Un saludo muy grande a ti que estás leyendo esto, espero que sea una lectura si no provechosa, por lo menos entretenida. Esta idea salió en uno de esos momentos en los que filosofaba acerca de Sirius y de cómo le he idolatrado la mitad de mi vida, y lo injusto que me parece que al final todos los merodeadores hayan muerto, incluso Remus, es de las cosas más tristes que me han pasado en mi vida como lectora. Para mí la verdadera leyenda de la saga de Harry Potter son los merodeadores. Por supuesto que, aclaro, es mi muy personal punto de vista.
Pensaba en la pareja Sirius/Hermione y es de la única forma en la que les veo. Nada de viajes en el tiempo, ni cosas de ese tipo. Sirius le lleva 20 años, mucha pena para los moralistas melindrosos, pero es como es. Si les gusta esta pareja lo primero que deben dejar a un lado son los prejuicios de la edad. Y bueno, llegado a este punto también los deben dejar a un lado para leer lo que he escrito.
Aviso: Lemmon
Aclaración: Los personajes que desarrollo a continuación no me pertenecen, ni el mundo en el cual se desenvuelven, tan solo esta loca historia que me he inventado. Por todo lo demás, agradézcanle a J.
Editado 23/03/2014
Había pasado evitándola todo el maldito verano ¿Por qué? Pues existían muchas razones. La primera y más importante, esa pequeña niña de 15 años lo estaba volviendo loco, tal vez era el hecho de que no había estado con una mujer desde hacía años, desde que entro en Azcaban. Pero ese no era un motivo para desear con tanto ahínco a una NIÑA ¡Por Merlín! No debía. No podía. El tenía ya 35 años. Era un viejo, y ella podría ser su hija. Él no tenía ningún derecho a desearla de esa manera tan posesiva y desquiciante.
La segunda, no menos importante. Esa pequeña niña que lo trastornaba, era la mejor amiga de su ahijado. La mejor amiga de Harry ¡Por Merlín! Él era hijo de James, su mejor amigo ¡Su hermano! ¿Cómo podía hacerle esto? Sería como una violación. Hermione jamás sentiría lo mismo por él. Nunca. Entonces lo más sensato era mantener las distancias.
Con esos pensamientos, se encontraba recorriendo la extensa biblioteca de su casa. Ya era de madrugada. No podía dormir. Desde que ella piso esta casa, de hecho, ya no podía dormir.
Se quedo petrificado al escuchar como la puerta se abría y alguien ingresaba, se asomo lentamente, para observar de quien se trataba. Y la vio. Era ella. Caminaba hacia el sillón que él había estado ocupando, frente al fuego de la chimenea, tenía en sus manos un libro. Él pudo distinguir la portada, era una novela. Una muy caliente por cierto. Se asombro ante este hecho, una niña como ella, con ese tipo de lectura en medio de la madrugada.
Pero se arrepintió inmediatamente de haber meditado en ello. Ese solo pensamiento lo calentó de tal forma, que pudo sentir como un calor inusitado se extendía por todo su cuerpo, y una parte específica de su cuerpo comenzaba a despertar, en contra de la voluntad de su dueño, al parecer, seguía revelándose y ya no podía hacer nada con ese hecho. Solo atino a cerrar los ojos y tratar de tranquilizarse. Cuando los abrió, vio algo que lo dejo completamente pasmado.
Ella se encontraba recostada en el sillón, sonrosada frotándose los muslos con la cabeza hacia atrás. El libro que sostenía había ido a parar en la mullida alfombra de la biblioteca. Hermione se arañaba los muslos con desesperación. Su camisón era muy pequeño, apenas le cubría estando de pie, en la posición en la que se encontraba, Sirius podía ver absolutamente todo. Ella se retorcía, desconociendo lo que su cuerpo le pedía, pero desesperada por ello.
Se levanto del sillón súbitamente y sacudió su cabeza como si quisiera espantar sus pensamientos. Y sus ojos colisionaron con los de él. Sirius se encontraba ahí de pie, sin saber como diablos reaccionar ante semejante espectáculo. Ella se encontraba con su cabello más enmarañado que de costumbre, sonrosada, su labio inferior estaba completamente rojo, de tanto que se lo mordía y sugestivamente húmedo, sus ojos irradiaban un deseo irrefrenable. Jamás la había visto tan deseable.
–¿No podías dormir? –pregunto ella sin quitar el contacto visual.
–No –respondió llanamente él. No sabía cuanto más podría contenerse de lanzársele encima si seguía frente a ella.
–Yo tampoco –dijo ella y le sonrió ¿coquetamente? Debía estar volviéndose loco. El deseo lo hacia delirar.
–Bien. Creo que me voy, necesito descansar un poco –dijo él con todo el aplomo que pudo. Comenzó a caminar hacia la puerta, cuando ella se le interpuso en el camino. Jamás la había tenido tan cerca.
–Pareciera que estas huyendo de algo –dijo ella inocentemente–. ¿Estás bien?
–S-si claro. –Su perfume lo estaba embriagando. No resistiría mucho más. –Yo solo debo irme.
Entonces paso lo que él jamás hubiera esperado que pasara. Ella coloco lentamente su pequeña y blanca mano sobre el pecho del animago. Él no podía hablar, no podía respirar, no podía pensar, no podía mover un solo músculo. Todas sus fuerzas estaban enfocadas en no responder a esa tan inocente caricia. Ella alzo la mirada llena de deseo, sin comprender que era lo que sentía, y porque no le había dejado marchar.
–Sirius yo… –murmuro. Pero no sabía que decir, porque no lo entendía. No sabía cómo interpretar al torbellino que se había formado en su estomago, y las ansias irrefrenables que tenía de que ese hombre que tenia al frente la tocara. Suspiro y se aferro a su camisa– …no lo entiendo.
El ya no podía soportarlo más.
–Déjame ir.
–No puedo. –Hermione alzo su mirada, la anclo en la de Sirius y para su mayor desesperación noto decisión en ella–. Ni quiero.
–¿Que quieres de mi pequeña? –Sirius no movía ni un músculo mientras hablaba.
–Lo que tú quieras darme –dijo ella sin pestañear–. Hoy quiero ser tuya, has conmigo lo que tú quieras –diciendo esto se pego completamente a él.
Sirius no pudo contenerse más y la tomo por la cintura. La apretó contra él estrujando su camisón. Se miraron a los ojos y se besaron ferozmente. Ella enterró sus manos en el cabello de él, al momento que introducía su lengua dentro de la boca del animago. Él recorría su cuerpo con premura casi lastimándola, pero ella no se quejaba. Ella sabía que él lo necesitaba, había observado como la miraba.
Él la tomo por las caderas alzándola, mientras la dirigía al sillón más grande de la estancia. Ella aprovecho esto y enrosco sus piernas en las caderas del animago. Él no perdió tiempo y la sostuvo del trasero recorriéndolo y estrujándolo. Ella hizo la cabeza hacia atrás suspirando mientras restregaba sus caderas buscando algo, no sabía qué, pero lo quería ya. Él aprovecho para besarle y morderle todo el cuello y pecho. Ella se apretaba más contra él, sintiendo su erección. Esto la volvió loca. Hundió sus dedos en la espalda de él. Sirius gimió y la recostó en el sillón. Ella al sentir aun más fuerte la erección del animago se le escapo un susurro de su boca.
–Sirius...
En ese momento el animago volvió al mundo real. Ella era una niña. Y él un maldito pervertido. Se levanto como si ella le quemara. Ni la miro y salio corriendo de la biblioteca.
Ella lo miro irse y sonrió. Se levanto con mucha tranquilidad y salio también de la biblioteca, rumbo al baño donde sabía que lo encontraría. En la ducha.
Llego a la puerta del baño, se escuchaba el agua correr. Abrió la puerta con suma delicadeza. Él no lo noto. Dejo caer su camisón y sus bragas en el piso del baño, completamente desnuda se encamino hacia la cortina que la separaba de aquel hombre completamente desnudo, y loco de pasión por ella.
Abrió la cortina de un solo golpe. Y lo vio. Estaba con una mano apoyada en la pared, el brazo estirado y la cabeza gacha, mientras sostenía su prominente erección con la otra mano. Al verla quiso cubrirse, pero ella fue más rápida.
No soporto verlo en tal agonía. Se lanzo obre él, jalando su cabeza para besarlo. Él apenas pudo reaccionar, la tomo en sus brazos. Ella lo besaba con furia y pasión, incitándolo con su lengua. Jugando. Ella tomo con una de sus manos la prominente erección del animago y lo coloco entre sus piernas y lo apretó. Sirius solto un gemido que se asemejo más a un grito y perdió todo el control. La estampo contra la pared del baño sin ninguna delicadeza y la tomo por el trasero alzándola. Ella jadeo al sentir la fría baldosa en su espalda. Él le mordió los pechos mientras empezó un vaivén en la húmeda cavidad de la chica, sin penetrarla, solo rozando su húmeda intimidad. Ella se desespero, y noto que él lo estaba dudando. Así que tomo él miembro de él con una mano y lo introdujo ella dentro de si. Se tenso inmediatamente por el dolor que le causo. Él se asusto y se quedo completamente quieto. Ella se abrazo a él y le susurro en el oído.
–Vamos Pad, esta noche quiero ser completamente tuya, hazme tuya Pad, solo hazme tuya.
El animago comenzó a moverse poco a poco. Ella se relajo y comenzó a moverse con él. Sirius la sostenía mientras la envestía una y otra vez, mientras devoraba sus pechos, los mordía y los lamía. Ella subió sus manos al tubo de la cortina para darle más libertas al animago. El la observo, era tan hermosa. Seguía envistiéndola. De pronto ella sonrió y se bajo de él. Lo empujo hacia el inodoro he hizo que se siente. Se sentó sobre él, sin romper el contacto visual y comenzó a moverse mientras colocaba sus brazos alrededor del cuello de él. Con cada movimiento sus pechos saltaban en las narices del animago volviéndolo loco. Enterró su cara en ellos. Sentía que de un momento a otro explotaría. Entonces la tumbo el piso del baño y comenzó a envestir con violencia. Ella gemía ruidosamente mientras le clavaba las uñas en la espalda. El apretó más sus caderas mientras sentía como ella se retorcía y se arqueaba bajo él, mientras explotaba de placer y él le siguió. Quedando los dos cuerpos totalmente relajados en el suelo del baño.
–Estás loca niña –fue lo único que atino a decir en un susurro.
–Tal vez –dijo ella y se levanto. Le temblaban las piernas pero no dejo que él lo notara. Lo miro, le sonrió y se marcho.
A siguiente día todos los chicos regresaron al colegio, incluyéndola a ella. Él solo la miraba. No, ya no era una niña. Era una Mujer. Su mujer. Y nada ni nadie cambiaría eso nunca. Nadie jamás podría volver a tomar lo que él tomo de ella, y no sabía si sentirse afortunado o un maldito miserable, así que prefirió no reflexionar sobre ello por el momento.
Luego de que se marcharan, subió a la biblioteca, se recostó en el sillón y cerró los ojos tratando de recordar. Su pie choco con algo. Abrió los ojos y se topo con el libro que ella estuvo leyendo la noche anterior. Lo tomo del suelo y algo cayo de él. Era una foto. De él. La tomo y observo que había algo escrito en él reverso.
¿¡Cómo puede ser que te desee tanto!? Algún día… Algún día seré tuya, Sirius Black.
Y una sonrisa se dibujo en su rostro.
Espero que les haya gustado este pequeño trozo de mi imaginación que he querido compartir con ustedes, y bueno ya nos veremos en algún momento. Estoy escribiendo un Long Fic, de Sirius por su puesto, espero llegar a la mitad, por lo menos, para publicarlo. Me gusta tomarme mi tiempo, soy un ogro meticuloso ;)
Sin más me despido.
Dejen REVIEWS!
Recuerden, un fic con reviews es un fic feliz… (en alguna parte lo leí, no quiero que nadie se sienta afectado. Sí, lo he copiado. Me gusto =))
En todo caso dejen reviews gente bonita!
Un beso
Jane