Disclaimer: Crepúsculo no me pertenece.

"Se feliz no significa que todo sea perfecto.
Significa que has decidido ver más allá de las imperfecciones."
-Desconocido.

Epílogo
Reunión

"Ni siquiera me dieron un diploma." Me quejé mientras Edward y yo salíamos de mi habitación. "En serio, trabajé muy duro para estar sobria y ni siquiera tengo un certificado para agitar frente a la cara de las personas."

Edward rodó sus ojos.

"¡Estoy hablando en serio, Edward! Si hubieras trabajado tan duro como yo para ser sobrio, querrías tener algo para agitarlo en la cara de la gente mientras gritas '¡mirénme, mirénme! ¡Pasé años drogándome y aún sigo siendo un miembr de la sociedad!'"

"¿Qué clase de medicina te dieron ahí?" Edward comenzó a reírse.

"Tomé demasiado café," admití, calmándome. "Me pue nerviosa, así que comí mi peso en donas y café."

"Se nota." Edward me sonrió. "Tengo una sorpresa para ti."

"Por favor no me digas que decidiste hacer los sándwiches de queso fundido y chili." Rogué. "No te ofendas Edward, pero no puedes cocinar. Quemas el cereal."

"Has estado hablando con Alice de nuevo, ¿cierto?" Edward hizo una mueca.

"Ese no es el punto." Evité la pregunta. Alice me había contado sobre la vez que Edward cocinó el desayuno para Esme en el día de las madres. Decidió que si la avena sabía bien caliente, el cereal sabría mejor. Llenó un plato con cereal y lo puso en el horno por treinta minutos. El resultado final no era comestible, así que Carlisle llevó a todos a IHOP a desayunar.

"Esa no es la sorpresa." Edward sonrió. Paré en mitad del pasillo y lo miré ceñuda.

"¿Entonces cuál es?" Pregunté. Le había rogado que no me comprara un regalo. No me gustaba recibirlos y él ya había pagado por mi estancia en el centro de rehabilitación, así que tuve que convencerlo de que ese regalo era suficiente.

"No te compré nada." Aclaró Edward.

"¿No hiciste otra pintura de mí, cierto?" La realización me golpeó. Dijo que no me había comprado nada, nunca mencionó algo sobre pintar.

"No," Edward sacudió su cabeza. Dejé salir un audible suspiro de alivio. "Encontré a tus padres." Añadió rápidamente. Mis ojos se abrieron y mi boca cayó. Me giré y comenecé a caminar hacia mi habiatación. "Bella," Edward suspiró frustrado. "¿A dónde vas?"

"Voy a volver a acomodar mis cosas en mi cuarto porqué me quedaré por unas semanas más." No quería girarme para mirarlo.

"Bella," la voz de Edward estaba más cerca de lo que esperaba. "Quieren verte." Tomó mi brazo y me giró. Lo miré y tragué el nudo en mi garganta. Las lágrimas que se formaban dentro de mí no tardaron en salir de mis ojos y arrastrarse bajo mi mejilla.

"No puedo verlos, Edward." Mi voz fue solo un bajo respiro que sonó a palabras. Tragué el sollozo que comenzaba a formarse en mi garganta.

"Bella," Edward me miró ceñudo. "Reneé voló desde Florida para verte y Charlie se tomó un día libre."

El pensamiento de mis padres sentados al otro lado de la mesa con Edward Cullen hablando sobre mi problema de drogadicción hizo que se me revolviera el estómago. Había tanto de lo cual quería proteger a mis padres, y parecía que Edward había arruinado mis posibilidades de decirles que había llevado una vida normal y productiva.

"Quieren verte." Trató de convencerme Edward.

"¿Les dijiste…?" Lo dejé así porqué ya sabía la respuesta. Edward asintió. Luché contra la urgencia de lloriquear. Mi corazón palpitó más rápido de lo que quería, así que tomé una respiración profunda para calmar mis nervios. "Vamos," traté de sonar más valiente de lo que me sentía.

Edward me sonrió mientras me tomaba un poco demasiado fuerte de la cintura. Caminé junt a él mientras me sostenía cerca. Íbamos a encontrarnos con mis padres. Luché contra la urgencia de huir corriendo. No podía huir. No de nuevo. Esa fue una de las cosas que me enseñaron en terapia. Tenía una tendencia a escapar de las cosas que me asustaban. Y no iba a volver a hacer eso.

"Bella," me advirtió Edward mientras me acercaba a él cuando traté de darme la vuelta para escapar.

"¿Podemos hacer esto cuando no me esté recuperando de ser una drogadicta?" Pregunté. Edward sacudió su cabeza. "¿Por lo menos puedo tener un cigarrillo?" Supliqué.

"Creí que los habías dejado." Edward arqueó una ceja.

Hice una mueca. Tenía razón, estaba dejando de fumar. "Bien," tomé una respiración profunda. "Iré."

"Actúas como si tuvieras alternativa." Edward rió. Le gruñí mientras rodeábamos la esquina para ir al lobby. Justo como Edward dijo, ahí estaban. Charlie, mi padre, vestía su uniforme y no paraba de mirarse las uñas. Reneé, mi madre, estaba mirando una revista, indiferente. Me giré, pero Edward tomó mi brazo y me empujó más adentro del lobby.

"Bella," siseó en mi oído.

Le fruncí el ceño antes de tomar una respiración profunda. Reneé fue la primera en verme. Sus ojos se abrieron ampliamente cuando me notó. Algo se atoró en mi garganta y mis ojos volvieron a aguarse. Golpeó el brazo de Charlie y me apuntó. Su cabeza se disparó hacia arriba y sus ojos se abrieron justo como los de Reneé. Le sonreí antes de dar un paso adelante. Edward soltó mi brazo.

"¿Bella?" Preguntó Reneé, cubriéndose la boca. Asentí. No podía decir nada. "¡Oh, Bella!" Reneé gritó mientras dejaba la silla y corría hacia mí con los brazos abiertos.

"Mamá," le sonreí. Cerró sus brazos alrededor de mi espalda y me empujó contra su cuerpo. Me golpeé contra su suave pecho y envolví mis brazos a su alrededor. Besó mi cabeza y me meció a los lados. Me acurruqué en su pecho y la acerqué a mí. Su perfume era justo como lo recordaba. El dulce olor del jazmín y la vainilla nublaron mi nariz mientras otro fuerte par de brazos se envolvieron entre mí y Reneé, en un abrazo aún más fuerte.

Charlie nunca había sido del tipo de los que abraza, así que me tomó de sorpresa cuando me abrazó junto a su ex esposa. Saqué uno de mis brazos de Reneé, para luego abrazar a mi padre junto con ella, incómodamente. Me dio un áspero beso en la frente, antes de acercarme a él. No podía decir si estaba teniendo un mal momento respirando porqué sollozaba con fuerza, o porqué Charlie y Reneé me sostenían demasiado fuerte.

"Nunca vuelvas a hacernos esto, Bella." Me advirtió mi padre, quién en lugar de alejarme, me acercó a él.

"No lo haré, papá." Susurré en su pecho. "Lo prometo."

Reneé me soltó primero. La miré. Estaba quitándose las marcas de rímel de las mejillas. Me sonrió, eufórica ante la reunión que compartíamos. Charlie se alejó después, con los ojos rojos por las lágrimas que había llorado. Estaba bastante segura de que mi rostro lucía similar al suyo. Les sonreí a ambos antes de girarme. Edward estaba recargado contra la pared, mirando a todos lados menos a nosotros. Le sonreí.

"¿Ya conocieron a Edward?" Les pregunté a mis padres. Ambos se giraron hacia Edward. El se alejó de la pared y les sonrió.

"Jefe Swan," le ofreció su mano a Charlie. Charlie la tomó y la soltó rápidamente. Tenía el sentimiento de que no estaba muy unido con Edward. "Reneé," Edward se giró rápidamente a Reneé, cuando Charlie soltó su mano. Reneé envolvió sus brazos alrededor del cuello de Edward y le dio un fuerte abrazo.

"Gracias, Edward." Susurró. Edward le devolvió el abrazo. Les sonreí- agradecida de que por lo menos le agradara a uno de mis padres.

Edward se alejó de Reneé y se paró a mi lado. Charlie- quién se había limpiado las lágrimas y se veía normal- le echó una mirada a Edward. Edward dio un gran paso lejos de mí, y se metió las manos en los bolsillos. Fruncí el ceño. Aparentemente, me había perdido una gran parte de esta situación.

"No puedo creer que estén viviendo juntos." Charlie expresó su lamento. Mis ojos se abrieron ampliamente.

"Charlie," Renee le gruñó. "Lo prometiste."

"¿Le dijiste?" Le grité a Edward.

"¡Estás viviendo con un chico!" Mi cabeza se disparó de vuelta a Charlie. "Y no cualquier chico, ¡uno mayor que tú!" La voz de Charlie no estaba adornada con humor, en realidad le enfadaba que estuviera viviendo sola con Edward. Olvídense del hecho de que había escapado de casa y pasar tres meses en una clínica de rehabilitación que me ayudó con mi problema de drogadicción, vivía sola en un apartamente. Con un chico.

Reneé lo miró ceñuda y sacudió su cabeza. "Lo siento mucho, Edward." Se disculpó. Miré a Edward. Obviamente estaba intimidado por mí padre. Le fruncí el ceño antes de girarme hacia Charlie.

"No hicimos nada, papá." Me aseguré de dejar eso claro. "Está esperando hasta el matrimonio." Lo apunté con mi pulgar. Los ojos de Charlie se abrieron con horror. Me di cuenta de lo que había dicho. "¡Y yo también!" Añadí rápidamente mientras ponía mis manos en su pecho. Me achicó los ojos.

"Por favor," Edward trató de aligerar la situación. "Déjenme llevarlos a comer. Yo invito." No pude evitar soltar una risita mientras esa expresión demasiado usada se me venía la mente. La manera más rápida de llegar al corazón de un hombre es mediante su estómago. Me preguntaba si eso funcionaba con Charlie o no, especialmente desde que Reneé no era una muy buena cocinera, y Charlie seguía teniendo sentimientos hacia ella.

Hice una mueca ante el pensamiento de que no comeríamos sándwiches de queso fundido y chili, pero estaba emocionada por poder pasar la tarde con la gente que amaba. Las palabras corrían rápido en la familia Cullen, así que tenía el sentimiento de que habría más invitados para la comida.

Sabía que la conversación acerca de mi adicción a las drogas saldría eventualmente, pero en el momento, todos hacían lo posible para evitarlo. No era tiempo de hablar sobre las cosas negativas de nuestras vidas, sino de mirar las positivas, incluso cuando Charlie no veía positivo eso de Edward y yo viviendo juntos.

"Demasiado cerca," Charlie se puso entre Edward y yo, aunque ni siquiera estábamos tocándonos. Miré a Edward por detrás de Charlie y pronuncié un muy drámatico 'lo siento.' Edward se encogió de hombros y me devolvió la sonrisa.

"¿Nos vamos yendo, Charlie?" Se arriesgó Edward, diciendo el nombre de pila de Charlie.

"Jefe Swan," lo corrigió Charlie rápidamente. Rodé los ojos. "Y deberíamos. Bella, puedes irte con tu madre." Dijo Charlie, asignándonos el lugar a cada uno. "Y Edwin," Charlie puso su brazo alrededor de Edward. "Irá conmigo."

"Edward," lo corregí.

"Así que, Edwin," Charlie me ignoró. "¿Has viajado en el asiento trasero de una patrulla?"

"No, señor." Edward sacudió su cabeza.

"Bueno, estás a punto de hacerlo." Charlie empujó a Edward hacia adelante, mientras lo guíaba fuera del hospital. Le lancé a Reneé una mirada ansiosa. Me sonrió educadamente antes de tomar mi mano. Volví a girarme hacia Edward y Charlie. Ya estaban afuera de la puerta.

"De verdad te ama, Bella." Susurró Reneé a mi lado. Me giré hacia ella.

"Lo sé," suspiré. "Pero es mi padre. Se supone que lo haga." Le sonreí.

"No Charlie," Reneé sacudió su cabeza. "Edward."

Mis ojos se abrieron y sacudí mi cabeza. "Edward no me ama." Traté de convencerme a mí misma más que a ella.

Reneé sacudió su cabeza. "Bella, el amor es ciego y ese chico es más ciego que un murciélago cuando está contigo. Incluso se fue con Charlie." Reneé defendió su primera declaración. "Pero basta de eso," sacudió su mano en el aire para aclarar la situación. "Tenemos que irnos o estaremos tarde para la comida."

Reneé me sacó del hospital hacia su auto de renta- el cual estaba convenientemente aparcado junto al de Charlie, quién estaba ayudando a Edward a entrar al asiento trasero de la patrulla. Puse mis manos en la ventana de Edward después de que Charlie cerrara la puerta. Edward se rió de mí antes de poner sus manos de su lado de la ventana. Luché contra la urgencia de besar la ventana. No quería enfadar a Charlie.

"Lo quiero de vuelta en una pieza." Miré a Charlie severamente. Se encogió de hombros. "Paga mi renta," le recordé. Charlie me miró ceñudo antes de rodear su auto hasta el asiento delantero. Me alejé y me recargué contra el auto de Reneé. Charlie pusó un montón de cosas en el asiento del copiloto para que pareciera que no había lugar para Edward ahí. Rodé los ojos antes de girar mi atención de vuelta a Edward. Estaba sentado en el asiento trasero con los brazos cruzados alrededor de su pecho y una expresión engreída en el rostro. Estaba disfrutando esto más de lo que debería.

"¿Lista para irnos, Bella?" Preguntó Reneé, abriéndome la puerta del copiloto. Asentí mientras me sentaba y me abrochaba el cinturón.

Edward Cullen estaba enamorado de mí. El hombre más bello de la tierra estaba enamorado de una chica que acababa de salir de una clínica de rehabilitación. Este momento era demasiado bueno para ser cierto. No había manera de que estuviera enamorado de alguien cómo yo. Era torpe, insegura, y tenía una tendencia para mentir. Él era hermoso, elegante, y siempre honesto. Y, aunque fuera cierto que Edward me amara, la pregunta permanecía: ¿yo lo amaba?

Final del epílogo.

N/T: :')Wow. De verdad voy a extrañar esta traducción. Los fics de Daddy's son los que más se me facilitan para traducir. Comienzo y no paro, mis dedos se mueven apretando las teclas como si fuera un escrito propio. Aunque… ya que la gente que se ofreció para ayudarme con las traducciones de DLC no volvió a responderme, seguiré con ellas yo sola. (Tenía absolutamente todas cubiertas). A menos de que alguien se aventure a ayudarme. 8-) Lol. :)

En fin. Gracias a todas quiénes han ido conmigo a lo largo de todo el fic. ¿Un último review?

Besos. :D