CAPÍTULO 1
Edward's POV
Todo estaba en penumbra en la habitación. Llevaba horas despierto mirando a la nada. Pensaba en cómo había llegado a esta situación, como hacía todas las noches. Simplemente no sacaba muchas conclusiones del porqué; tampoco me importaba. Lo hecho, hecho está.
Y aquí estoy, tumbado en la cama de una desconocida que yacía a mi lado durmiendo profundamente, lo notaba por su respiración, los dos tapando con una sábana nuestros cuerpos desnudos. Yo, simplemente, no podía dormir. Había estado parte de la tarde y toda la noche con los colegas en un local de ambiente que, poco a poco, se iba llenando de gente y las drogas, el tabaco y el alcohol empezaba a circular por la fiesta sin que los dueños del local se dieran cuenta. Aunque me parece que tampoco les importaba demasiado que aquella mierda circulara por su local porque pronto ellos empezaron a caer igual que todos...Igual que yo. Empecé bebiendo lo de siempre: cerveza y algún vaso de algún líquido con alcohol; luego, algunos de mi grupo habían sacado la droga de Dios sabe donde y empezaron a repartirlo entre todos, incluso echaron droga en las bebidas. A mí me tocó todo el marrón y echaron algo de droga en mi vaso. No me di cuenta de eso hasta que me lo dijeron y empecé a sentirme eufórico, aunque mareado. Después fui hacia la pista de baile, como atraído por ella, y me encontré con esa chica la cual no sabía su nombre, y que ahora estaba a mi lado. Estuvimos bailando extremadamente juntos por una hora. No puedo negar que esa chica me había calentado de sobremanera, era algo normal, y no dudé en cogerla y llevarla al primer hotel que encontramos. No fui casi nada cuidadoso con ella cuando tuvimos sexo salvaje en el suelo de la habitación; no tuvimos tiempo de llegar a la cama, fuimos después de un par de horas en el suelo sin parar. Al terminar ella se durmió al instante, pero yo seguí despierto toda la noche a pesar de estar ebrio y drogado.
Estiré el brazo hacia el buró, donde estaba el móvil, y lo cogí. Miré la hora. Las seis y media de la mañana. Ya era hora de irme.
Me levanté y busqué mi ropa tirada en un rincón de la habitación. Me la puse con toda la rapidez que podía, la cabeza me daba vueltas y trastabillaba hacia los lados. Luego cogí el móvil del buró, comprobé que las llaves de la moto y las de casa seguían en el bolsillo del pantalón y cogí prestado un paquete de tabaco que se encontraba al lado de la chica. Salí de allí y cogí mi moto que había estacionado en el aparcamiento del hotel. Me costó arrancarla un buen rato porque confundí las llaves de la moto con las de casa. Menuda cabeza la mía...Metí la llave correcta y arranqué la moto. Salí zumbando de allí y todo el aire frío me dio en la cara. Eso me despejó bastante y me mantenía un poco despierto.
Llegué a casa en torno a las siete de la mañana. Dejé la moto en el garaje y entré en casa. Estaba todo apagado y en silencio, seguramente estarían todos durmiendo, hoy era domingo. Fui a la cocina y cogí un Rebootizer* que escondía bien en los armarios. Lo bebí rápidamente y me guardé el envoltorio en mi chaqueta de cuero para encargarme luego de él.
-Buenos días, Edward - escuché la voz de mi padre tras de mí.
Me giré y vi a mi padre con el pijama puesto. La expresión de la cara de mi padre era dura y se notaba que llevaba horas despierto.
-¿Estabas otra vez de fiesta con esos amigos tuyos?
-Sí, ¿pasa algo? - le respondí de la forma más brusca posible.
-Ya sabes lo que pasa, Edward - dijo mi padre.
-Sí, lo sé - respondí -. No hay ningún problema con eso.
No quería discutir ahora con Carlisle, siempre pasaba lo mismo todas las semanas y ya me estaba hartando de esto. Fui hacia la puerta de la cocina pero mi padre me detuvo agarrándome fuertemente del brazo.
-Hueles a alcohol.
Reí irónicamente.
-¿Puede ser porque he estado en un local lleno de gente bebiendo alcohol hasta tener un coma etílico?
-Tú también has bebido, no lo niegues.
-No lo voy a negar - puse los ojos en blanco y me zafé del agarre de Carlisle -. Me voy a dormir.
-¡Estoy harto de tus jueguecitos, Edward! - gritó mi padre cuando ya estaba al pie de las escaleras.
-Ya deberías acostumbrarte - y sin decir nada más subí las escaleras de dos en dos y me encerré en la habitación.
No volví a dirigirle la palabra a mi padre durante una semana. Estos cabreos que teníamos los dos se estaban haciendo cada vez más frecuentes. A Carlisle no le gustaba ninguno de mis compañeros de grupo, pero, de todas formas, poco me importaba. Ya tenía diecinueve años y podía hacer lo que me diera la gana con mi vida sin que interfiriera nadie. Sabía que mi padre se preocupaba mucho por mí, pero aún así...
Pasó otra semana y el lunes Carlisle nos llamó a mis hermanos y a mí para hablar sobre un tema importante. Nos sentamos todos en el salón, mis dos hermanos y yo en el sofá grande de color beis y mi padre en un sillón frente a nosotros.
-¿Pasa algo malo? - preguntó Alice a mi lado, ella era mi hermana mayor aunque no lo parezca porque le sacaba casi tres cabezas y, de vez en cuando, era demasiado infantil. A mi otro lado estaba Emmett, el más mayor de todos (y eso supone que soy el pequeño de la familia), era mucho más alto que yo y muy musculoso debido al deporte que hacía. También era demasiado infantil, más que Alice.
Carlisle negó con la cabeza.
-No, que va, no es nada malo - dijo -. ¿Os acordáis de los Swan?
Los tres asentimos con la cabeza.
-Buenos, pues...Fallecieron la semana pasada en un accidente de tráfico. Murieron en el acto.
Los tres nos quedamos atónitos y no podíamos hablar. Los Swan eran amigos íntimos de mis padres. Ellos se mudaron hace tiempo y vivían en Forks, en la península de Olympia, y nosotros, los Cullen, nos encontrábamos en Nueva Orleans, Luisiana. Nos encontrábamos cada uno en cada punta del país, muy lejos, sin embargo, no perdíamos el contacto y mis padres y los Swan se contaban de todo.
-Pasó hace una semana, me lo acaban de comunicar hoy - prosiguió Carlisle -. Esta tarde, casi por la noche, llegará la hija de Charlie y Reneé. Exactamente, llegará dentro de tres horas, a las nueve y media.
-¿Tienen una hija? - pregunté.
Emmett soltó una risotada.
-Menuda memoria la tuya, Eddie - dijo y yo le fulminé con la mirada -. ¿No te acuerdas que nos burlábamos de ella cada vez que jugábamos a algo cuando éramos pequeños? Se caía todo el rato.
-Que malos que sois, de verdad - intervino Alice y luego se giró hacia papá -. ¿Se va a quedar con nosotros?
-Sí - asintió Carlisle -. Supongo que se quedará hasta que termine la carrera en la universidad, le he buscado un hueco allí y la han aceptado.
-¡Qué bien! - chilló Alice saltando del sofá -. Tendremos a alguien nuevo en la universidad.
-Me compadezco de ella... - me susurró Emmett al oído y yo empecé a reír entre dientes.
-Bueno, eso es todo - dijo Carlisle mientras se levantaba del sillón -. Mañana cenaremos con Bella porque hoy estará demasiado cansada como para hacerlo ahora. Esme ya me ha dicho que se encargará de todo.
Alice, Emmett y yo nos disponíamos a salir del salón para ir a hacer nuestras cosas cuando Carlisle nos llamó.
-Una cosa más - dijo -. Tened cuidado con ella - me miró a mí cuando dijo eso y yo le eché una mirada de reojo sin hacerle mucho caso.
Caminé hasta la puerta del rellano, cogí la chaqueta de cuero que estaba en el perchero al lado de la puerta y salí a la calle. Afuera hacía un poco de frío y me abroché la chaqueta. Cogí mi moto aparcada en el garaje y me dirigí hacia el Barrio Francés de Nueva Orleans. Había quedado hace dos horas con el grupo de amigos para tomar algo y luego...a saber.
Cuando llegué ellos ya estaban allí, algunos con algunas chicas que no me suenan de haberlas visto antes. Detuve la moto donde las demás y bajé de ella. Mientras me acercaba a ellos, saqué un cigarrillo del paquete de tabaco, lo encendí con el mechero y me lo llevé a la boca. James, el supuesto jefe del grupo, me vio y me saludó agitando el brazo y me dio un golpe en el hombro cuando ya estuve con ellos.
-Por fin llegas, ya nos estábamos imaginando que te habías encontrado con una tipa en el camino, como es normal en tí - dijo James sonriendo con sorna y guiñando un ojo. Los demás empezaron a reír a carcajadas.
Sonreí forzadamente y luego puse los ojos en blanco.
-Estaba hablando con mi padre.
-¿Otra vez con tus peleítas con papi? - dijo Jacob con voz infantil, poniéndose al lado de James. Jacob le sacaba una cabeza al otro y eran totalmente opuestos. Jacob era musculoso, pelo negro, ojos castaños y de piel oscura; James era musculoso también, pero en menor volumen, rubio, ojos azules y de piel blanquísima como la mía. Jacob era...uno de mis mejores amigos en el grupo, por así decirlo, siempre me ayudaba en las situaciones difíciles en donde nadie se preocupaba, como James, por ejemplo, y hacía reír en el momento adecuado.
-Sabes que nos podemos encargar cualquier día de eso - añadió James mientras tronaba sus nudillos fuertemente.
-Tampoco es para tanto - dije mirando hacia otro lado.
James puso los ojos en blanco.
-¡Eh, tíos! Vamos para dentro que hay ganas de comer - dijo casi gritando y pasó su brazo por los hombros de una chica que estaba a su lado. Se la veía muy joven...Sería otra de las conquistas de James que al día siguiente sería un si te he visto, no me acuerdo.
Entramos en un local donde no había demasiada gente aún, a penas eran la siete y cuarto de la tarde. Seguramente James nos llevaría a otro lugar por la noche, donde hubiera más gente y así poder tirarse a todas las mujeres que encontrara a su paso, incluyendo a la chica que llevaba a su lado. Yo preferiría irme pronto antes de que el Barrio Francés se llenara de gente con muchísimas ganas de fiesta y no dejaran salir a nadie a menos que te de una cerveza, bebida alcohólica, droga o, porqué no, una noche de sexo salvaje, como me pasó a mí el otro día hace ya casi dos semanas. Admito que no quiero volver a sentir esa experiencia durante un tiempo.
Nos sentamos en unas mesas apartadas en un rincón y pedimos unas cervezas. Jacob se sentó a mi izquierda y me palmeó la espalda mientras levantaba las cejas. Puse los ojos en blanco. Todavía seguía haciendo bromas sobre la chica que se había acostado conmigo en el hotel. Le di una calada al cigarrillo que aún tenía en la mano y le eché todo el humo en la cara, haciéndole toser incontrolablemente mientras se le salían las lágrimas. Empecé a reír. Miré hacia mi derecha y vi a Seth Clearwater, uno de los amigos de Jacob y que le seguía a todas partes cuando no estaba con nosotros porque a penas tenía dieciseis años y no era buena idea.
-¿Qué haces aquí? - le pregunté.
Seth mostró una sonrisa.
-Jake me ha dejado que viniera con vosotros al menos una vez - dijo con alegría -. ¡No pasará nada! Me iré pronto.
-Leah te mata - dije y me puse el cigarrillo en la boca.
-No creo que se entere - dijo Seth -. Jake me cubre las espaldas, ¿a que sí?
Jacob no dijo nada hasta que no trajeron las bebidas. Tomó un gran trago de cerveza antes de hablar.
-Sí, claro - soltó un suspiro -. Pero cuando se entere nos arranca los huevos. A mí primero.
-No se enterará - insistió Seth.
-Es cuestión de tiempo - dijo Jacob y dio otro trago a la cerveza.
Escuchaba las conversaciones de todos mientras terminaba de fumar. Apagué el cigarrillo, lo tiré al cenicero que estaba en la mesa y me dispuse a beber la cerveza. James, que estaba frente a mí, comenzó a observarme cuando ya llevaba media botella bebida. Dejé de beber.
-¿Qué?
-Me estoy preguntando sobre la conversación que has tenido con tu padre - comentó como si nada. Ah, claro, eso...
-No he sido el único, también estaban Emmett y Alice.
-Oh, Alice - ronroneó James -. Algún día tendrás que presentármela, ¿no? Por cierto, pásame un cigarro.
Fruncí el ceño hasta que mis cejas se juntaron y le tiré el paquete de tabaco en la cara. Le dio de pleno y sonreí sastisfecho. Nadie se metía con mi hermana y mucho menos James que a saber que podía hacer con ella. Bueno, no era tan complicado imaginarlo...
-No me gustaría tomar medidas contigo, James - dije enfadado.
James encendió su cigarrillo y me devolvió la caja.
-Solo estaba bromeando, Edward - dijo con inocencia. Sí...y yo le creía.
Fruncí de nuevo el ceño, terminé la cerveza y me levanté para salir del local. Notaba las miradas de todos en mi espalda.
Me quedé fuera, apoyado en la pared y fumando, mientras miraba el cielo ya nocturno. De verdad que a veces James se pasaba de la raya. No me gustaba que hiciera "bromas" sobre Alice, sobre mi familia. Tampoco me gustaba las bromas de mal gusto que soltaba para hacer la gracia, pero se podría decir que estaba ya acostumbrado después de dos años con él a su lado. Estaba acostumbrado a sus bromas, sus amenazas, sus chicas de cada día...Todo.
Un grupo de chicas se iba acercando al local. Las miraba a todas, de arriba abajo, sin perderme ni un detalle. Había dos rubias y dos morenas, algunas más operadas que otras. Puse una mueca de asco, no me gustaban nada y seguro que alguna se acercaba a pedirme algo. Y no estaba equivocado...
La rubia más operada se quedó parada frente a mí mientras las otras chicas entraban dentro mientras se reían. Rodé los ojos y di un suspiro cuando me quité el cigarro de los labios. La rubia se relamió los labios rellenos y me dio una mirada lujuriosa.
-Hola - dijo con una voz casi de pito.
-Hola - contesté secamente.
-¿Por qué están tan solo? - preguntó acercándose demasiado a mí.
Sonreí.
-Espero a mi novio - mentí. La rubia está claro que se lo tragó porque abrió mucho los ojos y también abrió la boca. Luego, se alejó y murmuró algo que entendí claramente. ¿Por qué todos los tíos buenos son gays? Me convulsioné una vez a punto de reírme, pero me aguanté. Me llevé de nuevo el cigarrillo a la boca para no carcajearme.
La puerta del local se abrió dejando que se escuchara un poco de música a todo volumen. Jacob salió y cerró la puerta. La música cesó de inmediato.
-¡Oh, cariño! Lamento el retraso - dijo Jacob con lástima, como si hubiera escuchado la escasa conversación. Me pasó el brazo por la cintura y me quitó el cigarrillo para llevárselo él a sus labios. La chica se quedó aún más impresionada.
-No importa, sé que tenías que arreglar un problema - dije mientras sonreía y le pellizqué la mejilla a Jacob mientras intentaba fumarse mi cigarrillo.
La chica creo que quedó traumatizada. Entró en el local casi corriendo y Jacob y yo empezamos a reír. Él escupió el cigarro para reírse a gusto y yo le di golpes en la espalda mientras reía.
-Eh, tío - dijo Jacob entre risas -. Creía que estabas enfadado, pero veo que solo venías a ligarte a alguna.
-No - dije cesando mi risa -. Sí estaba enfadado. Me saca de quicio.
-Sabes que es así, uhm...cariño - dijo Jacob levantando las cejas. Reí de nuevo.
James y los demás salieron en torno a las nueve de la noche. Jacob y yo nos habíamos quedado hablando una hora fuera del local. El tiempo se pasaba volando...Decidimos ir a Jackson Square, a dos manzanas del Barrio Francés. Jacob se tuvo que ir a acompañar a Seth a su casa así que se despidieron de nosotros y pillaron un taxi. Los demás nos fuimos a Jackson Square y allí nos sentamos en la estatua de Andrew Jackson* a pesar de que estaba prohibído. Delante de nosotros estaba la catedral de San Luis, pero nadie se quedaba mirándola, salvo yo. Todos clavaban su atención en las mujeres que, posiblemente, habían pillado en el local y se dedicaban a devorarse la boca el uno al otro. Suspiré y me pasé una mano por el pelo. Esto me parecía un poco vergonzoso...Estar sentados encima de la estatua de Andrew Jackson y matándose con la boca. Por suerte, nadie pasaba por allí y eso me dejaba un poco tranquilo, sólo un poco...
-¡Eh! - gritó James y miré en su dirección. Una chica pasaba por allí y estaba cargada con una bolsa de viaje y una mochila bastante grande. Era de estatura normal, el cabello le llegaba a media espalda y era de color castaño; sus ojos eran de un marrón chocolate. Vestía unos vaqueros y llevaba una chaqueta ancha abrochada hasta el cuello.
Miró en nuestra dirección, con sus ojos de color chocolate confudidos y asustados.
-¿Qué pasa? - preguntó con timidez.
-Te veo un poco perdida - ronroneó James, sonriendo con malicia -. ¿Necesitas algo?
Todos nos quedamos mirando a la chica. Ella se quedó callada y se sonrojó violentamente al darse cuenta de las palabras de James. Todos comenzaron a reírse de ella y yo me quedé mirándola aunque me daba un poco de risa. Parecía que estaba a punto de echarse a llorar y se sonrojó todavía más, si se podía. La chica posó su mirada en mí y se mordió el labio, aguántandose aún más las ganas de llorar. Agarró fuertemente su equipaje y se fue corriendo de manera torpe. Las risas de mis amigos se intensificaron.
-Seguro que esa tía tiene un buen cuerpo debajo de tanta ropa - comentó James -. Su culo parecía blandito...
Todos rieron de nuevo.
Me quedé una hora más allí hasta que me harté de ver como se devoraban. Algunos ya se habían ido a buscar un lugar más...privado. Me bajé de la estatua de Andrew Jackson.
-¿Ya te vas? - preguntó James -. Joder, macho - añadió. Eso sobraba.
-Sí, ya me voy.
-¿A buscar tías? - dijo uno de los que quedaban allí. Puse los ojos en blanco.
-Me voy a casa.
-¿Edward Cullen yéndose a casa a estas horas? - dijo James con asombro mirando su muñeca izquierda donde se supone que tendría que haber un reloj.
-Hoy estoy un poco cansado - dije. Luego miré a James -. Ya me llamarás.
Asintió.
-Tranqui, que será pronto. - Sonrió con su característica sonrisa maliciosa.
Volví al Barrio Francés, ahora lleno de gente a pesar de ser lunes, y cogí la moto. Llegué a casa antes de lo que esperaba debido a que no había mucho tráfico. Dejé la moto en el garaje y entré en casa. En el salón encontré a Emmett y su novia, Rosalie, una chica rubia de ojos azules muy guapa. Estaban viendo una película que echaban en la televisión. Les saludé con la mano y subí las escaleras a toda prisa.
Antes de que pudiera abrir la puerta de mi habitación, apareció Esme, mi madre, por el pasillo con una caja llena de trastos en los brazos. Levanté una ceja.
-Hola, Edward - dijo mi madre -. Si que has vuelto pronto.
Me encogí de hombros.
-Me aburrí - dije.
-Bueno, entonces podrías ayudarnos a Carlisle, Alice y a mí con esto - señaló la caja con la mirada -. Ve a la habitación de huéspedes.
Asentí y fui hacia esa habitación que estaba en el mismo piso que la mía. La hija de los Swan ya debería estar aquí...y encima tendría que convivir con ella en el mismo piso. Con lo que me gustaba estar solo.
La puerta estaba entreabierta y miré por entre el hueco. Vi a Carlisle agachado limpiando un mueble y escuché a Alice hablando por los codos sobre algo de ropa. Abrí la puerta y tres pares de ojos se clavaron en mí. Saludé a Carlisle con una sonrisa forzada y luego miré a Alice que me miraba con enfado por haber interrumpido su conversación. Se me secó la garganta al ver la chica que se encontraba a su lado. ¡Era la chica que habíamos visto en Jackson Square y que se había ido corriendo al borde de las lágrimas! Apreté con fuerza el tirador de la puerta mientras nos mirábamos. Ella me miraba con un claro enfado, pero también con vergüenza y miedo. Apartó la mirada a los dos segundos.
-Que bien que llegas, Edward - dijo Alice volviendo a hablar -. Y demasiado pronto - sonrió -. Edward, ella es Bella Swan.
*Rebootizer: Bebida que sirve para bajar el nivel de alcoholismo y ayuda a disminuir la resaca.
*Andrew Jackson: Séptimo presidente de los Estados Unidos.
Aquí he vuelto y esta vez con el nuevo fic. Iba a hacerlo corto pero me he pasado de la raya y me ha salido todo esto de golpe y porrazo xD
No os quejaréis ¬¬
Como habéis visto, la historia se sitúa en Nueva Orleans. He decidido poner esa ciudad porque me parece el sitio adecuado porque hay mucha fiesta por allí y tal...y he ido y me la sé de memoria. Todo esto se sitúa antes del Huracán Katrina en el 2005 porque antes de eso la ciudad molaba xD
Sigo con mi costumbre de hacer Jacob de bueno porque me gusta, a mí no me parece tan malo y ha ayudado bastante a Edward...y de qué manera, haciendo de homosexuales xD
Todavía faltan cosas por decir pero será en el capítulo siguiente. Me voy ahora porque estoy MUERTO DE CALOR Y YA NO PUEDO MÁS. Me voy a gorronear la piscina de mi amigo. Espero volver con un nuevo capítulo (de Heart o de este) el día de mi cumpleaños, el 20 de junio (¡Edward no es el único que cumple años! De paso me promociono xD).
Así que...
¡Hasta la próxima!