Bueno, para comenzar, este es el primer fanfic serio que escribo. Todo lo que había hecho hasta ahora… eh, no vale la pena ser mencionado. Sé que me arriesgo al meter una OC, pero… la vida es vida porque se toman riesgos. Cualquier crítica o consejo será bien acogida, siempre y cuando se mantengan los niveles de respeto, ¿bien?

Parejas que se verán a lo largo de la historia:

Scott/Jean

Lance/Kitty

Remy/Rogue

Pietro/Halevy (OC)

Kurt/Amanda

Notas: La trama se sitúa al final de la cuarta temporada.


.:COMPLEJO DE MESÍAS:.

1. La Nueva Recluta



El ligero zumbido que producía la silla de ruedas del profesor Xavier era el único sonido que inundaba la por ahora vacía mansión. El hombre miró el reloj de pared del vestíbulo, este mostraba que eran las 8:10 de la mañana. Para ese entonces sus estudiantes ya debían de estar en sus aulas tomando la primera materia del día. Fijando mirada en la puerta, el profesor Xavier distinguió las figuras de los maestros del Instituto: Ororo, vestida con una simple camisa blanca y una falda larga color púrpura, se encontraba sosteniendo una taza humeante de té. Logan, quien al parecer estaba listo para pasar la mañana en el garaje de la mansión y Hank, que ya se había acostumbrado al hecho de que las ropas normales simplemente no estaban a la medida de su nuevo físico.

Los tres adultos se percataron de su presencia, Ororo y Hank le dedicaron una sonrisa mientras que Logan simplemente optó por realizar un ademán con su cabeza.

-Buenos días, Charles.- Saludó la mujer.

-Buenos días, Ororo, Hank, Logan.- Respondió el profesor. – Esta madrugada estuve hablando con Jean y Scott. Creo que en cualquier momento llegarán a casa.-

-¿Y cómo resultó todo?- Cuestionó el mutante de piel azul. - ¿Tendremos a una nueva estudiante?-

-Scott y Jean no quisieron abundar mucho en el tema, lo cual me pareció bastante extraño, pero el resultado es el esperado. Reclutaron con éxito a nuestra nueva estudiante.-

-Y al parecer ya están aquí.- Murmuró Logan, señalando la pequeña pantalla de uno de los pilares. En ella se veía el auto deportivo de Scott en la entrada de la mansión.

-Creo que es el momento de irnos, Logan. No queremos asustar a la nueva jovencita.- Dijo Hank, haciéndose camino al elevador que lo conduciría a los salones de entrenamiento. Guepardo sólo emitió un gruñido y colocó sus manos dentro de sus bolsillos. Bestia tenía la razón, ninguno de los dos era el adecuado para darle la bienvenida a una nueva recluta.

-Hank…- Tormenta extendió su mano para evitar que el mutante peludo se retirara.

-No te preocupes por mí, Ororo. No me retiro por vergüenza o temor, lo hago más por ella. De por sí ya tiene que estar muy nerviosa.- Dijo Bestia, sosteniendo gentilmente la mano de la morena entre las suyas. – Ya en otro momento podremos iniciar el proceso para que se sienta cómoda en mi presencia.-

Logan ya estaba por la puerta por la puerta que lo llevaría al garaje.

Una vez solos en el vestíbulo, Ororo y Xavier escucharon que el auto de Scott se detuvo en la entrada. Era la hora de recibir a la nueva mutante.

Los adultos salieron al exterior y se detuvieron al inicio de los escalones.

Del auto rojo se desmontaron tres personas. Primero fue una chica linda de ojos verdes y largo cabello rojo vivo. Jean movió su asiento hacía adelante para que la otra chica, ligeramente más joven y más baja que la telépata, pudiera desmontarse también. La nueva era de piel clara, cabello oscuro ondulado y ojos de un curioso color violáceo. Al desmontarse, la pelirroja rodeó con uno de sus brazos los hombros de la nueva y juntas caminaron al pie de las escaleras. Más atrás, Scott se encargaba de bajar el equipaje.

Tanto Xavier como Ororo les sonrieron a las jóvenes.

-Este es el profesor Charles Xavier, ella es Ororo Monroe.- Indicó Jean una vez que ambas subieron los escalones y se acercaron a los adultos. La chica de cabellos negros estrechó las manos de ambos, sonriendo en el proceso. O al menos tratando. – Ella es Halevy Aker.-

-Te damos la bienvenida al Instituto para Jóvenes Superdotados. Esperamos hacer que tu estadía sea placentera y que podamos ayudarte a aprender a controlar tus habilidades especiales.- Saludó el profesor. Halevy volvió a forzar una sonrisa; Jean y el profesor Xavier intercambiaron miradas rápidas. Evidentemente no era el momento para alargar las presentaciones. Tormenta también presentía lo mismo. – Ororo te dará un pequeño tour por la mansión antes de mostrarte tu habitación.-

La pelinegra asintió, sin emitir palabra alguna.

Jean dejó caer el brazo que rodeaba a Halevy para que ésta pudiera retirarse a explorar la mansión con Tormenta. Halevy se cruzó de brazos, aunque más bien parecía que se abrazaba, y siguió a la morena al interior de la mansión.

El profesor volvió a mirar a la pelirroja, esperando a que ella iniciara su relato.

-Sólo necesita tiempo, aunque no creo que yo sea su persona favorita en estos momentos.- Suspiró Jean, entrando a la casa con el profesor.

Mientras, Scott había terminado de bajar su equipaje y el de Jean y Halevy. Cuando se volteó, ya no quedaba nadie en la entrada de la mansión. Sólo estaba él con un montón de maletas y bultos a sus pies. El castaño se cruzó de brazos y apretó los labios.

-Ja, ja.- Dijo y cerró con más fuerza de la debida el baúl de su auto.

-X-

-¿Por qué dices que no eres su persona favorita, Jean?- Cuestionó el profesor, una vez dentro de su estudio. – A mi me pareció que la señorita Aker se sentía un poco mejor teniéndote a ti a su lado.-

La pelirroja se mordió los labios y se sentó en el sofá. Entrelazó sus dedos y tomó aire antes de hablar. – No se rehusó porque todavía está muy nerviosa. Profesor, creo que no debió darme la responsabilidad de ir a reclutarla…- Finalizó con pesar.

-Jean, escúchame.- Dijo el profesor con voz seria mientras colocaba su mano sobre las de la joven. – Tú y Scott ya no son sólo estudiantes. Han crecido y tienen que tomar sus responsabilidades como instructores y los futuros encargados del Instituto.- Con estas palabras, la pelirroja levantó su mirada, se podía ver el temor en sus ojos. – No, no estoy enfermo. Pero con las cosas que han acontecido recientemente, tengo que pensar en la posibilidad de que de un momento a otro yo no esté. Tus poderes han evolucionado, se han hecho más fuertes y fuiste tú quien rastreó a Halevy con la ayuda de Cerebro. Así que dime, ¿qué te ha hecho sentir tan insegura? Esta no es la Jean que conozco.-

Jean sacudió su cabeza. – Lo siento, es que no pensé que el trabajo de reclutamiento sería tan… pesado. Cuando nos reunimos la primera vez con Halevy a solas ella parecía muy contenta de que pudiéramos ayudarla a controlar sus poderes, pero a la vez no estaba dispuesta a decírselo a sus padres. Sin embargo, no podíamos traerla al Instituto sin el permiso de ellos. Cuando nos reunimos todos, y yo les dije… les dije que su hija era una mutante. Más que la reacción de sus padres, pude ver en su rostro que Halevy sintió que la traicioné al revelar su secreto.-

El profesor Xavier hizo que su silla de ruedas retrocediera un poco para darle espacio a Jean para que se pudiera de pie. – Ciertamente fue un acercamiento un tanto brusco, pero tiempo era algo que no teníamos. El poder de Halevy de generar descargas de plasma tarde o temprano hubiera causado un grave problema. Estoy seguro que ella llegará a comprenderlo…-

-No, no es eso.- Lo interrumpió Jean. – Ella… no escondía su mutación por eso. Era por sus padres, temía que la rechazaran. Yo la empuje a lidiar con algo que claramente ella no estaba lista.-

-¿Cómo lo tomaron sus padres?- Preguntó con interés el hombre de la silla de ruedas.

-Como todo el mundo, al principio fue una sorpresa desagradable, luego vino la negación mientras nos echaban de su casa. Pero después, cuando se bajaron los ánimos, la madre nos llamó para hacernos preguntas sobre el Instituto. Es por la madre que Halevy se encuentra aquí, o al menos eso creo. Ella la apoya… pero el padre… no está en contra pero ha optado por permanecer en silencio.-

-Y es por eso que Halevy todavía no se acepta a sí misma. La opinión de su padre debe de ser muy importante para ella.- Concluyó Charles. – Jean, esto es algo que Halevy debe de tratar. Y te necesita a ti para eso, así que no te dejes vencer por las inseguridades. Confía en tus instintos.-

Jean Grey, por primera vez en esa semana, sonrió honestamente y sin pesar alguno.

-X-

Después de darle vueltas a la mansión, Ororo la llevó a su habitación. Su equipaje ya se encontraba cerca de la cama, y su nuevo uniforme para las horas de entrenamiento estaba doblado de forma impecable sobre su cama.

A la única conclusión que había llegado Halevy durante el paseo era que la mansión era bastante grande y que sin duda se iba a perder un par de veces antes de poder andar con libertad dentro de ella. Su mente todavía estaba analizando el giro que había dado su vida como para prestar atención.

La reacción inicial de sus padres había sido como la imaginada: shock y luego negación. Lo que nunca pasó por su mente es que su madre, luego de la sorpresa, tomara las cosas con bastante serenidad. Lo único que le pidió fue que de ahora en adelante no le mantuviera más secretos. Halevy no era muy sentimental, pero cuando su madre le hizo esa petición no pudo evitar llorar. Por otra parte, su padre… al parecer simplemente iba a ignorar todo el asunto.

La pelinegra tomó asiento en la cama y abrazó su almohada. Esta era suave. Si no pedía una nueva almohada firme para esta noche, seguramente iba a dormir muy mal.

Su madre le había dicho que su padre también la quería y que por eso había aceptado enviarla al Instituto; pero una cosa era lo que su madre decía y otra la que su padre hacía. Esa madrugada, cuando se despedía de ellos, él sólo la abrazó. No había dicho nada al respecto desde que se enteró que su hija era una mutante y no dijo nada en ese momento. Algunas veces Halevy se preguntaba cómo hubiera sido su reacción ante la noticia de tener un hijo mutante si ella hubiera sido un chico.

Para ella, ni para su hermana mayor, no era un misterio que Leonard Aker siempre había soñado con tener un hijo varón. Él mismo fue el único varón en su familia, su padre también fue él único varón. Leonard Aker al parecer tenía la impresión que con él moriría el apellido. Su madre siempre le había dicho que su padre y la madre de su hermana mayor Rose no pudieron tener un matrimonio duradero por su personalidad. Pero secretamente ella sospechaba que no duró porque no fue padre suficiente para su hermana.

Y no es que él fuera un mal hombre que las maltratara, simplemente prefería compartir más con sus sobrinos varones que con sus hijas. Prefería jugar a la pelota con ellos, que verlas jugar muñecas o compartir una tarde de rompecabezas.

Las palabras de su madre eran lo único que le daban fuerzas para salir adelante.

Halevy, te quiero. Jamás lo dudes, porque eres lo mejor de mí y lo más preciado. Siempre estoy orgullosa de ti y ya verás que veremos momentos mejores.

La chica de ojos violeta optó por distraerse. Encendió su computadora personal y se conectó sin problemas a la red.

Por costumbre, lo primero que hizo fue entrar a revisar su correo electrónico. Sólo había un mensaje en su bandeja de entrada y era de su hermana. Lo primer que pensó era que todavía no era tiempo para que ella le escribiera, Rose solía hacerlo al menos una vez al mes. Pero luego llegó a la conclusión de que ella ya debía de estar enterada de su condición. Halevy abrió el correo. El mensaje no era largo, sólo era una oración:

Se fuerte, Hally.

Halevy sonrió y comenzó a sentir que un poco de la pesadez abandonaba su cuerpo.

-X-

Durante el transcurso del día Halevy conoció a los otros dos instructores.

La primera impresión de Hank McCoy era intimidante, pero el mutante peludo era bastante ameno y sabio. Daba la sensación de confianza y que era de aquellos maestros que uno siempre terminaba aprendiendo bastante. Sólo su apariencia era bestial, porque su personalidad era la quintaesencia de un ser humano. A diferencia de Logan, que a pesar de su apariencia humana, era bastante tosco y, bueno, un animal con forma humana. Para su mala suerte, él era el encargado del entrenamiento físico la mayoría de las veces.

Pasaron la mayor parte del día explicándole los métodos que de hoy en adelante debía practicar para controlar sus poderes.

Sin embargo, Jean notó que Halevy todavía evitaba hablarle. La pelirroja no se dejó deprimir, recordando las palabras del profesor de que debía de darle tiempo para que se adaptara. Aún así, Jean Grey se sintió más tranquila cuando Halevy fue presentada a los demás estudiantes. Estos parecieron acogerla al instante, todos ellos estuvieron en su situación al principio, y ella, a diferencia de su actitud en la mañana, estuvo más que contenta estuvo dispuesta a socializar con todos.


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