Este fanfic pertenece a DramaticField, yo solo lo traduzco.


12. Asustada


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Rosalie POV

Me desperté en mitad de la noche con un dolor desgarrador en el estómago. Abrí los ojos y alcancé a ver en el reloj de la mesilla de noche que eran cerca de las cinco de la madrugada. Emití un pequeño alarido, ya que por un momento sentí como si algo se estuviera desgarrando en mi interior.

Emmalie se despertó y comenzó a llorar a pleno pulmón. Supe que era ella ya que su llanto era suave y musical, mientras que el de Noah era más potente y agresivo.

Apreté los ojos con fuerza, tensando la mandíbula, mientras que me pareció escuchar la voz de Carlisle irrumpiendo en el cuarto.

Mi alrededor se volvió confuso para mi, solo siendo consciente del torbellino de voces que escuchaba y del inmenso dolor que estaba sintiendo. Entonces sentí como un líquido comenzaba a humedecer los pantalones de mi pijama, líquido que tras unos segundos pude identificar como sangre. Mi visión era borrosa y confusa, y entre en pánico cuando sentí como Carlisle iniciaba sus procedimientos médicos.

Me di cuenta de que llevaba un buen rato llorando, ya que una lágrima cayó sobre mi mano, pero prácticamente no podía verla, ni tampoco escuchar nada con claridad. Tenía miedo.

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Emmett POV

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En cuanto mi mujer gritó de dolor, retorciéndose entre mis brazos, Carlisle entró en la habitación rápidamente. Antes de que pudiese darme cuenta de lo que estaba pasando, empecé a gritarle a Carlisle, entrando en pánico al ver que no podía hacer nada por mi ángel. ¿Qué le estaba pasando? ¿Acabaría pronto? ¿Cuánto dolor tendría que estar soportando ella en este momento? ¿Se iba a poner bien, verdad? Esa última pregunta me hizo perder los nervios por completo.

— ¡Carlisle! ¡Haz algo! ¡Ayúdala!—grité, siendo incapaz de controlarme.

Sin embargo, Carlisle no me contestó, sino que seguía en silencio mientras que examinaba a Rosalie. Sentí como Esme se acercaba hasta mí, poniendo uno de sus pequeños brazos alrededor de mi cintura, incitándome a que saliera de la habitación.

—Tengo que estar con ella, Esme.

—Lo entiendo, pero no tienes porque ver todo lo que Carlisle va ha hacerle—argumentó, sabiendo como ella sabía lo mucho que me afectaba ver a Rosalie sufriendo.

—Pero ella me necesita…

—Vamos cariño—susurró ella, empujando de mi cuerpo una vez más.

Salí de la habitación tras escuchar como mi esposa volvía a gritar de nuevo, mientras que Esme se acercaba a las cunitas de mis hijos y se los llevaba con ella, cerrando la puerta del cuarto una vez que todos estuvimos fuera.

Bajé a velocidad vampírica hasta la sala y me desplomé en uno de los sillones, colocando mis codos sobre las rodillas y la cabeza entre las manos. Esme se sentó a mi lado después de dejar a los niños en alguna parte, supongo que con el resto de miembros de la familia, aunque tampoco me importaba demasiado. Estaba seguro de que ellos iban a estar bien. Tomé aire profundamente, sintiendo como me iba calmando rápidamente. Al principio pensé que era por el consuelo que Esme me estaba dando, pero al levantar la cabeza pude ver a Edward y Bella sentados frente a mí, mientras que Alice lo estaba al lado de Esme y Jasper reposaba a mi otro lado, con una de sus manos sobre mi hombro. Entonces comprendí el por qué de mi calma.

—Emmett, todo va estar bien, tranquilo—me dijo mi madre con voz suave.

Pero yo no iba a poder tranquilizarme por mí mismo hasta que no supiera que diablos le estaba pasando a Rosalie, y sobre todo, hasta que no fuera capaz de hacer algo por ella. Pude ver como Renesmee se asomaba tímidamente por la puerta del salón.

—Hermano—me llamó Edward—No seas tan duro contigo mismo. Ahora mismo no hay nada que puedas hacer—dijo mientras que se levantaba del sillón y se arrodillaba frente a mí, poniendo una de sus manos sobre mi rodilla.

Me sentí algo incómodo al saber que en estos momentos Edward estaba leyendo mis pensamientos, como siempre hacía, solo que ahora yo no tenía ni ganas ni fuerza para ocultar lo que no quería que él viera, por lo que mi hermano ya debía de estar al tanto de lo débil que yo estaba siendo en ese momento.

—No tienes que avergonzarte Em—dijo Edward—Te puedo asegurar que si Carlisle, Jasper o yo estuviésemos en la misma situación en la que tú estás ahora, nos estaríamos sintiendo exactamente igual.

Sus palabras me hicieron sentir algo mejor, sin embargo, ahora era Bella la que parecía estar incómoda, probablemente porque nunca pensó que yo podría derrumbarme de la manera en la que lo había hecho. Mi carácter siempre era alegre y optimista, pero cuando era Rose la que estaba en peligro y yo no podía hacer nada por evitarlo, la impotencia se apoderaba de mi cuerpo, haciéndome sentir terriblemente mal.

Todos miraron a la puerta cuando Carlisle apareció en la habitación, recargando su espalda en la pared. Me levanté de inmediato.

—Papá, ¿qué ha pasado?—pregunté alarmado. Pero entonces me di cuenta de que él estaba bastante relajado, lo que también contribuyó a que yo empezara a calmarme sin la ayuda de Jasper.

—Nada. Ella está estable—contestó, dejando escapar un suspiro.

Cerré los ojos con alivio. Ella estaba bien y eso era lo único que me importaba. No necesitaba saber ningún detalle más.

—Ahora está durmiendo.

— ¿Puede verla?—pregunté.

—Todavía no.

— ¿Por qué?—pregunté cierto tono de ansiedad en mi voz.

—Porque primero debes tranquilizarte. Ella aún sufre, a pesar de que le he puesto algo de morfina para calmarle el dolor. Su cuerpo ha comenzado la transformación, y eso no es un proceso fácil, lo recuerdas, ¿no?—yo asentí con la cabeza, bajando la mirada levemente.

— ¿Dónde están lo niños?—pregunté.

—En la habitación de Jasper y Alice. He aprovechado para contarle a Renesmee acerca de sus primos—susurró Esme mientras que yo me giré a mirar a mi sobrina, que seguía parada en el sitio sin moverse. Ella me sonrió dulcemente.

— ¿Y Tanya?—quise saber, ya que supuse que Rose querría verla en cuanto se recuperara.

—Ella y su clan están de caza en este momento—respondió de nuevo mi madre, acariciándome el hombro—No te preocupes, todo está bien Emmett.

Renesmee finalmente se atrevió a entrar del todo en la habitación, caminando mientras que alzaba sus bracitos en mi dirección para que me pusiera a su altura. Le di un sonoro beso en la mejilla mientras que ella me abrazaba.

—Nessie, sube a vigilar a tus primos—pidió Edward con voz paternal, a lo que mi pequeña sobrina obedeció sin rechistar.

—Carlisle, déjame verla por favor—volví a pedir.

Mi padre suspiró profundamente, con cierta expresión de duda en sus rasgos suaves.

—Está bien—aceptó finalmente.

Eché a andar escaleras a arriba, siguiendo a Carlisle. Esme y Jasper también nos acompañaron, ya que verdaderamente mi hermano si que sentía a Rosalie como si fuera su gemela, y estaba bastante preocupado por ella.

Cuando entramos, Rose parecía estar durmiendo tranquilamente.

— ¿Duerme?—pregunté, sonriendo para mis adentros al comprobar que su rostro estaba sereno y tranquilo.

—Sí. Aún le hace falta descansar mucho.

Me acerqué a la cama y me senté lentamente, en el puesto que solía ocupar habitualmente. Esme salió un segundo de la habitación para volver a entrar con mis hijos y Renesmee. Mi sobrina corrió inmediatamente hacia mí, colgándose de mi cuello.

— ¡Tío Emmett!—exclamó en voz baja.

—Hola linda.

— ¿Puedo coger a Emmalie y a Noah?—me preguntó, dibujando una sonrisa impaciente en su carita.

—Claro—contesté mientras que Esme se acercaba hasta nosotros. Senté a Renesmee a mi lado, indicándole como tenía que colocar los brazos.

Cuando le pasé a Noah, la carita de mi sobrina irradió una felicidad absoluta. Con mucho cuidado comenzó a balancearse hacia delante y hacia atrás, pero al ver que Noah empezaba a revolverse en sus bracitos, dejé a mi hijo en su cuna y le pasé a Emmalie.

Mi hija era bastante más tranquila, por lo que Renesmee pudo cargar a su prima como si de una muñeca se tratara.

—Es muy bonita…

—Sí, si que lo es—dije orgullosamente, mientras que veía como Alice, Bella y Edward se quedaban parados en la puerta de la habitación, sin llegar a entrar. Nessie se rió suavemente.

—Y es muy pequeña—comentó con cierto tono de asombro.

—Tú también fuiste así de pequeñita hace un tiempo—dije mientras que Renesmee me entregaba a la niña y yo la dejaba en su cuna.

— ¿De verdad?—exclamó ella sorprendida, provocando que todos riésemos suavemente.

—Sí. Solo que has crecido muy rápido.

Ella rió de nuevo, como si lo que le estaba contando fuera algo completamente increíble. Luego, se volvió hacia Rosalie, sentándose más cerca de mi esposa.

Al fijarme mejor, pude darme cuenta de que Carlisle se había encargado de cambiar las sábanas y el pijama de Rose antes de dejarnos entrar al cuarto. Más tarde hablaría con mi padre para pedirle disculpas por haber perdido los estribos.

Renesmee le tocó el rostro a mi esposa, para después dejar su manita apoyada en su antebrazo. Entonces, Rosalie comenzó a abrir sus ojos lentamente. Mi esposa llevó una de sus manos hasta la mejilla de Renesmee y después cerró los ojos de nuevo.

Después de unos segundos, mi sobrina apartó su mano, mientras que Rose abría los ojos otra vez, explorando la habitación sin mostrar ningún tipo de emoción en su rostro. Cuando su mirada se encontró con la mía, una lágrima solitaria resbaló por su mejilla.

—Lo siento—susurró.

—No tienes porqué pedir perdón.

—Pero te lo he hecho pasar muy mal—replicó, e inmediatamente supe que Renesmee le había mostrado todo lo ocurrido cuando estábamos en la sala.

Edward tomó a su hija del brazo, llevándola al otro extremo de la habitación para reprenderla por su comportamiento.

—Renesmee, no era necesario que le mostraras eso.

—Pero pensé que mi tía Rose querría saberlo—argumentó la niña mientras que se encogía de hombros con gesto inocente.

Sonreí levemente, ya que a pesar de que la acción de Nessie había entristecido a Rose, mi sobrina no lo había hecho con mala intención, así que tampoco podía culparla de nada.

— ¿Cómo te sientes?—pregunté mientras que entrelazaba sus dedos con los míos.

—Ahora mismo de maravilla.

—Rosalie—la llamó Carlisle mientras que se sentaba en el borde de la cama, colocando una de sus manos sobre su frente—Según mis cálculos, volverás a ser un vampiro completo dentro de dos días.

—Muy bien, gracias papá—respondió, lo que provocó su sonrisa.

—Si necesitas cualquier cosa, no dudes en llamarme—añadió Carlisle mientras que besaba su frente de manera paternal.

—Lo haré—dijo ella mientras que cerraba los ojos, por lo que supuse que no tardaría demasiado en quedarse dormida de nuevo.

Le hice un pequeño gesto con la cabeza a Carlisle, indicándole que quería hablar con él a solas. Los salimos de la habitación rumbo al cuarto que mi padre compartía con Esme.

Al entrar me encontré con que la cama no estaba hecha, sino que las sábanas estaban desordenadas. Tuve que hacer mi mejor esfuerzo para no hacer un comentario sarcástico o estallar en carcajadas.

Yo sabía perfectamente que ellos eran sexualmente activos, pero era extraño el pensar que tus padres hacían exactamente lo mismo que tú hacías con tu esposa. Me senté en un pequeño sofá mientras que Carlisle entraba un momento al cuarto de baño, saliendo a los pocos segundos perfectamente arreglado. Al mirar el reloj pude darme cuenta de que dentro de poco sería su hora de marcharse a trabajar.

—Papá, siento mucho haberte gritado antes—el trató de interrumpirme, pero yo seguí hablando—Estaba asustado por lo que pudiera pasarle a Rosalie y lo pagué contigo. Tendría que haber pensado mejor lo que hacía.

—Emmett, hijo, no ha sido nada, no hace falta que te disculpes—dijo mientras que se acercaba a mí.

—Gracias papá.

Carlisle me dio un fuerte abrazo, acompañado de unos cuantos golpecitos en la espalda.

—Mejor vuelve con tu esposa—sugirió con una pequeña sonrisa en su rostro.

Salí de la habitación, caminando por el pasillo en silencio, por lo que pude escuchar unas voces provenientes de mi cuarto. Rápidamente pude identificar a las interlocutoras, así que para no interrumpir la charla me quedé apoyado en el marco de la puerta sin hacer el menor ruido.

—Es que ahora tengo miedo de no estar preparada para esto…—dijo mi ángel. De alguna manera, pude darme cuenta de que su voz tenía un deje de tristeza y miedo.

— ¿Preparada para qué, cielo?—preguntó Tanya con confusión.

—Para ser madre.

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Continuará...


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Uff... apenas tardé media hora en traducirlo ya que no tengo demasiado tiempo libre... =S

Espero que igualmente haya quedado bien! :)

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Espero sus Opiniones!!

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