Muchas gracias a oodball, MemoriesOfRhapsody, tamborilero, princesa del silencio y Faith por haber dejado los 5 reviews para la actualización de la historia! Aquí tienen el 3 capi con todo mi cariño. Y no te apures Faith, que esto apenas está empezando ;)
Disclaimer: Esta es una traducción autorizada del fic "The Road to Sunrise" de Shtuff, ya saben a quién pertencen los personajes y todo el demás blah, blah, blah...
CAPITULO 3
Sólo aquí crecían las flores. El resto de Midgard era oscuro y húmedo, un laberinto interminable de acero y escombros. Pero aquí, en esta vieja iglesia en los bordes de la ciudad, vida crecía. Nadie sabía por qué las flores brotaban aquí, aunque muchos –huérfanos de la calle y aquellos que carecían de esperanza –habían venido a verlas.
Algunos pensaban que era debido a los tenues rayos de sol que se filtraban a través del alto techo, pero otros insistían en que era la chica que las atendía.
Ella era de naturaleza gentil y voz suave, incomparablemente hermosa, por dentro y por fuera. Algunos pensaban que se trataba de un ángel, un rayo de luz en esta oscura ciudad. Ella pensaba que eso era tonto. Ella sólo era una chica, difícilmente alguien especial. Simplemente cuidaba de las flores, virtiendo su alma y corazón en ellas, y esperaba.
Esperaba por él.
Habían pasado cinco años que se sentían como toda una vida. Él le había prometido que regresaría y ella se había aferrado a esa promesa con todas sus fuerzas. Ahora, sin embargo, su corazón vacilaba.
Inclinándose entre las flores, Aerith Gainsborough hizo rodar el listón rojo en sus manos. Usualmente estaba atado a sus largos cabellos castaños, pero hoy no pudo evitar desatarlo y mirarlo. Estaba ligeramente desteñido y deteriorado por el tiempo, pero aún tan suave como el día que él se lo había dado. El día en que se fue en una misión. El último día que lo había visto.
Aún podía recordar su radiante sonrisa, el centelleo en sus ojos cuando le había entregado el listón.
"Para que no te olvides de que tienes novio mientras no estoy."
Su risa todavía resonaba claramente en su memoria, iluminando su corazón en el más oscuro de los días. Lo extrañaba tanto que dolía y le consternaba encontrándose dudando si algún día regresaría.
¿Dónde estás, Zack? Ha pasado tanto tiempo.
Aerith llevó una mano a su rostro, luchando las inusuales lagrimas. Ella rara vez lloraba. Especialmente por Zack. Siempre sentía que llorar lo decepcionaría de alguna manera. Pero habían pasado cinco años, sin ninguna noticia de él.
¿La había olvidado? ¿Estaba muerto?
Muy probablemente.
Arrancando una flor de su lugar de reposo, Aerith la sostuvo ante los ligeros rayos del sol, girándola entre sus dedos con gentileza. Amaba estas flores. Eran un bálsamo para su alma. Un canal para su amor. Por que era su amor por Zack lo que vertía sobre las flores. Tal vez eso era lo que las hacía crecer.
Pero cinco años era tanto tiempo…
Aerith dejó la flor caer al suelo.
Tal vez me he aferrado demasiado tiempo.
Si Zack estuviera vivo ya se habría comunicado a estas alturas. Ella no podía esperar por siempre, aunque eso quería. Mirando su listón una última vez, Aerith dejó que algunas lágrimas se deslizaran por sus mejillas, lágrimas por el hombre que amaba y que no iba a regresar.
Siempre te amaré, Zack.
Con cuidado, una vez más sujetó su cabello con el listón. Con los ojos fijos en silenciosa determinación, pero llenos de pena, se levantó y tomó su canasto de flores. Se alejó de la iglesia sin mirar atrás, cerrando la puerta tras de si, sellando adentro las hermosas flores, donde estarían a salvo.
Luego, con la cabeza en alto, Aerith se adentró en la calle y en su futuro.
Lo siento, Zack. Ya no puedo esperar por ti.
Había una cierta belleza en Midgard que pocos podían apreciar –algo exquisitamente intrincado en el infinito laberinto de metal y las pululantes masas. Abajo, en la triste canción de los suburbios, Midgard era cualquier cosa menos bella, pero desde aquí, muy arriba de la contaminación –donde todo lo que se veía eran luces resplandecientes –era increíblemente espléndida.
Era hermosa por que le pertenecía a él.
La gigantesca expansión de acero respondía a él y solo a él. Él era su amo, su dios. Y le encantaba.
El Presidente Shinra se sonrió mientras miraba abajo a su ciudad. Frecuentemente se le podia encontrar aquí, observando a través de las lujosas ventanas de su oficina. Midgard era perfecta en sus ojos. Excepto por una cosa. La furia brotó en su pecho solo de pensar en la mancha en su ciudad y sus ojos se estrecharon hasta volverse dos rendijas, eliminando la mancha en su mente.
Un desarrapado grupo de rebeldes pensaban que podían desafiarlo, pensaban que sabían que era mejor para su ciudad. Sus gritos por justicia habían proyectado una sombra sobre su fama, sobre la belleza de Midgard. Ya no podía mirar por su ventana sin pensar en ellos y en el daño que habían causado a su compañía.
Una mano se encrespó en un puño tembloroso mientras los agudos ojos se oscurecían con rabia silenciosa.
AVALANCHA había sido una espina en su costado por años, pero pronto los encontraría.
Y entonces los aplastaría.
"¡De acuerdo gente, guarden silencio!"
El susurro insistente trajo silencio instantáneo al oscuro cuarto y todos los ojos voltearon rápidamente para ver su fuente. El enorme hombre les frunció el ceño, molesto por su descuido. Shinra tenía espías por todos lados. Y no podían permitirse ser capturados. No ahora.
Una mujer cerca del frente del grupo alejó su cabello oscuro de sus ojos carmesí y le sonrió tímidamente. "Perdón, Barret," murmuró en disculpa, una sonrisa de irónica diversión jalando de sus labios.
Barret resopló, cruzando sus enormes brazos sobre un pecho igualmente musculoso. "Ahora," dijo, encontrando cada mirada en el cuarto, "eso es silencio, vamos a centrarnos en los negocios."
Todos asintieron, intimidados por su severa mirada. "¿Tenemos todo preparado?"
Un hombre cerca de la parte trasera frunció el ceño. "No del todo. Algunas cosas todavía están en proceso."
Barret gruñó en impaciencia y desaprobación. "¿Cuánto más?"
El hombre se encogió de hombros. "Un mes. Más o menos."
La mujer miró a Barret con ojos preocupados. "Eso es un tiempo bastante largo," dijo en voz baja.
Barret asintió, mirando el techo por un momento. "Lo sé, pero tendrá que ser suficiente."
Los miembros de AVALANCHA asintieron. Pronto, irían tras la compañía que había destruido tantas de sus vidas, y estaban matando a tantos más. Pronto, tendrían a Shinra a su alcance.
Y entonces, la destruirían.
Sus manos estaban temblando otra vez –un ligero tremor que nunca parecía marcharse. Tomando un aliento profundo, lucho una vez más por estabilizarlas. El intento terminó en un fracaso, como siempre. Así que ignoró sus traidores anexos y se concentró en la tarea a la mano.
Los vendajes seguían sanguinolentos, incluso después de casi una semana. Pequeños puntos rojos salpicaban la prístina tela mientras la jalaba lentamente del pecho de su amigo. Al menos no estaban completamente empapados como habían estado antes.
Zack no se movió mientras Cloud luchaba por levantarlo, con un brazo debajo de sus hombres, el otro sosteniendo su espalda. Las vendas calleron al sucio suelo, alejadas por la mano de Cloud. Cloud depositó a Zack suavemente en la única cama en el cuarto, haciendo una mueca cuando crujió bajo el peso del hombre.
Más vendajes descansaban cómodamente en una bolsa de lona café –un regalo de la señora que los había encontrado y traído aquí. Cloud encontró algunos limpios y los puso en la cama, llenó un recipiente con agua y cuidadosamente limpió las heridas de su amigo. Estaban empezando a sanar, gracias a dios. Pero aún derramaban precioso fluido vital.
Cloud desearía saber más sobre esas cosas. Sólo podia hacer esto por que la señora le había enseñado.
Tras varios torpes intentos y algunas maniobras ingeniosas, Cloud se las arregló para asegurar los vendajes alrededor del pecho y torso de Zack. Tendiendo a su amigo con delicadeza en la cama desvencijada, suspiró suavemente, haciendo una mueca ante el dolor que punzaba por sus venas. Los pequeños pinchazos eran un acontecimiento diario, aunque se volvían menos agudos y frecuentes con cada día. Tomando un respiro profundo, Cloud se reclino contra la cabecera, ignorando las ásperas astillas que se hundían en su espalda a través de su ropa.
La señora le había dado nueva ropa. Su viejo atuendo estaba manchado de lodo y roto más allá de reparaciones. Las ropas no eran mucho y hacían poco para proteger contra el frío, pero suponía que eran suficiente.
Descansando su barbilla en sus rodillas, Cloud miró intensamente la forma inerte de Zack.
Por favor, Zack, despierta. Muevete. Cualquier cosa… lo que sea…por favor.
El otro hombre no respondió a sus ruegos silenciosos, permaneciendo rígido e inerte.
Como un cadáver…
Cloud se estremeció y se acercó más a Zack, deseando desesperadamente algún tipo de protección. La ciudad era oscura y silenciosa –llena de rostros lascivos, metal torcido, contaminación y enfermedad. Su mente seguía siendo una pizarra en blanco y sabía que no era nada menos que un milagro el que se las hubiera arreglado para conseguir comidas consistentes para sí. No sabía que se suponía que debía hacer, siquiera donde debería empezar.
Su mente se sentía mal también. Algo estaba ahí que estaba casi seguro no había estado presente antes. Todo sobre él se sentía… fuera de lugar, más que sólo sus recuerdos perdidos y estaba aterrado de lo que pudiera ser.
Un gemido bajo se escapó de sus labios y enterró su cabeza en sus rodillas mientras el tremor se movía de sus brazos por sus venas, afectando todo su cuerpo.
Zack… por favor…
Zack siguió durmiendo, en el olvido.
¿Qué les parece el mismo trato de la próxima vez? 5 reviews me harán escribir más rápido... aunque dificilmente en esta semana, tengo 3 exámenes y empiezo nuevas clases el lunes, así que tenganme paciencia, gente. Pero les prometo apurarme... especialmente si veo reviews...