Jared Howe

La vez correr lejos… Alejándose. Sin siquiera escucharte. Sin detenerse….Decidida de si misma a hacer lo imposible… a sacrificarse por todos. Por ti.

Por tì, el cerdo hipócrita y egoísta que no merece ni la más mínima muestra de cariño. La idea te parece insoportable… No te resignas.

"¡Wanda!, ¡Wanda!" continuas gritando. Pero ella no te escucha. No lo hará Y tu lo sabes, lo sabes mejor que nadie….Lloras con más fuerza. La estas perdiendo, la has perdido…. Cierras con fuerza tus puños, con todas tus fuerzas das un golpe contra las rocosas paredes de aquella escura cueva. Ahora sientes el agudo dolor en tus manos pero no te detienes. Uno, tras otro, los puños chocan contra la roca afilada…Ahora sangras pero eso no te interesa. ¿A caso te interesó cuando ella sangró por primera vez y por tu causa?.... Los nudillos duelen, es insoportable…sin embargo no dejas de golpear. Quieres sentir ardor, quieres ponerte en su lugar… Sufrir aunque fuera un poco lo que ella sufrió…

¿Cuántas veces la golpeaste?, ¿Cuántas veces las lastimaste?. Has perdido la cuenta. Vas recordando uno a uno los momentos; Cuándo la viste por primera vez…entrando a aquella guarida, indefensa y asustada… Ella necesitaba un aliado, alguien con quien no sentirse en peligro; alguien en que confiar. Necesitaba un protector.… Te vió y hallaste en su mirada una chispa de esperanza, de alivio y amor. Ella Había encontrado el sostén que buscaba, Con regocijo se aventó a tus brazos…buscando al Jared misericordioso y milagroso que nunca fuiste para ella. ¿Y cómo la recibiste?... La golpeaste con fuerza, Colérico de haber perdido a Melanie, asqueado de haber recibido un abrazo de un paracito…. Confundido por sentir pena por aquella criatura dentro del cuerpo de tu amada.

Le salvaste la vida. Si… ¿pero para qué?, la tomaste como prisionera, la trataste peor que a un animal… dedicándole miradas hostiles y de asco. Bajándola de nivel… Estabas asustado, porque no podías darte la oportunidad de hablarle, porque te atemorizaba crearte la esperanza de que tu Melanie pudiera regresar a tu lado… ¡Ella estaba muerta!, no podías hacer nada al respecto…Y como un cobarde, te descargaste en Wanderer, el parasito culpable de todo tu dolor.

Te fuiste lejos, creyendo que tal vez la distancia de daría el valor para dar el golpe final. Aunque en el fondo sabías que jamás reunirías el valor suficiente para dispararle. Por dos simples razones; No tienes las agallas para herir el cuerpo de Malanie, aunque ya no sea ella misma, aunque ella ya no este ahí. No soportas imaginarlo. Y dos… el parasito te resulta demasiado frágil…Desde el principió percibiste las ansias de proteger a Wanda, desde el momento en que sus ojos asustados y suplicantes de fijaron en los tuyos. Aun así, dejaste que tu cólera y tu ceguera te guiaran… No has hecho más que cometer errores.

Regresaste y para tu sorpresa. Aquel insecto ahora ya era amiga de media colonia. Confiaban en ella, como si fuera un humano más en el refugio.

Tu reprimiste con fuerza aquellas ganas de abrazarla, no permitiste que la esperanza se propagara por tu cuerpo. Era demasiada felicidad, imposible para que fuera verdad… Mas furioso contigo mismo que con ella, exigiste el rifle para terminar de una buena vez con tu esperanza… Ya habías sufrido bastante como para permitirte caer otra vez. Melanie no volvería, esa alienígena no te ayudaría a traerla de vuelta.

Jamie se interpuso en tu camino. Aquel niño asustadizo y pequeño resultó mucho más valiente que tu. "¡Cobarde!"te gritó aquella noche. No pudo tener más razón en aquella afirmación…. Te diste cuenta, y bajaste de tono tu orgullo… Todo por el chico, todo por no perder a alguien más.

Le prometiste no volver a lastimarla. Pero a la primera oportunidad rompiste tu promesa…. Ese fue el primer día que entablaste una conversación con…Wanda; debiste acarrearte la costumbre de ahora llamarla así. Para los ojos de muchos, ella ya no era un parasito. Era una amiga…

Wanda te contó la verdad, No podía ser una buscador, resultaba una pésima mentirosa. Tu jubilo y felicidad fueron infinitas…Melanie estaba viva, aun cabía la posibilidad de recuperarla…. Besaste el cuerpo de Melanie, a Melanie con tal de comprobar que todo aquello era verdad y no un embuste… ¡Y lo fue!, Melanie golpeó tu cara….Mostró tan febril rabia y pasión. Solo tu Mel podía fabricar tal sentimiento. Wanda no hubiera sido capaz de hacer tal acto violento, aunque este fuera en contra tuya….

Lastimaste a Wanda. Y todo por un acto de egoísmo y de pasión, pues en el fondo sabías que aquella criatura frágil e incondicional también te amaba… ¡No te importo en lo más mínimo!

Te diste la oportunidad de conocerla mejor. Gran sorpresa te llevaste al descubrir la bondad y pureza. ¿Cómo era posible que un parasito como ella pudiera acarrear tanto amor, compresión y confianza?.... Wanda trajo con ella fé…. Hermosa pensaste de ella una vez. Una belleza interior que te volvía loco. Ahora te estabas confundiendo. Amabas y amas a Melanie más que a cualquier cosa en el mundo. Y ahora te estaba costando trabajo diferenciarlas, todas esas acciones que Wanda realizaba, siempre las atribuías a Mel….

Los celos te consumieron al darte cuenta que ya no eras el único hombre involucrado. Ian era ahora su protector. Uno que desde el principio tu te negaste a ser… No toleraste, buscaste los medios necesario para mantener a tu lado; tanto el cuerpo y pensamientos de Melanie como a la bondad y sentimientos de Wanda. ¡Ellas te pertenecían a ti, a nadie más!

Cada día, aquella alma llamada Wanderer te parecía cada vez más impresionante. Tan valerosa y valiente. Tan sensible y sencilla. Arriesgado su vida por tì y por lo demás…No pudiste evitarlo… ella se ganó tu corazón…aunque no fuera de una manera profunda y ardiente, tal y como Mel se lo había ganado anteriormente…. Wanda era tu dulce niña, pero nada mas… El deseo de recuperar a la mujer que amas era más fuerte que cualquier otro cariño.

Y Hoy. Lo reconocías… desde el momento en que te insinuaron sus intenciones. Lo supiste desde el principio, y sin embargo, te quedaste callado… Estabas consiente de el enorme sacrificio que todo esto resultaba para Wanda. Separarse de tì, de Jamie y de Ian… Pero tú tendrías de vuelta a tu Mel, una vez más obtendrías la felicidad, aunque esto fuera a costa de la de Wanda.

¡Egoísta, egoísta!.... ¡Un Maldito egoísta!- sigues golpeando la pared repitiéndote lo mismo, te das asco… eres de lo peor de lo peor.

—Miénteme, Jared— te dijo unos minutos antes de su partida —Dime que quieres que me quede.

Pero tú en realidad no le mentiste. No deseabas que se marchara, era porque la amabas de una forma diferente… Suplicaste que no se fuera, por dentro deseaste encontrar la forma de no cambiar una cosa por la otra. Las querías a las dos, vivas y cerca de ti…

La estrechaste fuertemente contra tu pecho…para sentirla viva, contigo. Era Wanda, tu niña, tu viajera….

—Quédate aquí Wanda, con nosotros. Conmigo. No quiero que te vayas, por favor. No puedo creer que vayas a irte. No puedo verlo. No se como…como— La voz se te quebró en solo recordar su partida.

¡Ella no podía irse!, No ahora, ¡Nunca!. El dolor de perderla te fue atroz. No lo pensaste dos veces, capturaste sus labios y la besaste…Esta vez solo a ella, a Wanda. Ese beso fue suficiente. Suficiente para hacerte darte cuenta la porquería de persona que eras. Amabas a Wanda, si… pero no lo suficiente como para salvarla. Tu quieres a Melanie de vuelta, darías la vida por tenerla de nuevo entre tus brazos…

Wanda desaparecería. Eso era inevitable…

Sin Wanda pensaste una vez más. ¿Qué iba a ser de todos, de ti… sin ella?

No podías imaginártelo, el pavor no te permitía figurártelo. Sin Wanda, Sin Wanda… vuelves a pensar y te llenas de pesar… El estomago se te revuelve, quieres hacer algo pero estas consiente de que no hay nada por hacer. Por primera vez en tu vida sabes lo que es ser un inútil.

—Maldición, ¡NO! — Gritas a todo pulmón. No puedes darte por vencido, ese no es tu estilo… debe de haber una manera, estas dispuesto a tomar cualquier alternativa, con tal de salvarlas a las dos. Sales corriendo hacia el Hospital de Doc… Aun no sabes lo que planeas, pero no te permitirás dejarla sola una vez más. Ya lo has hecho infinidad de veces.

Entras al lugar donde Doc trabaja. Tus ojos se abren como platos. No puedes creerlo.

…Llegaste tarde.

Doc ahora tiene aquel resplandor plateado entre sus manos. ¿Cuántas veces no viste a esos gusano con asco y horror?, ¿Cuántas veces no quisiste pisarlo y cortarlo en trocitos?... ¿Por qué ahora era diferente?, ¿Por qué ahora ese destello plata que antes aborrecías te resulta de lo más hermoso?. Observas a Doc, esperando que tome el tanque donde El alma pueda estar segura, pero no lo hace… A cambio de ello, observas como aquel doctor de queda paralizado y con lagrimas en lo ojos, meditando como la bella carga que lleva en sus manos se reuerse y muere de poco en poco.

La furia estalla en tu interior. Sales de tu escondite hecho una fiera

—¡Doc!, ¿Qué demonios estas esperando? — le escupes conformé das zancadas hacia el—¡Se está muriendo!

El se exalta al notar tu presencia, pero sigue sin moverse. Te mira con gesto de culpabilidad y luego susurra: —Quiso que le diera mi palabra. No quiere ir a ninguna parte que no sea este planeta— vuelve la mirada dolida a la carga entre sus manos —Pidió que la enterráramos junto a Wes y Walter—

No crees lo que estas escuchando. No tienes control de ti mismo. Ahora el cólera lo consume todo dentro de ti. Desenvainas la navaja que siempre traes contigo. Por Wanda también serías capaz de muchas cosas. Doc se queda sin respiración al sentir la hoja de aquella arma en su garganta…. Jared estaba dispuesto a todo con tal de salvarla.

—No puedo creer que accedieras a un petición como aquella—sueltas cada palabra con un tono exageradamente acido. Ahora serías capaz de causarle miedo a cualquiera— Ponla en el tanque, Doc. No me mediré ante las consecuencias si no lo haces.

Lo escuchas tragara saliva. Jamás te había visto tan agresivo con uno de los tuyos. Lentamente coloca aquel bello resplandor en el tanque… Tú se lo arrebatas y te ocupas de cerrarlo. Tal y como tu niña te enseñó. Suspiras relajado al saber que ahora ella esta a salvo… Que las dos están bien.

¡Las dos…!

Como un rayo… tu cabeza reacciona ante la idea. Volteas frenético hacia la camilla donde ahora el cuerpo descansa. Relajado y en paz…. Tu Melanie esta durmiendo ahí, tú Melanie ya esta a salvo. El pecho se te infla, puedes percibir el calor dentro de el. Ahora la has recuperado…Ahora todo tendría que marchar bien. Acaricias suavemente sus mejillas y te deleitas de la suavidad de su piel. Ya la has tocado antes, pero ahora percibes la esencia de la persona… Mel, solo Mel.

—Despertara en unos cuantos minutos—la voz de Doc te saca de tu regocijo mental—ahora debemos de resolver cosas mucho más importantes.

Doc toma el tanque entre sus manos. Era verdad; Aun no estaba resuelto lo más importante. No permitirías que se marchara a otro lugar, pero como lograr que se quedara.

—Debe haber algo que podamos hacer con ella—susurras creyendo que Doc es el único que te escucha. Un fuerte estruendo te hace virar la cabeza. No reaccionas rápido, ahora sientes el dolor punzante de unos puños golpearte la mandíbula.

—¡Howe! —le escuchas gritar. Jamás, en lo poco que llevas conociendo a Ian O'Shea, lo habías visto más enfurecido y colérico. Por un momento llegaste a temblar—¡Te mataré!, ¡Estas muerto imbécil!

Se lanza sobre ti con toda rabia y cólera quemándole en el cuerpo.