Gran final

Hey! y como lo prometido es deuda... despues de una eternidad aquí les dejo el gran final, espero que les guste y no saben cuanto les agradezco haber leido esta historia tan loca y algo tonta.. miles de besos!


EDWARD POV

Antes de que comenzáramos a avanzar con fuerza hasta ellos, un gran círculo de madera provenía desde un lugar al que no habíamos puesto atención. Giraba y giraba y un hombre iba corriendo sobre ella, evitando caerse. Parecía ebrio, sus ropas eran extrañas, sus cabellos largos y sucios y… "¡Oh Dios mío! ¿Jack Sparrow?" pensó Karla con tanta fuerza que me giré para verla con el ceño fruncido. ¿Lo conocía? ¿De donde? Ni que fuera el protagonista de alguna película o yo que se… Fuera de eso, ¿Qué hacía aquí Jackie? Hacía años que no lo veía, era un tipo de vampiro extraño. Nómada, un vampiro pirata que siempre estaba sucio, así evitaba que el brillo de su cuerpo irradiara con fuerza. Todos sus compañeros decían que tenía un extraño resplandor que simbolizaba su grandeza como capitán del Perla Negra, pero ¿Aquí? ¿Ahora? Oh, básicamente estábamos en el Caribe pero… ¿Era una broma? No, me di cuenta que no lo era cuando aquel artefacto aplastó con fuerza el cuerpo de la "chica" de Hitli y ésta quedó reducida a la nada, bueno, quizá solamente había quedado reducida a lo más parecido al flujo de la nariz de un bebé enfermo… en fin, aplastada contra el césped verde y otra parte de ella había quedado pegada en el "vehículo" de Jack mientras se alejaba hasta que lo perdimos de vista. En el lugar donde algunos restos de la hembra de Hitli, habían unos seres marinos aplastados… No puedo creer que Jack saliera del agua con eso ¿Atravesó mares, o qué? Era una estrella de mar rosada, con unos ¿Pantaloncillos? Si, eran unos pantaloncillos verdes con flores, una esponja amarilla igualmente con ropas, pero esta llevaba unos pantalones cortos color marrón, camisa y corbata… ¿El mundo, realmente se había vuelto loco? Sin olvidar mencionar el calamar de extraña nariz a su derecha… Estaban pegados al césped por el líquido viscoso del cuerpo de la hembra de Hitli y aunque intentaban zafarse, al parecer con todas sus fuerzas, les era imposible. Pobres seres. Sakura parecía perturbada al verlos, si pudiera llorar lo lograría.

Si estos extraterrestres creían que nos matarían, ahora era seguro, ya no podía tener esperanza. Comenzaron a expandirse más y más hasta estar por lo menos dos metros más sobre nosotros. Era como si la furia dentro de ellos hubiera comenzado… reflexionando, entonces aquel ser ¿Era el rey de Lunototo-ta? Si su padre había muerto… ¡Si! Seguramente todos aquellos otros extraterrestres no dudarían en dar su vida solo por salvar al rey y hacer cumplir sus planes… Además de vengar la muerte, causada por un vampiro, de su reina. "Estamos fritos" pensó Emmett. Agaché la mirada.
"Ahora, ¿Qué hacemos?" pregunté a Karla en mis pensamientos.
"Creo que luchar…" estaba muy nerviosa, era como si todas sus esperanzas y su optimismo se hubiesen acabado. Por otro lado, lo que decía era verdad. ¿Qué más haríamos?

– Lamento decirles esto chicos brillantes, se que dicen ser inmortales pero nada lo es, nada dura por siempre. No hay marcha atrás, lamento decirles esto pero… Ahora, morirán – hizo un gesto con el tentáculo más grueso hacia el cielo y las tropas verdes comenzaron a moverse con agilidad hacia nosotros.

"¡Demonios!" pensé al mismo instante que Karla y la lucha entre vampiros, extraterrestres y licántropos comenzó.

Avanzaron hacia nosotros arrastrándose rápidamente, eran tan rápidos como nosotros y parecía que sería difícil escapar. A lo lejos, una gran hoguera ardía en llamas. Vi como todos mis compañeros quedaban inmovilizados instantáneamente por los extraterrestres con avidez, veía a Karla intentando quitarse a uno de encima, me llene de desesperación al ver aquello, quise correr hacia ella pero a mi izquierda Alice gritaba por ayuda, la estaban aplastando y el extraterrestre la arrastraba consigo rumbo a la hoguera. ¿Bella había sido capaz de decirles cómo moríamos? Definitivamente haber tenido una relación con ella había sido un error. No podía hacer nada por Alice ahora, ni por Karla, y eso hacía que mis nervios aumentaran, pero tenía que calmarme, tenía que encontrar la manera de ayudar a los demás mientras me escabullía entre los seres malignos, era el más rápido de mi familia y no solamente de ella, sino de todo el ejército y podía salvarme, quizás, pero no lo consideraba una opción, no si toda mi familia y conocidos morían. No podía imaginarme siquiera cómo seguiría existiendo sin ellos, había leído solo dos libros de Lestat, el vampiro francés, pocos creían que lo que esos libros contaban era cierto, quizá si era solo ficción pero podía sentir que si mi familia y amigos morían, seguramente terminaría siendo como él, lleno de esa tristeza y depresión aplastándome siempre, por eso tenía que buscar algo que hacer, tenía que salvarlos a todos y con ellos me salvaría a mi también, aunque sonara egoísta.

Había escuchado un desgarre de ropas pero no sabía de dónde había provenido hasta que encontré a Arturo luchando con fuerza contra Jacob, sus hocicos perforaban la piel del otro mientras soltaban fuertes alaridos, sudaban, era posible verlo gracias a mi magnifica vista, pero no podía prestar mucha atención a eso entonces, ninguno de ellos dos estaba siendo arrastrado por extraterrestres hacia la hoguera, el resto de mis seres queridos sí.

Emmett intentaba golpear a uno pero su mano quedó estancada en el centro de ese, Rosalie gritaba furiosa porque estaba llena de aquel líquido viscoso mientras era llevada al fuego. Fijé mi vista en Jasper, que estaba luchando contra uno de los más grandes, su cara estaba llena de furia y odio, jamás lo había visto así, de una manera que ni siquiera llegué a comprender, el extraterrestre explotó frente a él, llenándolo del líquido viscoso que dejaba inmóviles a los demás.

Osvaldo y Eddel se ayudaban contra un grupo de seres, eran muchísimos extraterrestres antes de que la guerra comenzaba pero ahora parecían ser menos, quizá no se habían expandido y solamente se habían unido entre ellos, pero parecía imposible matarlos, no podía ver que alguno de los nuestros terminase con alguno de los suyos, a excepción de Jasper que seguía mirando con furia a otro más.

Andrea, Madeleine, Fer y Yazz estaban ya demasiado cerca de la hoguera, ni siquiera había llegado a ver qué había pasado con ellas. Cary lanzaba electrochoques a los extraterrestres pero era como si se los lanzara a nuestros compañeros, todos usaban sus poderes pero parecía que no servían de nada.

Claudia y Sakura, al igual que Eddel y Rocha, intentaban huir para ayudar a los pocos que aún quedaban en combate, pero Sakura fue absorbida por una de las malvadas gelatinas gigantes y arrastrada hacia la hoguera, entonces ese extraterrestre saltó hacia las llamas, consumiéndose tanto él como Sakura, mis lagrimas saldrían en cualquier momento, quizá en aquella ocasión llorar no me sería imposible pues fue en ese momento que todos los extraterrestres comenzaron a lanzarse a las llamas, solté un alarido al ver a mi familia arder, al lograr observar un trozo de las ropas de Karla elevarse por el viento con suavidad, llena de cenizas y tristeza. Romelia se rindió, no podía luchar más, le era demasiado frustrante poder conocer todo lo que pasaba y más que nada, entender que era eso lo que Karla le había ocultado, sentía furia por no haberse retirado pero no podía vivir, no quería seguir viviendo solo con haber visto aquel humo violeta que se alzaba sobre nosotros. Juanito se hincó junto a ella, por primera vez lo vi triste y desanimado, nuestros poderes no servían para contra ellos, era como si nos hubieran absorbido toda la fe y la esperanza que teníamos, porque aunque yo intentaba tener algo de fe o esperanza, no podía. Luché contra algunos de los seres en mi camino hacia la hoguera, tenía que encontrar la manera de sacarlos, ver si alguien estaba vivo aún, hacer algo, por el amor de Dios, ¡Hacer algo!

No supe que pasó con Abraham, no vi siquiera qué fue de Ivonne, solo podía ver el asqueroso rostro de Hitli, impasible y con una media sonrisa ilícita, desgraciada, mirándome con el resplandor del fuego en sus ojos, ofendiéndome, burlándose de mí con histeria y locura. Lo desprecié, lo odié como no había odiado algo en toda mi existencia, odié que hubiera existido, deseé con toda mi alma que terminara muerto, no me importaba lo que pasara, si tenía que lograr que él me atrapara, si tenía que sacrificarme para que él se lanzara, envolviendo mi cuerpo, hacia la hoguera, lo haría. Quizá esa sería la única forma de que al menos los humanos pudieran seguir viviendo como lo habían hecho siempre, al menos antes de que esa estúpida planta fuera su refugio, antes de que a él se le ocurriera tratar de conquistar el mundo.

Arturo y Jacob estaban ahora desnudos, de pie, uno frente al otro. Agotados. Estaban jugando piedra, papel o tijera para decidir quién moriría, ya no podían seguir luchando. Al parecer estaban empatados, era como si leyeran la mente… De pronto, Arturo se enfureció porque parecía que Jacob había ganado, se transformó en menos de un segundo y le arrancó la cabeza, su sangre se esparcía por todo el suelo, era una imagen terrible, gemí. Jacob no era culpable de nada, solo había sido una pieza más de este juego de ajedrez, solo un juguete más de Bella.

Bella, ¿Dónde estaba ella? La busqué con la mirada y pude localizarla sobre un árbol, viendo toda la matanza que se alzaba sobre aquel suelo, la sangre vampírica siendo absorbida por la tierra, el líquido gelatinoso y asqueroso por todos lados. Estúpida oveja, ¿Cómo puedes soportar esto? Quizá jamás amó a nadie de mi familia, solo a ella. Nadie más. Control. Poder. Era lo que ella siempre había querido, ahora entendía mejor su mente, quizá estaba tan corrompida que era preferible no leerla, como si mi propio cerebro descubriese aquello e intentara librarme de aquella maldad, pero había sido tan enigmático para mí que había llegado a pensarme enamorado de ella… ¡Que morboso y masoquista había sido el león! Además de un idiota, al menos pude abrir mis ojos gracias a todo esto, sino quién sabe qué hubiera sido capaz de hacer conmigo…

No lo dudé más, eran pocos los que quedaban ya y el más grande estaba frente a mí, a lo lejos, la causa de todo este alboroto y destrucción. Corrí con fuerza hacia él pero un grito me detuvo.

– ¡Detente! – era Humberto, desde algún lugar que no podía situar rápidamente.
– ¡No seas estúpido! – agregó Rocha en otro grito, ahora solo quedaban dos malvadas gelatinas… extrañamente solo dos, me giré y los encontré junto a mí en un instante, Rocha abrió la mano derecha y me mostró una especie de esfera dorada con una estrella más oscura en el centro. ¿Qué era eso?

– Esto –dijo Humberto tomándola y mostrándomela– Es una de las siete estrellas del dragón. Todo el mundo sabe, o al menos Rocha y yo lo sabíamos, que si una persona, vampiro, licántropo o iguana que las junte todas podrá invocar al gran dragón Shen Long y que éste le concederá un deseo ilimitado al que tenga las siete estrellas, nuestro plan es encontrar las siete estrellas para así poder… –

– Espera – lo interrumpí. ¿Cómo había tiempo y posibilidad de tener aquella charla sin que nada nos matara?– ¿Crees que tenemos tiempo de ir a buscar las siete esferas? – La cabeza me daba vueltas, ¿De verdad pensaba eso? ¿Estaba loco o qué? Estaba empezando a ignorarlo, no escuché las primeras palabras de su plan, estaba pensando cuán rápido debería ser para que aquella maldita gelatina muriera…

– ¡Edward! ¡Eddie! – decía Rocha, me giré, ¿Por qué se atrevía a llamarme así? Una terrible tristeza combinada con la soledad me aplastó – Si, tenemos tiempo. ¿Recuerdas que Arturo aún sigue vivo? – lo había olvidado, quise darme una bofetada.

– ¿Arturo? – llamó Thief, llegó junto a nosotros muy rápido, no había dejado de ver el cuerpo sangrante de Jacob en el suelo.

– ¿Qué pasa? – preguntó.
– Detén el tiempo, ahora – le dijo Rocha, el asintió y la gelatina dejó de moverse, todo se quedó quieto a excepción de nosotros que habíamos estado tocando sus brazos.
– Arturo… – comencé a hablar y el me miró – ¡Tu puedes…!
– Calla, Edward – dijo Rocha.
– Si, estas muy perturbado y seguramente no piensas con claridad, no opines. Déjanos el plan a nosotros – agregó Humberto.
– Pero… – intenté decirles lo que pensaba ¡Era tan simple! Bueno, quizá no…
– Shh, no digas nada – me calló Rocha. Suspiré.
– ¡Retrocede en el tiempo! – Le grité a Arturo – Si lo haces ¡podremos salvarlos a todos! ¡Estarán vivos! – los tres me miraron tristes, Rocha asintió a Humberto y a Arturo.
– Realmente estas mal, nosotros también, había vampiros que amábamos de verdad pero, tu tenías toda una familia e incluso a alguien a quien amabas sobre todos, pero estás muy perturbado, ¿Quieres ver nuevamente cómo es que mueren? – dijo Humberto.
– ¿Cómo? – mi cabeza daba vueltas. Quería sentarme o dormir, pensar que todo había sido un mal sueño, pero esto último era imposible.
– Si regreso el tiempo, lo más probable es que todos vuelvan a morir como ahora, no podremos hacer nada, lo más aconsejable es lo que ellos dicen, tenemos que juntar las esferas del dragón. Hay tiempo de sobra y además Rocha puede transportarse – Arturo susurró. Asentí, ahora entendía.
– Espera aquí – dijo Rocha.
– ¡No! Yo quiero ir… – el negó con la cabeza.
– Solo iré yo, no te preocupes, no tardaré, además es más fácil y rápido para mí ir solo, aquí tengo el radar que le quité a Bulma hace tiempo – asentí. Y en menos de un instante, Rocha desapareció.

Me senté en una piedra, mirando fijamente a la maldita gelatina de Hitli, Arturo caminó hacia el bosque, buscando una mochila donde tenía ropas extras. Humberto se sentó a mi lado, mirando como yo, todo lo que nos rodeaba. Entonces, recordé a Bella, "sobre el árbol" me dije, y allí estaba, con una ligera sonrisa maniaca estirando de las comisuras de sus labios. Tenebroso. Macabro. Le tomé mucho rencor, quise ir y tirarla de aquel lugar, quise quitarla de mi vista. Me levanté y fue como si Humberto hubiese leído mi mente puesto que me detuvo del brazo.

– No vale la pena – me dijo suavemente. Tragué saliva con dificultad, me tragué el nudo de odio que había estado atorado en mi garganta, definitivamente me encontraba mal, en ningún momento o en ninguna ocasión yo hubiera sido tan cruel y malvado como para desearle la muerte a un humano, quizá me sentía como en mi época de rebeldía, donde había matado a tantos humanos que debían ser juzgados cuanto antes, aunque dudaba sobre que Bella se hubiera ensuciado las manos, parecía que ella tenía esa misma ansia de muerte y poder como cualquier otro. Me giré hacia la derecha y crucé mis piernas, agaché la mirada y me puse a recordar todo. ¿Qué íbamos a pedirle a Shen Long? No pude soportar más esa duda.

– ¿Qué… qué vamos a… a… pedirle al dragón ese del que hablaste? – le pregunté a Humberto. Arturo llegó y se mantuvo de pie junto a él.
– Que ese maldito Hitli no hubiera existido nunca, supongo – susurró. También estaba consternado, había algo extraño en su voz. Había logrado encariñarse con cada uno de los vampiros que acababan de morir, me sentí mal, no solo yo estaba sufriendo. Arturo no estaba en sus cinco sentidos, miraba por el rabillo del ojo el cuerpo de Jacob, la sangre derramada, odiaba sentirse así, odiaba haber tenido que matar a uno de su propia especie por mera supervivencia. Ambos tenían un gran corazón, al igual que todos los que habían venido con nosotros, llenos de esperanza y amor.

– No – dije y ambos me miraron – Eso no es posible, no podemos pedir eso – parecían confundidos.
– ¿Y olvidar todo lo que hemos vivido hasta ahora? – pregunté.
– Quizá no olvidemos – Humberto dijo, Arturo permanecía en silencio.
– Quizá si – dije – pero quizá también jamás encontremos a quienes hemos conocido, si pedimos que Hitli jamás hubiera existido quizá ni siquiera seríamos vampiros ahora – mire a Arturo. ¿Qué pensaba? No podía recibir ningún pensamiento, no tenía ninguna idea del porqué.
– Eso es cierto – dijo él después de unos largos minutos, aunque el tiempo no había pasado.
– Yo no quiero olvidar lo que ha pasado, no quiero dejar de ser lo que soy aunque he llegado a odiarme, no quiero volver a estar tan solo como antes, no, yo ya había encontrado una familia – susurró Humberto, más para sí mismo que para nosotros. Pero era lo mismo que yo sentía, lo mismo que Arturo parecía sentir, lo vi en sus ojos negros que me miraron fijamente.
– Tenemos que tener cuidado con lo que pidamos – dijo Arturo.
– Si – asentí – un solo error y quizá jamás volvamos a encontrarnos, quizá no llegaremos a existir – Los tres asentimos, pensado y esperamos, esperamos mucho rato en silencio ¿Cuál podría ser la respuesta correcta, el deseo correcto? Me recosté sobre el pasto, aunque estaba gelatinoso y sucio, crucé mis dedos atrás de mi cabeza, miré las nubes estáticas, incluso me pareció que era posible ver el viento en su lugar. Comencé a recordar cómo había comenzado todo, todo por una planta hermosa que había llegado a casa. Las bromas que le hicimos a Emmett, todo lo que vivimos todos los de mi familia con ella, la adicción que se había creado, Alice, Carlisle, Bella, Emmett cantándole a la planta, cuidándola sin saber que en su interior invernaba un terrible ser, nuestra graduación, cuando le conté mi verdadera historia a esa planta, los celos de Bella, después cuando Karla me raptó, con su mirada inocente y su blusa de Twilight que tenía mi nombre, no tenía ni idea de que yo era considerado el vampiro más sexy hasta que la conocí, las fotografías, mi torpeza al desvestirme frente a ella, lo que sentí al beber de ella, la culpa, el dolor, después algo más. Rosalie intentando deshacerse de la planta, Bella raptándola, cuando supe que la plantita había "muerto", el funeral, la fiesta de Halloween, mi cita con Jessica, ver a Karla con Mike, aquella noche que había cambiado todo entre nosotros aún más, nuestro primer beso, cuando supimos sobre los planes de la plantita, el regreso de Bella, la visión de Alice sobre nuestra muerte que habíamos subestimado… todo. Toda una historia de nuestra vida, habíamos cambiado mucho, nuestro destino había pasado a ser otro. Sentía más frio de lo normal, me estremecí al pensar que quizá jamás podría verlos a todos de nuevo.

– Edward, Edward… – me llamaba Arturo. Salí de mis divagaciones, sentía la tristeza atrapada en mi pecho, los sollozos que intentaban salir rápidamente.
– ¿Si? – quise saber, levantándome, me puse de pie, los miré fijamente.
– Tenemos la solución – dijo Humberto, un poco de esperanza creció en mi interior.
– ¿De verdad? – pregunté con los ojos muy abiertos. Ambos asintieron.
– Rocha está por llegar, tengo otro radar y al parecer solo le falta una esfera, no tardará mucho más – Arturo explicó.
– Creemos que debemos pedir que en la lucha, todos los extraterrestres desaparezcan – dijo Humberto.
– No creo que sea lo mejor – dije – ¿Por qué no pedimos que nuestros seres queridos vuelvan a la vida y que los extraterrestres que quedan mueran? – cuestioné.
– Eso son dos deseos – Arturo dijo.
– Tenemos que convencer al gran dragón, explicarle que la supervivencia de la tierra depende de eso – insistí.
– Dudo que lo crea y si lo hiciera, supongo que cuestionaría por qué un montón de vampiros deben volver a vivir, a alimentarse de los humanos –
– Cierto – dijo Humberto. Llevé mis manos a mi cabeza, masajeé mis sienes intentando eliminar un dolor que simplemente no existía.

Entonces, mientras caminaba de un lado a otro pensando, Rocha apareció con las seis esferas, la otra que teníamos estaba en manos de Arturo. Nos acercamos a él.

– Siento haber tardado – se disculpó, más hacia mí que a los otros.
– No te preocupes, no estuvo tan mal – intenté sonreír.
– Empecemos – dijo Arturo.

Rocha empezó a decir un extraño rezo y juntó las esferas, acomodándolas por estrellas y en un círculo. Una gran nube de humo empezó a salir del centro del círculo. Apareció un dragón rojo, pequeño. Con verde en algunas de sus escamas, sonriendo. ¿Ese era "el gran" Shen Long?

– ¡Hey, Hey, Hey! ¿Qué pasa? – dijo sonriendo.
– ¿Tu eres… el "gran" Shen Long? – Arturo preguntó.
– No, soy Jake Long, el dragón occidental ¿no han oído de mi? – todos negamos.
– ¡Rayos! – dijo Jake.
– ¿Y Shen Long? – Humberto preguntó.
– ¿Mi tío Shen? Oh, está de vacaciones pero me pidió que lo sustituyera, ¿Qué desean? –
– ¿De verdad tú también puedes conceder deseos? – quise saber.
– Si, mi tío me prestó sus poderes. ¿Qué desean? –

Pasamos alrededor de dos horas tratando de convencerlo de que nos concediera aquellos dos deseos, que esos extraterrestres murieran y que nuestros vampiros volvieran a vivir. Se negaba, pero le dijimos que tanto nosotros como él éramos seres diferentes, místicos y especiales, después de todo este tiempo que básicamente no transcurrió, fue más posible convencerlo y accedió a nuestros deseos. Después de aquello, las esferas se esparcieron volando por el cielo y Jake Long, el dragón occidental, desapareció.

Arturo volvió el tiempo a la normalidad y vi cómo Hitli comenzaba a hacer muecas, estaba muriendo con dolor, con un terrible dolor y yo solo podía sonreír aunque deseaba no ser tan cruel. Bella estaba en el árbol, mirándome asustada. Los seres gelatinosos se derritieron y no quedó un solo rastro de ellos o los demás, lo único que había eran las cenizas del fuego, de la cuál vi como nuestros seres queridos regresaban, como si nada hubiera pasado, limpios y perfectos como antes de todo aquello. Todos corrieron a abrazarse, podía ver a Alice correr a Jasper, a Rosalie y a Emmett besarse, Fer y Yazz, después de haberse dado un abrazo corrieron hacia Alice y Jasper, Sakura abrazaba a todos cuantos se topaba, los veía a todos, felices, quería también ir a abrazar a mis hermanos, a mis amigos pero no podía aún, tenía que encontrar a Karla, no podía verla por ningún lado. Ivonne corría hacia Cary, Angie y Claudia también hacia ellas, se habían hecho muy amigas en el camino y seguramente harían su propio clan. Madeleinne tampoco dudó en acercarse a ellas, Romelia corrió hacia Juanito y Abraham, Rocha hacia Osvaldo, Eddel y luego hacia las chicas, Arturo incluso había corrido a ayudar a Jacob, que también había regresado a la vida, ni una sola cicatriz en su cuello, ni un rasguño. Parecía que serían grandes amigos después de todo. En aquel lugar solo había abrazos y besos, incluso de algunas parejas que jamás llegué a imaginar siquiera. Y yo seguía allí, viendo que no salía nadie más de las cenizas y Karla no estaba por ninguna parte. Jasper, Emmett, Rosalie y Alice llegaron hasta mí, luego todos los demás, terminé saludándolos a todos. Y comencé a sentirme más triste.

Entonces escuché un corazón latiendo con fuerza, no el de Jacob, otro corazón que latía con mayor fuerza a lo lejos… cerca de un árbol. Corrí, demasiado rápido que ni siquiera mis hermanos me vieron, encontré a Karla, mirando fijamente a Bella que se apretaba asustada contra el tronco de un árbol, llegué a su lado pero ella ni siquiera me miró, por un instante me asusté, ¿Y si ya no era la misma? No sabía qué le había dicho a Bella pero ambas se miraban fijamente, Isabella con los ojos llenos de terror y tristeza y Karla, sin ningún sentimiento.

– Ya te lo he dicho – dijo de pronto Karla – Espero que lo tomes en cuenta, sino, no se si quieras volver a toparte conmigo, tu culpa no me parece agradable, no me gustan tus pensamientos –
– Pero… yo… – titubeó Isabella.
– Calla – la interrumpió Karla – no me importa lo que tengas que decir, no me importa si me tienes odio y si de verdad deseabas mi muerte, tampoco me importa quién fuiste antes de que yo apareciera, el pasado de Edward es de él, no tengo porque meterme en eso, no me importa que intentes molestarme, no me voy a alejar de mi familia – dijo Karla, la mire fijamente y encontré aquel sentimiento que no había descubierto en sus ojos, culpa y tristeza.
– Estás loca si crees que te dejaría ir – le dije. Tomé su mano. Quiso sonreír pero supe que mantenía su mirada fría.
– Ya te dije lo que pienso, espero que lo tomes en cuenta y que cambies, porque el poder y la muerte no lo es todo, ni siquiera la inmortalidad. Dudo que alguien algún día deseé dártela – estaba siendo dura, pero yo podía ver que Isabella estaba torturando a Karla con sus pensamientos, yo no podía prestar atención a ellos, solo a lo que se decía entonces.
– Creo que… – Isabella intentó hablar nuevamente.
– Olvídalo. Te he dicho ya que te perdono todo – Karla dijo y dio media vuelta, comenzó a caminar. Entendí todo. Estaba perplejo, sabía que Karla no era capaz de matar a alguien pero tampoco la creí capaz de perdonar a Bella tan fácil. Dejé a Bella allí, asustada y corrí tras Karla.

– ¿Qué fue todo eso? – aunque quizá había entendido quería saber más.
– ¿Prefieres preguntarme eso en lugar de saludarme al regresar nuevamente de la muerte? – levantó una ceja y sonrió, no pude evitar sonreír también y estrecharla con fuerza contra mis brazos. Besé sus mejillas y ella las mías, no quería separarme de ella nunca, de nadie de mi familia o amigos, quería sentirme como en aquel momento: feliz. Jamás sentirme tan solo como cuando todo estaba estático, cuando el tiempo no existía. Karla tomó mi rostro en sus manos y miró mis ojos, un par de ojos dorados mirando a otros iguales, los suyos brillaban de felicidad, los míos quizá de emoción, vi un atisbo de sorpresa enmarcar su rostro, me preocupé ¿Qué pasaba? Entonces lo sentí, una gota fría bajar por mi mejilla y llegar hasta mis labios, una lágrima. Mi sonrisa se extendió, podía sentir aquella gota salada en la comisura de mis labios, Karla sonrió y la acerqué a mí, eliminé la poca distancia que había entre nuestros labios y compartí toda la felicidad del momento, una felicidad que era dulce en mi interior y salada en nuestros labios. Ella quería ir a ver a los demás, lo supe por sus pensamientos, pero no la dejé y no se resistió, seguimos abrazados por mucho tiempo de pie, en aquel lugar, escuchando los sonidos alrededor de nosotros y sintiendo lo mejor que existe en el mundo: la felicidad y el amor.


¡Vamos! fue el final, ¿Algún review? :D Besosss y nuevamente muchisimas gracias por haber leido esta historia :D