Syaoran Li: ¡Tú no me mereces!
/*/*/*/*/*/*/*/*/*
¿Qué se suponía que debía contestar? ¿Después de todo lo que pasó él se atrevía a solamente decirme "hola"?
Tenía tantos sentimientos encontrados que solamente me aferré más a las cobijas que me cubrían.
La visibilidad era muy poca debido a la oscuridad de la habitación, únicamente era alumbrada por la luz que provenía del pasillo gracias a la puerta que Syaoran había abierto.
Bajé mi cabeza ¿Qué le diría?
Aparentemente notó mi desconcierto, así que habló de nuevo.
– Yo sé que no debería estar aquí y que a lo mejor para ti todo ya terminó… – Empezó diciendo, sus palabras temblaban – Pero no podía irme a casa sin haber pasado por aquí antes y decirte que de verdad agradezco mucho lo que hiciste por mí…–Syaoran había estado con la mirada en el suelo hasta este momento, que sentí su mirada sobre mí, esperando una respuesta.
Yo no sabía muy bien que decir, los nervios se apoderaron de mí, temblaba de pies a cabeza como una niña y no podía mantener mi mirada sobre él, era una tarea imposible para mí.
Se acercó temeroso y cojeando, se sentó a orillas de la cama.
– Era… era lo menos que podía hacer – Contesté con una voz que temblaba al igual que yo, delatando mis nervios.
Él rió por lo bajo, nostálgico… ¡Dios, cómo lo extrañaba! ¿Por qué tuvo que pasar todo este tormento? Mis ojos se cristalizaron, esto era tan difícil…. Yo no podía imaginarme con alguien más en un futuro y sin embargo, algo en mi mente no me permitía pensar así, resentimiento.
Se pasó una mano por sus cabellos revueltos, estaba nervioso.
– Sakura… – Dijo mi nombre con miedo, como si fuera prohibido – Te quiero pedir algo que entenderé perfectamente si no accedes – Explicó, pasándose de nuevo su mano por sus cabellos, habló rápido, como si tuviera miedo de arrepentirse – Pero… ¿Puedes darme un abrazo antes de que me vaya? ¿Podrías por un minuto olvidar todo lo que ha pasado y abrazarme? – Era como si me lo rogara, como si su vida dependiera de ello… Bajó la mirada y noté como también sus ojos se cristalizaron.
Yo estaba en blanco, me agarró por sorpresa… No sabía si acceder, mi mente por un lado me decía que no debía hacerlo, que debía dejar esto atrás… Ya había cumplido con estar a su lado a pesar de todo, pero mi corazón me gritaba que accediera, era sólo un minuto…
Me di cuenta de que lloraba silenciosamente, ¡Por Dios, no más lágrimas! Pero él no lo notó.
Suspiró rendido al ver mi falta de respuesta, vi que se disponía a ponerse de pie y en ese momento por impulso me abalancé sobre él.
Me acogió en sus brazos como nunca lo había hecho, me apretaba fuertemente a él como si me fuera a desvanecer en cualquier momento.
Sentí su corazón latir con fuerza y rápido, al mismo ritmo que el mío. Él acariciaba mi espalda de arriba abajo mientras me depositaba tiernos y cortos besos en la cabeza-
Ninguno hablaba, las palabras sobraban. El abrazo fue el arma más pura y reparadora de todas, mi cuerpo lo necesitó desde el primer día sin él y ahora me doy cuenta por qué, la sensación de protección que me daba me hacía sentir resguardada, la sensación de posesión, me hacía sentir suyo y el amor que sentía como si me entrara el alma cuerpo.
Su respiración agitada hizo que lo apretara más hacia mí, y el hizo lo mismo. No sé cuento tiempo estuvimos así, pero yo hubiera dado lo que fuera para que no acabara nunca.
Tristemente, nos separamos. Él tenía las marcas húmedas de lágrimas en su rostro, yo sentía mis mejillas empapadas, Syaoran me acarició la cara, secando y limpiando cualquier rastro de ellas.
– Te prometo que haré que me perdones – Exclamó mirándome fijamente a los ojos, con esa mirada ámbar que me hacia viajar a la felicidad – Sé que he sido un animal al tomar mis decisiones, pero prometo que haré que vuelvas conmigo… Volveré a conquistarte así sea lo último que haga en esta vida – Prometió, mas decidido de lo que jamás lo haya visto – No tengo como enmendar el daño que te hice, pero te juro que reconstruiré lo que éramos pieza por pieza aunque me tome toda la vida… Te amo, Sakura Kinomoto y no creas que te librarás de mi así de fácil – Sonrió al decir lo último, y a mí se me escapó una media sonrisa.
Me tomó de los hombros y me volvió acercar a él, me dio un tierno beso en la frente que me estremeció por completo.
Se levantó con algo de dificultad y salió de la habitación, justo antes de cerrar la puerta tras de sí, se giró y por lo bajo pude escuchar un susurro de Buenas Noches y sin más, se fue.
¿Sería cierto? ¿En serio iba a conquistarme de nuevo? Y después de esas preguntas, chocó en mi mente la ola de inseguridades ¿Y si no lo hace? ¿Si es una artimaña? ¿Y si me quedaba esperando por algo que no vendría nunca? Syaoran: ¿En serio borrarás de mi todo vestigio de este tormentoso año sin ti?
Con estas preguntas rondándome en la cabeza, me quede dormida, no sin antes notar como volvía a sentir mi corazón latir… como si lo hubieran revivido.
/*/*/*/*/*/*/*/*/*
La mañana siguiente me desperté más temprano de lo normal, así que tomé una larga ducha de agua tibia, pensando en él.
Lo de ayer no pudo haber sido sólo un sueño, aun podía sentir mi corazón al mismo ritmo que anoche, vivo.
A los minutos de haberme duchado, ya estaba lista para irme a trabajar. Cogí el pequeño equipaje que había llevado a casa de Tomoyo y me dediqué a bajar las escaleras, ya era hora de volver a casa.
Mi amiga se encontraba desayunando con Eriol, lo noté al pasar por el comedor antes de salir.
– Buenos Días – Saludaron ambos al unísono, alegres.
– Buenos Días – Contesté con una media sonrisa mientas me acercaba a saludar, a ambos les di un abrazo – ¿Qué tal el desayuno?
– Delicioso – Respondió Eriol con un bocado de pancakes en su boca – ¿No te nos unes?
–Nah – Contesté vagamente– Debo dejar esto en casa – Explique señalando el equipaje –Y debo ir a trabajar… Si salgo ya mismo tendré tiempo de sobra.
Ambos asintieron, ya había dado unos pasos lejos de donde el par degustaba su desayuno, el cual olía de maravilla debo agregar, cuando Tomoyo interrumpió mi caminata.
–Saku, hoy debemos reunirnos para hablar del vestido que usarás como Dama de Honor en mi boda y sobre lo que haremos en tu cumpleaños.
Volteé a ver a mi amiga que me sonreía desde el comedor – Perfecto, te llamaré apenas salga de trabajar.
Mientas caminaba por el amplio jardín de Tomoyo hacia donde había parqueado mi auto, revisé mi celular en busca de algún mensaje que no haya llegado a escuchar.
Negativo. Puse mi celular de nuevo en mi bolso de mano con amargura y pesar… ¿Habría hecho esas promesas en vano?
Entré en mi auto, encendí el motor y empecé el retroceso mientras las grandes puertas del garaje de Tomoyo se abrían para mi, al salir enderecé al auto y empecé la marcha hacia el centro de Tomoeda donde ahora trabajaba.
Y así, pasaron horas…
Mi jornada laboral, no era muy cargada por los momentos. Había pasado casi todo el día ordenando archivos de casos inconclusos, casos cerrados y casos urgentes. También estudiando algunas resoluciones gubernamentales nuevas, esperando así que pronto ya tuviera un cargo importante en esta firma más que la simple abogada asistente de los abogados.
Se acercó a mi uno de los abogados más importantes de la firma, el cual se le hacía imposible recordar su nombre… ¡Que olvidadiza!
–Kinomoto – Me llamó – Necesito que me des tu opinión acerca de este caso de divorcio.
– Con mucho gusto, señor – Accedí gustosa, por fin algo que concernía a mi área.
– Ambos solicitaron mi asesoría pero se me hace algo difícil decidir por quien, la joven alega que su esposo ha sido infiel y él alega que desde hace tiempo ella no lo toma en serio y que su frivolidad lo llevó a hacerlo… – Empezó el señor su-nombre-no-puedo-recordar – El problema está en que él ha puesto bienes adquiridos dentro del matrimonio como patrimonio de la amante, lo que hace la repartición de bienes algo tediosa por las plusvalías y cabe destacar que él hizo que su esposa firmara un Poder autenticado sobre su firma lo que hizo que la amante tuviera la potestad de firmar por ella, él requeriría mas asesoría dada las circunstancias… ¿A quién crees que debería ayudar?
Medité unos segundos.
– ¿Quiere que le sea sincera? – Pregunté antes de dar cualquier opinión.
Él asintió.
– A ninguno – Respondí.
Él me miró con sorpresa, exigiendo una explicación.
– No sería justo para ambos que el otro reciba la ayuda del abogado que requería, además el Poder por demás debe ser falso, según la resolución 96580 del congreso estatal de Tomoeda del 2004, la única persona autorizada mediante un Poder para firmar por otra persona natural es con ambas personas presentes en la Alcaldía y se toman huellas digitales al respecto, por lo que cualquier bien mueble o inmueble que haya sido firmado por "la amante" es por derecho de los esposos, si fue financiado con el dinero de él, lo cual se puede comprobar, así que por ese lado no veo problemas con la repartición de bienes –Expliqué, lo que dejó al señor aun-su-nombre-no-puedo-recordar en shock
–¡Wow! – Exclamó – Eres buena, Kinomoto… Muy buena.
Yo sonreí orgullosa, y mientras miraba al señor, no pude evitar notar el reloj de pared ubicado a sus espaldas; marcaba las "3:56 PM" ocho horas habían pasado y Syaoran aun no aparecía.
Mis ánimos decayeron por completo, al fin había logrado demostrarle a uno de mis jefes lo buena que era y mis ánimos cayeron al subsuelo por culpa de él.
No pude escuchar más al señor…!Chuang!... Sí lo recordé.
–Kinomoto – Me llamó el señor Chuang – Dije que podías irte… Ya cumplió tu jornada laboral – Dijo con una sonrisa en su arrugada cara.
–Muchas gracias, señor Chuang – Dije haciendo una reverencia.
–No te preocupes, Kinomoto – Exclamó de nuevo sonriendo. Era un anciano tierno – Mañana te quiero en la reunión con todos los miembros, estarán felices de oír la opinión de alguien joven… A decir verdad este vejestorio me tiene cansado – Dijo por lo bajo, haciéndome su cómplice en su secreto mientras reía.
Apenas se dirigió a su oficina yo recogí mis pertenencias para irme de ahí.
Estaba triste y decepcionada, Syaoran me había engañado de nuevo y esta vez como a una niña estúpida.
Mi corazón se comprimió al tamaño de una pasa. Caminé por los pasillos, tomé el elevador y cuando me salía del gran edificio con la mirada en el piso, tropecé con alguien tan fuerte como una pared.
Cerré los ojos con fuerza esperando la caída, pero nunca sucedió, ese alguien me había agarrado por el brazo y cuando abrí mis ojos me encontré con nada más y nada menos que Syaoran Li.
Mi corazón dio un brinco que sorpresa… Que bipolares eran mis sentimientos cuando se trataba de Syaoran.
Él sonrió con ternura y por alguna razón, levanté una pared sobre mí… Aunque quería sonreírle de vuelta, no podía.
–¿Qué haces aquí? – Le pregunté tartamudeando.
–Vine a ver cómo estabas – Contestó sorprendido, seguramente había sonado pedante preguntándole.
–Pues… estoy bien – Repliqué algo dolida. ¿Cómo se atrevía? Después no haber aparecido en todo el día viene y se presenta como si nada.
Empecé a caminar hacia donde había parqueado mi auto. Él me siguió, cojeando.
Fueron unos minutos silenciosos en los que pagué el ticket de parqueo y llegué a mi vehículo.
–¿Cómo llegaste aquí? Se supone que no puede conducir – Dije mientras abría la puerta de mi auto pero sin montarme en él, Syaoran se encontraba al otro lado del vehículo.
–Quería saber cómo estabas, mi teléfono celular murió esta mañana y me escapé para poder venir a verte… Mis hermanas no querían que me moviera – Explicó, levantando los hombros levemente.
–Pues deberías haberlas escuchado… Vamos, te llevaré a tu departamento – Declaré mientras entraba en mi auto, él me imitó.
–Yo no voy a mi departamento – Comentó – Yo también debo ir a probarme mi traje para la boda.
Bajé el pequeño espejo que está sobre el asiento de conductor, me di un pequeño vistazo y lo cerré.
– Te ves hermosa hoy – Dijo él, con una tímida sonrisa.
Yo sentí el sonrojo encender mis mejillas.
–Gracias – Contesté nerviosa.
El camino a casa de Tomoyo fue silencioso, incómodo y de nuevo las dudas me golpearon ¿Esto podría volver a funcionar? ¿Había alguna manera de reparar esto?
Cuando ya no quedaba más de una cuadra para llegar a casa de Tomoyo, él interrumpió mi mar de dudas.
–¿En qué estas pesando? – Preguntó mirándome serio.
Yo detuve el carro, agarrando el volante con todas mis fuerzas… Si quería una respuesta a su pregunta, sería imposible para mí dársela.
–Entiendo que tu fe en mi está total y completamente rota – Declaró, cómo me conocía. Bajé mi mirada – Si no quieres que lo intente porque para ti no tengo perdón…
–No digas eso – Le interrumpí – Sabes que se me hace imposible odiarte
– Entonces habla… Dime lo que tengas que decirme – Dijo con un tono de frustración en su voz – Si quieres decirme que soy un bastardo, un hijo de puta o lo que quieras, pero habla… ¿Crees que no sé las cosas que pasan por tu cabeza? Tengo muy claro que no crees en mí, ni en lo que soy capaz, pero créeme que conocerás una parte de mí que no has conocido… Porque cuando se trata de ti, no me rendiré jamás, así me pidas que no intente reconquistarte porque no cederé ante esa orden –Explicó tan decidido que me intimidaba, su mirada ámbar estaba fijamente posada sobre mí, leyéndome el alma entera.
–Tengo…miedo – Confesé, con la mirada clavada en mis piernas.
–Yo también tengo miedo – Contestó –Tengo miedo de cagar todo de nuevo, tengo miedo de herirte, no quiero que sufras mas… Quiero hacerte la mujer más feliz del mundo – Lo miré, el respiraba con fuerza.
– Tengo muchas dudas… – Agregué.
– Y estoy bien consciente de cuáles son, pero por esa razón regálame una oportunidad, una sola para que veas que si hay alguna mujer con la que quiera pasar mis días hasta que muera de anciano, es contigo… ¿Crees que no soñaba con eso? Son ochos años y no pienso tirarlos a la basura por un error que cometí… Sólo dámela, Saku, dámela y te prometo que si es necesario que escale el Monte Fui para que me aceptes y Touya no me mate, lo haré – Habló decidido, yo solo me limitaba a mirarlo y a escuchar – Pero no te me vaya así de las manos… Yo… te necesito
–¿Qué tienes pensado hacer?
El sonrió – Eso le quitará la sorpresa, ¿no?
Tenía razón y sin darme cuenta se me escapó una sonrisa a mí también.
Puse de nuevo en marcha el auto mientras el hurgaba en los bolsillos internos de la chaqueta que tenia puesta.
Detuve el vehículo justo frente a la casa de Tomoyo, abrí la puerta del conductor y noté que él tenía la mano dentro de su chaqueta.
–Antes de que nos salgamos… Quiero darte – Y sacó una rosa blanca –No me mal interpretes, no pienso hacer que me perdones dándote obsequios, pero tengo entendido que las rosas blancas simbolizan redención –La tendió hacia mí y yo la cogí en mis manos, era hermosa – De hecho tenía pensado dejártela en tu trabajo e irme, pero te encontré afuera…–Abrió la puerta y con dificultad se bajó del auto, yo repetí la acción.
Vi que cojeaba un poco más que hacía un rato, caminábamos ya por los jardines de la mansión de Tomoyo.
–¿Estás bien? – Le pregunté
– Sí, sí… –Dijo con dificultad – ¿Me prestas tu teléfono celular para llamar a Meiling?
Sin titubear empecé a buscar mi móvil en mi bolso, se lo di.
Marcó unos números y en poco segundos pude escuchar los gritos de Meiling.
– ¡¿Dónde diablos estás? – Preguntó una preocupada Meiling.
Syaoran odia los gritos y noté como frunció el ceño ante esto.
–¿Cómo sabias que te llamaba yo y no Sakura? – Indagó.
– Porque justo colgué con Daidouji preguntándole si sabía de ti y me dijo que estabas con Sakura… ¿Por qué diablos te fuiste?
–¡No es tu problema! –Contestó, yo le susurré que por favor no la tratara así, ella sólo estaba preocupada, bajó la guardia.
Luego de una discusión en cantonés donde sólo entendí "déjame en paz" por parte de él, terminó la llamada.
– ¿Por qué estás aquí si se supone que estas de reposo absoluto? – Inquirí
–Porque quería verte – Respondió sin dudar, sin pensar.
Una vez adentro nos recibió una feliz Tomoyo, un alegre Eriol y Takami.
Todos subimos a la habitación de diseño de Tomoyo, mientras tomaba algunas medidas de mi cuerpo, conversábamos todos acerca de cosas triviales, aunque yo me encontraba incómoda por la presencia de Syaoran, no quería ni hablar ni opinar mucho, quería pasar desapercibida ante él, perderme… De nuevo esa parte de mi que no quiere volver con él haciendo de las suyas.
Era difícil puesto que no me quitaba la mirada de encima, me sentía desnuda delante de él, cohibida, algo que no pasó desapercibido por Takami.
– ¡Listo! Ya tengo tus medidas para el vestido de dama de honor… –Declaró mi amiga, luego entró al vestier que quedaba en la misma habitación y desde ahí hablaba – Ahora quiero que te pruebes… Déjame buscar, a ver… Listo – Y salió del vestier con un vestido corto en mano, strapples de color verde oscuro, con una cinta negra justo debajo del busto.
–Ahora pruébate este – Dijo mi amiga con una sonrisa en los ojos.
–¿Para qué?
–Pues para tu cumpleaños, lo diseñé para ti, es en menos de dos semanas –Explicó como si fuera lo más casual del mundo.
¡Dios! Mi cumpleaños, ¡No! No quería que llegara, implicaría una festividad organizada por Tomoyo con muchas personas y… Colapso en, 3, 2…
No tuve tiempo de reaccionar, mi amiga me empujó al vestier y entendí que no viviría más de cinco minutos si salía de ahí sin haberme probado el vestido.
La verdad me sentaba bastante bien, me gustó mucho. Como tenía mi largo cabello libre, lo eché hacia un lado de mí para poder apreciar el corte del vestido desde atrás… Hermoso.
Cuando salí del vestier para que Tomoyo me viera, no había nadie, sólo Syaoran mirándome fijamente de pies a cabeza.
–¿Qué? ¿Me veo horrible? –Pregunté insegura.
Resopló y se levanto con dificultad, yo me acerqué para tomarlo del brazo ya que me dio la impresión de que se caería.
En ese momento estuvimos a milímetros del otro. Recuérdenme matar a Tomoyo por haberme dejado sola con Syaoran.
Me miraba con arrepentimiento genuino en sus ojos, ya podía leer lo que pasaba por su cabeza.
No sé en qué momento pasó pero de repente sentí su mano acariciándome la media espalda que el vestido dejaba al descubierto.
Sus dulces caricias, sutiles y suaves me hicieron sentir que volaba. Cosquilleo extraño por su tacto, revuelo de mariposas en mi estómago y mi corazón martillando contra mi pecho.
Por inercia me acerqué mas, con mi cara en su pecho, él entonces aprovechó y con la otra mano hizo lo mismo, acariciándome suavemente de arriba a abajo.
– Te extraño – Declaró – Quiero que vuelvas a ser la misma frente a mí – ¿Desde cuándo Syaoran se había vuelto un observador?, en ese momento bajó su cabeza y me susurró al oído – Te ves absolutamente hermosa en ese vestido…
Ahora ambos nos mirábamos fijamente, yo sentía su respiración chocar contra la mi cara, él ahora pasaba una de sus manos por mi cabello.
–Bésame – Me rogó
En ese momento me puse rígida, no podía besarlo, por más que me muriera de ganas, no podía.
Él notó mi rigidez y me soltó, alejándose unos pasos.
–Discúlpame – Dijo mientras bajaba su mirada, avergonzado – No debí pedírtelo… Me dejé llevar.
–No tienes que…
–No, de verdad es mi culpa – Interrumpió abruptamente, como si no quisiera escuchar lo que yo tenía que decir – Bueno… –Dijo mientras se pasaba una mano por sus cabellos revueltos – Le diré a Eriol que me lleve a casa…–Salió de la habitación dejándome perpleja.
/*/*/*/*/*/*/*/*/*
Soy un jodido cabrón, ¿Cómo se me ocurrió invadirla así?
Miraba el techo de mi habitación, reprochándome mental y silenciosamente.
Debía estar más que agradecido, ella había aceptado que de cierto modo yo volviera a estar con ella, había aceptado que yo la reconquistara… Nadie hubiera aceptado eso, lo cual me da una pequeña esperanza, la luz al final del camino.
Vi el reloj en mi mesa de noche, marcaban casi la una de la mañana.
Tomé el teléfono móvil de Meiling, el cual había tomado sin que ella se diera cuenta y digité el número de Sakura en el menú de sms.
Te amo
Espero que duermas bien
Por favor… confía en mí.
Y lo envié.
¿Desesperado? Quizás ¿Loco de amor? Por supuesto.
Sentí la vibración del pequeño aparato.
Igual
Mierda, esto iba a ser difícil.
/*/*/*/*/*/*/*/*/*
Los días pasaron y los avances que esperaba eran prácticamente igual a cero, las veces que llegué a su oficina a duras penas se dirigía a mí para saludar, luego diría que estaba ocupada y que me llamaría mas tarde.
Al ir a su hogar, si no era echado por un malhumorado Touya, ella apenas me invitaba a entrar pidiendo que fuera breve.
Ya me había quedado sin palabras para decirle, promesas y detalles.
Ella no era de las mujeres que se ganan con regalos, sino con los detalles cotidianos de la vida y ya se me habían agotado.
Era el día de la celebración de su cumpleaños, Tomoyo se había encargado de hacer una fiesta y no sé por qué, Sakura insistió que no la quería. Tomoyo por tu parte alegaba que ya había pasado por malos tiempos y que era hora de dar un nuevo comienzo.
Como un idiota, la llamé a las doce de la noche para felicitarla, contestó el teléfono sin ganas y apenas me agradeció.
No sé por qué pero al parecer mis esfuerzos terminaban ahuyentándola más de mí.
Nos encontrábamos en el jardín de Tomoyo, el cual había condicionado para la fiesta. A decir verdad, para ser una fiesta organizada por la prometida de mi primo, era una fiesta pequeña. Familiares y amigos de Sakura.
Había una que otra mesa con algunos familiares de Tomoyo y Sakura. Había una mesa de sushi y un chef que preparaba a tu gusto. Una mini pista de baile, un DJ, luces y la decoración en medio de la pista, desde el techo de la gran carpa que recubría el sitio, una cascada de flores de cerezo.
Ella lucia despampanante, me tenía total y completamente hipnotizado. Brillaba entre todos.
Yo por mi parte, con un trago de whisky en la mano y la otra en el bolsillo, la contemplaba desde las afueras de la carpa, sentado en uno de los bancos del jardín de Tomoyo.
– ¿Cómo van las cosas? – Me preguntó la voz de Takami sacándome de mis pensamientos, se había sentado junto a mí, sabría Dios cuanto tiempo llevaba él ahí.
Miré mi trago como si fuera lo más entretenido del mundo – Mal – Confesé.
– ¿Me hablas de Sakura o de tu recuperación?
Me había echado al agua yo mismo, qué idiota.
–De Sakura, y de mi recuperación estoy mejor, ya dejé de tomar antibióticos aunque a veces duele un poco.
Takami me dio unas palmaditas en la espalda de aliento.
–Ella habló conmigo – Dijo mientras miraba a Rika desde donde estábamos –Dijo que no quiere que te sientas comprometido con ella por todo lo que paso.
Bufé – ¿Estás bromeando? – Pregunté incrédulo.
Takami movió su cabeza de un lado a otro.
– ¡Qué testaruda es! – Expresé, no podía creerlo ¿Ella estaba pensando que yo la buscaba por compromiso?
Me bebí lo que quedaba de mi whisky de un sorbo y dejé el vaso en el piso.
–Ya no sé qué debo hacer, he intentado de todo… He ido lento y lejos de ser invasivo para que ella no se sienta ahogada – Me pasé la mano por el cabello, irritado.
Ella bailaba feliz con sus amigas, podía verla perfectamente desde donde estaba. Creo que ya estaba un poco tomada.
– ¿Has tratado el elemento sorpresa? – Me preguntó Takami.
– Hoy envié flores a su casa – Contesté – Aun no he escuchado un gracias, lleva ignorándome toda la noche
Takami suspiró.
–No me refería a eso – Se levantó – Me refiero a que hagas locuras–Y con eso me dejó de nuevo sólo en mis pensamientos y en el jardín.
La noche pasaba lenta, y yo solitario observando todo distante, quedaban pocas personas ya. Eran las cuatro de la mañana y Sakura la había pasado genial, lo podía decir por la sonrisa que cargaba en ese momento mientras despedía a Takami y a Rika.
Yo ya había perdido la cuenta de cuantos whiskys tenia encima.
Meiling, mi madre y mis hermanas se habían ido hace dos días y aunque no sé por qué estoy recordando eso, creo que desde que se fueron me siento más solo que nunca,
– ¿Estás bien? – Me preguntó una angelical voz – Te ves un poco mal.
Mi amada, con su melodiosa voz. Su cuerpo perfecto, su cara que irradiaba inocencia y sus mares esmeraldas en los cuales podría sumergirme toda la vida.
–¿Syao? –Me llamó, agarrándome por el hombro para llamar mi atención.
Me di cuenta de que había estado mirándola desde hace rato sin hablarle.
– No me caes bien – Dije.
Ella me miró desconcertada y en sus ojos vi algo parecido al dolor.
– ¿Cómo dices? – Preguntó
– Piensas que estoy intentando volver contigo… por compromiso –Hipé un poco al hablarle – Eres muy tonta…
Ahora la había enfurecido, lo sé por la expresión en su rostro.
– ¿Tonta? – Preguntó indignada –¿Acaso te parece tonto que sea precavida cuando no tuviste ni la mínima delicadeza de contarme qué sucedía cuando todo pasó? ¡Estuve creyendo por casi un año entero que esta relación no te importó nunca! ¿Quieres saber por qué? ¡Porque no tuviste la mínima decencia de enfrentarme y decirme cómo había pasando las cosas – Explicó enfurecida, pocas veces la había visto así. La dejé hablar, se estaba desahogando – ¿Crees que me hubiera importado ver las famosas fotografías tuyas con una prostituta de saber que fuiste víctima de una estafa? ¿Creías que era tan tonta como para caer en la jugarreta de ella al igual que tú?... Y no creas que con un "discúlpame" arreglarás las cosas, porque estuve sufriendo casi un año por estar lejos de ti.
–¡Yo también sufrí! – Exploté.
Gracias al cielo estábamos solos. Tomoyo estaba adentro con Eriol y ya no había nadie más, todos los invitados se habían ido, del contrario hubieran sido testigos de esta escena.
– ¿Ah, sí? No lo creo… Estuviste revolcándote con esa cualquiera en lugar de explicarme las cosas a mi… ¡Elegiste el camino fácil! – Dijo, escupiendo las palabras. Nunca la había visto tan molesta.
– ¿El camino fácil? ¡Por Dios! ¿Crees que fue fácil para mí despertarme y ver que te había sido infiel? ¡No hables si no sabes todos los detalles! Porque aunque no lo creas, todas las veces que te tuve que ignorar fue porque la vergüenza que tenia conmigo mismo no me dejaba dormir… ¡Te fallé, lo sé! No tienes porque restregarme en mi cara que fui un imbécil.
– ¡Un imbécil con todas! – Devolvió – Si hubieras sido más inteligente hubieras encontrado la manera de hacerme saber cómo eran las cosas en lugar de tenerme un año sufriendo… ¡Ay Syaoran! ¡Qué considerado fuiste al esconderme todos los detalles! – Comentó sarcástica, al parecer ella también tenía algo de alcohol en su sistema.
Me di cuenta de que nos gritábamos.
– Sí, yo sé que la cagué… No es necesario que cojas la mierda del piso y me la eches en cara –Señalé, aturdido por los gritos.
– ¡Genial! –Comentó cínica.
– ¿Qué? – Pregunté seco.
Ella estaba cruzada de brazos.
– Ni siquiera hemos reconstruido nuestra relación y ya estamos discutiendo – Dijo mientras sacudía sus manos en el aire, cansada.
– ¿Qué tiene que ver? Antes peleábamos todo el tiempo ¿Y? – Apunté, Sakura estaba siendo incoherente.
– ¡Tiene mucho que ver! Todo el tiempo quieres que las cosas se hagan a tu manera, si estuvimos separados es porque tú así lo decidiste y ahora quieres volver porque así lo decides… ¡No seas egoísta! ¿Qué tal si yo no quiero? – Retó y admito que fue como si me clavaran una daga con veneno en el alma.
–¿No… quieres… volver… conmigo? – Pregunté con el alma hecha pedazos, agaché a cabeza, no podía verla.
– ¡No! – Respondió decidida.
No, ella tenía que estar equivocada… Ella no podía dejarme, ella no podía hacerme esto. Pisotearme así.
En ese momento sentí como si la vida se me bajara a los pies, y mis ojos no retuvieron por mucho las lágrimas que quería escapar.
Metí la mano en el bolsillo de mi pantalón y encontré una hoja de papel que había puesto ahí a propósito, pero no pensé que la usaría en un momento como este. Me había imaginado que la noche de hoy terminaría diferente.
Ella ya había empezado a caminar en dirección a la casa de Tomoyo.
Empecé a leer la hoja de papel en voz alta.
Querido Syaoran:
Hace ya algún tiempo que no se de ti, esta agonía cada vez se hace mas insufrible pero a la misma vez es algo a lo que me estoy acostumbrando. Triste ¿cierto? Dicen que ahora andas con otra mujer, que la amas y te casaras con ella, es en esta situación donde me pregunto ¿Y yo qué? Pero tú mismo decidiste que hacer con tu vida, no es algo a lo que yo tenga que cuestionar pero mi vida estuvo atada a la tuya por más de ocho años, ocho años en los que te entregue todo de mi, pero estoy segura que ya lo sabes y siendo así veo que te importo un comino lo que yo sienta.
Ella paró en seco, reconociendo sus palabras en mi boca. Esta era la carta que yo me había encontrado hace ya un tiempo. Seguí leyendo:
No hay un día o una noche en la que no estés en mi cabeza, en la que no hagas mi corazón latir rápido aun ausente. Tengo miedo de lo que vaya a pasar ¿Acaso veré las fotos de tu boda en el diario? ¿Te veras feliz en ellas? A veces me gustaría conocer quién es esa mujer que te robo el corazón de tal manera, que te hizo cambiar de parecer en un dos por tres, que hizo que no te importara que me hayas dejado incompleta y vacía, es difícil retomar un camino que hace ocho años no tomaba y ver como todo cambió. Pero todo ocurre por alguna razón ¿No? Yo sé que estas son cartas que nunca enviaré y que algún día tiraré a la basura pero es una buena manera de desahogarme, de por al menos unos segundos drenar mi rabia, mi dolor y mi melancolía; esa que me hace abrazar mi almohada fuertemente, cerrar mis ojos y desear por lo menos unos segundos que seas tú al que abrazo, aquel Syaoran que me protegía, que me abrazaba, que me amaba, aquel que me decía cuando está actuando de manera irracional o que me decía que amaba hacerme el amor.
Todo eso fue echado a la basura. Cada día pierdo mas la fe de que podamos reconciliarnos y más ahora que estas comprometido, mas ahora que tu vida tomó otro cause ¡Que estúpida! Y lo peor de todo, es que esta nostalgia me está matando
– ¿De verdad te sentías así? – Indagué.
Ella seguía de espaldas a mí y desde ese ángulo la vi asentir.
– ¿Por qué nunca me entregaste esto? ¿Cuántas de esta existen? – Interrogué
Nunca contestó, la vi temblar así que me acerqué lentamente a ella.
La abracé por detrás rodeando su cintura con mis brazos. Lloraba y yo también.
Empecé a darle besos por su cuello, tiernos y lentos a los cuales ella no se rehusó.
Al principio la sentí tensa pero luego se fue relajando poco a poco. Yo seguía trazando un rosario de besos de por su cuello, sintiendo su perfume Armani.
Luego de unos minutos de estar así, con mis brazos la guíe y estuvimos cara a cara.
Se aferró a mi fuerte, agarrando mi camisa. Yo apreté más el abrazo.
¡Dios que bien se sentía tenerla así! ¡POR FIN!
Descansó su cabeza en mi pecho, y yo le acariciaba la espalda, queriendo que este momento jamás terminara. Lo irónico de todo es que hace cinco segundos nos estábamos odiando.
Delicadamente tomé su mentón con mi mano y subí su cara. Acerqué mi cara a la de ella al punto de sentir su respiración rozando mi cara y sus largas pestañas acariciándome las mejillas, se aferró más a mí y admito que me encantó.
No la dejaría ir nunca, jamás me perdonaría hacerle daño otra vez y mucho menos me perdonaría el haberla perdido para siempre y que por un momento, así lo sentí. La cuidaría por el resto de mi vida, así me costara todo lo que tengo. Ella era mi todo, mi calma, mi equilibrio, mis amarguras, mis alegrías, mis dolores de cabeza y mi único y más preciado tesoro.
Mi niña, mi princesa, mi mujer. ¡Mía!
Sin pensarlo más y esperando cualquier reacción de su parte, la besé.
Bese su labio superior en un beso suave y lento. Para mi sorpresa y mayor dicha, ella me correspondió, besando mi labio inferior. Estoy seguro de que sonreía mientras besaba, jamás había sentido una emoción así… Me estaba perdonando, Sakura nunca me hubiera besado si no me hubiera perdonado.
La apreté más hacia mí, lo más delicado que pude. Empezamos a mover nuestros labios a un ritmo lento, como un baile. Sentir sus exquisitos labios contra los míos era una sensación celestial, suaves como la seda. Moví mi cabeza de un lado a otro con la intención de que mi boca cubriera con besos toda la de ella, disfrutando el contacto.
Me atreví a abrir mi boca un poco más, para abarcar más zona de sus labios. Su sabor era exquisito y mis labios habían olvidado lo adictos que eran a ella, quería más.
Ella recibía mis besos muy abiertamente, me encantaba. No quería soltarla, sus besos suaves y dulces me hacían querer más.
Y de repente nos detuvimos por una bocanada de aire, nos miramos fijamente a los ojos. Con mi frente pegada en la de ella.
En ese momento me sentía el hombre más feliz del mundo, no podía explicar cómo se sentía que Sakura me hubiera besado, se sintió mucho mejor que nuestro primer beso. Además, nadie tenía la dicha de disfrutar la ligera sonrisa que se asomaba en sus labios, única y exclusivamente para mí.
Esta mujer me ha tenido loco desde el día que la conocí. No sé qué me pasó por la cabeza al atreverme a hacerle tanto daño, yo mismo me había prometido cuidarla como mi alma, ella era mi alma.
– Te amo –Salió en un susurro de sus labios, acompañado de una tímida sonrisa.
Y yo en ese momento me sentí morir de la felicidad.
/*/*/*/*/*/*/*/*/*
¿Qué tal les pareció? Yo estoy muy feliz con el resultado, además ha sido el capítulo más largo que he escrito hasta ahora, gracias a ustedes mis lectoras por inspirarme en la manera en que lo hacen, sus consejos y palabras de aliento significan tanto para mí.
Dejen reviews :) opinen, critiquen, odien o lo que quieran…
El único adelanto que les dejo para el próximo capítulo es que… Habrá lemon