Los personajes en The Prince of Tennis no me pertenecen, solo estoy algo aburrida.
Bueno aqui esta el capitulo final, ojala les haya gustado la historia.
Viva la Strongest Pair!!!!!
CAP. 3
¿Qué paso?
Se separaron otra vez, Oishi salió al jardín con Taka-san, mientras Eiji seguía haciéndole de gato lazarillo para Tezuka; así pues cuatro chicos se encontraban en busca del tensai dopado, era difícil de creer que un chico de ojos azules los tuviera de esa forma, eran cuatro contra uno y aun así ellos iban perdiendo, pero era Fuji Syusuke que de por sí ya era de temer estando lucido, ahora que estaba drogado no querían imaginarse lo que podía pasar si no lo detenían.
-¡Haaaaa! –gritaron desde el jardín.
Tezuka y Eiji bajaron ya que se encontraban en el piso superior, pero no llegaron al jardín por que escucharon una explosión en la cocina y fueron a ver que había pasado; vieron que uno de los sillones de la sala estaba volteado, al entrar a la cocina a Tezuka le llego el olor a quemado, al microondas le estaba saliendo humo, además varios cajones y la alacena estaban abiertos, con cubiertos regados por el lugar y la puerta del congelador estaba medio abierta.
-Eiji, ¿qué paso?
-¿Realmente quieres saber? –dijo Eiji.
Eiji se acerco al microondas y lo abrió para ver qué era lo que había explotado, en el interior se veían restos de huevo, además de restos de papel aluminio, habían dejado un desastre en el.
-Creo que Fuji quería algo de comer, nya, y metió unos huevos al microondas pero con papel aluminio –dijo Eiji sintiendo pena ajena.
-Lo matare –dijo Tezuka contando hasta quien sabe que numero.
-Creo que encontró algo de helado, nya, se ven las manchas y dejo un bote afuera –dijo Eiji tomando el bote ya casi vacío yendo al refrigerador –encontré tus lentes.
Tezuka volteo esperanzado con volver a ver cuando sintió algo frio en las orejas, no pudo evitar estremecerse y en definitiva no vio nada, los cristales estaban escharchados y no veía absolutamente nada, pues las gafas estaban congeladas.
-Eiji, quítalas están frías –dijo Tezuka con aparente tranquilidad.
Eiji inmediatamente quito las gafas de las orejas del capitán y las limpio además de calentarlas un poquito, cuando los las gafas ya estuvieron a una temperatura adecuada para las orejas de Tezuka y los lentes libres de escarcha Eiji volvió a ponérselos al capitán, y este volvió al mundo visual.
-Gracias, Eiji, mucho mejor –dijo Tezuka acomodándose los lentes.
-No hay porque, Tezuka, pero mejor continuemos buscando a Fuji, nya.
Salieron de la cocina a buscar otra vez a Fuji, pero recordaron que habían escuchado los gritos de Taka-san y Oishi, por lo que fueron al jardín para ver las consecuencias de lo que sea que Fuji hubiera hecho.
-¿Cómo puede hacer estas cosas? –dijo Tezuka al ver el desastre que había en el jardín.
Taka-san estaba debajo de algunas herramientas y tablas de madera, tirado cerca de él estaba el cactus con el cual se había espinado, Oishi estaba dentro del estanque, en el que Tezuka se había caído, cubierto de tierra que ahora era lodo.
-Kami quiera y salgamos vivos de esto –se lamento Eiji.
Ayudaron a sus compañeros a levantarse, a quitarse las espinas de la espalda, pues resulta que Fuji había pinchado a Kawamura en la espalda con el cactus, lo que le pareció muy divertido al castaño, y limpiarse el lodo, Fuji había abierto una bolsa de tierra y se la había aventado a Oishi que cegado por la tierra había caído al agua; entraron a la casa con actitud derrotada.
-Ya basta tú ganas para esto por favor –dijo Tezuka al aire.
Sin embargo no recibió respuesta de parte del castaño, pero escucho voces en el piso superior, subieron a haber que estaba haciendo Fuji esta vez con algo de temor, las voces provenían de la habitación de Tezuka, la puerta estaba entreabierta y se veía un poco de luz, entro en su habitación esperando que algo lo golpeara en la cara pero no paso nada.
-Encontré a Fuji –dijo Tezuka a los demás –no hay peligro entren.
Los demás entraron en la habitación con cautela y se encontraron al castaño dormido en el piso abrazando al osito de peluche que Eiji le había llevado, con la televisión prendida y un bote de helado a medio comer.
-Parece un ángel –dijo en voz baja Tezuka observando dormir al tensai.
-Y en realidad es un demonio –dijo Eiji.
Tezuka cargo a Fuji y lo acostó en la cama, cobijo bien al castaño y al oso antes de darle un beso en la frente. Salieron en silencio para no despertar a Fuji, no querían que les hiciera nada mas, ayudaron a Tezuka a limpiar el desastre hecho por Fuji y a curar sus heridas hechas en batalla.
Parpadeo un par de ocasiones cuando despertó, la luz le lastimaba y le dolía un poco la cabeza, no recordaba cómo había ido a parar a la cama de Tezuka, ni por que estaba abrazando un osito de peluche, además estaba siendo abrazado por el capitán quien se encontraba dormido.
-¿Qué paso? –murmuro Fuji moviéndose un poco.
El que Fuji se moviera hizo que el capitán despertara abriendo los ojos con pereza.
-Buenos días Mitsu –saludo Fuji sonriéndole.
-Buenos días Suke –dijo Tezuka dándole un pequeño beso en los labios.
Tezuka se sentó en la cama y se puso los lentes, acaricio el cabello del castaño mientras lo observaba, Fuji entonces frunció el seño al darse cuenta que había algo extraño en la cara de Tezuka.
-Mitsu, ¿qué te paso?, ¿por qué tienes una bandita en la cara y un parche en la frente?, ¿cómo llegue aquí? –pregunto confundido Fuji.
-He vuelto a ser Mitsu, eso me alegra mucho –dijo Tezuka acariciando su cabello –¿no recuerdas lo que paso ayer?
-Taka-san me golpeo en la cabeza, ¿no es así?, me trajiste a tu casa y me tome una pastilla.
-¿Y después de eso?
-Pues es como una especie de sueño, te caíste en el estanque y te espinaste con un cactus, luego no sé por qué estaban aquí Eiji, Oishi y Taka-san –dijo Fuji tratando de recordar –les arrojaba pelotas y pique a Taka-san con un cactus y a Oishi le tire una bolsa de tierra.
-Olvidaste mencionar que escondiste mis lentes en el congelador.
-¿Todo eso ocurrió? –dijo Fuji sorprendido.
-Si casi nos matas por estar haciéndole caso a los duendes.
-¿Cómo sabes de los duendes?
-Descuida no le diré a nadie –dijo Tezuka dándole un beso.
Tezuka le dijo de su error en la medicación y que se había tomado un vicodin, por eso había actuado de aquella forma, le conto toda la historia y que Eiji le había llevado el oso que estaba abrazando, Fuji rio divertido al recordar lo que había hecho. En la práctica vio que Eiji traía una bandita mas en el rostro, Oishi tenía un vendaje en el brazo, Taka-san tenía banditas en el rostro y un vendaje en la rodilla, Fuji en lugar de sentir culpa se rio, los demás solo daban gracias que Fuji volviera a estar en sus cinco sentidos.
-¿Qué tal va lo de Momo? –pregunto Oishi a Tezuka, Eiji y Taka-san.
-Fuji lo dejo correr mil vueltas –dijo Tezuka con satisfacción.
-Y de lo demás pues creo que Fuji debe estar haciendo algo bien, nya, a Momo ya le salieron canas –dijo Eiji sonriente al igual que los demás.
Lo que los demás nunca supieron fue la versión de Fuji de lo que había pasado cuando Tezuka lo dejo con el frasco de pastillas.
-Tomate la pastilla ire por algo de comer –dijo Tezuka dejando un frasco con pastillas en la mesa.
Tezuka se fue a la cocina a buscar algo de comer, Fuji se sentó para tomarse la pastilla, la cabeza le dolía terriblemente, tomo el frasco y lo abrió, saco una pastilla y la puso en la palma de su mano, la observo un momento y se fijo en el frasco para ver la etiqueta.
-¿Vicodin?
No creía que la enfermera de la escuela le hubiera dado esas pastillas, leyó la etiqueta con rapidez y vio que era el vicodin del abuelo de Tezuka, el chico de lentes le había dado las pastillas incorrectas y al parecer no se había dado cuenta aun, se paro y fue hasta su mochila de donde saco unas pastillas para el dolor de cabeza, ya que debes en cuando le daba migraña, se tomo dos y volvió a su lugar en el sillón.
-Esto será divertido –dijo Fuji acostándose con una sonrisa sádica.