Esta es la despedida: ¡Sniff, sniff! Ha sido maravilloso escribir esta historia (¿Creerán que me sonrojé en las escenas hot?) Y ha sido gratificante leer todos y cada uno de los comentarios que han escrito.

¡Gracias por leer Rugby Game: Un Romance en Sydney! (Aunque creo que debió llamarse Obsesión Insatisfecha, ¡jeje! Buen nombre para una continuación :D Pero no se preocupen; no lo haré)

¡Disfruten del Epílogo! Espero que la espera haya valido la pena.

Epílogo dedicado a aleane HHr, quién se esforzó al triple :D Tú me entiendes...


El sol se levantaba lentamente a través del despejado cielo azulado. La fresca brisa proveniente del norte, ayudaba a reducir un poco el calor que ya se sentía a tempranas horas. El sonido de los pájaros de colores, plagados en los árboles de las casi solitarias calles, se unían al ruido de los primeros trausentes que dejaban el frescor de sus casas para comenzar sus actividades del día.

Todo era tranquilidad en el elegante y bello suburbio. Los muchos árboles, mecían sus ramas dejándose llevar por el viento. El repartidor de periódico, arrojaba los ejemplares del día a través de los jardines bien podados y cuidados. La paz reinante en el lugar, se vio cortada cuando el estruendo de una motocicleta, rompió el sueño de una chica castaña de rizos alborotados que yacía en su amplia cama cubierta por suaves sábanas de fina seda.

Con pereza, la hermosa mujer abandonó su lecho de doseles rojos y dorados -un capricho-. Con los ojos soñolientos y desnuda, atravesó la gran habitación con paso sublime, ¡Había tenido una noche ma-ra-vi-llo-sa! Se dirigió a la amplia habitación de baño; que contaba con una brillante tina de hidromasajes en mármol. Tomó una veloz ducha de agua muy caliente. Los espesos vapores aromáticos, se expandieron por todas partes, empañando todo a su paso y llenando el ambiente con aroma de jazmines, lavanda y miel.

Cogió una pequeña toalla rojo oscuro y con ella secó su menudo y bien formado cuerpo. Se observó en el espejo de la habitación, con una sonrisa surcando su rostro. ¡El día sería espléndido, lo había esperado por meses! Con renovada energía, se vistió unos jeans obscuros y una playera sin mangas entallada de un rosa muy intenso. Se calzó unas botas negras sobre los jeans, cubriéndole la pantorrilla. Se acercó al tocador de madera y cepilló su cabello. Con una crema, definió sus rizos. Un ligero toque de maquillaje y estaría lista.

Tomó una amplia bolsa tipo sport de cuadros negros y rojos, y salió de la habitación sin prisa alguna. La música estruendosa, proveniente de la elegante y bien equipada cocina, llamaron su atención y se dirigió ahí. Sonrió ampliamente al ver la espalda musculosa y bien definida del hombre que le robaba el aliento. Vestido tal y como recordaba haberlo visto por primera vez; jeans tights negros y playera del mismo color, parecía que se habían puesto de acuerdo.

Estaba inclinado en la parte baja del fregadero de dos puertas. Su camiseta se tensaba con cada movimiento del brazo, donde sostenía una gran llave de color rojo. Hermione no pudo sino desearlo; pero eso ya no le perturbó, lo deseaba diariamente. Despacio, se acercó al guapo hombre.

—Buenos días, señor Potter. —Saludó sonriente al varonil moreno que reparaba la tubería. Hermione rio suavemente cuando el atractivo hombre soltó una exclamación al golpearse la cabeza. —Es grandioso tener un hombre en casa, que se encargue de las reparaciones del hogar, es tan... sexy... —Añadio con la voz sugestiva, que le erizó los pelos de la nuca.

Harry Potter se levantó con más cuidado y sonriente, se acercó a la hermosa castaña, soltándo la llave de plomería, para posar las manos sobre la curveada cadera de Hermione. —O sea que estás conmigo por que te conviene mi maestría trabajando con cosas pesadas.

—Sip. —Aseguró Hermione sin dejar de sonreír.

—¡Vaya! Y yo que creía que era por mis otras... habilidades. —Acercó sus labios al cuello de Hermione, el punto más débil de la chica. Olía a cítricos y eso le gustaba.

—Uhmm... —Hermione se permitió disfrutar un poco del placer que le causaban las caricias de Harry. En un abrir y cerrar de ojos, Hermione se encontraba sentada sobre la mesa de la cocina, con las grandes y rudas manos del moreno sobre sus caderas. —También por tus otras habilidades —Aceptó Hermione antes de besarlo profundamente. Sus dedos se enroscaron en la alborotada cabellera negra de James, mientras sus lenguas se enredaban en un encuentro donde querían dejar sin aliento al otro. —¿Te he dicho que me encantan tus duras, grandes y largas manos? —Hizo una pausa la castaña, pidiendo una tregua.

Harry no podía creer que con un simple beso sentía estallar de placer. No recién habían hecho el amor antes de que el sol pensara siquiera en asomarse, cuando ya deseaba tenerla de nuevo en la cama y enredarla con sus brazos. —No es lo único que tengo grande, largo y duro —Bromeo antes de que sus ágiles manos, lograran escabullirse por debajo de la playera pegada de Hermione. No pudo reprimir un gemido de sorpresa al descubrir que la chica no llevaba sostén. —¡Diablos! —Pudo exclamar cuando, tras otro sensual beso, se separaron para tomar aire. —¿Acaso quieres matarme de un infarto, Mione?

Hermione tenía las mejillas sonrosadas y la respiración entrecortada. Con maestría propia de una experta, rodeo con las largas piernas la cintura de Harry, mientras con salvajismo, desabrochó los jeans del moreno, mientras volvía a besarlo. —Tienes mucha razón, tienes algo aún más grande —sus manos tantearon abajo del bien trabajado vientre del hombre de cabellera negra — más duro y ¡Válgame! —Exclamó entre risas —¡Mucho más largo!

Harry Potter se encontraba en la gloria; tener a una chica tan dulce y tan ardiente frente a él, en una deliciosa pose, era exactamente lo que necesitaba.

Hermione también se deshizo de la playera negra del moreno, deslizando sus manos suavemente, pero con seguridad, por el torso del moreno. Se dio unos segundos para admirarlo y acariciar su amplio pecho, cubierto de suave bello varonil. ¡Le encantaba el olor masculino que emanaba de Harry! Era algo tan natural y que la volvía loca.

Con presteza, sin querer quedarse atrás, Harry empezó a inclinar a la castaña sobre la mesa donde se hallaba sentada. Como si fuera algo muy sencillo de realizar, trepó por una silla hasta tener a la chica recostada sobre la mesa y a él encima de ella. La pobre silla hizo mucho ruido cuando cayó en el piso.

Ambos rieron, sin apartar sus ojos uno del otro. La intensidad con que Harry la miraba, ya no le sacaba colores, pero la despertaba en deseo. Las manos fuertes del moreno de ojos verdes, se deshicieron como pudieron de los jeans que no hacía mucho Hermione acababa de vestir. Con extrema sensualidad, bajó la pequeña tanga roja con los blancos dientes. Hermione tuvo que apretar las piernas conteniendo el placer causado. Harry la miró con las cejas muy alzadas y una encantadora sonrisa.

—¿Sabe cuánto me gusta esta linda braguita, señora Potter? —La mirada de pícara seriedad, delatada por los brillantes ojos, le hizo gracia a Hermione, a la cual los poderosos músculos de Harry seguían impresionándola indeciblemente.

—Supongo que mucho, ya que es la única que no me has arrancado y hecho trizas. —Aunque trató de sonar molesta, no pudo lograrlo. Habían hecho el amor tan seguido que había perdido la cuenta. A veces en lugares tan inhóspitos como en la despensa de la señora Weasley; ¡Qué bueno que la anciana y bondadosa señora no estaba ni enterada! En aquella ocasión, Harry arrancó con tanta desesperación las braguitas lilas de Hermione, que quedaron inservibles.

Sucedió cuando, desesperados por los toqueteos sensuales bajo la mesa, a la hora de la cena, no pudieron soportar más. Mientras todos estaban en el jardín, Hermione dijo que iría por más puré de patata a la cocina. Harry le acompañó. Todo lo hicieron en cinco minutos. Beso por aquí, mano por allá, arriba la falda, abierto el pantalón, la castaña recargada en la pared y sostenida en la cintura de Harry, mientras este, se introducía con maestría, tratando de hacer el menor ruido posible, y todo a la mayor velocidad. ¡Fue tan excitante y el sexo increíble! Molly casi los descubre, cuando a Hermione se le salió un gemido ahogado, al tener Harry que penetrarla tan rápido y tan seguido por la adrenalina, con los cuerpos acompasados y los cuerpos sudorosos. Salieron como si nada, pero con las braguitas de Mione, rotas en el bolsillo de Harry.

Hermione Granger salió de sus recuerdos y ya no recibió respuesta, Harry había empezado a descender, y Hermione sabía lo que ocurriría a continuación. Harry estaba listo y ella también.

Cuando llegaron al máximo apogeo de maravilloso y completo placer, Harry se dejó caer sobre Hermione. Ella acariciaba el amplio pecho de Harry, y él jugaba con los rizos de Hermione, algo que tanto le gustaba de ella. —Te amo. —Se dijeron antes de besarse de nuevo, con una mano poderosa de Harry, presionando ambas nalgas de la castaña.

—¡Oh, mierda! —Exclamó una varonil voz desde el arco de la cocina. Lo único que pudieron ver, fue al apuesto Sirius Black huyendo de la cocina.

Harry besó a Hermione y después velozmente, se apartó mientras se subía los jeans exclamando improperios. Medio brincando, salió hasta la sala de estar, donde Sirius fingía mucho interés en un álbum de fotos. Sin vergüenza, Harry se abrochaba y subía el zipper del jean.

—¿Qué hay, Sirius? —Saludó como si nada hubiera pasado, ni nadie hubiera visto nada. Empezó a colocarse la playera negra, que había recogido en el camino.

—Haz el favor de no darme la mano —bromeó su padrino muy seriamente. —Veo que estaban ocupados, yo que creí que debía darte consejos sobre cómo poner contenta a una mujer. —Al decir esto, Hermione iba saliendo por la cocina, bastante apenada, pero eso sí, ¡Muy satisfecha!

—Hola, Sirius. —Saludó evitando verlo a los ojos, ¡se moría de vergüenza! ¡Solamente Sirius sabía que tanto había visto de ella! ¡De solo pensarlo, volvían a subirle colores al rostro!

—¿Qué hay, Hermione? ¿Disfrutando de la mañana? —Respondió el saludo pícaramente. Soltó una carcajada estruendosa, al tiempo que por la puerta entraban Remus y Dora con el pequeño Teddy en brazos.

—¿Ya estás dando lata tan temprano, canuto? —Saludó Remus, mientras ayudaba a su esposa a tomar asiento. Harry rodeaba la cintura de Hermione por atrás, mientras besaba la cabellera de la joven.

—Bueno, no es que necesitara despertarlos. ¿Verdad, Hermy? —Los colores rojos de la castaña, junto al alborotado cabello, hicieron entender pronto a Remus y Dora lo que había pasado minutos antes.

—Hermione —Habló Harry a la aludida, quien trataba de no asfixiarse a causa del bochorno. —Creo que deberíamos dar otro buen espectáculo a Sirius, ya que parece ser que tiene rato sin ver una buena porno. —Como si hablara en serio, empezó a meter una mano por debajo de la ropa de su chica sensualmente. —Pero esta ocasión te saldrá caro, Sirius. —Hermione le dio un ligero manotazo, para que sacara su mano.

—¡Hey! ¡Soy tu padrino! —Reclamó Sirius haciéndose el ofendido, para terminar añadiendo —¿Aceptas cheques o solo pago en efecti...?

—Calla ya, Sirius. —Le regañó Dora, saliendo en ayuda de Hermione. —Que si a esas vamos, te hemos encontrado al menos diez veces, en situaciones que podrían dejar traumado a cualquiera. Y mira que no fue precisamente televisión de paga.

Sirius se encogió de hombros. —¿Tan pocas? Estaba seguro que había sido más. —Remus sólo rodó los ojos, con una risita de la castaña. —Además no necesito ver películas, ahijado. Yo las protagonizo. —Ya no solo Remus rodó los ojos en la sala, hasta el pequeñísimo Ted rio graciosamente. —En fin... ¿Están listos para irse? —Preguntó dirigiéndose a Harry y Hermione, quienes no les quedó de otra más que reírse.

—Repasemos el plan —Insistió Dora, mientras Hermione se acercaba a cargar al niño Lupin, que era un encanto de infante. —Hermione y Harry se van desde hoy hasta Queensland, este viaje les tomará...

—...alrededor de tres semanas a un mes. — Continuó Remus por ella. «De mucho sexo muy salvaje». Murmuró Sirius, pero lo mejor fue ignorarlo. —Desde el aeropuerto de Cairns, tomarán el vuelo a Tailandia, hasta alcanzarnos en Londres.

—Ahí nos veremos para partir juntos a través de Europa del este y bla, bla —Finalizó Sirius sin darle importancia. —¡Váyanse ya! ¡Que llevan posponiendo esta luna de miel por más de tres meses! —Todos estuvieron de acuerdo con asentimientos de cabeza.

Los Potter pensaban recorrer la costa dorada, hasta llegar a los arrecifes, en la barrera de coral más grande del mundo, al norte de Australia. Ya habían enviado el equipaje grande al lugar donde serían hospedados, antes de partir fuera de Australia.

—Dejen las llaves, chicos —Dijo Remus, acompañándoles junto a Sirius hasta la salida de la casa. —Las dejaremos encargadas con Molly, para tenerlas a la mano de regreso. —Nymphadora se despidió con un abrazo y un beso de Harry y Hermione, mientras esta le regresaba al hermoso niñito rubio de ojos claros, el cual empezaba a llorar, ya que era la hora de su almuerzo.

—¡Nos vemos en tres semanas, chicos! —Les dijo la señora Lupin antes de que se pusiera a alimentar a Ted, en la acogedora sala de estar.

—¡Te recomiendo que no uses la mesa de la cocina, Dora! —Exclamó a carcajadas Sirius, saliendo junto a Harry, ganándose un codazo de su parte, pero eso solo lo hizo reír más. —¡A menos que le des una buena fregada con cloro y desinfectante!

Tras un par de abrazos, Harry se subió a una enorme motocicleta Harley Davison, negra, con accesorios cromados. Esa motocicleta era una belleza de colección, obsequio de Sirius. Quien la había usado en su juventud. Con caballerosidad, Harry Potter le tendió la mano a Hermione, quien dio dos besos a Remus y a Sirius antes de tomar la mano que le ofrecía el moreno.

—¡Otro, otro! —Exclamó el apuesto Sirius Black, ganándose una mirada fulminante de ojos verdes. Sirius le guiñó un ojo en respuesta y alzó sus pulgares, sonriente. Subió con agilidad al gigante vehículo, dejando a los tres varones gratamente sorprendidos. «¡Venga ya, que lo repita!» Aplaudió el guapo padrino.

Dijeron adiós por última vez, ya en la parte trasera de la motocicleta. Hermione se aferró a la espalda de Harry, mientras este arrancaba el motor y aceleraba sin prisas. El aroma tan deliciosamente masculino, la envolvía embargándole los sentidos. Para cuando salieron a la autopista principal, el paisaje que pasaban, al ir ganando velocidad, era sublime y hermoso. Hermione se sintió protegida y acompañada ¡Cómo le gustaba Australia!

—¿En qué estás pensando, Mione? —Preguntó a alta voz, el increíblemente apuesto jugador de rugby, sin despegar los ojos del camino, acelerando un poco en una no tan pronunciada curva.

—En todo lo que nos ha pasado... y en lo mucho que me gusta el rugby. —Aclaró Hermione, sin dejar de mirar las vistas de los alrededores.

—¿Pero no pensabas que era un juego de bárbaros? —Se burló el hombre de la cicatriz en forma de rayo. —Si no mal recuerdo, fueron las palabras que empleaste aquel día, en el partido. —Insinuó pensativo, conteniendo una carcajada.

—Si ya, pero eso fue antes de que un tipazo me besara hasta alterarme los nervios, y frente a su familia. —Trató de defenderse la castaña, sin dejar de aferrarse a la cintura de su amado. —No creas que no me da vergüenza mirar a Molly a los ojos… Más aún después de lo que pasó en su casa…

Harry Potter no pudo contener más la risa. Tenía muy gratos e interesantes recuerdos de los últimos meses. —¿Cómo está eso de que soy un tipazo? —Preguntó vanidoso el hombre Potter, regocijándose internamente, con una ancha sonrisa en la cara, que no podría compararse a la mejor modelo de comerciales de pasta dental.

—No. —Lo contradijo Hermione con una sonrisa, que él no podía ver. Antes de que el moreno pudiera refunfuñar, añadió —Eres Potter. Mi Harry James Potter. Y el mejor jugador de rugby que haya conocido jamás. Además de mi esposo, futuro padre de mis hijos, —numeró con los dedos —hombre sexy de negocios. Agreguemos que eres un amante excepcional en la cama…

—¿Solamente en la cama?

—Bien, bien. También en la cocina, en el baño, en el jardín, en la playa, en la despensa, en los vestidores de los centros comerciales, en el auto ¿Falta algo?, ¿no? bueno… experto en las reparaciones en el hogar y eso no tiene precio.

—¿Tan bueno soy? —Se carcajeo, pero a cambio recibió un pellizco.

—Confórmate con saber que me dejas bastante satisfecha después de cada encuentro.

—Bueno, eso debe bastarme. —Casi se pavoneo jactanciosamente el moreno, orgulloso de su poderoso-hooligan-el-cumplidor (como llamaba a ya saben qué). Tras unos instantes añadió con voz serena y pensativamente. —¿En verdad eres feliz a mi lado, Mione?

La castaña emitió una suave sonrisa, besó la espalda bien fuerte y marcada. Aspiró con fuerza el embriagante aroma tan masculino que tanto apreciaba cada que podía. Su pómulo rozó acariciando los formados músculos.

El brillante sol les alumbraba el camino y la autopista parecía no tener fin. La suave brisa golpeaba las coloradas mejillas y agitaba los cobrizos rizos, dejándoles volar libremente. El moreno aceleraba el paso, siguiendo el rumbo del destino de ambos. Una eternidad, juntos les esperaba. Tal vez niños y nietos en su momento. Toda una vida para amarse y saciarse el uno del otro.

—Sí.

Hermione era muy, pero muy feliz. Había encontrado al hombre adecuado, era sumamente amada y se sentía más plena que nunca.


FIN

Octubre 2009.


Agradecimientos.

Relenna, Naihovy, HHrkonii, Lin Vonferry, Suri Evans, Shura Dragon Fanel, HermyLuna, Killalight, -Matsumoto-, yamato18, alastor 82, M0rme, eydren snape, Lisa85, Maite, Janis Morpheus, zofiamoon, jesshp, alex, luna-maga, ryomahellsing, angel de acuario, percy, prozack, sakatomo-kirumi, uLii, Yess Twilight Cullen, femmy, ryu archer, vane, Burbujita Malfoy, Triste, Nibel, PelusitaBlack93, DayiPotterGranger, noelhia, marce_Malfoy (a quién pido mil disculpas por no dejar a Hermy con Draco), Honneygranger, Valito, elidepotter, MaRiA sWaN dE cUlLeN, DiodissimaLoka, Lyli Amil Granger, Espero no haberme saltado a nadie. Hay personas que sólo agregaron el fic a alerta y/o favoritas; a ellas, ¡¡también muchas gracias!!

Respuesta a reviews capítulos 8 y 9 (pues no estoy segura si contesté los anteriores, lo siento si no fue así, espero lo entiendan).

elidepotter: Gracias por tu review y por las felicitaciones (ya que fue un día muy triste, los reviews levantaron mi ánimo en mi cumpleaños.) ryomahellsing: ¡Gracias por tus reviews! Y espero hayas disfrutado el epílogo y el fic en general. alastor82: Esta vez nos falló un poquito. No quise que el reencuentro terminara en un cuarto de hospital, ni quise una mujer armada como Astoria; al final tuve que reescribir el capi 9, no me había gustado; espero haber hecho un buen trabajo, ¡gracias x leer Rugby Game! killalight: ¡Gracias por tus reviews! Hubiera sido interesante dejar a Mione con Draco y hacer sufrir a Harry, pero aún no me siento capaz de escribir un buen Dramione ji ji! MaRiA sWaN dE cUlLeN: Hola! Bienvenida, espero que hayas disfrutado el fic desde el inicio hasta el fic. Por el momento no contemplo una continuación. ¡Gracias por tu review! Relenna: Una fiel lectora de esta humilde historia. ¡Gracias por acompañarme en esta jornada! Tus reviews siempre serán bienvenidos :D. Shura Dragon Fanel: Lamento haber dividido el capí final, pero espero hayas disfrutado la II parte y el epílogo. ¡Dieces para tus exámenes! Un abrazo y muchas gracias por los reviews! DoidissimaLoka: ¡Gracias por tus comentarios! Espero hayas disfrutado el fic en su totalidad. Abrazos. Lyli Amil Granger: ¡Gracias por tu review! Toda espera merece su final, y hoy lo he entregado; me gustaría saber si te ha gustado. Un beso. aleane HHr: ¡Gracias por el doble review! Ja ja! Por ello, el epílogo a ti dedicado junto a un abrazo. percy: ¡Gracísimas por los reviews! Estaba trabajando en otro fic Harmony, pero aún no se si publicarlo; estoy entre fusionarlo con HIJO DE PERDICION o ponerlo a parte, ya veremos. Por mientras: ¡Que haya valido la espera de todo Rugby Game!

Si a alguien no le contesté sus reviews; en verdad una super disculpa: pues el mes de transición entre Australia y México me altero el ritmo que llevaba y las cosas se me salieron de control. Espero puedan perdonarme.

Millón de gracias por acompañarme en tan interesante travesía. Un beso y espero que nos lleguemos a leer en otra historia.

Si pueden dejar un review, ¡Háganlo! Me gustaría saber si les gusto la historia o de plano no les gustó. Así como sus valiosísimas opiniones. Digo, si no gusto, pues para qué escribir más ¡Je je je!.

Con cariño,

Orquídea Negra.

**La licenciada que debió ser RocK StaR**

Los reviews son buenos hechizos revitalizantes, aplicame uno, ¡gracias!