La espera se hizo larga, demasiada para que Clark no se pusiera nervioso. No le gustaba esperar y menos si estaba en una sala de de espera del hospital, sin saber si Oliver estaba bien o no.
"Todo saldrá bien, ya lo verás." Le dijo Chloe ofreciéndole un vaso de café.
"¿Cómo lo sabes? Los médicos todavía no han dicho nada y para colmo Jor-el quiere ver a Oliver, no puedo imaginar lo que querrá de él." Se dejó caer en la primera silla que encontró y respiró con fuerza. "¿Crees que esto terminara en algún momento y que podremos ser felices por fin?"
"Estoy segura de ello."
"Clark." Emil estaba frente a su amigo; no había formado parte del equipo que había operado a Oliver por ser su amigo, pero el cirujano le había dicho todo ya. "Oliver está bien, no te preocupes, la operación no ha tenido ninguna complicación y estamos seguros que en unos pocos días, estará en pie entrenando otra vez."
"¿Puedo verle?"
"Claro, ahora está un poco adormilado por la anestesia, deja que se tome las cosas con un poco de calma y no le digas nada de Jor-el por el momento." Clark asintió y tras darle las gracias por todo lo que había hecho y despedirse de su amigo, se encaminó a la habitación de Oliver.
Se detuvo en la puerta, el corazón le dio un vuelco al verlo en aquella cama, todavía con un montón de aparatos enchufados a su cuerpo y haciendo demasiados ruiditos. No parecía que Oliver estuviera tan bien como había dicho Emil, pero era el médico después de todo.
Se acercó a la cama, cogió una silla que había pegada a la pared y se sentó junto a su compañero. Cogió su mano y la acarició con cuidado. Se recostó sobre la cama, estaba agotado, incluso con su enorme poder de recuperación, acarició con su mejilla aquella mano que tantas veces había rodado por su cuerpo y ahogó las primeras lágrimas que intentaron escaparse de sus ojos.
"Lo siento tanto, todo esto es por mi culpa. Debería haberte protegido y no lo hice, permití que Bal-el te hiciera daño, cuando solo quería castigarme a mi y ahora Jor-el, parece que los kriptonianos se empeñan en no dejarnos tranquilos."
Oliver se removió en la cama al escuchar la voz de Clark y lentamente abrió los ojos. Buscó a su alrededor y por fin, dio con la cabeza de su compañero que se apoyaba sobre él. movió la mano, pero estaba sujeta por Clark.
"Oliver, hola."
"Hola Clark." Protestó, le dolía el pecho, el brazo, la pierna… podría asegurar que le dolía todo el cuerpo. "¿Estás llorando?"
"No, bueno si; estoy llorando porque me alegra verte despierto y saber que te vas a poner bien."
"No me mientas, no se trata de mi, no es la primera vez que estoy en el hospital, has visto cosas peores y nunca has llorado por mi. Así que a menos que me digas que me estoy muriendo."
"Oliver no diga eso. No… Emil me dijo que te dejara descansar y no te dijera nada."
"¿Decir de que?"
Clark se tomó unos momentos para pensar. Hacía mucho tiempo que había llegado a la conclusión que intentar mentir a Oliver no servía de nada. Le conocía de sobras como para leer su mente o simplemente ver en sus ojos lo que no le estaba contando. ¿Qué iba a pensar cuando se enterara que su suegro quería hablar con él? Ni siquiera el propio Clark se hacía a la idea todavía.
"Clark…"
"Es Jor-el, quiere verte, se ha enterado que estamos juntos y ha dicho que quiere verte, quiere que te lleve a la fortaleza." Oliver abrió los ojos de par en par pero no dijo nada. "No voy a moverte de aquí hasta que estés recuperado, así que Jor-el puede esperar."
"¿Qué crees que quiere de mi?" Oliver apretó la mano de Clark con fuerza, pensando en todo lo que Jor-el le había hecho pasar a su hijo en toda su vida. La sola idea de pensar que no le gustaba que su hijo estuviera con otro humano y que pudiera hacerle algo, le aterraba.
"No lo se, pero te puedo asegurar que no voy a permitir que te ponga una mano encima. Si no le gusta que esté contigo, que vuelva a renunciar de hijo, no sería la primera vez que lo hiciera."
Oliver se echó a reír, pero en seguida la tos se apoderó de él. "¿Estás bien?" No escuchó a su compañero, pues algo andaba mal, lo sabía, lo sentía en su interior. No podía dejar de toser y pronto se dio cuenta que no podía respirar. Clark se asomó al pasillo en busca de alguien y llamó a dos médicos que entraron en la habitación.
Las extremidades se volvieron pesadas y todo él comenzó a convulsionarse de golpe, la pierna rota y el brazo dislocado le rogaban que se detuviera pero por más que trataba de controlar su cuerpo, no había forma de hacerlo. El aire no entraba en sus pulmones y por más que intentaba hablar, no lo conseguía.
"¡Oliver!" Gritó Clark entre lágrimas. Emil había dicho que todo estaba bien, que la operación había salido bien. "¡Oliver!"
Escuchó hablar a los médicos, pero no comprendió ni una palabra de lo que dijeron, los vio moverse alrededor de Oliver, mirar las máquinas y los resultados que daban. Le colocaron una mascarilla de oxígeno sobre la boca y la nariz y le inyectaron algo, un calmante creía.
"Tiene un pulmón encarchado."
"¿Cómo es posible? La operación ha salido bien, todo estaba bien."
"No lo se, pero tenemos que volver a operarle ya."
Clark se apoyó contra la pared, estaba a punto de perder el equilibro. Había perdido a demasiada gente en su vida, como para perder también al hombre que quería. Tenía que hacerlo, tenía que haber algo; porque quedarse allí, mirando Oliver mientras se asfixiaba no era una opción.
"Nos lo llevamos."
"¿Se pondrá bien?" Le preguntó Clark a uno de los médicos.
"No se lo puedo decir."
"Soy su novio, tengo derecho a saberlo, dígame si se pondrá bien."
"Lo se señor Kent, se que tiene derecho, pero se lo digo en serio, no se lo puedo decir, porque no lo sabemos. Ni siquiera sabemos porque ha ocurrido esto. Cuando le hayamos intervenido otra vez, podré decirle algo más."
Clark los dejó marchar vio como se llevaban la camilla pasillo adelante y se preguntó aterrorizado si volvería a ver a Oliver con vida o si la siguiente noticia que le daría alguno de los médicos era que habían hecho todo lo posible.
"Trae al humano a la fortaleza."
"¿Jor-el?"
"Trae al humano a la fortaleza; si quieres salvarle la vida, tendrás que traerlo. De lo contrario morirá."
"¿Has hecho tu esto? ¿Has hecho que Oliver empeore para que tenga que llevarlo ante ti?"
"Vamos, vamos, se nos va, ¿Por qué no viene ese ascensor de una vez?" Clark miró al pasillo, los médicos todavía estaban allí con la camilla de Oliver y lo podía ver, agitarse, intentando respirar.
No necesitaba las palabras de su padre par atener la respuesta a su pregunta.
"¿Le curarás? ¿Realmente le curarás si le llevo a la fortaleza?"
Jor-el guardó silencio unos segundos, como si estuviera pensando su respuesta. "Si realmente le quieres, si estás completamente seguro que deseas pasar el resto de tus días con él, le curaré."
"Júralo."
"No tienes tiempo para esto hijo mío y el humano todavía menos."
Clark lo sabía, mientras hablaba con su padre, tenía la mirada puesta en Oliver, ya sabía que no el quedaba mucho tiempo, pero no podía hacer otra cosa. No iba a permitir que su padre le hiciera nada más a Oliver, si realmente podía curarle, le obligaría a hacerlo.
"He dicho que lo jures."
"Muy bien tienes mi palabra, pero solo si se trata del humano que debe compartir su vida contigo."
Pese al miedo a las palabras de su padre y sin importarle que médicos, enfermeras y cámaras de seguridad vieran lo que podía hacer, Clark usó su velocidad para llegar hasta Oliver, hacerse con su cuerpo, asegurándose que no lo lastimaba y salir corriendo hacia la fortaleza. Lo miró mientras corría, inconsciente entre sus brazos. Se estaba muriendo, podía sentirlo y temió que pese a lo poco que le iba a costar llegar al otro lado, pudiera morir en el camino.
Por fin llegó a la fortaleza, todo estaba oscuro; lo dejó en el suelo y llamó a su padre. "Jor-el, tal como has dicho he venido y he traído a Oliver. Has dicho que podías curarle, así que hazlo."
No pasó nada, la fortaleza parecía como las cuevas normales, silenciosa, quieta durante miles de años. Tal vez le había mentido, tal vez no había sido más que una excusa para conseguir que Oliver muriera y Clark se olvidara de él. Se acercó a su compañero y lo cogió en brazos.
No podía respirar y estaba tan pálido que ya no parecía haber vida alguna en su cuerpo. Además, el frío estaba calando demasiado rápido en sus huesos. "Vamos Oliver, por favor, no te mueras. No me dejes; sabes muy bien que no puedo hacer esto solo, no puedo hacerlo sin ti."
Le dio un tímido beso en los labios casi congelados y esperó acunándolo totalmente impotente.
"¡Jor-el! Me has engañado maldito bastardo, dijiste que le curarías y solo quieres ver como muere en mis brazos ¿verdad? Pues ten por seguro que si Oliver muere aquí, dejaras de tener un hijo, jamás pisaré este lugar y renunciaré a mis poderes para convertirme en un humano común y corriente."
La fortaleza se iluminó por fin y la voz de Jor-el resonó en todo el lugar. "¿De verdad sientes amor por ese humano?"
"Ya te lo he dicho. Cúrale."
"¿Incluso cuando no es digno de ti?"
"He dicho que le cures. ¿Vas a dejarlo morir?"
"Eres el último hijo de Kripton y vas a dejar que nuestra sangre se pierda por estar con un humano."
"¿Lo único que te importa es tener nietos? Soy tu hijo y te estoy diciendo que amo a Oliver. Es la única persona con la que deseo estar. Da igual lo que tu o nadie diga. Si puedes curarle hazlo."
Tras unos segundos sin ocurrir nada, una nueva luz inundó la sala, esta vez cayendo sobre Oliver. lo levantó en el aire, bajo la atenta mirada de Clark. La intensa luz le cegó por instante y tuvo que cubrirse los ojos. El corazón comenzó a latirle con fuerza, no podía esperar por más tiempo para ver a Oliver, para saber si Jor-el había cumplido su palabra.
"Está hecho, su vida ha sido salvada, pero sus heridas todavía se mantienen." Clark deseaba rogarle que le curara por completo, pero no lo hizo, mientras Oliver sobreviviera tendría suficiente.
La luz comenzó a disminuir y Clark vio delante de él una figura estática en el aire, sostenida por la luz de Jor-el. Era Oliver, estaba despierto y le sonreía, aunque mantenía la palidez de su rostro y el dolor en los ojos.
Clark lo sujetó cuando Jor-el lo dejó en el suelo. No se podía mantener en pie, por lo que Clark tuvo esforzarse por impedir que se hiciera daño. "Hola." Le dijo cuando por fin lo tuvo en sus brazos."
"¿Qué ha pasado? ¿Cómo hemos llegado aquí?"
"¿No lo recuerdas?" Oliver negó con la cabeza. "Estabas mal, los médicos iban a operarte otra vez, aunque no estaban muy seguros si eso funcionaría. Jor-el dijo…"
"¿Cómo que Jor-el?" Oliver miró a su alrededor hasta ese momento no se había dado cuenta donde estaban. "¿Clark?"
"Jor-el te ha salvado la vida, aunque en su tónica habitual dice que no puede curarte las heridas." Sin darse cuenta de donde estaban, Oliver le besó, había pasado miedo, porque había sentido que se moría, que era el fin, que dejaba solo a Clark para siempre.
"¿Quieres a mi hijo?" De nuevo la voz de Jor-el retumbó en todo el lugar. "Humano."
"Se llama Oliver."
"Si le quiero, como no he querido a nadie en toda mi vida."
"¿Crees que eres digno de estar con él?"
Oliver miró a su compañero y sonrió. "Sinceramente no. No creo ser digno de estar con alguien que es capaz de dar su vida por extraños y que sacrificaría cualquier cosa porque los seres queridos estén protegidos."
Jor-el no dijo nada y Clark apretó el cuerpo de Oliver contra él.
"El destino de Kal-el es ser el elegido para proteger el planeta a toda costa."
"Lo se." Contestó Oliver. "Y estaré con él en eso, cueste lo que cueste."
"¿Podrías morir?"
"Merece la pena el peligro con tal de estar con tu hijo."
La luz se iluminó sobre ellos y los dos contuvieron el aliento. "No apruebo esta unión, porque nuestro mundo Kripton, morirá con Kal-el." Clark se disponía a protestar cuando su padre siguió hablando. "Pero te conozco y se que has elegido sabiamente a tu compañero. Tal vez sea lo mejor."
"¿Me está aceptando en la familia?" La luz se desvaneció sin más. "¿Ya está?"
"Creo que Jor-el se resigna a tenerte en la familia."
Oliver no llegó a contestar, pues los labio de Clark sobre los suyos no le dejaron decir nada. lo aprisionó con fuerza, no tanta como para hacerle daño, pero la suficiente para sentirlo cerca.
"Creí que te perdía."
"Eso jamás pasará. Volvemos a casa. Te recuerdo que acaban de operarme y estoy a punto de perder el conocimiento."
- o -
"Buenos días." Oliver abrió los ojos pesadamente y se encontró con una bandeja sobre la cama. "Feliz aniversario."
"Clark…" El periodista besó a su marido en los labios.
"No todos los días se celebra el primer de casados." Clark se sentó en al cama y le acarició la mejilla. "Ni tampoco la semana de ser alcalde de la ciudad. ¿Como se siente el señor político?"
Llevaban un año casados y Oliver acababa de salir elegido como alcalde. La vida no era perfecta, pero después de todo lo que habían pasado, la suya empezaba a parecerse bastante a ser maravillosa. Habían hablado ya de adoptar algún niño, pese a las voces detractoras que se habían oído por ahí. Pero les daba igual, era su momento, eran felices.
"¿Ahora mismo? Con ganas de quedarme en la cama todo el día. No quiero ver a esos maldito contratistas y mucho menos pelearme con los que se empeñan en poner la central nuclear a veinte kilómetros de Metropolis." Clark lo miró y sonrió mientras se le iluminaba en rostro. "¿Qué pasa?"
"Jor-el tenía razón después de todo, eras el indicado para proteger el mundo conmigo." Se tumbó a su lado y le ofreció una tostada. "¿Cuál es el plan para hoy?"
"Cuando consiga librarme de las malditas reuniones soy solo tuyo."
"Mmm, suena bien. ¿Y cuando será eso?"
"No lo se, pero por lo pronto," Oliver apartó la bandeja y se puso sobre Clark, continuó besándole, mientras le quitaba la ropa, hasta que los dos estuvieron desnudos. "Todavía tengo un par de horas hasta la primera reunión para ser todo tuyo."