No pediré disculpas por los años de atraso, porque sería una falta de respeto hacia ustedes. Miles de cosas pasaron en mi vida (Me casé, fui mamá, me cambié de país, etc.) que me han mantenido lejos de mi escritura. Estoy retomando poco a poco, no prometo el nivel de antes ni la continuidad, pero haré mi mejor esfuerzo.

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Desde el momento en que James salió de la torre, Sirius supo que había jodido todo, él y su estúpida bocota. Él y su estúpida mente calenturienta. Tenía que arreglar las cosas. No, no se iba a disculpar, no era una niñata de quince años para hacer eso, pero algo tenía que hacer y rápido. Encendió otro cigarro y comenzó a caminar por la torre de un lado para otro tratando de pensar en la mejor manera de arreglar todo, pero para su desgracia lo único que su cabeza rememoraba era el jodido beso; húmedo, caliente y tan correcto. Apagó el cigarro y salió a buscar a James, ya sabía lo que tenía que hacer y ni siquiera los jodidos Slytherin's lo detendrían.

Fue al campo de Quidditch, el lugar más lógico para encontrar a Potter. Y sí, ahí estaba, volando en círculos sobre su puta escoba como si la vida se le fuera en ello. Algún día tendrían que hablar seriamente sobre la adicción de Cornamenta por las escobas, no era normal; cualquiera que lo viera y no lo conociera como él pensaría que era una especie de fetiche medio raro. Sirius lo pensó en un momento ¡y eso que él sí conocía a James! Fue al lugar donde se guardaban las escobas de repuesto, tomó una y resignado alzó vuelo.

James divisó a Sirius a lo lejos en una escoba y como a veces (la mayor parte del tiempo) tenía sólo 13 años mentales, salió pitando en dirección contraria. No tenía intenciones de hablar con ése subnormal, ¿para qué? Al parecer no era la persona que creyó conocer.

Sirius se enojó cuando el otro se alejó y aumentó la velocidad. Si así quería que fueran las cosas, así serían. Los dos podían jugar ese puto juego… Llevaba media hora persiguiendo como idiota al imbécil con cuernos, como si fuese una puta snitch y se estaba aburriendo así que sacó la varita y lanzó un confundus no muy fuerte. No por nada era mejor en Encantamientos que James. El aludido se detuvo de manera brusca para evitar caerse de la escoba y se giró para mirar a Sirius con rabia y sorpresa. ¿Lo hechizó? ¿Su jodido mejor amigo lo hechizó? Maldita fuera la puta madre que lo parió.

Canuto se acercó a él con cautela. Sí, era mejor en encantamientos, pero James tenía mala leche cuando perdía el equilibro en la escoba, sobre todo si era provocado por terceros.

—James, tenemos que hablar.

—¡Y una mierda que tenemos que hablar! ¡Casi me mato por tu maldita culpa!

—No seas una nena, ambos sabemos que no te habría pasado nada.

—¡Casi me mato por tu maldita culpa, maldito hijo de puta!

—Sí, no negaré que mi madre es una puta, pero no dramatices que no te iba a pasar nada.

—¡¿Qué mierda tienes en la cabeza Black?!

¿Cómo responder a eso? Sí, nada mejor que la verdad o parte de ella o toda, sí, era lo mejor.

—¿Quieres saber qué tengo en la cabeza?

—Déjame adivinar, ¿mierda?

—Sexo.

James lo miró como si no pudiese creer lo que escuchaba. Sabía que Sirius pensaba en sexo cada segundo de cada minuto de cada hora del día, pero ¿sexo? ¿su jodida respuesta a todo era sexo? James Potter era curioso por naturaleza, de qué otra manera se podía explicar que viviera obsesionado con el color de bragas de Evans, así que olvidando su casi muerte comenzó a descender en su escoba resignado; era el mejor amigo de ese idiota y no le quedaba otra que escuchar a quién se había jodido ahora, literalmente. No se preocupó en comprobar que el otro lo seguía, sabía que así era, por lo que aterrizó en el campo y caminó hacia las gradas ya que si tenía que escuchar guarradas lo mejor era hacerlo sentado.

—Cuéntame, ¿a quién te cogiste ahora que te tiene pensando en repetir?

Sirius se negó a pensar en lo que diría, ¿para qué? Las cosas acostumbraban a salir de su boca a borbotones, así que dejaría todo en manos de su verborrea. Se acomodó al lado de James, encendió un cigarro y después de la primera calada se explayó.

—Soñé que follabamos, Jimmy, me desperté empalmado y aluciné.

—¿Có-cómo?

—Y el sueño fue tan caliente y genial porque éramos tú y yo, ¿sabes? Los dos amigos y todo, follando duro y caliente y genial y wow. Y no sé, cuando desperté quería probarlo, quería follarte James. Quiero follarte.

—¿Q-qué?

—¿Te volviste un jodido retardado que sólo hace pre-preguntas?

—No me jodas, Sirius. No puedes soltarme una mierda así y esperar a que diga algo coherente.

Sirius fumó, James le quitó el cigarro y también fumó. ¿Qué más podían hacer? James miró de reojo a Sirius y éste a Cornamenta. Ninguno hablaba, pero ambos podían sentir todas las palabras que flotaban en el aire. Se volvieron a mirar y sonrieron al unísono. James fue el primero en hablar.

—No follaré contigo, pero si tú le sacas brillo a mi varita, yo lo hago con la tuya. —Después de todo, James era curioso por naturaleza…

A Sirius le faltaron segundos para levantarse, aún sin creerse del todo lo que había escuchado, agarrar por la túnica al muchacho y prácticamente volar a la habitación que compartían. ¿Y si se confundió y no fumaron cigarros sino otra cosa? O a lo mejor se cayó de la escoba, estaba inconsciente y su maldita cabeza le jugaba una mala pasa. A la mierda, fuera lo que fuera lo iba a aprovechar.


Síp, corto el capítulo, pero es un avance.

¿Críticas? ¿Tomatazos? ¿Galletitas?