Card Captors Sakura pertenece a Clamp.

1. Condiciones

Era medio día y estaba nuevamente revisando esos malditos papeles. Debía de haber algo que hubiera pasado por alto… alguna palabra… una frase… cualquier cosa que lo ayudara a conservar el reino de su padre. Llevaba días encerrado en su despacho revisando las condiciones que su padre, antes de morir, le había impuesto para convertirse en rey. Se había aprendido de memoria cada una de las palabras contenidas en esos papales y aun así se negaba a acaptar que esa fuera la única manera.

Casarse no estaba entre sus planes, al menos no en esos momentos, pero esa parecía ser su única opción. Si no lo hacia el reino de su padre pasaría a manos de su odioso primo y de su egoísta y poco agraciada esposa. Esa no era una opción… pero tampoco lo era el matrimonio.

El problema no era encontrar una mujer dispuesta a casarse con él, es mas estaba seguro de que cuando el reino se enterara que tenia dos meses para encontrar una esposa miles de duques, condes, marqueses, barones e incluso algunos reyes mandarían a sus encantadoras y altaneras hijas a "conquistarlo". Si, el problema no era encontrar una mujer si no encontrara a la mujer perfecta para ser reina, pero eso era casi imposible en 2 meses. Además Shaoran no se imaginaba casado con una mujer como esas: ambiciosas, superficiales e interesadas. Ninguna de esas mujeres seria una buena reina ya que no les interesaba realmente la gente si no el dinero. Otro problema es que él no era exactamente el tipo de hombre que sueña con encontrar a la mujer perfecta, casarse y tener muchos hijos. Él iba a ser un rey y tenia que poner a su pueblo y los intereses de la gente antes que los suyos propios. Bueno claro eso si llegaba a convertirse en rey…

Shaoran esta sumergido en estos pensamientos cuando oyó que alguien tocaba a la puerta. Seguramente seria su mayordomo Wey insistiéndole nuevamente en que debía comer algo.

-Adelante- dijo Shaoran sin mucho ánimo. Tenía razón, se trataba de Wey pero el mayordomo no buscaba al joven príncipe por las razones que él pensaba. – Ya se, ya se debo comer algo. Tal vez después.-

-Espero que así sea señor pero en estos momentos lo molesto por otro asunto- dijo Wey tan educadamente como siempre.

- ¿Ah si? – Pregunto el príncipe extrañado - ¿y de que se trata?

- Hay un señor abajo que quiere hablar con usted, parece ser un campesino, viene con su hija. Dicen que es muy importante.

- ¿Un campesino? Debe ser otro de esos trabajadores que vienen al palacio a pedir dinero. Dile que se vaya no tengo tiempo para ver a todos los hombres que me vienen a pedir limosna. Tengo muchas cosas que hacer. Que se marche.

- Como usted ordene señor.

Con todos los problemas que estaba teniendo en esos momentos ahora resultaba que también tenia que solucionar los problemas de los demás.

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Estaba sentada junto a su padre en una hermosa y gigantesca sala. Tenia su atención centrada en un jarrón muy bonito y seguramente muy caro. Pensaba que a las personas ricas realmente les gustaba comprar cosas inservibles para presumir su riqueza.

Pero ella no estaba ahí para criticar la forma en la que los reyes vivían, en realidad estaba ahí para pedir un favor por lo que debía de ser muy cortes y educada y sobre todo controlar su carácter un tanto impulsivo. Si todo salía como lo había planeado conseguiría el dinero que su padre necesitaba para pagar sus deudas y así conservar su casa y las tierras de cultivo, después trabajaría en ellas unos cuantos años hasta ahorrar lo suficiente para su boda con Yukito y finalmente vivir feliz por el resto de su vida junto al hombre que amaba. Todo sonaba tan encantador. A decir verdad era un gran plan y todo dependía de su entrevista con el futuro rey. Por eso debía comportarse de la mejor manera posible.

Oyó unos pasos y se dio cuenta que se trataba del mayordomo quien bajaba las escaleras con prisa.

- El príncipe Shaoran dice que lo siente mucho pero que en estos momentos no puede recibirlos ya que se encuentra muy ocupado. Si lo desean yo podría...

-¿Ocupado? – Lo interrumpió Sakura con un tono que no escondía su molestia- ¿Haciendo que? Tiene miles de sirvientes que hacen todo por él. ¿En que podría estar ocupado?

- Señorita, el joven Li tiene todo un reino que proteger y no tiene tiempo para entrevistarse con cada uno de sus súbditos.

- ¿Esta diciendo que ni siquiera piensa escucharnos? – Replico Sakura subiendo cada vez más el tono de voz- ¿Qué tipo de rey es este que no se interesa por lo que le pasa a su pueblo?

- Sakura, hija intenta calmarte. –Dijo su padre- El rey no puede recibirnos en estos momentos así que mejor volvemos mañana. – termino diciendo Fujitaka.

-Pero padre es más que obvio que el príncipe no piensa recibirnos nunca- grito Sakura.

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Nuevamente estaba leyendo los términos impuestos por su padre cuando alcazo a oír unos gritos. Parecían ser de una mujer y pensó que debía tratarse nuevamente de su madre la cual tenia la terrible costumbre de gritarles a los sirvientes. Oyó mas gritos y se dio cuenta que obviamente no era su madre ya que a juzgar por la voz se trataba de una muchacha joven. No podía seguir leyendo con tanto escándalo así que decidió bajar a ver de quien se trataba.

Cuando llego a la sala pudo ver que los gritos provenían, como lo había sospechado, de una muchacha joven, mas o menos de su misma edad con el cabello castaño claro y unos ojos impresionantemente verdes. Debía admitir que era una joven muy bella. Parecía estar muy molesta por algo. Estaba armando tal alboroto que incluso los guardias estaban entrando en la sala.

-¿Qué pasa aquí? – se decido a preguntar el joven príncipe

- ¡Monsieur! Disculpe si los ruidos lo han molestado- se didculpo Wey – ya me estoy haciendo cargo de este asunto. – dijo lanzando una mirada de odio a Sakura.

Sakura intento esconder una sonrisa. Finalmente habia logrado ver al principe en persona. Ahora si podria hablar con él.

-¿Qué pasa aquí? – repitió Shaoran

- Este es el hombre de quien le hable hace unos momentos señor – dijo Wey señalando a Fujitaka. – Y ella – esta vez señalando a Sakura- es su escandalosa hija.

Shaoran se quedo mirando a Sakura por unos momentos y dio unos pasos hacia ella.

-¿Qué quieren? – pregunto Shaoran a la joven con voz fría e indiferente.

- Es nuestra casa señor, - comenzó Sakura- tenemos muchas deudas y queríamos…

- Pedir dinero- completo el futuro rey.

La actitud del joven estaba empezando a irritar a Sakura. ¿Quién se creía que era para tratarla a ella y a su padre como unos mendigos?

Shaoran se quedo callado unos minutos y después con voz fuerte y clara dijo a sus guardias – sáquenlos de aquí.

- ¿Que? – pregunto Sakura un tanto confundida. Después de todo lo que había tenido que pasar ni siquiera podría explicarse. Todos sus planes dependían de la ayuda del apuesto joven que se encontraba frente a ella y él ni siquiera pensaba en escucharla.

Un guardia la tomo del brazo para sacarla del lugar. Ella se soltó del hombre y se acerco con paso decidido al príncipe. Si no podía pedirle ayuda al menos le diría todo lo que pensaba de él.

- Usted cree que puede tratarnos a todos como basura solo porque tiene dinero y poder, pues déjeme decirle una cosa; un verdadero rey es aquel que se preocupa por su gente y los escucha cuando tienen problemas. Usted no es un verdadero rey si no un fanfarrón que pretende guiar a un pueblo al que ni siquiera comprende ni escucha. Hay muchas personas fuera de este palacio sufriendo, pero eso a usted no le importa. Si fuera la mitad de líder de lo que fue su padre se daría cuanta que lo que este reino necesita es un gobernador en quien confiar y no un joven inmaduro con delirios de grandeza.

Sakura termino su discurso dio la vuelta, tomo a su padre de la mano y salio con él de la sala dejando a Shaoran con la boca abierta y sin lograr comprender aun lo que acababa de pasar. Todos los presentes se quedaron fríos e inmóviles ante las declaraciones de la joven que acaba de salir. Por varios minutos nadie se atrevió siquiera a respirar.

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Estaba recostada en su cama pensando en lo que acababa de hacer. ¿Cómo pudo hacer eso? Le grito al príncipe que no era digno de convertirse en rey. Nada había salido como lo planeo y todo era culpa de su gran bocota. Ahora el futuro rey debía de odiarla y seguramente intentaría destruir su vida. Todo estaba perdido: su padre perdería la casa, estarían en la miseria y nunca podría casarse con Yukito.

Tal vez debía ir a disculparse con Shaoran. Eso podría ayudar a solucionar un poco las cosas. Sakura se levanto de la cama. Si, eso debía hacer, debía ir a disculparse ante ese engreído, egoísta y altanero muchacho… ya que lo pensaba bien no era una buena idea. Volvió a recostarse. No quería volver a ver la cara de ese hombre. Además todo lo que había dicho era verdad y justamente por eso no podía retractarse, si lo hacia se burlarían de ella y le habría dado el triunfo a ese engreído. No, disculparse no era una de las cosas que iba a hacer.

En ese momento oyó que alguien tocaba la puerta. Se trataba de su madre.

- Hija, Tomoyo esta aquí- dijo la mujer con voz dulce.

-Gracias mamá - Una gran sonrisa se dibujo en sus labios y salio corriendo al encuentro de su mejor amiga.

Tomoyo estaba sentada en el pequeño comedor de la casa. Parecía estar tomando té. Cuando vio a Sakura se levanto para darle un gran abrazo.

- Sakura cuanto tiempo sin verte – comento Tomoyo – ya te extrañaba. Tu padre me estaba comentando lo que paso esta mañana. Jaja – río dulcemente – es tan típico de ti.

Sakura se sonrojo.

- Ya no quiero hablar de ese asunto- dijo la joven a su amiga un poco apenada.

- Tienes razón, mejor cuéntame si tienes noticias de Yukito. ¿Cuándo vuelve?

Los ojos de Sakura se iluminaron al oír el nombre de la persona que amaba, pero al mismo tiempo sintió ganas de llorar. Hacia un mes que no lo veía y tampoco había recibido ninguna carta suya. Él se había ido por un trabajo a un pueblo no muy lejano. Le había prometido que volvería en 2 meses así que según sus cálculos todavía le quedaba un mes sin su presencia.

- ¿Sakura? ¿Me estas escuchando?, - su amiga la saco de sus pensamientos- ¿Aun no recibes carta de él?

- No, pero estoy segura que dentro de un mes estará aquí, como me lo prometió. – dijo Sakura intentado sonar confiada, pero a pesar de sus esfuerzos era fácil percibir un poco de miedo en su voz.

- Tienes razón Sakura, estoy segura de que Yukito volverá pronto y antes de que te des cuanta, ustedes ya estarán casados. – Con estas palabras Tomoyo intento tranquilizar a su amiga.

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¿Quién se creía que era esa joven para hablarle así? Él era el próximo rey, nadie podía hablarle de esa manera y menos enfrente de todos los sirvientes y guardias. Esa chiquilla entrometida…

Pero bueno tenia que dejar de pensar en ella. Ya después encontraría la forma de hacerle pagar su ofensa, pero en estos momentos debía de concentrarse en el testamento de su padre. Empezó a leer los papeles:

…mi hijo, el príncipe Shaoran, solo podrá ser rey… matrimonio… dos meses a partir de mi muerte… de lo contrario… que bonitos ojos tenia esa joven. Eran de un verde intenso. ¡Verdes! Justamente ese ara su color favorito y su sonrisa era tan… un momento nuevamente esta pensado en esa muchacha. Tenia que concentrase en las condiciones impuestas por su padre, no tenia tiempo para pensar en ella, es mas no valía la pena pensar en ella. Tenía cosas más importantes.

Continúo leyendo:

… de lo contario… pasara a manos de mi sobrino… en caso de que… la boda debe realizarse… encantadora, ¡si! Eso era. Su sonrisa era encantadora. Y su cabello parecía tan sedoso y… nuevamente estaba pensando en ella. Se dio por vencido. Pararía que después del accidente con esa joven no podría concentrarse en nada más en lo que quedaba del día.

Que tontería una joven campesina le impedía realizar su trabajo. Si seguía así jamás encantaría una esposa antes de dos meses y su reino pasaría a manos… Un momento… se le acababa de ocurrir una idea.

La joven de la mañana parecía conocer muy bien a la gente del pueblo, sabia lo que necesitaban y lo que pensaban. Se interesaba por las demás personas y… su familia necesitaba dinero. Esas parecían ser las cualidades necesarias para una reina.

… no, no era una buena idea. Estaba olvidando un pequeño detalle: el carácter de la joven. Jamás se prestaría para algo así. Lo mejor seria olvidarse de ese ridículo plan. Tal vez su primo no seria tan mal rey, además así tendía mas tiempo libre para el mismo.

¿Qué estaba pensado? ¿Dejarle el reino a su primo?, por supuesto que no, conociéndolo endeudaría el país en la primera semana y estarían en guerra con la mitad del mundo para el mes.

Entonces solo le quedaba una opción… y aunque era un plan muy arriesgado (tratándose de la joven de quien se trataba) tenía que intentarlo. Era su última oportunidad para no perder el reino de su padre. Y sabía bien como debía manejar el asunto.

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Ya era de mañana. No había podido pegar el ojo en toda la noche después de lo acontecido el día anterior con ese príncipe engreído. Decido que era mejor levantarse en vez de seguir dando vueltas en la cama, al menos así podría ayudar a su madre con el desayuno. Se vistió y peino rápidamente y salio de su cuarto.

Sus padres ya estaban sentados en la mesa del comedor. Tenían su desayuno frente a ellos, pero ninguno estaba probando bocado. Parecían preocupados. Después de míralos unos minutos en silencio se dio cuenta de que su padre tenia una hoja en las manos.

- ¿Mamá? ¿Papá? ¿Pasa algo? – pregunto la joven preocupadamente. - ¿Qué es ese papel?

- Es una carta. La trajo un mensajero del palacio. – respondió su padre intentado que no se le quebrara la voz. – El príncipe quiere vernos a tu madre y a mí en una hora en el palacio.

- ¿Príncipe? ¿Palacio?- Sakura se sintió muy preocupada. Obviamente el joven Shaoran había llamado a sus padres para castigarlos por lo que ella había hecho. Pero todo había sido su culpa. No podía dejar que sus padres fueran responsabilizados por algo que no habían hecho. – yo también iré, le pediré una disculpa al príncipe y…

-¡No!- respondió su padre enérgicamente- en la carta dice claramente que quiere vernos a tu madre y a mí, así que tú no vienes.

-Pero papá…- empezó a decir con la intención de convencer a Fujitaka.

- ¡Dije que no! – volvió a interrumpir el hombre. – El príncipe debe estar muy molesto y por eso mismo no voy a exponerte para que te haga algo. Además ya has causado suficiente alboroto, así que mi última palabra es no. Usted señorita se queda en casa.

Sakura se quedo callada. Sabía que era inútil discutir con su padre. Prefirió dar media vuelta e irse a su cuarto.

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Era una tontería, una completa estupidez. Ni ella ni sus padres aceptarían nunca. Además, si se casaba con ella pasaría el resto de su vida unido a una mujer insoportable y fea. Bueno tal vez no fea pero insoportable si. Alguien toco la puerta y unos segundos después entro Wey en el despacho.

- Señor, las personas que mando llamar se encuentran abajo.- dijo Wey

-Esta bien Wey, enseguida bajo.

El mayordomo salio del cuarto. Muy bien ese era el momento. Si quería arrepentirse ahora era cuando. Volteo a ver a su escritorio y vio el testamento de su padre. No, no podía arrepentirse. Esa era la única manera. Tenia que hacerlo.

Shaoran bajo decididamente las escaleras y vio a la pareja en la sala. Cuando los padres de Sakura se dieron cuenta de la presencia del príncipe hicieron una reverencia. Posteriormente Fujitaka se arrodillo.

- Señor comprendo que se encuentre molesto por lo que mi hija le dijo ayer- empezó a decir el pobre hombre casi entre sollozos. – pero le suplico que tenga piedad de ella. Es una joven inmadura que no sabe lo que hace. Si ella lo ofendió mi esposa y yo pedimos disculpas a su nombre.

Shaoran vio al hombre temblando en sus pies. Se notaba que quería mucho a su hija.

- Levántese señor – dijo Shaoran ayudándolo a ponerse de pie- el motivo por el que los mande llamar no es el que piensan. Debo admitir que si se trata de su hija, pero no de la forma en que ustedes creen. – los padres de la muchacha se quedaron viendo al joven sin comprender nada de lo que estaba diciendo. – Tomen asiento, así podré explicarles claramente cual es el propósito de su visita. – dijo el príncipe cortésmente. – Ahhh a propósito. ¿Cuál es el nombre de su hija?

- Sakura, Señor. Su nombre es Sakura Kinomoto – dijo la mujer

- Así que se llama Sakura. –dijo Shaoran más para si que para los presentes.

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Tenía mucha hambre. No había desayunado nada. Hacia dos hora que sus padres se habían ido y aun no habían vuelto. Estaba muy preocupada. En ese momento alguien toco a la puerta. La joven salió corriendo pensando que podría tratarse de sus padres. Al abrir la puerta se dio cuenta de que se trataba de un muchacho de unos 14 años.

- ¿Usted es Sakura Kinomoto?- pregunto el muchacho

- Si soy yo

- Tengo una carta para usted.- y estiro la mano para darle a Sakura un papel arrugado. Una vez que la joven tomo el papal, el muchacho se marcho sin decir otra palabra.

- ¿De quien será?- se pregunto en voz alta

Desdoblo el papel y al ver la letra se sintió muy contenta. Se trataba de una carta de Yukito. Empezó a leer rápidamente. Cuando termino la carta se dejo caer en un sillón de su sala con una sonrisa en los labios.

En la carta Yukito le decía cuanto la extrañaba y que había estado muy ocupado y por eso no le había podido escribir antes. También le decía que lo más probable era que llegara unos días después de lo que había planeado ya que estaba teniendo unos problemas con su trabajo. A pesar de eso Sakura se sintió contenta. No le importaba si Yukito tardaba unos días mas en volver, al menos sabía que estaba bien y que la quería.

Abrazo la carta sintiéndose muy feliz, ahora sabía que todo estaría bien y que en unas semanas volvería a estar junto al hombre al que amaba.

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-¿Casarse? ¿Con nuestra hija? – Fujitaka estaba muy confundido. Jamás se hubiera imaginado que el príncipe los llamara para algo así. – Pero ¿Por qué con ella?

- Bueno…- no sabia que decir. Ni siquiera él sabia por que ella. – después de lo que su hija me dijo el otro día me dio la impresión de que es una muchacha que se preocupa por los demás. Y esa es una cualidad que todas las reinas deberían tener. Además ya les explique que entre las condiciones que mi padre me impuso para ser rey se encuentra una que dice que debo casarme antes de 2 meses.

- Si, bueno eso lo entendemos – dijo Nadeshiko – pero debe haber otras mujeres nobles dispuestas a casarse con usted.

- Puede ser, pero no creo que ninguna de ellas se interese realmente por la gente del pueblo. Por eso considere que su hija seria mas apropiada para ser reina. Así ella podría decirme lo que mi pueblo verdaderamente necesita. Estoy seguro de que sería una buena gobernante.

- Si bueno… - comento el hombre sin estar muy convencido. – creo que necesitamos tiempo para considerar su propuesta y hablar con ella.

- Sabía que no aceptarían mi oferta fácilmente. – Shaoran suspiro. Era tiempo de jugar sucio. Y aunque no le gustara tenía que hacerlo. – por eso pensé en hacerles una propuesta mas tentadora. Se que tienen muchos problemas económicos, tienen muchas deudas e incluso sus tierras y su casa están en riesgo. Les propongo pagar todas sus deudas y encargarme que nunca más les falte nada a cambio de que ustedes me den la mano de su hija.

La pareja estaba muy asombrada. No podían creer lo que acababan de oír. Sakura era su única hija. No podían hacerle eso. Pero tenían muchas deudas. Iban a perder todo lo que tenían.

- Entiendo que lo que les estoy pidiendo es muy difícil. – intento convencerlos Shaoran. – pero si aceptan les prometo cuidar de su hija. A ella no le faltara nada, vivirá como reina, es mas será una reina. Ustedes podrán visitarla siempre que quieran. Podrán conservar su tierra y su casa.

- Podría darnos un momento para hablarlo. – pidió el padre de la joven.

- Si claro – Shaoran se marcho de la sala dejando a la pareja sola.

Los padres de Sakura se quedaron en silencio por un largo tiempo.

- No podemos hacerlo.- comento Nadeshiko- es nuestra hija no un objeto.

-Lo se, pero él puede darle una vida mejor de la que nosotros, Yukito o cualquier otro hombre puede ofrecerle. – opino el hombre sin quitar la mirada del piso. – tú sabes lo mucho que hemos sufrido por falta de dinero. No quiero que mi hija tenga las mismas privaciones que nosotros tuvimos cuando éramos jóvenes. No quiero que nuestra hija sufra por ser pobre. No quiero perderla por falta de recursos. Ella no.

- Te refieres a Touya no es así. – dijo Nadeshiko con lagrimas en los ojos.

Touya era su hijo mayor. Él había muerto hace doce años por una infección respiratorio. Los médicos les dijeron que no era grave, pero por la falta de dinero para tratar su enfermedad esta había complicado y acabado con la vida del aun niño. Sakura estaba muy pequeña y por eso no recordaba mucho. Había sido un golpe muy duro para los padres del muchacho.

- No quiero también perder a mi hija. – comento Fujitaka con un hilo de voz. – no voy a perder otro hijo. Ella vivirá mejor en el palacio y el príncipe nos dijo que podríamos visitarla cuando quisiéramos. Además si no pagamos las deudas que tenemos nos lo quitaran todo y a mi podrían encerrarme de por vida o incluso mandarme a la horca. Tú sabes que a los hombres a los que les debemos el dinero son muy poderosos y peligrosos.

- Si entiendo, pero Sakura nunca aceptara.

- Tal vez en un principio no lo entienda, pero después se dará cuenta de que fue por el bien de toda nuestra familia.

- ¿Y que hay de Yukito?- cuestiono la madre. – no creo que se resigne a renunciar a ella fácilmente. Los dos sabemos que ellos quieren casarse.

- Si Yukito quiere verdaderamente a nuestra hija tendrá que comprender que ella esta mejor en el palacio. Él no puede ofrecerle la vida que nuestra hija merece.

- Aun así creo que sería mejor decírselo al príncipe. Así no tendrá ninguna sorpresa después. – sugiero Nadeshiko

Shaoran entro en la sala. Parecía que la familia había tomada ya su decisión.

- ¿Y bien? – comenzó a decir el joven - ¿ya tomaron una decisión?

- Si señor. – contesto el padre se Sakura.- Hemos decidido aceptar su oferta.

Una sonrisa se dibujo en los labios de Shaoran. No sabia por que pero esas palabras lo hacían sentir mucho mejor. Como si se tratara de algo que deseaba desde hace mucho tiempo. Una gran felicidad lo invadió y no comprendía la razón.

- Perfecto. – dijo Shaoran con voz fría, intentando esconder la felicidad que sentía. Después de todo se trataba simplemente de negocios. – entonces la boda se celebrara en un mes y la fiesta de compromiso en una semana. Yo me encargare de todo. Espero que les parezca bien.

- No le parece un poco pronto – expreso con angustia la mujer. – Sakura aun no sabe nada.

- Bueno lamentablemente no cuento con mucho tiempo.

- Está bien. Nosotros hablaremos hoy con ella. – respondió Fujitaka

- Muy bien. Entonces los espero aquí mañana con su hija para que la modista le tome las medidas para el vestido de la boda. También mandare que le hagan otro vestido para que use en la fiesta del anuncio de nuestro compromiso y unos mas para que los use una vez que sea reina. Los espero aquí mañana temprano.

- Si, aquí estaremos. – dijo el padre de la muchacha con una reverencia. – Ahhh y señor creemos que es importante que sepa que nuestra hija tiene…un novio. Nada serio. En estos momentos él se encuentra de viaje.

¡Un novio! Shaoran estaba muy sorprendido. Eso era algo que no su hubiera esperada. Volvía a sentir esa angustia que había sentido antes que le dijeran que podía casarse con la joven. Ese asunto cambiaba las cosas por completo... ¿O no? Fujitaka acababa de decir que no era nada serio. Debía de ser un novio más y seguramente lo olvidaría rápidamente.

- Está bien. Me encargare de ese asunto. – dijo Shaoran después de pensar unos momentos. – solo necesito saber una cosa. ¿Cuál es el nombre del muchacho?

- Yukito Tsukishiro- dijo Nadeshiko un tanto asustada por lo que podría hacer el futuro rey.

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Sakura seguía sentada en el mismo sillón, aunque ya había guardado la carta de Yukito. Estaba pensando como seria su vida casada con él. En ese momento entraron sus padres a la casa. Se veían preocupados. Se preguntaba que les había dicho Shaoran.

- ¿Qué paso?, ¿Cómo les fue?, ¿Qué les dijo?- pregunto Sakura ansiosa por saber para que los quería ver ese engreído.

- Él… quiere ayudarnos. – contesto Fujitaka sin saber como darle la noticia a su hija. – va a darnos el dinero que necesitamos.

- ¿De verdad? – Sakura no creía lo que estaba oyendo. Después sonrío. – parece que lo único que ese príncipe engreído necesitaba era que alguien lo pusiera en su lugar. Pero… esa es una buena noticia… entonces ¿Por qué tienen esas caras?

- Sakura, hija. La condición que el príncipe Shaoran nos puso para ayudarnos es que…- el hombre no sabía como terminar. – bueno… que tu…

- ¿Qué yo que? ¿Me disculpe? – Sakura se sentía muy preocupada. ¿Qué podía haber pedido que fuera tan malo que no se lo pudieran decir?- ¿Qué pidió?

- Bueno él quiere que te cases con él. Esa fue la condición que nos puso. Y tu madre y yo aceptamos.

Casarse. Eso no tenia sentido. Un día lo insultaba y al otro tenía que casarse con él. Eso no se lo creería nadie. Además ella no era de la nobleza así que no podrían casarse. Seguramente era una broma.

Sakura empezó a reírse.

- Esa es una buena broma- dijo la muchacha entre carcajadas. – ya en serio díganme que pidió.

Sakura vio la cara de preocupación y angustia de sus padres. ¿Seria verdad? ¿No estaban bromeando? ¡Ohh por Dios era verdad! La cara y actitud de sus padres se lo demostraba.

-¿Pero por que yo? – replico Sakura

- Perece que tu discurso del otro día lo convenció de que serias buena reina. – dijo Nadeshiko.

- ¿Y ustedes aceptaron? ¿Me vendieron? –grito la joven sin esconder el enojo y rabia que sentía. – Me vendieron al mejor postor.

- No hija, no es así. – dijo Fujitaka con el afán de tranquilizar a su hija. – lo hicimos por ti. Por nuestra familia. Con él nunca te faltara nada. Vivirás con todos los lujos que nunca te hemos podido dar.

-¿Lujos? Pero yo nunca les he pedido eso. Además me faltaría amor. Yo amo a Yukito. ¿Qué va a ser de nosotros?

-Bueno él va a tener que entender…- comenzó su madre.

-¿Entender que? Que mis propios padres me vendieron. Eso no lo entendería nadie. Nadie. Y menos yo. No lo acepto. No me caso con ese engreído.

- Lo siento mucho hija, pero no tienes opción. En un mes te casas con el príncipe y ya esta decidido. Tu madre y yo le dimos nuestra palabra de que ustedes se casarían y no podemos echarnos para atrás.

-No me importa lo que me digan o hagan. Yo no me caso con ese hombre. – grito Sakura muy molesta y se fue corriendo a su cuarto.

Al llegar a su cuarto azoto la puerta y se tiro a llorar sobre la cama. Dentro un mes se iba a casar con un hombre al que no conocía. Saco la carta de Yukito y la volvió a leer. Sabia que tenia todas las de perder, si sus padres querían que se casara con Shaoran tendría que hacerlo. Pero se negaba aceptarlo. No, no podía casarse, pero lo único que podía hacer en esos momentos era esperar a que Yukito volviera. Él la ayudaría. Él jamás permitiría que se casara con otro y menos a la fuerza. Solo esperaba que no llegara demasiado tarde.