Epílogo:
Historias
En un principio no entendí cual había sido el objeto de citarme aquel restaurante, no había otro motivo distinto a recordarme quien había vencido contra quien. Ese día me fui de aquel lugar molesta pero por sobre todo herida. Llegue a mi departamento y mande todo literalmente a la mierda.
Empecé a empacar mis cosas, me iría, no había objeto en ir a la boda de Edward, no viéndolo feliz con otra. Aunque las palabras de Bella me habían calado hondo y despertado un extraño deseo en mí.
Él es feliz contigo
¿Realmente lo era?
Sí el era feliz conmigo entonces ¿por qué no apartarse?, hacerse a un lado de una buena vez y dejarlo conmigo. Yo lo haría feliz, le daría lo que él siempre había querido: una familia.
No entendía ese egoísmo tan arraigado de Bella de manipular la situación siempre a su favor, me desesperé y finalmente terminé llorando en el suelo de aquella solitaria habitación.
No me di cuenta como se hizo tarde, ya era cerca de la una, seguí recordando a Edward y a Anthony, a pesar que, ya había pasado tiempo desde su muerte siempre le llevaba conmigo. El destino siempre quería que yo lo recordara como ahora, que cuando finalmente decidí terminar de empacar, de entre mis ropas, salio nada menos y nada más que un pañal — Su Tuto –el que usaba en mi casa cuando oficiaba de niñera.
Lloré aun más, acongojada y triste me puse a acariciar el suave pañal cuando sentí el citófono.
¡Qué inoportunos! ¡Déjenme en paz!
Pensé al segundo. Realmente evalúe no levantarme pero algo en mi corazón me dijo que era mejor hacerlo y lo hice. Llegue caminando descalza hasta el living de mi departamento y allí descolgué el aparato que sonaba insistentemente.
¿Bueno? —contesté
Esta el señor Demetri Volturi —me anunció el conserje
¿Demetri? ¿Qué hacía él aquí?
Que suba por favor —dije titubeante.
Apenas colgué me fui rauda hasta el baño y me lave la cara, lo que menos quería era que mi novio de la preparatoria me viera llorando. Tenía que ser digna, me pinte un poco los labios y tomé varias veces aire y agua para hacer que mi voz sonara fuerte y normal.
Entonces el timbre del departamento sonó. Salí hacía el pasillo desde el baño de visitas y me quede allí parada en el pasillo, un impulso por abrirle de inmediato me embargó pero luego decidí dejar que sonará otra vez.
Cuando sonó por segunda vez, caminé lento hasta la entrada. Tomé el pomo de la puerta principal y suspiré. Abrí lentamente mientras curvaba mis labios en una sonrisa casual.
¿Demetri? Pero que sorpresa —exclamé tratando de parecer que su visita era inesperada.
Tanya que gusto que te encontré —replicó a mi saludo con un beso en la mejilla.
Le hice pasar con un gesto y él entro. Cerré la puerta y me quede observándolo por unos segundos. No nos veíamos desde hacía años, calculaba unos diez y vaya que había cambiado de eso no cabía duda pero seguía siendo tan apuesto como en nuestra adolescencia, tal y como lo había sido Edward. Me estremecí.
Su visita fue lo mejor que pudo haberme pasado aquel día, prácticamente me hizo olvidar la situación vivida en el desayuno, me hizo olvidar a Edward y lo que hoy sucedería. Me distrajo gran parte de la tarde. Sabía que la boda de Edward sería al anochecer pero, no iría. No después de haber comprobado que no era suficientemente fuerte ni masoquista para verlo subir a un altar con alguien que no merecía su amor. No había objeto en torturarme viéndolo decir "Si acepto".
Como si nada el reloj colgado en mi pared dio las cinco y media de la tarde. Yo seguía entretenida conversando con Demetri, sus anécdotas eran inagotables y nunca pensé en que me recordará tan bien y recordará tanto. Yo tenía recuerdos claves de mi adolescencia pero los que él recordaba los había olvidado y fue grato recordarlos juntos a él.
Claro que, como todo no podía ser perfecto y llegó lo inevitable cuando se comparten infancias. Un recuerdo, un nombre, algo que yo trataba de olvidar él recordó. Un nombre que hasta hacía poco era sinónimo de felicidad hoy era sinónimo de tristeza.
¿Supe que hoy, finalmente, se casa Edward? —y me quede en blanco.
Sí así es —le confirmé mirando el reloj de mi pared. Sentí como si mi corazón hubiera dejado de latir.
La boda sería a las siete y media de la tarde en una pequeña viña fuera de la ciudad que Alice había arrendado. Mis ojos se llenaron de lágrimas en fracción de segundos y sin poder contenerme brotaron de la comisura de estos y cayeron incesantemente por mis mejillas aunque traté de ocultarlo me fue imposible. Mi tristeza era más grande, hoy perdería a Edward para siempre.
Tanya… yo… yo lo siento —se disculpó Demetri apenas se percató que estaba llorando.
Tenía mi rostro girado hacía un costado y secaba mis lagrimas con la yema de mis dedos pero eran demasiadas. Demasiadas para ocultarlas. Traté de levantarme al baño por papel, estaba avergonzada de mostrar mis sentimientos así con él, cuando me sujetó por el brazo impidiéndolo.
¿Tú y Edward? —preguntó sin formular la interrogante de manera completa.
No en la manera en que lo piensas —le expliqué de inmediato y me miró desconcertado — Yo solo he sido su paño de lágrimas, la niñera de su hijo, incluso su madre pero jamás hemos tenido nada, al menos nada más que una amistad —le confesé desesperanzada.
Y entonces me largue a llorar de plano. Apenas sentí sus brazos a mi alrededor, sin decir nada, correspondí el abrazo y me enterré en su pecho. Me contuvo de una forma especial, como jamás pensé alguien pudiera contenerme. Ni siquiera cuando habíamos sido novios, en la adolescencia, Demetri había sido así conmigo. Hoy eran los brazos de otro hombre el que me entregaban lo que tanto había pedido de él, Edward.
Discúlpame soy una tonta —me excusé tomando del baso de agua que segundos antes él había traído para mí.
¿Sabes porque hoy estoy aquí? —me preguntó y me desconcertó. Sus ojos topacios se iluminaron y sus labios se curvaron en una sonrisa.
No —confirmé sacudiendo mi rostro.
Aparté el vaso de agua de mis labios y lo deje sobre la mesa de centro. El se reclinó en el sofá, puso una de sus manos en el respaldo de esté y apoyó su cabeza entre esta. Aún tenía sus labios en una perfecta sonrisa, pero la diferencia fue que ahora alzo su mano libre y la llevó directo, sin dudar, hacía mi rostro, aún había un par de traicioneras lágrimas adorándolas, las secó con sus yemas y acarició mi rostro.
Ayer, mientras buscaba unas cosas, encontré una fotografía tuya —me explicó y entonces metió la mano en su abrigo, específicamente en el bolsillo interior, sin quitarme la vista de encima sacó de esté una fotografía y me la entregó.
La tomé entre mis manos y era una fotografía de "nosotros". Los recuerdos de aquel día se me vinieron de inmediato. Había sido el día en que él me había pedido ser su novia oficial, habíamos coqueteado todo el verano — ambos habíamos tenido que tomar la escuela de verano para no atrasarnos —y ese día, el ultimo de aquel maravilloso y romántico verano me había hecho la pregunta del millón y que yo había anhelado durante todas aquellas semanas del tira y afloja característico cuando se coquetea. Me sonrojé de inmediato. Ese día había sido su prima Jane quién nos había tomado la fotografía luego de que yo diera — Sí acepto —y me estremecí.
Sonreí de manera inevitable al contemplarla, ese día había estado tan feliz. Demetri me había llenado de una manera, tan completa que en ese tiempo había dudado que alguien más lo hiciera. Hoy tantos años después aún no lograba sentirme tan feliz como aquel día. Deslice mis dedos por su rostro y luego por el mío sin dejar de contemplarla. No dije nada, no hice nada más que seguir embobada contemplando una felicidad perdida.
Tal vez no sea Edward, tal vez no quieras pero me encantaría acompañarte a esa boda claro si tu quieres —exclamó serio y entonces le miré.
¿Irías conmigo? —le pregunté sorprendida aún con la fotografía entre mis dedos.
Quedarte aquí llorando significaría un fracaso y tu jamás has fracasado, la mujer que hoy tengo frente a mí no es la misma de sonríe en esta fotografía. Sabes pensé muchas cosas antes de venir, incluso pensé que podrías estar tan o más feliz que como solía recordarte pero al verte aquí, destrozada por alguien que evidentemente no te merece solo me da más fuerzas para lo iba a hacer —dijo y ahora fueron sus mejillas las que lo delataron, se tiñeron de un rubor exquisito mostrándome que estaba avergonzado.
¿Y que sería eso que ibas a hacer? —le pregunté interesada
Esto —contestó
No alcancé a percatarme y fue demasiado rápido pero sentí sus tibios labios sobre los míos, me deje perpleja, después de tanto tiempo Demetri estaba ¿Buscándome?
Si hubiera dicho que no estaba nerviosa hubiera sido la mentira más garrafal que jamás hubiera dicho. Estaba aterrada pero había algo en él que me hacía sentirme bien y extrañamente segura. Me baje de su auto y el caballerosamente extendió su mano para mí. Sonreí nerviosa.
Te ves preciosa, serás la enviada de todas —murmuró dándome un beso contra mi cabello cuando estuve ya junto a él.
No estoy tan segura de poder hacer esto —le dije y temblé.
Lo harás porque es tiempo que pienses en ti y no en él, hoy debes enterrar a Edward y dejarlo fluir para que puedas vivir el presente y obviamente un futuro feliz —me aclaró y me guiñó un ojo.
Caminamos el poco trecho que mediaba entre el estacionamiento y el lugar donde sería la ceremonia. Ya había gran parte de los invitados, no eran muchos, pero los suficientes para perderse. Todos estaban a un costado del altar, conversando, otros sentados, así nos acercamos hasta que alguien me toco el hombro.
¡Tanya que gusto verte! —exclamó la madre de Edward y salté del susto.
Me abrazo con tanto cariño que quise devolverme de inmediato, apreté la mano de Demetri que venía detrás de mí y entonces ella advirtió su presencia.
¿Demetri Volturi? —inquirió Esme abrazándolo ahora a él.
Así es señora —respondió educamente
Pero tantos años ¿Qué ha sido de tu vida? —le interrogó resuelta.
Nos quedamos conversando durante varios minutos, en realidad, ellos dos conversaron. Al principio estábamos solo nosotros, luego llegó el padre de Edward y Rosalie. Yo estaba impaciente porque Edward no estaba, al parecer, por ningún lado. Estuve así ausente de la conversación que se desarrollaba hasta que, al mirar hacía un costado del lugar, cercano a la casona principal advertí a un muy nervioso e impaciente Edward. Estaba con el teléfono en la mano, al principio pensé que estaba hablando pero cuando noté que bajo el teléfono y que Alice se acercó a él también con cara de preocupación le hablé a Rosalie.
¿Sucedió algo? —pregunté apartándola unos cuantos pasos de la conversación que aún sostenían los padres de Edward con Demetri
Rose miró hacia donde yo tenía puesta mi vista y luego me encaró a mí.
Es Bella, no han podido hablar con ella en todo el día ya sabes como es mi hermano de "exagerado" —contestó restándole importancia.
Me quede observándolo unos minutos. Tratando de hacerlo menos evidente, por respeto a Demetri pero me fue casi imposible despegar los ojos de aquel rincón. Se apoderó de mi un mal presentimiento y recordé en parte la conversación que habíamos tenido y entonces caí en cuenta de que tal vez Bella se había arrepentido ¿Qué haría si ella no se aparecía?
Estaba desesperada por saber lo que conversaban Alice y Edward pero no encontraba la manera de irme sin levantar sospechas y no me parecía justo que dejar a Demetri allí en la mitad de la nada solo. Justo cuando ya estaba venciendo mi corazón ilusionado, apareció ella. Bella, que venía vestida de manera normal, se acercó apareció detrás de Edward quien la abrazó apenas la vio. El rostro de Alice cambio de la preocupación a la felicidad y entonces yo me quede allí. Era un hecho ellos se casarían. Me giré dándole la espalda y me concentré en los ojos de Demetri que a esta altura ya me habían descubierto. Me sonrió y yo devolví la misma sonrisa suspirando.
Bien, ya llegó la novia —anunció Alice detrás de mí y entonces me giré.
Tanya pero que bueno que viniste —me dijo Alice con sinceridad y me abrazó.
¡Qué bueno! Por fin entonces ya comenzará la ceremonia ¿No? —preguntó Rose
Tan pronto la novia este lista —confirmó Alice y miró a todos lados — Iré por Edward y el padre, ¿Qué les parece si ya se acomodan en sus lugares? —nos propuso y partió hacía el interior de la casona.
Lentamente cada uno de los invitados al vernos sentarnos nos siguieron.
Tranquila, todo saldrá bien —murmuró Demetri besando el dorso de mi mano
¿Tú crees? —le pregunte mirando hacía la casona.
Algo me decía que no todo iba a salir tan bien, al menos, no para mí.
Ya llegó la novia ¿No? —me dijo y medio sonreí.
Déjalo ir sólo así podrás ver a tu alrededor y encontrar a alguien que te haga realmente feliz—exclamó serio
¿Tú por ejemplo? —le respondí
Por ejemplo —ratificó él acercándose para besarme.
Sujete sorprendida su mentón pero aún así lo besé. Para cuando rompí el beso noté que Edward estaba al fondo de todas las sillas contemplándome. Iba a pararme cuando noté que no estaba solo, detrás de él estaba ella.
Bella estaba parada a un lado de Edward, este se veía realmente hermoso vestido formalmente pero entonces cuando el cuerpo de este ya no cubrió a Bella, me percaté de algo. Ella no estaba vestida de novia. ¿Por qué?
Caminaron juntos hasta el principio del altar. Alice que estaba hablando con el padre que oficiaría la misa no se había percatado de aquello. Lo hizo al igual que el resto de los invitados que distraídos no habían reparado en que los "novios" estaban ya caminando hacía el altar. Se me congeló el corazón y no pude evitar pararme de mi posición. Tenía mi mano sujeta con la mano de Demetri quien no se levantó.
Cuando llegaron al altar, a Alice se le desfiguró el rostro. Noté como Edward ignorando por completo a su hermana habló con el padre y luego que este asintiera se giró hacía los confundidos invitados.
A esta altura sentía los latidos de mi corazón literalmente en mis oídos. Era un ruido ensordecedor. Noté que Edward se adelantó y luego de tomar aire habló.
Primero quiero agradecer a cada uno de ustedes por estar aquí este día con nosotros, por haberse dado el tiempo de venir —exclamó y hasta ese minuto no había reparado que, contrario a lo que supone yo ya adivinaba que venía, Edward no tenía ni una gota de tristeza reflejada en su rostro. Lo que me confundió. Se giró para mirar a Bella que permanecía a su costado y entonces tomó entre sus manos la mano de ella y la besó. Se quedaron mirando unos momentos hasta que fue ella quien se giró hacía nosotros.
Todos y cada uno de ustedes han estado en momentos claves de nuestra vida y han sido también importantes en el desarrollo de estas —habló y yo traté de pensar que tal vez, tal vez yo estaba imaginando todo y era un sueño, sí esto debía estar soñándolo.
Pero —interrumpió Edward y pude notar que aún sostenía la mano de Bella entrelazada con la de él — Hoy no se llevará a cabo ningún matrimonio.
Ese día nadie, nadie había dicho nada. Fueron como cinco minutos en los cuales todos y cada uno de los invitados enmudeció. Todos se quedaron congelados en sus puestos, sin que nadie exclamara nada.
Él es feliz contigo
¿Tanya? —su voz era temblorosa, como si estuviera a punto de llorar.
Sí ¿Quién habla? —contesté
Es Bella —y me sorprendió
¿Bella?
De inmediato prendí la luz del velador y miré la hora. Eran más de las tres de la madrugada. ¿Qué hacía Bella llamándome en Navidad? Me sorprendí.
Siento molestarte pero, Alice no me contesta y bueno... ¿Estas en tu casa? —me preguntó su voz sonaba algo distante.
No importa estaba durmiendo ¿Ocurrió algo? —le pregunté y traté de no despertarlo.
Miré enseguida hacía mi costado, Demetrí tenía su rostro girado hacía mi lado. Giré un poco la lámpara para que la luz no le diera de lleno contra su cara y lo despertará.
Tanya yo sé que la última vez me porte demasiado grosera contigo y probablemente si yo fuera tú serías la última persona que yo quiera ver ahora pero… —-y su voz se apago, sentí una sirena de fondo.
¿Bella dónde estas? —le pregunté y decidí pararme de la cama.
Caminé con el celular hacía la puerta de mi habitación para no despertar a Demetri.
Afuera —me contestó y entonces me acerque al ventanal.
Corrí la cortina y allí estaba Bella. Parada en la interpedie afuera de la reja de mi casa. Suspiré.
Bajo —anuncié.
Me puse la bata que estaba a los pies de la cama y luego de apagar la luz salí en su dirección.
Realmente lo siento pero Alice no me contestó y Ángela esta fuera del país. No sabía a quien más recurrir —se disculpó avergonzada. Sonreí.
No importa —le contesté y la deje pasar — Bella yo jamás no he querido verte, no se de donde sacas esas ideas —le regañe y como no iba a querer ver a mi "Comadre".
Es que la última vez —me interrumpió bajito. La abrace sin dejarla terminar la frase.
No seas tonta Bella, lo pasado, pasado es y bueno, el hecho que tengamos opiniones diferentes no significa que yo no quiera verte o hablarte además, estas perdonada. Fue mi culpa, no debí haberme entrometido en algo que no me correspondía —reflexioné recordando "la discusión".
Lo sé pero aún así debí haber mantenido la cordura pero Edward a veces es muy obstinado y estaba perdiendo solo porque te estaba teniendo de su lado… entonces… las hormonas me tienen mal —concluyó acariciando su abultado vientre.
Bella, no te estreses. Edward es a veces un poquito terco pero finalmente cederá. No hay nada de malo con que Alex vaya con Ángela los primeros días cuando el bebe ya haya nacido es lógico que tu quieras tener ayuda esta vez. No es fácil tener a un pequeño remolino de tres años más uno recién nacido para cuidarlos tú sola. Además sólo será un par de semanas tampoco es que Alex se vaya a vivir a Alaska toda la vida. Siento haberme dejado guiar, al igual que Edward, por ese instinto sobre protector pero si tu consideras que tu hermana lo cuidaría bien esta bien, Edward solo debe entenderlo —señalé y le entregue el vaso de leche tibia.
Lo sé pero es tan difícil a veces lidiar con su sobreprotección —comentó afligida
¿Discutieron? —le pregunté
Sí, mientras cenábamos. Bueno de hecho, traté de hablarle sobre el tema de manera sutil, sí se llevaría a Alex mañana o si lo tendría que venir a buscarlo Emmett la semana que viene entonces Edward enfureció de la nada. Diciendo que nunca le prestaba atención y que como siempre yo haría lo que quería sin tomarlo encuentra y aunque traté de controlarme fue un enfrentamiento a dos bandos ¡Un desastre! Y he aquí el resultado de mi noche de navidad —me explicó triste.
¿ahora dónde esta Edward?
Eso es lo peor, no lo sé y estoy un tanto angustiada. Traté de llamarlo pero tiene el celular apagado. Tomó el auto y se fue, me quede en casa esperando hasta que al final mi orgullo fue más fuerte y pues no quise quedarme en casa sola, tomé a Alex y llamé a Alice pero también tiene el celular apagado, ¿Tal vez Edward esté con ella? —sugirió
Entonces volví a consolarla. Habían pasado seis años desde aquel día en que ellos dos habían decido no casarse. Seis años en donde yo había aprendido a distanciarme pero a la vez a permanecer junto a ellos. Demetri al final se había transformado no en mi paño de lágrimas pero sí en un compañero, alguien que había logrado despertar una felicidad nueva y especial. Me sentía feliz con él, y lo amaba no de la manera en que había amado a Edward sino más intensamente. Acompañe a Bella a la mañana siguiente a la casa de Alice y esta quedo en "ver" donde se encontraba su hermano.
Paseamos por la playa durante gran parte de la mañana, principalmente conversando. Después de un tiempo nos habíamos vuelto amigas, no las mejores, pero nuestra relación había cambiado rotundamente a como había sido en un comienzo o como había quedado aquel día en que ella me había buscado el día de su frustrado matrimonio.
De pronto Bella se quedo parada en la mitad de la playa contemplando el horizonte. No era un día calido pero tampoco estaba tan frío a pesar de que era pleno invierno. Se sentía la brisa marina golpear nuestros rostros. Decidí dejarla sola y darle espacio, después de todo era segunda vez que su navidad se arruinaba. Tal vez no tan trágicamente como la primera pero igual de dolorosa. Su felicidad otra vez se veía empeñada por una oscuridad que se empecinaba en no abandonarlos, ni a ella ni a Edward.
Decidí caminar de vuelta para sentarme en unos bancos fuera de la playa cuando le vi caminar a lo lejos. Era él, Edward quien había vuelto.
…sin duda, Edward era el hombre más atractivo que yo hubiera conocido jamás…
Ya mis queridas niñas lo prometido es deuda, estoy inmensamente feliz porque les haya gustado mi historia. Jamás me imagine que tendría tanta aceptación entre ustedes un drama tan sufrido como este porque si debo reconocer algo es que esta historia fue demasiado triste, dramatica al cien por ciento pero me gusta que a ustedes les haya gustado. Me doy por satisfecha con todos sus reviews, con todas las personas que la han agregado como favorita y a mí como su autora predilecta. Es un honor de proporciones aquello y bueno, se que algunas me siguen leyendo tanto en Phonography como en Atrevete a Salvarme y por allí algunas en Mi último Aliento, quiero agradecerles enormemente por su preferencia. Espero me sigan leyendo, ojala les haya gustado el Epilogo y que haya resuelto dudas pero por sí a continuación les dejo más claro algunas de las que leí en los rr.
1. El hijo del que habla Tanya es de Bella con Edward, cuyo nombre es Alex. El espacio temporal es Navidad seis años después de la "conversación" entre ambas.
2. Los dos ultimos capitulos son fragmentos, son como cuando en una pelicula la camara cambia de posición y te muestra lo que quiere mostrarte para no darte el plano completo XD. Sí lo confieso, la idea era confundirlas hasta el último momento. Tenía que hacer parecer lo odvio más interesante, no podía simplemente poner que se quedaban juntos por siempre, ¿qué habría de divertido en aquello? XD Para mi hay diversion en que creas que sabes pero al final dudas y finalmente confirmas tu teoría. Lo sufrido tiene un gustito diferente XD.
3. Tanya no tiene hijos pero sí se reencuentra con un viejo amor.... ^^
Esop, creo que allí quedo más claro todo. Besitos y ya saben si quedan dudas haganmelas saber. Cariños a todas,
Liz