Cáp. 1: "Premonición".

-¿Estas seguro de eso?- preguntó una voz afligida del otro lado de la línea telefónica.

-Hai… estoy aburrido de Nueva York y deseo regresar a Japón, no le veo nada de malo-

-Ara… a mi no me engañas, Reino… vas a buscar a la "caperucita roja", ¿O me equivoco?- sonrió sarcásticamente. Ese tipo lo conocía hasta la médula.

-Puede ser, Miroku. Y no te preocupes, ya no le temo al "tigre furioso". Si no tienes más que decir, entonces nos veremos en Japón en dos días. Qué tengas oscuras pesadillas…-

-No…¡Espera!- era muy tarde, su compañero había colgado. Podía imaginárselo, sentado en un sillón rojo con una botella de vino tinto, en la penumbra de su apartamento, sonriendo macabramente y maquilando alguna de sus típicas fantasías sádicas.

Y no estaba muy lejos de la realidad.

En efecto, estaba en su sillón favorito, pero en vez de vino tinto, un vaso de jugo oscuro lo refrescaba (probablemente de uva) y si, sonreía macabramente pero a la televisión, cuya luz iluminaba la lúgubre cara del espectador embelesado con las imágenes que proyectaba.

-Pronto nos veremos otra vez, akatsukin-chan- lamió sus labios codiciosamente mientras las letras "Box R" anunciaban el inicio de otro capitulo.

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-¡Buen trabajo a todos!- se despidió amablemente de los entrevistadores que habían dado el espacio para que su cliente promocionara su nueva canción. Estaba feliz por los progresos que ese chico había hecho en tan poco tiempo, sintió el orgullo de ser su manager como nunca antes lo había sentido…aunque…

-Shoko saaaaaan… ¿Puedo preguntarte una cosita?- un chico rubio se apoyó despreocupadamente sobre el hombro derecho de su acompañante castaña, en una actitud tan infantil y tan poco "genial" que cualquier fan hubiera caído al suelo de la impresión.

-Dime, Sho kun- y sabía lo que venía. Llevaba una semana insistiendo con lo mismo. Se cansaba sobremanera con sólo escuchar la pregunta.

-¿Qué te ha dicho el presidente sobre la idea que tuve? ¿Habló ya con ese director?- mientras caminaban, halaba de su camisa y besaba suavemente sus cabellos. Cualquiera que los viera pensaría que eran una feliz pareja de amantes. Nada más lejano de la realidad. Ese chico era el famoso cantante Fuwa Sho, en su faceta de mujeriego. A veces era molesto, pero en esas circunstancias, prefería darle gusto y mantener su buen humor.

-Lo siento, Sho. Pero el director no esta interesado en que cantes el "opening" de "Box R". Considera que sólo lo estas haciendo como un video promocional de tu nueva canción utilizando la popularidad del "dorama" además, al parecer, otro grupo se presentó antes…- estaba comenzando a enfadarse. Podía sentirlo aunque no mirarlo. Nunca fue buena para adivinar las emociones de los demás, mucho menos comprender a Shou. De lo único que estaba segura, era de sus fuertes motivos para desear realizar una canción y un video de "Box R"; ese motivo era, precisamente, por su antagonista femenina.

Esto no se veía bien. Ni siquiera preguntó quienes eran los del otro grupo.

-Ya veo. Esta bien- y así como comenzó su juego, así recuperó la compostura. Caminó altivo y aparentemente sereno, pero por dentro, estaba rompiendo la imagen mental de una loza costosa con la cara de Tsuruga Ren. No importaba como fuera, obtendría lo que quería a cualquier precio. Si era posible, hasta se colaría en el "set" de grabación para hablar directamente con ese tarado. ¡Ja, ¿Interesado en utilizar un "dorama" para promocionarse?! Era risible. Él no necesitaba de eso. Su razón era más profunda.

-No se te ocurra hacer alguna locura, Fuwa san- Shoko le dirigió una mirada severa. Podía haber madurado pero cuando se trataba de "Kyoko", perdía todo control. Cuando le presentó la letra de la canción y la idea del video, los colores del arcoíris pasaron por su cara con toda claridad. ¿¡En que estaba pensando ese "idol" egocéntrico!?

Su respuesta fue una fría mirada que le congeló hasta el alma.

Estaba cansada y por más que se dio auto terapia, no pudo convencerse en confiar en su cliente.

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Era una hermosa tarde en el "set" de "Box R".

Una hermosa tarde para las torturas escolares.

Todos los presentes estaban congelados en sus puestos, asombrados por la crueldad que Chiori exudaba, pero más los espantaba la fría serenidad de la mente maestra detrás de ella. La chica de cabellos claros que observaba extasiada como sus ordenes se llevaban a cabo al píe de la letra y sin ningún error.

-Buen trabajo, querida mía- vitoreó llena de jubilo y sádico placer, su delicada mano colocaba un mechón de cabello tras su oreja izquierda.

-No necesito que me felicites- con un último golpe, dejó a la pobre victima en el suelo, suplicando por ayuda. Sus cabellos negros sueltos y su mirada fanática le proporcionaban un aire de psicópata que causó el ataque de más de alguno.

-¡CORTEN!- se escuchó el gritó del director y todos recuperaron un poco la compostura – excelente trabajo Kyoko chan, Chiori chan- estaba más feliz que nunca y ya casi no quedaban vestigios del mal humor que lo aquejaba cuando comenzó la filmación.

-Muchas gracias por su arduo trabajo- agradecieron respetuosamente y se disponían a marcharse a las instalaciones de LME. Aún tenía trabajo que hacer ahí.

-Nee, Kyoko chan, ¿Sawara san te ha dicho algo sobre el trabajo de hoy?- Chiori abotonó su abrigo rosado con la parsimonia de quien no quiere llegar a la sentencia máxima del juicio final.

-No, pero no creo que sea algo malo puesto que nos mandó a llamar a las tres. Moko san estará ahí también, nee…- y la sola idea de ver a su amiga creó una ola de endorfinas en su organismo hasta el punto de casi flotar por los aires.

"Si que da miedo!". La pelinegra no podía creer que esa misma persona interpretara a "Natsu" a tal punto de hacer llorar al "staff". Por lo menos en los primeros episodios fue de esa manera. Al final, la mayoría se acostumbró, incluso ella admitía que el cambio de "personalidades" la desconcertaba. Giró los ojos a un lado para no perderse detalle de ella. Kyoko hablaba y hablaba como una cotorra, contándole sobre Kotonami san y algunas aventuras sobre su personaje "Bo". No pudo evitar reír con ella.

¡Como cambiaban las cosas! Hacía unas semanas, era su enemiga y hasta la tiró por las escaleras. Ahora eran las mejores amigas. Eran tan amigas que hasta se vestían igual, con su adorable overol fucsia. Pero lo más extraño de su relación con ella, era, que había comenzado a considerarla en verdad una actriz de primera. No se lo diría en voz alta pero podía pensarlo y su corazón se llenaba de un cálido sentimiento cada vez que lo hacía. No sentía envidia y eso la liberaba. Incluso había mejorado su actuación… había escapado del "fenómeno AKARI" y todo gracias a esa chica distraída.

-¿Qué te pasa, Chiori chan? ¿Por qué estas tan callada?- demonios, si no le contestaba algo rápido, Kyoko concluiría con un ataque de histeria, pensando que estaba enferma. Debía actuar rápido.

- Sólo estoy pensado en la noticia que nos dará Sawara san. Se oía serio. Por lo general esta animado- bien, eso no era del todo una mentira.

-Hai… pero, tengo confianza en que será algo bueno-

Quería pensar lo mismo, pero algo le decía que no todo saldría tan bien.

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-Es bueno verlas a todas reunidas, chicas. Definitivamente la sección "ámame" es un cuadro digno de recordar- Sawara san estaba más animado que nunca aunque, como bien sabía ella, esa sonrisa falsa escondía cierta tristeza. Como no saberlo, si podía manejar al "rey de las sonrisas falsas". Suspiró con pesar. Ojala fuera algo bueno, para sí poder contárselo alegremente más tarde, cuando Tsuruga san terminara con su entrevista en el "talk show" de las ocho.

-Hable de una vez, Sawara san. Hemos estado en la incertidumbre desde que recibimos su llamada… ¿No considera los sentimientos de la sección "ámame"? ¡Rayos!- tenía ganas de lanzarse a abrazar a Moko san, era su heroína y siempre decía cosas tan geniales.

-Estoy de acuerdo. Creo que la espera nos causará un trauma más que ni el uniforme rosado nos podrá ayudar a superar- giró su rostro a Chiori chan y sus ojos brillaron de satisfacción. También ella decía frases geniales y divertidas según la ocasión.

Sawara san espero a que Kyoko dijera algo, pero simplemente dejó correr una gota de sudor por su frente. Podía casi ver sus pensamientos como si su frente fuera una pantalla de cine. Suspiro pesadamente "Al mal camino, darle prisa".

-Bien, lamento hacerlas esperar pero no sabía como darles esta noticia. Como saben, la sección "ámame" no es para quedarse toda la vida. Es necesario avanzar al siguiente paso- las tres chicas jadearon angustiadas, habían comprendido a lo que iba la platica- lamentablemente, no todas han cumplido con las expectativas del director Takarada y una de ustedes permanecerá haciéndole honor al uniforme fucsia-

Todas se miraron entre si, cavilando las posibilidades y Chiori sonrió tristemente, era obvio que ella se quedaría, llevaba apenas unas semanas en la sección y sería imposible "graduarse" tan rápido.

-Felicidades Kotonami san- sonrió el amable hombre a una sorprendida pelilarga- has superado tu bloqueo y ahora has recuperado esa emoción perdida –

-Pues… gracias…- la cara de Moko san llena de sorpresa siempre daba de que hablar. Así pensó Kyoko chan, siempre supo que su mejor amiga llegaría a lo alto mucho más rápido que ella. Sus capacidades la acreditaban y esperaba, de todo corazón, que alcanzara el éxito que tanto se merecía.

-Y ahora…- Sawara san fijó su mirada en las dos chicas faltantes y cerró los ojos, con temor y pena – Chiori chan… felicidades- entre abrió un ojo para ver el caos que caería sobre su oficina, mas sólo encontró a una angustiada Chiori y a una …¡¿Calmada!? Kyoko.

-Espere un momento! Esto no puede estar bien!!! Apenas y llevo unos días! NO PUEDEN HACER ESTO!!!-

-Chiori chan, has dejado impactado al presidente Takarada con tu rápido progreso. Has recuperado tu emoción perdida en tan corto tiempo que parecería mentira y puedes no creerlo. Pero es verdad…- volvió a sonreír paternalmente aunque sus ojos estaban clavados en la única que no había abierto la boca en esa reunión. Su mutismo le preocupaba más que si hubiera gritado clamando justicia -¿Kyoko chan?- se animó a preguntar al fin.

-No estoy enojada ni decepcionada, Sawara san. Siempre supe que Moko san alcanzaría el máximo nivel y Chiori chan ha cambiado tanto que era imposible dejarla estancada- quiso reír por la estupefacción en las caras que le dirigían miradas incrédulas, bocas abiertas que parecían querer tragársela y cabellos crispados de exasperación. Decidió que era mejor explicarse bien, para evitar un ataque de exigencias por parte de Moko san y Chiori chan – el director no ha visto mayor evolución en mis emociones y por eso no me ha permitido salir. Yo misma estoy consciente de no haberme esforzado en ello. Por eso…- sonrió tiernamente para que todos se calmaran - … tengo que quedarme aquí, hasta no recuperar lo que he perdido- con eso finalizó su explicación y sin más, pidió permiso para irse.

Necesitaba estar sola para poder llorar sin ser incomoda para nadie. No quería que la felicidad de sus amigas se empañara con su tristeza de verlas partir y quedarse sola. Ya no sería divertido usar el uniforme sin que las otras dos le hicieran compañía o las bromas en los recesos y las salidas a las cafeterías después de las tareas de LME. Ahora ellas, estaban en otro nivel, ya no compartirían horarios… a lo mucho con Chiori chan pero, eso no era suficiente. Una profunda soledad se apoderó de ella y le creó un vacio en el estomago que la hizo perder el equilibrio de sus pasos.

Un momento…

Prestó más atención y se dio cuenta de que su "casi" caída se debió a la repentina vibración de su móvil. El alma se le fue al otro mundo cuando comprobó de quien era la llamada.

-Mogami san… ¿Cómo estas?-

Y esas palabras fueron el detonante de un amargo llanto que no se detuvo ni siquiera cuando Ren le ofreció llevarla a comer hamburguesas con un huevo encima.