Disclaimer: No tengo más plata que la Reina y no se me ocurrió escribir Harry Potter mientras me tomaba un tren en Londres. Gracias.


Sonrisa
(Para Sortilegios Weasley)


Se miran con esa sonrisa que ya conocen. Esa que hicieron los dos, juntos y aún enanos, a los dos años cuando se cambiaron los nombres por primera vez y dejaron a una Molly con el jarrón roto (regalo de un compañero de papá del Ministerio que parecía ser muy importante) en la mano y las delgadas cejas tan fruncidas que parecían esos caminos de hormigas que siempre trataban de enderezar.

Se miran porque es el primer Banquete de Bienvenida al que asisten en sus vidas y cuando Dumbledore, alto y barbudo, pelo blanco y lentes con forma de lunas dormidas, dice que a ese Bosque que está allá afuera (mirándolos mientras los invita a que pasen con un dedo, una promesa, la rebeldía tácita de una aventura) está prohibido para todo el alumnado, ellos se miran porque saben que juntos y aún enanos no son parte de ese todo, sino de un nuestro que empieza con una F y termina con la E de George.

Y es entonces, en esa primera semana cuando Filch los agarra intentando salir por la puerta principal, nada brillante de su parte, a las dos de la mañana con un suéter al estilo navideño, los profesores se dan cuenta que ellos son especiales.

Especiales pero con tono cansado y a problemas. Gemelos Weasley, puras jaquecas.

Y cuando están ese primer castigo en la sucia mazmorra del conserje, esperando a que este llegue con los baldes porque dijo que iban a limpiar algo que por su sonrisa no podía ser nada fácil, es demasiada tentación quedarse ahí sentados y quietos como mamá siempre les suplicaba que hicieran. Pero no está mamá y aún así, tampoco. Y entonces se levantan y es ese cajón lleno de un legado de otros alumnos como ellos. Y de repente, el Mapa.

El Mapa que en ese entonces sólo era un pedazo de pergamino que de tan inocente tenía que ser otra cosa, era imposible.

Y fue en esa segunda semana, cuando luego de intentos y fórmulas y tantas frases que ahora ya ni recuerdan cuál fue la exacta, y entonces Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta les abrieron los secretos de Hogwarts como ninguna otra persona podría haberlo hecho. Uno que olía a polvo, papel viejo y magia encerrada.

Y cuando les preguntan dónde estuvieron por las noches o cómo aparecen esas cervezas de manteca ellos se miran con esa sonrisa que ya conocen.

Cómplice, recuerdos que no se dicen sino que sólo sirven para más risas. Miradas de niños. Travesura realizada.


Se lo escribí hace mucho tiempo para el cumpleaños, y los otros días lo volví a encontrar y me di cuenta que nunca lo había puesto acá, sino que lo dejé solito en Morelliana (mi comudescritos).

Y bueno, Lore ya sabe las cursiladas que vienen de la mano de este fic así que la dejo por acá y sólo agradezco reviews xDDD.

Besotes! Gracias por leer.