Antes que todo, ¡perdónenme!. De hace meses que no subía y eso que los capitulos están terminados, bueno no toda la historia está terminada pero me puse en campaña, otra vez. Qué puedo decir, con esto del terremoto de febrero en mi país se me acortó el año. En el liceo me tienen sin vida D:, llena de pruebas y trabajos. Y eso, en realidad no tengo excusa xD.

Disfruten de los dos capítulos que decidí subir


In The Arms Of Sleep

Edward todavía miraba su celular. No quería llamar de nuevo, y nada en el mundo haría que Edward dejara de visitar diariamente a Bella.

En sus cavilaciones, se encontró tarareando una canción. La canción que le recordaba a ella, la que cada vez que la escuchaba le daba fuerzas para seguir yendo a verla. In The Arms Of Sleep no dejaba de sonar en su mente.

Se levantó rápidamente de la alfombra, se dirigió a la mesa y tomó entre sus manos "Mellon Collie And The Infinite Sadness". Se fue al reproductor de música que estaba en la encimera, y colocó el CD. Buscó la canción y subió un poco el volumen.

Era tarde, y su cuerpo se sentía pesado. Alice no lo había vuelto a llamar por lo que sin importarle estar en su cómoda cama, se acostó en la mullida alfombra.

A los pocos minutos sus parpados cansados cayeron mientras la música seguía sonando.

El cielo estaba gris, hacía demasiado frío y el muchacho tenía pocas fuerzas de voluntad. Se envolvió bien con su abrigo gris, y después metió sus manos en los bolsillos.

Como casi todos los días, él caminaba hacia el hospital luego de haberse bajado a unas cuadras de allí. El recorrido tan familiar ya, lo estaba matando por dentro. Aquel lugar tan blanco y lleno de enfermos lo terminaría volviendo loco, pero un sentimiento mucho más fuerte que sus deseos de no volver ahí lo empujaba fuera de la cama, y hacía que Edward volviera al hospital.

"Lo siento, por lo del otro día." Se disculpó Edward, después de dejar la rosa en el florero. "Realmente fui a buscar algo para que pudieras escuchar el CD que había traído, pero perdí mi cordura. En realidad, no sé que me pasó. Pero volví a casa y me olvidé completamente de lo demás." Edward tenía la esperanza de que ella algún día respondiera a su parloteo. Necesitaba oír su voz, necesita saber que ella estaría bien. Cada cierto tiempo, miraba nervioso el monitor cardíaco, temiendo que de un momento para otro dejara de oír el pitido, el sonido incesante de los latidos del corazón de Bella. De su abrigo sacó el reproductor de mp3, y buscó la canción. Puso los audífonos en los oídos de la muchacha y puso "play". La tan conocida canción empezó y él empezó a cantarla en voz baja, nunca quitando la mirada de la figura de Isabella.

Tomó una de sus delicadas manos y entrelazó sus dedos con los de ella. "Bella, te necesito. Dame fuerzas para seguir adelante. Prácticamente, estoy destruido por dentro. Dame la garantía de que saldrás de esto, dame esperanzas. Eso es lo único que me mantiene en pie." Su voz se quebró. Las lágrimas ya se asomaban por sus verdes ojos.

"Confío ciegamente, en que cuando despiertes, recordarás mis charlas. Y… te llevaré a cenar, sí. Al lugar más caro que conozca, y tú estarás bien. Con eso cerraremos un capitulo más de nuestras vidas. Yo… sinceramente, yo quiero llegar a conocerte, y quizás… Nos llevaríamos bien, podrías conocer a mi familia, Esme te adoraría, Alice también, y hasta…" esbozó una tierna sonrisa. Acercó sus manos entrelazadas a sus labios y besó sus dedos suavemente. "Saldrás de esto, Isabella Swan, te lo prometo."

Su fachada de seguridad era una vil mentira. Aparentaba ser fuerte, pero ya no podía más. Tenía miedo, miedo de que ella no pudiera regresar de su sueño y de que él nunca pudiera escuchar su voz de nuevo. Creía que repitiéndose que las cosas estarían bien una y otra vez, la situación se arreglaría y su vida, en ese momento tan atormentada, volvería a su calma. Creía que la felicidad que tanto soñaba junto a Bella, llegaría.

Edward llegó al punto de empezar a quererla, sin darse cuenta. Cuando él le hablaba sentía que en el mundo eran ellos dos y nada más. A pesar de que el hospital no era uno de sus lugares favoritos, la habitación 13, donde se encontraba Bella, lo mantenía a raya. Lo estabilizaba de alguna manera. Al principio, el nerviosismo era algo que no podía controlar, pero al pasar los días se sintió cómodo y siempre tenía algo que decirle a la muchacha, aunque de ella nunca recibiera respuesta.

Muy cuidadosamente, Edward sacó los audífonos de los oídos de Bella, dándose cuenta ya que la canción había terminado.

Al tercer pitido, le contestaron. "Em, ¿Dónde estás?", habló Edward.

"En casa, con las chicas y Jasper." Respondió su hermano. Y luego empezó a hablar en susurros, por lo que Edward tuvo que concentrarse para poder escucharle bien. "Alice y Esme preguntan mucho por ti. Esme me está reclamando, está muy preocupada por ti y tu 'gripe'"

Suspiré. "Iré a casa. Creo que deben saber por lo que estoy pasando. ¿Son mi familia, no?"

"¿Estás seguro?" ahora su voz era más elevada. Edward escuchó en el fondo la voz cantarina de su hermana menor, Alice, diciendo: ¿Con quién hablas, Emmett?. Él sonrió, de hace días que no la veía, y escuchar su voz le estaba alegrando un poco el día.

"Sip. Voy en camino." Escuchó una seguidilla de ruidos, un quejido molesto y un regaño. Le habían quitado el teléfono a Emmett.

"¿Edward?" sonó la tranquilizante voz de su madre. Edward cerró los ojos y dejó arrullarse por el hermoso sonido de la voz de Esme.

"Sí, madre."

"Quiero que vengas a casa ahora mismo, Edward. Te extraño. Las cosas no son lo mismo sin tu presencia. Por favor, ven a tu casa." La voz se convirtió en susurros y oyó un sollozo. Abrió los ojos, afligido.

"¿Mamá? No llores, voy en camino. No llores." Repetía Edward.

"Más te vale, jovencito." Más ruidos y Alice habló.

"Hoy es reunión familiar, Ed. En dos semanas es mi desfile y necesito tu apoyo. ¿No podrías reconsiderar la parte en la que no querías ser modelo, por favor?" Ya estaba imaginando a Alice con un tierno puchero, un gesto sacado de Esme, pero más perfeccionado. Edward rodó los ojos y sonrió, otra vez.

"No sé, Alice. Hablamos cuando llegue a casa."

"Ok, entonces nos vemos. Adiós" y se cortó la comunicación. Edward quedó mirando su celular, sacudiendo su cabeza. Tomó un taxi y se dirigió a su casa, donde su familia lo esperaba.

Al abrir la puerta de su casa, unos brazos lo rodearon inmediatamente. Miró hacia abajo y Alice tenía presionada su cabeza contra su pecho. Estaba exactamente igual como la recordaba. Su corta melena negra desordenada, con las puntas disparadas hacia todas direcciones. La rodeó fuertemente con sus brazos, feliz de estar en casa.

La arrastró hacia al living donde estaba Jasper, Rosalie y Emmett. Alice se soltó de Edward y se sentó junto a Jasper.

"Pero mira quién apareció por fin." Resonó la voz de Emmett, que le dedicó a su hermano una gran sonrisa burlona. Jasper le pegó en el brazo.

En las escaleras, Esme se asomó. Al ver a su hijo, una gran sonrisa irrumpió en su rostro y bajó apresuradamente.

Edward no tuvo tiempo ni para pestañear cuando el cuerpo de su madre colisionó contra el de él. Los brazos de su madre le rodearon la cintura y le apretó contra ella.

"¡Oh, Edward!", sollozó Esme. Edward separó cuidadosamente a su mamá de él, para poder observarla. Habían pasado días desde que había visto el gentil rostro de ella. Esme tenía los ojos llorosos, pero a pesar de eso, en su rostro estaba estampada una sonrisa de alegría, marcando sus dos hoyuelos, haciéndola parecer más joven de lo que era.

De un momento a otro, los ojos de Esme demostraron reproche. Edward dio un paso hacia atrás, sorprendido.

"Edward Anthony Cullen, ¿Me podrías explicar por qué desapareciste de la casa, alegando que tenías gripe, sin hacer llamadas para demostrar que estabas vivo?"

"Uhm… Mamá, eh, Emmett y Jasper me iban a ver casi to-"

". ¿Por qué no nos has llamado todos estos días? ¿Ni siquiera una visita a tus padres? ¿Sabes lo preocupada que estaba? Y no, no me vengas con el cuento de la gripe, tu hermano puede ser un gran mentiroso, pero te conosco. Eres mi hijo. Desde los cinco años que no te has enfermado.", Esme tenía las mejillas sonrosadas y tenía un puño firmemente apretado. Edward miraba consternado a su madre. Y de pronto, el peso de la culpabilidad le cayó en los hombros. Bajó la vista, terriblemente arrepentido.

'Debería haberles contado antes.'

Suspiró, y levantó la vista. Algo en la mirada de Edward produjo que su madre relajara los hombros y dejara de apretar su puño. Su mirada se suavizó, comprendiendo que Edward había escondido algo a su familia, pero no apropósito. Alzó una mano y acunó la mejilla de su hijo. Edward tembló, cerrando los ojos. El arrepentimiento y la vergüenza envolviéndole.

"¿Qué sucedió, hijo?"

Edward abrió los ojos, tratando de retener las lágrimas. Pero no pudo.

Abrazó a su madre, enterrando su cabeza en el cuello de ella, sollozando. Las lágrimas empezaron a mojar la camisa lila de Esme. La abrazó fuerte, queriendo olvidar todo lo que había pasado, deseando volver a ser un niño sin preocupaciones.

No sabía cuanto tiempo había estado llorando, pero se vió recostado en el gran sofá blanco que Carlisle le había regalado a Esme. Una mano se movía delicadamente en sus cabellos, las caricias de su madre le relajaban. Su cabeza reposaba en el regazo de Esme.

Al frente, estaba Alice y Jasper. Jasper sostenía Alice en sus piernas, mientras Alice miraba a Edward, tratando de adivinar lo que le había pasado a su hermano. Tenían una extraña conexión. Entre ellos nunca hubo secretos. Edward tenía la habilidad de adivinar los pensamientos de todas las personas, pero con Alice era más potente. Edward siempre sabía lo que Alice pensaba, podía adivinar fácilmente sus pensamientos.

Edward suspiró, una vez más. Apoyando sus manos en las piernas de su madre, trató de incorporarse y no marearse en el intento. Sentía los ojos hinchados y tenía un nudo en la garganta.

Rosalie miraba preocupada al muchacho. Es bien cierto que siempre lo trataba con desprecio, pero lo quería. Y nunca lo había visto de esa forma tan vulnerable; ojos hinchados, caminos de lágrimas en sus mejillas sonrosadas y la nariz roja. Sus ojos no tenían vida. Y sus movimientos eran torpes. Edward Cullen nunca fue torpe, cada movimiento que hacía, salía con una gracilidad enorme.

Emmett apretaba firmemente sus labios en una línea casi recta. No le gustaba ver a su hermano así. Y no aguantaba las situaciones penosas, ni las serias.

Edward aspiró una gran cantidad de aire antes de hablar.

Miró al piso, negándose a sostener la mirada de alguien de su familia, y habló. "La noche de la fiesta en casa de Tanya, tuve un accidente."

Escuchó tres jadeos. Y las manos de su madre, que agarraron firmemente la cara de su hijo, le obligaron a mirarle.

"Edward, ¿Qué ocurrió?" sutilmente, Edward tomó las manos de su madre, y las llevó hasta su regazo.

"Bebí mucho. Pero a pesar de eso, recuerdo todo." Un sollozo involuntario escapó de sus labios." Al venir a casa, me encontré a una chica en la carretera. Estaba lloviendo demasiado fuerte, así que le abrí la puerta del volvo. En algún momento perdí el conocimiento, y estrellamos contra un árbol." Las lágrimas volvían a caer de sus ojos. "Yo me torcí un tobillo, al tratar de salir del auto. Y ella… ella…"

"Edward, si no quieres se-" Emmett se había levantado de su asiento.

"Siéntate, Emmett, Déjame terminar" tomo aire y se dispuso a seguir hablando. "Bella… no lo logró. Ella… el golpe fue tan intenso, que… ella qu-quedó en coma." Miró a Alice que tenía sus manos en la boca, y los ojos llenos de lágrimas.

Esme estaba llorando. "Hijo…"

"Es por eso que no he venido. He estado hecho un lío. Me la paso la mayor parte del día en el hospital, o estoy tirado en la cama. Jasper y Emmett me han ayudado mucho. Y lo siento, lo siento tanto. Fui tan egoísta. Ustedes tenían derecho a saberlo."

"Eres un gran estúpido, Edward Cullen." La voz de Rosalie se quebró. Edward la miró sorprendido, y bajó la cabeza, sabiendo que lo que Rose había dicho era totalmente cierto.

"Rose…" Emmett la tomó de los hombros.

"No, Em. No. Edward nos mintió a todos." Rosalie le fulminó con la mirada.

"Lo sé, Rose. Y lo siento." Musitó el muchacho con la voz quebrada. Rose lo miró, y ver a Edward llorar otra vez, la emblandeció.

Con suspiro resignado, le preguntó: "¿Cómo está ella ahora?"

"Están esperando que se recupere, para someterla a una operación. Tiene un coagulo en su cerebro."

Y por primera vez en su vida, Edward Cullen vió a Rosalie llorar.


Me cuesta un poco imaginarme a un Edward llorando, termino llorando yo xD. Este capitulo es el más largo, según yo, ¡y no tiene nombre! Así que si a alguien se le ocurre un nombre para el capítulo, en review, ya saben ;).

Los reviews me alimentan, asi que PORRRRRRRRRRRFO, un mensaje para que esta niña siga escribiendo y se digne a subir capitulos (:

Catt. (Sí, me cambié de nombre otra vez.)