REGRESA A MI

Capítulo 12: La felicidad del Hokage

Por Okashira Janet

—Están aquí. —Tsunade observó por la ventana de su oficina, a su izquierda Kakashi enarcó una ceja, una larga comitiva de cansados shinobis entraba lentamente a Konoha.

—El equipo que derrotó a Akatsuki y el Alfa Jounnin, —el Ninja copia enarcó ambas cejas—, me pregunto cómo habrá hecho Naruto para lograr traerlos de vuelta.

—Puedes apostar a que hizo alguna nueva tontería. —La rubia soltó un suspiro—. ¿Por qué tuve que buscar un sucesor tan problemático?

—El Cuarto también solía tomar ese tipo de decisiones. —Kakashi colocó la mano sobre el filo de la ventana.

—Y tú padre también, —Tsunade se sujetó con una mano la frente—, solo espero que ahora no estamos en guerra con Suna.

—Shikamaru y Neji se dirigen hacia acá.

—Los únicos diplomáticos. —Tsunade se acercó a la ventana, abajo los restantes integrantes tomaban cada quien su camino sin hablarse, casi como si cargaran un peso invisible a sus espaldas, aquello le hizo arquear las cejas, pero antes de que pudiera comentarlo con Kakashi la voz de Neji hizo eco tras la puerta.

—Permiso para entrar.

—Adelante. —Con un suspiro Tsunade volvió a tomar asiento frente a su escritorio, Kakashi siguió en su lugar junto a la ventana.

—Entrega de informe. —Esta vez fue Shikamaru quien habló, con aquella voz impersonal de cuando entregaba cuentas de una misión—. El Alfa Jounnin está de vuelta en Konoha, la unión entre Hinata Hyuuga y el Kazekage se ha disuelto.

—¿Y eso cómo? —Aunque se lo esperaba no pudo evitar golpetear con las uñas en el escritorio.

—Negociación del futuro Hokage de Konoha. —Neji se apresuró a aclarar.

—Así que ese idiota tiene cojones para ir, negociar y luego volver exigiendo que aún la propuesta este en pie. —Tsunade arqueó una ceja.

—Debe de estarlo, —Neji inclinó un poco la cabeza—, si él no se convierte lo más pronto posible en Hokage tendremos serios problemas con la Arena. —Apenas era nuevo en la tarea de ser un dirigente pero ya sabía presionarla, malditos fueran los Hyuuga.

—Muy inteligente de su parte mandarte a ti para arreglar todo el enredo líder Hyuuga. —Aunque siendo Naruto tal vez ni siquiera lo había considerado y habían sido esos dos quienes habían trabajado en las sombras (como siempre); entrecerrando la mirada Tsunade gruñó—. Dile a Sasuke que largarse siendo el líder ANBU le va a traer problemas y dile a Naruto que la ceremonia se hará mañana a primera hora, la fiesta será en la noche, toda la aldea lo sabe.

—Entendido.

—Y en cuanto al Alfa Jounnin…

—Nuevamente a su servicio, esperando cualquier misión. —Shikamaru se irguió derecho.

—Por ahora descansen, asistan a la ceremonia de su nuevo Hokage.

—Hai. —Shikamaru no se movió, esperando una penalización que al final no llegó.

—Retírense.

—Hai. —Ambos hablaron al tiempo y salieron con lentitud, una vez cerrada la puerta Shikamaru dio un largo suspiro, como si hubiese sido forzado en el agua por un largo tiempo y finalmente pudiera respirar nuevamente.

—Shikamaru. —Por lo mismo tuvo un sobresalto cuando Neji se dirigió hacia él.

—¿Si?

—Necesito pedirle algo a Hinata-sama.

—Espero que no sea nada que empeore las cosas.

—No te preocupes, esto tiene que ver más con otra cosa…

0o0o0o0o0o0o0o0o

—De nuevo aquí. —Dejando caer la mochila en el suelo del departamento de Naruto Sasuke arqueó una ceja.

—Si tanto lo odias lárgate a tu zona Uchiha llena de fantasmas. —Naruto también tiró de cualquier manera la mochila.

—Hablando de eso… —Sasuke se dirigió al refrigerador, lo abrió, apestaba y lo volvió a cerrar, definitivamente eso de dejar que la comida se echara a perder en esas cantidades dentro del frigorífico era mala idea.

—¿Qué? —Tirándose sobre el sillón el rubio dejo que su cabeza colgara hacía atrás.

—Estaba pensando que quizás podríamos acondicionar la zona, —Sasuke caminó a la estantería para ver si había algo decente que pudiera cocinar—, podríamos vivir allí.

—¿Tu y yo? —Sorprendido Naruto se señaló a sí mismo y luego a Sasuke.

—El Hokage no puede vivir en esta porquería de departamento. —Sasuke recargó la mano en la barra de la cocina atestada de empaques vacíos de ramen.

—Pero…

—Podría dejar de ser la zona Uchiha. —Sasuke se encogió de hombros—. Sería simplemente… —Un hogar, lo que ninguno de los dos había tenido desde que eran niños. Naruto guardó silencio, apenas un momento, luego desvió la mirada, demasiado sorprendido por aquel ofrecimiento que decía más de lo que parecía.

—Cuando era niño solía pasarme por ahí, ¿sabes? —El rubio abrió y cerró los dedos de la mano—. Me daba miedo y creía que era un lugar terrorífico, pero también era legendario, "Zona Uchiha", sonaba guay.

—No es que ahora haya muchos Uchihas. —Sasuke levantó ambas cejas con desdén.

—Quizás deberías poblar tu reino. —Naruto sonrío, intentando bromear ante aquella situación que los ponía demasiado cerca de los sentimientos.

—Pienso hacerlo. —Para su sorpresa Sasuke le contesto con certeza para después pasar a sentarse en el sillón renunciando a la idea de obtener comida decente—. ¿Tendremos también unos cuantos rubios tontos por ahí?

—No… —La mirada del rubio se nubló—. Me concentrare en mi tarea de Hokage, Tsunade-obachan tiene razón, es mejor llevar una tarea como esa sin lazos sentimentales de por medio.

—Suenas como yo en el pasado. —Sasuke lo miró fijo—. ¿No pasaste acaso años enteros intentando hacerme cambiar de parecer?

—Sabes que es diferente. —Naruto apretó un puño—. ¿Sabes qué Sasuke?, no puedo ser siempre el Naruto niño que se aferra a una cosa y no se detiene hasta alcanzarla, debo madurar, entender y hacerme a un lado, creo que eso forma parte del paquete de hacerse adulto.

—Ah… —Y no había nada más que decir cuando Naruto se ponía en plan cabezota, por su mente pasó embarcarse en una agria charla donde los dos terminarían enfadados, pero decidió emprender un camino con menos espinas—. Voy a dar una vuelta, enseguida regreso.

—Pero acabamos de llegar. —Naruto parpadeó confundido.

—No hay nada que comer genio. —Sasuke se levantó y salió con tal prontitud que Naruto no pudo siquiera ofrecerle acompañarlo. Quizás era mejor así, hablar de sentimientos no iba y nunca había ido con ellos.

0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

—Cuando éramos niños a veces hacíamos esto. —Neji echó la espalda hacia atrás, se encontraba sentado frente al río con los pies metidos en el agua.

—Yo no me acuerdo. —Hanabi dio un parpadeo, el agua le corría entre los dedos de los pies y le producía cosquillas.

—Eras muy pequeña. —Hinata le sonrío—. De hecho creo que te traíamos a escondidas.

—Era como un juguete vivo. —Neji sonrío recordando, tiempos donde se comportaba fríamente con Hinata pero aún era demasiado pequeño para que el rencor le impidiera jugar. ¡Que curiosos eran los niños!

—Lo único que puedo recordar es que siempre estábamos entrenando. —Hanabi tiró una piedra al río.

—Eso también. —Neji se acostó sobre el pasto.

—Cuando era tan débil. —Hinata se rio, recordando aquella niña que nunca lograba llenar las expectativas de su padre.

—Tú nunca fuiste débil Nee-san. —Hanabi saltó al instante provocando las risas de los mayores.

—Creo que eres la única que siempre pensó eso Hanabi-chan. —Hinata le acarició la cabeza, Hanabi sonrío, una sonrisa de mejillas sonrojadas, y era muy parecida a ella pero a la vez infinitamente diferente. Quizás ese era el lazo que las volvía hermanas.

—Las cosas van a cambiar. —Neji cerró los ojos—. Pero nosotros no cambiamos.

—Nosotros seguiremos estando juntos. —Hinata también se recostó en el pasto, viendo el cielo.

—Sin importar lo que ocurra. —Hanabi sonrío, la sonrisa sincera y alegre de alguien que disfruta estando con su hermana, a Hinata casi le dolió. Si algún día alguien del Alfa Jounnin moría ella moriría también, ¿quién entonces estaría al lado de Hanabi?, ¿con quién recordaría su infancia?, ¿con quién reiría rememorando los viejos tiempos en aquel clan que había sabido ser tan frío con tres niños?

—¿Qué sucede? —Hanabi la tomó de la mano al notar su cambio de ánimo.

—Nada. —Ella le apretó los dedos, porque el Alfa Jounnin también le había hecho apreciar los pequeños momentos de la vida—. Nada. —Y mientras siguiera viviendo seguiría amando a Hanabi, eso era suficiente, era más que suficiente.

.

.

.

..

.

Naruto había tenido un sueño que había guiado toda su vida: ser Hokage.

Ser Hokage lo había mantenido cuerdo y optimista en sus momentos más oscuros. Ser Hokage había sido la meta que lo había mantenido entrenando días y noches, la razón por la que nunca, ni una sola vez se había rendido. Ser Hokage era no solo un puesto, era la persona que quería ser.

Y ahora lo sería.

Bajo él pudo ver a toda la aldea reunida, las mismas personas que alguna vez lo habían ignorado ahora gritaban su nombre y lo vitoreaban.

Por todos lados se escuchaban susurros emocionados, claro que sabían quién era Naruto, era el chico que había salido a la luz durante los exámenes para Chunnin del año en el que había muerto el tercero, era el chico que había salvado a la aldea entera del ataque de Pain, era el muchacho que había recuperado el corazón del traidor Uchiha y había derrotado a Akatsuki, era una leyenda viviente y era ahora el maravilloso hombre que los gobernaría.

—¡Escuchen todos! —Tsunade se acercó al mirador, abajo los aplausos fueron ruidosos, tanto que la aun dirigente tuvo que gritar—. ¡El momento de que la aldea cambie de líder ha llegado!, ¡El hombre que dirigirá a la aldea oculta de la hoja de ahora en adelante es éste!, ¡Frente a ustedes Uzumaki Naruto! —Los aplausos se volvieron ensordecedores, por todos lados saltaron los "¡Vivas!" y las muestras de afecto, Naruto se acercó hasta el punto del precipicio y levantó una mano sonriendo como nunca lo había hecho, por fin su sueño se cumplía, sentía el aire golpeando sus mejillas, despeinando sus cabellos, a sus pies los aldeanos lo vitoreaban, las chicas le lanzaban besos, los ancianos asentían, eso era lo que tanto había esperado, por lo que tanto había peleado, el momento que llenaba todos esos años de oscuridad y lágrimas.

—¡Y ahora el tiempo de recibir sus respetos! —Naruto bajó lentamente la mano y giró confundido hacía Tsunade, le habían dicho que la ceremonia sería sencilla, él solo tendría que hacer acto de presencia, sonreír, quizás decir un par de palabras y listo, no lo habían capacitado para que dijera algo diplomático y debía admitir que ese era uno de los campos en los que no se distinguía exactamente por su brillantez.

—¡El Alfa Jounnin! —Giró más aturdido aún, abajo los gritos volvieron a intensificarse, vagamente Naruto podía captar los "¡Kiba-kun te amo!" y los "¡Shikamaru-kun te quiero!" incluso parecía que había bastantes enamoradas de Lee, pero no podía parar a divagar sobre el tema, frente a él los seis representantes del grupo estaban en fila, completamente derechos y viéndolo fijamente.

—Hokage-sama. —Shikamaru dio un paso al frente—. El Alfa Jounnin se compromete a servirlo, somos un arma en sus manos y obedeceremos ciegamente, estamos con Konoha y sabemos que usted se servirá de nosotros con sabiduría.

—Presentamos nuestros respetos. —Los seis hablaron al tiempo y se inclinaron frente a él poniendo un puño sobre el suelo y agachando la cabeza, por un momento el rubio no supo que decir, vio a Lee, con la cinta verde ondeando al viento, el cabello negro inclinado hacia él y recordó al jovencito de spandex verde que en alguna ocasión él había tenido la ilusión de alcanzar, recordó cuando antes del examen chunnin había derrotado con facilidad a Sasuke y a él le había causado una impresión difícil de borrar, rememoró también que gracias a él se había hecho la promesa de no odiar a Neji cuando éste había golpeado de manera tan brutal a Hinata y ese chico, ese joven que él por un tiempo había admirado tanto ahora estaba ahí, frente a él, inclinado y a sus pies.

No supo que decir, no solo era ninjas, no solo eran armas.

Ahí estaba Kiba que por años había sido su rival, el mismo hombre que en los últimos tiempos le había demostrado lo que el amor era capaz de lograr, el hombre que le había dado esperanza y enseñanza siempre con una sonrisa.

Ahí estaba Sakura, la chica de la que se había enamorado siendo niño y que después le había demostrado que la amistad verdadera existía, la mujer en la que siempre podría apoyarse, con la que podía hablar largo y tendido del pasado, la misma que ya era y siempre sería parte de su familia.

Shikamaru, aquel hombre inteligente, ese ninja sagaz que podía ver más allá de lo que parecía evidente, ese ninja al cual nunca superaría en inteligencia estaba ahí ante él, jurando lealtad, prometiendo su servicio ciego. Si un hombre valía por los subordinados que tenía entonces Naruto podía decir, sin temor a equivocarse, que nadie en las 5 aldeas tenía un subordinado que pudiera compararse con Shikamaru.

Sai. Extraño, pálido y fuera de la sociedad. Y aun así leal hasta la última fibra de su cuerpo, el amigo más extraño de todos los que tenía, y ahora también un shinobi del tipo más peligroso que existía jurándole lealtad.

Y Hinata…

—Prometo esforzarme al máximo, —Naruto moduló su voz para que quien quedara al frente fuera solo un líder—, es un honor que estén bajo mi mando. —Y lo decía en serio, aunque siempre que la viera le dolería alguna parte del alma.

—El honor es nuestro Hokage-sama. —Los seis hablaron al mismo tiempo, perfectamente sincronizados, Naruto pensó en sus corazones que latían al tiempo y le pareció hermoso y a la vez muy triste que aquellos seis shinobis compartieran la vida de aquella manera.

Y ahora eran suyos.

Para pelear, para defender, para combatir, para proteger. El Alfa Jounnin era suyo y juraba que lo usaría de una manera honorable.

—El grupo ANBU también rinde honores. —A su izquierda el pelotón ANBU de elite juntó ambos puños en muestra de respeto, tras la máscara de halcón pudo imaginarse el rostro soberbio de Sasuke, quizás sonriendo, quizás gruñendo por tener que decir tamaña tontería o quizás con el semblante frío que a veces solía poner.

—El clan Hyuuga tiene su honor con usted Hokage-sama. —Neji, el líder más joven que había tenido la familia Hyuuga inclinó la cabeza, su ropa de gala en perfecta armonía con su personalidad.

—Gracias. —No supo si lo decía por el sueño cumplido, por el placer de verlos a su lado o por el hecho de por una vez en su vida sentirse tan aceptado pero decidió en ese momento que protegería a su aldea por encima de cualquier otra cosa—. Gracias. —Lo volvió a repetir cerrando los ojos y sonriendo, no sería buena idea que un Hokage tan joven se soltara de pronto a llorar.

0o0o0o0o0o0o0o0o

Sai enarcó una ceja y volvió a abrir su ropero, echó una larga mirada dentro y volvió a cerrar las puertas, ¿por qué eran tan confusas las instrucciones que decían que ropa exacta vestir en un momento como ese?

—¿Ya casi Sai? —Shikamaru que iba pasando por el pasillo abrochándose la camisa negra arqueó una ceja al ver a su compañero aún con el cabello mojado y una toalla alrededor de la cintura intentando decidir que ponerse—. Es problemático que se arme un festival nocturno solo porque Naruto se volvió Hokage. —Al ver que el otro no respondía entró al cuarto rascándose la cabeza, odiaba cuando acababa de bañarse y el cabello le caía sobre los hombros, parecía una niña.

—Es solo que… —el ex miembro de Raíz volvió a mirar su ropero—. No sé muy bien que es lo que debería usar.

—Algo con lo que te sientas cómodo, —con paso cansado Shikamaru metió la nariz dentro del ropero de su compañero—, pero a Ino le gusta el azul.

—¿Ah? —Los ojos de Sai se abrieron con sorpresa y retrocedió un paso.

—Supongo que esta camisa le gustara. —Shikamaru sacó una camisa de color azul intenso y frunció el ceño buscando dentro hasta que encontró un pantalón negro—. Con esto se verá bien.

—¿Por qué me dices esto? —Y en la expresión de Sai era patente que los sentimientos seguían escapándosele.

—¿No es obvio? —Shikamaru le entregó la ropa—. Fui compañero de Ino por mucho tiempo, por supuesto que sé lo que le gusta a esa problemática.

—No, lo que preguntaba es por qué.

—No te preocupes, —porque a Sai siempre había que explicarle ese tipo de cosas—, estoy seguro de que a Kiba no le molestara en lo absoluto lo que sientes por Ino, ya va acostumbrándose a que le gusten las rubias.

—Gracias. —Y no sabía si era por la ropa o lo que implicaba aquella conversación, pero algo dentro de él intentó tener esperanzas.

—No hice nada, cámbiate. —Shikamaru salió del cuarto cerrando la puerta y siguió su camino, la siguiente puerta también estaba abierta, Sakura sentada en el borde de la cama tenía las manos juntas y la cabeza gacha, se había puesto un corto short de mezclilla, botas largas café oscuro y una blusa del mismo color, realmente lucía linda.

—Sakura. —Aunque su belleza no iba de la mano con su estado de ánimo al parecer.

—Shikamaru. —Ella a su vez pareció salir de su ensoñación girando hacía él— ¿Estás listo?

—Me falta peinarme y ando en sandalias Sakura.

—Cierto. —Ella abrió graciosamente los ojos y él soltó un suspiro.

—¿Qué tienes?

—Es Sasuke. —La joven médico apretó las manos—. Me citó en el jardín de la academia.

—¿Y vas a ir? —Con su característico paso cansado se sentó a su lado en la cama.

—Le dije que ya no teníamos nada de qué hablar pero dijo que debía pensar en la felicidad de Naruto, —Sakura hundió el rostro entre las manos—, no sé qué hacer.

—Ah. —Por un momento él también pareció ver a la nada, ambos sentados uno al lado del otro, con los hombros juntos—. Pienso que deberías ir.

—Sé lo que me pedirá, que arregle las cosas entre Hinata y Naruto.

—¿Y cuál es el problema?

—¿Todavía lo preguntas?

—Kiba ya nos lo ha dicho, que intentemos continuar nuestra vida.

—Pero…

—Y no lo digo solo por Hinata. —Shikamaru se levantó y le sujetó la nariz con su pesada y grande mano.

—¡Shikamaru! —Ella gritó lanzando manotazos al aire.

—Ya, ya, que genio el de algunas mujeres.

—Tonto. —Sakura frunció el ceño, pero la sonrisa en sus labios la delataba, él salió metiendo las manos en los bolsillos, necesitaba encontrar una liga para recogerse el cabello, ¿dónde se habrían metido sus zapatos? Y lo más importante, ¿conseguiría robarle a alguien unos calcetines limpios?

—¡Eh Shikamaru! —Apenas tuvo tiempo de cerrar los ojos antes de que Akamaru se le metiera entre las piernas para después llevarlo a cuestas donde Kiba se amarraba la cinta roja en la frente luciendo una camisa desfajada, vaqueros y unos tenis negros.

—¿Por qué tan guapo? —Shikamaru arqueó una ceja sujetando con desdén la cola de Akamaru para no caerse.

—¿Y tú por qué aún no te peinas? —Kiba arqueó una ceja y luego soltó una enorme carcajada—. Pareces mujer así como estas.

—Muy gracioso. —Shikamaru bajó del perro y se pasó un mechón de cabello tras la oreja, al instante se sintió horrorizado, esa era una de las cosas que hubiera hecho Sakura no él, definitivamente debía recogerse el cabello.

—Parece que hoy todos quieren lucir bien así que me han pegado el sentimiento. —Un afilado colmillo brilló entre sus labios.

—Qué bueno.

—Shikamaru, ¿esta bien lo que hago? —El cambio repentino de voz lo puso en guardia.

—¿A qué te refieres?

—A ser sincero me causa repugnancia sentir algo hacia Naruto o Sasuke. —Kiba se rascó una oreja, por un momento el cabello castaño le cayó hacía abajo y el Nara se imaginó a Akamaru cuando bajaba las orejas decaído—. Pero el hecho de que se declaren sus sentimientos abiertamente no cambia las cosas para mí porque no pueden esconderme lo que sienten, es por eso que las he incitado a declararse pero… —El Inuzuka pasó saliva y luego sonrió nerviosamente—. Bueno, no puedo decir que tengo miedo exactamente pero…

—Tus sentimientos son los nuestros, —con una mano el Nara le revolvió el cabello, como si fuera un niño pequeño—. Así que seguramente el que está dudando y tiene algo de temor soy yo, lo siento. Prometo retirar esos sentimientos de mí, cuando lo haga tú dejaras de sentirte raro por querer a ese par.

—¡No! —Kiba se aferró a su camisa poniendo ojos de desamparo—. Por favor no dejes de sentir repugnancia, soy un hombre, no me abandones.

—Hum… —Shikamaru alzó la mirada al cielo, que difícil ser el líder—. Entonces prometo intentar odiarlos un poco por ti.

—Gracias.

—De Naruto no te aseguro nada…

—Bueno entonces a Sasuke, odia a Sasuke.

—De acuerdo, —retiró su mano del alborotado cabello—, me voy, debo terminar de arreglarme.

—¡Suerte! —Al instante el joven Inuzuka pasó a acariciar a su perro murmurando planes acerca de la diversión de esa noche y Shikamaru salió de la habitación y volvió a tomar el camino del pasillo, seguramente Lee podría prestarle unos calcetines.

—Oye Lee, tendrás… —Abrió la puerta de su habitación y se encontró al muchacho tendido boca arriba en su cama, camisa verde, pantalón oscuro y zapatos de vestir —¿Lee?

—Hola Shikamaru. —Lee le contestó suavemente, apenas girando a verlo.

—¿Algo que compartir? —Shikamaru entró con su cansancio habitual y se tendió en la cama junto a él, su cabello mojado regándose alrededor.

—Sakura se irá con Sasuke.

—¿Te incomoda?.

—Supongo que no, —Lee ladeó ligeramente la cabeza—, no como pensé que me afectaría al menos.

—¿Entonces?

—¿Qué será de nosotros? —Lee cerró los ojos—. Después de que pasó lo del Kazekage pensé que por fin estaríamos juntos por siempre pero…

—El por siempre no existe después de todo. —Sus ojos oscuros se perdieron en la nada.

—No puedo estar lejos de Sakura, ninguno de nosotros puede y…

—Es por eso que si alguien se arriesga a estar con alguno de nosotros lo tendrá que hacer con todo el paquete, Sakura a pesar de lo mucho que ama a Sasuke pensara siempre primero en nosotros.

—Pero si Sasuke acepta…

—Nosotros seremos quienes tendremos que acostumbrarnos a ellos, sí… —Shikamaru frunció el ceño imaginándose por un momento a Sasuke en la mansión Jounnin echándole a todo el mundo una fría y asesina mirada por ser el primero en usar el baño, eso definitivamente sería malo.

—Sasuke me cae bien, es un buen hombre y un excelente contrincante después de todo. —El de espesas cejas sonrió.

—Entonces deja de tener pensamientos grises, —Shikamaru se incorporó bajando de la cama—, solo haces que Kiba piense más de la cuenta.

—Tienes razón. —Lee soltó una risita divertida, recordaba un día hace mucho tiempo cuando se había entretenido por horas recordando a Gai-sensei y sintiéndose desdichado por ya no estar a su lado hasta que Kiba llegó a su habitación con un enorme palo en la mano y le había dicho que se sintiera bien y alegre por las buenas o él lo pondría muy feliz por las malas, aquel incidente había sido divertido.

—Nos vemos más tarde. —Shikamaru se despidió saliendo.

—¡Yosh! —El grito de Lee retumbo por el pasillo y solo hasta entonces Shikamaru recordó que había olvidado pedirle los calcetines, pero volver con Lee cuando se había encendido su llama de la juventud era mala idea.

—¿Shikamaru-kun? —Volvió de nuevo la mirada al frente y se encontró con Hinata, la joven llevaba un suéter que le dejaba los hombros descubiertos, una falda por encima de la rodilla y unas botas de nieve.

—Hola Hinata. —Le sonrió relajado.

—¿Por qué no te has recogido el cabello? —Ella parpadeó para luego jalarlo hacía su cuarto—. Ven conmigo.

—La verdad creo que ya se me secó, Kiba dice que parezco niña. —En su cara se dibujó una mal disimulada mueca.

—Por supuesto que no. —Hinata sonrió y tomando un cepillo se puso a desenredar su cabello, siempre le había gustado peinar a Hanabi pero nunca había tenido el valor de proponérselo a Neji, peinar a otra persona era muy relajante y por cosas del destino había resultado que a Shikamaru no le desagradaba.

—¿De verdad no parezco chica?

—No. —Con maestría recogió todo su cabello en una coleta alta solo que esta vez el cabello le cayó dócil hacía abajo en vez de levantarse como una escobeta como usualmente ocurría.

—Parece que le caes bien a mi cabello, —Shikamaru enarcó una ceja—. Conmigo parece que siempre me acaba de explotar algo.

—Sí que lo parece. —Hinata sonrío y luego recordó algo dando media vuelta y buscando—. Pensé que Shikamaru-kun no tendría calcetines limpios para hoy, también limpie tus zapatos, los cachorros de Akamaru los estaban mordiendo.

—Cachorros del mal. —El Nara gruñó recibiendo ambas cosas.

—Shikamaru-kun luce muy bien hoy. —Hinata tuvo que esforzarse por no tartamudear al tiempo que el muchacho se ponía los calcetines y se amarraba las agujetas de los zapatos.

—Tú también luces bien Hinata. —Se detuvo un momento y levantó la mirada viéndola fijamente.

—¿Qué?

—¿No tienes algo que me quieras decir?

—¿A-algo que le quiera decir a Shikamaru-kun? —Instintivamente se sonrojó poniendo un dedo junto a su boca—. N-no, no creo.

—Bueno. —Shikamaru soltó un suspiro y siguió en su tarea para después sonreír, no era tan malo ser el líder si al final del camino había alguien que lo apoyaba a él—. Oye Hinata.

—¿Si? —El Nara se levantó, la sujetó por la cintura y le plantó un beso en la mejilla—. Gracias.

—¿Ah? —El aire se le fue de los pulmones y sintió que caería al suelo.

—Ve a por Naruto.

—Yo-yo no. —Tartamudeó abriendo grandes los ojos.

—Tú líder te lo autoriza. —Y sonriendo salió de la habitación, todo apuntaba a ser una noche interesante.

0o0o0o0o0o0o0o0o

—Soy una tonta, no sé porque estoy aquí. —Sakura murmuró, se frotó los brazos y miró a su alrededor, empezaba a oscurecer y el jardín de la academia estaba completamente vacío.

—Este lugar me trae recuerdos. —Escuchó la voz tras ella y giró sin que en sus ojos se pintara ningún sentimiento.

—Sasuke-kun.

—Hola Sakura.

—¿Qué era lo que me querías decir? —Intentó mantenerse firme y observar solamente su rostro, ¿por qué tenía que lucir tan apuesto con esa camisa?, debería existir una ley que le prohibiera ser tan sensual.

—Naruto ha decidido no pelear más por la Hyuuga.

—¿Es en serio? —Muy a su pesar entreabrió los labios desilusionada, por alguna razón que no entendía esperaba que el rubio se esforzara más, que peleara hasta el último momento por su amiga.

—Sí. —Él notó el estado de ánimo de la de cabello rosa—. Piensa que es lo mejor.

—Quizá lo sea. —Para ella, para todos. En acto inconsciente volvió a frotarse los brazos para después abrazarse a sí misma.

—Yo no lo creo.

—¿Qué? —No se dio cuenta de que había bajado la mirada hasta que levantó la cabeza y encontró el rostro de Sasuke a centímetros del suyo, ignorando su espacio personal, abrasándola con aquella mirada que sabía convertirse en oscuridad o en pasión.

—Pienso pelear por lo que quiero.

—Bien por ti. —La voz le salió hueca y retrocedió un paso, porque ya no era la niña que gimoteaba y lo adoraba por encima de todas las cosas.

—Voy a pelear por ti Sakura. —Y más que una declaración de amor era como si sellara su destino—. Hasta la última gota, hasta el último aliento y si hay una forma de liberarte de ese jutsu la intentare.

—Es imposible. —Quería retroceder, pero no lo iba a hacer, no esta vez—. Y tú, el discípulo de Orochimaru debería saberlo.

—Hice muchas cosas de las cuales me arrepiento. —Sasuke miró arriba, al cielo, como si algo ahí pudiera darle la respuesta—. Y solo después de caer en la oscuridad pude comprender lo que realmente era importante, por eso… —Giró la mirada hacia ella, la mirada que era decisión y que no aceptaba un "no" por respuesta—. Debo asegurar la felicidad del Hokage.

—Tú… —Las palabras murieron en su boca, ¿era ese el mismo Sasuke que se había marchado sin importarle sus sentimientos?, ¿era ese el mismo hombre que decía que los lazos eran innecesarios?, no, era un hombre diferente, uno humano, uno que se preocupaba por sus amigos, uno que esta vez era digno de ser amado.

—Necesito que me ayudes.

—Lo haré. —Porque Naruto siempre había sido el puente que se tendía entre los dos.

—Por el equipo 7. —En el rostro de Sasuke se dibujó una sonrisa floja, aquellos lazos que se habían pedido hacia tanto tiempo y que aquel día volvían a envolverlos.

—Por el equipo 7… —Sakura repitió despacio, muy a su pesar se dio cuenta de que sus ojos se llenaban de lágrimas y que Sasuke la miraba con aprehensión, sus lágrimas eran la única cosa en el mundo que nunca había logrado superar, con lo único que nunca había podido lidiar—. Por fin regresaste.

—Lo hice. —Él se acercó despacio, con tiento la rodeó con sus brazos y sujetó su cabeza contra su corazón—. Lo hice. —Y esta vez era verdad.

..

Hinata se aferró al brazo de su primo cuando vio a Naruto charlar animadamente con Ino a unos cuantos pasos, el rubio sonreía, cerraba los ojos, ponía la mano tras su nuca y la de ojos celestes reía con él.

—Hinata-sama.

—Es solo… —Se apresuró a sonreírle a su primo aunque por dentro su confianza mermaba, hacía unos momentos Sakura había llegado muy apurada y unos momentos después ninguno de los integrantes del Alfa Jounnin estaba por el lugar, de no ser porque había encontrado a Neji la pobre joven no estaba muy segura de lo que hubiera hecho.

—Creí que iba a intentar hablar con él. —El castaño se inclinó un poco hacía ella—. Que iba a intentar seguir sus sentimientos.

—Yo… —Bajó la mirada—. No creo que después de saber la verdad Naruto-kun quiera seguir con esto… —Y ella no podía obligar a alguien tan importante, tan reconocido y admirado como el Hokage a compartir una vida quebrada, una existencia fragmentada.

—¿Cómo esta tan segura? —Neji miró a la distancia.

—Él no ha vuelto a buscarme… —Hinata apretó los labios—. Yo respetare su decisión.

—A veces los hombres también estamos inseguros y sufrimos Hinata-sama. —Neji se desprendió lentamente de su brazo—. A veces los hombres también sentimos que hemos sido rechazados y estamos demasiado dolidos para intentarlo de nuevo.

—Naruto-kun… él no es así.

—Usted no puede asegurarlo Hinata-sama. —Neji acarició su cabello, la recordó cuando siendo niña la había visto la primera vez, tan linda, tan débil, tan adorable, de pronto se había convertido en una mujer, de pronto vivía una vida compartida, de pronto la estaba empujando para encontrar su felicidad en brazos de un hombre. La melancolía lo consumió, pero aun así sonrío—. ¿Puede acaso su corazón alcanzar a Naruto si no lo abre a él?

—Tengo miedo…

—Todos lo tenemos. —Sus labios estaban temblando y hubiera querido abrazarla y decirle que todo estaría bien, que se quedaran uno al lado del otro como siempre, pero la vida no era así, la vida avanzaba, la vida tenía planes complicados, así era el destino, así era la existencia—. Vaya. —Un empujón, uno pequeño, apenas un impulso para avanzar por sí misma.

—Ne-Neji-nisan.

—Si él la lastima, —los ojos de su primo la observaron, a través de la pequeña distancia, casi como si pudiera tocar su corazón—. Siempre estaré yo aquí para secar sus lágrimas.

—Gracias. —Ya lo había hecho una vez, ya una vez le había abierto por completo su corazón a Naruto, ahora lo haría de nuevo, era la única forma de no arrepentirse, la única forma de estar tranquila—¡Gracias! —Pero aun no era el momento de llorar así que dio media vuelta y echó a correr a donde Naruto se había alejado de todos internándose en el bosque, en el cielo brillaban las estrellas.

—Lo has hecho bien. —Neji aun veía como su prima se alejaba corriendo cuando Lee le puso una mano sobre el hombro.

—Ahora todo depende de ellos. —Aquella historia de amor que todos seguían de cerca e intentaban convertir en una realidad. Aquella historia que era como si una parte de ellos también avanzara.

—¿En lo que esperamos, vamos a buscar a Tenten?

—Vamos. —Porque si no lo entretenían Lee era capaz de hacer cien veces el pinillo para matar la espera.

—Oye Sasuke. —Naruto se enredó en una rama, soltó un bufido, se rompió la capa de Hokage que le acababa de dar Tsunade y se arañó un brazo—¡Oye!, ¿a dónde diablos vamos?

—Necesito que veas algo. —La voz del bastardo de su amigo se oía lejana, ¿tanta ventaja ya le había sacado?

—Oye, espera. —Realmente andar por ahí con esa pesada ropa era un estorbo, quitándose la capa se la puso bajo el brazo y corrió tras el Uchiha.

—¿Eres feliz Naruto? —Sintió cómo si la pregunta rebotara dentro de su mente.

—¿Qué clase de pregunta es esa? —El rubio se paró de golpe—. Por supuesto que soy feliz, alcance mi más grande sueño, el motivo de mi existencia, mi camino Ninja.

—Quizás deba cambiar entonces la pregunta. —Con fastidio se dio cuenta de que había caído en un genjutsu cuando sintió que la voz del Uchiha le llegaba de todos los puntos, realmente era malo contra ese tipo de técnicas.

—¿Qué pretendes?, todo el mundo me está esperando allá y…

—¿Es feliz el Hokage?

—¿Qué? —El viento lo golpeó y miles de plumas negras volaron a su alrededor, la noche se volvió un torbellino donde en lo alto brillaba la luna.

—¡Ya basta! —Su grito retumbó entre los árboles, produjo un eco lejano y murió cuando abrió los ojos y se dio cuenta de que el genjutsu había sido liberado.

—¡Naruto-kun! —Pensó que aquello era parte del genjutsu, pero al dar la vuelta se encontró a Hinata parada frente a él, la joven se sostenía del tronco de un árbol, sus mejillas sonrojadas, el hermoso y largo cabello cayendo hasta su cintura y los perlados ojos fijos en él. Como en un dejavu Naruto recordó a esa misma mujer siendo niña, observándolo tras un tronco antes del examen para Chunnin, intentando darle valor.

—Hinata. —Tan sorprendido estaba que no notó que ella respiraba más rápido de lo normal, ¿por qué el cielo le había puesto una prueba tan difícil?, Naruto parado frente a ella, con la capa de Hokage bajo el brazo, el rubio cabello mojado y rebelde brillando bajo la tenue luz de la luna, una playera de resaque remarcando sus trabajados músculos y los siempre brillantes ojos azules.

—Naruto-kun yo…

—¿Qué haces aquí? —Él se dirigió hacia ella extrañado.

—Bueno yo…

—Olvídalo, —el rubio sacudió la cabeza—, seguro que el dobe tiene algo que ver en todo esto, no te preocupes, volvamos a la celebración.

—Pero… —Ella bajó la mirada pasando saliva sin moverse.

—Todos deben estarse preguntando donde me metí. —Elevando los ojos al cielo Naruto se puso una mano bajo la barbilla, casi como si aquel encuentro en medio del bosque fuera una casualidad sin importancia.

—Yo…—Y aquello le provocaba aprehensión, le provocaba flaquear, pero ya se lo había prometido a sí misma, con fuerza apretó los puños.

—Deberíamos regresar ahora. —Él sonrió amablemente y pasó a su lado, siguió de largo de vuelta a la aldea, de vuelta al festejo, ¿cómo podía haber olvidado todo tan rápido?, ¿cómo podía resultar ahora tan indiferente?, ¿era que en realidad su existencia era tan ínfima, tan fácil de hacer a un lado?

—¡Espera! —Asustada por lo que perdía, aterrorizada por separarse de él lo sujetó del brazo girándose.

—¿Hinata? —Él entreabrió los labios sorprendido.

—Lo lamento tanto Naruto-kun pero yo…. Yo te quiero a pesar de todo. —Temblorosa lo sujetó de ambos brazos—. Entiendo que no quieras estar conmigo, entiendo que te mentí, que no te dije la verdad desde el principio… —Sí, lo entendía, vaya que lo entendía—¡Pero aun así te amo! —Y aquella era una variable que no había podido cambiar desde que era niña. Con horror se dio cuenta de que las lágrimas le corrían por las mejillas y que el dolor en su pecho se volvía inaguantable, aquel dolor lo estaban sintiendo todos, aquel dolor atenazaba a Sakura, le causaba lágrimas a Lee, confundía a Sai, dañaba a Shikamaru, hundía en el dolor a Kiba.

—Yo… —Temblando se separó de él, casi con horror, que tonta, tonta era. Las historias no tenían finales felices en esa clase de cuento— ¡Gracias Naruto-kun! —Aunque no podía girar a verlo, aunque tenía la mirada en el suelo y vidriosa por las lágrimas—. Gracias por decirme un día que me amabas. —Él no había hablado, no había intentado tocarla, no había siquiera musitado algo, lo había forzado a aquella declaración de manera egoísta. Pero era la última vez, aunque amara a Naruto, aunque quizás lo amara toda la vida aquella era…

—¡No! —Pero antes de que pudiera siquiera pensar en huir de aquel sitio él la sujetó del brazo, aturdida ella elevó la mirada y se reflejó en sus ojos azules, tan azules como el mar cuando estaba en calma—. No te vayas.

—¿Naruto-kun?

—Yo… —Naruto cerró los ojos, cuando los volvió a abrir solo había decisión y fuerza en su mirada—. No sé cómo vamos a lograrlo, sé que me va a costar, sé que vamos a llorar, que vamos a sufrir, sé también que si algún día te pierdo mi miseria será tal que seguramente mis ganas de vivir también se extinguirán pero… —Abrió los ojos acariciando su mejilla—. Yo no mentía cuando dije que te amaba y puedo asegurarte que ese sentimiento no desaparecerá nunca.

—¿E-en serio? —Y era hermosa, llorosa y delicada junto a él.

—Por supuesto y si tengo que proteger a seis personas para que tú estés a salvo entonces lo hare. —Sin dejar de verla la apretó fuerte contra él—. Será como si fuéramos una gran familia. —Y aquellas simples palabras era todo lo que quería oír, lo más hermoso que podía escuchar.

—Gracias. —Al hombre que en un solo momento podía espantar todos sus miedos y hacerla sentir en casa—. Gracias.

—Eres la felicidad del Hokage. —Naruto bajó lentamente su rostro, con los labios le acarició la frente, la nariz, los redondeados labios—. Siempre serás mi felicidad.

—Hora de irnos. —Tras los matorrales seis figuras dieron la vuelta y empezaron a alejarse.

—Parece que todo salió bien. —Una voz cansada suspiró.

—Mejor irnos antes de enterarnos cuál es esa "felicidad" del Hokage. —Una voz francamente socarrona habló con humor.

—Naruto no es como tú. —Esta vez una voz femenina.

—Pero si se le ocurre intentar algo me enterare y entonces Akamaru y yo ¡Gatsuga!

—Oye Sai-kun, esa camisa se te ve realmente bien.

—Ah… gracias.

Y sí quizás su vida no fuera normal, quizás les esperaban muchos malos tragos, enojos y sacrificios, pero por ahora solo era cuestión de observar el cielo estrellado y sentirse bien, porque esa noche celebraban que Naruto finalmente se había vuelto Hokage… un Hokage feliz.

Fin

.

.

.

.

.

Notas de Okashira Janet: No sé si es porque me la he pasado escuchando ridículas canciones cursis, pero realmente disfrute este capítulo que es puro amor. Sí que ha quedado bastante abierto y varias personas me han pedido alguna continuación (algunos pidiendo cosas como que el Alfa Jounnin muera completito, jaja). Sin embargo me siento bien con éste final así que aquí lo dejamos.

Como siempre espero, que aunque sea un poco, les haya gustado.

29 de marzo 2020 Domingo.