Disclaimer: Como el asalto a Tite no funcionó, Bleach no es mío, sigue siendo de él, pero logré quedarme con Byakuya *¬*.

Nota: Reeditando, algunas partes del fic modificadas, sólo el primer capítulo... xD"!


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FALL TO PIECES

Capítulo I: "Cry for the Moon"

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By: Nah-Kuroi

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Cada vez que recordaba lo que había sucedido el día que regresó a la Sociedad de Almas —por causa del todo el alboroto de la derrota de Aizen y la presión del Capitán Comandante para que hicieran un buen reporte ya que, según él, eso quedaría en la Biblioteca general del Gotei 13 como suceso histórico en la Soul Society, aunque más pareciese que estuviera con ganas de hacerlos trabajar a todos y tomarse unas buenas vacaciones; una semana después del fin de Aizen y su séquito el comandante general desapareció misteriosamente, aunque según su teniente estaba hablando con el Rey sobre todo lo acontecido; pero, según Matsumoto, Yamamoto le había hecho una propuesta poco decente de unas vacaciones en la tierra, en el Caribe si mal no recordaba. Pero bueno, a nadie se le permitió hablar de lo que el Comandante estaba haciendo y lo único que sabía era que ya faltaba sólo un día para que regresara a la Tierra—, aún le parecía muy raro lo que había sucedido, a pesar de que fue como sus comunes discusiones, ésta fue en sí, un tanto especial.

¿Para qué? Kurosaki no pudo evitarlo, tenía que preguntarle, aunque sabía muy bien la respuesta, algo en lo más profundo de su ser le decía que no era buena idea.

Llevaba el ceño fruncido un poco más de lo habitual, alguien que no lo conociese tal vez ni cuenta se hubiera dado, pero ella lo conocía muy bien, y sabía a que eso se debía a su partida. Así que tenía que disfrutar el momento.

Ay Ichigo, serás idiota… —suspiró resignada, él le dedico una mirada furibunda— ya te explique que es porque tengo que dar los reportes de lo que sucedió en Hueco Mundo y de lo de la pelea con Aizen, que hayas acabado con él no significa que se haya acabado todo el papeleo en la Soul Society; además ¿de qué te preocupas? No creo que Aizen reviva… de pronto, los ojos le brillaron y comenzó a preparar ese tonito de voz que tanto odiaba el sustituto—. ¡Oh! no me digan que Kurosaki-kun está preocupado por mí —comenzó a canturrear la morena.

¡Enana Idiota! ¡N-no es eso!¡ Y no hables así! una muestra de nerviosismo había delatado a Ichigo, aunque no se sabía si era por lo último que había dicho la enana o porque realmente esa vocecita lo ponía enfermo—. Lo que pasa es que si te vas seré yo quien te tendré que dar todos los apuntes de la escuela, y además ¡¿Quién me va ayudar con el trabajo de shinigami?!replicó el sustituto tratando de ocultar el verdadero porqué de su fastidio.

Noo yo creo que Kurosaki-kuuun me va a extrañaar seguía canturreando la menor de los Kuchiki en su intento por sacar de quicio al shinigami.

Estaba terminando de alistar sus pocas cosas —sólo una pequeña mochila— para irse, iba a decirle algo sobre el shinigami del look afro —del cual su nombre no recordaba—, pero decidió dejarlo de lado, además sería su última pelea hasta dentro de dos meses.

¡Maldita zorra!

¡Imbécil!

¡Enana!

¡Delincuente!

¡Tus dibujos son horrendos!

¡Tu cara lo es más!

Los dos se voltearon en distintas direcciones con una sonrisa surcando sus labios y pensando exactamente lo mismo: las peleas iban a ser lo que más extrañarían. Aunque Ichigo tenía un agregado: Odiaba que ella fuera la que siempre se quedaba con la última palabra.

No te preocupes Kurosaki-kun… el tono que utilizó no fue tan meloso como el de la última vez, sus palabras arrastraban un dejo de melancolíados meses se pasan volando se acercó peligrosamente al pelinaranjo hasta que se alzó un poco para poder llegar a la altura de su rostro—, y… Ichigo no se esperaba esta acción por parte de ella, su rostro se comenzaba a teñir de un casi imperceptible tono carmesíen menos de lo que piensas Rukia tampoco se esperaba lo que hizo, no sabía cómo pero había llegado a una posición en la que sus rostros estaban demasiado cerca, a escasos centímetros de distancia, respiro profundo, tuvo que aguantar todo el nerviosismo que la embargó al estar tan cerca de él y hacer gala de sus magníficos dotes histriónicos—. Estaré aquí jodiéndote la vida.

Ruk… demasiado tarde, ella ya no estaba en su dormitorio—. Maldita enana… sí, definitivamente, y aunque nunca lo aceptaría en frente de ella, la extrañaría.

Estaba tan ensimismada en sus pensamientos, que no se dio cuenta cuando cierto pelirrojo comenzó a llamarla, hasta cuando éste le dio un ligero golpe en la cabeza.

—¡Ay! Renji idiota ¿qué te pasa? —le dijo ella, sobándose la parte afectada y tratando de acomodar los papeles que tenía en las manos.

—Hace rato que te estaba llamando y tú ni caso me hacías. Creo que tanto tiempo sin el imbécil de Ichigo ya te está volviendo tont... —no terminó su frase ya que un golpe en su estómago lo dejó sin aire.

—¿Por qué siempre tienes que hablar tantas tonterías juntas? ¿Por qué tendría que estar yo pensando en el cabeza Ichigo? —estaba molesta, no sabía por qué, pero siempre Renji se las ingeniaba por terminar metiendo a Ichigo en sus conversaciones, y eso le molestaba, porque hacía que después estuviese todo el día pensando en él.

—¡Ay Rukia! ¿siempre tienes que ser tan agresiva? —le decía tratando de recuperar la compostura, que debido al golpe, había perdido—. Además ¿por qué te molestas tanto? Hoy día vas a regresar a la tierra, deberías estar feliz… —en su tono de voz se podía sentir algo de tristeza, Rukia lo notó, y aunque no sabía por qué, decidió no preguntarle nada al respecto— ¿hoy día te vas no?

—No, mi regreso está programado para mañana en la tarde, no creo que hayan cambiado las cosas, sino ya me hubieran avisado —meditó la morena.

—¡Qué idiota! Me olvide decirte —decía Renji un poco apenado por haber olvidado la razón del porqué había estado buscando a Rukia durante los últimos 3 días—, te vas hoy día, me lo dije Ukitake-Taichou —iba a decir hace una semana, pero se arrepintió al ver la mirada furibunda que le dedicaba la morena—. La puerta senkai se abrirá para ti a las ocho de la noche, o sea —sacó su celular y revisó la hora—, ¡dentro de seis horas! —dijo él con su acostumbrada espontaneidad tratando de ocultar el nerviosismo en que lo ponía la pelinegra cuando estaba enojada.

—¡Imbécil! ¡¿Cómo se te ocurre decírmelo recién?! Ahora como haré con todo este papeleo que me falta terminar… —decía ella con una mueca de desesperación—. Ukitake-taichou me matará —decía una muy preocupada Rukia que no se dio cuenta de que su compañero la miraba de una manera muy maliciosa.

—Yo te puedo ayudar —dijo el pelirrojo, con algo de interés en la voz.

—¡Gracias Renji! ¡Qué gran amigo eres! —decía la morena como quien se quita un peso de encima, después de todo, nadie sabía lo que era escuchar los sermones del Capitán Ukitake en cuanto a responsabilidad.

—No, no, no… -el chico movió su dedo índice de un lado a otro en señal de "no"—, yo no te dije que lo iba a ser gratis —le dijo como pensando bien lo que iba a decir—, me tendrás que dar algo a cambio —el tono chantajista que estaba utilizando era único.

—¿Algo a cambio? Ya sabía yo que el amor no era al chancho sino a los chicharrones —decía Rukia con una mueca de fastidio en su rostro—. ¿Qué quieres?

—¿Cómo es eso de los chanchos? —el pelirrojo se había perdido un poco con la metáfora que usó la morena, a pesar de eso continuó—. Lo que pasa es que me han dicho que en la tierra —tartamudeó, desviando la mirada—, hay un lugar —un leve sonrojo comenzó a aparecer en el rostro del chico—, donde…donde —no pudo continuar ya que la poca paciencia de cierta pelinegra no lo dejó.

—¿Dónde qué? Demonios Renji… ¡puedes decirlo de una vez! —a la morena no le gustaban los rodeos, le gustaban la cosas claras y al punto —¡Habla! —ordenó.

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No podía creer que Renji fuera tan tonto, le había dado tantos rodeos. Aunque según las charlas de Inoue, a ese lugar sólo iban en parejas cuando tenían una cita, ella no lo pensaba así. Salir, era normal ¿o caso era necesario que una pareja de amigos quieran "algo más" para que salgan juntos?

"No, Kuchiki-san, cuando un chico y una chica, salen solos es porque bueno, tu sabes, se quieren más que como sólo buenos amigos".

No, no estaba de acuerdo porque si fuera así, Ichigo y ella habían salido muchas veces solos, y eso no significaba que ellos sean algo más —aunque toda la gente siempre terminaba por preguntarles si tenían algo, claro antes de que desaparecieran ya sea por una buena patada por parte de Ichigo o de ella—. Es por eso que ella no tenía inconveniente en llevar a Renji al parque de diversiones, lo único que no entendía era el porqué del sonrojo del chico cuando se lo propuso, no era tan difícil después de todo eran amigos y se tenían confianza ¿no?, y lo que más le sorprendió fue cuando preguntó si Ichigo se molestaría. Pero, ¿por qué tendría que hacerlo?. Renji era su amigo y tenía todo el derecho de salir con él; se estaba dando cuenta de que Renji vivía un poco obsesionado con el tema de que Ichigo y ella fueran más que sólo buenos amigos.

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Eran ya las 7:00 p.m y Rukia se encontraba terminando de arreglar sus cosas para regresar a la tierra —no es que haya llevado mucho, pero lo que había comprado, se había cargado casi toda la tienda de Chappy, y lo peor de todo es que se había gastado toda la mesada que su Nii-sama le había dado—, de haber traído sólo una pequeña mochila, pasó a tener un par de pesadas maletas con ella.

Una mariposa del infierno entró por la ventana del cuarto de Rukia informándole que tenía que ir a la oficina del Capitán Ukitake y eso le parecía raro; después de todo, él nunca la citaba antes de que fuera a la tierra. Había algo que no le daba buena espina.

Se encaminó junto a sus dos pesadas maletas, a las oficinas del Décimo Tercer Escuadrón, hasta que llegó a la oficina del Capitán.

Ukitake Jyuushirou, se encontraba bebiendo un té y revisando unos documentos —incluyendo el informe de Rukia, que por cierto, en la última parte no le parecía mucho que ella lo hubiera hecho, esos garabatos no se parecían mucho a su letra—, hasta que tocaron la puerta de su oficina, hizo pasar a quién la había tocado, y como él suponía, la menor de los Kuchiki se encontraba ahora delante de él.

—Kuchiki-san, has llegado muy rápido —decía muy amigable y con esa sonrisa que a muchas derretía.

—Buenas noches, Ukitake-Taichou, llegué lo más rápido que pude.

—Bueno, viendo de que ya es hora de que te marches —la actitud que tenía hace un momento, fue remplazada por un rostro serio, un rostro que pocas veces veía Rukia—, sólo te he llamado para informarte lo que hemos decidido el Comandante General Yamamoto y yo en la última reunión que hemos tenido.

Rukia arqueó una ceja y arrugó un poco el ceño sorprendida por la actitud que mostraba en esos momentos el peliblanco, él no actuaba de esa manera, por lo que no le parecía que lo que viniera fuese algo bueno.

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Por fin estaba de regreso, decidió ir a la casa Ichigo y dejar sus cosas, luego saldría, lo último que le habían dicho la había dejado un poco anonadada, y necesitaba un poco de aire fresco. Ya haría algo para librarse de Ichigo y poder salir tranquila.

Entró a la casa de los Kurosaki por la ventana del cuarto del chico, pero se llevó una sorpresa al ver que éste no se encontraba ahí —y aunque en un primer momento decidió no encontrárselo— decidió salir, y de paso buscarlo.

La noche en la ciudad de Karakura se hallaba esplendorosa: la inmensa Luna Llena la alumbraba completamente, sumado al hecho de que las estrellas poblaban completamente la inmensidad del cielo; pero eso le parecía ínfimo a comparación de la magnificencia de el astro que era el centro de todo ese espectáculo. Cuántas veces la había mirado y soñado tener la imponencia de ésta, sabía que era el único astro con el que ella podía llegar a identificarse.

Muy contrario a lo que esperaba, a penas salió de la habitación, una emoción desconocida la embargó: la ansiedad por encontrarlo la empujó a buscarlo con un ímpetu que desconocía, un frenesí que le hacía correr por las calles de Karakura buscándolo; sí, definitivamente esas emociones no eran dignas de una shinigami, pero con Kurosaki Ichigo, todo era distinto, era como si con él fuera con la única persona con la que podía ser ella misma.

Todas esas actitudes que estaba adoptando, y lo que le había informado cierta amiga pelirroja, le hacían sopesar en algo que le había estado carcomiendo la cabeza durante los últimos dos meses: ¿Estaba ella enamorada?

¡Kuchiki-san! Que bueno que te quedes en mi casa esta última noche, ¿mañana te vas a la Sociedad de Almas, no? —decía Inoue con esa usual jovialidad.

Sí Inoue, me pareció una buena idea, además, tenía que comer uno de tus platillos antes de irme dijo esto rascándose la cabeza, sacando su mano rápidamente al darse cuenta de que esa actitud no era exactamente suya, estaba adoptando muchas actitudes del sustituto.

¡Gracias Kuchiki-san! la abrazó y comenzó a servir la comida o lo que sea que estaba sirviendo: un plato con arroz, pescado frito, fudge, mermelada y un huevo frito montado. Definitivamente esas dos tenían un estómago de hierro.

Inoue, hay algo que quería preguntarte —le dijo mientras se disponía a darle un bocado a esa cosa que Orihime llamaba "comida"—, he escuchado que muchos chicos de la escuela hablan mucho de estar enamorados y de mariposas en el estómago, no le he preguntado a Ichigo porque sé que es un poco idiota en estos temas su rostro lucía serio, como si estuviese hablando de una asunto muy importante que definiría el destino de la tierra—, no entiendo y en eso comenzó a sacar su clásica libretita de dibujos—. ¿Es que acaso cuando te comes mariposas te enamoras? ¿O si te enamoras te crecen mariposas? ¿y si me como una mariposa infernal? ¿Me enamoraré? la morena le mostró una hoja con tres cuadros: en el primero había un conejo sobrealimentado de cabello naranja comiendo un plato de mariposas que más bien parecían larvas con alas y unos corazones a su alrededor; en el segundo estaba el mismo conejo con unos corazones dibujados en los ojos y unas mariposas dentro de su estómago; y en el tercero se podía ver a una mariposa del infierno, mucho peor dibujada que las anteriores, a punto de ser devorada por el mismo conejo; esta era la única manera que concebía Rukia para las explicaciones.

Inoue no pudo contener la risa ante la candidez de su amiga, ¿es que acaso Rukia no sabía nada de amor?

"Por cierto… ¡esos dibujos son lindos!". Pensaba Inoue, pero al ver el signo de interrogación que era la cara de la morena en esos instantes le comenzó a explicar.

Kuchiki-san, lo de las mariposas es una metáfora. Cuando te enamoras, te sientes bien estando con él, sientes como una dulce presión en el pecho cuando lo ves, te olvidas de todo, de tus obligaciones, del mundo, de tu vida, te tiemblan las piernas, y te sonrojas al decir esto le brillaban los ojos, no se había dado cuenta, pero el sonrojo en sus mejillas ya era notorio—, bueno no siempre, pero lo de las mariposas ¡No tiene nada que ver! no pudo evitar dedicarle una gran sonrisa y una tierna mirada.

Mmm… así que así era dijo rascándose la barbilla, muy interesada, y por fin cuando levanto la mirada, se dio cuenta de algo muy peculiar, Inoue se había sonrojado—. Tú estás enamorada ¿no? esto lo dijo más como una afirmación que como una pregunta.

¡N-no! Kuchiki-san ¡cómo crees! el nerviosismo que demostraba en estos momento al sacudir las manos de forma desesperada y el temblor de su voz la delataban, Kuchiki la tenía.

No tienes porque ocultarlo se te nota a leguas dijo afirmando seriamente—, ¿Quién es?

B-bueno él… realmente… y-yo… estaba muy nerviosa, no sabía si decirle que el chico que le robaba el sueño era Kurosaki-kun, ya que ella tenía la idea de que ellos eran algo más que amigos, pero al ver que ella no reaccionaba a nada con lo que le había contado, decidió hacerloé-él…

Inoue, si no me quieres decir quién es, no importa, no tienes porqué hacerlo la cortó la pelinegraPero dime, si estás enamorada de alguien, ¿por qué no son novios?, que yo tenga entendido, eso es lo que se hace aquí ¿no? le dijo con un singular interés en la voz, estaba feliz por su amiga, porque estuviera enamorada, y quería enterarse cómo era sentirse así.

Inoue agachó un poco la cabeza, su mirada se oscureció y pareció interesarse en algún punto de la peculiar comida, hasta que se decidió a hablar.

Bueno, yo creo que él…él no siente lo mismo que yo… una triste sonrisa surcaba su rostro creo que ni siquiera se ha dado cuenta de que estoy enamorada de él la sonrisa triste no se desvanecía, y el punto en el plato de comida de Inoue parecía ser mucho más interesante que mirar a los ojos a la pelinegra—, creo… suspirócreo que él está enamorado d-de a-alguien más, es por eso que yo… que yo… ya me resigné a perderlo una solitaria lágrima descendió por el rostro de la muchacha, a ésta le siguieron muchas más que se convirtieron en un llanto ahogado y silencioso.

Inoue… no sabía que hacer, nunca la había visto tan abatida, tan dolida—. ¡Qué demonios Inoue! este último grito tomó desprevenida a la chica pelirroja—, si tú lo quieres ¡díselo! no te puedes dar por vencida tan rápido, además él nunca te ha dicho que no te quisiera Rukia hablaba frenéticamente, como si fuese ella la que lo vivía, estaba verdaderamente dispuesta a darle a ánimos a Inoue—, ¿hay que arriesgar para ganar no? la morena se acercó hasta donde estaba Inoue, le levanto el rostro por la barbilla y la miró directamente a los ojos—. Inoue, prométeme que cuando regrese tú ya le habrás confesado a ese chico lo que sientes.

Yo… Kuchiki-san, n-no se fue abruptamente interrumpida por una airada Rukia.

¡Nada de eso! le soltó la barbilla y la tomó por las manos sin dejar de sostener la mirada—. Prométemelo… lucha por lo que quieres, y si después de eso no lo tienes, sonríe, porque por lo menos, hiciste algo para conseguirlo la pelinegra sonaba decidida así que prométemelo Inoue, promételo.

Esperaba de todo corazón de que a Inoue le haya ido bien, después de todo era su amiga, y era su deber ayudarla. Pero qué ironía, ella dando consejos, cuando ni siquiera sabía que si lo que sentía por Ichigo era realmente amor. Pero es que estaba demasiado confundida, de las cosas que había mencionado Inoue, eso de "sentirse bien al estar con él", bueno, aunque se la pasaran peleando, le agradaba su compañía, sentirlo cerca, no por nada lo había extrañado durante los dos meses que estuvo en el Seiretei. "De olvidarse de todo" eso estuvo más que demostrado cuando no le importó desobedecer las reglas y ser casi ejecutada por eso. "Sentir una dulce presión en el pecho", bueno, eso no le había quedado del todo claro, ¿esa presión sería como cuando te atraviesan una zampakutou?, aunque la última vez, cuando ella más por impulso que por propia voluntad, se acercó peligrosamente a él, creyó sentir algo muy fuerte en el pecho, fue por eso que salió lo más rápido de ahí, no quería que él viera el sonrojo que se había galopado en sus mejillas en esos instantes.

Inserta en sus pensamientos, no se dio cuenta sino hasta que llegó al río que por fin había encontrado a Ichigo, pero lo que vio no fue exactamente lo que había esperado ver.

Ichigo se encontraba parado —no distinguía muy bien por que ella estaba parada en una de los pequeños montes que estaban cerca del río, su silueta se situaba justo de espaldas a la luna, y la luz no le era del todo favorable— muy cerca de Inoue, el parecía un poco cabizbajo, como meditando algo, y de un momento a otro, él la besó.

Y su mundo se derrumbó, y el corazón le dio un vuelco, y todo lo que había estado pensando en estos últimos meses se deshizo, y de pronto, como si los recuerdos de un momento a otro se desataran en su mente, comenzó a tener flashbacks, recordó como Ichigo se frustró al no poder proteger a Inoue; como ella al irse a Hueco Mundo, del único que se despidió fue de Ichigo; como él se desesperó al saber que había ella había sido secuestrada; todas las veces que le decía melosamente "Kurosaki-kun"; como Inoue supo de su escondite con los Vizards mucho antes que ella, como ella lo miraba.

Le dolía la cabeza, era como si hubiese estuviese en una tina con agua caliente y de pronto el agua se congelara, y hielo cayera, y esos hielos eran las señales, las cosas que ella nunca había visto, de las que no se había dado cuenta… ¿cómo pudo ser tan ilusa?

Inoue siempre estuvo enamorada de Ichigo, y él siempre de ella.

Una gruesa lágrima se deslizaba por su níveo rostro, sólo fue una lágrima, la huella dejada en el suelo fue lo único que quedó allí, ella ya no estaba, ya ni la luna estaba, sólo las nubes grises que tapaban toda la majestuosidad de su esplendor.


Notas de la autora:

¡Hola!, este es mi primer fic Ichiruki así que ahí vamos...

Cierto... ¡No desesperéis! El fic es 100% IchiRuki…^^, pero tenía que ponerle algo a la trama, y esto fue lo primero que se me ocurrió… Aunque no sé (mmm, se rasca la barbilla) soy medio masoquista…xD!

¡Nooo! Definitivamente el fic es IchiRukista, como todo el mundo u.u

En fin espero que se haya entendido el porqué del nombre del primer capítulo, no sé en que foro leí que cuándo Inoue se le declaró a Itsygo, la redundancia en enfocar a la luna era porque Rukia estaba plasmada en ese personaje, y ¡de verdad me agradó! Es por eso que le puse "Lamento para la luna" además lo saque de una canción de Epica…xD! Y bueno más que nada le puse el título al capítulo viendo la última parte de éste, entiéndase de que el lamento es la última parte, la parte en la que Rukia llora T.T…. Aunque eso no estaba en primer lugar en el fic, simplemente salió… xD

Espero que los personajes no me hayan salido demasiado OOC, y si fue así ¡me lo dicen! Yo acepto críticas constructivas, destructivas, latigazos (?)—eso último sólo si quieren…xD!— les gustó, no les gustó, cualquier duda, amenaza, tomatazo, cheescake de fresa (?), un review y estaré dispuesta a resolver todas sus dudas… ^^

Capítulo II: "Forgiven"

Nos leemos, ¡bye!

[Nao]

Ps: ¡Reeditando! Antes de seguir subiendo capis reeditaré los primeros —qué estaban desastrosos—, espero puedan comprender ^^