Capítulo dedicado a todos los lectores que han seguido esta historia a través de sus reviews. Se les agradece y espero que les guste el final que con tanto esmero hice para ustedes.

Operación conquistemos a Malfoy.

-Victorie Weasley... ¡Te mataré!- gritó Rose en cuanto salió del vestidor del cuarto de su prima.

Llevaba un vestido verde con algunos toques de brillo que apenas le llegaba a media pierna; no tenía tirantes y le quedaba algo ajustado. Lo único que le gustaba eran las zapatillas del mismo color de la prenda, que se abrochaban con listones por los muslos.

-Anda, Rosie, ¡pero si te ves genial!- exclamó la rubia con una sonrisa radiante-. Vas a dejar a Malfoy con la boca abierta.

Hace dos semanas que Rose había ido a casa de su prima a pedir refuerzos en su nuevo proyecto personal "conquistemos a Malfoy", y ella, como buena prima que era, le aconsejó que lo primero que tenía que hacer era vestirse apropiadamente para que el chico dejara de verla como amiga y comenzara a verla como mujer.

-Pero esto es una exageración- se quejó Rose mirándose en el espejo de cuerpo entero-. ¿Cómo pretendes que use ESTO (se señaló) en tu BODA?- terminó con ademanes exagerados de las manos.

-No te quejes, que todas mis damas de honor llevarán lo mismo- dijo Victorie dándose lo últimos retoques de maquillaje, teniendo cuidado de no estropear su vestido de novia, que ya llevaba puesto.

La música comenzó a sonar, y Bill Weasley se asomó por la puerta.

-¿Ya estás lista cielo?- preguntó el hombre observando fascinado a su hija. No podía quejarse, le había tocado un buen yerno.

Victorie asintió como toda respuesta debido a los nervios, dejando que una apurada Rose saliera primero.

La boda se estaba celebrando en el jardín de la casa de Bill y Fleur, llamada El Refugio, en el que Harry, Ron, Hermione y otros, se habían resguardado durante la segunda guerra.

-Cierra la boca, te van a entrar moscas- dijo Albus a Scorpius en tono burlón, ganándose una mirada de enfado.

-Yo no estaba…- pero no terminó, pues su susurro se vio apagado por la voz del hombre que estaba llevando a cabo la ceremonia.

No podía despegar los ojos del altar. Le parecía que Rose despedía cierto brillo dorado, dándole un toque angelical; y, tenía que admitirlo, también bastante sexy.

Rose no pudo evitarlo y miró alrededor en busca del rubio, y cuando sus miradas se cruzaron, sólo separadas por ese par de gafas que aún hacían estragos en la pelirroja, le guiñó un ojo tal y como Victorie le había enseñado. Su vista fue más allá y se encontró con los ojos llorosos de Andrómeda Tonks y Fleur Weasley; junto con la mirada orgullosa de Harry, que miraba a su ahijado como recordando viejos tiempos.

No fue algo muy largo, sólo lo suficiente para que Teddy y Victorie se declararan el profundo amor que se tenían. Cuando se besaron, familia y amigos estallaron en aplausos y silbidos, seguidos de un gran alboroto, pues todos querían ir a felicitarlos.

-Hola, chicos- saludó Rose cuando llegó hasta la mesa de sus amigos. Victorie le había dejado invitarlos, pues quería conocerlos-, ¿Dónde está Helen?- preguntó mientras se sentaba en un asiento vacío.

-Conociendo a sus suegros- dijo Andrew burlonamente.

-A tus suegros- puntualizó Janet con malicia, haciéndolo callar.

Rose y Jake rieron.

-¿Qué haces aquí sola, cielo?- preguntó Harry a Rose.

Hace al menos media hora que la fiesta había empezado y Rose estaba sentada sola en la mesa. Sus amigos estaban en la pista de baile; Albus con Helen, de quien no se había despegado desde que la chica llegó; Janet y Jake estaban juntos como de costumbre, Andrew se había atrevido a sacar a bailar a Lily frente a sus padres, a pesar de que aún no eran nada y de Scorpius no tenía idea.

El Elegido se sentó al lado de su sobrina y ahijada mientras esperaba a que llegara Ginny de bailar con su padre, ahora conocido como el abuelito Arthur.

-Tío, Harry, ¿cómo supiste que estabas enamorado de la tía Ginny?- preguntó Rose mirando al adulto atentamente. Era de las pocas personas con quien se podía hablar abiertamente de cualquier tema sin temor a ser juzgado injustamente.

-Bueno- comenzó Harry tratando de encontrar la respuesta acertada-, creo que fue porque comencé a convivir tanto con ella en el verano de sexto año que cuando llegamos a Hogwarts extrañé mucho su presencia sin saber por qué- sonrió nostálgico-. Luego olí la amortentia en clase de pociones y tiempo después me di cuenta de que era el mismo aroma a flores de Ginny. Un día la vi besándose con Dean Thomas y allí me di cuenta de lo que sentía, aunque no quería aceptarlo por miedo a tu padre- rió.

Rose suspiró. Así que él había vivido algunas cosas que ella también con Scorpius, incluso lo de un Ronald Weasley celoso.

-En el amor tienes que arriesgarte, Rose- dijo Harry mirándola a los ojos, haciendo que se sintiera como siendo examinada por rayos X.

Cuando Harry vio a Scorpius recargado en una palmera cerca de allí, se levantó.

- Y a veces la vida recompensa los riesgos- dijo llevando la vista hacia el chico, haciéndole la indirecta de que fuera con él-, yo entretengo a tu padre- le dijo guiñándole un ojo haciendo que se sonrojara. ¿Tan obvia era?

Sin tener más remedio, se acercó al rubio cautelosamente, tratando de que su vestido no revelara más de lo necesario cuando pasó entre los animados bailarines, que en su mayor parte eran parientes suyos.

-Hola- dijo Rose a Scorpius alegremente cuando llegó hasta él, simulando un tono de confianza.

Scorpius se llevó un buen susto, pues no esperaba que alguien llegara a hablar con él.

Rose!- exclamó nerviosamente llevándose una mano a la cabeza- Tú… te ves genial- dijo entonces mirándola a los ojos causando un ligero sonrojo en ella.

-Tú también- dijo tratando de serenarse al verlo ataviado con una túnica de gala negra como la que había llevado el día que se besaron, aunque esta vez llevaba una impecable camisa blanca-. ¿Qué hacías aquí solo?- preguntó con curiosidad recargándose al lado de él.

-Me gusta el mar- dijo simplemente observando como las olas entrechocaban con algunas piedras o llegaban a la arena cerca de ellos.

Se quedaron un momento en silencio. Rose trataba de recordar los consejos de coqueteo de su prima.

-Hace dos días fue tu cumpleaños- dijo Scorpius como si nada, interrumpiendo la concentración de Rose, haciendo que se le olvidara todo lo que Victorie le había dicho.

-Pues sí- dijo Rose sonriente-, ya tengo diecisiete por fin.

-Una edad muy importante- coincidió Scorpius con tono grave, haciéndola reír-. Oye, lamento no haberte felicitado por carta ni nada, pero supuse que sería mejor hacerlo en persona ya que te iba a ver hoy y…

-No te preocupes- dijo Rose sin quitar la sonrisa de su rostro. ¡Él se había acordado de su cumpleaños!-, yo tampoco te felicité cuando cumpliste diecisiete- razonó.

-Pero en ese entonces no nos hablábamos- dijo Scorpius sonriendo-, así que yo decidí hacerte un regalo-metió la mano dentro de su túnica y sacó un estuche alargado color negro con un moño rojo por todo adorno.

-Oh, Scor, no tenías que…- dijo Rose ruborizada tratando de devolverlo.

-Yo quise hacerlo- replicó Scorpius con tono de no aceptar un no por respuesta-.Anda, ábrelo.

Rose tomó el estuche no muy convencida y lo abrió, quedándose con la boca abierta. Dentro había un collar de plata con un pequeño diamante verde al centro.

-Pensarán que soy de Slytherin- bromeó Rose.

-Puedo cambiar el color si quieres- dijo Scor apresuradamente.

-No, no, no quise decir eso…, es decir, me encanta- dijo atropelladamente. En ese momento recordó las palabras de su prima: "busca alguna oportunidad para que esté más cerca de ti y pueda oler tu perfume, eso les gusta"-. ¿Me ayudas a ponérmelo?- preguntó Rose inocentemente dándole el collar.

-Cla...claro- dijo Scor tomándolo y tragando saliva. ¿Cómo era que esa chica lo hacía sentir en el cielo con sólo rozar sus dedos?

Rose le dio la espalda y agarró su cabello como si se fuera a peinar con una coleta; Scor sintió como el perfume de Rose le llenaba las fosas nasales haciéndolo soltar un suspiro casi inaudible. Como pudo abrochó el dichoso regalo y dijo:

-Listo- para que Rose volteara de nuevo.

-¿Cómo se ve?- preguntó ella sonriente.

-Genial- dijo Scorpius sofocado, ¿por qué hacía tanto calor?

-Pero no lo has mirado- se quejó Rose haciendo puchero cuando vio que su amigo desviaba la vista al mar.

Scorpius se vio obligado a bajar la vista al cuello de su amiga, que era lo que no quería hacer, pues sabía que sus ojos se desviarían más allá… ¡Diablos! ¿Por qué no le había regalado una pulsera?

-¡Hora del brindis!- gritó alguien a lo lejos.

-Mejor vamos- comentó Rose desilusionada.

Se pusieron en marcha. Algunos les dedicaban miradas sorprendidas, especialmente los que no estaban al tanto de la amistad de Albus (que en ese momento le hacía señas para que se acercaran a su mesa) con un malfoy. Sin embargo, Rose pasó dignamente entre ellos al lado de su amigo, que trataba de ignorarlos (él sólo había acudido para ver a Rose, pero se estaba arrepintiendo, pues le costaba mantener su promesa de sólo como amigos y no besarla enfrente de todos).

El resto de la fiesta estuvo tranquila (para decepción de Rose y alivio de Scor), excepto porque las primas Weasley sacaban a bailar al antiguo prospecto de mejor amigo de Rose bajo las miradas ceñudas de ésta.

Al final, se habían formado grupitos para platicar, pues ya eran cerca de las tres de la mañana.

Rose pasó un rato agradable con sus amigos (Scorpius, Andrew, Janet y Jake. Albus y Helen habían desaparecido hace rato), bebiendo whisky de fuego e hidromiel.

Rose estaba recostada boca arriba en su cama. Sostenía en el aire el collar que Scorpius le había dado hace dos días; la última vez que lo vio o supo algo de él.

Suspiró sonoramente, llamando la atención de su madre, que en ese momento pasaba frente a su puerta.

-¿Y ese collar?- preguntó pícaramente.

Rose trató en vano de esconderlo.

-¿Qué tiene?- preguntó simulando loquera.

-¿Quién te lo dio?- contestó entrando sin permiso y sentándose en la silla del escritorio de su hija.

-Un amigo- dijo Rose por toda respuesta.

-¿Scorpius Malfoy?- preguntó Hermione como si del clima se tratara. Rose la miró con los ojos como platos.

-¿Cómo supiste que…?

-Bueno, se han carteado todo el verano y en la boda de Victorie y Teddy no se separaron más que cuando Dominique lo sacaba a bailar- dijo sonriente.

Rose se sonrojó.

-Creo que ya todos saben que se gustan, menos tu padre- concluyó.

-Pero yo no le gusto a Scorpius, Mamá- dijo Rose sorprendida.

-A veces no queremos ver lo que está frente a nosotros por miedo, cariño- dijo Hermione levantándose y saliendo de nuevo para ir a lavar un montón de ropa sucia, dejando a una muy confundida Rose.

Primero de septiembre, el día en que los estudiantes de la comunidad mágica en Londres regresarían al colegio. La estación ya estaba llena de gente, que no se detenía a saludar a nadie, pues ya sólo faltaban dos minutos para que el expreso de Hogwarts partiera.

-Nos vemos en navidad- dijo Ginny Potter mirando a sus hijos y sobrinos, que ya estaban en el tren.

-¡Buena suerte!-exclamó Harry cuando el tren ya estaba poniéndose en marcha, mirando especialmente a Rose, quien le agradeció con la mirada.

Minutos después, la pelirroja se encontraba haciendo sus rondas de prefecta por el tren, con una reluciente insignia de premio anual en su pecho.

Sus padres estuvieron muy orgullosos de ella cuando le llegó la carta de Hogwarts ese verano, pero sentía que le faltaba algo. Sólo tenía una insignia que representaba todo lo que había sufrido en el colegio, al menos hasta quinto año, pero ella quería algo más, algo que le recordara que la vida no era sólo estudio. En ese momento se llevó una mano al cuello y sonrió; ya lo tenía: el collar que Scorpius le había dado en la boda de su prima representaba eso y más.

Casi sin pensarlo, caminó buscando a su amigo, que en ese momento se encontraba observando el paisaje recargado en la ventana. Notó que ya no llevaba las gafas consigo, lo cual era una lástima, pues lo hacían ver más guapo de lo que ya era.

Hola, Rose!- exclamó al verla. Fue hacia ella y le dio un abrazo, pero ella le estampó un ligero golpe en el hombro.

-Eres un inconciente, Scorpius Malfoy- le reclamó-. No he sabido casi nada de ti desde la boda de Vic.

Scorpius se sonrojó.

-Lo siento- dijo sinceramente-, pero es que estuve muy ocupado con eso del trabajo y a parte ayudando a mis padres con el negocio que están administrando.

-Quedas perdonado- dijo Rose divertida mientras se sentaba enfrente de él.

El camino al colegio estuvo tranquilo, si no contamos que siete alumnos de séptimo año estuvieron apretujados por horas en un solo compartimiento.

Rose Weasley!- exclamó Albus escandalizado al ver a su prima cuando iba entrando al Gran Comedor-. Sube a cambiarte ahora mismo- exigió.

Ella le puso mala cara. Sabía el por qué del enojo de su primo, pero habían sido órdenes de Victorie y ella no la pensaba desobedecer (pensó eso con una sonrisilla perversa).

-Cálmate, Al, sólo es una falda.

Pero la susodicha le quedaba bastante corta, por lo que las miradas de la mayor parte de los chicos de la escuela se iban hacia la mesa de Ravenclaw; el problema era que la mirada que ella quería tener sobre ella, no la volteaba a ver porque al parecer estaba muy interesado en su desayuno.

El curso había comenzado para Rose y Scorpius con la clase de Encantamientos, así que ambos se dirigieron hacia allí en silencio. La primera estaba dolida por el poco interés que el otro le prestaba, y él trataba de controlar lo que la chica le hacía sentir con esa vestimenta tan poco apropiada para su salud mental.

Rose caminaba furiosa por el pasillo desierto del quinto piso, con el collar que Scorpius le había dado hace unos meses oscilando en su cuello. No podía creer que hubiera desperdiciado el primer mes de colegio insinuándosele al rubio discretamente y que él nunca respondiera nada. Tenía que aclararle las cosas ya o explotaría.

Ya había tratado de todo, desde estar a solas con él hasta escotes que no eran nada propios de ella (estos últimos los había descartado casi de inmediato).

A ti te quería ver!- exclamó Rose cuando vio a Scorpius caminando hacia ella.

-¿Pasa algo, Rose?- preguntó al verla en ese estado y se acercó inmediatamente.

Cuado estuvieron frente a frente Rose soltó:

-Me gustas- sintió una descarga enorme de adrenalina recorriendo por sus venas, pero ya no había marcha atrás.

En ese momento pareció como que el cerebro de Scor se desconectara momentáneamente. No asimiló lo que la chica le dijo hasta que se fue por el pasillo completamente colorada. Caminó unos tres metros, la tomó por el codo obligándola a voltear y la besó.

Rose abrió los ojos por la sorpresa, pero los cerró al instante, disfrutando del contacto que el rubio le ofrecía.

No era nada comparado con el beso de año nuevo, sino que ahora Scorpius ya estaba más confiado y la besaba suave y tiernamente, abrazándola por la cintura como temiendo romperla, mientras que Rose pasaba sus brazos por el cuello de él.

Cuando necesitaron aire, se separaron un poco y se miraron a los ojos esbozando una sonrisa boba.

No fue necesario decir nada, pues con sólo ver los ojos grises de Scorpius cargados de amor y deseo, supo que era correspondida.

Scorpius la acorraló contra la pared, poniendo una mano en su cintura y la otra apoyada en la pared cerca de la cabeza de la pelirroja.

Estaban tan cerca que podían oír el desbocado latido de sus corazones. Entonces, el ojigris se atrevió a besarla de nuevo; más apasionadamente, más íntimo. Rose no se quejaba, el chico sabía besar, no por nada era Escorpión*…

-Uau- sólo pudo murmurar Rose cuando se separaron después de tremendo beso.

Scorpius aún tenía los ojos cerrados, intentando controlar su respiración. Apoyó su frente con la de Rose y ella pensó que no había nada más hermoso que el chico que tenía enfrente y que en ese momento la tomaba de la mano para llevarla a los jardines.

Cuando llegaron a la orilla del lago, se sentaron bajo el gran haya donde una vez se acostaron a observar las estrellas; había una hermosa puesta de sol, que a ambos les pareció mágica.

Scorpius la abrazó por la espalda y le susurró al oído:

-Te quiero.

No habían más palabras para hacer que Rose sonriera como nunca. El momento era perfecto; observando el maravilloso espectáculo de colores que el cielo les ofrecía, y con Scorpius dándole besos en la coronilla de vez en cuando, mientras ella acariciaba distraídamente los brazos de él, tan fuertes…

-Scor- dijo ella sin dejar de ver el horizonte.

-Humm- sólo puedo articular él, completamente embriagado con el perfume de manzanas.

-¿Por qué fuiste a hablar conmigo ese día a la biblioteca? Siempre he tenido esa duda.

Scorpius reprimió un suspiro. Siempre rogaba para que ella no se diera cuenta de que había algo más escondido detrás de esa decisión.

-Digamos que me enteré de cierto proyecto tuyo- contestó cauteloso.

Al escuchar la palabra "proyecto", Rose se deshizo de su abrazo y lo encaró.

-Creo que mataré a cierto pelinegro chismoso- dijo con las mejillas ardiendo.

-Al no me dijo nada- aclaró Scorpius de inmediato.

-¿Entonces?- preguntó mirándolo con el entrecejo fruncido.

-Por casualidad yo leí cierta página de cierta libreta púrpura- dijo tratando de restarle importancia al asunto.

-¿Leíste mis cosas?- preguntó con una ceja levantada y las manos en la cintura.

-Fue un accidente- dijo Scorpius frunciendo el entrecejo-, además yo debería de ser el enojado por tratarme como si fuera un objeto de investigación o algo así…

-Entonces, ¿por qué me buscaste?- preguntó todavía más recelosa y un poco cohibida por las palabras duras de él.

Scorpius, exasperado, comenzó a caminar en círculos frente a ella.

-Porque ¡maldita sea! Sólo busca un pretexto, un solo pretexto para acercarme a la chica de la que estoy enamorado desde quinto año- terminó a voz en grito pero sin atreverse a mirarla a la cara.

Rose lo miraba estupefacta con el corazón acelerado. ¿Había dicho quinto año? Pero si fue para ese entonces que los alumnos de Slytherin se habían burlado de ella por ser gorda…

Cuando Scor alzó la vista, se topó con la mirada enternecida de Rose, que le tendía la mano. Él la tomó y entrelazó sus dedos.

-¿Desde quinto?- preguntó ella dulcemente. Él la atrajo por la cintura y contestó ruborizado:

-Si no es que desde antes.

Sin previo aviso, la pelirroja le dio un tierno beso en la mejilla.

-Te quiero Scorpius- dijo mirándolo a los ojos, donde pudo apreciar un brillo especial en ese mar gris.

-Y yo a ti- contestó él y sin titubeos la besó de nuevo.

A Rose le encantaba ese contacto; sentía que podía estar así de por vida, sintiendo esa varonil mano en su cintura, atrayéndola cada vez más a su fuerte cuerpo.

Se tumbaron en la hierba con las manos entrelazadas, tratando de controlar sus agitadas respiraciones, pero con sendas sonrisas en sus rostros.

-Tiene usted una forma muy particular de declararse, señorita Weasley- dijo Scorpius seriamente volviéndose para mirarla.

-Pues en vista de la poca atención en los coqueteos, joven Malfoy…

-¿En verdad me coqueteabas?- preguntó Scor embobado.

-Pues no sé cómo le llamarías tú a las minifaldas, los escotes pronunciados o a los guiños en clase- dijo cruzándose de brazos.

-Perdona, Rose- dijo sinceramente-, pero entiende que yo creía que sólo querías mi amistad.

Rose le sonrió.

-¿Sabías que cancelé el proyecto un minuto antes de que llegaras a hablar conmigo ese día?

Scorpius la miró sorprendido.

-Lo hice porque me di cuenta de que me gustabas más de lo que quería aceptar en ese momento.

-¿Yo te gustaba?- preguntó él boquiabierto.

-Desde aquella vez en Flourish y Blotts- contestó ruborizada.

-Justo el día que yo decidí olvidarte- dijo Scorpius casi riendo.

- Somos unos tontos- dijo Rose sumándose a las risas.

Scorpius se tumbó más cerca de ella para poder verla directamente a los ojos cuando le preguntara:

-¿Quieres ser mi novia?

Lo ojos de Rose se iluminaron y por toda respuesta se tiró encima de él y lo besó.

-Scor- llamó Rose aproximadamente una hora después. Estaba sentada en las piernas de su novio, que los había cobijado con su capa, que para ella olía a gloria. Se entretenía acariciando los brazos del rubio y oliendo de vez en cuando su cuello.

-¿Sí?- preguntó él.

-¿Conservas las gafas?

Fin

Hola! No saben la tristeza que se apoderó de mí cuando escribí estas tres últimas letras.

Dejo aquí ante sus ojos una historia que marcó mi existencia. Espero que la disfruten.

Ahora aclaro. Este no es precisamente el final; tengo planeado hacer una secuela, pero necesito que me digan si les parece bien la idea.

Otra cosita hehe, si les quedaron dudas respecto a la historia, háganmelo saber, porque puede que olvidara algún dato o aclarar algo.

*Leí en un mail que los del signo Escorpión somos excelentes besadores xD

En fin, muchas gracias por sus reviews pasados y por haber llegado hasta aquí.

Las quiero!

Nos leemos!