¿Eres el asesino? ¿O eres su espada?


LA ESPADA DEL ASESINO

Chapitre IX


Fate estaba tumbada en su cama. Llevaba un par de noches sin poder conciliar el sueño y, a pesar de que el día de hoy había sido agotador, le costaba dormirse. La habitación estaba en penumbras y ella miraba el techo sin verlo realmente mientras pensaba en todo lo ocurrido en las últimas horas. Un colchón crujió en la habitación cuando una de sus compañeras de cuarto se movió buscando una postura más cómoda.

Cerró los ojos para poder repasar mejor los datos que le habían explicado en la reunión de aquella tarde…

- Lo mejor sería atacar, sin duda.- Había dicho Schach y Signum respaldó su opinión con un asentimiento de cabeza.

- No.

Fate se había encontrado sonriendo tontamente cuando escuchó aquella negación tan rotunda por parte de la capitana, un simple y rotundo no que dejó la estancia en completo silencio. Cómo admiraba la determinación y la serenidad de Nanoha, con aquella simple palabra había logrado atraer la atención de todos los presentes, pero seguía tan tranquila, sentada con la espalda recostada en el respaldo de la silla y los brazos cruzados bajo el pecho.

- ¿Perdón? –La religiosa frunció el ceño.- No me digáis que preferís esperar a que sean ellos quienes muevan la primera ficha.

- No, en realidad ellos ya han movido ficha. Atacaremos porque no nos queda más remedio pero sin duda esperan que lo hagamos.- Nanoha hizo un movimiento con la mano.- Puede parecer que atacar sea lo mejor pero desde lo de Sankt Kaiser han pasado tres días y aún no hemos tenido ninguna noticia suya. Quizá sea porque han salido escaldados de la última batalla, pero prácticamente nos dejaron el camino libre para descubrir su escondite, casi nos invitaron a él y eso… me inquieta.

- Demasiado fácil.- Asintió Signum.

- Estáis pensando en una emboscada, ¿me equivoco?- Preguntó Yuuno.- Sin duda todos los indicios apuntan a que están más organizados de lo que aparentan. Ya nos la jugaron en Sankt Kaiser, así que es probable que esperen a que vayamos confiados para atacarnos por sorpresa.

- Perfecto.- Casi gruñó la teniente.

Todos los presentes se quedaron en silencio sopesando ese último dato. Si los rebeldes pretendían emboscarles tendrían que ser más listos que ellos. Fate frunció el ceño, sin duda lo que ahora debían hacer era repasar toda la información de la que disponían y preparar un plan de ataque que resultara eficaz. Carraspeó para ganarse la atención de los presentes de nuevo y cuando la consiguió volvió a señalar el mapa.

- Aquí es donde están las tropas, ¿verdad?

- Así es, las cosas en la frontera este siguen bastante tensas.- Nanoha soltó un bufido.- El reino vecino está empeñado en conseguir la ruta comercial que pasa por nuestro territorio y pretenden hacerse con la frontera. Empiezan a ser bastante molestos, las tropas del ejército llevan allí cerca de un mes y la situación parece que va para largo.

- Por eso vamos tan justos de soldados y la rebelión nos preocupa tanto.- Apuntó Yuuno.

Fate asintió. Durante las semanas que llevaba en el castillo realmente se había sorprendido de que hubiera tan pocos soldados. Básicamente la milicia urbana se encargaba de proteger y mantener el orden en la ciudad y la Guardia se encargaba de proteger el castillo y a la Reina. Cuando se vieron movidos a Sankt Kaiser sólo quedaron los vigías y, desde luego, era demasiado poca vigilancia para el palacio. La fuga de su madre lo demostraba.

- ¿Tan mal están las cosas por allí?

- En realidad no creo.- Opinó el consejero.

- Regius Gaiz es un noble con mucho poder y aún más ambición.- Nanoha suspiró con hastío.- Si hay nobles implicados me temo que no podremos fiarnos mucho de él, ojalá no fuera así pero el hecho de que se empeñara a enviar prácticamente a todos sus hombres a la frontera y dejara el palacio tan desprotegido da que pensar...

Fate frunció el ceño mientras repasaba mentalmente lo que sabía del ejército, no era mucho pero estaba segura de que aquel tal Regius ostentaba el título de Coronel. Pero por ninguna razón estaba por encima del General del ejército, Gil Graham, así que no entendía por qué éste no le obligaba a traer parte de sus tropas. Sí Gil no había cuestionado la decisión de Regius, ¿también debían desconfiar del general? Nanoha pareció ver su duda porque sonrió y le puso una mano en el brazo mientras se inclinaba hacia ella.

- Sé qué estás pensando.- Dijo con una sonrisa.- Lord Graham es su superior, pero igual que Hayate no pudo hacer nada cuando Regius expuso la necesidad de enviar a las tropas para evitar una guerra mayor. Era sospechoso enviar a tantos hombres pero tenía coherencia y el consejo le dio la razón.

- Gil es de fiar.- Aseguró Schach al advertir la sospecha de Fate.- Antes era miembro de la Santa Cuna, es un conocido de Lady Carim y yo misma luché bajo sus ordenes. Sé que es un hombre de palabra.

La rubia asintió, algo más convencida. Sin embargo no dejaba de ser todo demasiado confuso dentro de aquel ejército. Sabían que había gente que no era leal a la reina, tenían sospechas incluso del coronel de infantería… y sin embargo sólo se dedicaban a intentar solucionarlo esquivando el problema. Soltó un bufido, ella hubiera cortado el árbol de raíz, apresando a todo sospechoso. Y estaba segura de que Nanoha compartía su opinión.

- Y si sabéis que no podéis fiaros del todo de él, ¿cómo es que la reina no toma cartas en el asunto y lo destituye?

- Qué más quisiéramos.- Comentó la capitana y Fate no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que efectivamente pensaba como ella.- Pero no puede.

- Porque… -Yuuno se acomodó las gafas mientras se inclinaba hacia Fate dispuesto a darle una explicación.- Si lo hiciese sin tener pruebas sería como si lo hiciese sin motivos y lo único que lograría sería parecer una tirana paranoica frente a quienes no conociesen la situación. Y aún sería todo peor.

Los ojos borgoñas parpadearon. No había tenido eso en cuenta. Desde luego todo era mucho más complicado de lo que parecía a simple vista. Empezaba a odiar el politiqueo.

- Sin embargo, si nos ponemos así podemos sospechar que hay otros infiltrados.- Signum miró fijamente a su capitana.- Estoy segura de que tampoco confiáis en los vigías después de lo de Precia, ¿me equivoco?

La rubia soltó una exclamación y se giró para mirar a Nanoha con asombro. Ésta asintió y Fate notó cómo el nudo que se le había formado en el estómago la mareaba hasta el punto de tener ganas de vomitar.

- Pensáis… Pensáis que las dejaron marchar.

No era una pregunta y Nanoha la miró con tristeza mientras volvía a asentir.

- Me parece más probable que el hecho de que nadie las viera.

Guardaron silencio durante un instante, conscientes de que aquella revelación había sido bastante trastornante para la rubia. Finalmente Yuuno se quitó las gafas y empezó a limpiarlas mientras respiraba hondo dispuesto a retomar el tema.

- Ahora el principal problema...- Volvió a colocarse las gafas y miró a las mujeres.- Es que, sí, Gil podrá proporcionarnos a todos los hombres disponibles, pero me temo que Regius no nos cederá a ninguno de los soldados que envió a la frontera… ¿Por qué sonreís?

Fate miró a Nanoha con la misma curiosidad que el resto de los presentes y la castaña sonrió aún más ampliamente.

- Sonrío porque eso es precisamente lo que quiero: que las tropas de Regius se mantengan bien lejos del asunto.- Todos la miraron como si se hubiera vuelto loca y Nanoha suspiró con algo parecido a la desilusión porque no la comprendieran.- Pensad en quiénes forman el ejército y veréis a qué me refiero.

Un estornudo brusco sacó a Fate de sus pensamientos. La oscuridad en la habitación seguía siendo total pero sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra y pudo distinguir la figura de la cama de al lado removerse ligeramente. Ella misma se movió hasta quedar tumbada de lado y volvió a los acontecimientos de aquella tarde.

Después de que Nanoha dijera esas palabras todo el mundo había reaccionado con una sonrisa divertida, Signum incluso dio una palmada sobre la mesa al entender a qué se refería su capitana. Sin embargo a ella tuvieron que explicarle el motivo de todo aquello.

- Es cierto que las tropas están formadas por soldados fieles a la corona.- Informó Schach, apiadándose de su ignorancia.- Pero entre ellos también hay gente de a pie que busca una vida mejor aunque deba arriesgarla para ello y también hijos de nobles que buscan la aprobación de gente más importante para escalar en la sociedad.

El entendimiento se abrió paso en sus ojos borgoñas y se giró a mirar a Nanoha, quien sonreía de medio lado con tanta suficiencia que la sonrisa se contagió inevitablemente al rostro de la rubia.

- Buscan lo mismo que los rebeldes.- Dijo encogiéndose de hombros.- ¿Quién me asegura que no se unirían a ellos?

Fate reprimió el suspiro cansado y lleno de frustración que quería abandonar su garganta para no molestar a sus compañeras de habitación. Todo aquello era absurdo y desde luego parecía una conspiración con todas las letras, pero lo más molesto era el plan que Nanoha pretendía llevar a cabo y que era arriesgado hasta el punto de ser casi suicida. Y no sólo era muy, muy peligroso; era, a falta de una expresión mejor, completamente alocado.

Seguía dándole vueltas a todo cuando escuchó unas voces en el pasillo. En la cama de al lado una figura se incorporó al escuchar también el jaleo al otro lado de la puerta mientras una tercera persona gruñía algo entre dientes porque no la dejaban dormir. A medida que se fueron acercando se hicieron más claras hasta que Fate reconoció aquella que parecía más acalorada.

- Es la capitana.

Informó una voz en la oscuridad y Fate asintió dándole la razón mientras intentaba escuchar de qué hablaban. Una sombra se movió por el cuarto y entreabrió la puerta ligeramente para permitir que las voces se colasen con mayor claridad.

- Por favor, ¿por qué vos tampoco me escucháis? –Fate frunció el ceño al advertir el tono de súplica.- Sé que os dije que se lo diría, pero entendedlo, ha sido un día muy largo. Ya estará durmiendo… Dejadlo para mañana.

- Soy la primera en entenderlo, Lady Takamchi. Pero sólo estaréis retrasando lo inevitable, y necesita saberlo.

Fate se puso de pie de un salto y corrió hacia la puerta para abrirla ante la mirada sorprendida de la soldado que se había acercado a abrirla y se mantenía en el umbral. Al salir al pasillo sus ojos se encontraron con los de Nanoha, que la miraron con tristeza antes de apartarlos. Entonces la rubia pasó a mirar a la figura a su lado. ¿Cómo se había olvidado? No había pensado más en ella hasta que había reconocido su voz.

- ¿Qué ocurre? –Preguntó al fin.

- Siento si os he despertado.- Linith le sonrió pero su alegría no llegó a los ojos. El farolillo que sujetaba en su mano proyectaba una extraña sombra sobre su rostro.- Debemos hablar.

Fate asintió aturdida y cruzó una rápida mirada con su capitana, sin embargo ésta se mantenía observando el suelo mientras se mordía el labio con aspecto abatido. La rubia se dirigió a su habitación y pasó ante la atenta mirada de sus compañeras para coger una capa y echársela por encima antes de salir dispuesta a seguir a las visitantes.

Entró en la puerta que Nanoha le indicó al cabo de unos minutos de camino. Era un cuarto que no solían utilizar, una estancia sencilla con un par de viejos sillones y una chimenea que, Fate estaba segura, no se había encendido nunca hasta ese momento. La persona que se mantenía frente al fuego se giró al oírlas entrar y Fate se sorprendió al reconocer a Hayate bajo la capucha de aquella capa demasiado basta para una reina.

- Hola, Fate.- Dijo mientras se bajaba la capucha.- Sentaos, ¿queréis? Siento reunirme con vos tan tarde…

- ¿Es por lo que queríais decirme esta mañana? –Cuestionó la rubia.

- Debí decíroslo entonces, sin embargo… -Miró a Nanoha y ésta bajó la cabeza, apenada.- La capitana Takamachi dijo que se encargaría ella misma. Aunque ya veo que no ha sido así.

- Ha sido el entierro de su madre y su hermana y luego hemos tenido una reunión de tres horas.- Gruñó en voz baja.- Lo siento por apiadarme de ella y dejarla descansar.

La monarca se acercó a su capitana y le puso una mano en el hombro, cosa que logró que Nanoha soltara un nuevo gruñido al estar molesta con toda aquella situación.

- Nanoha, sé que lo has hecho creyendo que era lo mejor.- Hayate apretó ligeramente su hombro, los modales dejados a lado ahora siendo únicamente dos viejas amigas hablando.- Pero comprende que esto es importante. Las tierras no se dirigirán solas y ya tenemos suficiente con los rebeldes como para también tenernos que preocupar por una escaramuza entre los empleados de los Testarossa…

- ¿Perdón? –Fate no pudo evitar meterse en la conversación.- ¿Qué ocurre con los empleados de mi familia?

Se hizo un silencio durante un buen rato. Las tres intercambiaron miradas incómodas mientras Fate las observaba con el ceño fruncido. Algo le decía que Hayate no había pretendido empezar la conversación de aquella manera.

Finalmente fue Linith la que cogió aire dispuesta a hablar.

- Fate, sois la única Testarossa que queda con vida. Las tierras, los sirvientes, todo os pertenecen a vos.

La rubia se quedó boquiabierta sin poder creerse aquellas palabras. Miró a Nanoha pero ella le rehusó la mirada, al girarse hacia la reina y verla completamente seria supo que era verdad. Dio un par de pasos medio aturdida y se dejó caer en uno de los sillones, que crujió bajo su peso. Ella, Fate Testarossa, una persona que nunca había tenido nada, ahora se veía con todas las propiedades de los Testarossa en su poder. No, tenía que ser una broma.

- Eso es… absurdo.- Murmuró, alzando la cabeza para ver a la reina.- No puedo tener todo eso, yo no soy nadie para quedarme con nada.

- Sois la hija de Precia Testarossa y como bien ha dicho vuestra ama de llaves, sois la única Testarossa con vida.- Hayate tomó asiento en el sillón frente a ella y la miró con una sonrisa.- Puede resultaros extraño, pero el título de nobleza se pasa por linaje. Vuestro padre, Lord Testarossa, os pasó ese título al nacer, sólo que vuestra madre intentó ocultaros de todo y de todos.

- Pero yo no…

- Sé que os sorprende, pero debéis afrontarlo.- El ceño de la reina se frunció con seriedad.- He estado recibiendo peticiones para que haga una repartición de vuestras tierras, hay quienes pretenden quedarse con todo lo que puedan.

- Si me permitís… - Hayate le hizo un gesto afirmativo a Linith para cederle la palabra.- Lady Fate, llevo estos tres días haciéndome cargo de las propiedades, pero el ambiente empieza a estar muy tenso. Los campesinos que trabajan vuestras tierras quieren quedárselas y empiezan a haber peleas. Por ello debía avisaros cuanto antes.

La rubia se frotó la frente mientras negaba con la cabeza.

- Me da igual que se queden con las tierras… o con lo que sea. Desde un principio no han sido mías.

- No podéis desentenderos, Fate.- Rogó Linith.

- Debéis ir a poner orden.- Sentenció Hayate.- Como he dicho antes, los rebeldes ya son un problema bastante importante y esto sólo lo complicaría todo.

- …Está bien.- Prácticamente gruñó al cabo de unos minutos.- ¿Qué es lo que debo hacer?

Estuvieron un buen rato más hablando sobre todas las responsabilidades que ahora recaían en Fate por ser la última Testarossa con vida. El dominio de sus tierras, la repartición de los campos entre los campesinos que la servían, el palacete donde había residido su familia durante generaciones y que Fate prácticamente nunca había pisado…

Se masajeó las sienes al notar el dolor de cabeza que le estaba dando eso. Siempre había deseado tener todo aquello con lo que contaban Precia y Alicia y ahora se arrepentía de ello; tener propiedades sólo significaba tener problemas.

Alzó la cabeza para ver a Nanoha al advertir que en todo el rato se había mantenido con la cabeza gacha y no había dicho ni una palabra al respecto.

- ¿Y tú qué piensas de todo esto, Nanoha? –La pregunta sobresaltó a la nombrada.

Linith se calló resignada al ver que Fate ya no prestaba atención a lo que estaba contándole y la reina se incorporó del sillón donde se estaba quedando dormida. Nanoha miró a Fate.

- Es mucha responsabilidad.- Su tono fue apático, como si realmente no le interesara. Apartó la mirada de aquellos ojos borgoñas y se dirigió a Hayate.- ¿No creéis?

- Sí, sin duda.- Estuvo de acuerdo la castaña.- Y eso nos lleva al otro punto del tema.- Fate la miró sin poderse creer que aún hubiera más cosas.- Debéis dejar la Guardia.

Nanoha apretó el puño con fuerza al escuchar a Hayate decir aquello que llevaba todo el día intentando evitar. Tragó saliva y se obligó a no mostrar lo que realmente sentía. La rubia parpadeó confundida y buscó a su capitana con la mirada.

- ¿Q… Qué?

- Es mucha responsabilidad.- Repitió.- Y no podéis estar dirigiendo vuestras tierras y luchando por la reina.- La voz de Nanoha sonó impasible, incluso cortante.- Es lo más lógico.

La boca de Fate se abrió pero no logró pronunciar nada. Miró a Linith y luego a Hayate y finalmente se volvió a Nanoha, pero seguía sin entender qué estaba pasando. Se frotó la frente con el puño mientras empezaba a notar cómo se iba enfadando por momentos. No podía entender cómo, de la noche a la mañana, pasaba de no tener nada a ser propietaria de un montón de hectáreas y a tener decenas de personas a sus órdenes, pero sobre todo no entendía cómo pasaba de ser miembro de la Guardia de la Reina a no serlo.

- Estás de broma.- Murmuró.- ¡Muchos nobles están en vuestras filas!

- Sí, pero ninguno de ellos son los únicos miembros de su familia.- Razonó la capitana.- Y si mueren en combate habrá alguien que se ocupe de sus propiedades.

- ¡Me importan una mierda las propiedades!- Gritó, su enfado haciéndole olvidar que estaba frente su reina.- Nunca he tenido nada, ¿qué te hace pensar que ahora me preocuparía perder lo que desde un principio nunca fue mío?

Un brillo peligroso cruzó por los ojos azules y Hayate se estremeció en su asiento al verlo.

- Hay muchas familias que dependen de tus propiedades.- Le informó Nanoha con el enfado contenido en la voz.- No seas egoísta.

La reina se puso de pie mientras Fate volvía a rebatir a su capitana y se acercó a Linith para cogerla del brazo. La sirvienta miró a la reina con confusión mientras se veía arrastrada hacia la puerta. Pasó la mirada de la reina a Fate y Nanoha sin saber muy bien qué hacer al ver cómo seguían discutiendo.

- Bueno, os dejamos a solas para que lo solucionéis entre vosotras.- Dijo la monarca antes de salir arrastrando a Linith y cerrar la puerta.- Creo que ni me han escuchado.

- Pero… -La mujer estaba más que aturdida.- ¿Pensáis dejarlas ahí discutiendo?

- Ahora no atenderán a razones. Fate está muy alterada y Nanoha se estaba empezando a enfadar, y créeme, no quieres verla enfadada.

A través de la puerta se dejaban escuchar los gritos cada vez más fuertes de ambas mujeres discutiendo. Linith tragó saliva, sabía que su ama era muy temperamental y desde pequeña se había metido en varias peleas con el resto de servidumbre por ello, sabía también que era una mujer peligrosa, no en vano había sido una asesina, pero nunca la había visto tan enfadada.

- ¿Creéis que estarán bien?

- Ah, sí.- Hizo un gesto para restarle importancia.- Ambas se tienen demasiada estima como para hacerse nada, sólo… -Su voz fue acallada por un golpe seco seguido de un estruendo que provenía de la habitación. Hayate se encogió y miró a Linith con una sonrisa nerviosa.- Como decía, sólo necesitan un poco de tiempo, les irá bien pegar unos cuantos gritos. Pero por si acaso mejor vigilamos que no se maten, ¿vale?

-.-.-.-.-

El sillón había prácticamente volado un par de metros. Fate se mantenía con la pierna en alto después de haberle propinado la patada que lo había mandado por los aires, respiraba con dificultad y sentía la rabia y la frustración palpitando en cada vena de su cuerpo.

Nanoha parpadeó mientras observaba el sillón volcado. Menuda patada. Menudo carácter. Casi no pudo disimular la sonrisa, su enfado olvidado momentáneamente por la sorpresa. Cerró los ojos mientras intentaba serenarse al notar que estaba demasiado alterada y que Fate no estaba mucho mejor. Ah, cómo echaré de menos esto… Pensó al advertir que Fate era una de las pocas personas que no tenían miedo a plantarle cara.

- Eres despreciable.- El tono cortante de la voz de la rubia le hizo abrir los ojos para encontrársela mirándola con desdén.- Por eso hace unas horas me has dejado en claro que te la estabas jugando por mí, ¿no? Porque sabías que me ibais a echar a la calle y no querías que ningún trapo sucio de la Guardia saliese a la luz.

El enfado volvió con energías renovadas con aquella acusación. Nanoha respiró hondo mientras notaba cómo las palabras se le amontonaban en la garganta, pero se obligó a contenerse.

- No sabes de lo que hablas.- Murmuró.

- Claro que sí, eres una mentirosa.- Volvió a acusar.- Siempre has estado aprovechándote de que me siento en deuda contigo.

- No sabes de lo que hablas.- Repitió, esta vez con desprecio por lo que acababa de oír.

- ¿Que no? Cuando quise ir detrás de mi madre me dijiste que… ¡Dioses, casi lo rogaste! –Alzó las manos mientras caminaba por la habitación.- Tengo tus palabras grabadas en mi memoria: "No sé qué haría si te ocurriera algo." –Puso un tono agudo para imitar la voz de Nanoha.- "Si te echaran de la Guardia" ¡Ja! "No lo aguantaría" ¡No sé cómo te creí!

- ¡No tienes ni idea!

Fate no se vio venir el golpe. Ni siquiera fue consciente de que el puño de Nanoha había colisionado contra su mandíbula hasta que no se llevó una mano a la herida, aturdida por encontrarse en el suelo junto al sillón que había tirado ella momentos antes. La miró con sorpresa para encontrársela con una expresión completamente enfurecida y ella misma notó como su enfado crecía como la espuma hasta finalmente estallar. Se agarró del sillón para darse impulso y se puso de pie abalanzándose contra la capitana.

- ¿¡Entonces por qué me echas!?

Gritó, devolviéndole el golpe y haciendo trastrabillar a Nanoha. La castaña la miró con enfado mientras escupía un poco de sangre.

- ¡Porque sé cuál es mi deber! –Se volvió contra ella pero esta vez Fate detuvo el golpe.- ¡Y tú deberías saber cuál es el tuyo!

- ¡Mentirosa! –Forcejeaban completamente fuera de sí.- ¡Lo que ocurre es que no te sirve de nada una asesina que manche la imagen de la Guardia!

- ¡No digas estupideces!

Fate esquivó por poco el puñetazo pero el movimiento brusco le hizo recordar la herida en su muslo y no pudo evitar perder el equilibrio y caer al suelo con un golpe sordo. Nanoha cayó detrás de ella al ser estirada del cuello de su camisa y rodaron por el suelo en una maraña de piernas y brazos, tirándose de la ropa e intentando golpear a la otra. Finalmente fue Nanoha quien acabó encima de la rubia y, respirando con dificultad, inmovilizó el puño que intentó golpearle.

- ¡Admítelo! –Bramó Fate, retorciéndose para intentar liberarse del agarre.- ¡Admite que nunca te he importado!

El puño de Nanoha se levantó en el aire…

- ¡Cállate! –El puñetazo fue a dar contra el suelo, justo al lado de la cabeza de Fate, quien finalmente se quedó inmóvil.- No sabes…

Su voz se volvió un susurro mientras notaba cómo se desmoronaba. Los puñetazos y golpes de Fate no le habían hecho ni la mitad de daño que sus palabras. Pensar que la rubia no la creía, que se había tomado su amistad como si fuera una mentira, pensar que Fate confiaba tan poco en ella como para dudar de su palabra y sus sentimientos sólo porque se veía en la obligación de pedirle que dejara la Guardia… todo eso le dolía más que cualquier puñetazo.

Se inclinó para apoyar su frente contra la de Fate. Su pelo cobrizo se desparramó sobre el dorado mientras unas pupilas azules se encontraban sin poderse apartar de unas borgoñas.

- Nanoha…- Susurró, al fin calmada.

El cálido aliento revoloteó sobre los labios de Nanoha y ésta cerró los ojos intentando controlar las ganas de llorar, de besarla y gritarle que lo único que quería era tenerla a su lado. Pero no podía hacer eso.

- No tienes ni idea.- Repitió poniéndose de pie.

La puerta se abrió y Linith dio un grito asustado al ver el desastre en el que se había convertido la habitación y encontrar a Fate en el suelo. Hayate se acercó rápidamente a ellas y apartó a Nanoha de Fate, temiendo que volvieran a pegarse.

- ¡Nanoha! –Exclamó poniéndose frente a ella y miró a Fate un segundo.- ¿Qué haces? ¿Has perdido la cabeza?

Linith se acercó hasta su ama para ayudarla a incorporarse y miró a la capitana, quien se pasó una mano por el labio partido, limpiándose la sangre sin apartar los ojos de la rubia. Fate tampoco podía apartar los ojos de Nanoha hasta que ésta se giró y empezó a caminar hacia la puerta.

- Fate Testarossa.- Murmuró sin girarse.- Quedáis fuera de la Guardia.

-.-.-.-.-

Se apartó un mechón de cabello rubio mientas se asomaba por la esquina de aquel largo pasillo. Una gran puerta ornamentada con cenefas doradas estaba custodiada por dos soldados con sendas lanzas y Fate volvió a esconderse tras la pared de fría piedra. Había llegado tarde. Tras horas peleándose consigo misma al fin se había decidido a acudir pero ya era demasiado tarde.

Volvió a echar un vistazo. Los dos hombres con los atuendos propios de los vigías del castillo se mantenían mirando al frente con expresión más aburrida que alerta. Cerró los ojos soltando un suspiro. Al final no podría verla. Pero tanto mejor, se dijo mientras su ceño se fruncía, todo es culpa suya, así que mejor si no la vuelvo a ver. En realidad no sabía qué le había hecho ir hasta ahí.

- Quizá la sensación de que si no la veía una última vez nunca se me va a quitar este molesto nudo del estomago.- Susurró.

- ¿A quién querías ver?

La voz la sobresaltó y provocó que diera un ligero grito. Se alejó de un salto mientras se ponía en posición de defensa para encarar al desconocido que la había sorprendido. La sonrisa de la reina Hayate le hizo parpadear mientras bajaba los puños y al cabo de unos segundos una lanza se interpuso entre ella y la monarca.

- Bajad eso, soldado.- Ordenó la reina.- Ha sido culpa mía por acercarme a lady Testarossa por la espalda. No pensé que se asustaría tanto, pero supongo que estaba pensando en otras cosas, ¿me equivoco?

- Su Majestad.- Hizo una pequeña reverencia.- En realidad sólo pasaba por aquí…

- No me cabe la menor duda.- El brillo divertido en los ojos de la reina era más que evidente.- Pero decidme, ¿a quién queríais ver?

Fate se sonrojó al verse descubierta y bajó la mirada completamente cohibida. Definitivamente no había sido una buena idea acercarse hasta ahí.

- Su majestad, deberíamos apresurarnos, la reunión…

Aquella voz grave le hizo alzar la cabeza para advertir que Hayate no había venido sola, dos hombres estaban junto a ella y ligeramente más atrás Fate pudo ver a Rein.

Los ojos borgoñas se posaron sobre el hombre que había hablado y tras un rápido vistazo a sus insignias se dio cuenta de quién era. Regius Gaiz, el

coronel de infantería. Era un hombre fortachón, de hombros anchos y mandíbula cuadrada cubierta por una espesa barba. Su ceño estaba fruncido y parecía de mal humor, aunque por lo que le había contado de él Nanoha, seguramente siempre tendría esa expresión. Regius controlaba toda la infantería y por encima de él únicamente se encontraban Gil y la misma reina Hayate. Ahora entendía por qué Nanoha y Yuuno estaban preocupados por ese individuo, tenía una posición demasiado importante y era un hombre de apariencia y carácter agresivos y, Fate no lo dudaba, lleno de ambiciones.

Sus ojos pasaron al segundo hombre, que la miraba con una expresión divertida. Tenía el pelo cano y peinado hacia atrás. Una barba y un bigote bien cuidados e igual de grisáceos que el resto de su cabello enmascaraban una mal disimulada sonrisa. Fate inclinó la cabeza tímidamente ante él al darse cuenta de que aquel no era nadie menos que Gil Graham, general del ejército. Aquel hombre, a diferencia de Regius, daba la impresión de ser tan honrado como le había asegurado Schach.

- Siento haberos retrasado.- Se disculpó Fate.- Seguro tenéis prisa por ir a la reunión.

- Pero no hasta que no contestéis a mi pregunta.- La sonrisa de Hayate se amplió al ver cómo la rubia intentaba disimular su fastidio.- ¿Queríais ver a Nanoha?

- En realidad… -Bajó la cabeza.- A la teniente Signum.

- Oh.- La reina parpadeó y miró a los hombres a su lado, quienes la miraron sin comprender a qué venía tanta sorpresa por parte de la monarca.- Está bien, le diré que salga un momento. Rein…

- Sí, su majestad.- La doncella se acercó e hizo una reverencia.- Me encargaré de traeros té para la reunión.

- Gracias…

La reina se la quedó mirando unos segundos con una sonrisa y finalmente se giró para seguir su camino después de hacer un gesto a Fate con la cabeza que ésta contestó con una reverencia. Los hombres pasaron también por delante de ella tras la monarca y las puertas de la sala de reuniones se abrieron para recibirlos antes de cerrarse de nuevo. Fate se volvió a la doncella.

- Parece que conocéis muy bien a su majestad.- Comentó.- ¿Cómo sabíais que pediría té?

- Soy su doncella, me corresponde saber estas pequeñas cosas.- Dijo con una sincera sonrisa.- La reina puede parecer algo excéntrica, pero en realidad no lo es tanto.

- Eres muy atenta.- La felicitó con sinceridad.- Su Majestad parece contenta contigo.

Rein bajó la mirada.

- Sí, pero cuando me mira no me busca a mí.- Fate la miró con una ceja alzada completamente confusa y la pequeña mujer negó con la cabeza mientras volvía a sonreír.- No importa. ¿Queréis vos también un poco de té?

- En realidad, debo marcharme del castillo. Sólo quería… -La puerta se volvió a abrir y Signum salió mirando a ambos lados hasta que las divisó y empezó a caminar hacia ellas.- Pero gracias.

La doncella asintió comprendiendo y tras una leve reverencia se alejó a buscar el té para su ama. Signum llegó al lado de Fate y se detuvo cruzando los brazos y alzando una ceja.

- Testarossa.- Dijo, inclinando la cabeza.- Me sorprende que me hayáis llamado a mí.

- Sí.- No pudo disimular una sonrisa.- Creo que a Su Majestad también le ha extrañado.

- No ha sido la única, la capitana Takamachi también se ha sorprendido.- Giró la cabeza para mirar por la ventana con una sonrisa.- Ha saltado de su asiento al escuchar vuestro nombre y por poco sale corriendo, hasta que ha entendido que me buscabais a mí, no a ella… -Volvió a mirarla y Fate bajó la cabeza.- ¿Y bien, qué queríais?

La rubia se puso nerviosa y se encontró sin poder apartar la mirada de sus pies. ¿Por qué había ido hasta ahí? Era una completa estúpida, debería haberse ido sin más. Nanoha ni tan siquiera había ido a despedirse de ella, entonces, ¿por qué se preocupaba?

Cogió aire y lo soltó en un largo suspiro. La teniente alzó una ceja.

- No tengo derecho a pedíroslo…- Murmuró al fin y alzó la cabeza para mirarla con determinación.- Pero cuidad de Nanoha, os lo ruego.

Signum sonrió de medio lado y le puso una mano sobre el hombro demostrándole su apoyo, impresionada por ver cómo la rubia aún se preocupaba por su capitana a pesar de todo, orgullosa por ver la determinación en su mirada.

- Contad con ello.

Fate asintió y se dio media vuelta para marcharse. La mujer se quedó mirando cómo Fate se alejaba y cogió aire antes de dirigirse de nuevo a la sala de reuniones. No se sorprendió al ver que el consejo ya había empezado sin ella a enumerar los temas a tratar en aquella vista.

Se dirigió a su asiento sin apartar el ojo de su capitana, quien parecía absorta y sin prestar atención al debate que se estaba dando frente a ella. Intercambió una rápida mirada con la reina Hayate. Definitivamente había sido una buena idea que la teniente también asistiera a aquella reunión, pues desde luego Nanoha no estaba en las mejores condiciones para representar a la Guardia.

- …sinceramente, creo que hay hombres que mienten en cuanto al tema de Precia Testarossa.- Signum alzó rápidamente la cabeza atenta a la conversación.- Es ilógico que lograra escaparse sin ser vista. ¿Qué opináis? Quizá tengamos algunos hombres que no son del todo fieles a la Corona…

La teniente casi se golpea la frente ante la ingenuidad de aquel hombre, en cambio se contentó con lanzarle una mirada exasperada. Griffith Locuran, Sargento de los Vigías del Castillo, había desencadenado con su comentario una acalorada discusión entre los presentes sobre la lealtad y, notó Signum, misteriosamente Regius era el que estaba más enfurecido de todos.

Sus ojos se pasearon por la mesa, intercambiando una mirada con Sharch, Carim, Yuuno y la mismísima reina Hayate que, sin lugar a dudas pensaban lo mismo que ella. Finalmente se giró a su izquierda para ver a Nanoha y se mordió la lengua para no suspirar con hastío al verla mirando por la ventana completamente ajena a todo.

Yuuno se puso de pie para llamar la atención de todos y se dispuso a poner orden entre los presentes. Aquella iba a ser una reunión muy larga.

-.-.-.-.-

Fate respiró hondo al detenerse en la entrada del castillo. Contempló el ostentoso carruaje que aguardaba por ella y tuvo que tragar un par de veces para armarse de valor. Cogió sus bolsas y empezó a caminar hacia el carro. Al instante un hombre se acercó a ella y le hizo una profunda reverencia.

- Permitidme llevarle su equipaje, lady Testarossa.

La rubia alzó una ceja. Sólo llevaba una pequeña bolsa y otra algo más abultada con su armadura, ¿acaso ese hombre pensaba que no podía con ello?

- Puedo yo misma, no os preocupéis.

Colocó sus escasas pertenencias sobre el carruaje y se dirigió a la parte de atrás para acariciar el lomo de Bardiche, que permanecía atado al vehículo para que los siguiera.

- ¿Estáis lista?- Preguntó el cochero.- Cuando deseéis podemos partir.

Asintió y se dirigió al carro. El hombre le abrió la puerta antes de que ella misma lo hiciera y Fate se obligó a aguantar un bufido. Dudaba que llegase a acostumbrarse a todo eso.

Echó una última mirada al castillo. Cómo le gustaría simplemente montar en Bardiche y ya está, sin tantas complicaciones… No, suspiró.

Cómo le gustaría no irse de aquel castillo.

To be continued…


Notitas varias:

¿Alguien más ha notado el paralelismo entre este fic y el de vicios? XD Fate se trauma en víciame a ti, Fate se trauma en leda xD Estas dos se pelean en víciame a ti… luego les toca hacerlo en leda XD y lo más increíble es que no está planeado, sale así porque a fin de cuentas mis historias siempre hacen lo que les da la gana. Y sino mirar este cap xD

Sigue el politiqueo y Fate no es la única que lo odia porque desde luego yo lo hago más XD la verdad es que me he metido en una conspiración en toda regla, con gente de fiar y gente de dudosas intenciones… por eso, como dije en el cap anterior, esto está saliendo tan poco a poco. Tenía que atarlo todo y creo que al fin lo he logrado, espero que no me quede coja la historia y sobre todo espero que no os aburráis de mis paranoias y os descolguéis XD es la primera vez que desarrollo tanto una trama y me estoy esforzando para que salga bien, así que paciencia ;_; Ahora sólo queda que tenga algo de tiempo libre X_X

¿Qué os ha parecido el cap? Como siempre se aceptan críticas constructivas e ideas =D Y de antemano, gracias por los reviews y por la paciencia.

Bye bee