Disclaimer: Kishimoto posee los derechos de Naruto y Sasuke.
Advertencias: SLASH – AU – cuatro estaciones, cuatro capítulos. Personajes levemente OCC (explicaciones al final*). NC-17.
Notas: Dedicado a Emily-Lokis, cuyo cumpleaños fue hace unos meses (cof-cofAgostosinomalrecuerdocof-cof) y a quien le he tomado mucho aprecio a pesar de que ella viva en Venezuela (aunque siempre la piense en Perú) y yo en México.
Estaciones
Invierno
El reloj marcaba la una. El cielo estaba coloreado de negro, la oscuridad lo rodeaba. Un cuerpo tibio se acurrucaba contra el suyo, desnudo y sudoroso. Naruto quería alejarlo, pero estaba al borde del colchón, un poco más y se caería.
El 24 de diciembre siempre le había parecido de lo más tedioso, presenciando por todos lados familias felices que compartían aquel día tan especial. Y no es que él fuera católico, pero siempre sobraban razones para celebrar. En esta ocasión no había sido diferente. En un principio pensó en dejarlo pasar, más al final decidió asistir a la fiesta de uno de sus amigos ingleses, Robert.
Le dolía la cabeza, tal vez había bebido demasiado. Creía que así había sido ya que no recordaba, en absoluto, quién era el tipo que dormía a su derecha y mucho menos cómo había llegado a esa cama desconocida. Miró a su alrededor, la habitación parecía bastante grande y estaba bien amueblada, demasiado lujosa.
―¿Has despertado?― dijo el joven abrazándolo por la cintura. Naruto se removió algo incómodo, pero al final dejó reposar el brazo sobre su cadera.
―Sí― respondió secamente, se sentía demasiado confundido.
―Creo que podríamos tener un poco más de esto…― la mano del desconocido se resbaló lentamente por el abdomen de Naruto y, esos dedos fríos, se posicionaron en su pene cubierto de pelusilla dorada, masajeándolo lentamente. Tuvo la intención de retirarlos y decirle que al otro día tendría que trabajar, sin embargo, al sentir una ligera presión sobre la cabeza de su miembro y con ello una ola desenfrenada de lujuria invadiéndolo, prefirió arquearse hacia esa mano y dejarse llevar.
―Eres tan bello Naruto.
El chico se metió entre las sábanas que los cubrían y, sin esperarlo Naruto, introdujo en su boca la polla semi-erecta del rubio, primero chupando lentamente la punta, después succionando lánguidamente la sobrada longitud, lamiendo con su diestro músculo los testículos, mordiendo con excedida paciencia todo el miembro. Naruto gemía y se arqueaba hacia esa caliente boca, tratando de llegar hasta su garganta, tratando de apagar el fuego que lo abrasa desde dentro, tratando de no pensar en Sasuke y dedicándose solamente a disfrutar el momento.
Se vino en la húmeda entrada del joven y este la deglutió, sonriendo mientras lo hacía.
―¿Qué hora es?― preguntó Naruto.
―Las cinco― respondió el otro mientras chupaba un pezón y pellizcaba al otro al mismo tiempo.
―Si vas a hacer otra cosa, date prisa, me tengo que ir.
El muchacho lo miró, en sus ojos se reflejaba una mezcla entre la furia y el deseo. Naruto atinó a alzar una ceja, prepotentemente. Tras varios segundos hubo una lucha campal en silencio, uno mostrándose herido con la situación, el otro manifestando desinterés por lo que él sintiera.
―Bien―dijo al tiempo en que se bajaba de la cama y comenzaba a arrojarle sus prendas a Naruto quien rápidamente se comenzó a vestir. ¿Qué le había pasado por la cabeza a ese chico? ¿Que estaría enamorado de él? Iluso.
Cuando terminó de vestirse el chico ya lo esperaba con la puerta abierta, instándolo a marcharse. Naruto se apresuró a salir, no sólo de la habitación, sino también de la casa. Bajó las escaleras lo más rápido que el mareo le permitía, seguido por su "amigo". No necesitó, esta vez, que el tipo le abriera la puerta, él mismo lo hizo.
―¿Al menos recuerdas mi nombre?
Naruto volteó cuando ya había bajado los tres escalones que conducían al pórtico.
―No me interesa― una sonrisa odiosa, producto de haber convivido con Sasuke mucho tiempo, se extendió por su rostro. Como respuesta tan sólo oyó el azote de la puerta al cerrarse.
.·.
Caminó por una calle desierta, el automóvil lo había dejado cerca del bar donde la fiesta había tenido lugar. Al rato mandaría al chófer por él. Caminaría a casa, como en los viejos tiempos.
Desde que se había graduado como diseñador gráfico su vida había mejorado. Comenzó por crear un proyecto empresarial que finalmente pudo llevarse a cabo gracias al patrocinio de una empresa que llevaba varias décadas en el mercado. Nunca le había agradado la idea de cómo había sido fundada su empresa, no, sabiendo que Sasuke había colaborado con aquello.
Uchiha's Corporation había sido la primer contratación que había aceptado porque fue la primera empresa que solicitó sus servicios. Ellos no eran reconocidos, sin embargo, tenían una amplia gama de expertos en distintas ramas. Gracias a Sasuke y su empresa había podido establecerse, finalmente, en un departamento en el centro de Tokio y habían comenzado a ganar adeptos.
Hoy en día generaban millones de dinero y cada año las contrataciones se multiplicaban.
Aún así, le mortificaba el hecho de que detrás de cada uno de sus éxitos, estuviera su ex-novio entrometido. La carrera prácticamente la había pagado la familia de Sasuke, en parte por las peticiones del joven, en parte por la amistad que habían mantenido con sus padres antes de que quedaran completamente paralíticos, después del accidente aeronáutico.
Minato y Kushina trabajaban para Uchiha's Corp., ellos eran los supervisores del campo de diseño de publicidad y habían sido enviados a París a desarrollar un plan publicitario para atraer la atención de todos los franceses y, así, incrementar la ventas en aquel país. No obstante, aquello jamás pudo concluir o siquiera empezar. El avión privado en el que viajaban no había sido correctamente revisado, las consecuencias habían sido fatales. Tras el accidente habían decidido mudarse a Canadá, sin embargo, debido a que Naruto no sabía inglés y ellos creían firmemente que sólo serían una carga para su hijo, habían resuelto que Naruto se instalara en un internado.
Mikoto, sin embargo, les había propuesto una mejor opción: Naruto podría quedarse a vivir en la mansión Uchiha hasta que ellos decidieran regresar. De hecho, había pensado desde hace mucho en que Sasuke y Naruto se conocieran, sin embargo, la carga laboral y la atención familiar no le había permitido formalizar una cita con Kushina y el resto de su familia, así que decidió invitar a Naruto al mentado campamento donde conoció al odioso Sasuke.
Kushina en realidad no le quería causar problemas a su querida amiga, no obstante, esta le aclaró que si no le daba una razón suficientemente buena para rechazar su oferta, se ofendería.
Fue así como Naruto pasó a ser el vecino de Sasuke. Frente a la recámara asignada, estaba la de su "enemigo", aun después del incidente donde jamás le agradeció, aunque muchas veces había tratado de hacerlo. No se habían vuelto "amigos".
No fue hasta después de dos meses que comenzaron a llevarse relativamente mejor. Al principio todo había sido cuestión de ignorarse, pero debido a la frecuencia con que se veían no habían podido más y habían estallado. Cada día era día de una nueva discusión y nunca faltaban motivos para molestarse el uno al otro.
Todo cambió tras un segundo incidente. Naruto tenía entre las manos el álbum familiar, recordaba todos los momentos maravillosos junto a sus padres. Aún no podía comprender como lo habían dejado allí, solo. Tampoco entendía por qué le habían mentido, él sabía que no estaban en un viaje de negocios, pero ellos se empeñaban en sostener ese falso argumento. Inevitablemente sus ojos se habían llenado de lágrimas, había dejado el librito a un lado y se había acostado boca-abajo sobre la cama, hundiendo su rostro en la almohada, tratando de tomar control sobre sus emociones que amenazaban por desbordarse. Quería gritar, más sabía que no disminuiría el dolor.
Sasuke había entrado con la intención de molestarlo, producto meramente del ocio. No hizo ruido al abrir la puerta y tampoco al cerrarla. Justo cuando iba a abrir su boca para insultar al rubio, se percató de los sollozos que inundaban la habitación, incluso podía sentir la depresión en que se hundía aquel chico, la tristeza inundaba el cuarto.
En el instante no supo qué hacer. Retrocedió despacio hasta quedar pegado a la puerta pensando que salir era la solución, no obstante, una presión en el pecho le hizo avanzar hacia delante lentamente. El rubio estaba hecho un ovillo sobre la cama. De nuevo quedó petrificado, jamás se había sentido así, tan vulnerable, tan propenso a sentimientos ajenos. Con que esto es empatía.
Pensó en mil cosas que podría hacer, desde regresar por donde había venido, hasta carraspear para hacerle saber que él estaba allí, junto a él. Más Sasuke no quería eso, quería que Naruto supiera que él no estaba junto a él, sino con él.
Fue cuando lo abrazó, aunque no sabiendo muy bien cómo hacerlo, él no era muy afecto a esa clase de expresiones.
Creyó que Naruto se rehusaría, que lo apartaría, no obstante, fue muy distinta su reacción. Tras un leve saltito de sorpresa, se acurrucó contra sus brazos, manteniendo todavía el rostro hundido en la almohada. Sasuke había permanecido reclinado sobre él, con una rodilla apoyada sobre el borde del colchón y la otra pierna sosteniéndose sobre el suelo. Se retiró un breve instante para acostarse a lado del cuerpo sollozante del rubio y le pasó un brazo sobre la cintura, hasta llegar a su espalda. Naruto decidió dejar de llorar contra el pedazo de tela y se acomodó sobre el hombro de Sasuke quien al instante sintió como se humedecía su cuello.
―No llores― pronunció las palabras que muchas veces antes Itachi le había dicho a él.
Naruto se pegó más a su cuerpo, tratando de clamarse.
―Extraño a mis papás ― articuló entre sollozos.
Sasuke cayó en la cuenta de qué tan solo se sentía Naruto. Naruto, seguramente, no estaba acostumbrado a su tipo de familia, su padre jamás estaba en casa, su mamá a veces y su hermano desde su entrada a la universidad había dejado un sitio más sin ocupar en la mesa. Y Sasuke no era de gran ayuda. A parte esa no era su familia.
―Yo seré tu hermano y no te dejaré solo.
Naruto analizó aquellas palabras, se despegó un poco del joven Uchiha y lo miró directamente a los ojos, el negro se fundió en el azul, el azul se mezcló con el negro.
Todo cambió desde ese entonces. De ser enemigos a muerte, pasaron a mejores amigos.
―¿Y qué sucedió entonces?― dijo al viento Naruto mientras ingresaba al edificio donde vivía.
.·.
El teléfono sonó, Naruto veía una película. Se sentía aletargado, deseaba dejarlo pasar, pero recordó que tenía una empresa y todas sus ganas de quedarse tirado sobre el sillón se fueron por un tubo.
―¿Hola?
―Hola Naruto, mis padres quieren que vayas a cenar el fin de año y no pienses en decir no, no lo aceptarán.
Hoy no había pensado en Sasuke, pero sabía que ese dios infinitamente misericordioso no lo dejaría pasar.
―Lo siento, ese día tengo trabajo Sasuke, tendrás que persuadir a tus padres e inventarles algo mejor que mi escueta excusa que, sin embargo, es cierta.
―No haré de mensajero, bobo. Vendrás, quieras o no.
Naruto frunció el ceño.
―Pues no es que no quiera ir, es que no puedo, bastardo.
―No importa, vendrás y punto, no hay excusas.
Y le colgó.
―Ni hablar Sasuke, sigues siendo el cabrón que conocí en mi niñez― declaró Naruto mientras colgaba el teléfono.
.·.
El 31 de diciembre pareció correr más rápido.
Naruto había recapacitado y el rechazar la invitación de la que era casi su familia no era nada educado, así que había optado por ir, aunque sólo fuera para repartir un par de regalos y darles una sincera felicitación.
Se había levantado temprano, tenía planeado llevar un pastel como postre, el problema es que aún no lo había mandado a hacer. A parte de que confirmaría su asistencia y mejor hacerlo temprano, sino tal vez se arrepentiría.
―¿Sasuke?
―¿Mmm?― ronronea el chico al otro lado de la línea. Naruto tiembla, Sasuke sigue provocando que se tense su miembro con tan sólo ese sonido.
―¿Ocupado con una nueva presa?― expresa el rubio mezclando burla y curiosidad en su tono.
―No seas tonto Naruto. Si no lo has notado, son las ocho de la mañana y es domingo. ¿Qué pasa? ¿Llamas para decirme que no vendrás?― dice al otro lado de la línea, aún adormilado.
―Vale, llegaré a las nueve, dile a tus padres que llevaré el postre.
―Paso por ti.
―No es necesario Sasuke, iré…
―Paso por ti y fin de la discusión― al siguiente instante se escuchaba de nuevo el bip-bip.
―Y a pesar de todo sigues comportándote como si te interesara. Si dejaras de quererme, las heridas cicatrizarían.
Derrotado se sentó sobre el sillón. Temía que su corazón desbocado se fuera a salir de su pecho.
.·.
La puerta del departamento de Naruto es golpeada levemente por un puño. Voltea hacia el reloj que cuelga cerca de la puerta que lleva a la cocina. Son las siete y media, pero no recuerda haber invitado a alguien a pasarse por allí. Por otra parte recordó que Ethan (su más reciente conquista) dijo que lo visitaría un día de esos, esperaba que no fuese él o habría escogido un pésimo día.
―Voy― gritó mientras se ponía la camisa.
Abrió sin preguntar quién era.
―¡Sasuke!― dijo levemente sorprendido.
―Mamá insistió en que viniera más temprano― declaró Sasuke, Naruto pensó que a modo de disculpa ―Si no estás listo puedo regresar más al rato.
―No, que descortés de mi parte, pasa. Es sólo que te esperaba hasta las nueve.
―Bien, ¿no tenías trabajo?
―¡Me atrapaste! No tenía planes y al final creí que no era necesario estar solo― se sentó a un lado de Sasuke y se inclinó para amarrarse las agujetas de sus tenis.
Al otro lado del sillón, el joven lo miraba atentamente en completo silencio, lo que al rubio le incomodó un poco. A pesar de que hacía tres años se habían separado como pareja, las mariposas seguían revoloteando cuando estaba cerca de él. En el transcurso Naruto había tenido un montón de aventuras sexuales, pero nadie había podido arrebatarle esa pasión que sentía por Sasuke. A Sasuke no le había conocido ninguna pareja y eso sencillamente le hacía imaginar (tontamente tal vez) que ellos aún tenían una posibilidad. Más tres años era mucho tiempo y cada vez tenía menos esperanzas.
―Nunca estarás solo― dijo por fin Sasuke. Naruto creyó que se derretiría, no obstante, mantuvo la compostura relajada. Dentro de él mil emociones se acumulaban, pero no las podía dejar entrever ni por un segundo.
―Yo lo sé. Tengo un hermano, ¿no?― preguntó con una sonrisa en los labios, recargándose sobre el mullido sillón.
La mirada de Sasuke se ensombreció.
―Claro…
―Voy a arreglarme,― el rubio se levantó y se dirigió a su recámara, el silencio cada vez se le antojaba más insoportable ―puedes ver la televisión mientras o ya sabes que por allí está el revistero y no hace falta que te diga que puedes tomar un libro, ¿cierto?
―Cierto― escuchó Naruto antes de cerrar la puerta.
Uzumaki se recargó sobre la puerta, odiaba no poder controlar la velocidad de los latidos de su corazón, detestaba no poder respirar adecuadamente.
Se dirigió al espejo, sus diestras manos peinaron su cabello húmedo y le dieron forma. Se acomodó la camisa. Echó un último vistazo al espejo y se puso la chamarra negra que aguardaba sobre el colchón. Finalmente, respirando hondamente, salió.
―Siempre he dicho que lo tuyo es el azul―manifestó Sasuke desde el borde de la puerta de la cocina, llevando después un vaso de cristal relleno de agua a la boca.
―Gracias. Yo creo que a ti te queda bien todo.
Sasuke sonrió presuntuoso, aunque sin mostrarse superior.
―A mí me gusta el azul, pero ese sólo te puede quedar a ti.
Naruto ponía unos cuantos regalos en una gran bolsa decorada con la reconocida marca de una tienda comercial. Rió tímidamente.
―Si tú lo dices… Oye, ¿podrías ayudarme?
―¿Con qué?― dijo al instante Sasuke dejando el vaso de cristal sobre la mesa del comedor.
―Decide tú: bajas el pastel o los regalos.
―Da igual― Naruto le fulminó con la mirada, ese tipo de contestaciones le desesperaba. Sasuke rió brevemente, parecía más un fja-fja que una risa.
―Bien, iré por el pastel, ve bajando.
―¿Quién me asegura que no intentarás escapar? Mis padres no me lo perdonarían y tampoco te perdonarían tu escapada.
―¡No seas idiota! Nos vemos abajo, ¿vale?¿ Traes el Lamborghini o el Ferrari?
―No seas imbécil. Traigo la camioneta de mi papá― anunció con un grito, a pesar de que la cocina estaba en el cuarto continuo, aún así no recibió respuesta ― Vale, te veo abajo.
Naruto se preparó para aguantar. Ya no podía soportarlo, no podía actuar así cuando en el fondo estaba tan herido. ¿Y herido por qué Naruto? Se preguntó a sí mismo. ¿No fuiste tú el que terminó con su relación? ¿No eres tú el que ha estado sustituyéndolo, de cama en cama, de boca en boca?
.·.
La noche transcurrió más rápidamente de lo que Naruto había esperado. Fugaku se mostró menos apático que en otras ocasiones, incluso hizo una que otra broma, aunque persistió en el ambiente la rivalidad entre este y su primogénito, Itachi. Mikoto estuvo preguntándole por sus planes, así como por sus padres, quienes hoy en día residían en las Islas Fiji. Itachi mantuvo con el rubio una agitada conversación acerca de deportes y otros intereses comunes (el cine, sobretodo, era un tema al que siempre recurrían). Sasuke se mantuvo al margen de conversaciones que sostuvo con cualquier otro integrante de su familia, parecía estar demasiado ensimismado en sus pensamientos, de hecho, Naruto dudaba que este se hubiese interesado por alguna de sus pláticas. Siempre había catalogado a Sasuke como un chico callado, no obstante, esta vez a penas si había pronunciado algunos monosílabos en toda la noche.
―Gracias por el reloj Naruto, me ha encantado, a parte, ya necesitaba uno. Deidara siempre me reprende por llegar tarde.
Naruto recién se acordaba de Deidara.
―¿Y por qué no vino hoy?― preguntó con curiosidad el rubio, esos dos rara vez se separaban.
―Ya sabes, es la fecha en que visita a sus padres adoptivos.
―¿Y no fuiste con él?― Itachi frunció el entrecejo ligeramente.
―No, me mantiene como su sucio secreto, al menos sí con sus padres. Dice que es preferible que se vayan a la tumba si saber que su hijo es gay.― Suspiro. ―Aunque lo entiendo, sus padres ya son mayores. Para empezar todavía conservan sus ideas intolerantes y lo que menos quiero yo es que Dei se pelee con las personas que lo amaron y cuidaron desde que fue abandonado. A parte, ellos no se encuentran muy bien de salud, una sorpresa así podría desencadenar sus enfermedades controladas…
Naruto permaneció callado.
―Tal vez sea mejor así…― escucha a Itachi decir antes de que este se pare de la mesa y se acerque al árbol de Navidad. ―Feliz año nuevo, espero que te guste― le extiende una caja envuelta.
―Gracias.
―Es tarde Naruto, tendrás que dormir aquí― anuncia la señora Uchiha desde la cocina.
Naruto palidece. Después de todo, conoce las reglas de la casa en la que vivió hasta hace poco, a las doce ya nadie sale.
―Pe-pero…
―Es inútil que te resistas― dicen ambos hermanos al mismo tiempo. Sasuke sorbe con tranquilidad el humeante café del que se desprende un hilillo de humo.
―Está bien― susurra al tiempo en que Mikoto se acerca a la mesa con el pastel que Naruto ha traído.
.·.
―Te tengo un regalo― el frío le invade, el invierno trae consigo una ola helada que le congela los pies y las manos a Naruto.
―¿Te ha gustado el mío?― dice Naruto canturreando, mientras se apoya sobre el barandal del balcón.
―Siempre he querido la edición especial de mi libro favorito en su idioma original. Gracias, realmente me ha gustado― Naruto sonríe para sus adentros porque aunque es invierno, Sasuke se ha descongelado un poco.
―Bueno y qué hay con mi regalo, ¿no me lo has traído?― su tono indignado-bromista hace sonreír al menor de los Uchiha's.
Sasuke le toma la mano. A pesar de que ambos han estado fuera, en el balcón, al mismo tiempo, las manos de Sasuke siguen cálidas.
―Creo que debí comprarte unos guantes― dice Sasuke mientras suben las escaleras. Naruto ríe, le parece tan natural que estén allí, ambos, agarrados de las manos. Sospecha que siempre debió ser así, pero, quién sabe, tal vez el destino no les tenga preparados el mismo camino.
―¿Y qué es?― Sasuke le ve de reojo y sonríe con naturalidad. Naruto ansía besarlo, extraña tanto esos labios.
―Te gustará― le asegura mientras abre la puerta de su habitación. Naruto a penas cae en la cuenta de que está frente al lugar prohibido.
―Tal vez debamos bajar a abr…― Sasuke lo calla.
―No seas tonto, pasa― le jala hacia adentro y cierra la puerta. Es más que obvio que no hay marcha atrás.
Sasuke enciende las luces del cuarto y el rubio ve que está tan impecable como siempre. Aunque nota que está un poco cambiado. El escritorio sobre el que tenía la computadora ha sido reemplazado por un caballete.
―Sabes que desde hace tiempo tomo clases de pintura en óleo, ¿verdad?― Uzumaki asiente ―Bueno, más te vale que cuides este regalo, ¿eh, idiota?― Naruto no sabe que responder, es la primera vez que Sasuke le hace un regalo. También es de esas pocas veces que Sasuke lo insulta para tratar de ocultar lo que en verdad siente, pero, aunque Naruto no sea astuto, sabe que significan los gestos de Sasuke, no por nada son "mejores amigos".
Sasuke le extiende el cuadro envuelto en papel metálico a Naruto, quien sólo escucha los latidos de su corazón que van más rápido que de costumbre.
―Ábrelo, bobo.
Pero a Naruto le tiemblan las manos y no quiere que Sasuke siempre lo nervioso-ansioso que está. Tampoco quiere dejarle ver lo feliz que le ha puesto aquel regalo.
―Si no lo quieres…
―No es eso― se anticipa Naruto a las palabras de su amigo ―es sólo que las manos me tiemblan de frío― ¡mentiroso! ―y temo dejarlo caer o que se estropeé por mi culpa.
―Si ese es el problema, siéntate en la cama. Ven.
Has de estar en broma Uchiha, en la cama, tú y yo, ¡imposible!
Finalmente el rubio se sienta, tras resistirse un poco. Abre con cuidado el regalo y tal y como lo predijo, sus manos tiemblan, más no por el clima.
―¿Qué te parece?― resuena la voz de Sasuke en su cabeza la cual se ha desconectado de la realidad para enfocarse sólo en ese magnífico retrato.
Sus ojos se llenan de lágrimas. En la pintura aparecen ellos dos de espaldas. Al parecer tanto su cabello, como el de Sasuke, es removido por el viento. En la imagen no tienen más de doce años, están sentados al borde de un muelle, ambos miran hacia el horizonte donde el sol ya se esconde y trae consigo colores hermosos que adornan el cielo. Nota el cómo Sasuke ha pintado sus manos, la de él se encuentra apoyada sobre la madera mientras que la del joven de cabello azabache se encuentra recargada sobre la suya y, en este simple gesto, sabe que ha impreso un toque de amabilidad, de amor.
Por eso sus ojos azulados se han llenado de lágrimas. Sabe que no podrá contener el llanto aunque apriete firmemente la mandíbula.
―¿Qué intentas Sasuke?― pregunta sabiendo que aquello no puede ser bienintencionado.
Sasuke le mira atentamente, entrecierra los ojos como meditando y finalmente lanza una sonrisa malvada.
―Intento enamorarte bobo.
Y antes de que Naruto pueda procesar la información, Sasuke ya tiene atenazados los labios del rubio con los suyos.
Continuará…
¡Gracias por leer!
*OCC: Out of Original Character. Esto no lo podría asegurar del todo, sabemos muy poco de los padres de Sasuke y de Naruto que, en realidad, no sabría cómo definir sus personalidades, lo digo tanto por su individualidad, como por su paternidad. Por otra parte, sabemos que Sasuke es odioso y es frío como un bloque de hielo, sin embargo, ¡vamos! Si se comportara todo el tiempo así con Naruto… lo entiendo si es con otras personas, pero con la persona que ama ¡imposible! Dentro de todo seguí conservando su arrogancia y su autoritarismo. E Itachi, bueno, a Itachi me lo imagino así.
Notas:
¡Vale! Que no tengo ni mi perdón. Siento haber estado ausente por tanto tiempo y no quisiera darles excusas, porque si a mí no me convencen, menos a ustedes. Aunque les diré que me motivó a tomarme un descanso: la flojera y la des-inspiración, ¿quién se sentaría a escribir si ni siquiera le vienen ideas a la cabeza? Bueno, espero que no me torturen (como lo hice yo conmigo misma) y me dejen su comentario, ese que siempre me hace crecer y me ayuda (en verdad) a conseguir la inspiración necesaria. Gracias por sus comentarios, en verdad, son un impulso para continuar y son como una cura para el malestar. Por cierto: ¡Feliz Año Nuevo! Chicas(os) les deseó lo mejor, tanto en su vida profesional, como social, como laboral y, ¿por qué no? También una súper dotación de SasuNaruSasu.
Emily: Linda, sí, lo sé, hace ¡púf! Te debía este fic. Pensaba hacerte un one-shot y de hecho sí lo hice, pero no me gustó y por ello no te había regalado nada, ¿me disculparías? Aunque entenderé si no lo haces… De todas maneras este capítulo es totalmente tuyo, espero que te guste. Me apresuré a hacerlo cuando recién volvía mi musa de sus larguísimas vacaciones. ¡Y no me paré hasta que lo terminé! Pensaba regalarte un lemon, pero no me pareció apropiado para este capi, de todas maneras, creo que sigo en deuda, es decir, ¿has esperado tanto y la ingrata de mí ni lemon te ha dado? ¡No! Yo te debo un fic sin tanto drama y con un poco más de humor ;D Besos.