Recuerdo la última vez que actualice este fic (voz de añoranza). U.u, siempre he sido mala mintiendo, lo único que recuerdo fue que lo hice en el 2009 :I… ¡rayos!

Antes de que siga deprimiéndome sola, les digo que la historia sigue con el relato de Hitsugaya, el cual está algo más que curiosa. Espero que les guste, cualquier parecido con el cuento de Hans Christian Andersen o Narnia o la leyenda del espíritu de la montaña es mera coincidencia.

Bleach no me pertenece… :S. Así es la vida conmigo.

Después de un ocho acostado, por fin vuelvo a avanzar. Actualizare hasta que las ponga al día todas y cada una de mis empolvadas, abandonadas y muy olvidadas historias, es una promesa de dedito (esas son las que mas cuentan, nadie quiere perder su meñique)

Las 100 velas

Capitulo 4

-Shiro-chan… ¿sobre qué va a tratar tu historia?- la vocecita dulce y curiosa de Hinamori redujo de manera considerable la tensión del ambiente. Todos los presentes vigilaban con la mirada la puerta inmóvil de la habitación, esperando únicamente que el pelirrojo teniente Abarai hiciera acto de presencia para comenzar.

-prefiero no decirlo todavía Hinamori…- un resoplo cansado escapo involuntariamente de Hitsugaya. Tenía la esperanzan de que un hollow feo y malo atacara la cuidad, pero algo le decía que eso definitivamente no iba a pasar. Por lo menos no esa noche. No habia escapatoria.

-muy bien, esos fueron 15 minutos- Ichigo detuvo el cronometro de su reloj digital y dio el aviso para ya no esperar más al tatuado chico. Todos en el cuarto habían pactado que si alguien salía, sin importar el motivo, se le darían 15 minutos de tolerancia antes de comenzar una nueva historia- No sé que tanto estará haciendo en el baño, pero todos aquí tenemos cosas más importantes que hacer, como yo por ejemplo, tengo que…

-¡no lo digas!- la voz amenazante de Rukia se precipito, adivinando las palabras de su compañero shinigami.

-¡no sabes siquiera lo que voy a decir!- protesta el sustituto por la interrupción.

-"tengo que quemar toda la colección de conejos deformes que tiene la enana"- la morena hace la más fiel interpretación de la voz de Ichigo con retraso mental.

-bueno, si lo sabías…- el peli naranja considero seriamente la posibilidad de que Rukia fuera en verdad una adivina.

-les juro que estrangulare al primero que se atreva a reírse de mi historia…- da la amenaza inicial Hitsugaya, aclarando desde un principio los términos para contar su historia traumática y para normal. De haber sabido antes lo de Matsumoto y su putrefacto vino, ese sería su relato. Luego arreglaría cuentas con su disfuncional teniente.

-sí, sí, lo que sea, para ser alguien que ha vomitado su desayuno, comida y cena hablas mucho- lo apresura Ichigo, mirando su reloj de pulso, al igual que Ishida, pero por una causa totalmente distinta.

-vamos Shiro-chan, nadie se burlo de la mía…- habla con su vocecita delicada e inocente Hinamori- Estoy segura que a Abarai-kun no le molestara que comiences sin él.

-mmm…- miro a todos los que se encontraban en el cuarto, dejo salir otro respiro lleno de cansancio y fastidio antes de iniciar. No tenía ganas de compartir ese recuerdo, pero ya no podía echarse para atrás, así que solo restaba rezar para que ese momento incomodo terminara lo más pronto posible- cuando yo era apenas un niño…

-¿y en este momento que se supone que es?- le susurro a Rukia, pero a esta no pareció darle gracia alguna.

-¿puedo continuar?- lo mira con severidad, vomitar tanto lo ponía de un humor de los mil demonios- hace muchos años, mucho antes de ser capitán o shinigami siquiera, vivía con mi abuela, que realmente era la anciana con la vivía, sin ningún parentesco directo, solo una vieja mujer con sueños frustrados de tener hijos. Era un frio día de invierno, los copos caían, las ramas se congelaban y yo me encontraba comiendo sandia en el pasillo…

-¿sandia?, ¿en un día de invierno? -interrumpe Ichigo de nuevo- ¿y qué sigue después?, ¿te hirviendo en verano?

-¡¿alguien le quiere poner una cinta en la boca? - la paciencia del peli blanco estaba al límite esa noche, en ese momento no recordaba una velada más desagradable… y aun ni siquiera había concluido.

-Ichigo… ¿Por qué no te callas y dejas continuar al capitán Hitsugaya?, como tú ya contaste tu historia, que importan las demás ¿no?- se levanta de su lugar Rukia, para tomar más altura que un Ichigo sentado y así poder imponer mas.

-¿me dejaran continuar con mi historia?-menciona Hitsugaya cansado, fastidiado y con poco interés.

-Rukia, por favor, la mayoría de las personas aquí se están durmiendo, Matsumoto…- la señala ebria y dormida sobre la alfombra- Inoue…- la chica apenas y podía mantener la cabeza levantada, su horario normal de sueño era a las nueve y cuarto- Ishida…

-¡yo sigo despierto idiota!- se encontraba demasiado angustiado y molesto como para sentir somnolencia.

-sí, lo que digas, además esta… ehhh…- señala con el dedo al tercer teniente.

-Kira- le responde sin levantar la mirada, el ambiente de ese cuarto lo deprimía mas de lo normal.

- y Chad… bueno, la verdad no sé si el este dormido… pero tampoco es muy probable que permanezca despierto…

-Ichigo, ¡solo estas inventando escusas y retrasas los relatos para no llegar al final porque tienes miedo a que en verdad sea cierto!- ahora los gritos retumbaban por toda la habitación.

-no es verdad, vengo apresurándolos desde el comienzo…- le parecía increíble la acusación tan falsa.

-pues aun así lo estas retrasando, todavía faltan siete historias, ¡así que deja de hablar!- casi le exige la peli negra.

-dejo de hablar si tu dejas de hablar también, te apuesto que yo puedo permanecer más tiempo callado que tu…

-¡NO!, otra apuesta no, ¡ya cállense los dos!-. Grita exasperado Ishida, despertando a todos los presentes…incluso se despierta renji desde el baño- mañana, en cuanto ponga un pie en mi casa, mi padre intentara matarme con cualquier objeto punzante que se pueda poner en un arco, así que espero que esto valga la pena, y para que eso ocurra ustedes dos van a cambiar de lugar y dejaran de pelearse- espera a que ambos se alejen lo más posible uno del otro, tu seguirás contando la historia…- señala a Hitsugaya…- y… - se levanta y cierra la puerta justo cuando renji entro al cuarto- nadie más sale de aquí…- el Quincy lucia bastante desequilibrado con solo la luz de las velas iluminándole el rostro con gafas.

-al parecer llegue en mal momento… -toma asiento el tatuado chico, mirando como perdía los estribos Ishida.

-ya puedes continuar, después seguiré yo de contar mi relato…- el moreno se acomodo los lentes y cruzo los brazos, nadie en la habitación se atrevió a contradecirlo.

-como iba diciendo, estaba nevando y yo me encontraba comiendo sandia, porque a mí me agrada el sabor y no importa que sea verano o invierno para comerla…- esa frase era obviamente dirigida al sustituto.

-sí, ya me di cuenta…- menciono despacio, mientras india la cabeza entre los hombros y fruncía el ceño.

-ese parecía un día normal, agradablemente frio y tranquilo, pero el aire se encontraba cargado de una misteriosa esencia. A pesar de que todo indicaba que sería un día normal, sin complicaciones en el clima, en cuestión de pocos minutos cayo el primer copo de nieve, y casi, de forma simultánea, un ejército de millones y millones de ellos le siguieron. El frio del ambiente se volvió insoportable y tuve que cerrar la puerta para que una manta de nieve no entrara a la casa.

- flashback-

-¡Toushiro!- escuche como me llamaba desde el cuarto de baño- ¡ven y tállale la espalda a la abuela! Tu sabes que hay lugares muy difíciles de alcanzar… - un escalofrió recorrió mi espalda al recordar lo traumático que había sido la última vez, cuando se cayó de la silla y tarde varios minutos en levantarla, hay cosas que un niño no debe de ver… y mucho menos hacer…

-pp…rrr…je…je…- apenas y puede contenerse la risa Ichigo, hacia su mayor esfuerzo por resistir deshacerse en carcajadas, pero con solo imaginárselo… ahora entendía por qué estaba tan amagarlo.

-cuando te pasa en realidad no parece tan gracioso- los sonidos y gesticulaciones del chico de pelo naranjoso eran realmente difíciles de pasar por alto.

-no… prrr… no… jj… no me estoy…ri-riendo…- de haber hablado más le habría sido imposible no estallar en una sonora risotada, ¿Por qué con su historia si se reían todos en grupo? Era algo demasiado injusto, la teniente del pequeño enano blanquecino estaba despierta, pero se encontraba lo suficientemente perdida como para no hallarle sentido a cualquier cosa pronunciada en un lapso de tres horas- ya… ya se me paso…-respira hondo tres veces para despejarse un poco, intentando pensar en cosas tristes para calmarse.

-otra interrupción y te sales…-amenazo el albino y al parecer el joven de lentes le dio la razón, la campaña todos contra Ichigo iba de maravilla esa noche.

-¿en que me quede antes de ser interrumpido de nuevo por el mismo idiota?- hace memoria por unos segundos…

-Volviendo al flashback -

-¡Toushiro!- grito de nuevo mientras yo me metía más a mi cuarto- ¡traite la fibra metálica! La abuela trae mucha piel muerta en la espalda…- ella era una buena mujer, cándida y cariñosa, con mucho amor para dar… pero también traía cargando muchos años encima y no podía hacer demasiadas cosas por sí sola.

-ahhh, yo te entiendo. Antes, cuando tenía cinco años, me mandaban con mi abuela todas las noches para que la cuidara de que no se resbala y rompiera la cadera en la madrugada. Se levantaba cada hora y era muy peligroso dejarla sola. Mi hermano era mayor, pero me envían a mi porque le gustaba dormir con camisones tranparentes… y cuando se levantaba en la noche la mayoría de veces estaba desnuda, además alguien tenía que depilarla y limpiarla cuando no alcanzaba a llegar al…-

-Inoue-san, contaras tu historia de terror cuando te llegue en turno- la detiene Ichigo antes de que diera mas detalles desagradables e innecesarios.

-muy bien, el próximo que interrumpa mi relato antes de concluirlo será sacado a la fuerza por todos en esta habitación hasta que concluyan las diez historias o llegue su turno de contar, ¿todos a favor?- pregunta el pequeño capitán, como ultima advertencia antes de mandar al diablo el juego.

-me parece perfecto…- menciona Ishida.

-suena justo- aprueba Rukia.

-hmmm- murmura Chad.

-claro que si shiro-chan- lo saca de quicio pronunciando su apodo Hinamori.

-*hip*-contesta con hipo Matsumoto.

-supongo… supongo que si…- da un largo respiro Isuzu.

-lo que sea…- se acomoda la banda renji.

-por mi está bien, es descortés interrumpir a las personas cuando están diciendo algo- Orihime habla justo cuando el chico de cabello naranja abre la boca, quitándole el turno.

-mmmm… ¿podrías repetir la pregunta?- al parecer el shinigami sustituto era el único inconforme.

-¡no!- respondió Rukia por el albino-siga capitán…- le dio luz verde para continuar.

-muy bien… como de iba diciendo…

- regresando una vez más al flashback-

Hacia frio, ya era noche y en realidad no tenía ni las más mínimas ganas de entrar a ese cuarto de baño, prefería salir a fuera y tener una lucha a muerte con los lobos que merodeaban en el bosque, así que abrí la ventana para salir… pero justo cuando levante la mirada, mire algo más que un paisaje blanco. A centímetros de mi se encontraba el rostro de una mujer pálida, sus ojos parecían hechos de hielo y su cabello era de nieve… literalmente. Vestía con pieles, igualmente blancas y sobre su cabeza cargaba una corona de hielo perfectamente tallada. Había algo en su rostro que helaba el alma y provocaba un sentimiento de desconcierto. Parecía que ya llevaba mucho tiempo desde el marco de la ventana, "probablemente solo es una mujer loca disfrazada" pensé en mi mente para restarle importancia.

-¿quién eres y que quieres?- pregunte una vez pasada la impresión, tenía que darme prisa y hacerla a un lado antes de que la anciana saliera del baño, apenas envuelta con una toalla demasiado chica, dispuesta a descubrir la razón por la cual no contestaba.

- yo soy La Reina de la Nieve y vivo en un castillo de hielo no muy lejos de aquí… salí de mi enorme palacio gélido porque creí que la soledad me enloquecería en cualquier momento, por eso estoy aquí…- una espeluznante sonrisa asomo sus labios. Algo no cuadraba y su voz irrealmente dulce causaba una enorme desconfianza.

-¡TOUSHIRO!- grito una voz ronca desde el pasillo.

-¡¿entonces vendrás conmigo?- menciona ilusionada la extraña.

-a penas te acabo de conocer, a un desconocido se le pide la hora o el cambio de sus bolsillos, pero no irse con él, soy un niño pero no soy estúpido…

-¡¿con quién estás hablando?- por la cercanía de su voz, seguramente estaba a punto de alcanzar la perilla de la puerta.

-¿entonces vendrás conmigo?- pregunta de nuevo, como si se hubiera quedado trabada en ese dialogo.

-¿Cuánto tardaría una anciana en llegar al lugar en donde vives?- le pregunte rápidamente, considerando por un segundo la oferta.

-pues si es a pie varias horas… supongo…- calcula mentalmente la distancia de ahí a su morada.

-vamos entonces antes de que me arrepienta…- la hice a un lado para saltar y esconderme antes de que la puerta se abriera por completo. Cualquier cosa sería mejor que quedarme.

Llegamos al "castillo" en apenas unas cuantos minutos, yo lo imaginaba más lejano, pero aun daría algo de tiempo antes de que se cansara de buscarme. Mire detenidamente la construcción que tenía enfrente, si era enorme y había hielo y nieve por todos lados, pero algo de ella parecía irreal y escambrosa.

-entremos…- su voz, extraña y forzada, sonaba como nieve deslizándose en avalancha. Me tomo del brazo y duro escasos segundos en cumplir la palabra con el acto. El lugar por dentro estaba totalmente vacío, solo era un enorme y largo pasillo, sin decoraciones ni nada. En cuanto se cerraron las puertas sentí una inexplicable urgencia por salir de ahí.

-voy a prepararte un cuarto, espérame aquí y no toques nada, en especial la número 10…

-pero aquí no hay nada, además ¿Qué quieres decir con 10?-le dije antes de perderla de vista- solo hay puertas…- había cinco de cada lado, todas del mismo color de la pared: blanco. Ella se iba como llegaba, desaparecía y volvía sin que pudiera percatarlo.

Me decidí a abrir la primera puerta, más aburrido que nada, esperando encontrar la salida, pero lo único que encontré fue un montón de estatuas congeladas, parecían tan vivas a pesar de estar petrificadas… que incluso llegue a sospechar acertadamente que lo eran. Todo el espacio de esa habitación estaba repleto. Cerré la puerta cuando me sentí incomodo de mirarlas. Abrí la segunda y encontré huesos, un montón de esqueletos y osamentas regadas por todos lados. El tercero parecía un congelador enorme, con cuerpos colgados como si fueran cuadros en la pared. Alguien que se queja de estar tan sola no debería tener tantos cadáveres, que seguramente eran de las visitas anteriores a mí.

A cada cuarto que entraba, veía cosas cada vez peores y repugnantes, que en verdad no eran nada comparado para lo que me esperaba en casa si volvía, pero aun así decidí buscar la salida antes de que la desquiciada mujer volviera. Cuando llegue a la novena puerta, ella ya se encontraba preguntándome si quería algo para beber.

-no tengo sed- bajo ningún motivo pensaba tomar cualquier cosa que ofreciera.

-¿entonces quieres algo para tomar?- la tenía casi enfrente y su cara cambiaba a cada palabra que pronunciaba, de parecer congelada comenzó a escurrirse, como si se estuviera derritiéndose y su voz se volvió grave y rasposa.

-no, acabas de preguntarme eso, lo que quiero es irme de aquí, ya te acompañe, ya vi en donde vives y no tengo nada más que hacer.

-¿te quedas a la cena?- dos filas largas y amontonadas de colmillos afilados ahora sobresalian de sus fauces.

-depende, ¿yo voy a serlo?- no se necesitaba ser un genio para saberlo, se deducia solo por la cantidad de saliva que brotaba de su boca.

-¡si!- sus enrojecidos ojos se abrieron un poco mas al decirlo. Por lo menos ahora era sincera.

-entonces paso, ahora... ¿vas a decirme donde esta la salida o sera por las malas?- procure en todo momento mantener mi valor.

-¡escapar nunca fue una opción desde que pusiste un pie aquí…!-sabía que no me sería tan fácil salir de ahí, aunque si le descontabas algunas cosas, como los cuerpos y la bruja horrible que tenía enfrente, ese lugar podía llegar a ser realmente agradable. Lo verdaderamente difícil seria salir de ese estéril cementerio de hielo. De ahí en adelante, perdió por completo su forma humana. Realmente, hasta la fecha, no supe exactamente que era, no podía ser un hollow porque no tenía hueco, pero no me quede para averiguarlo.

Corrí lo más rápido que pude, esquive todos y cada uno de los ataques, conjuros y demás, pero cada vez me resultaba más difícil hacerlo, el frio del lugar hacia que me cansara más rápido. Fue en ese preciso momento, cuando algo que apenas logre esquivar se estrellaba cerca de mi cabeza, que recordé la advertencia que me había hecho, "no toques nada, en especial la número 10…", no podía referirse a algo más que la puerta del fondo, la única que no alcance a abrir.

Me fui corriendo inmediatamente a ahí, ignorando los gritos agudos que emitía el monstruo a mis espaldas. A cada paso que daba sonaba más alterada y desesperada.

-¡si abres esa puerta, te juro que no crecerás mas allá de la altura que tienes!- grito más fuerte y lastimero en cuanto me vio colocar la mano sobre la perilla- TE QUEDARAS CON ESA ALTURA PARA SIEMPRE…- fue lo último que escuche antes de cerrar la puerta tras de mí. Cualquier lugar sería mejor que eso.

-¡JAjaJAjaJAjaJAjaJAja!¡- la mayoría de los presentes en ese cuarto comenzaron a reírse sonoramente, comenzando con Ichigo, Matsumoto e Hinamori.

-¡ahora lo entiendo!- dijo alegremente Ichigo, apenas dejando de reír - ¡Hey Rukia, ¿tú también te topaste con la misma bruja o te maldijo alguien diferente?- la señalo con el dedo, enojándola de inmediato con el comentario.

-¡Estúpido!- fue todo lo que menciono antes de arrojarle un jarrón bastante pesado, justo para romperle la cabeza a alguien. Por pura mala suerte de la morena y baja shinigami, el estaba más que alerta y lo esquivo con poco esfuerzo.

-ehhh… - gime dolida la dueña de la casa- ese jarrón era el favorito de mi abuelita…- masculla mientras se agarra el pecho.

-¡pe-perdón Inoue!- se disculpa de inmediato Rukia, al darse cuenta de su falta hecha en un arranque de ira- pero… pero no te preocupes, Ichigo se comprometerá a pegarlo de nuevo y lo dejara como nuevo, ya sé que es algo estúpido, y tienes razones para no convencerte del todo, pero incluso alguien con su intelecto puede lograrlo…- menciona la morena, garantizándole que su compañero de habitación lo solucionaría.

-¿kurosaki-kun lo hará por mi?- menciona con emoción y sorpresa, olvidando por un rato la tristeza.

-¡¿Qué yo voy a hacer qué?-se supone que cuando comprometes a alguien primero tienes que preguntarle.

-¡oigan, aun no termino de contar mi historia!- levanta la voz el capitán, frunciendo de paso el ceño, en señal de indignación.

-claro que si, y la verdad no dio miedo, tal vez risa por el final, pero nada más…- le intenta restar importancia el peli naranja chico.

-esa no fue mi historia completa, lo aterrador fue lo que sucedió después, cuando la puerta me trasporto de nuevo al bosque y tarde o temprano me vi obligado a volver a casa- abre los ojos desmesuramente, mientras se coloca una mano sobre la boca, como si estuviera a punto de contar algo no apto para niños, personas impresionables o mujeres embarazadas- cuando por fin entre, ella me seguía esperando en el cuarto de baño, todo el tiempo que estuve fuera se la paso en la bañera, remojándose por horas, esperando escuchar solo un sonido para volver a llamarme- paro unos segundos para tomar aire- normalmente se bañaba una vez a la semana, por el esfuerzo que le costaba, pero por el frio lo había pospuesto demasiados días, hasta casi alcanzar en mes… solo diré que en verdad necesitaba mi ayuda.

-cuánta razón…- Orihime estaba al borde de las lagrimas después de escuchar al pequeño capitán.

-JAjaJAjaJAjaJA- Matsumoto todavía seguía carcajeándose y seguramente ni siquiera recordaba porque.

-vamos, no seas dramático, no pudo haber sido tan malo- menciona incrédulo el shinigami sustituto.

-¿alguna vez has bañado a un anciano?- le interroga el decimo capitán de forma fría.

-pues no, pero yo me imagino…

-entonces cállate antes de opinar de algo que te resulte ajeno. Aquellas fueron las dos horas más largas de toda mi vida, no entrare en detalles porque ya no tengo un estomago que devolver. Lo que me paso en el castillo de hielo fue un día de campo comparado con eso- termina de hablar antes de apagar rápidamente las velas. Hinamori quería decir algo gracioso referente a la maldición, pero lo considero ya fuera de lugar.

-aja, ¿ahora si ya terminaste?- pregunto aburrido Ichigo, su mal humor era algo notable, de cierta manera debía admitir que Rukia tenía razón, después de haber contado su relato no tenía demasiado qué hacer.

-ya- dijo el capitán de manera seca, apoyando su rostro sobre una mano y mirando de reojo a su deplorable teniente, dormida una vez más sobre la alfombra, poniendo como siempre en alto la reputación y el prestigio de la decima división.

-entonces, ¿vas a comenzar de una buena vez o esperaras que se derritan mas las velas?- todos ahí sabían que la pregunta era dirigida para el flaco chico de lentes. Este solo se acomodo en su lugar mientras se preparaba para hablar.

-yo también quiero que esto se termine pronto… aunque…- mira su reloj unos segundos- ya no tiene caso apurarme, no iba a llegar a casa de todas maneras, pero la esperanza ya se desmorono por completo- comienza un monologo en voz alta, eran exactamente 10 en la habitación y en ese momento tenia la atención de la mayoría, así que no tenia escusa alguna para retrasar su relato- muy bien, lo que estoy a punto de contar es la principal causa por la que ya no como fuera de mi casa…- toma aire y echa un vistazo rápido a los presentes antes de proseguir- ¿Quién de aquí ha comido en McDonald's?- pregunto, y todos levantaron la mano.

¿Alguna vez han bañando a alguien viejito?, yo sí, y me persigue por las noches u.u

McDonald's, una vez tuve a una amiga que trabajaba ahí, me dijo que tenían los empleados un reglamente llamado "el de los 7 minutos", si no entregabas el pedido en siete minutos, ya no se lo podías dar al cliente, se tiraba al contenedor de basura y el costo de la hamburguesa y papas salían directamente de tu cheque. ¿Por qué lo hacían?, ¿Qué era lo que le podía pasar si pasaba más tiempo?, si era tan malo como para arrojarlo a la basura en siete minutos ¿Por qué lo podías pedir para llevar?, ¿realmente cobro vida el Ronald McDonald de Puebla?, esas y muchas preguntas mas surgieron en cuanto me conto eso, así que el próximo capítulo tratara de eso.

Me despido para ir a actualizar otra historia… después de dormir un poco.

perdonen la ortografia D:!