Fall in l-

Zoro no podía creer lo que le estaba pasando a pesar de ser protagonista, e intérprete principal, de toda esta situación. A estas alturas ya tenía que estar acostumbrado a que le sucedieran todo tipo de situaciones peligrosas y que ponían su vida en el límite más cercano a la muerte de los posibles; también que también le pasaran todo tipo de situaciones de lo más vergonzantes, que, no sabía muy bien por qué, siempre tenían como testigo principal a ella.

La persona con la que no sabía como debía comportarse porque, cuando pensaba que ya lo estaba logrando, ella le dedicaba una sonrisa y volvía a desarmarle por completo. Muchas veces había creído haber superado esta situación pero, al final, siempre terminaba por volver.

Debía hacer algo para lograr cortar con este tipo de situaciones y por eso pensó en que la próxima vez que se encontrase con ella, sin la compañía del resto de sus nakama, trataría de resolver su conflicto con ella.

Vale que ahora mismo se daba su deseo pero, justamente, esto no era lo que tenía en mente cuando pensó en dicho escenario.

Estaba él y se encontraba ella; ninguno de sus nakama estaba presente y estaban a solas en un lugar en donde no iban a poder ser molestados. ¿Importaba que todo esto hubiera sucedido por haber sido objeto de un nuevo ataque contra ellos? La verdad era que no importaba porque ya se habían librado de esas molestias y ahora todo había vuelto a la normalidad. Bueno, lo que se le pueda llamar normalidad cuando uno es un Mugiwara.

Lo peor de todo es que no tenía otra salida que el estar aquí con ella sin poder tener tiempo para pensar en su siguiente movimiento porque, precisamente, con ella aquí le costaba pensar en cualquier cosa. Y ella no hacía sino empeorar la situación sonriéndole de aquella manera en que, estaba seguro, sabía que lo desconcertaba.

¿Podía ser peor la situación en la que se encontraban? Pues si consideras algo malo el que Zoro la tenga cogida por la cintura con su brazo derecho y pegada a su propio cuerpo de tal manera que no cabría ni una brizna de cabello entre sus cuerpos, pues, entonces, si. La situación era peor de lo habitual.

Debía hacer algo para terminar con esta situación pero ya tenía que realizar un gran esfuerzo por no perder el control y demostrar lo nervioso que lograba ponerle Robin a esta distancia inexistente así que no le iba a resultar muy sencillo el poder lograrlo. No es que nunca antes hubiera estado cerca de ella, diablos, si incluso compartió copas con Robin sin ningún tipo de problemas pero eso era una cosa y esta situación otra muy diferente.

Por supuesto que nada de esto le estaría alterando si tuviera el valor de decirle a Robin unas cuantas verdades sobre lo que siente por ella. Todos los motivos por el que no podía mantener una relación de tipo íntima y con los sentimientos a flor de piel con ella resultaba absurdos con la resolución que había tomado Zoro. Aunque una cosa es pensarla y otra muy diferente el lograr llevarla a cabo.

Robin se encontraba agarrada al cuello de Zoro, sus manos entrelazadas, haciendo que la situación tuviera un tono aún mucho más cercano e íntimo. Todo esto sin que ninguno de los dos apartase sus ojos de la mirada del otro. Era mucho más que un simple duelo para ver quien era el primero en rendirse porque, ninguno de ellos, iba a apartar la vista.

La verdad era que Zoro no iba a quejarse por encontrarse en esta situación aunque no fuera en el mejor sitio posible para que se hubiera llegado a dar. Pero, a pesar de encontrarse muy a gusto aquí con ella, abrazados y a solas, debían volver con el resto de sus nakama pero, estaba claro que, no iba a resultar tan sencillo como era el decirlo.

-¿La llave?-. Preguntó con voz resignada al conocer la respuesta a su propia pregunta.

-Irrecuperable, kenshi-san-. Le respondió mientras sus labios continuaban formando aquella cálida sonrisa que inflamaba el corazón de Zoro.-Me temo que no voy a poder ser de mucha ayuda.

Pero por su voz no parecía que aquello pudiera importarle mucho, a pesar de lo que se estaban jugando en estos momentos.

-No, la verdad es que únicamente sirves para empeorar la situación-. Confirmó Zoro sin ningún tipo de delicadeza mientras levantaba la vista hacia el cielo.

-¿Gomen, kenshi-san?

Zoro bajó la mirada al suelo antes de volver junto a aquellos ojos azules que no dejaban de observar cada uno de sus movimientos.

-No, ¿no acabo de decir que por ti la situación se empeora?-. Le recordó Zoro.

-Y te encanta que así sea, kenshi-san-. Era tan sencillo de leer en estas ocasiones.-Pero si no hay otra salida puedo echarme a un lado y dejarte hacer.

Echarse a un lado. Buen eufemismo se sacó Robin para explicar una acción que Zoro no iba a permitir que hiciera nunca.

-Lo más inteligente que se ha dicho aquí desde hace bastante tiempo-. Dijo en su lugar Zoro. Su mente había formado una manera para solucionar el problema en el que se encontraban pero, viniendo de él, era una locura y peligroso hasta decir basta.

-Entonces será mejor que te libere-. Robin se apretó aún más al cuerpo de Zoro para levantar las manos pero se detuvo cuando sintió como Zoro apretaba aún más su agarre sobre su cintura. Eso y que la mirada de Zoro parecía querer matarla allí mismo le hizo pensar que no estaba de acuerdo en su ofrecimiento.-¿Ocurre algo, kenshi-san?

Zoro acercó su rostro al de Robin hasta que lo único que podía ver eran aquellos pozos azules que eran sus ojos. Sus labios quedaron bastante más cerca de lo que jamás pudieran haberlo estado.

-Si tu única idea es soltarte-, el calor que emanaba de los labios de Zoro chocaba contra los de Robin al tiempo que su aliento la estaba consiguiendo poner algo nerviosa, por mucho que no se pudiera ver dicha reacción en su tranquilo rostro.-retiro lo dicho y mejor te quedas callada.

-Está bien, kenshi-san-. Zoro sintió como se le erizaba, aún más de lo habitual, el pelo de su nuca cuando fue el turno del aliento de Robin para acariciar sus labios.-Haré lo que tú me digas que haga.

Tal vez fuera por lo extraño de la situación o, podría ser, por el deseo de Zoro de poder ser capaz de tener el valor de confesarle a Robin todo lo que siente por ella y que estas palabras parecían querer darle un último empujón hacia delante.

Era una gran oportunidad… sino fuera por el problema en el que se encontraban y en donde se encontraban. Aunque, si salía mal, pues no habría una nueva oportunidad.

¿Quiere decir esto que debería decírselo ahora?

-Robin, yo… me gustaría decirte una cosa…

Los nervios de Zoro, que no sabía cómo diablos había empezado a hablar, no hacían sino aumentar por culpa de aquellos enormes, e intuitivos, ojos azules que parecían estar leyéndole con una ridícula facilidad vista la cálida sonrisa que se formó en aquellos labios tan seductores.

-Puedes decirme, kenshi-san.

Claro que podía, por qué no iba a poder decírselo. Solamente se trataba de confesarle que la amaba, decirle que era la única onna que había amado y que amaría durante el resto de sus vidas. ¿Qué importancia va a tener algo así? Si se puede decir con la misma facilidad con que Luffy pide repetir su meshi por tercera vez.

-Mejor será que te lo diga luego-. No era cobardía sino un poco de sentido común. Algo que faltaba muy a menudo entre los Mugiwara y que esta situación, claramente, dejaba entrever con total claridad.

-¿Luego, kenshi-san?-. Robin, sin mover la cabeza y únicamente sus ojos, echó un vistazo a su alrededor.-¿Habrá un luego para nosotros?

Vale que no se tratara del mejor momento para ninguno de ellos pero tampoco es que no hubieran estado en peores situaciones y salido de una pieza. El propio Zoro había sufrido peores finales que el que, probablemente, se podía dar en la situación actual. Aunque, como le solían recordar muy a menudo mucha gente, él se trataba de una especie de monstruo.

En cambio Robin no saldría de esta ni con toda la suerte de Luffy.

-Si así tú lo quiere, Robin-. Sus palabras funcionaban para ambas situaciones aunque, al no haber empezado a contarle a Robin nada sobre sus sentimientos, sólo Zoro era consciente de esta dualidad con sus palabras.-Habrá un luego para nosotros.

Robin cerró los ojos momentáneamente mientras su sonrisa se hacía más luminosa en su rostro.

-Si quiero, kenshi-san.

Sólo necesitó mover de manera imperceptible su rostro hacia delante para que sus labios llegaran a rozarse. Con delicadeza cubrió aquel labio superior que besó con un simple, pero importante, contacto de sus labios. La sorpresa de Zoro sólo duró lo que tardó en sentir la calidez de los labios de Robin sobre los suyos. Unos labios que tomaron para si el labio inferior de Robin que besaban como si fuera, y así lo era, lo más preciado que poseyera Zoro.

Sus labios se abrieron lo mínimo para que la punta de su lengua asomara y recorriera aquel labio ajeno humedeciéndolo. Sutiles movimientos que no evitaron que sus lenguas terminaran por llegar a rozarse.

Esa fue la señal para dar por finalizado el beso.

Ambos eran conscientes de que de seguir con ese beso empezarían a tomar más y más del otro aumentando la pasión de los besos y buscando sentir mucho más que sus labios. Y el momento seguía sin ser el apropiado para esto.

Ni siquiera para el beso que había sido una sorpresa, agradable, para ambos.

Separaron sus labios pero Robin se llevó, sujeto entre sus dientes, aquel labio inferior que no había probado, dejando que la distancia fuera quien lo liberase haciendo que se deslizara por entre sus dientes.

Zoro y Robin se quedaron en silencio observando cada detalle en sus rostros que mostrase sus reacciones por el beso que habían compartido. Se les notaba un ligero calentamiento en su piel pues se podía sentir como emanaba una templada respiración por cada poro de sus rostros.

Robin le sonrió dulcemente siendo correspondida por una media sonrisa de Zoro. Tal vez fuera media pero, no obstante, ofrecía mucho más que muchas sonrisas completas y amplias.

-¿Y ahora qué, kenshi-san?

Realmente su situación no era la mejor pero eso no quería decir que Zoro no tuviera una salida pues lo único que le impedía ponerla en marcha era el peligro que pondría a Robin al realizarla.

-¿Confías en mí, Robin?

Ciertamente era una pregunta muy extraña pero, únicamente, por venir de quien lo hacía y a quien se lo estaba preguntando. Roronoa Zoro a Nico Robin. Pero cuya respuesta no necesitaba ni un segundo para pensarla porque si había algo que sabía Robin acerca de Zoro era que se trataba de alguien en quien se podía confiar.

Su vida nunca podría estar en mejores manos que en las de Zoro.

Aunque en estos momentos sólo sea en una de sus manos para ser exactos.

Se encontraba abrazando a Zoro por el cuello mientras él la tenía cogida por la cintura, apretándola contra su cuerpo, con su brazo derecho mientras se encontraban en un lugar alejado de los demás y completamente a solas. Era un perfecto escenario para ellos sino fuera por un pequeño detalle sin importancia cuya pista principal era a lo que se dedicaba el brazo izquierdo de Zoro; más concretamente, su mano izquierda.

Robin alzó la vista para ver como la mano de Zoro seguía agarrando con la misma fuerza la empuñadura de Wadou que se encontraba clavada en la pared del acantilado en el que se encontraba detenidos a una altura de unos cuatrocientos metros mientras que, por encima de ellos, unos doscientos metros les separaban del borde del precipicio.

Realmente su situación podría esta mejor si tuvieran un suelo a sus pies… bueno, sobre sus pies.

Zoro había detenido la caída clavando a Wadou en la pared pero necesitó la ayuda de sus pies para lograr frenar lo suficiente y clavar su katana de manera horizontal para lograr detenerse. Por un instante pensó que rompería su katana pero, por suerte o la ayuda de Kuina, Wadou logró soportarlo y mantenerles, relativamente, a salvo allí colgados.

-Si, confío en ti, kenshi-san.

Aquello era suficiente para que Zoro fuera capaz de realizar hasta lo imposible. Por ella no le ofrecería la Luna sino que, incluso, cortaría la Luna.

-Entonces agárrate con fuerza a mi cuello porque voy a soltarte de la cintura para que puedas ponerte en pie sobre mi brazo derecho-. Le explicó Zoro.-¿Comprendido? Pues hazlo ya.

Robin se agarró al cuello de Zoro y sintió como se aflojaba el brazo que había estado enroscado a su cintura desde hacía tantos minutos que podía llegar a sentir su ausencia de una manera muy cruda. Haciendo fuerza elevó las piernas mientras Zoro colocaba el brazo, con la palma hacia arriba, estirado en perpendicular a su cuerpo.

-Ahora, Robin.

Con mucho cuidado Robin se puso en pie sobre el brazo de Zoro. Un pie sobre su mano y el otro cerca de la articulación. La idea de Zoro se le estaba mostrando con mucha claridad a Robin pero no estaba muy seguro de que fuera capaz de lograrlo a pesar de la increíble fuerza que tenía. Mucha distancia y la postura tampoco ayudaba.

A pesar de la situación en la que se encontraban, o precisamente por eso mismo, Robin no dudó en provocar, una vez más, a Zoro. Poniéndose de cuclillas apoyó su mano izquierda en la mejilla derecha de Zoro acariciándosela mientras lo miraba con una ternura que habría sido capaz de conmover hasta al corazón más frío que pudiera existir en este o cualquier otro mundo.

-¿Esto es lo qué querías, kenshi-san?-. La sonrisa traviesa de Robin hizo su aparición para recalcar sus palabras.-Ahora ya me tienes en tus manos.

Esta onna nunca cambiará, afortunadamente… pero, qué sencillo sería…

Robin parecía que le estuviera leyendo el pensamiento porque miró hacia abajo en donde, en alguna parte, se encontraba el cuerpo sin vida del houshuu-kari con la llave que abría las esposas de kairouseki que llevaba puestas.

-No lo harías nunca, kenshi-san-. Le dijo sonriéndole.

-Ponte de pie y prepárate para ser lanzada-. Continuó explicando su plan e ignorando la verdad que Robin había dicho.-No te preocupes por el equilibrio porque te tendré cogida por el pie.

La distancia le seguía pareciendo demasiada para que Zoro pudiera lanzarla hasta arriba de todo y, aunque así lo consiguiera, luego faltaría él por ser rescatado.

-¿Y qué pasará contigo, kenshi-san?

-Si haces lo que se te diga no me pasará nada y saldremos ambos de aquí-. Robin iba a preguntar otra cosa pero Zoro no se lo permitió porque, si tuvieran que esperar a que la curiosidad de Robin pudiera ser saciada, entonces nunca lograrían salir de aquí.-Así que cuando te lance procura…

-Pero no creo que puedas llegar hasta la parte superior del precipicio, kenshi-san-. Le interrumpió finalmente Robin para dar su opinión.

-¿Es qué sólo existe una manera para evitar que hables?-. Robin puso gesto de sorpresa por aquella pregunta desesperada pero pronto le dedicó una mirada ansiosa mientras se mordía el labio inferior.-¿Eh? Ah, por supuesto. Entonces son dos ahora si lo sumamos al kouhii.

-Muy bien, kenshi-san-. Robin le sonrió como una niña buena.-Me quedaré callada… y no gritaré cuando caiga al vacío.

Zoro le mostró los dientes al gruñirle por el comentario pero decidió que lo mejor sería acabar cuanto antes porque no sabía cómo podría llegar a reaccionar de seguir en esta situación.

-Como iba diciendo… antes de que, una lengua inquieta-, Zoro observó un ligero tic en el rostro de Robin pero se aguantó la réplica. Afortunadamente para él.-me interrumpiera, procura colocar los brazos delante tuya lo más alejados posibles del cuerpo.

La idea de Zoro estaba quedando clara en la mente de Robin pero le parecía algo muy arriesgado contando de qué tipo de material estaban formadas sus esposas. Pero, como había dicho, confiaba en Zoro.

-Muy bien, prepárate para ser lanzada, Robin.

Tal y como le había dicho Zoro, Robin se colocó sobre su brazo, siendo sujeta por el pie, poniéndose de cuclillas para darle más efecto al lanzamiento. A pesar de la situación no se encontraba para nada nerviosa, no que lo estuviera muy a menudo pero cuando tenía al lado a Zoro sabía que nada malo podría llegar a sucederle, o que trataría de impedirlo incluso con su propia vida.

Debo hacer algo con esa costumbre suya de querer dar su vida tan libremente, a pesar de que tenga todo el derecho para hacerlo.

-Lista, kenshi-san.

Zoro, a pesar de estar centrado en lo que iba a hacer, no pudo evitar una sonrisa resignada a que, incluso en una situación como esta, Robin siguiera llamándole por el apodo con el que parecía haberle bautizado de por vida.

Pero si con esto significase que la tendría conmigo de por vida pues que siga así llamándome como le apetezca… pero si me dice marimo me la cargo.

Mmmm , me pregunto a qué se deberá esa sonrisa en kenshi-san.

Podía haberse atrevido a preguntárselo, sólo para ver la reacción de Zoro a que ella volviera a hablar e ignorar lo que estaban haciendo, pero, antes de tener la ocasión de abrir la boca, fue lanzada en vertical y, para su sorpresa, a pesar de ir con velocidad, no tan rápido como había esperado del brazo de Zoro.

Estaba más que claro que la intención de Zoro solamente era poner algo de distancia con Robin, a pesar de que con aquel beso de antes, cierta distancia entre ellos se había acortado.

Robin hizo lo que Zoro le había pedido y estiró ante ella los brazos. Sin poder evitarlo echó un vistazo hacia abajo para ver que estaba haciendo, o qué iba a hacer, Zoro; pero él se encontraba en la misma postura colgado agarrando a Wadou sin hacer ningún tipo de movimientos.

Robin no estaba preocupada por nada.

De pronto Zoro flexionó el brazo alzando su cuerpo quedando por encima de la katana y, apoyando los pies en la pared, hizo fuerza para saltar hacia donde se encontraba Robin justo en el momento exacto en que empezó a caer.

Este había sido el motivo por el que Zoro no la había llegado a lanzar con todas sus fuerzas pero, a pesar de todo, a Robin le picaba la curiosidad para ver cómo iba a hacer para liberarla de sus esposas, contando que estas eran de kairouseki.

-It tou ryuu Yaikii no Giri.

El cruce entre los dos pasó a gran velocidad mientras una ascendía y el otro caía al vacío pero el resultado fue inmediato. Ante los asombrados ojos de Robin vio como en sus esposas fueron apareciendo una sucesión de rayados que, de improviso, cortaron en pedazos las esposas.

Robin veía como caían aquellos trozos de kairouseki como si fuera un acontecimiento único en el Mundo, algo que, sabiendo de este material, así lo era. Su pasmo fue roto por la voz de Zoro gritándole desde encima suya.

-¿Piensas quedarte ahí sin hacer nada mientras caes sin remedio, onna?-. La voz de Zoro no reflejaba el peligro en el que se encontraban sino molestia porque Robin actuase con tanta calma incluso en este tipo de situaciones.-Para eso debí trepar por la pared desde un principio… y no complicarme la vida contigo.

Sino fuera porque la pared era totalmente lisa y, por ello, imposible de escalar salvo de una manera poco ortodoxo, la cual sería la elegida por Zoro, sin duda.

-Cien Fleur Wing.

Zoro observaba totalmente cautivado, pero manteniendo su rostro serio, como empezaron a surgir una gran cantidad de 'brazo fleur' a la espalda de Robin formando un par de alas que le daban un aspecto más angelical que el de los mismísimos ángeles que se encontró en Skypiea.

Ciertamente es única esta onna.

Robin desplegó por completo sus alas y frenó la caída al instante frenando su velocidad y haciendo que se acercara a Zoro que caía a gran velocidad. No habría colisión porque Robin se había separada algo de la trayectoria pero, eso no quería decir que lo fuera a dejar caer ante ella.

Cuando Zoro la vio alzando la vista hacia él supo lo que tenía en mente.

-Espera, voy demasiado rápido-. Zoro dudaba si poner por delante su katana para hacerla desistir de su idea pero no le apetecía dañarla. Imitando a Robin estiró brazos y piernas para tratar de aminorar la caída. No notó que así fuera.-No me pasará nada, he caído desde alturas mayores.

Robin era testigo de ello pero, ¿en serio podía pensar que ella lo permitiría estando presente? Recordaba en Thriller Bark cuando fue golpeado por el zombi Oz y lanzado por los aires. Ella no estaba preocupada de que el golpe contra el suelo le pudiera matar o hacer mucho daño pero, por los gritos de Chopper temiendo por la vida de Zoro, lo salvó cogiéndole en una red formada de 'brazo fleur'.

Robin lo agarró de las manos justo cuando pasó a su lado y forzó sus alas para frenar la caída que ahora amenazaba con arrastrar a ambos. No podía mantener mucho tiempo aquellas alas pero si lo suficiente para frenar la velocidad.

-¿Caes por mí, kenshi-san?-. Preguntó Robin con un tono pícaro en su voz. El que siempre usa cuando quiere provocarle.

-Yo diría que eres tú quien lo hace por mí, Robin-. Le replicó con gran seguridad Zoro.-O no me has agarrado para caer conmigo.

Robin sonreía ante la verdad de aquellas palabras.

Cuando su velocidad aminoró todo lo que iba a ser posible y sus alas ya no darían para más, Robin hizo aparecer varios 'brazo fleur' por la pared que intentaron cogerles. Parecía que su caída continuaría hasta que Zoro se agarró a una de aquellas manos y esta aguantó la fuerza de caída.

-Nuestra parada, supongo-. Dijo Zoro mientras unas 'pierna fleur' surgieron para que pudieran ponerse encima de ellas.

-Ha sido muy divertido, kenshi-san-. Robin mostraba una calma muy propia por su parte pero que, a ojos de un extraño, resultaría muy difícil de asimilar o creer.-Tal vez podríamos repetirlo en otra ocasión.

Zoro miró para ella sin expresión alguna en el rostro antes de ponerse a subir la escalera formada por las 'pierna fleur' de Robin. Ella no pudo evitar sonreír divertida a su reacción. Nunca podría llegar a cansarse de ellas.

Fueron ascendiendo en silencio y Robin observó como en un par de ocasiones Zoro había mirado al borde del precipicio; estaba segura de que pensaba en el resto de sus katana que le habían caído durante el combate.

Había sido su culpa. Fue a ella a quien habían logrado colocar las esposas y dejarla sumisa; a quien, una vez más, usaron para llegar hasta sus nakama para hacerles daño. La imagen del rostro de Zoro cuando la arrojaron al vacío siempre la tendrían presente durante el resto de su vida… porque su rostro no había cambiado del habitual que ponía en momentos de tensión; y lo único que varió fue su mirada por la que cruzó un brillo mortal.

Lo siguiente que vio Robin fue el cuerpo del kaizoku-kari salir despedido hacia el vacío totalmente lleno de cortes y, sin lugar a dudas, ya muerto. Al alzar la vista se le encogió el corazón y la voz se le quedó trabada en la garganta cuando vio a Zoro arrojarse por el precipicio hacia ella.

Había arriesgado su vida para salvarla. Como lo había pensado antes, Zoro hacía esto cada vez más a menudo como si no le diera importancia a su propia vida.

Zoro se detuvo al sentir algo extraño, una ausencia. Al volverse vio como Robin se había detenido seis piernas más atrás. No cabía duda de que estaba pensando y Zoro sabía que de esa acción podía surgir cualquier cosa.

-¿Y ahora qué pasa, Robin?-. No era molestia lo que se sentía en su voz, incluso parecía tener un tono de cierta diversión.-¿Quieres admirar el paisaje?

¿Por qué arriesgaste tu vida por salvarme, kenshi-san?-. Una vez más Robin le había sorprendido con sus salidas. Y aún no había terminado.-¿Por qué te antepones ante la de los demás?

Los ojos de Zoro se entrecerraron y observó detalladamente a Robin, analizándola por completo. Su respiración, los latidos de su corazón… las palabras que salían de su boca, el brillo en su mirada… y todo le llevaba a tener la misma respuesta.

-Lo sabes. ¿Cómo es que lo sabes?-. Por un momento pensó en que Sanji se pudiera haber ido de la lengua con Robin por ser quien era ella y lo baka que podía llegar a ser él con las onna; pero sabía que Sanji no hablaría, además de que hubiera preferido irse de la lengua de otra manera más física con ella, por lo que dejaría que Robin hubiera estado consciente durante el suceso pero, de haber sido así, ¿por qué no intervino como lo hizo Sanji?-¿Es qué vendían entradas para el espectáculo?

-No te preocupes, kenshi-san. Solamente Sanji y un par de kaizoku de la "Asociación de Víctimas del Thriller Bark" saben lo ocurrido-. Dijo Robin.

-Y Brook-. Añadió Zoro-. Pudo ver claramente un oh mudo en los labios de Robin que le hizo sonreírle burlonamente.-Vaya, vaya. Así que había algo que no sabías.

-Bueno, kenshi-san. Como suele decirse: siempre hay algo nuevo que aprender-. Admitió con total naturalidad Robin.-Por ello mismo me gustaría que me respondieras a mi pregunta, kenshi-san-. Zoro echó un vistazo a los alrededores haciéndole ver a Robin que el lugar no era el más apropiado para pararse a charlar, y con la ínfima esperanza de que, una vez arriba, no le interesase una respuesta. Por supuesto eso era mucho pedir.-Me gustan las vistas y la luz del ocaso sienta bien. Adelante.

Estaba claro que, a no ser que la dejara inconsciente, lo que les haría perder la escalera, no tenía otra opción que responder, o… mirando de reojo vio como todas las 'pierna fleur' que había hasta la parte superior desaparecieron para no darle ningún tipo de ideas a Zoro.

-Tch, ni que pensase salir corriendo o algo parecido-. Dijo Zoro molesto pero Robin solamente le sonrió con sus ojos entornados dejándole claro que sabía lo que había estado pensando.-Bah, lo que sea-. Pero Robin no apartaba aquella mirada suya de Zoro urgiéndole una respuesta.-Tch, ¿por qué no iba a ponerla? Luffy se convertirá en el próximo Kaizoku-ou, ¿sabes lo qué significar eso realmente, Robin? Aunque Luffy no lo pretenda dará un gran vuelco al Mundo mayor al dado por Roger. Esa ambición capaz de cambiar el Mundo tal y como se conoce, ¿qué puede importar si un simple kenshi no logra realizar sus sueño a cambio?

-Eso es absurdo, kenshi-san. Todos los sueños son igual de importantes-. Le reclamó Robin.-Querer ser el mejor kenshi del mundo tiene tanto valor para ti como ser el próximo Kaizoku-ou para Luffy o que para mí el sab-

-¡¡Urusai!!-. Robin ciertamente se quedó callada ante el grito de Zoro.-Ni se te ocurra seguir por ese camino. No compares mi ambición personal por la búsqueda de libertad por parte de Luffy o la tuya por querer saber lo que está oculto en la historia-. Zoro negó con la cabeza con una mueca de desagrado.-Incluso la búsqueda por parte de ese ero-kukku del All Blue… yo solamente busco algo para mí, de manera egoísta… así que no te atrevas a compararlos.

Robin dejó que las palabras de Zoro se extendieran más allá del risco en el que se encontraban pero no iba a permitirle salirse con la suya. Él es muy importante para llegar a menospreciarse de semejante manera.

-Para mí si es importante tu sueño, kenshi-san. Y estaré a tu lado para que puedas hacerlo realidad-. Le aseguró Robin sonriéndole confiadamente.-Lo mismo vale para Luffy y los demás.

-Cómo alguno de esos baka se atreve a intentar dar su vida por mí…-, los ojos de Zoro brillaron de tal manera que Robin sintió una opresión en el pecho y el peligro recorrerle el cuerpo.-¡¡lo mato con mis propias manos!!

Se sentía como la presa ante un monstruo salvaje a punto de ser devorada pero, al conocer a este monstruo, se atrevió a acercarse a Zoro con seguridad y sin miedo a pesar del peligro que se podía sentir en el ambiente.

-Si debo hacerlo-, la mirada de Robin no dejaba lugar a dudas.-Daría mi vida por ti, kenshi-san-. Sabía que esto lo molestaría, que podría llegar a enfadarle pero, lo último que pensó que sucedería, era que le sonriera.-¿Pasa algo?

-Estoy seguro que así sería, Robin-. Zoro se encontraba cruzado de brazos apoyado contra la pared del acantilado.-Pero, por eso mismo, porque sé que cometeríais semejante acción, no permitiré que pueda colocarme en una situación de ese tipo.

Robin subió los escalones que lo separaban de Zoro, deteniéndose frente a él.

-No puedes estar pendiente de cada una de nuestras acciones, kenshi-san-. Le recordó Robin con su maliciosa sonrisa.-Se te puede coger con la guardia baja si pretendes abarcar demasiado.

-Proteger a un monte de baka como vosotros no es demasiado-. Dijo Zoro.

Robin se acercó hasta quedar su cuerpo pegado junto al de Zoro.

-Si insistes en llevar esas directrices, kenshi-san. Puedes perder tu vida tal y como pudo ocurrir en Thriller Bark. Si la vida puede ser tan frágil y efímera… si te puedo perder en un momento de decisión por tu parte-. Robin acercó sus labios a los de él.-Entonces el juego debe acabar ya mismo entre nosotros, kenshi-san.

Con sus manos apoyadas sobre el pecho de Zoro se reclinó hasta que sus labios se juntaron en un beso dulce y sentido, mientras Zoro la aferró por la cintura atrayéndola hacia él. Sentir el contacto de aquellos labios contra los suyos, apenas sentidos no hacía ni unos minutos antes, era algo que ambos llevaban deseando desde que sus caminos se habían cruzado y empezaron a compartirlos.

Robin sentía como una de aquellas fuertes manos abandonaba su cintura y ascendía por las curvas de su espalda. Moviendo sus manos recorrió el contorno de los músculos que formaban el torso de Zoro mientras los dedos de aquella mano se introducían por su cabello asiéndole la cabeza y apretando sus labios con mayor fuerza para profundizar el beso.

Sus labios partieron y sus lenguas se rozaron. Se sentían húmedas, cálidas y sabrosas al contacto entre ellas. Se movían cual serpientes en danza haciendo que el calor de sus cuerpos fuera en aumento con el paso de los segundos.

De improviso Zoro se echó hacia delante mientras sus manos bajaron raudas y veloces hasta el trasero de Robin en donde, afianzándose con fuerza, la levantó del suelo, acción que ella aprovechó para agarrarse con sus piernas, sus largas piernas, a la cintura de Zoro. Volviéndose la apoyó contra la pared pulida del precipicio mientras seguía devorando aquellos labios y lamiendo aquella lengua.

Los labios de Zoro bajaron por la mandíbula de Robin besando el camino por su cuello, bajando y subiendo, hasta llegar a su oreja que lamió antes de atrapar su lóbulo entre los dientes.

Libre ahora de la dulce prisión de los labios de Zoro, ahora Robin podía gemir por las placenteras sensaciones que estaba obteniendo por parte del kenshi. Al abrir los ojos se dio cuenta de que, tal vez, estaba obteniendo demasiadas.

Ante su mirada algunas de sus 'pierna fleur' desaparecían en una pequeña lluvia de pétalos de sakura. No le extrañaba que esto sucediera porque sentía como los besos de Zoro, el contacto de aquellos labios y el recorrido que su lengua hacía por su cuerpo, le estaban haciendo perder el control.

Y, al contrario de sus deseos, sabía que debían parar sino querían volver a meterse en el mismo problema del que acababan de salir.

-… espera, kenshi-san…-, Robin nunca había podido escuchar su voz sonar de una manera tan fogosa; y, con tan solo, a causa de unos pocos besos.-… nos caeremos si no paramos…-. Sería porque son de la persona a la que amaba.

Robin escuchó la voz de Zoro susurrarle al oído enviando miles de descargas por todo su cuerpo. Realmente no buscaba parar algo semejante.

-… yo ya he caído… Robin… en ti…

Aquello fue demasiado para soportarlo, para lograr controlarse. Ni siquiera alguien como Robin logró hacerlo ante una declaración de ese tipo de la persona por la que sentía ese mismo tipo de sentimientos.

Los dedos de Robin se cerraron con fuerza agarrando el cabello de Zoro entre ellos y, tirando hacia atrás, le levantó aquellos labios que atrapó con su boca, con sus propios labios e, incluso, con sus dientes.

La pasión mostrada en estos besos fue suficiente para hacer que Robin perdiera todo control sobre sus 'pierna fleur', que desaparecieron convertidas en pétalos de sakura, y arrojándoles al vacío.

Sin dejar de besarla, sin parar de ser besado, Zoro, aprovechando que Robin estaba bien sujeta a su cintura con sus piernas, usó sus manos para algo menos tierno que el acariciarle las nalgas a Robin. Usando su monstruosa fuerza clavó sus manos en la pared creando un par de surcos de destrucción en aquella pared pulida hasta que logró que se detuvieran.

Sus labios se separaron y recuperaron el aliento, junto al sentido común que no podía creerse que se hubiera dejado dominar por los instintos más primarios por parte de Robin y Zoro.

Amor. Deseo. Necesidad.

Con sus ojos, aún cargados de deseo, fijos uno en el otro, Robin hizo brotar, una vez más, sus 'pierna fleur' para rehacer la escalera que les sacaría de tan comprometida situación. El estar colgados en un precipicio no el estar besándose como si no hubiera un mañana para ninguno de ellos.

-… será mejor… que subamos, kenshi-san-. Sugirió acertadamente Robin no viéndose con fuerzas para lograr controlarse si se volviera a repetir esta acción.-Los demás se preguntarán en dónde estamos.

Aquello le trajo la irritante imagen de Sanji, como un auténtico ero-lunático, buscando, por todas partes, a Robin. La verdad era que no le apetecía nada el que los encontrase en semejante situación… colgados en el precipicio pues, el que les encontrara en brazos del otro, le dejaría muy claro el tipo de sentimientos que compartían Robin y él.

-Si, lo mejor-. Dijo Zoro ayudando a Robin a recuperar el suelo bajo sus pies.

El trayecto por la escalera de 'pierna fleur' transcurrió en uno de esos silencios que compartían a menudo entre ellos. Unos silencios que no les resultaban, para nada, molestos o asfixiantes. La escalera se iba deshaciendo tras el paso de la pareja por los escalones hasta que solamente quedaron unos diez para llegar hasta el borde del precipicio.

Robin se percató de que Zoro la había cogido sonriendo pero ninguna dijo nada al respecto. El por qué de su sonrisa podía ser tan variado que debía de tratarse de todas esas posibilidades al tiempo ya que ni la propia Robin podía asegurar cual era la dominante de todas ellas.

Cuando finalmente alcanzaron tierra firme, Zoro fue recibido por el resto de sus katana, y la tercera vaina, que cogió al vuelo. Sacando a Wadou, que había colocado en el haramaki, Zoro volvió a situar sus tres katana en el lugar que les correspondían.

-Arigatou.

-Mi placer, kenshi-san-. Le respondió Robin dedicándole una cálida sonrisa que fue reflejo de la que tenía Zoro en su rostro.-Ahora será mejor que nos dirijamos de vuelta al Sunny.

Era lo que debía hacerse pero, a pesar de saberlo, Zoro no podía dejar de observar a Robin tratando de asimilar en su memoria cada uno de los detalles de ella en este preciso momento, como si pensase que, tal vez, no volviera a poder verla de esta manera. De que lo vivido allí colgados en el precipicio había sido eso, una experiencia de riesgo y, por tanto, que no debía volverse a dar por el bien de ambos.

-¿Tengo algo mal, kenshi-san?-. Le preguntó Robin mientras humedeció sus labios con la punta de la lengua.

-No, pero yo no tengo ningún poder para decirlo-. Zoro se acercó hasta Robin que se agarraba las manos a la espalda dándole un aire tímido y vulnerable.

-Si lo tienes, kenshi-san-. Robin clavó sus ojos azules en los de Zoro.-Más que nadie en este Mundo-. Robin se estremeció cuando Zoro le colocó un mechón de pelo tras la oreja para acariciarle la mejilla en el descenso del dorso de su mano hasta llegar a sus labios.-¿Es… es por los demás? ¿Por lo qué pudieran pensar sobre ti, sobre nosotros?-. Y una posibilidad que no quería llegar a contemplar.-¿O es qué ya hay alguien en… tu corazón?

Zoro apoyó su frente en la de Robin y cerró los ojos dejando inundarse por el aroma que desprendía su cuerpo. Flores y, por supuesto…

-… tomas demasiado kouhii, Robin…

Aquella revelación tan extraña la cogió por sorpresa y, cuando Zoro abrió los ojos, fue recompensado por tan asombrosa imagen. Su mirada confusa, sus mejillas sonrosadas y aquellos labios entreabiertos cuya respiración chocaba contra sus propios labios.

¿Cómo lograr resistirse a semejante invitación? Pues con fuerza de espíritu.

Para esto también servía su entrenamiento, por desgracia.

-Cuando algo me gusta mucho se puede llegar a convertir en una especie de… digámoslo así, adicción-. Le explicó dándose cuenta de que no le había respondido a sus preguntas.-El aprender… el kouhii… el poder ser libre…-, aquello parecería un absurdo sino fuera porque conocía el pasado que tuvo que vivir Robin, ¿o sería, sufrir?-… tú, kenshi-san, mi última y más interesante adicción.

El pulgar de Zoro acariciaba los cálidos labios de Robin que le dieron un casto beso antes de que su lengua se asomara y se deslizara por debajo lamiéndolo. Cuando volvió al interior de su boca, Zoro deslizó el pulgar rodando por el labio inferior de Robin.

-En mi corazón sólo viven muertos y mis nakama junto a unos cuantos tomodachi-. Se sinceró Zoro.-Pero tú, ¿tú? A ti, Robin, a ti te tengo por todo mi cuerpo. Cada fibra de mi ser siente por ti.

Sus rostros se acercaron y antes de que sus labios se volvieran a unir, fueron sus lenguas quienes tuvieron el primer contacto, deslizándose hasta que fueron atrapadas entre labios y lengua. Era un beso que nacía del interior de los dos. Era algo nacido más allá del amor que podía sentir el uno por el otro.

Era vida.

Cuando se separaron aún no eran conscientes de cual sería su próxima acción. Que harían respecto a sus nakama pero, por ahora, sólo debían ir a su encuentro y, tal vez, dejar que todo saliera de manera natural.

-Tampoco es que te fuera a besar delante de todos así porque sí-. Dijo Zoro mientras trataba de encontrar el camino que les llevaría hasta el Sunny.-Aunque por ver como ese ero-kukku tiene que ser atendido por Chopper a causa de ello… nah, soy como soy y tú eres como eres.

Robin no podía estar más de acuerdo.

-Forzar una situación daría como resultado la irrealidad y si algo sé sobre lo que siento por ti, kenshi-san-, Robin deslizó su mano por la de Zoro mientras se ponía en marcha en la dirección en la que se encontraba el Sunny.-es que es muy real.

Zoro se rascó la cabeza mientras se ponía en marcha tras Robin.

-Vamos, si son tan baka para no darse cuenta de lo que existe entre nosotros por todas las indirectas que nos lanzamos…

-Y las miradas cómplices, kenshi-san.

Zoro alzó una ceja mostrando sorpresa a su elección de adjetivo.

-¿Cómplice? Más bien diría maliciosas por tu parte, Robin. Ya desde el primer día que te uniste a los Mugiwara.

Robin se rió levemente trayendo música a su caminar.

-Es que es muy divertido provocarte, kenshi-san.

Esto le sacó un gruñido de protesta que no hizo sino más gracia a Robin.

-Cuando antes lleguemos al Sunny, antes podré ir a un bar a tomar un buen merecido trago-. Se dijo en voz alta Zoro.-Todo normal y habitual. Tú a tus libros y yo a mis ejercicios.

Robin se llevó la mano a la barbilla en actitud pensativa.

-Esta noche me toca vigilancia. Espero que el lugar se encuentre todo ordenado para poder pasar la noche, kenshi-san-. Le dijo Robin.

-Ese sitio huele a lo que debe oler, ¿te digo yo que hagas algo con el olor de tus libros?-. Protestó Zoro medio burlón.

Robin metió las manos en los bolsillos traseros de sus jeans.

-Me encanta ese olor-. Le aclaró Robin.-Sólo me molesta el desorden.

-¿Qué quieres? ¿Qué me pase a limpiarlo?-. Preguntó incrédulo.

Robin le sonrió.

-¿Lo harías?-. Quiso saber Robin.

-Si no te gusta como queda pídeselo a ese ero-kukku porque yo…

-Podrías quedarte a pasar la noche-. Le interrumpió Robin. Suerte que se encontraba frente a Zoro porque, de esta manera, no podía ver como sus mejillas tenían un ligero rubor cubriéndolas.-A no ser que sea algo que no es propio de ti, kenshi-san.

Zoro pensó en esas palabras durante un buen rato. Ciertamente no se trataba de algo que fuera propio de él, el pasar la noche junto a Robin, por causas no forzadas. Pero también era cierto que, entre ellos, creaban las situaciones para ajustarse como fuera para recibir, aunque fuera, una mirada por parte de uno de ellos.

-Tal vez no me apetezca escuchar los ronquidos de esos baka-. Sugirió Zoro.

Aunque Robin sabía que con unos simples ronquidos era imposible lograr despertar a Zoro no dijo nada porque no había nada más que decir.

-Bueno, entonces espero no roncar, kenshi-san.

Mirando por encima de su hombro le dedicó una mirada traviesa y sonrisa cómplice, tal y como las gastaban entre ellos, que fue recibida por una réplica perfecta por parte de Zoro. Ambos estaban seguros que sería una noche interesante.

-Mientras no lo hagas más fuerte que yo no habrá ningún problema, Robin.

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Finalizará en el Epílogo

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La verdad es que sólo quiero decir que espero que la historia les haya gustado y, tanto si es así como si no lo es, pediros que dejen algunas REVIEWS al respecto.

REVIEWS.

REVIEWS.

GLOSARIO:

It tou ryuu: Estilo una katana.

Yaikii no Giri: Corte del Gran Espíritu Nocturno. (Basado en las palabras Yaki: aire nocturno. I: grandeza. Iki: aliento, espíritu)

Kenshi: Espadachín.

Gomen: Perdón.

Onna: Mujer.

Meshi: Comida.

Houshuu-kari: Cazador de recompensas.

Kouhii: Café.

Kaizoku-kari: Cazador de piratas.

Baka: Idiota.

Kaizoku-ou: Rey de los Piratas.

¡Urusai!: ¡Cállate!

Kukku: Cocinero.

Sakura: Cerezo.

Haramaki: faja.

Arigatou: Gracias.

Tomodachi: Amigo.

Bueno, hasta aquí esta pequeña historia. Muchas Gracias por leer y, espero que, por dejar REVIEWS.

Nos leemos.^^