Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen.

-Bla bla – Diálogo.

-Bla bla – Pensamientos.

Disfruten la lectura…


Falta de Expresión

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Capítulo I

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Caminó a paso lento mientras se dirigía al campo de entrenamiento para entrenar, como era habitual, con Ino.

Esta vez, habían decidido entrenar en la tarde, por lo que no había tenido que ir en busca de ella como en las mañanas. Y a decir verdad, desde esa mañana en que la había visto casi desnuda mientras dormía, no había podido entrar al departamento de ella a despertarla, ésa había sido la última vez.

Ya tenía más que suficiente con los recuerdos de la rubia que irrumpía casi a cada momento en su cabeza, así que, ¿para qué continuar torturándose con curvas de ensueño?

Suspirando cansino, alejó sus pensamientos de ella, aunque cada vez parecía más difícil e imposible.

Aunque suponía que cualquier hombre en su posición tendría el mismo dilema existencial, ¿verdad?

Bueno, era algo que al menos lo consolaba.

Echándole un vistazo al reloj que tenía sujeto en la muñera, puedo evidenciar que eran las 16:10. Iba, para variar, diez minutos tarde.

Probablemente se llevaría un reclamo cortesía de Ino, acompañado de gritos insultando su pereza innata.

Pero él era así. Ni modo. Ya no podía cambiar.

Una vez que llegó al sitio exacto de encuentro, buscó con la mirada a la ojiazul, sin embargo, no la pudo hallar, por lo que se extrañó.

Ella era puntual, demasiado para su gusto.

Suspirando, decidió que lo mejor era ir a buscarla por los alrededores. Aunque eso requiriera energía.

No pasó mucho tiempo cuando escuchó un suspiro cerca de él, curioso, caminó unos cuantos pasos, divisando en el acto a la rubia que yacía tumbada de espaldas en el césped, disfrutando del sol.

Estaba con los ojos cerrados, y llevaba un diminuto bikini blanco que marcaba cada delineada curva de su tentador cuerpo. Más aún en la parte superior, se podían apreciar los pezones endurecidos por la brisa fresca que atravesó en el ambiente en ese preciso momento.

¡Si hasta la naturaleza ayudaba a que sus hormonas revoloteaban locamente en su interior, por las condiciones que prestaba al favorecer excitar la figura de Ino!

No, no podía ser cierto.

¡Maldición! ¿Por qué a él?

Pestañando un par de veces para borrar la imagen que seguramente estaba formando la zona pervertida de su mente, sacudió la cabeza, mas no obtuvo resultado alguno. Ella estaba ahí, en realidad estaba ahí... A sólo unos pasos de él, casi exhibiéndose.

-Mierda…

Una vez más, y por segunda vez esa semana, sintió la boca seca, hambrienta por la exposición del cuerpo perfecto frente a sus ojos.

Si dependiera de él, saltaría como un depredador a mordisquear la tierna carne, mas como no lo era, no le quedaba más opción que conformarse con la imaginación.

Como si fuera poco, el corazón le comenzó a latir con fuerza, por el disfrutar de aquella visión de ensueño para cualquier hombre en su sano juicio.

Control, control, control…

Quedándose paralizado, mientras que su memoria la imagen de Ino casi al desnudo se estaba renovando con satisfacción, comenzó a perderse entre las curvas expuestas.

Quiso marcharse, en verdad lo quiso así, pero su cuerpo no reaccionaba a lo que su raciocinio le pedía a gritos. Huir de ahí antes de que sus instintos se apoderaran de él.

Tragó saliva ruidosamente, no percatándose del sonido realizado.

En definitiva el sentido común desapareció.

La rubia abrió los ojos inmediatamente y se sentó de golpe, mirando sorprendida al Nara.

—Shika… —. Susurró, sintiendo un leve sonrojo embargarle las mejillas. — ¡Llegaste más temprano! ¿Y mira cómo me has encontrado? —. Le dijo parándose y mostrando su escaso atuendo.

—Yo… —. Suspiró, para aclarar el nerviosismo que amenazaba con obligarlo a tartamudear. — Ino es más tarde de lo que crees —. Logró articular luego de examinar disimuladamente el cuerpo de la rubia, que con sensualidad recorría las manos desde los muslos hasta las caderas.

Oh, bendito Kami…

Ino frunció el entrecejo y negó con la cabeza al escuchar la respuesta de Shikamaru.

—Shika, estás equivocado, son recién las 15:42 —. Replicó mirando su reloj de pulsera.

El Nara la miró con confusión. Inspeccionando el reloj para verificar que el tenía la hora que el creía.

—No Ino, son las 16:12 —. Aclaró mostrándole su reloj, como un respaldo a lo dicho.

Ella se acercó y tomó la muñeca del Nara, quién sintió cómo su palpitar se aceleraba demasiado, casi taquicárdico.

—Shika, estás equivocado, yo vi la hora antes de salir y coincidía a la que yo tengo.

Shikamaru suspiró y rodó los ojos. Daba lo mismo quién tuviera o no la razón, después de todo no tenía cómo comprobar cual de los dos decía lo correcto.

Además que no quería discutir con ella, no ahora que su nerviosismo aumentaba con creces, dificultándole la respiración. Y como si fuera poco, le era imposible ocultar el sonrojo que se adueñaba de su rostro.

¿Tenía que ser tan evidente?

Rogaba que Ino no lo notara…

—Bueno da igual. — Dijo ella sonriendo.

—S-Supongo… —. Tartamudeó en contra de su voluntad, reprochándose interiormente por actuar como un estúpido por la cercanía de la bella kunoichi.

— ¿Estás nervioso? — Ino enarcó una ceja sorprendida y rió. —Nunca pensé que llegaría el día en que escuchara a Shikamaru Nara, el genio de Konoha, tartamudear. — Rió a carcajadas, provocando que él frunciera el ceño. —Ojalá tuviera una grabadora, esto es genial. — Continuó con lo mismo.

—No es cierto. — Mintió con descaro, evitando mirar a la Yamanaka.

— ¡Por Kami!… ¿Qué es esto…? —. Con coquetería, levantó la mano para acariciar el rostro de Shikamaru.

Un escalofrió le recorrió toda la médula cuando ella lo tocó suavemente. Y no tenía ni la más remota idea de a qué se refería Ino.

— ¡Estás sonrojado! —. Sonrió tierna. Aún acariciando el rostro de él. —Jamás creí que viviría para presenciar este momento.

Alejó la mano y miró directamente al Nara que estaba mudo.

— ¿Estás sonrojado por mí? —. Preguntó pronunciando lentamente cada letra, mientras jugaba coqueta con un mechón de su larga cola de cabello platinado.

Shikamaru, jamás en toda su corta vida, pensó que sería posible sentir tanto ardor en su rostro. El calor probablemente lo tenía vuelto un tomate humano. Y era tanto el nerviosismo, que ni siquiera podía negar lo que ella decía.

¡Diablos! Ahora ella se enteraría de su atracción.

—El silencio otorga — dijo entre risas. — Me halaga enormemente que yo sea la causante de tu sonrojo. — Rió ahora con más ganas.

—No es así Ino. — Ya estaba perdiendo la paciencia, por tanto no pudo controlar alzar la voz.

—Sí que lo es. — Ella cruzó los brazos bajo sus pechos, realzando el escote, acto seguido, le guiñó un ojo. —Reconócelo.

—No es así mujer problemática —. Volvió a repetir harto de que ella se burlara de él.

Estaba más que incómodo y que ella se lo expulsara en la cara era más que suficiente.

—Sí, Shika, es así… ¿Para qué lo niegas? —. Ella fijó sus ojos azules en los labios del moreno. —Sé lo que te provoco —. Marcó sutilmente las últimas palabras.

—Estás mal, estás pensando estupideces… —. Se defendió lanzando el primer argumento que se le vino a la mente.

¡Y ni siquiera era un argumento!

— Problemático... —. Susurró ignorando la mirada insistente de Ino, que ya lo inducía a callarla a la fuerza con un beso que su boca pedía desesperadamente.

¿Un beso? ¿Pero qué mierda le estaba pasando? ¡Ahhh!

—Bueno, bueno… si tú lo dices...

Asintiendo en conformidad, introdujo ambas manos en los bolsillos de su pantalón, ya que por alguna razón desconocida, sentía un extraño cosquilleo que clamaba a gritos tocar cada espacio de piel expuesta.

¡Por Kami!

Las hormonas se estaban apoderando cada vez más de su organismo, incluso era capaz de sentir cómo sangre de sus arterias alimentaba aquel inoportuno apetito carnal…

Asimismo, los impulsos más recónditos de su existencia, poseían ya significados.

Deseo.

Lujuria.

Placer.

¿Es que acaso nunca iba a dejar de sentir tal atracción?...

Al parecer no.

¡Mierda!

— ¡Pero yo sé que es así! — Gritó ella divertida por el actuar del moreno. — ¡Te sonrojaste por mí! ¡Te sonrojaste por mí! ¡Te sonrojaste por mí! —. Le indicaba, aparte de palabras, con el dedo acusador.

—Problemática —. Gruñó entre dientes, tratando con toda su capacidad y fuerza de voluntad, no perder la última gota paciencia que se agotaba cada vez más.

Cosa que si la hacía ya no se haría cargo de sus actos salvajes.

Juraba en ese mismo instante que podría desnudarla con los dientes y hacerla suya de una buena vez.

— ¡Te sonrojaste por mí! ¡Te sonrojaste por mí! ¡Te sonrojaste por mí! Te sonrojaste por-…

No soportando más las burlas, la sujetó de las muñecas para que de una vez se callara. Y lo logró, ella se silenció de inmediato.

Cegado por la rabia, la miró a los ojos con exasperación.

— ¡Es tú culpa! —. Le gritó, logrando que ella cerrara los ojos por instinto protector.

Y antes de que ella abriera los ojos, hizo contacto con los labios cerezas que tanto deseaba probar.

El raciocinio, el sentido común, el autocontrol, se inhibieron de un momento para otro.

Al no obtener resistencia por parte de Ino, comenzó a explorar cada parte de la boca de ella, saboreando su interior cálido y dulce. Se sentía mejor de lo que había imaginado, mil veces mejor. Y lo que más agradeció es que ella correspondía de la misma manera.

Anonadado, se perdió en el recorrido, en el sabor embriagador de la boca de Ino, dando paso a su lengua que comenzaba a catar cada filtrado de licor para calmar la ansiedad.

Soltando con cuidado las muñecas de ella, rodeó la frágil cintura con la mano derecha, mientras que con la otra digitaba sin presión el antebrazo de la Yamanaka, acariciando con sus dedos la quemante y suave piel de la rubia, controlando así las ganas de sentirla en cada espacio.

Sin conciencia, mordió el labio inferior de Ino, sintiendo cómo se filtraba el sabor metálico que se adhería a sus pupilas. Se vio en la obligación de aferrarla aún más, si es que eso fuese posible, a su cuerpo.

Entre caricias, un quejido que más de dolor denotaba goce, llegó a sus oídos como un campanazo de sumisión.

No aguantó más, los impulsos excedidos le exigieron con urgencia sentir cada tramo del cuerpo apegado a él. Por lo que se vio en la obligación de viajar lentamente con la mano derecha por la estrecha cintura femenina, luego en la parte dorsal, bajando con sugestión hasta rozar el firme trasero y luego descender con tortura por su esbelto muslo.

Fue una ruta que casi le quemó la piel.

Tironeando una vez más el labio inferior de Ino con los dientes, provocó que ella gimiera por segunda vez.

Con fervor, alzó el muslo de ella y lo acomodó en su cadera, sintiendo la anatomía de ambos encajar a la perfección.

Aquello le provocó miles de descargas en todo su organismo, lo que se potenció cuando con la mano que le acariciaba el antebrazo, rozó unos tramos de piel desnuda.

Ino volvió a gemir, sólo que esta vez, el sonido pesado le picoteó la sien como un estallido de razón lúcida.

Se separó de ella sin cuidado alguno.

Maldición, maldición, maldición… ¿Qué diablos había hecho?

Respirando con dificultad, la miró directamente a los ojos. No pudo evitar con las pupilas el rostro sonrojado de la rubia, ni mucho menos los labios hinchados por la fricción.

Es preciosa… —. Se dijo a sí mismo contemplando la belleza que vislumbraba la ojiazul.

Parpadeando un par de veces, se alejó de ella lo más rápido que pudo. Aprovechando la perplejidad de Ino para voltearse e irse cuanto antes de ahí.

Tenía que hacerlo antes de que la Yamanaka pusiera en riesgo su integridad física.

Suspiró una vez que se alejó lo suficiente de la platinada.

—Qué problemático —. Susurró luego de pensar en las cientos de formas que ella le reprocharía su actuar sin premeditación… Quizás pegándole o regañándole por su estupidez.

Aunque, ahora que lo pensaba mejor, ella había respondido su beso con la misma intensidad… ¿Si lo había hecho, por algo es, no?

—Mierda…

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Ino se palpó sus labios con los dedos, en un roce suave, aún sintiendo los labios de él en contacto con los suyos.

¡Cielos! Todo su plan había resultado de nuevo, pero está vez fue mucho mejor de lo esperado, superando con creces la vez anterior.

Y ese beso… ¡Por Kami! Si inclusive sentía las piernas temblar. Ni hablar del calor que sentía entre las piernas, era casi indecoroso…

Respirando profundo, sonrió amplió, reluciendo su blanca dentadura.

Había sido el mejor día de su vida. Y todo por aquel bendito plan del día anterior…

...

Habló durante un rato con el moreno, antes de que se fuera a vestir, ya que cuando entró al departamento de él estaba sólo con una toalla que cubría su parte inferior, dejando al descubierto su moldeado torso bien trabajado.

Sí, se sonrojó varias veces. Además, ¿quién no lo haría?

Paseando por la sala del moreno, observó cada detalle de aquel lugar.

Necesitaba con urgencia decorar el interior.

Con el fomento del ocio en la psique, una idea fugaz le alumbró sus más profundos deseos y planes para lograr su objetivo. Conquistar a Shikamaru Nara a como diera lugar. De la manera que fuera posible, y cuanto antes mejor, ya que apenas podía continuar fingiendo lo que sentía por él.

Sí, estaba enamorada de él. Así que, ¿qué mejor que hacerlo caer en sus redes para luego entablar lazos de amor mutuo?

Por supuesto que todo tenía que ser de modo natural, sino no iba al caso dar tanto sacrificio, por lo que por orgullo, era mejor dar la improvisación de que todo se fue dando sin la inferencia de ella en el asunto.

Mirando el reloj del Nara que descansaba en la mesa del comedor, sonrió maliciosa, acercándose a éste a pasos lentos y decisivos. Sin una gota de arrepentimiento, adelantó la hora del Nara, en exactamente 30.

Con eso era suficiente como para hacerlo caer.

Con el objetivo logrado, se fue a sentar al sofá esperar que él saliera de la habitación. No pasó mucho cuando él ingresó a la sala ya con sus ropas tradicionales.

Dime mujer problemática… ¿Qué me ibas a decir?

Sonriendo, respondió; –Mañana no podré entrenar contigo hasta después de las 16 horas, así que te aviso para que no llegues más temprano.

Shikamaru asintió en silencio.

Entonces será más tarde.

Así es… Bueno, creo que es hora de retirarme, debo ir a terminar unos informes con Ibiki.

Sin siquiera disimular la excusa para nada creíble de su repentina salida, se despidió de Shikamaru sólo con un gesto manual.

No se te olvide, mañana a las 16 en el campo de entrenamiento.

Y sin esperar respuesta de él, se marchó ahogando una risa maligna a sus adentros.

Esto saldrá muy bien… pensó para sí.

...

Sonriendo mientras aún se palpaba los labios. Se felicitó a sí misma por lograr con éxito tal plan…

¡Kami! Ya quería contar los días y horas para que él cediera y le confesara lo que sentía por ella. Aunque fuera simple atracción, total ella después se encargaría de enamorarlo costara lo que costara.

Y más adelante, el tiempo constaría los resultados, que esperaba fueran favorables.

—Shikamaru… —. Se abrazó a sí misma, canturreando el nombre de su amado sin descanso.

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Se tumbó sin cuidado sobre la cama y cerró los ojos, recordando el instante hace pocos minutos experimentado. Aún sentía el olor y el sabor dulce que ella emanaba naturalmente.

No podía sacársela de la cabeza, por más que lo intentara.

Estaba como adherida a su piel.

Se maldijo mentalmente por haber cometido tal estupidez. Él jamás debió besarla, no debió hacerlo porque ahora no tenía idea de cómo enfrentarla.

Y todo por culpa de sus hormonas que reclamaron sentir a Ino sin pudor alguno.

Si tan sólo se hubiera controlado, si tan sólo hubiera sido capaz de controlar la atracción, nada hubiera pasado. Debió ser más fuerte e insistir contra sus impulsos, no dejándose llevar por los instintos de poseerla.

Además de todo lo anterior, y como si fuera poco, la imagen de otra rubia se le venía a la cabeza.

No supo por qué, pero sintió remordimiento, como si le hubiera fallado a la kunoichi de la arena. ¿Por qué? No sabía la causa, pero probablemente era porque había terminado la relación hace tres semanas, luego de 3 años de estar junto a ella.

Aún la amaba, sin embargo Ino le revolvía los sentimientos.

¡Maldición Ino! —. Suspiró. —Tus labios...

¡¿Pero en qué pensaba? ¡Si Ino era cómo su hermana! Él no podía mirarla con otros ojos, se negaba a aceptarlo, pues ella era su amiga… su compañera de equipo, no una mujer a la cuál sería capaz de mirar de diferente manera, como a las demás. Por supuesto que eso era por el hecho de que Ino siempre estuvo a su lado como en un nivel más... ¿Familiar?

¡Mierda! Y ahora que la había besado, todos esos sentimientos ocultos que no quería aceptar y que habían aparecido hace unos días atrás, le suplicaban y le rogaban a su cuerpo, sentirse atraído por ella como algo más.

Algo más que no podría considerarse amistad, obvio. Algo relacionado con la cursilería de palabra amor

No quería sentir amor, no por ella. Ni siquiera atracción. Sin embargo, era algo que estaba más allá de lo que podía hacer o controlar.

Aún así, y con todas las probabilidades en contra, procuraría no volver a caer.

¡Tenía que sacársela de la cabeza a como diera lugar! Tuviera que hacer lo que tuviera que hacer. Y la tentación no estaba considera, no señor…

—Problemático… —. Murmuró abriendo lo ojos, clavando las pupilas en el techo para tratar de, alguna manera un tanto ingenua, organizar los sentimientos inesperados y precipitados que le oprimían el pecho.

Porque Ino debía convertirse, desde ese momento en adelante, en un tema prohibido para él.

No más Ino.


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TO BE CONTINUED...

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¡Hola a todos! Un nuevo aporte al mundo con más ShikaIno. O Neji/Ino... ¿Quién sabe? Pues obvio que yo no más jajaja.

¿Les gustó? Espero que si, o sino... no quedará de otra más que borrarlo xD

Es una continuación de "Deseos Problemáticos" pero, conste no seguirá el mismo género, ni linea de ese fic. Al contrario, será más bien dramático, y con muchos sentimientos encontrados.

Ya saben, críticas, amenazas de muerte, tomatazos y demás, a traves de un review.

Si se me pasó alguna falta de ortografía, punto, coma o lo que sea, disculpen.

Hasta pronto. ¡Besitos! ^^