"Y es que la mente puede olvidar, pero el corazón jamás"

Blaise Zabini estaba taciturno, llevaba una edición de el Profeta en donde se podía observar una foto con una tumba que decía Hermione Granger. La vio muerta, pero era difícil aceptar la noticia; era como si hubiese estado sumido en un sueño y de repente hubiera despertado para ver el mundo al revés.

Entró a la casa, la obscuridad era absoluta, pero con un lumus guió su camino hacia el sótano. Bajó las escaleras con cuidado y entro a la habitación donde se podían observar estantes con libros y mesas con pociones diversas y en una esquina cacharros, escobas, capas viejas, una silla rota, y una mesa con más libros y hojas cubiertas de polvo.

A lado de los cacharros había otra puerta que parecía de un armario, pero al abrirla daba una vista diferente. Era una habitación iluminada y bien arreglada. En la esquina, casi al lado de la cama se encontraba una mesa de estudio y allí yacía un joven rubio que estaba absorto en unos apuntes.

Blaise Zabini sin molestarse en saludar se dirigió a la mesa donde Draco escribía y dejo a su lado la edición del profeta. Al ver el periódico que su amigo había puesto junto a él, interrumpió su lectura, tomó el ejemplar y procedió a leer la noticia que ya conocía, pero que aún no se hacía pública.

Descubren la tumba de Hermione Granger

Fuertes rumores habían anunciado la muerte de Hermione Jane Granger, amiga inseparable de " el niño que vivió".
La noticia no había sido comprobada, hasta la tarde de ayer que uno de nuestros corresponsales descubrió la tumba en el Valle de Godric, junto a la tumba de Lili Evans y James Potter, padres de Harry Potter.

Draco termino de leer la noticia, no decía gran cosa y solo daba conjeturas sobre la causa de su muerte, quizás un avada kedavra, o alguna maldición. Era inútil porque ni el mismo sabía cómo había sido exactamente. Su mirada se detuvo en la imagen que presentaba el profeta; la tumba decía:

Hermione Jane Granger

1979-1997

"Vivirá en nosotros más allá de la muerte"

Rompió el periódico en mil pedazos; en su rostro ya no había dolor, ya no habían buenos sentimientos, con la muerte de Hermione su corazón había quedado herido, vacío. Ya no quedaba nada de la esperanza por un futuro mejor que alguna vez soñó.

-Blaise, no puedo quedarme más tiempo aquí.

-¿Qué piensas hacer Draco? No es seguro que salgas afuera, cualquier podría reconocerte.

-¿Y eso que importa? Yo estoy muerto para todos, mientras no me deje ver no importará –suspiro y se sentó sobre la cama –No puedo quedarme aquí de brazos cruzados Blaise, lo primero que tengo que hacer es ir por mi padre. No sé en qué condiciones esté, pero no creo que sean buenas.

-Aún así no deberías arriesgarte tanto

-Tengo que hacerlo, es lo último que tengo que hacer antes de irme

-¿A dónde irás? ¿Qué harás?

-Por ahora no estoy del todo seguro, pero es mejor que no sepas nada sobre mí. Yo me mantendré en contacto de ser necesario –Hizo una pausa y miro fijamente a su amigo – Cuidarás de él?

-Sabes que sí Draco. En este lugar estará completamente seguro.

-Lo haré esta noche, mientras todos están ocupados en esa maldita reunión -se acercó a su amigo –Cuídate Blaise –su amigo asintió

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Hermione Granger llegó a mediodía a casa de sus padres, quienes la recibieron gustosos. Para ellos, tantos meses sin verla habían sido eternos y no habían parado de mimarla y conversar sobre las últimas novedades.

Por su parte, Hermione de alguna manera se sentía ausente, un sentimiento de tristeza se había apoderado de ella y se daba cuenta que no solo era por tener que alejarse de sus padres, sentía que había algo más pero no lo entendía.

Mientras el señor Granger leía el periódico, madre e hija hacían los preparativos para la comida.

-¿Sabes hija? Te veo diferente, más hermosa que la última vez que te vimos, aunque ahora te noto distinta, en las vacaciones de Navidad estabas tan risueña y no parabas de suspirar, y ahora te ves un poco distinta, tu mirada ya no brilla.

-¿En serio? –Pregunto Hermione perpleja

-Claro, te dije que esos suspiros eran de amor y solo atinabas a ponerte roja -La señora Granger rió –Aún recuerdo como tú papá se puso tan furibundo de que su pequeño retoño estuviera creciendo que armo un drama y… -se detuvo a ver a su hija -¿Por qué tan seria? Parece como si no te agradara el tema.

-No… no es eso mamá, es que he andado tan absorta que dejé de pensar en ello, fue algo sin importancia.

-¿Paso algo desagradable con ese chico?, dijiste que para todos él era un chico malo, pero que en realidad tenía un gran corazón.

-Nada mamá, no paso nada malo. Mies estudios siempre han sido más importantes así que dejé de perder el tiempo –Fue lo que atino a responder, no sabía de qué hablaba su mamá, pero tampoco era una opción decirle que no recordaba nada

-Mejor dejemos el tema porque ahí viene tu papá –Cortó la señora Granger, y siguió arreglando la mesa con su hija.

Aquella noche la castaña estaba confundida, se preguntaba por qué sus amigos no le habían dicho nada acerca de algún romance ¿quién sería aquel chico? Trato de pensar en todos sus compañeros de Hogwarts que alguna vez le hubieran resultado agradables pero nada ¿Sería acaso Victor Krum? Pero pensar en él no le provocaba mariposas en el estómago, además ellos habían dejado clara su situación, ella lo veía como amigo y hasta ahí quedo su relación con Krum.

Desempaco sus cosas y saco su pequeña caja de madera, siempre la llevaba consigo, ya sea al colegio o para vacaciones en casa de sus padres. Ese pequeño baúl contenía objetos que a simple vista parecían no valer nada, pero que poseían gran valor sentimental. Con un pequeño hechizo la abrió. Observo su carta de Hogwarts, fotos de ella con Harry y Ron, y otras con Luna, Neville y Ginny.

Observo una foto donde ella aparecía hermosamente vestida como un ángel, supuso que sería del baile de disfraces que sus amigos le comentaron, a su lado yacía un joven galante, pero su antifaz no dejaba ver quién era, pero su cabello rubio le recordaba a solo una persona, después descartó la idea. Con un buen hechizo, cualquiera podría haber cambiado su tono de cabello. Pero si de algo estaba segura es que ese porte no correspondía a Harry o a Ron.

Sin perder más tiempo, quito la parte superior de la caja, ya que tenía debajo un compartimiento oculto. Tomó el relicario que sus padres le regalaron cuando entró a Hogwarts y se quedo petrificada al ver un anillo colgando de la cadena. Con manos algo temblorosas de duda y emoción lo observo, tenía un escudo que reconoció al instante. Ese escudo aparecía en la nota del profeta que había visto la noche anterior donde se anunciaba el fin de la dinastía Malfoy ¡Era el escudo de los Malfoy!, y en el interior del anillo estaban las iniciales DM. Su corazón latía deprisa sin saber el porqué. Su mirada se dirigió a un pergamino doblado pulcramente, lo desdoblo y procedió a leer.

Hermione:

Sé que conforme pase el tiempo las cosas se irán volviendo más y más difíciles. Quisiera poder estar a tu lado y estar lejos de esta guerra que se avecina, pero sabemos que eso es imposible. Debo cuidar de mi familia y tú también debes estar a lado de los tuyos.

Lo que te dije es cierto, si nos separamos espero que un día, cuando todo esto acabe (porque tú me haces tener la esperanza de que todo esto acabará), tú y yo nos podamos encontrar nuevamente, y poder por fin, estar juntos para siempre.

Quisiera decirte tantas cosas, que este pergamino no alcanzaría para guardar todas las palabras que tengo en la mente. Solo te pido que seas fuerte y pase lo que pase, jamás pierdas la fe en aquello que crees, tampoco pierdas la fe en mí.

Quizá más adelante nos topemos y lo mejor será actuar como completos desconocidos para no ponerte en peligro, pero recuerda que siempre cuidaré de ti. No dejes de amarme; si salgo vivo de esto no dudaré en ir por ti, pero si no lo logro, por favor olvídame y continúa. Sé feliz por mí y también por ti.

Gracias amor, todo este tiempo me hiciste el hombre más feliz y si volviera a nacer te escogería una y mil veces más. Cambiaste mi mundo Hermione Granger, y haces que cada vez más quiera ser una mejor persona. Sé que nací del lado opuesto, sin embargo, lucharé también por tu causa. Nunca dudes de mí.

Sé fuerte, sé sabía, prudente, y no olvides que te amo.

Atentamente
DM.

P.D. Cada vez que veas mi anillo, recuerda que soy tuyo, que eres mía Granger.

Las lagrimas, al principio silenciosas, se convirtieron en sollozos. El dolor que sentía Hermione Granger era indescriptible. Ahora sabía porque desde que leyó la noticia de la muerte de Draco, ya no pudo sentirse igual, un vacío en su corazón se había instalado. Era cierto que no recordaba nada con Draco, pero sabía que lo amaba, no tenía la menor duda, y estaba segura de que él también la amó.

Lloraba sin poder contenerse. Dolía demasiado, deseaba tanto ver a Draco y que éste respondiera sus dudas, que la abrazará; porque tenía la certeza de que sus abrazos eran reconfortantes, que su mirada era cálida. Sabía que ya no podría sentirse igual y que ese dolor, no iba a abandonarla fácilmente. Ya no podría ser la misma y lo agradecía también, prefería conservar ese pequeño y doloroso retazo de recuerdo en su mente que olvidar lo importante que Draco fue para ella.

¿Por qué ninguno de sus amigos le dijo nada acerca de Draco? Probablemente pensaron que con la muerte de Draco, y la amnesia de Ron, ya no era necesario recordarle nada, pero le parecía injusto. Demasiado injusto. Incluso pensó que quizá sus amigos tuvieran algo que ver con su amnesia.

Se sintió egoísta, cuando sabía que la misión más importante ahora era ayudar a Harry en su lucha contra Voldemort. Sabía que debía concentrarse en ello y lo haría, pero también buscaría la forma de recuperar sus recuerdos. Ahora más que nunca deseaba saber todo, cada detalle de ese año con su peor enemigo, Draco Malfoy.

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Lo que Harry potter, ni siquiera Bellatrix lestrange supieron, es que Blaise Zabinni no había lanzado la maldición asesina contra su amigo aquel día que le ordenaron matarlo. Solo le había lanzado un desmaius poderoso.

Draco en alguna ocasión, en el sótano de la casa, encontró un libro de magia oscura, muy viejo y antiguo con hechizos que en estos tiempos ya eran obsoletos, y descubrió que había una forma de que los hechizos mentales, se hicieran pasar como verbales. Era muy difícil y le llevo dos años de entrenamientos a Blaise y Draco.

El truco consistía en tener suficiente control mental, para que el hechizo que se pensaba predominara ante aquel que se pronunciaba. Les costó horas de entrenamiento y heridas, pero funcionó y continuaron hasta perfeccionarla. Ese mismo entrenamiento ayudó a que la legeremancia les resultara una técnica fácil de dominar.

Un día decidieron que había llegado el día de practicar con la maldición asesina, aunque por si las dudas, practicaron con animales, y al ver que les funcionaba por completo, decidieron practicarla en ellos mismos con éxito, sin saber que en algún momento, ese entrenamiento serviría para salvar la vida de Draco.

A pesar de ello, las vidas de Draco Malfoy y Hermione Granger estaban separadas por completo. Cada uno estaba muerto para el otro ¿Podría Draco Malfoy continuar por el buen camino? ¿Qué rumbo tomaría la vida de Hermione Granger? ¿Podría recuperar sus recuerdos?

Solo el tiempo, les iría dando las respuestas que necesitaban, y solo el tiempo se encargaría de curar el dolor que se había instalado en sus corazones.

Nota: Quizás nadie se percató, pero en algún capítulo di pistas sobre unos entrenamientos "que parecían no funcionarles" a Draco y Blaise, porque pronunciaban un hechizo y les salía otro.

Por otro lado, disculpen la demora, han pasado demasiadas cosas que tuve que abandonar los fics. Por ahora, me comprometo a escribir regularmente a partir de octubre porque ando en un proyecto que me está absorbiendo (Además de mi trabajo y un trabajo extra que surgió), pero si les gustó este capítulo y tienen ansias de más antes de octubre, denme ánimo con sus comentarios, con uno que lo lea me animaré a darme tiempo, para subir otro capítulo en estos días. También se aceptan sugerencias. Saludos