Disclaimer: ¿Acaso creen que soy una rubia inglesa multimillonaria? ¿Sí? Pues no U_U
Conociendo el futuro. Una historia de los padres de Harry Potter.
1. El asenso del Señor Tenebroso.
Lily y James Potter disfrutaban de una soleada tarde en su mansión. Era verano y estaban disfrutando una tarde solo para ellos, ya que su pequeño hijo estaba con Sirius Black. Ambos estaban en la gran biblioteca de la mansión cuando, de repente, llamas de un rojo brillante aparecieron en la chimenea. James se colocó de una manera protectora frente a su esposa y alzó la varita. Se acercó un poco y vio una nota cuando las llamas se esfumaron.
La tomó con desconfianza. – ¿Qué dice, James? –preguntó Lily asustada. -Dice que durante el próximo mes, se nos van a ser enviados capítulos de un libro y que recibiremos algunas visitas… pero no especifica de que, ni quiénes. Esto no me huele bien, amor.
Pasaron toda la tarde algo preocupados, sin embargo, James no había llamado a nadie de su escuadrón de aurores, algo le decía que no era necesario.
Antes de que anocheciera, las llamas volvieron a nacer y se apagaron. James se acercó y tomó varios pergaminos, uno que era una nota. Esto es algo secreto, ustedes conocerán lo esencial de la historia, no pueden conocer muchos detalles, pues esto alteraría la historia y el equilibrio del mundo, pero tienen derecho a saberlo.
Lily miró a James con miedo, suplicando por alguna explicación, pero parecía que el necesitaba lo mismo, pues dijo: -Supongo que tendremos que leer para saber de qué trata esto.- Lily solo asintió, así que se sentaron en un sofá para dos, James pasó su brazo alrededor de los hombros de Lily y ella se recostó en su pecho.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte… Leyó James. Lily, alarmada, fijó su mirada en el título y miró a su esposo, que la apretó un poquito para confortarla y continuó. Una mansión surgía de entre las sombras. En algún lugar del oscuro jardín, una fuente jugaba. La grava hacía ruido mientras Snape y Yaxley caminaban hacia la puerta, que se abrió cuando se acercaron aunque pareciera que nadie lo había hecho. James miró a Lily que tenía los ojos como platos. Snape había sido su mejor amigo cuando eran niños, pero se había convertido en un mortífago y hacía mucho que habían perdido el contacto… ¿Qué tenía que ver Snape con su hijo? –Yaxley, Snape- dijo una voz, alta y clara, que provenía de la cabecera de la mesa. –Llegan tarde- mientras se acercaron, su cara brilló alrededor de su silueta, sin cabello, parecido a una serpiente, con dos rajaduras en vez de orificios nasales y brillantes ojos rojos con pupilas alargadas, como de un gato. Lily contuvo la respiración, era obvio de quién estaban hablando.
-Severus aquí –indicó Voldemort, indicando el lugar a su derecha. –Yaxley… a lado de Dolohov. –Ambos tomaron sus lugares. -¿Bien? – Mi señor, la Orden del Fénix intentará mover a Harry Potter el sábado cuando caiga la noche. –Eso fue demasiado para Lily quien comenzaba a respirar entrecortadamente.
-Sábado… cuando caiga la noche- repitió Voldemort. –Bien. Muy bien. ¿Y esta información proviene de…? –preguntó. –La fuente que discutimos –respondió.
-Yaxley, ¿El Ministerio habrá caído para el sábado?- Yaxley se enderezó. – Mi señor, tengo buenas noticias en ese aspecto, he logrado… con muchas dificultades y un gran esfuerzo… hechizar a Thicknesse. – Respondió. – Mientras nuestro amigo Thicknesse no sea descubierto antes de que hayamos cubierto al resto, - dijo Voldemort – De cualquier forma, el Ministerio será mío antes del próximo sábado. No podremos tocar al muchacho cuando haya llegado a su destino, así que tendrá que ser cuando se traslade.
- Tenemos varias personas plantadas en el Departamento de Transporte Mágico, si Potter usa la red Flu o se Aparece, lo sabremos de inmediato.
- No usarán ninguna – dijo Snape – la Orden evitará los transportes regulados por el Ministerio.- finalizó. – Aún mejor, - dijo Voldemort – Tendrán que hacerlo al aire libre. Más fácil de atrapar, por mucho… Yo me encargaré del chico personalmente. – James terminó de leer.
Lily comenzó a sollozar y ocultó su rostro en el hombro de James, éste dejó el manuscrito por un lado y abrazó a su esposa. Ella lo miró con una mirada suplicante y él la besó con ternura en los labios. – Todo estará bien, amor… Todo estará bien. – le decía. – No entiendo, ¿Por qué tendría que estar tan interesado en Harry? Es solo un bebé, el no es ninguna amenaza. – Le respondió esta. – ¿Sabes, querida?, presiento que en el momento en que esto ocurra, (si es que ocurre y no solo es una broma pesada, y mataré a quien esté detrás de esto) Harry no será más un bebé.
Ella lo miró confusa - ¿A qué te refieres? – preguntó recuperando un poco la compostura pero sin dejar de aferrarse al cuello de su esposo pero mirándole a la cara. Sus verdes ojos lo penetraron, había tanto dolor en ellos que él tuvo que esforzarse mucho para no desmoronarse con ella. Él debía ser fuerte para ella, ya tendría tiempo de desahogarse con Canuto.
- Creo que esto es algo que sucederá en el futuro, solo que no comprendo porque debemos conocerlo antes de tiempo, a su debido momento… a menos… - no quería decirlo en voz alta, eso lo haría más real. Pensar que no estaría para Harry en momentos tan difíciles como esos… que no podría protegerlo contra ese mal que lo asechaba simplemente lo destrozaba. Lily pareció leerle el pensamiento porque susurró: - a menos que ya no estemos ¿Verdad? – James asintió.
Lily se sintió abatida. No vería crecer a su hijo, el crecería sin sus padres. Volvió a sollozar y abrazó a su esposo, que parecía estar conteniendo sus sentimientos con mucha dificultad. – ¿Sabes algo? – consiguió susurrarle a su marido, que la miró con ternura. – No me importaría que no guardaras tus sentimientos por una vez. – Dicho esto, el la abrazó con fuerza pero delicadeza, escondió su cara en su cabello y soltó algunas lágrimas, intentando que ella no se diera cuenta. Ella le acarició el cabello y luego separó su rostro. Lo miró fijamente y lo besó.
Las llamas de la chimenea volvieron a aparecer. James se paró, separándose de su esposa con un gruñido. Mañana aparecerá el siguiente capítulo, lo traerá la primera visita que recibirán. No pueden leerlo en presencia de nadie más de quien les entregue algún capítulo. Descansen.
Lily resopló. - ¿Descansen? ¿Nos dice que moriremos y que nuestro hijo estará en un peligro mortal y nos dice que descansemos? ¿Quién se cree que es? – James sonrió, adoraba cuando Lily se enojaba, a menos que fuera con él, la hacía ver muy linda el convertirse en una fiera. - ¿De qué te ríes? – James quitó su sonrisa rápidamente y le dijo – Amo cuando te enojas con alguien que no sea yo. – Replicó. Ella le dedicó una dulce sonrisa.
Sonó el timbre de la puerta y James dijo a Lily que esperara ahí. Con la varita alzada abrió la puerta poco a poco y… - ¡Canuto! ¡Caramba!, vaya susto me sacaste – Saludó a su mejor amigo que traía en brazos a su hijo. – ¿En serio?, y yo que me peiné para la ocasión. – James soltó una carcajada. Era una cualidad de Sirius poder hacerlo reír, no importaba que tan deprimido estuviera. – Lily, cielo, es Sirius, trae a Harry. – Llamó a su esposa. – ¡Limly!, ven un momento. – Llamó a la elfa doméstica de su casa, que se apareció con un ¡Plop! - ¿Llamó, señor? – preguntó la elfa. – Si, ¿podrías prepararnos la cena?, y agregar un lugar más, el señor Black nos acompaña esta noche. – ordenó James. – Sí, señor. – La elfa hizo una reverencia y desapareció.
Tomó en brazos a su hijo y lo abrazó intentando mantenerlo ahí por mucho tiempo, no sabía cuánto les quedaba para pasar juntos.
- ¡Sirius! – chilló Lily, quien fue a recibir al recién llegado con un abrazo. – Cuidado Lily, que aquí mi amigo Cornamenta es conocido por sus celos posesivos. – Y guiñó un ojo. – Sí, bueno, tendrá que tragarse sus celos, ¿verdad, amor? – Lily comentó. James hizo caso omiso de éste comentario.
Fueron al comedor y disfrutaron de una cena muy agradable. Los sucesos de la tarde quedaron olvidados por un momento entre las bromas de Sirius y las hazañas de Harry.
Ya entrada la noche, despidieron a Sirius y acostaron a Harry. Se quedaron ahí mirándolo y haciéndole pequeñas caricias más tiempo del normal. Lo que habían leído les había infundido mucho temor tener menos tiempo con el del que querían, del que creían que tendrían.
James tomó a Lily de la mano y la levantó con cuidado. Pasó un brazo alrededor de sus hombros y la guió a la habitación. Se metieron a la cama y ella se recostó en el pecho de su marido, como había hecho esa misma tarde.