de jades. Sakura Haruno, era una chica común y corriente a la vista de todos, pero nadie sabía de los sopesares y problemas por los que pasaba. Su vida era completamente un nudo de complicaciones, pero ella siempre hacía todo lo posible por mantener la mente positiva. Era algo que sus padres habían inculcado en la joven.
Nuevamente regresó hacia donde se encontraba descansando una mujer de unos 40 o 45 años de edad aproximadamente - mamá – susurró con cierta pena y nostalgia, ya habían pasado como 6 meses que su madre había caído en estado de coma, los doctores le habían dicho que no guardara muchas esperanzas que era poco probable que su madre despertara. Besó su frente y salió con una sonrisa – mañana vendré con ellos, espero alegrarte con su visita.
Todo lo hacía por ella, el cuarto, el suero y toda la maquinaria que usaban en su madre, acarreaba un costo algo elevado. Gastos que ella sola no podía afrontar, había intentado de todo, recurrir a la poca familia que tenía, pero fueron indiferentes, consiguiendo trabajos a medio tiempo, pero tampoco cubrían los gastos médicos. Entonces tuvo que recurrir al dinero fácil.
Había tenido que dejar los estudios a un lado, porque el trabajo abarcaba su energía y tiempo, agregando que tenía dos hermanitos menores gemelos, también estaban los quehaceres en casa, limpiar, cocinar, ayudarlos en sus tareas. Ya no quedaba mucho tiempo disponible para ella, entonces decidió renunciar a sus estudios universitarios y simplemente dedicarse a trabajar y a la crianza de sus hermanos menores.
Sai, era un buen amigo que había conocido en la preparatoria, a diferencia de ella, el chico seguía continuando sus estudios en la universidad, deseaba con toda su alma ser un artista profesional, amaba el dibujo y la pintura en óleo, le apasionaba. Él conocía perfectamente su situación, hacía todo lo posible por ayudarla, le había conseguido un empleo de mesera en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, la paga era aceptable pero no suficiente.
Con el tiempo, al ver que era eficiente y comprometida con su trabajo, fueron abusando de ello y pagándole menos. La chica finalmente se había hartado de aquella rutina, haciéndola renunciar, estaba totalmente desesperada por conseguir dinero, caso contrario desconectarían a su madre. De solo pensarlo, la idea le aterraba, no estaba lista para dejarla partir, aún guardaba un poco de esperanza.
Yuki y Miyu, eran la luz de sus ojos, esas sonrisas tiernas y esos ojitos hacían que aún tenga confianza y que posteriormente las cosas mejorarían para su familia. Ese par de niños era como la flama que mantenía viva a su hermana mayor.
Al inicio fue muy difícil asumir el control y la responsabilidad de su familia, pues no era tarea fácil criar niños, mantener en orden la casa y por último mantener su trabajo, pues era el sustento de todo. Con el tiempo de alguna u otra forma pudo arreglárselas y seguir un ritmo determinado.
Bajó del auto, allí le esperaba parado, su cabellera era corta y negra como la noche, haciendo un contraste perfecto con su piel nívea. Él nunca había estado de acuerdo con el trabajo que ostentaba, siempre decía que iba en contra de su integridad y seguridad. Pero eso no le importaba mucho...primero estaban sus pequeños hermanitos y su madre.
¿Pues a qué se dedicaba ella?
Ya lo sabrán a su debido momento. Sai siempre había sido sobre protector con ella, como una especie de hermano mayor, un hermano mayor que le hubiese encantado tener, a su lado siempre se sentía protegida y segura. Pese a los reproches igual lo quería, poco a poco él había desistido la idea de que ella abandonara aquellos lugares donde trabajaba, ofreciéndole hasta una cierta cantidad de dinero, pero Sakura se negaba, sentía mucha vergüenza endeudarse con su mejor amigo.
Se dirigió hacia él – hola - saludó con un beso en la mejilla
- ¿Sakura, por qué tardaste tanto? – interrogó preocupado – te volviste a dormir en el hospital ¿cierto? Este lugar, está consumiéndote demasiado – dijo apuntando la vista al club nocturno que se encontraba al frente de ellos – ya deberías…
La chica lo interrumpió, posando el dedo índice sobre sus labios – no te preocupes, estoy bien – respondió, le dedicó una sonrisa, sonrisa que derretía su corazón. Cruzaron la calle para adentrarse al lugar, era tradición de Sai dejarla todos los días en el trabajo tomar una que otra copa e irse a casa, asegurándose o mejor dicho amenazando al encargado del lugar por si le pasaba algo malo a su amiga.
[…]
Japón – Yokohama; 11:00 pm
Dio un gran suspiro de fastidio, al ver toda la ropa regada en su cama y en el piso no sabía cómo ir vestido a la susodicha salida que había organizado su mejor amigo, había minutos que quería desistir a la invitación y excusarse con el trabajo, pero ya no podía hacerlo, era demasiado tarde para retroceder a su palabra.
¿Cómo se supone que se va vestido a un club nocturno? ¿De traje, casual?
Sasuke gruñó y escogió algo más casual y liviano, después de todo ya estaba cansado de ir vestido de traje todos los días al trabajo. Cogió un par de pantalones grises y una camisa azul marino, haciéndole juego con un blazer también gris.
Mientras veía el resultado de su combinación en el reflejo, maldecía interiormente - estúpido dobe, ¿cómo pude hacerle caso? - bueno, igual tenía derecho a divertirse ¿no? Odiaba darle la razón al rubio, pero era verdad se había avocado demasiado al trabajo, siempre responsable con las tareas asignadas por su hermano mayor. Pese a que el propio Itachi, le había sugerido que salga de vez en cuando a distraer la mente en cosas que no estén relacionadas con el trabajo.
Su mente suponía que Karin estaría haciendo lo mismo, estaría en su típica salida de chicas, a diferencia de él, la joven era más sociable, salía más a reuniones de trabajo o fiestas con amigos, aspecto que no le molestaba pues era su vida, él no se consideraba posesivo. Hasta ahora, por el momento no.
De un momento a otro su mente le hizo recordar la "sorpresita" que sus amigos habían mencionado con un tono de picardía. Solo esperaba que no fuera una estupidez, rezaba internamente que esos idiotas no hayan hecho alguna tontería ya que solo para eso eran los numero uno.
Ya eran las 12:00 de la noche, si había algo que odiaba era la impuntualidad lo habían citado a las 11:30 y ni luces, Sasuke no perdonaba ni un minuto menos, ni un minuto más, le exasperaba tener que esperar. El siguiente fin de semana ya no viviría más en ese apartamento de soltero, se mudaría con Karin, aprovechó en dar un pequeño paseo por todo el lugar, ciertamente extrañaría su soledad, le gustaba vivir solo, porque no había la necesidad de adecuarse a los hábitos ni introducirse en la vida de alguien, ni que alguien se adecuara a su forma de vida.
Pero bueno las cosas ya estaban hechas y él había decidido dar el siguiente paso, después de todo, la pelirroja había sido paciente y comprensible con él, sentía que le debía algún tipo de compensación, sentía que tenía que recompensarla de alguna u otra forma. Aunque su fuero interno le reprochaba internamente que no hacía lo correcto.
Quizás fue cuestión de presión, sus hermanos mayores ya se habían casado, solo quedaba él. Su madre siempre lograba avergonzarlo como un niño pequeño, sobre todo cuando visitaba la casa de la familia Uchiha junto a su novia, siempre molestándole con los nietos, que cuando se iban a casar y cosas por el estilo.
El típico sonido de su celular lo sacó de sus profundos pensamientos, era el torpe del Uzumaki – ¿dónde están? – espetó molesto.
- ¡Abajo!, baja de una maldita vez – la voz chillona del chico podría escucharse a kilómetros y kilómetros – apúrate.
Vio por el gran ventanal (que por cierto daba una hermosa vista al mar), una limosina color blanco estacionada al pie del edificio. Agarró sus llaves, su chequera y salió del lugar.
Solo sería una noche de tragos y nada más, algo que no hacía daño a nadie. El menor de los Uchiha, no se consideraba de esos tipejos que iban a ligar y traicionar la confianza de su pareja, en una burda despedida de soltero. Sólo esperaba el mismo respeto por parte de su novia.
Caminó hacia la limosina, allí le esperaban los amigos de siempre: Neji Hyuga, Naruto Uzumaki, Shikamaru Nara, Kiba Inuzuka y por último pero a la vez sorprendente Itachi Uchiha, su hermano mayor. Al parecer se habían adelantado a la celebración, vio un par de botellas de champagne abiertas.
Resignado, se adentró al vehículo y se sentó al lado de su hermano, honestamente no esperaba verlo en esa salida. Itachi también era tranquilo, no era muy sociable, no le agradaba mucho tratar con la gente, pero desde que se había casado había cambiado un poco, inclusive se había vuelto más conversador.
¿Pasaría lo mismo con él? ¿Karin lograría cambiarlo?
Pese a no ser tan conversador, su hermano mayor lo conocía, sabía sus debilidades y fortalezas, a su modo siempre le había dado su apoyo. Naruto también lo hacía, aunque era más escandaloso y ruidoso, había podido darle uno que otro consejo útil, sobre todo cuando se trataba de chicas.
- ¿Nervioso? – Itachi veía tan pensativo a su pequeño hermano, acaso dudaba del matrimonio, o que era lo que lo tenía así. Era poco común ver a Sasuke con el rostro dubitativo, pensativo. Sasuke, simplemente ignoró la pregunta pero ¿Qué era lo que lo tenía así? ¿Los nervios? - es normal – afirmó – cuando me llegó la hora…debo admitirlo, estaba muy nervioso, nunca lo había experimentado en mi vida.
El pelinegro lo vio algo sorprendido, Itachi nervioso, quien lo diría, siguió sin responderle – hmp.
- Vaya que entusiasmo – respondió irónicamente, Sasuke se limitó a desviar la vista hacia las calles, aun no probaba la copa de champagne que le había alcanzado uno de los chicos, al parecer todos estaban entusiasmados, todos menos él.
Pasaron como 30 minutos de recorrido por las calles de la ciudad, al parecer ya habían llegado al lugar, era un club nocturno VIP, donde solo ingresaba gente adinerada y obviamente gente que tenía influencia. Sólo podían ingresar personas que eran miembros o estaban en la lista de invitados.
Aún no le parecía nada interesante la dichosa salida, nada despertaba su interés (por ahora), bajó con cierta desgana de la limosina. ¿Qué de especial o interesante tenía ese lugar? Afuera había una cola inmensa de gente con ánimos de entrar pero no se encontraban en la lista o simplemente no eran miembros.
- ¿Este es el lugar? – cuestionó desinteresadamente, pero en realidad le causaba cierta curiosidad, conocía a Naruto, era un idiota pero debía admitir que tenía buenos gustos para lugares así.
El Uchiha había visitado de vez en cuando uno que otro bar, pero nunca un club nocturno, la curiosidad ya se avecinaba a su mente. Vio que el ojiazul, saludó a un tipo alto, era el encargado de seguridad. Él se limitó a corresponder el saludo y simplemente los dejó pasar.
El lugar era enorme, tenía diferentes ambientes y pisos. Las luces de colores resaltaban por todos lados, la decoración no estaba nada mal, el rubio guiaba al grupo a otro piso, a uno digamos que más privado y apartado. Se sentaron en una mesa, que tenía todo tipo de licores y tragos. Naruto sí que sabía organizar las borracheras.
- Yo invito la primera ronda- exclamó entusiasmado, sirvió de un botella de wiski, la bebida favorita de Sasuke. Y así comenzó la despedida de soltero, en un club nocturno algo singular…
[…]
Japón – Yokohama; 12:45 am
Algo exhausta bajó de la zona de baile, llevaba puesto lencería de encaje color negro con bobos rosas, no tenía unos enormes pechos, pero tanto sus curvas como su trasero lo compensaban. De hecho era una de las favoritas y hasta podría decirse la más solicitada del lugar, se puso una bata y se dirigió hacia los camerinos del lugar, donde el resto de las chicas que trabajaban allí, se cambiaban de ropa, se arreglaban el cabello o el maquillaje.
Tomó una botella de agua y empezó a beberla con algo de desmesura, esa noche estaba muy calurosa o estaba demasiado agotada para seguir trabajando, negó la segunda posibilidad mentalmente, todo era cuestión psicológica y ella podía, podía con todo.
Sakura vio desesperado al encargado del lugar, la chica rubia de ojos azules que se hacía llamar Ino, no había venido a trabajar al parecer se le había presentado un inconveniente
- Sakura – la llamó – tu eres mi única esperanza – enarcó una ceja sin poder entender nada.
- Pero acabo de terminar – protestó, era viernes y el club se llenaba más y más. Los fines de semana eran los días más agotadores, pues venía más gente, más clientela. Y algunos clientes eran realmente exigentes.
- Te pagaré un extra – le dijo – por favor, es para la zona vip – imploró - solo por esta noche ¿si?
Vio de soslayo la zona vip, en una mesa apartada se encontraba un grupo de hombres, al parecer festejaban algo importante. Suspiró, si de dinero se trataba no podía negarse, tenía que seguir manteniendo a su familia, cubrir los gastos necesarios del hospital entre otras cosas.
- Está bien – ciertamente dudó en aceptar, ¿qué le sucedía? Llevaba un tiempo aceptable en el rubro, no entendía porque temía ir a esa mesa, con esos hombres, eran simplemente eso "clientes". Quizás la razón era que casi no se había adentrado en la zona vip había escuchado ciertos rumores donde los clientes habían intentado sobrepasarse con las chicas, pero el encargado del lugar había reforzado un poco más seguridad y había impuesto ciertas reglas, ya que ese lugar no era un prostíbulo, era un lugar de diversión y distracción.
Le tranquilizaba que todos los clientes, bueno la mayoría de ellos tengan en cuenta las reglas del lugar:
La número 1, es que los espectadores no pueden tocar, tan solo ver.
La número 2, prohibido enamorarse de los clientes, irónico porque no tenía cabeza para eso, pese que había visto hombres atractivos, no despertaba mucho su interés, un noviazgo o una relación. No había tiempo para ello.
La número 3, jamás revelarás tu verdadero nombre. Todos la conocían como la rosada, nadie debía saber su verdadero nombre.
La chica ya tenía sus clientes frecuentes que le daban una buena propina a la hora de bailar. Empezó como principiante y ahora todos afirmaban que era una experta, una perfecta artista en el tubo.
Nuevamente se adentró en los camerinos para hacer un cambio de ropa, esta vez se vistió con una lencería color rojo, haciendo juego con unos pantis negros que resaltaban sus bronceadas piernas, finalmente unas botas negras con unos elevados tacones. Retocó su maquillaje, acomodó su larga cabellera humeante a cerezo. En la mesita pudo ver un par de antifaces negros, si quería dejar satisfecho al cliente tenía que hacerlo bien ¿no?
A paso lento se dirigió a la susodicha zona especial, había lapsos que se sentía segura pero otros vacilaba, no lo entendía. Quizás era cosa del cansancio, al subir al pequeño escenario, pudo tener un mejor ángulo de aquellos hombres, primero se fijó en el rubio con los ojos azules, si tenía lo suyo, debía admitirlo. Al lado suyo se encontraba un castaño, tenía extraños tatuajes en el rostro. El resto no les pareció interesantes hasta que finalmente vio al hombre que se encontraba en el otro extremo de la mesa, parecía aburrido y desinteresado en celebrar. Era notorio su fastidio y aburrimiento.
Se le quedó viendo fijamente, hasta que sus miradas chocaron haciendo un ligero click. Ella se sonrojó levemente, agradeció que el antifaz cubría sus mejillas. Es cierto que a ese lugar concurrían todo tipo de hombres, pero nunca en su vida, había visto un hombre tan…enigmático, sus facciones eran perfectas, su cabellera desordenada y rebelde, su mirada profunda y a la vez fría, finalmente su piel ligeramente bronceada, una perfecta combinación decía una voz interna.
La pelirosa se sintió ligeramente atraída por ese misterioso hombre, negó con la cabeza ¿qué le estaba pasando? – espabila Sakura – murmuró – limítate a tu trabajo – decidió hacer lo suyo y dejarse de estupideces.
Por otro lado Sasuke, empezaba aburrirse no hallaba divertido el embriagarse tontamente, pese que su hiperactivo amigo, se había dado la molestia de organizar dicha "fiesta", no le parecía interesante. De rato en rato daba uno que otro sorbo a su bebida, escuchando las idioteces que decía Naruto o Kiba.
De un momento a otro, sintió algo punzante en la nuca, como si alguien lo observará, disimuladamente buscó con la mirada que era ese algo o mejor dicho ese alguien que lo espiaba ¡Y bingo! Una mujer con el rostro cubierto lo observaba con detalle desde el pequeño escenario que se encontraba frente a su mesa, mantuvo el contacto visual por unos minutos y sintió una ligera descarga eléctrica por la espalda. Juraba haber visto a la chica sonrojarse al ser descubierta, no entendía porque pero un sentimiento de satisfacción inundó su interior.
¿Seria que…? ¿Aquella mujer misteriosa era su famosa sorpresa? La sorpresita que tanto anunciaba un Naruto emocionado.
Lo quiera aceptar o no, ahora si las cosas se ponían interesantes, no entendía ni hallaba explicación alguna, pero de cierta forma despertaba su curiosidad. La chica tenía lo suyo, no estaba nada mal.
El color de su cabello era de un color rosa llamativo a su mirada, pese a que llevaba un antifaz podía ver el color de sus ojos, un par de esmeraldas verdes que brillaban en la oscuridad de aquel escenario, unos ojos que resaltaban gracias a las luces que se movían de un lado a otro.
Su traje era atrevido, se parecía a los que su novia usaba en su intento de seducirlo, a veces funcionaba y otras no. Pero ahora era diferente, ¿por qué esa mujer despertaba e incitaba tantas sensaciones en él? No lo entendía, no podía dejar de escanear su cuerpo, iniciando por sus piernas, caderas pronunciadas y un trasero bien formado, terminando por unos pechos algo regularmente pequeños. Pero aun así le parecía perfecta.
Un ligero calor empezaba a inundar su interior, ¿qué le estaba pasando? Desesperado bebió de un solo trago la mitad del vaso que quedaba de wiski, el licor raspaba y quemaba su garganta. Pero en lugar de refrescarse empeoró la situación. El calor era cada vez más molesto e intenso, trató de calmarse dando pequeñas bocanadas.
Vio a su alrededor, ya no se encontraba nadie con él, lo habían dejado solo, solo con esa misteriosa mujer.
La vista empezaba nublarse ligeramente, cerró los ojos con fuerza ¿así se sentía estar embriagado?
Lentamente se acercó un poco más al borde del escenario y empezó a mover sus caderas con sensualidad, incitando a su imaginación cosas que él nunca había imaginado hacerle a una mujer ¿Qué le pasaba? ¿Era efecto del alcohol?
¡Basta Sasuke! ¡Déjate de estupideces! Gritaba su fuero interior, realmente necesitaba calmarse, quería controlarse regresar a ser el mismo Sasuke de siempre, frio e indiferente al sexo opuesto (bueno no tanto).
Luchaba por auto controlarse, pero le fue aún más difícil al sentir un aroma intenso a cerezos, un aroma que jamás había percibido. Era agradable, los movimientos de la chica lo invitaban a seguirla, a no despegar la mirada ningún segundo. Lentamente se alejó del lugar, dejando cada huella de sensualidad.
- ¿Y qué tal teme? ¿Te gustó? – se acercó con una cerveza en mano.
Él no respondía, se encontraba ensimismado y embriagado con ese olor que no se negaban a salir de sus fosas nasales, ese brilloso verdor que no querían salir de su mente. Lo quiera aceptar o no, había quedado deslumbrado con esa mujer, si la misteriosa mujer de cabello rosado.
- Eso no es todo – afirmó pícaramente, Sasuke rodó los ojos ligeramente, sin aun captar del todo las palabras de su amigo, hacia todo lo posible por disimular la impresión que había dejado en él.
- Vamos – lo jaló del brazo y simplemente se dejó llevar, ingresaron a una especie de habitación, la luz se tornaba de azul a rojo y viceversa.
El escenario al parecer era mucho más privado que el anterior, se encontraba dividido por una pantalla de vidrio que notoriamente se podía ver que se abría como una especie de puerta. Allí había un cómodo y largo sofá.
Nuevamente la vio entrar con esa sensualidad, que lo dejaba sin habla – disfruta tu última noche – el Uzumaki salió a divertirse por ahí en la barra o en el karaoke con los demás.
Realmente se encontraban solos, nadie podía ver lo que hacían, absolutamente nadie. Ahí iba de nuevo con esos movimientos que le provocaban descargas por toda la espalda, sensaciones que no entendía, nuevamente se le hacía difícil respirar, esta vez tomó un sorbo de vodka pero con mesura.
Había escuchado las reglas de la boca del rubio, no podía tocar solo ver, no podía preguntar por su nombre y mucho menos intentar tener algo más allá de ese encuentro furtivo.
Aquellos movimientos empezaban a ser una tortura, hacía todo lo posible por controlarse, necesitaba volver a esa postura fría e impasible. Pero no podía le era algo difícil, la entrepierna le empezaba a quemar, empezaba a sentir que los pantalones le estorbaban.
Quería tomarla, sentir la textura de su piel, embriagarse aún más con el aroma de su cabello, necesitaba ver a lujo de detalle cada parte de la aquella mujer, esa aura de misterio y sensualidad despertaban muchas cosas en él, sensaciones que nunca había experimentado ¿Qué le pasaba? ¿Sería culpable la bebida?
Su tortura sobre pasó los limites, pues el vidrio que los separaba a ambos, empezó a deslizarse hacia los extremos, como si de una puerta se tratase y a paso lento salió del compartimiento, como si fuera una fiera tras su presa.
Al verla acercarse, tragó en seco, es cierto que deseaba ver y saber más de la misteriosa chica de cabellos rosados, pero al mismo tiempo no sabía cómo reaccionar, por unos leves instantes la imagen de su novia pasó por su mente.
¿Pero quién podía más su mente o sus impulsos?
Aquella lencería hacía un juego perfecto con la tonalidad de su piel, el antifaz que cubría una cuarta parte de su rostro lo intrigaba deseaba ver aún más de ella, deseaba ver su rostro y aquellos jades en su totalidad.
Su mirada se posó en el físico de la chica, podría afirmar que la proporcionalidad de su cuerpo era perfecta. Nuevamente se desconocía así mismo ¿qué estaba pasando con Sasuke Uchiha?
No podía hallar o ver algo que no le gustara, algo que le pareciera imperfecto. El momento se volvió mucha más tortuoso, pues ella lo rodeó por un lado y se sentó en sus piernas ¡mierda! Exclamaba su mente interna, al inicio su cuerpo se tensó, no sabía cómo reaccionar, se suponía que cualquier tipo de tacto estaba prohibido, pero ella había iniciado todo. Lo incitaba y tentaba demasiado su suerte.
Podía sentir como el autocontrol que tanto deseaba mantener, abandonaba poco a poco su cuerpo. Adiós autocontrol.
Sakura estaba jugando con fuego, en todo ese tiempo que llevaba trabajando en ese lugar, nunca había ido más allá del escenario, nunca había tenido contacto alguno con los hombres que recurrían el lugar. Simplemente se había dejado llevar por el momento y sus impulsos.
Aquella camisa azul marino le quedaba tan bien, lo hacía ver más varonil y apuesto ¿qué era lo que tenía ese hombre? También la intrigaba y a su vez la hipnotizaba. Sakura reacciona se reprendía a ella misma. Inconscientemente y ensimismada en sus pensamientos, se había acercado sigilosamente a él, sin medir las consecuencias, se había sentado en su regazo.
Al percatarse del tonto error que había cometido, quiso enmendarlo e intentó pararse y alejarse del hombre ese pero él la cogió a tiempo de la muñeca, obligándola a que volviese a su lugar, a su regazo. Empezó a sentirse algo incomoda porque sentía un ligero bulto en la entrepierna del azabache, no hallaba que hacer, intentó mantener la calma, después de todo ella había provocado todo eso.
Sasuke acercó sus labios a la altura de su oído - ¿puedo saber tu nombre? – aquel aroma dulce empezaba a embriagarlo cada vez más y más. Se sentía adicto a ello.
Ella rio pícaramente intentando seguirle el juego, se limitó a negar con la cabeza – no puedo decírtelo – su voz era calmada y la vez dulce, le agradaba.
Aún la mantenía cautiva en sus piernas, su peso no era problema, se sentía más que cómodo y extasiado, Sasuke nunca en su había sentido tantas sensaciones y emociones en todo el transcurso de su vida, la adrenalina, las descargas en todo su cuerpo, el éxtasis. A pesar de sentirse extraño al inicio, le agradaba, le agradaba esa nueva faceta suya.
Ella se mantenía tranquila, al parecer no le tenía miedo, soltó la mano cautiva y decidió tentar un poco su suerte, realmente quería ver con más detalles aquellos pozuelos verdes que había despertado su curiosidad, tuvo la intención de quitarle el antifaz pero ella lo detuvo. Se limitó a dedicarle una sonrisa coqueta e inconscientemente posó su mano derecha en la entrepierna del chico ¡grave error Sakura! El bulto creció notablemente, ella no pudo evitar sonrojarse, hace mucho tiempo no había tenido intimidad con nadie y experimentar eso de nuevo le produjo un ligero cosquilleo interior.
¿Qué estaba haciendo? Debía salir huyendo rápidamente, pero algo se lo impedía, era como si su mente se uniera con la de él y desease lo mismo. Tocar su piel, desordenar su enmarañada cabellera y besarlo.
No era ninguna ramera, de eso no había duda alguna, su trabajo solo era entretener y provocar, más no lo otro.
Sasuke no podía soportarlo más, la tomó de la barbilla sus labios se veían tan tentadores e incitadores, si no la besaba se arrepentiría el resto de su vida. La distancia se acortó un poco más, su aliento a alcohol se mezclaba con el de ella, al parecer no le molestaba en lo absoluto, porque no veía reacciones de hostilidad ni rechazo.
- Déjame verte – suplicó, mientras lentamente le quitaba aquel antifaz, Sakura ya no se oponía en lo absoluto, simplemente decidió dejarse llevar por el momento. La pequeña careta cayó con lentitud al suelo, realmente era hermosa, sus ojos brillaban aún más.
Lentamente acercó sus labios a los de ella, eran tan tersos, suaves y dulces, sentía que de un momento a otro despertaría, sentía que solo era un sueño, pero no, era la realidad, la dulce realidad de tener a una misteriosa mujer en su regazo, correspondiendo sus besos y sus caricias. El beso fue tomando más intensidad, su lengua ingresó sin mucho esfuerzo, empezando a rozarse y enredarse con la de ella. La chica se limitó a enroscar sus brazos en su cuello, acariciando aquella cabellera oscura y rebelde.
Él empezó acariciar las piernas de la chica, le encantaba pero una vocecita la alarmó diciendo que lo que hacía no estaba bien y todo terminaría mal. Jadeante y algo alarmada lo empujó levemente – las reglas – dijo entrecortadamente, intentando recuperar la respiración – recuerda las reglas.
- Me importa una mierda – ya no le importaba nada, al diablo con el autocontrol, no dejaría pasar aquella oportunidad, sentía que no debía, sentía que era su noche y debía disfrutar al máximo.
Consciente de todo lo que había provocado al haber cedido a sus impulsos, se maldijo mentalmente, porque no tenía la menor idea de cómo salir de ese aprieto. Él no tenía ni la más mínima intención de dejarla ir, podía llamar a seguridad pero tampoco quería armar un escándalo, por alguna razón no quería que lo lastimaran, después de todo ella había iniciado todo.
Cualquier cosa podía suceder en esa habitación, ¿o no?, al menos a él no le importaba nada, inicialmente su mente le decía que lo que estaba haciendo no estaba bien y que simplemente la dejara ir. Pero la lujuria que fluía por sus venas le decía que se dejara llevar y que la hiciera suya…
NOTAS FINALES:
Mil gracias por leer, espero que lo hayan disfrutado, el segundo capítulo ya está en edición ni bien lo tenga terminado lo subiré. :)
Sin más que decir, hasta luego ¡nos vemos en el siguiente capítulo!